Fran Gómez es comediante y creador de contenido en redes sociales con más de 6 millones de seguidores. Pero tiene sobre sus hombros varias facetas que le sirvieron como herramientas para ser el artista completo que es hoy.
Es actor, productor y director. Antes de iniciar su carrera en el mundo artístico estudió periodismo en La Plata y trabajó en radios locales y portales de noticias con apenas 18 años.
Inició su travesía en el mundo del entretenimiento con la creación de vídeos humorísticos, especialmente en el formato de entrevistas graciosas junto a amigos. Sin embargo, su carrera dio un giro audaz a partir de 2021 al comprometerse con producciones más sofisticadas y la formación de un equipo de trabajo.
Actualmente, junto al reconocido comediante Yayo y Caro Pardíaco, un personaje que se robó el corazón y las risas del público, conduce el programa Se extraña a la Nona en Olga.
El sueño de trabajar en las redes
La figura pública en las redes sociales se ha convertido en una meta real para la nueva generación. Con una audiencia fiel que sigue y consume regularmente su contenido, se pueden obtener patrocinios de empresas, oportunidades de viaje e incluso acceder a marcas de renombre. Sin embargo, detrás de esta aparente facilidad y glamour, existe un trabajo arduo y poco reconocido.
Desde una edad temprana, los jóvenes de todo el mundo están inmersos en el consumo de estos contenidos y sueñan con convertirse en influenciadores digitales. Esta nueva profesión ha surgido gracias al auge de las redes sociales, desde los primeros días de Facebook hasta las plataformas emergentes de hoy en día. Sin embargo, es importante reconocer que el éxito en este campo requiere dedicación, creatividad y una comprensión profunda del medio digital.
Mai: — En muchas encuestas, les preguntan a los chicos qué les gustaría ser cuando sean grandes. ¿Adiviná la respuesta que dan?
Fran: — Youtubers.
Mai: — Primer puesto youtubers, segundo influencers. ¿Qué tan difícil es llegar a serlo?
Fran: — Yo creo que, en primera instancia, eso te da la prueba de que las nuevas generaciones no quieren laburar, no quieren agarrar la pala (risas). Creo que es un fenómeno social que, obviamente, ya viene con las nuevas generaciones. Es muy loco porque hay nenes con de 5 años que ya están con el teléfono y entienden cómo funciona todo. Es algo que yo a mis 5 años no podía ser posible, pero ni con una compu. Ya vienen, nacen con eso. Pero creo que hoy en día es una posibilidad de armar tu camino y no tanto ir tras preconceptos de lo que es ser un abogado, un escribano, docente o lo que sea.
Mai: — Igual convertirte en youtuber no es solamente grabar videítos como se ve de afuera, tiene todo un trabajo detrás del que tal vez no se tiene tanta conciencia, ¿no?
Fran: — Sí, lo de la pala es un chiste. Es difícil justamente por ese motivo de que no hay un camino. Me ha pasado cuando empecé a hacer contenido que la gente que me seguía me decía: “¿Qué me recomendás? Quiero arrancar a hacer contenido en las redes sociales”. Y es muy difícil porque me pasó muchas veces de ver contenido de otra gente que digo: “Esto no va a escalar, a funcionar” y termina siendo gente re grosa o que la pega con un cierto contenido. Eso te da la pauta de que no hay reglas ni caminos ni atajos, sino que es la impronta de uno.
Mai: — Algo que te distingue es que tus videos son muy producidos. Hay un guion, una producción, locaciones, ¿siempre pensaste en ese formato? ¿cómo fue que arrancaste en este mundo?
Fran: — Yo creo que se fue dando porque también yo en el camino me fui dando cuenta de qué era lo que me gustaba. Hay una cosa que pasa por lo que uno consume y otra por lo que uno produce que es completamente distinto. En YouTube al principio no me fue muy bien. Armé un grupo, empecé a buscar un estudiante de cine de primer año, etc. Nos juntábamos los sábados y domingo para grabar porque todos estudiábamos y yo también trabajaba. Los primeros videos tenían muchas fallas en la comedia o técnicamente, no se escuchaba bien, teníamos un montón de problemas de audio y no sabíamos cómo resolverlo. Uno solo sabía editar y le pasábamos todo a él; y el pibe también tenía sus cosas. Era un kilombo. Nos costó como un año y ahí cada uno empezó a ir para lo que le gustaba. Ahí nos separamos en buenos términos. Ahí empezó Instagram a proponer que en 15 minutos podía hacer contenido y no había mucho en Argentina sobre videos de comedia que no estuvieran dentro del palo del standup. Empecé a hacer sketches cortos.
Mai: — ¿Grababas con el celular?
Fran: — No, arranqué con una cámara digital. Un día fui a un viaje a Carlos Casares con un amigo y me reconocieron por un video que tenía 10 mil reproducciones. Uno de los familiares de mi amigo que vendía un celular Iphone 4 todo roto, tenía la pantalla destruida, pero a mí que no tenía ni teléfono me sirvió. Me lo dejó a buen precio porque sabía que estaba haciendo videos. Fue el primer inversionista, arranqué con un Iphone 4 roto (risas). Pero para mi fue un paso importante en dejar de grabar con la cámara digital, pasarlo con el cable USB a la compu, pero el desafío era aprender a editar. Era cortar, pegar, pero no sabía hacerlo. Vi algún que otro tutorial y estuve bocha de horas en la compu, aprendiendo.
Dinero
El aumento de seguidores en las redes sociales suele despertar el interés de marcas que buscan promocionar sus productos o servicios. Esto da inicio a una forma de publicidad altamente segmentada y enfocada en nichos específicos, permitiendo a las empresas llegar de manera directa, eficiente y a veces más económica que a través de los medios tradicionales, como vallas publicitarias, anuncios en medios impresos y espacios televisivos.
Mai: — ¿Es un mito que se gana mucha plata en YouTube?
Fran: — A mí no me pasó, pero hay otros youtubers que la repegaron acá en Argentina y son económicamente exitosos. No fue mi caso, nunca. Pero a mí también me divertía, no era que yo decía: “Hago contenido en YouTube porque paga bien o paga en dólares”. Nunca hice nada por plata. Siempre mi filosofía fue: “Si empato, me sirve”. Casi todo lo invertía. Ganaba tres, invertía dos; y otro capaz te ve desde afuera y dice: “¿Qué estás haciendo?”. Obviamente hay una misión económica de vivir de esto, pero no es un fin.
Mai: — ¿Hoy en día vivís de Instagram y de TikTok?
Fran: — Sí, trabajo mucho con marcas y ahora que estoy en Olga es la primera vez que tengo un trabajo fijo, saliendo de las radios en las que estuve cuando era chico en donde tengo jefe, mi proyecto generalmente soy yo solo. Es un desafío. Es un proyecto colectivo que cambia muchísimo con lo que yo venía haciendo.
Mai: — ¿Cómo funciona?
Fran: — Es una locura, pero tiene que ver con que básicamente son marcas primeras marcas a nivel mundial. No pasa por si vale o no lo que cobramos nosotros sino por quién la pone. Son empresas privadas que tienen una estructura enorme y dicen: “Nos tenemos que meter en las redes sociales, bueno tenemos que agarrar estos ‘medios de transporte’”, por decirlo de alguna manera. Para ellos es un vuelto. En las redes sociales está más segmentado el público. La búsqueda es directa.
Mai: — ¿Sentís alguna vez que todo esto se puede llegar a terminar?
Fran: — Nos pasaba a los youtubers de la primera camada de pensar eso. Yo creo hoy en día que no. Tengo la sensación de que cuando yo tenía ese pensamiento no exitía ningún tipo de estructura ni industria como hoy, que hay marcas que ponen un montón de plata y confían en eso, hay un montón de medios de streaming que están dándole cabida a pibes y pibas de rede sociales, hay otra propuesta. Yo cuando arranqué no existía una marca que te de plata. Las redes no pagan, solo YouTube y Facebook. TikTok y Instagram es como publicidad indirecta que es que yo pauto con tal marca y lo hago en esas redes, pero no te pagan ellos.
El humor y las drogas
Mai: — Hay como un prejuicio que relaciona al que hace humor con las drogas, como que, si hacés humor es porque tenés que estar fumado, drogado porque sino no te sale nada divertido, ¿qué tanto hay de verdad en eso?
Fran: — Yo pienso algo muy gracioso con respecto a eso y es que drogado o no, el contenido lo hago yo. Salió de mí. No es que si me drogo, me lo escribió un duende. Más allá de que yo no fumo para guionar. Yo creo que a nivel creativo armar un guion tiene mucho oficio, ya tenés como una estructura mental, como todo, si hacés algo todos los días de tu vida y en un momento ya lo sacás de taquito. Hay a nivel mental un manualcito que te vas armando y si bien la creatividad es precisamente lo disruptivo y uno se estanca, hay algo de terner una estructura en donde te apoyás. Este universo de cosas que a mí me divierten ya las tengo más caladas. Son cosas que en tu día a día te causan gracia ydecís: “Esto puede ser un video”.
Mai: — Y vas anotando. Ahí no estás drogado, es la vida misma…
Fran: — Y si necesitas es estímulo y bueno, lo necesitas... Yo no voy a hacer apología de la droga, pero si vos crees que es eso bueno será un cebo para que creas que sos más creativo, pero no dejás de ser vos.
Salud mental
Con una audiencia más amplia viene una mayor exposición y, a menudo, más ingresos. Sin embargo, también surgen nuevos temores, críticas y desafíos por superar. Uno de los mayores obstáculos es el hate tan temido que puede surgir en los comentarios de las redes sociales y que puede afectar profundamente a los creadores de contenido.
Además, la popularidad de muchas figuras que trabajan en las redes sociales tiende a crecer rápidamente, con un crecimiento exponencial que no deja tiempo para procesar los cambios que se van produciendo.
Mai: — ¿Cómo manejas el tema de la exposición? ¿Qué te genera?
Fran: — Yo creo que tengo más problemas ahora que soy conocido que cuando estaba tranquilo con mis amigos grabando en mi casa. Creo que la salud mental es algo super importante que no se habla nada en términos de la exposición.
Mai: — ¿Te genera ansiedad?
Fran: — Sí, un montón de ansiedad. Tuve la suerte de ser la transición entre mundos con tecnologías no tan avanzadas y tecnologías más avanzadas. Toda mi infancia hasta los 16 años no tuve celular y mi primer teléfono, que fue un Nokia 1100, lo tuve a los 17 años, entendí un poco más como era la vida sin estímulos todo el tiempo y sobre todo sabiendo ser persona fuera de un aparato o un dispositivo móvil. Te termina quemando la gorra. Yo hago terapia hace 10 años yasí y todo, tengo episodios de ansiedad, situaciones que hoy en día no puedo controlar o las controlo, pero tengo hace 10 años una persona que me acompaña en un proceso de psicoanálisis.
Mai: — ¿Cuál es la problemática que vivís? Si es que se puede contar…
Fran: — Yo creo que la vida y en simultaneo esto de la inmediatez. Son todas las posibilidades arriba de la mesa, todo el festín de comida y decir: “¿Por qué no vas a comer todo? Y cuando más vas subiendo, por así decirlo, y más comida se te presenta y es un engaño eso. Por ejemplo, ves un jugador exitoso y decís: “Este tipo ya está hecho” y la exigencia es el doble porque todos los que tiene alrededor son iguales de buenos o mucho más talentosos y cuando más subís más tenés que esforzarte.
Mai: — ¿Te afecta la crítica? ¿Cómo lo vivís?
Fran: — Yo no tengo mucho hate, entonces siempre tengo miedo a la crítica, pero porque no estoy acostumbrado en realidad. Siempre mantuve un perfil bastante bajo en las redes, más allá de tener una audiencia grande o mucha llegada. Me ha pasado que me hagan propuestas que diga: “Che esto no va conmigo” porque tal vez la gente que lo rodea está muy pegada a críticas o cosas que yo no pienso de esa forma, entonces prefiero bajarme y capaz era un proyecto re exitoso que me hubiera dado mucho más crecimiento a nivel toda exposición, plata, llegada, contactos, lo que sea. No tiene que ver con ser puro y no identificarme con eso sino más bien con exponerme a algo en lo que no me voy a sentir cómodo.
Mai: — ¿Te da miedo el límite de cancelación?
Fran: — Me gusta ser más cauteloso. De última, proyectarme a largo plazo e ir más lento. Incluso me pasaba con las producciones más grandes que hacía, que muchos opinaban de lo que tenía que hacer y yo decía: “Lo voy a hacer, pero no ya. Lo puedo hacer ahora, pero sino no voy a disfrutar del proceso”. Tampoco está bueno estar todo el tiempo llamando la atención. Yo creo que, en mis momentos de mayor exposición, siempre intenté bajarme.
Mai: — ¿Te pasa mucho que te piden fotos en la calle?
Fran: — Sí y hay momentos muy incomodos de gente que no te conoce y que intenta denigrarte un poquito. Pero es una lógica que sucede en el momento. “Me sacás una foto con él”, dice alguien y otro le dice: “¿Quién es? Yo no sé quién es”. Me pasaba mucho en La Plata eso y decía que era jugador de River. Y muchas veces había gente que sabía quién era, pero no quería reconocer que sabían para que no me agrandara. No sé, pero fui muchas veces “el de los videítos”.
Mai: — ¿Qué diferencias ves entre cómo era ese mundo en tus inicios y cómo es ahora?
Fran: — Yo estoy hace 8, casi 9 años haciendo contenido en redes y noto una evolución de que hoy en día hacer esto es una profesión y antes era un sueño o un hobby más o menos bien pago.
Mai: — ¿Qué consejos les darías a los chicos que quieren ser vos, que quieren tener tu vida, hacer reír a la gente?
Fran: — No quiero generar falsas expectativas ni tampo cocaminos que capaz no conducen a ningún lado, pero creo que lo que más valoro de mi camino fue la constancia y la determinación para seguir haciendo cosas, que es algo que me nace no es algo que yo me obligo. A tal punto que en algún momento tenía muy marcado un norte hacia el cual quería ir y hoy en día me pasa de que no tengo otra zanahoria, estoy disfrutando esta que estoy comiendo hoy y estoy tratando de bajarme un poco de eso de que siempre haya algo más. Y en ese camino es disfrutar el camino de poder vivir de lo que a uno le gusta. Es difícil porque hay un mercado enrome y a la par que vos estás creándolo, hay mucha gente haciéndolo, pero siempre hay algo de la esenciade uno que está bueno poder plasmarlo y si tenés la motivación y determinación para poder hacerlo, es zarpado. El juego está abierto en las redes sociales, pero hay un montón de otros que quieren lo mismo que vos. No compitas, no tenés que ser mejor que el otro, tenés que ser distinto.