Naiara Awada, más conocida como Nai, es hija del reconocido actor Alejandro Awada y sobrina de la diseñadora, empresa y ex primera dama argentina Juliana Awada.
Como actriz participó en numerosas películas y obrasteatrales, pero su popularidad llegó de la mano del reality Bailando por un sueño. Esa visibilidad la convirtió en panelista en Bendita, que le abrió un nuevo horizonte en los medios.
Con el tiempo se transformó en influencer en las redes sociales y, si bien estuvo retirada de los medios luego de sufrir ataques de pánico, actualmente se desempeña como host digital de streams en Telefé y es panelista del programa de espectáculos Gossip.
—¿Quién es Nai Awada?
—Soy actriz, influencer, pero también soy acuariana, entonces me gusta ir transitando por la vida y dejando que me sorprenda.
—¿Cómo es compartir la profesión con tu papá?
—Compartir la profesión con mi papá pasó por muchos momentos. No sé si podría definirlo en una palabra, pero sí como un tránsito y como un proceso de muchos momentos. Siento que el hecho de haber elegido ser actriz, claramente, fue por él porque yo cuando era chica lo acompañaba siempre a filmar series, me probaba las pelucas… Tengo recuerdos muy lindos en canales o en motorhomes. Tenía como una fascinación por las actrices, puntualmente, cuando era chica y me gustaba mucho ver cómo se vestían, se maquillaban, cómo componían los personajes y cómo hacían esa preparación. Y me llamaba mucho la atención ver cómo salían de sí mismas para encarnar a otra persona. También me fue llevando a probar a hacer televisión, reality y ser panelista, y me di cuenta que me gustaba mucho más que por ahí solo actuar. La cámara me encanta.
—¿Te da consejos tu papá sobre actuación o del medio en general?
—Mi papá me da muchos consejos sobre la vida, quizás no tanto sobre la profesión, porque él siempre intentó que yo hiciera mi propio camino. Realmente intentó no marcarme un camino puntual sino que me intentó mostrar las cosas, por ejemplo, la pasión que él tiene por el trabajo. Es la persona más apasionada que conocí en mi vida respecto al trabajo, pero no es una persona que me dice como tienen que ser las cosas o cómo hay que hacerlas, sino que fue mucho de acompañarme en los castings o en situaciones que me generaban mucha tensión o alegría, como un estreno.
“Mi papá es la persona más apasionada que conocí respecto al trabajo”
—¿Cómo es ser actriz en Argentina?
—Justo estoy pasando un periodo de abstinencia porque siempre me tomo las cosas con humor o lo intento, pero hago todo el tiempo castings al día de hoy. Ahora dentro de poquito tengo uno, tuve otro, algunos quedo, otros no. La mayoría no quedo, pero estoy muy enfocada en mi trabajo en televisión y actualmente estoy haciendo streaming, entonces, es como si hubiera corrido un poco el foco. No es que abandoné a la actriz, pero bueno, es de público conocimiento que no se está haciendo ficción, no se está realizando cine independiente como se hacía cuando yo arranqué, que había muchas más posibilidades. Siento que la vida me puso en la situación de tener que reinventarme, sobre todo en la pandemia. Ahí arranqué con las redes. Me fascinan las redes sociales, es algo que me encanta. Me apoyé mucho en mis redes y en mi comunidad. Y creo que todo lo que estudié como actriz me sirvió para la televisión, para hacer una nota, para recurrir a la espontaneidad cuando hay un bache o al humor. Obviamente, en televisión soy un personaje. No es como acá que hablo como Nai, en televisión compongo a veces, o un personaje o diferentes personajes.
—¿Cuál es tu personaje?
—Creo que mi personaje es medio payaso en televisión, como que después de pasar por una etapa muy mediática y entender que eso no me hacía bien, recurro siempre al humor. Cuando quiero salir de una situación incómoda, finjo demencia, hago un chiste y ya está. Entendí que para la tele o para una nota, por ejemplo, que siempre está la pregunta incómoda de política o cosas que no me gusta contestar, siempre recurro al humor.
—¿Cuál es la diferencia entre la Nai mediática y la verdadera, la real?
—Que la mediática era una Nai muy chiquita, muy indefensa, sin recursos, ingenua y muy novata por ahí para lo que es la televisión y los medios; y la Nai de hoy, que cumplí 30, con más experiencia, con conocimiento de haber pasado por muchos programas de televisión o diferentes realities, entendí cuál es mi límite y creo que eso para la vida es tan importante, porque yo lo aplico a mi trabajo, pero también a la vida. Hay una serie de cosas que yo hago que hoy no estoy dispuesta a ceder por nada ni por nadie. Disciplina sería como la palabra y creo que esa es la diferencia entre la Nai de antes y la Nai de ahora. La Nai de antes estaba dispuesta a hacer cualquier cosa con tal de pertenecer al medio y la de ahora dice: “Te agradezco mucho, pero no”.
“Cuando quiero salir de una situación incómoda, finjo demencia, hago un chiste y ya está”
—¿Tienen una parte negativa los medios?
—No encuentro una parte negativa a los medios sino cómo uno es frente a los medios. Creo que echarle la culpa a los demás es un error. No es culpa del medio o de un periodista, sino que son las reglas del juego. Lo peor que podés hacer es aceptar, por ejemplo, ir a un reality como “Bailando por un sueño” y después decir: “Ay no, me súper peleaban, la pasé re mal”. Y sí, porque es lo que pide ese reality y vos sabés a dónde estás entrando y estás aceptando hacerlo. Entonces,uno se tiene que hacer también responsable de sus decisiones y saber qué puede tolerar, qué no y cómo pararse.
—¿Sentís que tu apellido un poco te abrió las puertas del medio o de la actuación?
—Es una pregunta que al día de hoy me la hago y no tengo todavía la respuesta, pero sí creo que obviamente el hecho de ser hija de Alejandro Awada me pudo haber ayudado a entrar al medio. Que me conozca un productor o que me conozcan diferentes personas que trabajen en televisión, pero yo creo que lo que te hace permanecer y pertenecer es el talento. Y yo pensé que cuando tuve mis ataques de pánico y abandoné Instagram, abandoné todo y la pasé realmente muy mal, dije: “Yo no voy a poder volver más” porque me voy y desaparezco yo y todo lo que logré, como trabajar en Bendita y en un montón de lugares. “No va a volver más”, dije. Realmente creo que si me dieran otra oportunidad, en este caso, podría demostrarme cómo soy de verdad, no esa quilombera que era, como dice mi psicóloga:“Actuadora”, todo el tiempo sin pensar, sino como Nai.
—¿Cómo impactó en tu vida la época en el que participabas en el “Bailando”, mientras tu tío era Presidente?
—Yo creo que en la época del Bailando, volviendo a la pregunta anterior que me preguntaste si mi apellido me ayudó, yo entré al Bailando por ser “la sobrina de” y lo recontra aproveché. O sea, obviamente que lo aproveché. Tanto quilombo, que me dio ataques de pánico, no tuve apoyo, recibí críticas, pero por lo menos pude conocer a Marcelo Hugo. En ese momento fue un montón. Mi papá estaba pasando un momento malo de salud. Yo era muy chica, tenía 23 años, no tenía pareja, estaba sola. Mi mamá no es psicóloga, no entendía el tema del show, no le gustaba que me pelee. Básicamente, no tenía apoyo en ese momento. Cuando te exponés de esa manera y entrása un reality como el Bailando, que sabés que te van a matar, que te van a decir de todo, que te que garpa la pelea, que es la verdad, mínimamente tenés que tener apoyo en tu casa o de tu familia. Lamentablemente, en ese momento no lo tuve. Obviamente en la familia de mi padre estaban todos peleados por el tema de la política. Hoy lo pienso y digo: “Es para escribir elguion de una película” porque realmente fue todo tanto que ¿cómo no iba a colapsar?
—¿Y cuál es el momento en el que tu papá te necesitó más?
—Creo que fue en 2017. Él estaba muy preocupado porque me veía muy desbocada. Realmente no pensaba lo que decía, decía cualquier cosa. Siento que fue un poco mi manera de rebelarme ante tanta mochila de ser “la hija de”, “la sobrina de”. Encontré la peor forma de ser rebelde.Siempre sentí la mochila de ser hija de semejante actor, querer ser actriz y decir: “Ay, nunca voy a ser tan buena actriz como él, no hay manera”. Es tan buen actor y lo respeta tanto la gente que yo tenía esa mochila. Entonces creo que busqué la peor manera de identificarme: haciendo quilombo y siendo la quilombera. Pero el precio fue altísimo.
“Entré al Bailando por ser ‘la sobrina de’ y lo recontra aproveché”
—¿Cómo te manjeaste con tanto nivel de hate en las redes sociales?
—Aprendí a no escuchar, no sé cómo. Hice mucho tiempo de terapia, pero antes ¡no sabés lo que sufría por el hate! Era algo que me costaba por ahí un día no quería salir, quería quedarme encerrada todo el día llorando y no quería hacer nada. Y digo: “¿Cómo pude permitir que algo me condicione tanto?”. Y siento una responsabilidad enorme por trabajar en televisión, por trabajar en los medios, por haber pasado lo que pasé y poder ayudar a un montón de chicas que me agradecen que lo cuente porque mucha gente se avergüenza de haber pasado un ataque de pánico y no hay que avergonzarse. Al día de hoy me tengo que cuidar mucho porque como ya lo pasé y tengo tendencia a la ansiedad, tengo que tener mucho cuidado con ciertas cosas para que no me vuelva a pasar, por ejemplo, lo que me hace muy mal es la gente con mala energía, que tiene resentimiento y tiene ganas de hacerte mal.
—¿Dijiste que tu familia no te apoyó, ¿ahora sentís que sí lo están haciendo?
—Es un poco polémico lo que voy a decir, pero creo que uno tiene una familia que hereda y una familia que elige. Yo me llevo increíble con mis papás, con los dos, pero tuve momentos de que ellos no entendían que yo eligiera hacer esto para mi vida y un día pelearme en cámara con alguien o que es un poco un show. En Gossip a veces nos agarramos entre panelistas y no entendían, entonces también me siento más apoyada, pero en realidad el apoyo que a mí más me importa es el de mi propia familia, que es el de mi pareja, mi perrita, y tengo muchas ganas de ser mamá.
—¿Hablaste con ellos sobre esta falta de apoyo?
—Tuve muchas charlas con mis papás acerca de lo que yo quería para mi vida y acerca de lo que yo elegía para mí, para mi carrera profesional. Y hubo un día que me senté con mi papá y le dije: “Mirá, papá, con el humor que me caracteriza, lamento decepcionarte, pero no voy a ser la actriz del Cervantes que por ahí imaginaste que iba a ser. No me interesa”. Amo ir al Teatro Cervantes y amo ver ese tipo de espectáculos y me formé toda mi vida para ser actriz de teatro, pero no sé si es lo que hoy elijoporque la vida te va llevando también. Realmente no tener vergüenza de lo que a uno le gusta y no tener vergüenza de quien uno quiere ser porque no hay peor que ser algo que no querés ser, porque te apoyen tus papás, el medio, porque vas a vivir infeliz. En el momento que dije: “Esto es Nai, esto es lo que a mí me gusta”. Soy un payaso, así torpe y no tengo el cuerpo hegemónico, no estoy operada como muchísimas personas que trabajan en el medio, que tienen toda la cara operada. No chicos, no va a pasar. Y este es mi cuerpo y capaz que no tengo los abdominales marcados. Y es lo que soy y bueno, y es lo que tengo para ofrecer. Si me apoyan, buenísimo, y si no, yo soy feliz.
—¿Cuáles son tus miedos ahora?
—Me da un poco de miedo cómo voy a ser como mamá porque es algo que me imagino mucho. Más allá de que me da tanta ilusión y tantas ganas, me da mucho miedo, ser mala madre. Ese es mi miedo hoy, si el día de mañana seré una mala madre. Creo que le tengo miedo a todo lo que no conozco, a lo que está fuera de mi control. No sé cómo voy a hacer, no sé cómo es tener un bebé en la panza. No tengo idea. Es algo que nadie te prepara para hacer.
“Creo que uno tiene una familia que hereda y una familia que elige”
—¿Qué mensaje le dejarías a la próxima generación?
—Que se cuiden mucho con lo que dicen en cámara porque después se van a arrepentir. Y que nunca, nunca, nunca cedan nada por nadie. Que nunca pierdan la esencia propia y los límites que tienen, aunque te lo pida un programa o que te lo pida un medio. Que sean siempre muy cuidadosos con lo que les puede hacer mal.
—¿Te arrepentís de algo?
—No, no me arrepiento de nada porque creo que si no hay error, no hay aprendizaje. Entonces, agradezco todo lo mal que hice porque hoy me enseñó lo que no quiero volver a hacer. Aguante equivocarse y aguante aprender siempre.