Se llama Lucila Villar, es La Tora para todos desde Gran Hermano. Hace streaming a toda hora por Telefe, pero el horario central lo conduce sola y la miran miles y miles de personas en todo el mundo. Conduce con oficio, como si siempre lo hubiera hecho. Es la sobreviviente de una historia muy dura y la artífice de su presente exitoso. La Tota justiciera, la Tora resiliente, la Tora puro carisma.
- Gracias por tus palabras. Es verdad, estoy muy feliz. Yo sabía que en algún momento iba a hacerme conocida y que después iba a llegar a eso que quiero, que es conducción de aire.
- ¡Contestas los mensajes de las redes!
-(Risas) Sí, pero soy una boluda. Ahora ya no. Trato de escuchar lo que me dicen mis jefes.
-¿Cómo es la rutina con tantas horas en el aire?
-Me levanto con la cámara. No, mentira.
-¿Hay tiempo para entrenar y para todo lo demás?
-Sí, hace dos meses me puse como prioridad coaching, psicólogo y entrenamiento y si tengo un evento o algo, no voy. Priorizo mi salud y mi salud mental.
-¿Cuando ya no esté Gran Hermano qué quedará de todo en el schedule?
-Gracias a Dios hay algunas cositas dando vueltas, se están interesando…
- ¿En la tele?
- En mí…, yo estoy feliz. Yo sí a todo. Sí, en la tele, sí a todo mientras sea de Telefe y mientras me guste, si no me gusta digo que no.
“ANTES DE GH TENÍA DOS TRABAJOS PORQUE QUERÍA FACTURAR MÁS, QUERÍA MÁS PLATA. SIEMPRE FUI DE QUERER MÁS DE TODO”
- ¿Cómo fue volver a la vida real después de tu Gran Hermano? ¿Te costó organizarte y retomar las actividades?
- Me costó más que nada con el gimnasio y con la alimentación. Yo siempre trabajé mucho. Me levantaba a las 5 y media de la mañana para tomar el tren, para ir al trabajo, para entrenar, me llevaba mis viandas. Entonces siempre tuve el día ocupado. Yo tenía dos trabajos antes porque quería facturar más, quería hacer más plata. Siempre fui de querer más de todo, siempre estuve activa y no me gustan los tiempos muertos.
-¿Qué hacés con la plata? ¿Para qué ahorrás?
- Para mi primera casa. Una vez Pampita dijo: ‘el auto chicas, va y viene, pueden viajar de canje. Primero su techito’.
-Tenés una alimentación bastante estricta.
-Sí, ahora estoy un poco más libre. Era muy estricta, pero muy estricta. Como saludable, a veces ahora me quiero clavar una pizza o una hamburguesa y como. Sino pollo, arroz integral, verduras, huevos, todo para entrenar.
- Pasó el tiempo y seguramente ahora te queda más claro, ¿qué te dejó para siempre el encierro en la casa de GH? ¿Qué de malo, de bueno, de loco?
- Me ayudó a manejar el carácter y a entender también a la sociedad. En la casa había cosas que no iban conmigo, con mis ideales, y para volver a entrar tuve que hacer un personaje. Ver lo que veía la gente de afuera y entender que no me lo tenía que tomar personal. Y así con todo lo que me pasa hoy en día.
-¿Estás diciendo que ahora hacés personajes cuando lo necesitás?
-Si yo no me quiero sacar, yo sigo en una. Intento tomar a la otra persona como un personaje y que a mí no me afecte.
“GRAN HERMANO SIGUE PARA NOSOTROS PORQUE LAS CÁMARAS SIGUEN EXISTIENDO PARA NOSOTROS”
-¿Aprendiste a mentalizarte?
-Sí, uno piensa que Gran Hermano termina y en realidad Gran Hermano sigue para nosotros, porque las cámaras siguen existiendo. Si quiero hacer algo me mentalizo que estoy en Gran Hermano, que hay cámaras que me están mirando, sonrisita y a seguir.
“MI OBJETIVO ES SER CONDUCTORA. Y LO QUE QUIERO NO VA DE LA MANO CON MOSTRAR MIS EMOCIONES”
-¿Tenés ahora cámaras que te siguen?
- Sí, siempre hay, en todos lados, en la calle, en un programa. Estoy mucho tiempo en el aire y muchas veces no tengo un día bueno. Mi objetivo es ser conductora y lo que quiero no va de la mano con mostrar mis emociones, entonces me mentalizo. Por eso tengo psicólogo, coaching, gimnasio…(risas)
-¿Y con el afuera de tu trabajo? ¿También con el afuera te ayuda “mentalizarte”?
-Si, me refiero a no tomarme tan personal todo. Digo, ¿tiene solución? Sí. ¿Para qué me voy a preocupar? ¿No tiene solución? ¿Para qué me voy a preocupar si no tiene solución? Ya venía de un trabajito de un par de años con este tema de visualizar. Pero sí, esto fue como un curso intensivo. Dije, ‘tengo que aprender porque viene otra persona y me puede sacar el lugar’.
- Hace pocas semanas en el streaming algo te puso muy triste y saliste del aire. Volviste con anteojos negros.
- Te juro que la pasé muy mal ese día. Hicimos un dúplex con Santi (del Moro) y yo escuchaba doble. Lo escuchaba a él y escuchaba también una parte de mi stream, como atrasado. No tenía manera de seguirlo y me frustré. No podía escuchar lo que él me decía y sentía ‘estoy fallando’. Fue una presión que me puse a mí misma. Me dijeron que son cosas que pueden pasar. No podía seguir la conversación hasta que le dije en pleno aire ‘Perdón Santi, no te puedo seguir’.
- Y te pusiste a llorar. Pensé que te había afectado lo que se habló de la relación con tu mamá.
- No, no me shockeó eso. Porque a mí lo que piensan de mi vieja no me importa, porque yo a mi vieja la amo. La veo muy seguido, todos los días hablamos. Tampoco podemos dar un ejemplo de familia perfecta porque si no la otra persona que está mirando esta nota se pega un corchazo. Fue una cosa profesional.
- ¿Sentiste que estabas fallando?
- Si, mal. Igual todos mis jefes me dijeron: tranquila, no pasa nada.
“PASÉ TANTAS COSAS EN MI VIDA QUE CUANDO SALÍ DE LA CASA NADA ME IMPRESIONÓ. YO NO ME JUNTO CON GENTE FAMOSA”
- No tenés una carrera en los medios pero sos muy canchera conduciendo. ¿Cómo es de golpe tener un club de fans?
- Te voy a decir algo y vas a decir ‘me está boludeando’. Pasé tantas cosas en mi vida y siempre tuve todo que cuando me hice conocida o famosa nada me impresionaba. No es que lo que me estaban ofreciendo yo no lo tuve en mi vida. Entonces sigo siendo la misma de siempre. Yo soy lo más simple que hay, yo no me junto con gente famosa. Sí salgo a bailar salgo con personas conocidas. Me dedico a mis amigos, a mi familia, a mi gente.
- ¿Qué vio la gente en vos? Hay personas que estuvieron en Gran Hermano más tiempo que vos y no pasó nada con ellos. ¿Vio una justiciera? ¿Qué es lo que vio?
- Creo que vio a la Tora que todos tenemos adentro, o la que les gustaría tener. Porque el hate es esa gente que odia a las mujeres y a las pibas que salen a hablar. Entonces creo que es la Tora que tienen adentro, la Tora que no sale y la que quieren callar.
-¿Es la Tora que dice todo lo que piensa?
-Sí, y que lo dice de la manera que le sale. Hoy en día, gracias a Dios, digo las cosas de una mejor manera. Se me va a cambiar la cara, pero ya no te voy a insultar. Ahora con palabras o con mi verdad, ya estoy.
“GRAN HERMANO ES UN POCO COMO VA EL PAÍS. ESTAMOS EN UN GOBIERNO TOTALMENTE DISTINTO. ASÍ ES COMO ESTÁ LA SOCIEDAD”
- La Tora justiciera. De este Gran Hermano, ¿a qué atribuís esta virulencia, violencia, agresividad?
- Yo creo que vamos como va el país. Soy apolítica, pero creo que es un poco como va el país. El cambio de gobierno fue en diciembre, estamos en un gobierno totalmente distinto. Creo que así es como está la sociedad.
- ¿Este Gran Hermano representa lo que pasa afuera?
- Si, está estudiado que es lo que representa la sociedad.
- ¿O sea que Furia, por ejemplo, está representando un momento del país? No se sabe si es estrategia, es personalidad, si hay un poco de locura.
- La realidad creo que la vamos a conocer cuando esté afuera. Creo que es muy buena jugadora. Tiene algo de furia porque si no tendría ese apodo, también creo que es una coraza como ella dice. Pero hoy en día es la mejor jugadora de Gran Hermano en años.
- Pero no es la única persona a la que se vio enojada, agresiva. Hubo otros protagonistas así.
- Sí, este es mucho más violento.
- En ningún momento nadie que volvió a entrar modificó ese clima.
- No, pero porque todavía del programa sigue gustando esto.
“YO LE DECÍA AL PSICÓLOGO DE LA CASA: ‘NO PUEDO CREER QUE ESTO LE GUSTE A LA GENTE’”
- Es muy loco también que te hayan sacado por la misma razón por la que te querían, por justiciera.
- Sí, obvio. Por las cosas que a mí no me gustaban y que entendía que de afuera gustaban yo tenía que ir todas las semanas al psicólogo. Le decía, yo sacada, ‘¡no puedo creer que esto le guste a la gente!’ Entonces entendí que mi manera de jugar en la casa era estar como la gente quería y mi verdad decirla en los momentos de confesionario que estábamos en el aire con de 20, 24, 28 puntos de rating.
- Lo que te ‘sacaba’ era cuando algo se decía en contra de las mujeres.
-Sí, eso fue siempre.
“ME HUBIESE GUSTADO QUE SE HUBIERAN DADO CUENTA. YO LO CONTÉ DE GRANDE, A LOS 24″
- En la vida? ¿Por qué?
- ¿Por qué no traje las gafas de invisibilidad? (Risas). Porque me hubiese gustado que lo hicieran por mí cuando era más chica, o que se hubieran dado cuenta. Entonces ahora yo estoy alerta a todo.
- O sea que hubiera gente alrededor alerta cuando sufriste el abuso intrafamiliar.
- Sí, gente que se diera cuenta. Yo lo conté grande, a los 24.
- Es mucho tiempo callada. ¿Desde los 9 años hasta los 24 no lo hablaste nunca?
-Nunca.
- ¿En terapia?
- No.
-¿Con tu vieja?
- No, tampoco. Con nadie. Dije: ‘yo puedo sola’.
“UNA CUANDO FUE ABUSADA PRIMERO SIENTE VERGÜENZA”
-¿Sentías que podías sola o te costaba hablar?
- Un poco de vergüenza, porque uno cuando es abusada o abusado, primero siente vergüenza, como que fue mi culpa. Después de grande uno entiende que no. Simplemente me callé para no herir a las personas cercanas mías, desde chiquita cuidándolos. Hasta que en un momento dije: no puedo más.
- Eso fue mucho después. Ya no se podía hacer nada.
- Ya no se podía hacer nada.
“MIS VIEJOS NO LO PODÍAN CREER. ‘SI ESTUVIERA VIVO LO MATO’. MUY TRISTES”
- ¿Qué te dijeron tus viejos?
-No lo podían creer. ‘Si estuviera vivo, lo mato’. ‘No puede ser’. Muy tristes.
-Deben haberse sentido que no estuvieron atentos.
-Sí, seguramente, pero no les echo tampoco la culpa. Soy una persona muy camaleónica. Yo tenía mis actitudes después. Siempre fui la oveja negra de la familia.
-¿En qué sentido?
- En todo. Yo salía jueves, viernes, sábado, domingo, lunes, martes o tenía grupos bastante turbios. A los 14, 15, 16, 17, 18, 19. Siempre fui ‘la distinta’. Entonces nunca lo quise contar.
- ¿Sos fuerte? ¿Te sentís fuerte?
- Sí, no hay opción. Todos tenemos nuestros días malos. Pero soy muy consciente de todo, cuando estoy mal me doy lugar a estar mal a solas o con mi coach o con mi psicólogo. No que la gente de afuera vea eso.
- Si hay psicólogo, ¿para qué coach?
- El coaching te ayuda más a manejar el momento, las situaciones. Me ayuda a seleccionar cosas, a manejar las emociones.
-¿Te asumiste feminista a partir de lo que atravesaste? ¿Sentiste que no querías quedarte callada cuando están en peligro otras mujeres?
- En realidad no, siempre tuve esa actitud de defender. Yo me acuerdo una vez, debía tener ocho años, que estaba tomando un helado con mi mamá y un señor le estaba mirando la cola. Me di vuelta, vi el señor ese mirándole la cola a mi mamá y yo le dije ‘qué mirás viejo boludo!’. Y mi mamá: cállate Lucila. ¡Te está mirando la cola!
- ¿Después te pusiste a leer sobre feminismo?
- Sí, obvio. Estoy al tanto de todo, voy aprendiendo cosas nuevas y también a veces aprenden de mí.
- Con los varones, ¿estás atenta a los micromachismos? Cuando por ejemplo hablan entre ellos y no registran a las mujeres presentes.
- Sí. Con mis amistades varones si veo algo que a mí no me gusta, gracias a Dios no pasa casi nunca, se habla.
- ¿Qué te gustaría que vieran de vos los que te miran por televisión?
- Que pueden. Todos. Que por más que tengan el no, que vayan por el sí. Yo soy muy de eso. Por más que tengas el no, andá por el sí. El lugar donde estoy laburando ahora, en Telefe, yo sé que lo laburé, no es que me vino de arriba. Estábamos en Fuera de joda, con 500 vistas, 2000 o 3000 y todo el tiempo yo quería agregar algo a la rutina, un invitado… Llevé un montón de invitados. Si venía alguien para entrevistar y yo no lo conocía le dedicaba la atención, el tiempo, averiguaba y preguntaba. Venía un momento chivo y ‘lo quiero hacer yo’, nadie decía que lo quería hacer. Hice un trabajo también en el American Rockstar el año pasado en Telefe, fue algo que me marcó mucho, conocí a muchos artistas. Y de repente terminé logrando que Agus de Márama termine cantando con Abel Pintos. Fue algo creado por mí, y por la predisposición de ellos obviamente, pero fue una iniciativa mía. Y así con todos los artistas que vi.
- ¿Estás de novia?
- No, no, estoy sola, soltera. Estoy muy enfocada en mi, en mi laburo, en mi carrera. Si después me llevo bien con H o con B es otra cosa, me puedo llevar bien y no tener ninguna relación.
- Si estás pensando en tu trabajo y tu carrera, no necesariamente lo demás tiene que quedar afuera.
-Pero en este momento, donde estoy ahora, mi carrera necesita mi atención y el 100% de mi energía ahí. Y no ponerme triste por alguna noticia, por alguna persona o por lo que sea.
- O sea que si no es fácil, no. Tiene que ser fácil, cómodo.
- Ni siquiera sé si es fácil… Un compañero, no otra cosa. Pero hoy entre las personas que conocí todavía no encontré ni ese fácil ni ese compañero ni nada de eso, por eso elijo estar soltera y sola.
- Me acuerdo que en el video del casting de Gran Hermano habías dicho algo así como: ‘Todos los hombres mienten’.
- ‘Y yo también’.
- ¿Todos los hombres mienten?
- Sí, todos.
- ¿Hay uno que se haya salvado?
- No. A la larga, el tiempo siempre me da la razón.
- Algunos mienten más que otros. Años, sostenidamente.
- Obvio ¿Te mintieron?
- A mí igual que a vos, a todos. Dijiste que vos también mentís.
- Era una frase que usaba mucho antes de entrar a la casa, antes de conocer el cristianismo, de conocer el gimnasio y de que mi vida fuera otra vida. En ese momento sí mentía, no me importaba nada estar con uno o con otro. ‘Te pinto todo color de rosas’.
- ¿Entonces no es que los hombres mienten más?
- No, todos los hombres mienten y yo también. Pero hoy en día no. Después de Gran Hermano con las relaciones que tuve no mentí. No tuve la necesidad de mentir. ‘¿Te gusta? Bien. Si no, qué decirte’...
- ¿Gran Hermano dejó también un cambio en relación a los hombres?
- No, en realidad fue cuando conocí a Cristo y arranqué el gimnasio y mis hábitos fueron otra cosa. Pensá que antes estaba siempre en la noche, iba a laburar amanecida o consumía algunas cosas. Desde hace años mi rutina es entender lo que está bien, entender lo que está mal, entrenar, comer sano, dedicarme al laburo.
- ¿Cuántos años hace del cambio?
- Desde los 24, ya tengo 30. Desde que conté lo del abuso, ahí fue como una descarga, una limpieza, todo junto. Ahí cambió mi hábito y dije ‘yo no voy a mentir más, el que quiera estar conmigo, bien, y si no quiere me estás haciendo un favor’.
- ¿Cuánto tuvo que ver la religión después de contar el abuso? ¿En qué momento llegó durante esos años oscuros?
- Me ayudó mucho a sanar. Llegó un momento donde yo dije ‘no quiero vivir más, me quiero morir’. No podía más con mi vida. Entre tantas cosas conocí a un chico que me dijo: ‘vamos a la iglesia’. Y pensé, ya está, ¿qué puede pasar? ¿Qué más malo puede pasar? Me acuerdo que ese día cuando entré me largué a llorar como una beba, fue lo mejor que me pasó en la vida. A cada persona que conozco no pasa un día sin que predique la palabra, de alguna manera. Ahora lo estoy haciendo, estoy hablando de Dios.
- ¿Fue una revelación? ¿Entraste a una iglesia y dijiste ‘es acá’?
- No sé si usaría la palabra revelación. Es acá, es acá. Acá no te juzgan, acá te quieren por lo que sos. ¿O sea, quién te va a juzgar más que Él? Nadie te puede juzgar. Ahora todas las noches agradezco, durante el día, agradezco, me voy a dormir y también agradezco. Y no es que agradezco que la semana pasada me llegó una heladera nueva porque justo hice una acción, ¿entendés? No, agradezco tener agua caliente, mi techo, mi cama, que esté cuidada, tener a mi familia con salud, a mis amigos con salud. Agradezco lo esencial.
- ¿Y además de agradecer, cuál es tu contacto con Dios?
- Es orar.
- ¿Vas a misa?
- No.
-¿Te confesás?
-No, es más. ¿Conocés a Stamateas? Es a la Igle de él a la que voy. Cuando puedo voy y si no lo veo por internet. Veo mucho a Stamateas, veo mucho a Dante Gebel ahí. No te confesás porque hay alguien que lo ve todo, que ya sabe lo que vos vivís. Carol G., en sus letras más pegadas siempre al término de la canción pone un versículo, por ejemplo. Muchos artistas predican la palabra y también se ve con sus acciones. Lo que yo creo trato de que vaya también de la mano con lo que yo vivo, con lo que yo hago.
– Pensaba en eso que contaste, que entraste a una iglesia y te pusiste a llorar.
- Sí, una de demonios habrán salido...
- Llorabas porque te sentías cómoda, querida. ¿Cómo se explica?
- ¿Fuiste alguna vez a un estadio? ¿Viste que hay una energía única? ¿Que están todos alentando? Vos entras a la Igle y es un lugar donde hay fe, no sé cómo explicarte. Es una alegría y energía única que solamente va a estar ahí. En ese momento sentí felicidad. Y lloraba porque me sacaba un peso de encima.
- Alegría. ¿Cómo no volver a un lugar donde sentís alegría?
- Y paz, paz.
“NO QUIERO VOLVER A LA OSCURIDAD. SI YO YA CONOZCO EL MAL, ¿PARA QUÉ IR PARA ATRÁS?”
- Tuviste y tenés mucha disciplina con tu vida, la comida, la actividad física, la terapia, la iglesia. ¿Nunca te desviaste de este plan en todos estos años?
- No, porque no quiero volver a la oscuridad. ¿Si yo ya conozco el mal, para qué ir de nuevo para atrás? No es lo que quiero para mi vida. Tengo tan certero lo que quiero y lo que no, que atrás ni para tomar impulso. Para adelante y enfocada en mí sin ver los alrededores. No quiero ver al que está al lado, ni que está haciendo porque yo hago mi camino, yo voy para adelante. El otro día Dante Gebel decía que la disciplina mata talento y ponía de ejemplo a muchos grandes cantantes y futbolistas, que no es que un día dijeran ‘voy a jugar al fútbol, voy a ser el mejor del mundo’. Entrenaron todos los días, llevaron una alimentación saludable, llevaron esto, chequeos médicos… El cantante cantaba todos los días, hacía nuevos temas, iba un profe, siempre escuchaban. Me gusta mi vida con disciplina.