Joaquín Levinton es un músico y compositor argentino con más de 25 años de trayectoria en Argentina y reconocimiento internacional. Sus inicios fueron en la banda Juana La Loca hasta que en 1995 conformó Turf, que cosechó numerosos éxitos, entre los que se destacan Loco un poco, Yo no me quiero casar, ¿y usted? y Pasos al costado.
La formación se separó en el 2007, dando origen a otras bandas como Sponsors y Poncho. Pero en 2014 la banda se volvió a reunir para algunos conciertos, dando a conocer en 2015 su reunión definitiva.
Actualmente, Joaquín junto Leandro Lopatín, Carlos “Toddy” Tapia, Fernando Caloia y Nicolás Ottavianelli, trabajan en un disco de hits que tendrá reconocidos invitados. “Siento mucha admiración, lo estamos preparando con distintos productores que se ocupan de hacer la versión, entonces es todo una sorpresa enorme y el resultado es realmente algo interesante porque se busca generar algo artístico nuevo, de algo clásico”, adelantó el líder de Turf.
El 24 de mayo la banda tocará en el Teatro Coliseo homenajeando el disco Una pila de vida, el primer disco del grupo, que tiene 27 años. “Nunca lo tocamos de principio a fin y no lo tocamos hace siglos. Lo vamos a hacer de principio a fin en el orden del CD y vamos a recrear el clima de los años 90″, anunció Levinton.
Si bien las entradas para el Coliseo ya están agotadas, el 30 de agosto hay una nueva oportunidad de ver a Turf en vivo. “Vamos a hacer el mismo show, pero con un clima más de rock en Niceto”, explicó.
Además, la banda trabaja en un disco con temas nuevos y se preparar para una gira por Europa en noviembre, donde visitará Barcelona, Madrid, Mallorca, Valencia, Berlín e Inglaterra.
Rock and Roll
Rulo: — ¿Cómo es la vida del rockero?
Joaquín: — Es muy divertida. Tiene mucho de viajes mucho de salir de noche, amistades. Tiene un alto margen de libertad. Yo nunca me imaginé teniendo un jefe o cumpliendo un horario. Hago lo quiero cuando se me da la gana y eso está muy bueno. Hay momentos que pueden ser un poquito más picantes que otros y hay rockeros más zarpados y otros más tranquilos.
Rulo: — ¿Vos en dónde te ubicas?
Joaquín: — Ahora estoy re tranquilo. Tuve años bastantes Rolling Stones con justa razón también porque tenía la edad que tenía que tener y soy cantante de rock. Buscando la diversión, la novedad, las mujeres.
Rulo: — ¿Qué hacías antes que ahora preferís no hacer?
Joaquín: — Cosas que sean arriesgadas para mi salud o que puedan poner en peligro mis propios proyectos o las cosas que yo quiero realizar porque si estás un poco despistado, empiezan algunas cosas a no salir bien. Ahora me transformé en una persona super puntual, responsable, me cuido, me preparo para los conciertos para estar en mi mejor estado posible.
Rulo: — ¿Estás en una época de mucho profesionalismo?
Joaquín: — Sí, muy. Y me gusta.
Rulo: — Cuánto estabas en ese momento Rolling Stone, ¿podías ver que no estabas siendo del todo profesional o decías: “ya fue, me estoy divirtiendo”?
Joaquín: — No, la pasaba bomba. Jamás en la vida falté a un show ni siquiera llegué tarde. He llegado en estados calamitosos, eso puede ser, pero desde mi punto de vista era siempre el mejor show de mi vida. No así desde el punto de vista de los demás (risas).
Acoso
El estreno de la serie Bebé Reno en Netflix puso en debate público el drama del acoso que muchas personas pueden llegar a sufrir. La trama está basada en un hecho real. Cuenta la historia un comediante en decadencia que trabaja en un bar de Londres y cuya vida cambia de manera drástica cuando empieza a socializar con una clienta. El hombre intenta ayudarla, y casi sin darse cuenta, se ve envuelto en una espiral de acoso cada vez más intenso por parte de ella, lo que lo lleva a tomar medidas para protegerse.
Quienes son figuras públicas suelen estar más expuestos a este tipo de sucesos y, en muchas ocasiones, los casos terminan en la Policía y en la Justicia. Ante la pregunta de Rulo, Joaquín contó dos experiencias que debió atravesar durante sus momentos de mayor popularidad.
Rulo: — ¿Tuviste secuencias en la que fans te acosaron?
Joaquín: — He tenido acosadoras. Me pasó de una chica que pensaba que pensaba que era mi mujer, que estaba casada conmigo. Me mandaba cartas que decían: “Bueno mi amor, en este momento estamos separados, pero ya vamos a estar juntos como cuando nos casamos”. Me dejaba cartas en mi casa.
Rulo: — ¿Cómo lo manejabas? ¿Te daba miedo?
Joaquín: — Sí, un poco de miedo me daba.
Rulo: — ¿Hiciste una denuncia?
Joaquín: — Yo a la mina no la había visto nunca como para hacer una perimetral porque otra cosa no podés hacer. Pero sí me pasó un día que abrí la puerta y me la encontré llorando y cerré la puerta rápido asustado. Después tuve otra que me amenazaba de muerte con violencia extrema. Ella creía que había sido mi novia desde 2015 al 2020. En su mente es real. Un día llegó a la puerta de mi casa. Yo le había dejado mi perra con un amigo que siempre me la cuida. Ella tocó timbre y le dijo que venía a traerme un premio que había ganado yo y en la mano tenía una rama. Sé lo que es el acoso y tuve miedo. Ahí sí establecí una denuncia porque me tenía que proteger. Puede pasar cualquier cosa.
Rulo: — Viviste un Bebé Reno en primera persona. ¿Cuándo viste la serie que sentiste?
Joaquín: — Sí. Me sentí identificado.
Los artistas del momento
En pleno auge de las nuevas generaciones de cantantes de trap y música urbana, cuyo ascenso es imparable y cuyas canciones traspasan fronteras y dominan el top 50 mundial en cuestión de horas, han empezado a surgir situaciones públicas de algunos artistas que están generando preocupación entre sus seguidores.
Tini realizó declaraciones sobre su salud mental, la difícil situación que atravesó su padre y las críticas que recibe a diario en las redes sociales. “Me encontré en lugares muy oscuros”, declaró semanas atrás la artista.
Reciamente, Emilia Mernes canceló los últimos shows en el Movistar Arena debido a complicaciones con su salud. Incluso, Duki el año pasado en la previa de sus shows en River se retiró entre lágrimas de una conferencia de prensa y confesó que sentía tristeza.
Rulo: — Tenés una gran trayectoria en la música, ¿sentís que los artistas de ahora son un poco más sensibles?
Joaquín: — Creo que se ponen en un nivel de exigencia de trabajo, exposición y responsabilidades y exceso de dinero que se les quema la cabeza. Es imposible que no se queme la cabeza. No se miden, dicen: “Vamos a hacer 20 Movistar Arena”. Es como querer jugar al fútbol un partido todos los días de 200 minutos. Te vas a morir. No sé qué necesidad hay de exigirse tanto. No solo los artistas. Hay gente que no para de laburar, duerme tres horas, se levanta y quiere seguir ¿Para qué? Yo por ejemplo tengo un límite que yo me pongo a mí mismo, al grupo y al management que es que yo no hago tres conciertos seguidos. Puedo hacer dos por semana. Sino podría hacer cinco shows por semana y ganar muchísima más plata, pero después a mí no me queda nada de mí. Soy un ente. Al tercero ya sos un robotito y lo hacés cansado.
Rulo: — ¿Son más sensibles a la crítica, por ejemplo, a los comentarios que reciben en las redes? ¿Cómo te manejas vos con eso? ¿Te afecta lo que dice la gente?
Joaquín: — Me chupa un huevo. Conmigo la gente tiene una buena onda extrema. Me quieren. Soy una persona cálida y soy muy simpático, entonces la gente se encariñó. No me ven como un famoso o como una estrella. Me ven más como un amigo. No dejo de pasear al perro, ir al supermercado, estoy todo el tiempo callejeando. A veces leo los comentarios, pero al hater no le doy bola. Putea por putear, porque es gratis.
Por sí o por no
Rulo invitó a Joaquín a contestar el cuestionario levantando los carteles de Sí o No, según corresponda. El país, el dinero y los vínculos, fueron las temáticas. ¿Qué dijo?
Rulo: — ¿Motosierra?
Joaquín: — Hay cosas que hay que corregir, pero no liquidar. Es el refrán ese que dice: “¿Vas a matar al perro o sacarle las pulgas?”.
Rulo: — ¿Le sacas cosas positivas a Milei o te parece todo negativo?
Joaquín: — Puede ser que haya cosas positivas, pero se ha puesto a la Argentina muy dividida. Algo que no me gusta es que acusen al que no piensa como Milei de zurdo o comunista, que es un absurdo, ridículo, de los años ‘60. Todos queremos el bien de la Argentina, pero no nos dividamos. Odio la política. Me parece un territorio muy desagradable. Estoy a favor del país, de que nos vaya bien, de que la gente pueda tener lo que necesita para ser feliz. Todos tienen derecho a ser felices.
Rulo: — ¿Sentís esta crisis que está habiendo? ¿Hay menos gente en los shows? ¿Cómo se vive desde el mundo artístico esto?
Joaquín: — Sí, por supuesto. Pero, aunque no me pase a mí, con que le pase al que está al costado, ya está. Uno quiere que el vecino también esté bien. No estoy a favor de nadie.
Rulo: — ¿Es un proyecto en tu vida convivir, tener un hijo?
Joaquín: — Me gustaría porque me gustaría vivir esa experiencia y no perdérmela. Me falta encontrar la madre y el padre (risas). En algún momento me va a pasar.
Rulo: — ¿Estás bien con tu novia actual? ¿Puede llegar a ser ella la madre de tu hijo o hija?
Joaquín: — Podría ser.
Rulo: — ¿Hace cuánto que están juntos?
Joaquín: — Un año.
Rulo: — ¿Estás abierto a la idea? ¿Si llega, llega?
Joaquín: — Yo no tendría problema. Me siento capacitado hoy por hoy como para asumir la responsabilidad con cierta ayuda de los abuelos, toda la gente que se haga cargo (risas).
Rulo: — Todas las personas que se puedan sumar al proyecto (risas). ¿Es como un disco nuevo?
Joaquín: — Es un proyecto enorme hay que juntar mucha gente (risas). Sería muy divertido, eso seguro. Un mini mí.
Rulo: — Por sí o por no, ¿casarte?
Joaquín: — No. Es una formalidad rara.
Rulo: — Igual, te ahorrarías la banda. Toca Turf.
Joaquín: — En ese sentido puede ser. Sí me gusta lo de hacer una linda fiesta, en algún lugar raro. Últimamente estoy medio montañés. Me gustaría en la cima de la montaña. Podría ser Bariloche. Que me cierren el Cerro Catedral. En invierno, con nieve. Es muy lindo. Se hacen esas celebraciones de bajadas nocturnas. Me parece muy divertido un tipo de casamiento ahí.
Rulo: — ¿Que bajen todos esquiando y que lleguen como puedan?
Joaquín: — El que llega, llega. Las fotos van a ser bárbaras.
Rulo: — ¿Qué opinás de la frase: “El dinero da la felicidad”?
Joaquín: — No. El dinero no da la felicidad, pero sí te da libertad. Libertad para viajar, para comprarte si querés alguna ropita, libertad para comprarte lo que quieras. Aunque no sé de cuánto dinero estamos hablando.
Rulo: — ¿Vos cómo te llevás con el dinero? ¿Sos ahorrativo o sos gastador?
Joaquín: — Me gusta comprar cosas, pero no tengo ese impulso… Vivo solo y no tengo que mantener una familia, que es donde tenés que gastar más guita.
Rulo: — ¿Ganaste mucha plata en tu carrera?
Joaquín: — Si gané, pero no soy millonario ni mucho menos. Vivo una vida normal. No soy de tener o querer cosas lujosas. Soy un tipo bastante sencillo en ese sentido. No me gusta pagar cosas caras, ir a comer afuera y pagar una fortuna. No uso accesorios, tengo un auto del 2012… Los lentes sí me encantan y aparte me parecen un accesorio muy importante porque lo tengo puesto en la cara. Es muy visto.
Rulo: — ¿Te hubiera gustado ser millonario como los artistas actuales que con estas nuevas tecnologías la pegaron a nivel internacional?
Joaquín: — ¿A quién no le gustaría ser millonario? Pero no es algo que me quite el sueño. Estoy perfecto como estoy. Estoy contentísimo y, además, parece una frase cliché, pero lo importante es estar bien uno, la salud es importante. La propia y la de tus seres queridos. Cuando falta eso, es feo. Ahí el dinero no da la felicidad.