Antonio Mohamed es un exfutbolista y actual entrenador. Como jugador, inició su carrera en el Club Atlético Huracán, donde destacó en el ascenso del equipo a la Primera División en la temporada 1989-1990. Luego jugó para Boca Juniors e Independiente antes de trasladarse a México, donde jugó en varios clubes, incluyendo Toros Neza, América, Monterrey, Atlante y Zacatepec.
A nivel internacional, Mohamed representó a Argentina en el Campeonato Sudamericano Sub-20 de 1988 y en la Copa Mundial Juvenil de 1989. Debutó en la selección mayor el 19 de febrero de 1991 y fue parte del equipo que ganó la Copa América 1991 en Chile.
Durante su tiempo en México, especialmente con Toros Neza, dejó una huella significativa en la liga al destacarse por su habilidad para asistir y anotar goles. También tuvo un breve paso por Monterrey, donde contribuyó a salvar al equipo del descenso y clasificarlo sorpresivamente a la Copa Libertadores 1999. Su carrera en México incluyó estancias en León, Irapuato, Atlante, Atlético Celaya y finalmente Zacatepec, donde concluyó su carrera como futbolista en la Primera División A en 2003.
Tras retirarse como jugador, comenzó su carrera como entrenador, primero con Zacatepec. Luego dirigió a equipos en México y Argentina, incluyendo Morelia, Querétaro, Jaguares, Huracán, Veracruz, Colón, Independiente y Tijuana. Su mayor éxito como entrenador en México fue con Club Tijuana, donde ganó el título del Apertura 2012, y con Monterrey, llevándolos a ganar la Liga y la Copa MX.
En Argentina, se destacó con Independiente al ganar la Copa Sudamericana 2010. También tuvo corta y exitosa etapa en el Atlético Mineiro de Brasil, donde ganó la Supercopa de Brasil y el Campeonato Mineiro en 2022.
Leo: — Pasaste de ser ese jugador de fútbol irreverente, bronceado, con el pelo largo y la vinchita a ser un entrenador groso, ¿te lo imaginabas?
Turco: — No (risas). Yo a los 28 años sabía que iba a ser técnico. Sabía que me iba a costar físicamente porque no hice lo correcto durante muchos años, entonces desde chiquito los que me conocen saben que adentro de la cancha corría poco, pero hablaba mucho. Lo solucionaba con la técnica, con la pegada. Pero ya a los 30 años, no es como ahora que tenés entrenamientos específicos, tenés un montón de cosas que te extienden la carrera. Antes entrenábamos saliendo a correr y no existía el gimnasio, nada, entonces a los 32 ya eras viejo en esta carrera. Y a los 32 me retiré.
Leo: — Y hoy juegan hasta los 40.
Turco: — Sí, hoy como técnico vas a buscar un jugador y si hay alguien de 34 a vos como técnico no te da miedo. Por ahí, al club sí, como una inversión por una futura reventa. Pero como técnico decís: “Soluciono cosas y me lo traigo”.
Leo: — Mirá el estado físico y de madurez que tienen hoy Ronaldo, Sergio Ramos, Messi, todos por arriba de los 35 años.
Turco: — Sí. Me pasó en 2010 en Miami, después que nos tocó ganar la Sudamericana con Independiente, Fox me eligió el entrenador y me llevó allá a recibir el premio. Estaba en el hotel tomando un cafecito a la mañana y aparece un ex entrenador mío. Se acerca a la mesa, me toca la espalda y me dice: “Antonio, el último jugador que yo pensé que iba a ser entrenador es usted” (risas). Me levanté y le di un abrazo. Era el maestro Óscar Tabárez, que lo tuve en Boca y le hice la vida imposible.
Leo: — ¿Por qué sabías a los 28 años que ibas a ser entrenador y qué cambió de la imagen que todos teníamos de ese Turco jodón, irreverente, pícaro a ser un entrenador serio, con conceptos marcados, que lidera un grupo y que fue campeón?
Turco: — Mi personalidad no cambió para nada. Lo que sí fui aprendiendo los primeros años como entrenador. Fue difícil no a nivel resultados sino que yo no me despegaba del jugador y los directivos me lo marcaban. Hasta que lo solté. La cercanía con el jugador sí existe, mucho, pero no como en ese momento. Yo por ahí en ese momento hacía bromas con los jugadores y ya no. Eso me costó un poco, pero yo tácticamente de ver el juego, saber lo que pasaba adentro del partido y todo, lo tengo instalado.
Leo: — El fútbol en argentina es muy resultadistas. Vengo entrevistando varios técnicos que todos me dicen lo mismo. Si los resultados no acompañan, en dos meses te limpian, a los dos meses estás dirigiendo otro equipo y no sabés si durás 5 o 10 partidos.
Turco: — No está bien. A mí me pasó de salir de un equipo y a los dos o tres meses tenés propuestas de otro equipo. Al toque. Muy pocas veces acepté. Estando más joven si, ponele cuando salí de Colón agarré Independiente.
Leo: — ¿Qué madurez alcanzaste con eso? Cuando te vas de un equipo, ¿te tomás un tiempo?
Turco: — Sí, me tomo un tiempo porque vos estás hoy hablando delante de un plantel con mucha energía y pasas a otro lado y parece que dejaste la mochila aquella para agarrar una nueva. Es muy difícil.
Leo: — ¿Cuánto tiempo para vos es el ideal?
Turco: — Cinco o seis meses, mínimo.
Leo: — Sino te apremia el dinero.
Turco: — Bueno, sí. También. Obviamente que la billetera influye, a veces uno toma decisiones con respecto a eso y muchas veces tomo decisiones no tan deportivas y pensás en lo económico…
Leo: — Influye todo: la ciudad donde vas a vivir, el tipo de vida que vas a tener ahí.
Turco: — Sí, la ciudad para mí es fundamental. Igual es verdad que como técnico es diferente que como entrenador. Nosotros somos como 7 u 8 que vamos. Es todo un staff que vamos todos juntos y es una ventaja a favor, está también mi hijo adentro. Entonces, es diferente. Tenemos una carteta de paddle, buscamos que tenga buenos restaurantes (risas). Eso es fundamental. Ya hicimos un recorrido grande nosotros, llevamos 20 y pico de años trabajando. Ahora estoy esperando que aparezca algo que me guste y sino seguiré esperando.
Leo: — ¿Qué preferís Turco técnico o Turco jugador?
Turco: — Técnico. Como jugador fue de mayor a menor y como técnico fue de menor a mayor. Como jugador tuve la explosión, la Selección, Boca, después fui a México e hice la carrera en México. Como técnico arranqué en el ascenso de México, vine a Huracán, tocó ascender con Huracán, fui a Colón, hicimos una buena temporada, después Independiente, Tijuana, América, Monterrey, Mineiros de Brasil y todos equipos campeones, a excepción del club de mi vida y de mis amores, que las dos vueltas que hice a Huracán, en 2013 y en 2019, me duró tres o cuatro meses y no fueron buenas.
Leo: — Una lástima porque sos tan de Huracán, que todo el mundo desea que te vaya bien.
Turco: — Huracán es mi vida. Pero lamentablemente las últimas dos veces no me fe bien con todo el dolor de mi corazón, pero es una etapa que superé y ahora lo veo como hincha.
Hijo
Farid, uno de los cuatro hijos del Turco, falleció en un accidente automovilístico en Alemania durante el Mundial de 2006. Mohamed compartió cómo fue el difícil proceso de duelo y cómo todos los días lidia con el dolor, tratando de recordarlo con una sonrisa.
Leo: — En una entrevista reciente después de muchos años del fallecimiento de tu hijo dijiste que no podías verlo en video y que estabas trabajando en terapia ese último paso para empezar a reír y recordar sus buenos momentos, ¿ya pudiste?
Turco: — No, es más. El día del Padre, me junté con mi hija y sacó la caja de fotos viejas y tenía muchas fotos con Farid que yo no había visto. Me aguanté y al otro día cuando estaba solo recordé las fotos y se me hizo el nudo de vuelta. Difícil porque vi un montón de fotos del colegio, de cuando hicimos el viaje a Alemania al mundial. Es difícil. Yo siento que lo recuerdo con una sonrisa que eso fue un trabajo muy complicado durante muchos años porque uno a los viejos los recuerda primero con dolor, angustia, pero a los seis o siete meses ya los recordás con una sonrisa, pero con el hijo no podés, no podés y no podés. Hasta que ahora ya lo recuerdo con una sonrisa porque él era muy amigable, sonriente, competitivo, se enojaba cuando perdía.
Leo: — ¿Sentís que era parecido a vos en el carácter?
Turco: — Él era más introvertido, más vergonzoso. Sacaba todas esas emociones adentro de la cancha. Cuando jugaba, esa era su personalidad. Después afuera era mucho más callado.
Leo: — Dijiste que en fotos sí podías verlo, pero no en video porque es verlo en acción, con gestos, etc.
Turco: — Sí, la voz. No, no puedo. En terapia me dicen que es cuestión de tiempo y yo siento que sí, que en algún momento voy a poder hacerlo. Me acuerdo apenas volví a casa que estaban esos cuadros que iban pasando las fotos digitales, en 2006, las saqué porque me hacían mal.
Leo: — ¿Te preguntaste por qué? ¿Por qué a mí o por qué no a mí?
Turco: — Mil veces, peleado con Dios, con la iglesia, con todos. Yo soy católico. Cuando uno se pone a ver estas cosas… Creo que éramos 18 los que fuimos con un chico de 9 años. Tenemos un accidente en la motor home éramos 8. Siempre cuento, la motor home no anda a más de 60 kilómetros por hora. Alemania es un país en donde hay libre velocidad, entonces, la noche que quedamos eliminados con Alemania estaban de festejos y unos jóvenes de unos 18 o 20 años a 200 por hora nos chocaron de atrás. La motor home se parte y caemos. ¿Y por qué justo él? Me dicen mucho: “Te lo prestaron por 9 años, es una prueba de superación de vida para poder dar un ejemplo, al soldado más fuerte le dan las batallas” y un montón de cosas más que son frases hechas. Pero no lo entendés y uno la lleva como puede, vive como puede.
Leo: — ¿Qué lesiones sufriste vos físicamente?
Turco: — En la pierna y el brazo. La pierna se me fracturó toda, tengo un injerto.
Leo: — ¿Te acordás la primera vez que dejaste de llorarlo y lo recordaste con una sonrisa?
Turco: — Y fue como hace un año y medio atrás.
Leo: — Como 15 años después…
Turco: — Sí. Estaba recordando un partido de fútbol. Estamos allá en Alemania y armaban canchitas chiquitas con arquitos. No salía la pelota, entonces buscaban nacionalidades y entraban dos a jugar: un papá y un hijo. Yo tenía 36 años, era técnico, pero me había retirado hacía tres años. No estaba en actividad, pero me resultaba muy fácil, entonces yo jugaba a media máquina. Él se enojaba. Nos hicieron un gol y se complicó porque eran dos goles y tenías que salir. Y él no quería salir, me acuerdo, y eso me produjo una sonrisa porque me dice: “Dale, no te podés mover gordo” (risas). Ese recuerdo me produjo una sonrisa porque me acuerdo la cara de sacado diciéndome dale. Ahí me puse las pilas y ganamos. “Ponete allá que te la tiro y la aguantas”, me dijo. Me la daba a mí, yo la aguanta, se la devolvía y él metía el gol. Pero, volviendo a lo que hablamos antes, seguramente si eso me lo mostrás en video salgo corriendo.
Cortitas y al pie
Leo: — ¿Qué club te gustaría dirigir que no dirigiste hasta ahora?
Turco: — No, me da lo mismo. Donde me lleve la vida porque estoy prácticamente hecho. Si me preguntás qué me hubiera gustado, me hubiera gustado salir campeón con Huracán. Siempre Huracán.
Leo: — ¿Con quién te hubiera gustado jugar que no jugaste?
Turco: — Con Messi. Tengo una buena relación con él. Para mí él dignifica la profesión y al futbolista. Hace todo bien, por suerte. Los últimos años los va a jugar disfrutando, que es lo más importante de todo. Yo creo que va a ganar algo más. A nivel Selección algo más va a ganar no sé si Copa América… algo más va a ganar.
Leo: — ¿Te hubiera gustado filtrar un pasecito para un gol de Messi?
Turco: — Tengo un video que yo jugué con él un partido en la cancha de Boca, un partido del Javier Pupi Zanetti. Se va por izquierda, cambiar de frente, un jugador, la recibe otro jugador y me la da a mí; y yo sé la devuelvo a un tercer jugador. El jugador que cambia de frente es Maradona, recibe Messi, me la da a mí (risas). ¡Tengo el video en la cancha de Boca! Toco la pared, me la devuelve, yo la pico, atajaba el Gato Sessa, travesaño en el arco de la 12, año 2005.
Leo: — Ya estás hecho.
Turco: — Sí, ya está.