Son pocas las personas que desbordan talento, como si tuvieran un don indisimulable, una gracia asignada, como si fueran elegidas. Laurita además estudió, claro, cada una de las disciplinas. Pero baila, canta, actúa y conduce como si siempre hubiera sabido hacerlo. Hoy protagoniza “Legalmente rubia” en el Teatro Liceo y conduce “Bienvenidos a ganar” todos los días por canal 9.
– Hay algo en la conducción de no falsear nada, de ser real. Fue una búsqueda. Todos decían ‘tenés que tener tu estilo y encontrar tu propia forma, tu propia manera’.
– Es muy difícil ser genuino y fluir cuando sabés que te miran muchos. Elegiste hablar de la conducción y no del baile, tu primera pasión. ¿No es la pasión más fuerte?
– Sí, lo es. Yo no tengo el recuerdo de haber decidido ‘quiero bailar’. Es como que vino conmigo. Y a raíz de eso empezaron a pasar todas las otras cosas.
– Contaste alguna vez que a los tres años ya sabías que querías bailar.
– Mi mamá me cuenta que le dije que quería ir a clases de baile. Obviamente hay mucho trabajo y estudio, pero también una parte que vino conmigo, el querer hacer esto.
– Tenés 33 años, ¿cuántos años tenías cuando empezaste a trabajar?
– Tenía 16, son 17 años.
“‘SEGURO ES PORQUE TIENE UN ROMANCE’ SE ME ADJUDICABA ALGÚN LOGRO PROFESIONAL A UN VÍNCULO SENTIMENTAL”
– ¿Qué es lo que más te costó durante estos años por ser mujer? A todas nos costó y nos cuesta, siempre hay una mirada machista.
– Siempre, durante muchos años, al ser elegida para conducir tal programa, para hacer tal obra, para protagonizar o ocupar tal lugar. Siempre estaba esa mirada prejuiciosa de ‘ay, a ver, a ver, ¿lo va a poder hacer?’. O esa mirada de ‘ah, no, seguro es porque tiene un romance y conoce a tal’. ‘Para mí, salió con tal o cual’, ‘está con éste’, ‘está con…’ Siempre se adjudicaba algún éxito o algún logro profesional a un vínculo sentimental.
– ¿Siempre había un hombre que te estaba sosteniendo?
– Claro. ¡Y no!
– Eso es muy machista.
– Sí, me lo hicieron ver cuando fui haciendo notas por “Legalmente rubia”. Una vez vino una persona con unos tweets míos de 2016 que yo no recordaba y que decían eso: ‘estoy cansada de que siempre inventen que no sé qué cosa porque tengo tal trabajo’. A mí que a veces me cuesta plantarme o expresarme públicamente cuando algo no me gusta y por lo general lo dejo pasar, o no digo nada, mirá cómo me planté. Me hizo recordar un montón de situaciones como esas que pasé. Sin querer queriendo, hoy la obra que hago habla de esto.
– A las mujeres se nos pone en duda, se nos juzga, se nos observa más que a los varones que protagonizan.
– Comparto con muchos colegas que trabajaron y crecieron conmigo y a ellos no se les hacía ese tipo de planteos. Sí hay una mirada más machista en ese sentido. Yo me siento una afortunada, en los lugares de conducción de programas de entretenimiento no abundan las mujeres. Entonces es un lugar de privilegio y lo agradezco. Nadie de los que me ha dado trabajo a lo largo de todos estos años me miró como ‘menos’ por ser mina o por ser joven, todo lo contrario. Siempre me hacían saber que me habían elegido porque confiaban en mí, porque les gustaba mi trabajo y eso me daba la seguridad para encarar el proyecto.
– Hay pocas mujeres haciendo entretenimiento en la tele como conductoras.
– Sí. También fue parte de la decisión de inclinarme a la conducción. Yo bailaba, empecé a ver comedias musicales y dije ‘esto es lo que quiero hacer’. Me acuerdo de estar con mi mamá viendo ‘Sweet charity’ con Flor Peña y decir ‘quiero hacer esto’. La conducción llegó cuando pensé que iba a llegar un momento en que no iba a poder bailar tanto. La comparaba con la carrera de un futbolista, le veía una fecha de vencimiento y dar clases no me gustaba. Yo hacía shows de entretenimiento, sabía algo de animación y dije: actrices hay muchas, no sé si voy a tener tantas oportunidades, hay mucha oferta.
– Dicen que sos muy enfocada, que estás pensando en tu profesión, en tu carrera y en tu tarea, todo el tiempo.
– Sí, no concibo otra manera de hacer las cosas, por lo menos en la profesión. En la vida no, soy más volada.
“YO NO QUERÍA SER FAMOSA, YO QUERÍA VIVIR DE LO QUE ME GUSTABA HACER”
– ¿Hay un plan?
– Una manifestación y una proyección que me fue sucediendo, después se iban concretando esas cosas que mi cabeza había soñado, anhelado. Desde que tengo memoria no quería ser famosa, yo quería vivir de lo que me gustaba hacer. Ser conocida y todo eso vino como consecuencia de cosas que fueron pasando. Yo quería que mi vida fuera levantarme e ir a hacer lo que me gusta. Cuando empecé a trabajar en obras de teatro como utilero o reemplazo, obviamente miraba la protagonista y quería algún día llegar a ser ella. Había algo de enfocarme en laburar para eso.
– Sos famosa y eso debe tener cosas buenas y cosas malas.
– Sí, pero más buenas que malas. Hay cosas de la intimidad que con los años fui aprendiendo a manejar mejor. Ya no estoy trabajando en un programa que es un reality, entonces muchas cosas ya no se exponen y uno puede elegir más qué compartir y qué no.
– Tenés un buen manejo para elegir qué contestar, qué no contestar.
– No, he pifiado mil veces. ¿Para qué conté eso? No, no.
– Tuviste novios muy famosos y la llevaste muy bien.
– Gracias. Fue toda una experiencia cada vínculo. Me pasaba que los conocía en el laburo, no era algo que estaba planeado. En cada vínculo yo me sentía re enamorada. Entonces hay algo de ese estado de enamoramiento que no analizás tanto todo, te va pasando.
– Algo hiciste muy bien para que nunca te alcanzara un escándalo, hay gente que queda pegada.
– Sí, y también a muchos o muchas, no juzgo, les copa que se hable todo el tiempo.
– Pudiste manejarlo con racionalidad.
– Lloraba en casa o en privado. Yo no entendía a la gente que se grababa llorando. Yo decía, ¿por qué no lo hacés en tu casa? Y de pronto me encontré, hace poco, con una gripe muy fuerte. Nunca había faltado al teatro en mi vida y me jactaba de eso, levantaba la bandera de que nunca había suspendido función y me encontré teniendo que suspender funciones de ‘Legalmente rubia’. Fue un dolor en el pecho. Me costó mucho tomar la decisión, la gente iba a pagar la entrada y ver algo que no estaba al 100%. Cuando con Rottemberg levantamos me puse a llorar en casa. Mucha gente me empezó a escribir ‘yo tenía entrada’, ‘tengo entradas’, empecé a leer eso y a castigarme y me encontré subiendo una foto llorando y diciendo ‘necesito compartir con ustedes lo mal que me pone no estar pudiendo cumplir con la función’. La gente me escribía, ¿para qué subís una foto llorando? Lo mismo que yo decía de otros.
“SUFRÍ UNA BANDA. HUBO MUCHOS MOMENTOS DONDE YO ME SENTÍ PÚBLICAMENTE SEÑALADA Y CASTIGADA”
– Por no cumplir con tu trabajo, pero nunca se te vio sufrir por un varón. Hoppe, Fede Bal, Cabré. Contando intimidades.
– No. Sufrí una banda. Hubo muchos momentos donde yo me sentí públicamente señalada y castigada. Se contaban muchas cosas de un lado y yo dije ‘no voy a hablar’. Empezar a ventilar un montón de cosas que a mí me habían hecho daño, ¿con qué fin? Con el fin de limpiar mi nombre o de limpiarme yo voy a ensuciar al otro? Dije: ‘no, ya está’.
– Dejaste correr que dijeran cosas que no eran ciertas, nunca aclaraste.
– Y sobre todo muchas cosas que tenían un por qué, un trasfondo y toda una historia detrás. Pero mi intención no era quedar bien con el que estaba leyendo esa noticia. ¿Si yo la estaba pasando pésimo igual, qué me iba a reconfortar limpiar mi imagen? La verdad que no! Dije: ‘no, ya está’ y me callé.
– Cuando dicen mentiras hay gente que se acerca y te dice: ¡dale! ¡No es así! Contestá, decí algo.
– ‘Ay, te están matando. Contá esto y vas a ser vos la víctima’. Y no era mi fin en ese caso ser la víctima.
– Difícil sostener la decisión de no hablar.
– Sí, la pasé pésimo pero peor la estaba pasando por cuestiones amorosas o sentimentales que en ese momento me habían hecho mucho daño. Después fui aprendiendo y con los años con todos tengo un excelente vínculo y nos reímos de todo eso.
– ¿Hablás de los ex?
– Si, está bueno y son gente del medio que me he cruzado mucho, había que destrabar ciertas situaciones y con muchos volví a trabajar.
– Creo que tenés que compartir una guía de qué contestar, qué no, cuándo mostrarse espléndido, cuándo correrse y no dar más notas. Lo hacés muy bien.
– ¿Vos decís? Yo siempre que tenía un bolonqui recibí un mensaje de mi papá que me decía: ‘las decisiones son como la cerveza, se toman en frío’. Me decía: no contestes en caliente. Ellos no son del medio pero me quieren y me aconsejaban lo mejor posible.
– Y les hiciste caso.
– Y les hice caso.
– La obra que protagonizás ‘Legalmente rubia’ es un exitazo. La película se estrenó en 2001 y fue importante en su momento para la perspectiva de género en los Estados Unidos. Hoy las mujeres hemos ganado más derechos, pero todavía siguen muy vigentes los prejuicios sobre las mujeres. ¿Tenés una devolución de la gente en relación a eso?
– Sí, es un show donde hay mucho baile y hay mucha música y tiene muchísimo humor. La gente se divierte mucho, pero a su vez tiene ese mensaje. No solo habla de prejuzgar a las personas, sino de no cambiar para complacer al otro y eso creo que es lo que más vigente está. ¿Por qué voy a modificarme, a cambiar mi manera de vestir, de ser, de peinarme, de lo que sea para complacer al otro si a mí me hace bien, si a mí me hace feliz? Algo que trasciende el género, todos los que vienen se sienten identificados. Por eso decimos que los prejuicios pasaron de moda, elegimos esa frase como eslogan y creo que está muy bien logrado ese mensaje a lo largo de la obra.
– Un programa de televisión diario y una comedia musical es mucho trabajo, queda poco tiempo para todo lo demás. Hay seguramente una organización, una rutina que seguir.
– Sí. Y muy exigente. Es la obra más exigente que hice hasta el momento.
– ¿Difícil convivir con un señor con esta rutina, no?
– Él me recontra banca. Llego a casa y tengo que hacer reposo vocal, tengo que estar dos horas en silencio porque si no, no puedo hacer las grabaciones del programa y las dos funciones de la obra. Se cansa, se agota la voz, nunca me había pasado, siempre tenía cuerda para largo. Reposo vocal para poder sostener este ritmo y esta exigencia.
– ¿No hablan cuando comen?
– No, no me habla. Yo le digo: contame vos todo tu día. Entonces él está un rato monologando. Me doy un baño de vapor. Es un sol.
– Además tenés que descansar una cantidad de tiempo, trabajás el fin de semana.
– No existen los fines de semana porque hay doble función y los feriados se trabaja mucho más.
– Hay que llevarse bien para convivir en esa situación.
– Sí. ¿Sabés que no discutimos? Somos dos personas que siempre tenemos buen humor. Estamos cruzados de horarios. Él se levanta muy temprano y a mí me encanta dormir, me pone de buen humor poder dormir. Tengo una rutina que me permite estar hasta las diez de la mañana durmiendo.
– Hay muchas cosas que hay que negociar.
– Sí. Yo no cocino nada. Un horror.
– ¿Cuál es tu tarea en la casa?
– Se rompe una lamparita…el arreglo. Hay un problema con el lavarropas, me encargo. El microondas, lo que sea.
– Electrodomésticos?
– Sí, o pintura. El otro día cerré un agujero, cemento, todo eso.
– Mantenimiento.
– Sí, te hago la agujereadora eléctrica. Toda esa parte yo te la cubro. Soy la que me levanto más tarde. Él se levanta temprano, hace la comida y no solo me hace la comida a mí sino que me espera para cenar.
– ¡Es una madre!
– Es un divino. Son esos momentitos que si no los aprovechamos…
– ¿En tu casa o en la casa de él?
– En la mía.
– Estás de local.
– Estoy de local, sí, cambia. Pasa que a mí me llevó muchos años poder tener mi casa y amueblarla y decorarla como quería y como la soñaba. De pronto él cayó en mi vida y yo le dije: ‘no me voy a ir de acá, estoy hace cuatro años haciéndola’. Y se vino él.
“NUNCA HABÍA CONVIVIDO. ME GUSTABA VIVIR SOLA”
– ¿Nunca habías vivido con una pareja?
– Nunca había convivido el cien por ciento. No, nunca había convivido. Me fui a vivir sola desde muy joven, me gustaba vivir sola.
– Cabré debe haber querido convivir, algún otro también. ¿Qué les decías?
– No, no, no, estábamos bien. Pasábamos tiempo juntos y le encontramos la vuelta, dormimos en tu casa y mañana en mi casa. Yo sabía que cada uno tenía su lugar.
– Qué hizo el tipo para que vos aceptaras convivir?
– No sé. Pude terminar mi casa, entonces yo ya no me quería ir a otro lugar. Era alguien con quien yo me acompañaba. Pese a que hace poco que estamos, parece que hace años que estamos juntos. Te entendés con el otro, te acompañás. No me rompía para nada en nada, ni yo a él.
“LE DIJE: TENGO MIEDO QUE NO NOS SOPORTEMOS EN 15 DÍAS, QUE NOS CANSEMOS DEL VÍNCULO”
– ¿Hubo una mudanza o un día se quedó, después se quedó al día siguiente y así se fue quedando?
– Empezó a pasar eso, era diciembre. Me dijo: vamos a vivir juntos. Sí, dale. Y una semana antes de que se concrete, yo me asusté. Dije: ‘ay, no, no estoy para convivir, perdón’. ‘Es que yo nunca tomé esta decisión, tengo miedo que todo se vaya por la borda y que no nos soportemos en 15 días, no quiero que nos cansemos del vínculo’. Así que me eché para atrás todo el verano y en marzo le dije: ‘sí, dale, quiero dar ese paso’.
– ¿Él no insistió en diciembre?
– No, me respetó, me re bancó, lo re entendió también. ¡No era con él! No estaba segura. Sentía que lo hacía porque había que hacerlo o porque yo lo había motivado a él más que porque yo quería. Después en marzo le dije que sí y vino. Dije: ‘que sea lo que Dios quiera, de última, siempre es reversible’. Y vivimos juntos desde entonces.
– Creo que el secreto es que se conocen trabajando y saben cómo es el ida y vuelta entre ustedes.
– Y también que yo, así como te lo estoy contando a vos, se lo dije a él. Soy muy honesta, no es que busqué palabras para no dañarlo, no herirlo, porque no era con maldad. Siempre todo lo que me pasa se lo trato de expresar con la cruda verdad.
– Hay un grado de intimidad que se arma siempre con el que es productor o productora. De confianza, donde uno discute de igual a igual. Esa persona se vuelve necesaria. Acá además te hablaba por la cucaracha, ¿era ratonero?
– ¿Sabés que no me pasó por ese lado? No lo había pensado.
– La voz te da indicaciones, te acompaña…
– Puede ser en esa etapa de no saber si al otro le pasaba algo con vos, porque como decís vos es un vínculo muy estrecho, hay mucha confianza y es de igual a igual en un montón de aspectos. De pronto había que romper eso que funcionaba tan bien porque algo personal o emocional me estaba pasando y a él también. Era un vínculo que uno no quería romper, no queríamos cagarla básicamente. Entonces hubo todo una etapa donde yo no sabía si te gustaba y vos no sabía si me gustabas, raro.
– ¿Así que no hubo un plan de él para enamorarte?
– Yo creo que no. No lo voy a saber ni lo va a blanquear. No, no, no sé.
– Puede volverse indispensable el productor, uno necesita todo el tiempo chequear cosas con él.
– Y si no está para la grabación del programa es una catástrofe que venga otra persona. Sí, es verdad, de hecho sigue siendo el productor del programa.
– El tema es cuando empezaron a hablar a la madrugada, ponele.
– Obvio, ahí yo estaba haciendo teatro. ‘¿Y cómo te fue en el teatro?’ Ya no tenía nada que ver con el programa.
– Él preguntaba, ¿él tomó la iniciativa?
– Sí, puede ser. Yo soy muy de salir por el lado del humor. Me acuerdo que él tiró un mensaje avanzando, siendo honesto, y yo le tiré un chiste. ‘Me parece que tenemos que hablar’, algo así, yo me hice la graciosa y él pensó que yo lo estaba mandando a la B. Entonces después me tocó a mí remontar esa situación.
– Tu novio, Claudio Brusca, Peluca, es el productor de tu programa ‘Bienvenidos a ganar’. Y durante mucho tiempo fue productor de los programas de Guido Kazka.
– Yo me acuerdo de él porque también produjo High School Musical en su momento. Yo había ido a ese casting, había pasado la siguiente ronda, me agarró cagazo y me volví a mi casa, no quise seguir. Éramos miles y miles en un estadio y pasaban los productores e iban anotando a los que ellos consideran que tenían aptitudes. Y me acuerdo de él. Yo había pasado de ronda, ‘me elegiste en algún momento’, le dije.
– Leí que tus viejos se separaron cuando tenías 11 años. Los que tenemos los papás separados desde chicos a veces tenemos algunos rollitos, nos cuesta creer que una pareja puede durar mucho o quizás para siempre.
– Hay algunas cositas a resolver, sí. Ni hablar. Yo lo noto más, no en los que tenemos los viejos separados, sino en los que tienen sus papás juntos. Hay algo de seguridad en la familia, en la pareja, yo eso no lo tengo porque no lo viví. Y también viví una etapa donde era raro tener a tus papás separados, hoy lo más raro es que estén juntos. Cuando era más joven tenía en la cabeza eso de encontrar el amor para toda la vida, esa cosa más de película o más de Disney. Hoy veo las cosas de otra manera, vivo de verdad lo que está pasando ahora. Obviamente me encantaría tener proyección y formar mi familia y todo, pero no tiene que ser para toda la vida y si no es sería una frustración.
“SENTÍA QUE NO IBA A SER MADRE JOVEN, A LOS VEINTI. SÍ ME GUSTARÍA SER MADRE”
– ¿Lo tenés planificado también junto con tu carrera en qué momento te decidirías a tener hijos?
– No. Sí sentía que no iba a ser madre joven. Me refiero a los veinti. No, nunca me lo había imaginado, tampoco me nació el deseo. Sí me gustaría ser madre. Todavía no se dio, supongo que en algún momento.
– Podés congelar óvulos también. Hay un montón de opciones ahora.
– Tampoco lo evalué, el día de mañana que queramos, veremos qué opciones hay. Vamos paso a paso. Pero sí, me gustaría.
– ¿Viste que a esta edad empiezan todos a preguntar, sobre todo la familia?
– Sí, mi familia no tanto, me conocen, saben que no era que tenía planeado ser madre años atrás, sino que me gustaría en esta década. Sé que les encantaría, pero no me presionan para nada. Pelu tampoco, yo sé que le encantaría ser padre. Lo hemos hablado, pero también entiende que estoy también en una etapa de muchas concreciones y cosas que están pasando divinas que merecen un tiempo. Me gustaría poder encontrar el espacio después, pasará cuando tengan que pasar si es que pasa.
– Pelu te conoce, ya sabe, te espera. Ya sabe cómo termina resultando, cómo fue con el tema de la convivencia.
– Ya me ve la cara. Como productor me veía la cara y a través de una cámara se daba cuenta de todo lo que yo ya iba pensando, porque pensamos muy parecido. Imaginate en persona. Sí, me ve y me lee.
– ¿En este momento está todo bien ahora en tu mundo ¿o no? Anda muy bien el teatro, anda muy bien la tele, anda muy bien la vida privada. No hay nada que mover. ¿Lo dejamos así, congelado?
– ¡No! Es como cuando decís ‘tocá madera’. Es disfrutar. Yo creía siempre que había algo que tenía que estar en desequilibrio, la balanza de la vida. Y hoy me encuentro en un momento donde al programa le está yendo bien y en casa nos sentimos muy bien, mi familia tiene salud. Sí, la verdad que estoy contenta. Me siento bendecida.