Patricio Toranzo, conocido popularmente como “Pato” Toranzo, jugó como volante y dejó una huella imborrable en varios clubes. Desde su debut profesional en 2003 con RiverPlate, demostró su talento y versatilidad en el campo. Sin embargo, fue en Huracán donde alcanzó su máximo nivel. Se convirtió en una pieza clave del equipo conocido como “Los Ángeles de Cappa”, en alusión al DT Ángel Cappa, en 2009.
Tras su paso por Racing Club y una experiencia en el fútbol chino con Shanghái Shenhua, Toranzo regresó a Huracán en 2014, donde vivió algunos de sus momentos más memorables, incluyendo la conquista de la Copa Argentina y el ascenso a Primera División.
También vivió la situación más difíciles de su carrera en febrero de 2016, cuando el micro que transportaba al equipo de Huracán sufrió un grave accidente en Venezuela que dejó graves secuelas en su cuerpo.
En los últimos años de su carrera, tuvo un breve paso por Almagro y el Club Atlético Ciclón de Bolivia, antes de regresar a Huracán en 2020. Finalmente, en 2022, anunció su retiro del fútbol profesional a los 40 años.
Leo: — ¿El accidente te hizo reflexionar sobre la necesidad de prepararte y de tener un plan B del fútbol?
Pato: — Psicológicamente fue muy difícil. Fue un antes y un después lo que ha pasado, tanto en mi vida personal como deportiva. Estaba en uno de los mejores momentos de mi carrera, o es lo que creo yo. Tenía 33 años. Hoy tengo 42. Había transitado este deporte con tanto profesionalismo y con muchas barreras por pasar porque no es todo lindo. Son muy pocos los momentos lindos en el fútbol, entonces nosotros nos preguntamos ¿en qué momento disfrutamos? Nunca. No podés disfrutar al 100 por ciento.
Leo: — ¿Se vuelve a tener ese nivel de felicidad de jugar a la pelota cuando eras chico en el potrero una vez que te convertís en profesional?
Pato: — Se disfruta poco. Los buenos momentos son esporádicamente.
Leo: — ¿Solo cuando ganas?
Pato: — Sí. A veces te preguntás: ¿Qué es la felicidad completa dentro del deporte? Y no existe porque todos los días tenés que reinventarte. He pasado muy buenos momentos en el fútbol, como muy malos también, desastrosos desde algún punto. Pero era lo que yo había elegido y tenía que reinventarme todos los días. Eso es en lo personal, no sé qué pensará cada jugador, pero a nosotros se nos pasan muchas cosas por la cabeza mientras corremos atrás de la pelota durante tanto tiempo. Tenemos la cabeza enfocada en eso, en entrenar al 100 por ciento y después rendir el fin de semana porque eso te da el crecimiento no solamente en lo individual sino en lo grupal, en lo institucional. Creo que no alcanzamos al 100 por ciento de la felicidad. No se disfruta tanto. Me ha tocado salir campeón y levantar una copa porque hay muchos jugadores que nunca sintieron que es eso. Pero al otro día tenés que reinventarte nuevamente y esa película ya pasó. Tener que volver a hacer otra película.
Leo: — ¿Es un error proponerse ser feliz en una actividad que tiene tanta exigencia a nivel profesional, económico, que genera tantas cosas?
Pato: — Hay que prepararse para eso porque en el fútbol están más los momentos malos que buenos. Yo no nací sabiendo, me fui preparando, aprendí con los más grandes, aprendí a escuchar. He cometido errores, como todos, al manejarse en una declaración, adentro del club, eso es un aprendizaje para que el día de mañana no vuelva a ocurrir.
Accidente
El micro que transportaba al plantel de Huracán protagonizó un grave accidente en Venezuela el 10 de febrero de 2016, tras quedarse sin frenos y volcar en una rampa de emergencia en la autopista Caracas-La Guaira. Tres personas resultaron heridas por el hecho.
El plantel se dirigía al aeropuerto de Maiquetía después de haber logrado la clasificación a la fase de grupos de la Copa Libertadores. Pato Toranzo sufrió la amputación parcial de cuatro dedos del pie izquierdo. Contra todo pronóstico, se recuperó y volvió a jugar tres meses después, demostrando una fortaleza admirable.
En el accidente también resultaron heridos el delantero Diego Mendoza, quien debió ser intervenido quirúrgicamente por una lesión en un tobillo; y el preparador físico, Pablo Santella, que tuvo una fractura en la zona de la pelvis.
Leo: — ¿Tuviste que recurrir a la terapia después de ese episodio?
Pato: — No, no quise. A mí la fuerza me la dieron mis hijos, mi familia. Era quedarme postrado en una cama o salir a adelante y opté por salir adelante por mis principios porque me parecía injusto que de la noche a la mañana tenía que dejar este deporte que es hermoso, más allá de sus cosas buenas y malas. Era injusto porque mis padres tampoco estaban bien. Yo les tenía que dar fuerza a ellos.
Leo: — Nadie está preparado para una situación así. Los familiares no están preparados para la fama tuya, menos para un accidente de tamaña magnitud. Fuiste muy fuerte.
Pato: — Sí porque todo el tiempo me miraba lo que me había ocurrido, entonces me preguntaba ¿por qué me pasó esto a mí? y a su vez pensaba ¿por qué no a mí? ¿quién soy yo? Estoy agradecido, primero, que estoy con vida.
Leo: — ¿Te podrían haber amputado toda la pierna y no cuatro dedos?
Pato: — Sí, claro.
Leo: — ¿Te lo llegaron a decir eso?
Pato: — Solamente con verme me di cuenta que corría el riesgo de que me corten la pierna. Fue todo muy rápido. Yo estuve consciente en todo momento, salvo un momento en el que entro en un estado de shock en la primera sala en la que nos llevan de urgencia. No sabía si estaba soñando, si estaba vivo, no sabía, estaba perdido. Pensé que era un sueño porque las cosas que nos habían ocurrido y transitado en esos cuatro minutos y medio que estaba bajando el micro hacia el accidente, fue tremendo.
Leo: — ¿Te acordás todo?
Pato: — Sí. Fui consciente en todo momento, desde el trayecto que venía bajando el micro hasta el momento del accidente. Yo obviamente no me doy cuenta que a mí me corta parte del pie. Yo caí parado con la pierna izquierda y a mí me corta el marco y el vidrio que chocó el piso. Yo primero caigo con el pie antes que el micro y el micro después cae y se desliza cuatro o cinco metros para atrás porque estábamos en pendiente. Adelante tenía un compañero y cuando quise reaccionar para poder ayudar, me di cuenta que había pisado en falso y cuando me miré tenía los dedos expuestos. Me quedó solo el dedo gordo, que lo tenía bastante comprometido también.
Leo: — ¿Y cómo siguió todo?
Pato: — Ahí salimos para afuera del micro. Empezaron a gritar: “Salgan todos que va a explotar” porque perdía nafta. Primero fuimos a una salita y después a una clínica privada, donde ahí fue la mayor incertidumbre de mi vida. Yo no quería que me duerman entero. Pedí la anestesia por la columna porque quería ver qué era lo que me iban a hacer porque para ellos era fácil cortarme la pierna porque corría riesgo de infección, era lógico porque había vidrios, tierra, etc. Yo pedí por favor que no me durmieran porque yo quería ver realmente qué es lo que me estaban haciendo en otro país. Venezuela estaba comenzando lo que lamentablemente es hoy. Tenía miedo porque era otro país. Para los médicos sos un paciente, no sos un deportista. Para ellos era cortar la pierna hasta donde tuviera infección. Cuando me pasa esto lo primero que le digo al masajista del equipo, a Leonel Prepo, es: “Por favor, quiero seguir jugando”. Puse al deporte por encima de mi vida. Cuando iban pasando las horas, me di cuenta que primero estaba mi vida, mi pierna, mi salud. El deporte es un condimento, la vida es otra cosa. Hoy estoy fuera del fútbol y digo: “Mirátodo lo que he vivido”. He transitado casi la mitad de mi vida por este deporte. Yo siempre digo que los deportistas de alto rendimiento estamos presos en libertad.
Leo: — ¿Cómo sería eso?
Pato: — Tenés que cuidarte en un montón de cosas, más cuando estás en un club grande. Tenés que cuidarte en todo, en las comidas, en el levantarte a cierto horario, hacer una vida rutinaria durante mucho tiempo.
Leo: — En cómo hablas con la gente, con quién te sacas una foto, hoy con las redes sociales, las mujeres, la fama, el dinero, cómo declarás…
Pato: — Sí, en todo. Si perdés tenés que encerrarte. Cómo le explicas a tus hijos: “Mirá no puedo ir a comer porque hoy se perdió y no quiero pasar un mal momento”. Si vas a cenar con tus hijos, tus familia, estás tomando agua, después alguien sale y dice que tomaste vino hasta las 3 am. Estamos viviendo en una locura en este deporte que es hermoso, pero nos fue llevando a un extremo también. Toda mi vida pasé preso en libertad. Es difícil.
Leo: — ¿Es verdad que cuando volviste a las prácticas le pedias los botines a Wanchope porque tus dedos sangraban? ¿Por qué se los pedías? ¿Eran más grandes?
Pato: — Me ha cambiado el pie. Increíble. Yo siempre calcé 39 y medio; y el calzaba un poquito más, entonces a mí se me había ensanchado el pie. Entonces, los botines que yo usaba no los pude usar más. Tenía que usar otras alternativas y la verdad es que me dolía muchísimo. Hasta el día de hoy me duele. 24 horas me duele el pie izquierdo porque lo mío es óseo. No me circula bien la sangre. No lo cuento para dar lastima, simplemente es lo que me estaba ocurriendo y me sigue pasando. Me hago masajes para que la sangre me circule bien sino se me pone muy duro el pie y tengo que aflojar esa zona. No me puedo golpear con nada, descalzo no puedo andar, no me puedo poner cualquier zapatilla tengo que ver el tema de las costuras y demás. Es como reinventarte todo el tiempo. Ya no soy el mismo. Cuando voy a la playa también, la gente se acerca y te mira el pie o te pregunta qué fue lo que pasó.
Leo: — Es que fue muy fuerte y sos un ejemplo de entereza.
Pato: — Mucha gente me ha escrito para contarme que le ha pasado. Hay muchos chicos que les pasó y no pudieron jugar más. Hasta los mismos médicos hoy me dicen: “No sé cómo pudiste volver a jugar”.
Juicio
Leo: — ¿Tenés un juicio con Huracán por el accidente? ¿En qué quedó?
Pato: — Sí, se inició en el 2018. El accidente fue el 10 de febrero del 2016. Yo en el primer momento lo único que quería era recuperarme porque no sabía si iba a perder la estabilidad o no, después cuando no perdí la estabilidad, traté de avanzar deportivamente para ver si podía volver a jugar porque, obviamente, todo el mundo me daba como retirado por la magnitud de lo que había pasado.
Leo: — ¿Y vos querías volver a Huracán?
Pato: — Sí, claro. Yo había firmado por dos años y medio. Se me han caído operaciones importantes al exterior por el tema de que me preguntaban siempre cómo estaba del pie y es normal.
Leo: — ¿En qué situación está actualmente el proceso judicial?
Pato: — Está vigente. Hace ocho años que pasó lo del accidente y te soy sincero yo lo único que le dije a mi abogado es que no le quería hacer daño al club porque había una organizadora en este caso, que era Conmebol. Nosotros viajamos por Conmebol, que es solidariamente responsable del accidente. Yo no podía hacer una demanda solamente a Conmebol porque la Justicia no me la iba a tomar, aparte yo estaba trabajando en Huracán, más allá de que mi corazón estaba ahí y todo lo que había vivido en el club. Pero ya después es decisión de la jueza que dictamine.
Leo: — Está bueno que lo aclares porque la gente de Huracán lo debe saber, pero también debe decir: ¿cómo nos hace juicio a nosotros?
Pato: — Es que yo como ciudadano tengo que pelear por mis derechos en este caso. Lo primero que le pregunté al abogado fue eso porque no quería dañar a Huracán. Yo tengo una historia con el club que va a quedar de por vida. La gente me preguntaba y me sigue pasando. Hace poquito se me acercó un señor grande y me preguntó: “¿Por qué le hacés juicio a Huracán?”. Le digo: “¿Quién soy yo para vos? Y me dice: “Sos mi ídolo”. “Si yo agarro un hacha y te corto cuatro dedos del pie. Me vas a perseguir hasta debajo de la cama con querer hacerme juicio por más que yo sea tu ídolo”, le dije y el me respondió: “Tenés razón”. Me dio un beso y se fue. Esto no es querer dañar sino que alguien se haga responsable de las cosas que estuvieron sueltas y no menciono otras empresas porque no vienen al caso…
Leo: — ¿Vos estás esperando ganarle el juicio a Conmebol como entidad organizadora más que a Huracán?
Pato: — Yo estoy esperando un llamado de ellos. Yo siempre quise arreglar las cosas, tanto con los dirigentes anteriores como los que están ahora saben lo que yo quise hacer. Me dijeron: “Nosotros con Conmebol no nos podemos meter”. Perfecto, entonces que siga por la vía legal. ¿Sabés cuándo empiezan a actuar? Cuando a uno le pasa. Cuando le pasa al otro está mal. Yo entiendo y se la voragine de la gente y la vida que nadie se va a poner en tu lugar. Te lo puedo contar y queda como una anécdota. Nunca te vas a poner en mi lugar con todo lo que pasé. Es difícil de imaginar. Yo jugaba con los pies, es lo mismo que a un pianista le corten las manos y no pueda tocar mal el piano.
Críticas
Ser jugador de fútbol, ídolo de un club y reconocido a nivel mundial no siempre es satisfactorio. Junto a los aplausos, la fama, el éxito y el dinero, también llegan las críticas y los reclamos.
Es por eso que la preparación de los deportistas de alto rendimiento no solo se enfoca en el físico sino que también aporta herramientas a nivel mental para soportar los cuestionamientos, las malas rachas y los desafíos, entre otras cosas.
Leo: — ¿Los insultos del hincha duelen o son entendibles?
Pato: — A mí me ha pasado que he tenido un puesto muy determinante, desde un pase, desde una triangulación, sociedades dentro de la cancha, habilitar a un compañero, tuve un puesto muy clave en todos estos años, pero yo me he preparado para eso también. Los silbidos y como la gente se manifestaba en ese momento porque al equipo no le iba bien o a mí personalmente no me iba bien, me hizo crecer. Gracias a la gente yo crecí.
Leo: — ¿No te hicieron mal? ¿No te dolía?
Pato: — No, no me dolía porque para mí la próxima jugada era la más importante.
Leo: — ¿No te dolía porque entendiste el código del fútbol?
Pato: — Sí, exactamente. Vivimos con interacciones dentro de la cancha que obviamente todas no te van a salir bien. Si cometí un error en la cancha, la próxima tiene que ser mejor. No me puedo quedar en esa acción que hice porque te vas del partido, te desconcentras, tenés que tener mucha concentración dentro de la cancha.
Leo: — ¿Normalizamos algo que no está bien? Esto de la puteaba exagerada, sobre todo en Latinoamérica…
Pato: — Y sí. Pero el que es hincha, es hincha, y uno lo entiende. Muchas veces he escuchado: “Van para atrás, no quieren ganar” y yo creo que estamos todo ahí para crecer institucionalmente, personalmente. ¿Cómo no vamos a querer ganar? Todos quieren crecer deportivamente. Corre el orgullo nuestro también.
Leo: — Riquelme presidente de Boca, Verón de Estudiantes, fueron grandes en sus carreras y se prepararon para esto, ¿serían buenos entrenadores o está bien que sean dirigentes de nivel? ¿Cómo los ves y cómo te ves vos?
Pato: — Me parece bien que la gente del fútbol se involucre en la cuestión dirigencial o como técnicos, cada uno tiene su forma y su manera de manejarse; y no es fácil ni estar de un lado ni del otro. Me parece bien que se involucren ex jugadores porque tienen el conocimiento para sobrellevar todo eso, con errores, con virtudes. Por lo general, de los dirigentes, el que no fue futbolista o deportista de alto rendimiento, se pierde un montón de cosas: lo que es el vestuario, el día a día, se enteran las cosas por boca de otro y el que lo tiene que vivir es el que estuvo involucrado tanto tiempo en el fútbol. Creo que a nivel estructura para poder sobrellevar todo esto en el deporte está bueno que se involucren cada vez más deportistas o ex deportistas.