Un día cualquiera, en agosto pasado, Juan Ignacio Negri se aburría en su casa. No tenía celular: sus padres ya habían acordado que recién a sus diez años podrían pensar en comprarle uno. Y tenía nueve. Además, la cabeza de peluquería que le habían comprado para practicar trenzas estaba rota. ¿Y entonces? ¿Cómo podría ocupar ese nene su tiempo libre? Con una lana y un par de agujas, como hacía su bisabuela Francisca, quien décadas atrás le tejía a toda la familia.
Su mamá le enseñó los dos puntos básicos, Santa Clara y Jersey. Y de inmediato Juani evidenció un gran talento. Quiso mostrar sus habilidades en Instagram. Cuando logró convencer a su madre –recién en el verano–, subió un video tejiendo. Dos días después la cuenta tenía… ¡10 mil seguidores! Además, mientras esperaba que le escribiera “el señor que vende queso en la esquina”, de repente recibió un mensaje de Natalia Oreiro. Y otro de Zaira Nara. Y también Vero Lozano. “¡Me volví loco cuando María Becerra me puso en sus historias! Además, me contestó por privado. O sea, un amor”, dice, todavía sorprendido por su suceso en las redes sociales.
—Juani, ¿cómo la estás pasando con esta explosión de fama?
—Rebien.
—¿Querías ser famoso?
—Sí. De chiquito siempre veía a la gente en la tele. Me encantaba. Veía Intrusos. Y el año pasado una maestra me dijo: “Cuando seas famoso acordate de tu maestra”. Eso me quedó todo el verano en la cabeza.
—¿Pero te imaginabas que te ibas a hacer famoso tejiendo?
—No, nunca. Te digo la verdad: yo pensaba que la cuenta iba a tener, como mucho, 6.000 seguidores.
Hoy, Juani tiene diez años (y pronto, su celular). Su cuenta ya acumula 360 mil seguidores y aquel video, 17 millones de visualizaciones. “¡No sé cómo pasó! Por arte de magia. Porque tiene carisma…”, cuenta Natalia, su mamá, quien acompaña a Juani en este encuentro con Infobae, pautado en un día feriado para que Juani no falte al colegio. Prioridades, por supuesto.
—¿Juani siempre fue así de histriónico?
Natalia: —Siempre. Empezó a hablar como a los dos años porque la hermana (Paz) hablaba por él. Pero cuando lo hizo, era histriónico. Y siempre le gustó bailar, cantar, imitar. Y es curioso, mil por mil.
—Una familia de clase media, padres profesionales: médicos. No hace falta que Juani trabaje o genere ingresos.
Natalia: —No. Aparte, Juani no trabaja. Es bastante frecuente que digan: “Juani hace pedidos”. Y Juani no hace pedidos. Si tuviera que responder a la demanda de pedidos, estaría todo el día tejiendo, no alcanzaría.
—Me refería a que deben aparecer marcas, ofertas de publicidades. Pero no hay una necesidad en casa de que Juani haga una publicidad de yogurt, por decir cualquier cosa. Esto tiene que ver con él, y con sus ganas.
Natalia: —Sí. Vienen marcas y a él todo eso le encanta, le divierte. “Bueno, hacelo, no pasa nada”. Yo lo acompaño, lo llevo, lo traigo, que también es un montón de tiempo, trabajo, dinero en esto, en lo otro, en nafta, en peajes. Es así, como un juego. Y si en algún momento eso genera ingresos, serán para él: tendrá una cuenta a su nombre. Por suerte, por nuestro trabajo, podemos darle una calidad de vida bárbara a nuestros dos hijos.
—¿Qué dice tu hermana?
Juani: —Mi hermana. ¡Chan, chan, chan! Y… mi hermana está media celosa, pero después se le pasa.
—¿Y en el colegio, qué dijeron?
Juani: —El primer día todos mis compañeros, en el salón: “¡Juani, sos refamoso!”. “Sí, sí, muchas gracias, qué sé yo”, les decía.
—¿Te dio un poquito de timidez, de vergüenza?
Juani: —Sí. Pero ya no. Mis amigas de toda la vida, del cole, me dijeron: “Nosotras teníamos miedo porque pensamos ‘Ay, no volverá a saludarnos, no nos dará bola’”. ¡Pero sí! ¡Si son mis amigas de toda la vida!
—¿Cuál es la prenda que tejiste que más te gustó?
Juani: —Un saco que hice en punto garbanzo todo entero, divino, que amé tejerlo. Pero para mí solo queda bien con ese color y con esa lana. Y no lo hacen más. Hacen la lana, pero no hacen más ese color.
—¿Y quién tiene ese saco?
Juani: —Una amiga de mi mamá.
—¿Cuántas horas por día tejés?
Juani: —Cuando llego del colegio. Tres horas tejeré, hasta las siete, que después me baño. Pero hay veces que ni tejo.
—¿Qué otras cosas te gustan hacer?
Juani: —Hago natación.
—¿Como mamá, qué te pasa con el hate de las redes?
Natalia: —De 2000 mensajes, por ahí hay cuatro malos. Y uno se queda enganchado con esos cuatro malos, cuando hubo 1996 buenísimos. Hay que salir de ahí porque el que está atrás de un celular escribe lo que quiere sin fundamentos, sin conocer la realidad. Me preguntan muchas veces si mi hijo va a la escuela, y para mí es un agravio: no concibo que ningún niño de diez años no vaya a la escuela. Esa pregunta me lastima. ¿Por qué no te preocupas por los chicos que no pueden ir a la escuela, que no tienen zapatillas o no tienen útiles? Poné tu energía ahí, no en la crítica.
Juani: —Porque la gente es envidiosa.
Natalia: —A veces estoy laburando y cuando tengo un bache, contesto mensajes. Leí tantos comentarios sobre eso que me pegó mal. Entonces, una vez que lo fui a buscar a la escuela, iban los dos caminando así, con las mochilas, y los grabé. Y puse: “Acá estamos, saliendo de la escuela”. Y fue una catarata de mensajes: “No aclares esto, es obvio”. Pero fue una necesidad.
Juani: —Ella lo dijo porque ya estaba medio caliente. “Bueno, miren, acá está Juani, saliendo del colegio, para todas las que me preguntan si va al colegio. Sí, va ocho horas al colegio, doble escolaridad”. Es molesto.
Natalia: —Él sabe que no tiene que leer los mensajes.
Juani: —Yo no leo nada, te digo la verdad. Solo veo los tejidos que hacen.
—Sos chico, y las redes tienen esto: todo el mundo puede opinar de lo que sea.
Juani: —En realidad, todo el mundo sí puede opinar de lo que sea. El tema es de la manera en que lo hace.
—¿Cuando fuiste como invitado a La jaula de la moda, fuiste bueno opinando?
Juani: —No, no. Ese día estuve más malo que una araña, sí… Pero opiné mal de los looks, porque había gente que estaba muy mal vestida.
—Tu pelo fue todo un debate, Juani.
Juani: —Sí.
Natalia: —De hecho, se viralizó por el pelo.
—¿Te molestó?
Juani: —No, no me molestó. Creo que la gente que comenta eso tiene que ser pelada para tenerme tanta envidia para escribir “el pelo, el pelo…”.
Natalia: —Cuando Juani decidió dejarse el pelo largo fue: “Mami, yo quiero tener el pelo largo”. También le dijo a su papá, y ninguno de nosotros estuvo en desacuerdo. Y sabe que se lo tiene que cuidar un montón. De hecho, se lo cuida muchísimo.
—Ahora, Juani, si cada uno puede tener el pelo como quiera, ¿no se puede vestir también como quiera?
Juani: —Sí. A ver, yo opino (en La jaula de la moda) porque me dijeron que esa era la dinámica del programa. Y opiné lo que me parecía. Cuando hablamos de ropa, a veces medio que nos zarpamos con las cosas que decimos. Pobre gente, que no la dejamos vestirse como quiere..
Natalia: —Pero aclará que, a veces, a mí también me hacés cambiar la ropa…
—¿Y vos le hacés caso?
Natalia: —Sí.
Juani: —Yo siempre le digo: “Tenés que estar elegante, pero cómoda. Y en invierno tenés que estar elegante, cómoda y calentita”. Pero sí, la gente se puede vestir como quiera. Yo iba opinando de lo que me parecía porque era la dinámica del programa. Medio que los destruí con los looks de (la avant premiere) Intensamente. Bueno, algunos se fueron como minions y otros, como Soledad Pastorutti. Esa es la verdad.
—Tenías ganas de conocer a Moria Casán.
Juani: —Sí.
—Se hizo viral cuando la imitaste. ¿Siempre lo hiciste?
Juani: —Te juro que en mi casa me ponía: “El decorado se calla, ¡Atrevido! ¡Maleducado! ¿Quiénes son? ¿Quiénes son? No hablen de mí, no hablen de mí”. Moria era la persona que quería conocer.
— ¿Y cómo fue ese encuentro?
Juani: —¡Ay, es divina! Yo la veía en la tele, es una diva, y pensé que no le iba a importar mucho que yo esté ahí. Y nada que ver. O sea: “¡Ay, Juani! ¿Qué tal esto?”. ¡No sabés! Divina.
—Juani, vamos a hacer un ping pong de famosos: te voy a dar un montón de nombres y me vas a decir lo que opinás.
—¡Me encanta! Me encanta opinar.
—¿Moria?
—La verdadera One.
—¿Mirtha Legrand?
—La diva más grande del país, porque es una señora que ha estado casi desde los principios de la tele.
—¿Te gustaría que te invitara?
—Sí, sí, Para mí, Mirtha tiene que hacer una mesaza con chicos.
—¿Que la haga Mirtha o Juana Viale?
—Mirtha. Igual, si le hace Juana no pasa nada. Como se corto el pelo Juana, le queda divino.
—¿Susana Giménez?
—Una mujer muy graciosa.
—¿Marcelo Tinelli?
—Un gran conductor.
—¿Flor De La V?
—Una mujer muy, muy lúcida.
—¿Santiago Del Moro?
—El año pasado lo veía más con Gran Hermano, pero también: un muy buen conductor.
—¿Ángel de Brito?
—Amo. 100% amo. Y soy fanático de LAM. Lo veo todas las noches.
—¿Yanina Latorre?
—Hay veces que no coincido con las cosas que dice, pero hay veces que sí. Me la rebanco a Yanina.
—De todos los que te nombré no criticaste a ninguno. ¿Hay alguien que no te guste?
—Hay veces que Mirtha medio se zarpa con las preguntas. Pero con mucho respeto lo digo.
—¿Y si Moria se pelea con Carmen Barbieri?
—Amo las peleas de Carmen y Moria. Son las mejores de la farándula.
—Y estás siempre del lado de Moria.
—Sí, sí. Pero no es que Carmen me caiga mal. También me parece una mujer muy graciosa.
—¿Te gusta que Moria esté de novia?
—No sé. O sea, yo no decido sobre la vida de Moria. Que Moria está bien.
—¿Y Sofía Gala, su hija?
—También me cae rebien.
—Los querés a todos al final. Sos bueno.
—Sí. La mayoría de las personas de la farándula me caen bien. Lo que no me gusta, a veces, son los looks: derrapan.
—¿Qué tenés ganas de que pase, Juani? ¿Con qué soñás?
—¿Qué sueño? Ay, no sé, porque hasta ahora he cumplido bastante las cosas que me he prometido a mí mismo.
—¿Qué te prometiste?
—Conocer a Moria, por ejemplo. Cosas así.
—¿Y qué está pendiente?
—Que Mirtha haga la mesaza con nenes. Y seguir creciendo en redes. Y tengo ganas de hacer un streaming de niños.
—¿Y quién te gustaría que esté en ese programa?
—No sé. Me escribió un nene que también es famoso, por decir de alguna manera. Ian, que es un niño autista.
—Y está Juliete Czupiak, que es periodista: está haciendo algunas notas.
—¿La periodista? Sí, la vi. Sí. Una genia. Entrevistó a medio país ya.
—¿Querés que te entreviste?
—Si ella quiere, sí.
—¿Y qué harían en ese programa?
—Y… medio hacer lo que hicimos en La jaula: opinar de los famosos. Y entrevistar famosos.
—¿Qué le preguntarías a Moria?
—Cómo hace para que la gente le chupé los dos huevos. A los famosos a veces les afectan los haters, y los reentiendo.
—¿Te sigue gustando tejer?
—Sí.
—¿Y te imaginás más haciendo una carrera artística o armando una industria vinculada a lo textil?
—Me la imagino más artística. Me imagino en la tele como conductor de un programa, tejiendo mientras opino de la gente. Así, tejiendo como una vieja de barrio, con ruleros. En vez de Ángel de Brito con el mate, yo, tejiendo.
—¿Y en vez de las Angelitas, estarán tus Juanitas?
—Claro. Mis Juanitas.
—¿Y las Juanitas tienen que estar tejiendo?
—No. Las Juanitas que hagan lo que quieran.
—Juani, sos un genio.
—Muchísimas gracias.