Laura Laprida es actriz, modelo y radióloga. Es hija de María Eugenia Fernández Rousse, una de Las Trillizas de Oro, y el ex polista Horacio Laprida.
Si bien desde muy pequeña ya era parte de los medios de comunicación debido a su familia, individualmente saltó a la fama por su papel de Paula en la serie dramática Historia de un clan, lanzada en 2015.
Inició su carrera como modelo a los 15 años y participó en publicidades y desfiles que la llevaron a recorrer el mundo. Su debut en televisión fue en la tercera temporada de la tira juvenil Casi Ángeles, creada por Cris Morena, quien luego la convocó para integrar el elenco de la serie Jake & Blake de Disney.
Tras una pausa, Laura estudió radiología, pero regresó a la actuación con una participación especial en la ficción Solamente Vos; y luego de su actuación en Historia de un Clan las oportunidades se ampliaron cada vez más.
Actualmente, está radicada Madrid, España, junto a su marido el empresario Eugenio Levis. Hace poco grabó series allí que están próximas a lanzarse y en septiembre filmará una película, mientras también avanza en proyectos propios.
— ¿Quién es Laura Laprida?
— Laura Laprida es actriz, radióloga, escritora y compositora. Soy muy honesta, sincera, muy familiera y amiguera.
— Para la gente que no las conoce, contanos, ¿quiénes son las trillizas de oro?
— Las trillizas de oro son actrices, cantantes, conductoras que trabajan desde que tienen 8 años y han triunfado por el mundo gracias a que Julio Iglesias, cuando tenían 18 años, las descubrió y formaron parte de su coro durante 4 años. Después de ahí empezaron también a hacer giras ellas solas y viajaron por todo el mundo. Cuando volvieron a Argentina, construyeron su carrera como conductoras y no pararon de trabajar nunca.
— ¿Cómo es ser la hija de una de las trillizas de oro?
— Yo me siento como que soy hija de las tres porque a veces quizás no están muy de acuerdo… A ver, mi mamá me ayuda muchísimo en cierto ámbito y cuando necesito otra cosa está Emilia y si necesito otra cosa está Laura, entonces de chica me costaba mucho, por ejemplo, irme a dormir a la casa de amigas, extrañaba o no me sentía cómoda y sólo podía irme a dormir a la casa de Emilia o a la casa de Laura, porque tenía la copia de mi madre ahí. Las tres son tan unidas y nos criamos todos tan unidos que las considero a las tres como mi madre.
— ¿Y qué cosas no tenía tú mamá que ibas a buscar a la casa de las tías, por ejemplo?
— Mi mamá es muy determinante, entonces cuando necesito que me cacheteen un poco porque me estoy ahogando en un vaso de agua, la llamo a ella, cuando necesito que me comprendan o empaticen un poco en cierto ámbito emocional la llamo a Laura, y cuando me quiero matar de la risa y divertirme un rato estoy con Emilia.
— ¿Y mamá no se ponía celosa?
— Sí, sí, mi mamá se pone celosa, pero está acostumbrada y sabe que es así. No es un secreto.
— ¿Cómo fue tu infancia con estas tres mamás?
— Mi infancia fue espectacular, rodeada de primos, éramos 500 hermanos. Nos criamos todos muy juntos, es uno de los valores que nos inculcaron nuestras mamás. Soy muy familiera, extraño muchísimo.
Cuando mi mamá tuvo hijos dejó de trabajar mucho, se encaminó mucho más, se concentró en la familia, pero después sí volvió a trabajar en el canal, haciendo “Las tres Marías”. Cuando caminábamos por el shopping o por algún lugar y se le acercaban todos los chicos y se le tiraban encima, a mí me daba celos, porque era mi mamá y estaba teniendo ese momento conmigo, y a mí eso no me gustaba, pero también me crie con eso. Yo nací y me estamparon en la tapa de una revista, entonces es algo que viene conmigo… no conozco otra cosa.
“Yo siento que soy hija de las tres”
— ¿Y en el colegio? ¿Padecías esto?
— En el colegio era la hija de las trillizas, pero yo entré a un colegio donde ya estaban mis primas, entonces ya ellas eran las hijas de las trillizas y entraba una más. Pero hubo un año donde mi papá decidió cambiarme de colegio, tenía 11 años, pero duré sólo seis meses porque el bullying que me hicieron por ser hija de las trillizas, por ser rubia, por ser bonita, por lo que sea, fue bastante determinante en mi vida.
Ahí empezaron a surgirme un montón de problemas, que cuando yo tenía 12 años no estaba tan identificado como bullying. Hoy en día está mucho más concientizado, cuando yo tenía 12 no había un diagnóstico y yo no sabía qué me estaban haciendo, porque yo creía que eran mis amigas, pero no. Me trataban mal, yo me escondía en los recreos en el baño para que no me encontraran. ¿Vieron esas películas cuando ves a la chica comiendo en el baño el almuerzo? Bueno, yo era así con 12 años, hasta que me sacaron del colegio.
— ¿Comías en el baño a escondidas?
— Sí, a veces algunos almuerzos decidía no ir al comedor y comer en el baño sola. Era raro porque como yo era nueva y supuestamente querían ser mis amigas. Yo no sabía si era una nueva modalidad de hacer amigas, que trataban mal y molestaban mucho. No había violencia por eso también es que yo no entendía si eran mis amigas, después me invitaban a la casa y se reían de mí o me burlaban o no me invitaban.
— ¿Y cómo saliste de esa situación?
— Por mi hermana más grande. Yo soy muy para adentro, soy muy conectada conmigo y me cuesta mucho hablar las cosas si no encuentro los momentos adecuados, entonces entiendo que a mi mamá le debe haber sido muy difícil. Ella me preguntaba: “¿Cómo te fue en el colegio?”. Y yo respondía: “Bien”. Como hacen todos los niños hoy en día, pero yo estaba toda brotada, el pecho, me salían granitos, no quería ir al colegio, mi mamá no entendía por qué. En un momento, en la época del año en que nosotros viajábamos a España, porque mi papá trabajaba en el polo, tipo junio, julio, agosto, había una muestra en el colegio donde uno hacía una autobiografía, y la colgaban, yo hice la mía y me fui al baño, cuando volví habían impreso todas las hojas y las colgaron el día de la muestra. Pero cuando vienen mi hermana y mi mamá a ver la muestra, mi hermana me agarra y me dice: “¿Qué es esto?”. Claro, mi biografía estaba toda cambiada, la habían cambiado las chicas cuando me levanté a ir al baño, empezaron a decir cualquier barbaridad, que ya ni me acuerdo, monstruosidades, y estaba colgado en la puerta del colegio. Ahí mi hermana me dijo: “Andate ya al auto, no volvés más a este colegio”. Entró al aula, agarró mis cosas y le dijo a mi mamá: “No vuelve más esta chica al colegio”.
— Hablaste de que te hacían bullying porque eras linda. Hablemos de belleza, ¿sentís que te jugó más a favor o en contra?
— La belleza no sé por donde pasa cuando tenés 12 años. Sos una niña, pasaba más por ser hija de la trilliza, por ser parte del ambiente del polo, no sé, porque me llevaba mejor con los varones porque no me peleaban, no lo sé, la verdad que nunca me puse a pensar y a analizar por qué me hacían bullying, pero me lo hacían. Y sí, la belleza es algo que puede jugar en contra o puede jugar a favor, en mi trabajo me ha jugado en contra y me ha jugado a favor, ambas.
— ¿En qué te jugó en contra?
— Muchas veces me pasa que hago castings y por ahí dicen: “No, es muy linda para este personaje”, me pasa muy seguido que ni lo ven porque soy linda, pero por ahí hay ciertos personajes donde sí les encanta que sea bonita y es ideal para ese personaje, es muy difícil, es una industria compleja. También tienen que tener un poco más de imaginación, yo he pasado por todo tipo de color de pelo, de corte de pelo, todo, pero a veces juega en contra y a veces juega a favor.
— ¿Y a favor?
— Y a favor todos los trabajos que hice, que no les haya importado que sea bonita, “me importa cómo actuás, si sos bonita viene con eso”, pero a favor en mis inicios de trabajo de modelaje y haciendo publis eso sirve muchísimo.
“El bullying que me hicieron por ser hija de las trillizas, por ser rubia, bonita o por lo que sea, fue determinante en mi vida”
— ¿Cómo empezaste en los medios y cuándo decidiste dedicarte a la actuación?
— Yo creo que siempre supe que quería ser actriz. La acompañaba a mamá al canal y me escondía atrás de las cámaras y miraba, de hecho muchas veces participaba, me hacía pasar por una participante en “Las tres Marías”, jugaba a los juegos y ganaba. Mi mamá me decía: “No digas que sos Laura, decí otro nombre”, entonces yo decía “me llamo Delfina”, y jugaba. Siempre me pareció muy atractivo todo ese mundo y en el colegio hacía las obras de teatro y me postulaba para hacer algunos de los protagónicos. Obviamente, siempre me elegían para árbol número tres, pero yo igual insistía. Era feliz arriba del escenario haciendo cosas de teatro y siempre lo supe.
— ¿Cómo lograste que el deseo y lo lúdico se transformara en algo profesional?
— Con mucha ayuda de mi mamá llegué, porque yo quería ser actriz de chica, a mí me ha llamado Cris Morena y mi mamá me dijo: “No, hasta que no termines el colegio no vas a trabajar”. Cuando terminé el colegio le dije: “Mamá, ahora sí, quiero”. “Vamos a buscar un representante y vamos a hacer fotos”, me dijo ella y me empezó a encaminar.
— ¿Cuándo fue el día de la gran oportunidad o el primer casting, el día que dijiste “empiezo a ver que mi sueño se concreta”?
— El primer paso fue difícil porque empecé a trabajar mucho como modelo y a mí no me gustaba eso. Yo quería ser actriz y por ahí de pronto empecé a hacer publicidades, pero las publicidades llevan mucho tiempo para muy poco ejercicio actoral, no me gustaba tampoco, no me encontraba, hasta que en un momento tuve un casting para ser una serie para Disney en inglés y dije: “Esto es perfecto”. Ahí tuve mi primera experiencia. “Jake & Blake” se llamaba, con Benjamín Rojas y Sofía Reca; y fue un proyecto que se inició en inglés y luego las otras temporadas se hizo en castellano. Tuvimos que volver a doblar todas nuestras voces en castellano. Y esa fue mi primera experiencia, aunque no la pasé tan bien igual.
— ¿Por qué?
— Porque no me sentí tan bienvenida. Había muchas preferencias, no me ponían en los créditos, no me invitaban a los eventos, no me tenían presente, entonces no la pasé tan bien en esa oportunidad. Yo creo que es porque cada uno estaba en la suya, no sé por qué pasan esas cosas, por qué hacen diferencias entre distintos actores.
— Cuando empezaste a trabajar ser “la hija de” ¿te abrió más puertas que las te cerró?
— Es una incógnita saber si realmente ser hija de las trillizas me abrió puertas o me las cerró, no lo sé, yo soy muy laburadora, me gusta trabajar, me gusta hacer de todo, aprender, estudiar, seguir capacitándome, y hacer mucho lobby. Nunca le pedí a mi mamá que levante el teléfono y llame a nadie, pero nunca lo voy a saber.
Tengo una edad e hice una trayectoria de mi carrera donde ya puedo dejar de ser “la hija de” y que empiecen a llamarme por Laura Laprida. Cada vez que me hacen una nota yo vengo cargada con títulos: “Laura Laprida, la hija de la trilliza de oro”; tengo como una filita de títulos, que investigué y todas “las hijas de” tienen ese título, entonces dije: “Bueno, no es personal”.
“Es una incógnita saber si realmente ser hija de las trillizas me abrió puertas o me las cerró”
— ¿Cuáles fueron tus momentos bisagra en tu carrera?
— Hubo un pequeño impasse desde la primera serie que hice hasta la próxima serie que fue “Historia de un clan”. En esa ficción tenía 25 años y cuando hice “Jake & Blake” tenía 18, no trabajé en ese periodo y se estaba haciendo la cosa muy difícil. Ahí es cuando me replanteé, con mucha tristeza y angustia, la carrera y dije: “¿Qué hago? No puedo seguir boyando y seguir flotando de esta manera, tengo que hacer algo”, porque como digo: “Soy muy trabajadora”, eso me lo inculcó mi padre. Mi padre es trabajo, trabajo duro, entonces me puse a estudiar radiología y por eso hoy soy radióloga también. En el momento que estaba estudiando radiología de pronto hice “Historia de un clan” y después me llamaron para Pol-Ka y ahí empecé todo el circuito, entré en la rueda, y una vez que entrás en la rueda tenés que mantenerte, trabajando bien, siendo buena compañera, trabajando en equipo, siendo educada y respetuosa, porque es una rueda que tenés que mantener, y ahí estoy.
—¿Hoy qué estás haciendo?
— Ahora estoy viviendo en Madrid hace tres años, ya entrando en el cuarto, y estuve trabajando muchísimo por suerte. Grabé cinco series, dos de las cuales se están por estrenar, hay una que se estrenó en febrero acá y tiene que estrenarse en España. Después estoy trabajando en un proyecto personal, en un guion, yo escribo también, y estoy teniendo reuniones con directores de un proyecto que escribí en pandemia y le voy a meter caña a eso que me divierte mucho. Luego, ya en septiembre, hay una peli, pero como es a tan largo plazo mucho no se puede decir.
— ¿Cómo te llevás con tu papá y qué dice él de tu carrera, de tus decisiones y cómo es ser el marido de una de las Trillizas de Oro?
— Mi padre y mi mamá se conocieron en Madrid, cuando ella estaba trabajando con Julio y mi papá estaba jugando al polo. Yo con mi papá tengo la mejor relación, la verdad que tengo un Edipo hacia mi padre que es tremendo, pero él obviamente le hubiese gustado mucho más que yo fuese radióloga. Cuando le dije que iba a estudiar radiología estaba muy contento, le encantaba, pero porque de todos los proyectos que yo hice actoralmente, son proyectos muy fuertes, cosas que a él no le divierte ver. Pero justo ahora me sorprendió mucho cuando estaba en mi clase de actuación y me llamó (cuando me llama mi papá a veces me asusto porque estoy a la distancia, si me llaman pienso que pasa algo, estoy un poco alerta, más cuando faltaba tan poquito para venir para acá), pero me dijo :”Te quería decir que vi, hay algo de vos que se estrenó ahora, estás muy bien, me encantó”, yo dije: “¿Y esto? ¿qué está pasando?”, espectacular, qué lindo que me haya llamado y me haya dicho eso. Y mi mamá es fan de mi carrera, fan de lo que yo hago en España, fan de que esté viviendo en España. Ella es fan.
Mi mamá me llama todos los días, me escribe, me cuenta lo que está haciendo ella, lo que va a hacer y lo que hizo, y me pregunta exactamente lo mismo a mí, y después a veces por ahí enganchamos una video llamada si tengo tiempo, por lo general la llamo cuando yo estoy cocinando y me pongo a charlar. A veces le pido algunos consejos de cocina.
— Dijiste que hablás con tu mami mientras cocinás. Hablemos un poco de la comida ¿cómo te manejás con la alimentación, te cuidás?
— El tema alimentación yo me lo tomo muy enserio porque tengo muchas intolerancias, soy intolerante al gluten, a la lactosa, a otros alimentos, y si no cocino yo, voy a comer mal y me siento mal, entonces prefiero cocinar yo y prefiero tener el control. Como sano, me cuido muchísimo, también hago ejercicio porque ya tengo 30 y pico de años y empiezan a doler partes del cuerpo que uno sabía que podían doler, entonces hay que estar en movimiento y así me cuido.
— Y cuando te dicen por ejemplo “qué linda que estás, qué flaca que estás o estás muy flaca”, ¿cómo reaccionás a eso?
— Bueno, yo tengo ahí un tema con el peso, porque soy muy flaca y me cuesta mucho subir por lo que lucho, porque necesito llegar a un peso. Si no estoy pudiendo llegar, y a veces cuando llego, como yo soy muy emocional y si me estreso o tuve un disgusto o algo, bajo de peso automáticamente. Entonces, con el tema de mudanzas, viajes, mi metabolismo empieza a consumir y me consume, y tengo que tener mucho cuidado de no descuidarme y no bajar de peso, estoy alerta. Por eso cuando viene alguien y me dice: “Ay, estás flaca”, es como “¿y quién te pidió opinión? ¿por qué estás opinando de mi peso?”, porque si yo estoy flaca es porque estoy estresada, estoy angustiada, nerviosa. Me impresiona muchísimo cómo opina la gente del peso y cómo les parece que está bien decirle a alguien que está flaco y es un tabú decirle a alguien que está gordo, porque es la misma situación, no podés decirle a alguien que está flaco, no podés decirle alguien que está gordo, o sea, no se opina del cuerpo de la otra persona.
— ¿Alguna vez te dolió alguna crítica?
— Sí, me duele y me lo dicen siempre, yo sé que me lo dicen desde el amor, me lo dicen mis padres, me lo dicen mis primas, pero no le decís a alguien: “Ay, estás gorda”. Sin embargo, porque estoy flaca me lo decís, es algo que no entiendo, que me digas a mí que estoy flaca es como que le digas a una chica que está más preocupada por su peso que está gorda, es lo mismo.
“Soy muy flaca y me cuesta mucho subir de peso. Que me digas que estoy flaca es como que le digas a una chica que está preocupada por su peso que está gorda”
— ¿Qué pensás que heredaste de papá y de mamá?
— Heredé de mi mamá el valor que tiene la familia, eso es tremendo y heredé de mi papá el trabajar duro, hay que trabajar, y hay que ser humilde. Yo creo que eso es un combo muy lindo, y de trabajar en equipo también, porque él toda la vida trabajó con un equipo y me enseñó que todo es mejor en equipo.
— ¿Qué es lo que te falta hoy?
— Qué pregunta. Yo creo que lo que me falta es tener más seguridad interna. Siempre estoy con un freno de mano, tengo que dejarlo.
— ¿Qué cosas te dan miedo?
— Me da miedo la maternidad, encarar eso, y tampoco es que tengo tanto tiempo para seguir pensándolo. Me da miedo no tener trabajo. Y me da miedo perder a alguien que quiero, que ya lo viví y no me gustaría volver a vivirlo.
— ¿Qué es lo que te da miedo de la maternidad?
— Todo, pero principalmente me da miedo yo no poder con algunos estrés y algunas angustias que genera la maternidad. Yo somatizo con el cuerpo, me pongo nerviosa y me broto toda, o me pongo nerviosa y bajo cinco kilos, si tengo un hijo que le agarra fiebre, 39° de fiebre ¿qué me va a pasar? ¿cómo lo voy a tomar? Me da miedo también traerlo a este mundo que está cada vez peor, me da miedo la edad que tengo para la energía, no sé. Me da miedo encarar el tema porque no sé si puedo o no tener hijos, no sé, todo me da miedo, todo me da incertidumbre con el tema de la maternidad.
— ¿Y todo esto lo hablás con tu marido o con tu mamá?
— Lo hablamos constantemente con mi marido, con mi mamá, con mi papá, de hecho lo he hablado también con mis tías, y me dicen: “Gorda, si no querés tener hijos, no tenés hijos, se acabó, no hay problema”. Tampoco sé si me voy a arrepentir dentro de unos años y que sea tarde, es un chino el tema de la maternidad con lo que me está pasando a mí.
“No sé si quiero ser mamá, pero me da miedo arrepentirme dentro de unos años y que sea tarde”
— ¿Cómo ves a la Argentina? ¿Cómo nos ves desde España?
— Estamos en un experimento me parece. Opinar de política viviendo en otro país no me gusta, porque no lo estoy viviendo acá como lo está viviendo la gente en carne propia, sólo tengo algunos mensajes que me dicen mis amigos que están subiendo mucho los precios, que están haciendo cualquier cosa, tengo mucha información de parte de mis amigos. Allá yo no tengo cable, trato de no leer los diarios que opinan de mi país, porque hay dos posturas diferentes, tres, cuatro, como en todos lados.
— ¿Qué es la felicidad para Laura?
— La felicidad para mí es el éxito, el amor, la salud y la libertad, eso para mí es la felicidad. La libertad es no tener el freno de mano puesto todo el rato.
— Por último, ¿qué mensaje te gustaría dejar a las próximas generaciones o a la gente que está viendo esta entrevista?
— Yo creo que la gente se está preocupando mucho ahora por el tema de la alimentación, qué le damos a nuestro cuerpo, y no estamos prestando atención al alimento y la información que le estamos dando a nuestro cerebro en cuanto a la tecnología y la sobrecarga de Inteligencia Artificial, o lo que sea. Para mí eso, los jóvenes hoy en día se levantan con un teléfono y se van a dormir con un teléfono, me parece que estamos muy equivocados y hay que empezar a concentrarse un poco más en la alimentación de nuestro cuerpo en general, cómo nutrimos a nuestro cuerpo, a la mente, con la alimentación que consumimos, porque sino nos vamos a convertir en cualquier cosa.