Hernán Piquín es un reconocido bailarín y coreógrafo argentino. Se formó desde muy corta edad en el Instituto Superior de Arte del Teatro Colón y se convirtió en primer bailarín del elenco estable.
Su talento lo llevó a recorrer escenarios por todo el país y el mundo; y ampliar cada vez más los espacios en donde mostrar la belleza de la danza. En 2011 participó del programa televisivo Bailando por un sueño y, junto con Noelia Pompa, ganaron el certamen. En 2012 volvieron a competir y obtuvieron el bicampeonato.
En 2021 incursionó en política con el objetivo de aportar su mirada cultural en el partido de Pilar y quedó muy cerca de ingresar al Concejo Deliberante. En 2022 realizó una exitosa gira con su espectáculo El Show Debe Continuar, que repasaba la vida de Freddie Mercury.
El próximo 4 de abril estrena su nuevo espectáculo del cual es creador y director. Se llama El último tango y se presentará en el Teatro Apolo de la avenida Corrientes.
Belén: — Recién aterrizado de España, ¿por qué volviste?
Hernán: — Uno siempre vuelve a Buenos Aires. Volví, justamente, con este proyecto de volver al escenario, a bailar. En el verano de España estuve creando este espectáculo que se llama El último tango. Lo estuve escribiendo, componiendo los personajes. Es María de Buenos Aires y Eugenio que se encuentran. Eugenio vuelve de muchos años de estar afuera a su Argentina, escucha música de tanto y entra a esta tanguería donde está María, la ve y hay como un primer flechazo y el amor; después el desencuentro, cosas que pasa en la vida. Quería volver y quería bailar, tenía muchas ganas de hacerlo y se dio.
Belén: — Y ahora te pregunto al revés, ¿por qué te fuiste de Argentina?
Hernán: — Me fui de Argentina después de un episodio bastante feo que tuve que fue una entradera al barrio donde vivía y ahí tuve un episodio donde me dispararon. Recibí 14 disparos, una bala entró al coche que iba conduciendo, por 3 milímetros no me pegó la bala porque golpeó en un parante que hay detrás de los asientos del coche. La bala pegó ahí y cayó. Dije: “No puedo más, es mucha inseguridad”.
Belén: — Ahora estás volviendo a la Argentina y sos consciente de lo que está pasando también, de que el gran flagelo de nuestro país es la inseguridad y decidiste volver igual.
Hernán: — Sí, volví igual porque siempre es lindo vivir en el extranjero y vivir experiencias y todo, pero también la tierra tira: los amigos, la familia. Siempre te sentís extranjero aunque tengas tu pasaporte y tu nacionalidad española o la nacionalidad que tengas.
Belén: — ¿Te pasó algo en particular que te hizo sentir extranjero?
Hernán: — No, pero sí por ejemplo esto de la amistad, de los amigos, de encontrarse a comer, esto de que salís a comer y te quedás hasta las 4 o 5 de la mañana en el restaurante hablando, hablando y te están levantando las sillas y limpiando para que te vayas (risas). Allá tenés amigos, pero tampoco es esa juntada de amigos que hay acá. El mate, ellos dicen: “Mmm mate no, ¿con la misma bombilla?” Y sí, es así. El mate es así, es hermandad. Hago postres, por ejemplo, una tarta de queso, pero con dulce de leche, entonces todos mueren con el dulce de leche. Y yo les digo esto está acá en el supermercado de España (risas).
Belén: — Tenés una amplia trayectoria como bailarín, pero en un momento pensaste en dedicarte a la política en Argentina, ¿cómo fue esta etapa de tu vida?
Hernán: — A mí me gusta muchísimo la cultura. Yo creo que un país, un pueblo, una provincia, lo que sea, sin cultura, le falta algo importante. Entonces, cuando me llamó Juan Martín Tito, que es amigo, lo conozco, conozco su familia, sé cómo trabaja y se lo honestos que son, me llama y me pregunta si yo me animaría a acompañarlo desde la cultura. Le digo: “Por supuesto que sí, me encantaría”. Yo vivo en Pilar y todos los que vivimos ahí para ver teatro nos tenemos que venir a Capital. Entonces, la idea era hacer un circuito, un festival de verano donde haya un escenario en la plaza, donde todos puedan ir a ver, que pasen artistas todo el mes. “Yo te acompaño, lo único que no quiero es cobrar un sueldo. Este trabajo te lo hago ad honorem”, le dije.
Belén: — O sea ¿querías hacer política ad honorem, sin cobrar un peso?
Hernán: — Me dijo que sí, estaba contento. Por tres votos no entré. De hecho, la persona que entró antes que yo estuvo de vacaciones o no sé qué, entonces, me llamaron a mi para tomar su lugar y no podía porque estaba en España. Entonces, tuve que renunciar, pero si hubiera estado acá obvio que lo hacía. Yo encantadísimo. Todo lo que sea cultural, me involucro. Es duro estar en la política. Uno porque lo ve de afuera, pero hay que ser político en este país… es difícil.
Belén: — ¿Y vos te sentís preparado para eso?
Hernán: — Si culturalmente. Desde la cultura sí, pero no sé si estoy preparado para ser no sé ministro de Seguridad (risas). No, gracias. Paso. Pero sí de cultura porque sé cómo manejarme, sé lo que necesita un teatro. Son muchos años. Yo empecé a bailar a los 10 años, tengo 50, entonces sé cómo se maneja un teatro y lo que necesita. Sé cómo se tiene que hacer un escenario…
Belén: — ¿Por qué crees que hacer política en Argentina es tan complicado?
Hernán: — Yo creo que es un país hermoso, de gente muy hermosa, pero también hay gente que es muy complicada que lo hace complicado. Las personas hacemos complicadas las cosas, no solo la política ¿no? Me parece que somos rebuscados. Si vos hacés una cosa bien, hay gente que te dice: “No, la hizo mal” hay otros que dicen: “No, la hizo bien”. Es muy difícil, como que nunca terminas de encantar a todos.
Belén: — Vos te fuiste de una Argentina completamente distinta, ¿con qué Argentina te encontraste cuando aterrizaste de España?
Hernán: — Casi me muero (risas). Fui al supermercado, hice una compra que fueron cuatro cosas y pagué 50 mil pesos, que al cambio serán 50 euros, y dije: “Si esta compra en Europa me sale 7 euros, ¿cómo puede ser que acá salga esto’”. Fue un primer golpe.
Belén: — ¿Qué fue lo que más te impacto en los precios?
Hernán: — Gaseosas, quesos. En España 8 botellas de una gaseosa creo que cada una te salen 78 centavos, acá salen como 3 mil, 4 mil pesos. También es entendible que han saqueado tanto que de alguna manera hay que ajustar. Obviamente, va a recaer en nosotros que somos los que trabajamos y generamos; y me parece absolutamente bien ayudar. A mi desde muy chico mi madre siempre me enseñó a que hay que ayudar al que menos tiene y me parece perfecto, pero también sé que al hacer eso y no exigirle una ayuda a la gente que ayudamos, que lo tengan todo tan fácil, también es promover el que no trabajen, total les dan.
Belén: — ¿Veías las noticias desde allá? ¿Te mantenías informado de lo que iba pasando?
Hernán: — Sí, veía las noticias. Me parecen super impactantes, pero también sé que son necesarias y tampoco se le puede exigir tanto a los políticos que entraron ahora, en tres meses. Es muy jodido tener que ponerse al hombro un país que perdió tanto o que le han quitado tanto. Es muy difícil por eso digo ser político en este país, en este momento, digo paso en lo que respecta a la política no a la cultura.
Belén: — ¿Cómo lo ves a Javier Milei?
Hernán: — Yo lo veo una persona que va por lo que dice. Él dice lo que va a hacer y lo hace. Que me parere que en eso estábamos desacostumbrados porque te prometían cosas y después no hacían nada. O te decían que usaban el dinero para algo y nunca nos dimos cuenta si es verdad o no. Bueno, hoy en día con estas lluvias que hay que dijeron: “Hicimos esto, saneamos esto, pusimos estos caños y metimos no sé qué”. Hoy en día dos, tres días de lluvia y la gente está nadando, la gente se muere electrocutada en la calle. La gente pierde las camas, las heladeras, los televisores. Cuándo se va el agua, ¿qué hacés? Te quedás sin nada.
Belén: — Vas a estrenar próximamente tu obra acá en Argentina, ¿cómo te fue en España? ¿cómo fue tu experiencia?
Hernán: — Yo allá no trabajo, vengo, trabajo aquí y me voy a descansar allá. Vivo justo frente al mediterráneo. Es hermoso.
Belén: — En ese panorama, viviendo en ese lugar tan lindo que contas, ¿qué te tira de la Argentina?
Hernán: — Volves porque extrañas tu tierra, donde naciste, tu gente, tu familia, el asado, juntarte con amigos, las charlas hasta las 3 o 4 de la mañana, las giras, el escenario, el público. Ahora me ofrecieron trabajo para cuando vuelvo y lo estoy pensando. Me ofrecieron dar clases en un conservatorito de danza en Coruña. Tengo una amiga allá de toda la vida, Natividad, que fue una novia mía hace muchos años, en otra vida, en el ‘95 o ‘96; y la verdad que me reencontré con ella, con su familia, su marido y su hija, son hermosas personas.
Belén: — ¿Algo que te haya quedado pendiente para hacer?
Hernán: — Trato de que no me quede nada pendiente, trato de hacer todo lo que tengo ganas de hacer aunque me equivoque, aunque me vuelva a equivocar, intento hacer todo porque creo que es la única manera en la que uno es feliz, haciendo todo lo que uno quiere y luchando por lo que uno quiero. Meta que me propongo trato de cumplirla al mil por mil. Todo lo que hice fue porque amé hacerlo, nunca hice cosas que a mí no me hicieran sentir pleno a feliz. Creo que eso es lo que tenemos que buscar los seres humanos: ser felices. Uno lo logra es cuando pleno. Me encanta ser feliz, hacer feliz a la gente que está cerca mío y ver feliz a la gente. No me gusta ver a la gente sufrir. Voy por la calle y veo a alguien sufrir, es más fuerte que yo. Tengo que hacer algo y lo hago. Voy, compro lo que sea. Si están pidiendo, compro comida, trato de no dar dinero porque no me gusta. Yo era chico y mi vieja cocinaba para las fiestas para gente que no podía o no tenía y yo iba a jugar con ellos; y por ahí terminaba sin camiseta o zapatillas porque regalaba.
Belén: — ¿Te duele esta Argentina, Hernán?
Hernán: — Me duele. Es un país maravilloso de gente maravillosa, pero sé, creo y confío en que estamos yendo por un buen camino a recuperarnos, todos.