Vicente Viloni y La Masa son luchadores argentinos con una vasta trayectoria en esta disciplina. Integraron el elenco de 100% Lucha, un programa televisivo emitido desde 2006 hasta 2010 por Telefé, que logró cautivar al público familiar. Es que el espectáculo no se limitaba a los combates físicos, sino que cada personaje tenía una historia única, rivalidades intensas y trajes distintivos que los hacían inconfundibles.
Los domingos, los luchadores se enfrentaban a nuevos desafíos, manteniendo al público al borde de sus asientos. El show, conducido por Leo Montero, contaba con los relatos y comentarios de Eduardo Husni y Osvaldo Príncipi.
Realizaron giras por todo el país, llevando su espectáculo en vivo a diversas ciudades y conectando directamente con sus fans. Su popularidad fue tal que también grabaron dos películas, extendiendo la experiencia más allá de la pantalla chica. Pero ¿quiénes son y qué hacen en la vida real Vicente y La Masa?
Norberto Fernández, conocido popularmente como Vicente Viloni o el Campeón del Pueblo, dedicó toda su vida a la lucha y al fisicoculturismo. Durante varios años, fue un participante activo en diversas competencias en el país y el exterior. Actualmente, sigue trabajando en el ámbito deportivo como entrenador.
Luis María Montanari, popular por su nombre artístico La Masa, es un actor, entrenador, guardaespaldas y luchador profesional que fue el clásico oponente de Viloni en el ring y ahora sigue su carrera administrando sus gimnasios y haciendo un show propio con su equipo.
Dinero
Leo: — ¿Vivieron alguna vez de la lucha, del dinero que ganaban con eso?
Vicente: — Sí, sí. En su momento sí. Después del 2008, digamos.
La Masa: — Sí, cuando hacíamos 100% lucha sí. Por lo menos yo lo pude estirar hasta antes de la pandemia.
Leo: — ¿Cómo es? ¿Les da para el día a día y si les va bien pueden ahorrar un poco?
Vicente: — Lo hablamos varias veces entre nosotros eso. No es lo que laburábamos en ese momento en el canal y las giras, es lo que hacíamos afuera: las presencias, los cumples. Nosotros laburamos todos los días.
La Masa: — Todo extra.
Vicente: — Yo ahí me acomodé, compré cosas, invertí mal también. Compré una peluquería que se fundió por la pandemia y eso fue un paso atrás, pero hoy tengo el gimnasio. No me puedo quejar. Yo era sodero.
Leo: — ¿La lucha te salvó?
Vicente: — Sí, me tiraron el salvavidas aunque yo hice deporte toda la vida…
Leo: — ¿Se gana plata con la lucha libre?
Vicente: — Si sos figura y teniendo un programa como el nuestro.
La Masa: — Nosotros sí. Hoy en día, es verdad que no hay tantos shows como en ese momento de 100% Lucha, pero vamos a las Comic-Con, a eventos. Somos los únicos dos que tenemos ese privilegio.
Leo: — ¿Y si trabajaran en México o en Estados Unidos sería como estar en la NBA de lucha?
La Masa: — Yo estuve en México. Ahí sí trabajas y vivís de eso. De hecho, yo cuando fui que están Hip Hop y Mosca.
Vicente: — Están viviendo allá.
La Masa: — Yo estuve un mes y una semana, tuve luchas, las pagan bien y la plata vale otra cosa; y me presentaron un ruso y un francés que viven de la lucha.
Leo: — Si no se pagara nada ni acá en Argentina ni en otras partes del mundo, ¿seguirían siendo luchadores o aunque sea poco el dinero es un motor en esta profesión?
Vicente: — Yo luchaba por el pancho y la coca cuando arranqué antes de 100% Lucha y lo hacía porque me gusta. Hoy sigo luchando y este me dice: “¡Pará! Te vas a matar”. Pero me gusta, lo tengo en el corazón.
Leo: — Son apasionados de la lucha.
Vicente: — El día que se apague la luz. Es el día que voy a empezar a morir. Yo soy luchador.
La Masa: — Nosotros tenemos un solo problema es que lo que le pasa a todos los deportistas profesionales: la edad. Yo luché en México y antes ya estaba lesionado del hombro, volví con un mini desgarro y me pasó que acá se me hizo más grande y ahora me cuesta.
Leo: — Y eso que son personas que vienen de entrenar toda la vida en gimnasio, que tienen bases de fisicoculturismo y que siempre estuvieron actividad. ¿Qué edad tienen hoy?
Vicente: — 53 años.
La Masa: — Igual, 53.
Enojo
Leo: — La gente no sabe, pero es una maravilla que ustedes hoy se lleven bien.
La Masa: — Estuvimos muy distanciados y muy enojados, pero siempre estuvo el respeto en la vida real. Duró 10 años y un día, por una persona en común, tuvimos la posibilidad de cruzarnos y no dijimos una palabra, solo nos abrazamos.
Leo: — ¿Y por qué se habían peleado?
Vicente: — Por giladas, por cosas que te llegan por ahí de terceros.
La Masa: — Te comen la cabeza.
Leo: — ¿Pero se llegaron a pelear o simplemente no se hablaban?
Vicente: — No, nos vimos más. Muchas veces tanto él como yo teníamos la intención de juntarnos, pero no se daba. Él ha pasado varias veces por puerta de mi negocio y me dijo: “Estuve por parar”. Y yo venía la camioneta de él, salía a esperarlo a esperar que él pare. Yo a veces también soy muy cerrado, pero el día que lo vi nos abrazamos y nos emocionamos.
Leo: — Había una hermandad aunque era como un Boca – River. Eran el contraste perfecto, pero a la vez eran muy queridos los dos.
La Masa: — Nosotros igual siempre tuvimos mucho respecto por los personajes. Yo jamás le falté el respeto. Es más cuando salió el apodo de “la muñequita rubia”, yo le pregunté si le molestaba.
Vicente: — Hoy en día nos hacen notas y él me avisa: “Miráque te putié”. Y yo le digo: “No me pidas permiso” (risas).
Leo: — ¿Qué es lo mejor que tenía Viloni y La Masa luchando?
La Masa: — Él es un luchador espectacular.
Vicente: — La presencia, el tamaño, imponía. Entraba con la máscara y la capa. Te shokeada.
La Masa: — El nació con lucha, yo lo agarré más de grande. Yo empecé en el 2000. Estaba haciendo fisicoculturismo y salí campeón, entonces empecé a practicar lucha y seguí. Y me reincorporé en el 2004.
Vicente: — Desde el año 98 que soy luchador.
La Masa: — Pero él era más arriesgado que yo en el ring.
Leo: — Es medio kamikaze Viloni. Vos eras más cuidado.
La Masa: — En lo “luchístico”, él es un luchador profesional que si hubiera estado en la WWE está al nivel de John Cena.
Los momentos de gloria
Leo: — Con el programa de 100% Lucha alcanzaron una fama que traspasó las fronteras, ¿cómo les pegó cuando terminó?
La Masa: — Sabíamos que iba a terminar en algún momento. Yo siempre me lo tomé con mucha responsabilidad y como un trabajo.
Vicente: — Paso por Pavón y Matheu, donde se grababan, y me agarra mucha nostalgia.
La Masa: — Fue un momento muy especial.
Leo: — Hoy les va bien, luchan, tienen nuevos proyectos, pero ¿cómo hicieron para superar ese pico de fama?
Vicente: — Extraño mucho esa parte de mi vida que para mí fue la mejor época de mi vida hasta ahora. No solo porque era un laburo y había hecho guita sino porque vivía de lo que me gustaba. Para llegar a donde llegué, la verdad que me rompí todo el lomo. A mí hoy los días de humedad me duele todo, tengo muchas fracturas.
Leo: — Lo diste todo.
Vicente: — Y lo seguiría dando, también. Yo siempre dije: “Si me tengo que morir arriba del ring, sería lo mejor”.
Leo: — Esos 5 años de programa fueron momentos de gloria para vos como luchador.
Vicente: — Sí. Yo entreno desde pibito. Empecé haciendo boxeo a los 12 años y siempre soñé con lo que me pasó.
La Masa: — Sí, a mí también me pegó. Mi hijo tiene 6 años y desde que tiene 3 me pone todas las mañanas 100% Lucha. Ahí me empezó a pegar la nostalgia. Había un buen grupo y muchas ganas.
Leo: — ¿Con quién quisieran luchar ahora si pudieran? ¿A quién les guaría fajar?
Vicente: — A él (señala a La Masa).
La Masa: — Sí, con él.
Leo: — ¿Y con otro de cualquier parte del mundo?
La Masa: — The Undertaker.
Vicente: — Está retirado
La Masa: — Sí, yo también (risas). A mí me retiró mi traumatólogo (risas).
Vicente: — De afuera… Tripe H, que también está retirado. Pero para los fanáticos de la lucha: Roman Reigns.
El detrás de escena
El programa 100% Lucha fue un fenómeno televisivo en Argentina, que se emitió durante varios años y se convirtió en un espectáculo de culto. La serie mezclaba elementos de lucha libre y telenovela, con rivalidades y personajes coloridos que atrapaban a la audiencia.
La dinámica del show requería una planificación meticulosa para mantener la continuidad de las historias y las antagonismos entre los luchadores. Por momentos tenía un tinte bizarro, pero daba una sensación de autenticidad y peligro que cautivaba a los espectadores. El rigor y la disciplina eran fundamentales en los luchadores para sobrevivir al exigente ritmo tanto en las grabaciones como en las giras por el país.
Leo: — ¿Hay una coreografía y después una improvisación?
Vicente: — Cuando es para televisión, obvio, tenés que hacer un guion para continuidad, rivalidades, historias, pero arriba del ring nos damos a fondo.
La Masa: — Es la adrenalina.
Leo: — ¿Hay una base establecida y después el acuerdo es: “Nos podemos dar”?
La Masa: — Según quién. Yo con él tuve una rivalidad con mucho respeto. Nosotros hemos subido al ring sin hablar nada. Él más de una vez me hizo mover la carretilla, se tuvo que bancar mis kilos (risas). Pero con otros luchadores que, tal vez, te tienen miedo o que son más respetuosos, armas algo. Lo que sí me parece que nunca se armó algo así es cuando hacíamos las giras.
Vicente: — En las giras nos cuidábamos mucho porque a veces metíamos tres shows en un mismo día y casi todos los días.
Leo: — A ustedes se les arruinaba el lomo y a nosotros la voz por tanto griterío (risas).
La Masa: — Yo siempre se lo digo a mism luchadores. Si vos querés en este deporte vivir eterno o vivir años buenos, musculá porque sino te rompes.
Leo: — Ustedes se pegan fuerte.
La Masa: — Sí, pero también por las caídas.
Vicente: — Son más de 100 kilos que te vienen como una topadora encima y tenés que aguantar. Yo en el programa pesaba 95 o 100.
La Masa: — Imaginate él subía a tercera y yo lo esperaba abajo. Ahí si no apretás los músculos, te mata.
Vicente: — A mí un luchador de otro país me dijo: “El que quiere ser luchador, tiene que parecer un luchador”. Más allá de saber luchar, de tener tu técnica, tu carisma, tenés que parecer un luchador. Por ejemplo, Hulk Hogan era un tipo limitado arriba del ring, tenía tres cosas y nada más. Pero el tipo era un animal, tenía lomo, estaba todo bronceado. El tipo entraba y era un showman. Después venía otro que hacía 400 piruetas, pero no te dejaba nada.