Dylan León Masa, conocido por su nombre artístico Dillom, es rapero, compositor y productor musical. Si bien desde muy chico estuvo vinculado a la música, su popularidad creció al publicar sus sencillos Drippin y Superglue; y la Sessions 9 con Bizarrap, grabada en 2018.
En 2021, lanzó su álbum debut, Post mortem, que le valió una nominación en los Premios Carlos Gardel al mejor álbum de música urbana. En 2022 se presentó por segunda vez consecutiva en el Lollapalooza, tocando para más de cincuenta mil personas, además de agotar entradas para sus shows en Vorterix, el Luna Park y el Movistar Arena.
En 2023 fue declarado Personalidad Destacada de la Cultura porteña y actualmente es considerado uno de los referentes más importantes del nuevo trap argentino. Además de su exitosa carrera como solista, Dillom forma parte de los grupos Rip Gang y Talented Broke Boys.
Este año el cantante se presentó por tercer año consecutivo en el festival de música Cosquín Rock y el 26 de abril lanzó su nuevo álbum, Por cesárea, que cuenta con colaboraciones con Lali Espósito y Andrés Calamaro; y que ya rompe récords de visualizaciones en YouTube. La presentación oficial será el 19 de junio en el Estadio Luna Park.
“Hicimos un poco la anti estrategia porque lo sacamos sin avisar nada, tres días antes avisamos y lo sacamos sin cortes. Está laburando conceptualmente, bastante profundo y le fue muy bien”, contó el artista.
Su historia
Con padres separados, Dillom experimentó una infancia marcada por la transición entre dos hogares contrastantes. En uno de ellos, enfrentó la adversidad de la violencia y el consumo de drogas, mientras que en el otro se sintió desplazado al no poder ajustarse a las normas y dinámicas de su nueva familia.
La situación se agravó cuando su madre fue arrestada después de un allanamiento, dejándolo bajo la custodia de su padre, quien ya había formado una nueva familia y se había sumergido en el judaísmo ortodoxo.
La rigidez de la disciplina religiosa chocaba con la naturaleza inquieta de Dillom. Durante varios días, se vio obligado a vivir en la calle hasta que un amigo de la infancia le ofreció refugio en su hogar, donde fue acogido como uno más de la familia.
Pollo: — Muchas de tus canciones de Post mortem y ahora de Por cesárea tienen historias de tu vida pasada,¿qué onda hoy que las cosas están más calmas? ¿Te cuesta más escribir? ¿Te gusta tu vida hoy?
Dillom: — Sí, estoy en un muy buen momento. Eso no quita que uno no tenga momentos tristes, miserias, no me limito a escribir de cosas mías solamente. A veces me invento historias o a partir de cosas que me pasaron en la vida, puedo inventar una historia o cosas que pasan en general en la vida, a un amigo, a gente cercana. No me limito a que sea lo que me esté pasando en el momento.
Pollo: — ¿Sentís que tu realidad de hoy puede ser ejemplo para los chicos que escuchan tu música y que te siguen?
Dillom: — Soy consciente de que he tenido un pasado difícil y pude salir de eso y hoy en día me va bien. Tengo por suerte una carrera exitosa, se podría decir. No sé si busco la verdad ser ejemplo de nadie. Me mando mis cagadas, digo cosas terribles en las canciones también. No digo: “Sigan mi ejemplo”. Pero sí me llena de orgullo si puedo llegar a inspirar a alguien en algún momento a que vaya por el camino de la música y si le va bien y lo hizo gracias a que se inspiró en mí, eso obviamente me llena de orgullo, me pone muy contento.
Pollo: — ¿Qué consejo le darías a un pibe o a una piba que no haya tenido una infancia fácil, para lograr las cosas? ¿Hay alguna herramienta, algo que le puedas decir o cada experiencia es muy personal?
Dillom: — Yo creo que una de las cosas más claves es la junta que tenés. Gran parte de por qué me va bien hoy en día es porque me rodeo de gente excelente, muy talentosa, gente que me representa y comparte una visión conmigo, considero que son buenas personas y no es gente de mierda que se te cuelga, que está ahí solamente por la guita. Yo trato de compartir con gente que tiene la misma pasión y gente que no es tóxica.
Las abuelas
En el anonimato de las redes sociales surge el famoso hate, los comentarios malintencionados y críticas hacia quienes exponen su talento, su arte o para quienes se transforman en figuras públicas rápidamente y logran notoriedad en los medios. Con un perfil bajo y un público de nicho, Dillom asegura que no busca la fama por sí misma sino expandir su música entre quienes les guste escucharla.
Pollo: — ¿Cómo te llevas con que te reconozcan en la calle o hacerte cada vez más conocido?
Dillom: — Trato de no exponerme mucho a públicos que sé que no quiero.
Pollo: — ¿Cómo se hace eso? Porque uno no elije a su público.
Dillom: — Un poco sí. No lo elegí, pero yo la verdad no quiero el público de la tele, por ejemplo. No quiero que la gente que ve Mirtha Legrand me conozca a mí porque no quiero entrar en el radar de esa gente (risas).
Pollo: — ¿Y si les gusta tu música?
Dillom: — Si les gusta, buenísimo, pero no me gusta levantar la perdiz por lugares que sé que hay gente muy tóxica.
Pollo: — Estamos generalizando, pero crees que esa gente ¿pensaría algo distinto de lo que piensa hoy la gran mayoría? Porque vos sos muy querido por tu público.
Dillom: — Sí, pero por eso en mi nicho, en mi palo, gente de mi ámbito. Yo no quiero salir en el noticiero y que me conozcan las abuelas. Las abuelas son las más malditas de todas. Las viejas son las peores de todas (risas). Yo a veces me meto a ver los comentarios y las cosa más terribles, las peores barbaridades que veo entro al perfil y es una abuelita que parece buena y pone: “Hay que mataros a todos”. Entonces, trato de no entrar en el radar de esa gente porque es muy tóxico y empezás en una de Fake News y no estoy para esa.
El juego del millón
El Pollo invitó a Dillom a gastar un millón de dólares. La única regla es que el dinero se debe gastar por completo en la cantidad de compras que prefiera, pero sin la posibilidad de donarlo o guardarlo.
Pollo: — ¿En qué lo gastarías?
Dillom: — Primero que nada me compraría una casa pasa mí porque me la merezco. ¿A quién le compro una casa si no es a mí?
Pollo: — ¿En dónde te gustaría?
Dillom: — No me gustan los country, odio los countries, me pego un tiro antes de vivir en un country.
Pollo: — ¿Ni porque necesites la seguridad?
Dillom: — No, prefiero con esa plata ponerme un seguridad en la puerta (risas).
Pollo: — ¿Pero por qué no country? ¿Por la gente que vive ahí?
Dillom: — Por todo. Es como una burbuja, no tenés contacto con la realidad. Además son todas las casas iguales. Me moriría de aburrimiento. Me gustaría vivir en un barrio tranca, tipo Villa Ortúzar, Paternal. Obviamente, no me voy a regalar y voy a tratar de buscar una zona segura.
Pollo: — ¿Una casa querés? Por 300 mil en Paternal creo que compras una linda casa. Villa Ortúzar, Luzuriaga o Urquiza puede ser.
Dillom: — Sí, 4 o 5 ambientes. Con eso estoy tranquilo.
Pollo: — Te quedan 700 mil.
Dillom: — Con 300 más me compro dos departamentos. Uno para mi abuela y mi vieja porque me abuela vive en Misiones y mi vieja va y viene. Para que vivan juntas. Se van a pelear, pero bueno. Que se arreglen. El otro depto es para mis hermanos postizos y Lili, la madre de ellos, que fueron los que me adoptaron, en su momento yo viví 7 años con ellos, son amigos míos y es como mi segunda familia así que también para ellos.
Pollo: — Te quedan 400 lucas, ¿qué más te gustaría?
Dillom: — Con 100 lucas me voy de viaje a donde quiera.
Pollo: — ¿Qué querés conocer?
Dillom: — Estados Unidos no fui nunca, me gustaría por más que yo siempre digo que odio a los gringos.
Pollo: — ¿Los odias a los gringos?
Dillom: — Sí, pero institucionalmente (risas). No al país en sí, me gustan las películas de Hollywood. Me gustaría ir a Nueva York a conocer. Me copa la música de allá.
Pollo: — ¿Tenés visa?
Dillom: — Sí, sí. Si no me la sacaron hasta ahora…(risas). Me gustaría ir a Londres también, que ya fui, pero me gustaría ir de nuevo. Me gusta mucho la nieve a mí, la aurora boreal y todo eso.
Pollo: — Salió una hace poco acá en Ushuaia…
Dillom: — Sí, me la perdí. En Pinamar también.
Pollo: — ¿No te gustaría un Tulum? ¿Playa?
Dillom: — No me gusta la playa. Soy más del frío. Me gustaría ir a Islandia. Esos países que te morís de frío. No me gusta el calor, los bichos…
Pollo: — Te quedan 300 mil, ¿qué más comprarías?
Dillom: — Con 100 lucas me compro tremendo auto. Una camioneta me gustaría. No sé una Cadillac, una Jeep. ¿Y qué me quedan? ¿200?
Pollo: — ¿No sabés en qué gastar plata?
Dillom: — No me gusta gastar plata. Soy muy ratón. Con 100 mil me pongo tremendo estudio de grabación, por ahí me quedo corto con 100, pero me armo un lindo estudio con todos los instrumentos, los fierros. Y las últimas 100 las pongo a laburar en algo, me compro Bitcoin, no sé. Pongo a alguien a laburarla y que se lleven una comisión.
Números
El cantante se sometió al cuestionario y contó todo en relación al sexo, el dinero y los sentimientos. ¿Qué dijo?
Pollo: — ¿Hace cuántos días no tenés sexo?
Dillom: — Dos, tres días. No me acuerdo. El fin de semana.
Pollo: — ¿Cuánto te costó lo más caro que te compraste?
Dillom: — 3 mil dólares cuando una vez me hice unos dientes con unas incrustaciones. Está bueno, está copado, pero hoy en día gastaría esa plata en otra cosa.
Pollo: — ¿Cuántas veces lloraste en los últimos 30 días?
Dillom: — No soy de llorar mucho, pero justo en este mes me agarraste con un promedio alto. He llorado dos veces, pero por ahí no lloraba hace dos años.
Pollo: — ¿Después del lanzamiento?
Dillom: — Y… muchas emociones juntas post disco, se sumaron algunas cosas y bueno. Me hizo bien la verdad, estuvo bueno. Pude largar.
Pollo: — ¿Cuántos bóxer tenés?
Dillom: — A mí se me ríen porque tengo muchos bóxer iguales, entonces me dicen: “Siempre tenés el mismo”. Yo encima uso los pantalones bajos y se me ven, entonces me cargan. Debo tener 6 o 7, uno para cada día de la semana.