Ivana Figueiras es emprendedora y madre de dos hijas Juana, de 16 años, y Suri, de 8. Inició su carrera como modelo, y aunque su familia siempre tuvo presencia en los medios de comunicación gracias a su padre, Marcelo Figueiras, presidente de Laboratorios Richmond, Ivana logró forjar su propio camino con el paso del tiempo.
Su nombre se popularizó debido a su noviazgo con Emmanuel Ortega, luego de su separación con Guillermina Valdés, y, posteriormente, estuvo en pareja con el modelo Tomás Guarracino, con quien tuvo a su hija menor.
En 2017 lanzó con éxito su propia marca de lencería, Pompavana, que cuenta con diseños innovadores que resaltan la sensualidad femenina. Con la vista puesta en diversificar sus productos, contó cuáles son los desafíos que enfrenta como emprendedora y cuáles son los objetivos que le gustaría alcanzar próximamente.
Coty Crotto: — ¿Cómo te presentarías? Porque sos multitasking...
Ivana: — Madre, ante todo, y emprendedora.
Mariana Gándara: — Tenés dos hijas de distintas parejas, yo también tengo familia ensamblada, ¿cómo es tener dos ex?
Ivana: — Es un montón. Me lo suelen preguntar a eso. Las mujeres que tengo alrededor, amigas que son madres, es como que a medida que van siendo madres se van dando cuenta de un montón de cosas. Yo soy madre desde los 20, así que sí siempre me preguntan: “¿Cómo hiciste? ¿Cómo haces?” y “¿Cómo te animaste a separarte?”.
Coty Crotto: — ¿Y cómo te animaste?
Ivana: — Y mi primera hija la tuve a los 20. Era muy chiquita. El bautismo de ella, me acuerdo que lo hice el día de mi cumpleaños 21. Era un momento también en el que mis papás se habían separado después de 25 años de casados, la verdad me agarró medio una crisis y me replanteé mil cosas. Yo creo que fue más por ahí. La verdad es que no me vi toda la vida con esa misma persona por el hecho de haber tenido una hija a los 20 años. Después cuando pasan los años fui tomando noción de las decisiones que tomé y las cosas que hice; y estoy orgullosa de mí. Me admiré porque era muy chica y me animé, pese a un montón de cosas y de presión porque, encima, me estaba por casar. Así que fue un montón. La verdad que el día de hoy digo: “¡Qué bueno!” y nunca me arrepentí. Nunca jamás. Me llevo re bien con el papá de mi hija más grande. Y cuando tuve la segunda hija sí sentí la presión, pero lo decidí también y hoy no me arrepiento tampoco. Lo tomo con mucha naturalidad. Mis hijas me tienen a mí y yo trato de ser la mejor madre que puedo ser, obviamente, con mis virtudes y mis cosas malas, pero yo creo que los hijos si tienen a la madre bien, todo lo otro fluye.
Mariana Gándara: — Es un ejemplo también admitir que uno no está en su zona de confort y jugársela.
Ivana: — Sí, totalmente. A mí me encanta estar en pareja. De hecho, me cuesta mucho estar sola. Pero también creo que si uno no es feliz no tiene sentido. Cuando uno tiene hijos también conoce un montón de la otra persona y eso a veces te puede unir o alejar. Es muy intenso. Es muy difícil también ser compatible con la otra persona. La perfección no la vas a encontrar nunca, entonces está bueno trabajar en uno. Yo creo que también cuando era chica no tenía mucha noción de eso.
Coty Crotto: — ¿Cómo fue ser mamá a los 20 y después a los 30? ¿Qué diferencias notaste?
Ivana: — La realidad es que cuando tuve a Juani a los 20 no tomé mucha conciencia. Yo estaba re contenta, lo viví con mucha felicidad. Obviamente, mi realidad fue esa y tuve un entorno que me bancó porque depende mucho del contexto cómo lo vivís. Yo en ese momento no tenía la necesidad de salir a trabajar embarazada o con una nena chiquita que no sabía cómo le iba a dar de comer, dentro de mi realidad puedo decir que lo viví re bien.
Mariana Gándara: — Sí, el entorno es fundamental.
Ivana: — Tuve mis miedos también, pero estuve muy acompañada con mi familia. Fue muy lindo todo. Lo viví con mucha naturalidad, tengo ese instinto maternal de naturaleza. No me costó, sinceramente. Después ser madre a los 28 me agarró distinto. Más que nada en la etapa el jardín y colegio. Me daba una fiaca cuando era chica, hoy lo vivo con alegría. Soy una madre mucho más presente, estoy más conectada.
Coty Crotto: — ¿Querés tener otro?
Ivana: — Me parece un montón un tercer padre. Ya de solo pensarlo me parece un montón, pero tomé la decisión de congelar óvulos. Lo decidí hace poco porque ya estoy por cumplir 37. Más allá de la situación en la que esté hoy, dije: “Lo voy a hacer por mí misma”. Yo no sé qué va a pasar, ni idea.
Mariana Gándara: — Creo que ayuda a bajar un poco la ansiedad, la expectativa. Te ubica en otro lugar.
Ivana: — Sí, pero re sería madre y hasta incluso si no estaría en pareja. Mi sueño es tener un hijo varón.
Su marca
Mariana Gándara: — ¿Cómo definirías qué es emprender? y ¿Cómo es emprender en Argentina?
Ivana: — Difícil. Pompavana es como un hijo más para mí. Es mi tercer hijo y encima surgió en un momento de mi vida en donde yo no estaba muy bien. Estaba con mil dudas, justo cuando me estaba separando y la verdad que a mí me salvó porque con el tiempo me hizo creer en mí. Decir: “Vos podés, si pudiste hacer esto, podés con todo”. La realidad es que yo creo que emprender en sí es difícil en Argentina y en cualquier lugar del mundo porque es tener mucha constancia, perseverancia. Eso para mí habla más de uno que del contexto en el que uno viva. Yo arranqué hace 7 años a emprender y pasé un montón de contextos políticos, pandemia…
Coty Crotto: — Las subas del dólar…
Ivana: — Sí, todo. Yo creo que hoy mi mayor problema es el tema de los impuestos. La carga impositiva que yo tengo es tremenda, es una locura y sí hay días que estoy re frustrada y hay días que quiero dejar todo, pero sigo. Hoy no tengo tantos empleados, tengo 10 personas en relación de dependencia absoluta, con lo cual, tengo una responsabilidad en mis hombros muy grande. Toda esta gente depende de mí. No me quiero ni imaginar las empresas que son 300, digo: “¿Cómo hacen?”. La realidad es que si bien yo no era diseñadora, hoy por hoy estoy muy metida en el proceso del diseño, que es lo que más me gusta, y a veces eso me saca mucho tiempo porque estoy metida en todo lo otro y digo: “Quiero tener la cabeza metida en la creatividad, que es lo que a mí me gusta, en armar los eventos”.
Mariana Gándara: — Uno también aprende a delegar en esas situaciones y a definir en qué cosas uno es mejor.
Ivana: — Sí, a mí me cuesta un montón delegar. Me ha pasado que he delegado y después cuando volvés a tomar las riendas te das cuenta que no estaba bien lo que se hizo. También, obviamente, hay que aprender a tener personas en las que uno pueda confiar. Pero es difícil. Yo hoy estoy en todo.
Mariana Gándara: — ¿Cómo te organizas?
Ivana: — Cuando sos una Pyme, yo ni siquiera digo que tengo una empresa para mi es como un emprendimiento, no tenés gente de todas las áreas. Yo no tenía gente de recursos humanos, de marketing, a veces hacíamos chistes y decíamos: “Lo voy a pasar al sector administrativo” y éramos nosotras (risas). Así que aprendí que uno tiene que saber hacer todo. Yo hoy sé que se va la chica del e-commerce y yo saco las ventas. Aprendés todo, básicamente.
Mariana Gándara: — Claro. No te queda otra tampoco, ¿no?
Ivana: — Yo hoy hablo con los talleres, consigo nuevos, estoy todo el tiempo moviéndome. Los eventos los hago yo, todos.
Mariana Gándara: — Estamos en el rubro de la moda y sabemos los problemas que hay con la actualización de los precios y cómo se va reduciendo el poder adquisitivo, la gente a veces dice: “No puede ser ese precio”. ¿Cómo vivís vos esta situación?
Ivana: — Yo no creo que una marca ponga un precio por ponerlo sino que la carga impositiva termina siendo un porcentaje mínimo de lo que realmente sale el producto, después hoy por hoy si querés ofrecer cuotas, las absorber vos, entonces de cada venta te sacan un 26 por ciento. Cada transacción en donde vendés por una plataforma digital, te sacar 7%, entonces decís: “¿A cuánto tengo que vender esto?”. Yo hago lencería de diseño, entonces ya el hecho de hacerlo, la tela, la confección, la mano de obra, hace poco tenía un body en el que todos los moños fueron cocidos a mano, entonces: “¿Qué precio le podés poner a ese body?”.
Mariana Gándara: — Y también ofrecerle al cliente una prenda de calidad que esté correcta.
Ivana: — Sí, totalmente. Ese dicho de lo barato sale caro, es así. También hay un precio que te ponen los talleres y yo trato de respetarlo porque no me gusta que la gente trabaje mal. En mi marca hay mucho amor, de verdad.
Mariana Gándara: — ¿Son todas mujeres en tu marca?
Ivana: — Sí. Ahora incorporamos a un hombre.
Mariana Gándara: — ¿Es una decisión o una casualidad?
Ivana: — Se dio así porque las de diseño eran todas mujeres, como hacemos lencería, es difícil encontrar un diseñador hombre que haga lencería. Después están las chicas de la oficina, de los locales.
Coty Crotto: — ¿Qué le dirías a alguien que está por emprender en la moda argentina? ¿Qué consejo le darías?
Ivana: — Mi consejo es la perseverancia. Vos podés estudiar en la mejor universidad del mundo y podés ser re inteligente, pero si no tenés perseverancia no llegas a ningún lado. Yo soy media inconsciente en algún punto porque soy más como de hacer las cosas y pensarlas después, que eso no está bueno. No es un consejo que diga: “Síganlo”.
Mariana Gándara: — No, pero te digo que en Argentina si lo pensás mucho es muy difícil dar el paso.
Ivana: — Sí, en eso yo soy más de hacerlo. Ahora estoy un poco más organizada, pero a veces me veo en situaciones en las que puedo ser mucho más prolija. Soy bastante autoexigente.