Franco Casella en Segunda Generación: “En la adolescencia me diagnosticaron TOC. Hacía rituales para que no me pase nada a mí ni a mi familia”

El músico y productor pasó por el ciclo de Infobae. Contó su experiencia al ser diagnosticado con trastorno obsesivo compulsivo y cómo influyó eso en sus vínculos sociales, cuál es su sueño a cumplir dentro de los medios y qué heredó de su papá.

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Segunda Generación - Franco Casella: "El TOC te puede quitar tu vida completa"

Franco Casella es hijo del reconocido periodista y conductor Beto Casella y de Patricia Quintero; y hermano de Juan Pablo. Es licenciado en Biología, pero decidió seguir el legado de su padre y hacer carrera en los medios de comunicación.

Con Beto comparte la pasión por la música, la radio y la televisión. Es cantante, compositor, guitarrista y pianista. Compuso cortinas musicales y, hace algunos años, con su padre crearon un dúo musical “Los Casella”, con el que realizaron varias presentaciones en vivo.

Actualmente, Franco se desempeña como productor de Bendita, el clásico de la televisión argentina que conduce su papá y que lleva 19 temporadas en el aire de El Nueve.

Franco: "Cuando sufrís de toc tenés ideas intrusivas todo el tiempo". (Maximiliano Luna)
Franco: "Cuando sufrís de toc tenés ideas intrusivas todo el tiempo". (Maximiliano Luna)

— ¿Quién es Franco Casella?

— Para la gente en general el hijo de Beto, pero para el resto de la gente un pibe lleno de muchos defectos y algunas pocas virtudes. Entre los defectos más importantes: un pibe ansioso, medio calentón, a veces; pero después entre las virtudes: muy honesto, generoso cuando puede, y cuando se pone algo en la cabeza no para hasta lograrlo, o sea, puede llegar a morir en el intento.

— ¿Y hoy, por ejemplo, qué es lo que tenés en la cabeza y que no vas a parar hasta lograrlo?

— Hoy me gustaría poder vivir plenamente de algún proyecto comunicacional, puede ser pegarla mucho en YouTube, tener la plaquita atrás de los 100 mil, del millón de suscriptores; o bien que un canal de televisión confíe en mí como lo hace con muchos conductores, como con mi viejo, Dario Barassi, Guido Kaczka, Santi del Moro. Básicamente, el sueño que persigo hoy es pegarla en los medios y poder vivir de eso. Yo ayer me preguntaba: “Che ¿y cuánto va a durar? ¿cuánto tiempo voy a estar hasta pegarla?” y me respondí a mí mismo: “Y… si esto me gusta, el resto de mi vida”.

Franco junto a su padre Beto y su hermano Juan Pablo.
Franco junto a su padre Beto y su hermano Juan Pablo.

— ¿Cuándo sentiste o te diste cuenta de que en la calle te conocían por ser el hijo de Beto?

— El hijo de Beto me sentí siempre, el tema es que cuando empecé a tener exposición, a los 21, 22, que empecé a aparecer en “Bendita” tocando el piano, armando la parte musical del programa, la gente en la calle no me decía Franquito, algunas veces sí me lo dicen, pero otras veces es Betito o Casella. En general, cuando alguien te ve en la calle y no sabe bien si sos o no, buscan alguna forma para llamar tu atención y decirte: “Hey, yo te conozco”, y en general la frase que le sale decir a algunos o a muchos es “el hijo de Beto Casella”, y se sacan una foto.

— ¿Y cómo es ser el hijo de Beto Casella?

— A mí siempre me trajo mucha más felicidad que tristeza, yo he conocido muchos hijos e hijas de gente conocida que les pesaba, que se hacían llamar con otro nombre, que no les gustaba que los llamen por su apellido. A mí siempre me trajo un cierto orgullo, orgullo por mi viejo, de saber que le fue bien; desde que tengo memoria ya le estaba yendo bien. Yo nací en el 94 y a él le empieza a ir bien a partir del 2004 cuando yo ya tendría unos 10 años, o sea que de chico no llegué a vivir la época que él se rompía el lomo, escribía en la revista, era periodista de raza, si se quiere, y estaba en la gráfica. No llegué a vivir esa etapa. Algo que me dice siempre mi vieja es: “Tu hermano nació con un pan abajo del brazo, nos ayudó; y vos naciste con la panadería entera”.

— ¿Cómo era papá con la panadería entera? ¿Cómo fue tu infancia?

— Mi infancia fue realmente hermosa, porque ni a mi hermano nos faltó nada. La verdad que esto me da un poquitito de vergüenza, si se quiere, pero de chico teníamos la PlayStation, la Nintendo, no es que era un lujo de millonarios, pero era un lujo que no todos los pibes podían tener, y lo interesante de eso es que no nos influyó después, de grandes. Tanto Juampi como yo tuvimos una infancia hermosa, el problema vino en la adolescencia.

“Hoy el sueño que persigo es pegarla en los medios y poder vivir de eso”

— ¿Qué problema trajo la adolescencia?

Esto va para mucha gente diagnosticada y no diagnosticada; y quiero ver si con esto puedo dejar un mensaje. A mí a los 18, si no me equivoco, me diagnostican trastorno obsesivo compulsivo, de lo cual hay un cierto estereotipo o cliché de decir: “Tengo toc con esto, tengo un cierto toc con que la remera esté desajustada, ajustada, tengo toc con que mi casa esté totalmente limpia”, y no está mal, pero hay que concientizar para que la gente deje de decir eso. Está bueno que la gente sepa que el toc, si no lo controlás, si no lo tratás, te puede complicar muchísimo la vida.

Mis síntomas empezaron cuando yo tenía 14 años y, básicamente, es, como su nombre lo indica, un Trastorno Obsesivo Compulsivo. Tenés ideas intrusivas que todo el tiempo te dicen: “Si vos no hacés tal cosa va a pasar tal otra”. Es tu mente la que te hace bullying, no otra persona, y cuando yo lo traté me lo explicaron de una hermosa manera. Es como una adicción, con las adicciones pasa lo mismo, la adicción es la idea de: “Tomá, consumí sino te vas a empezar a sentir mal” y lo podés corroborar, te empiezan a temblar las manos, empezás a tener abstinencia. Para dar un ejemplo: hay gente que necesita, cuando sale de su casa, chequear que todo esté bien, que todas las llaves de gas estén cerradas, que la heladera esté cerrada, tiene que acariciar al perro, para ver si el perro está bien, e irse.

El toc te quita muchas horas de tu día haciendo rituales, y el ritual puede ser cualquier cosa. También tiene una cosa de pensamiento mágico, que si vos no apagás y prendés la luz 15 veces antes de ir a dormir tu mamá o tu papá se van a morir.

— ¿Y cuál era tu ritual?

— Yo tenía muchos en general. Me acuerdo de que de adolescente, ya llegando a la preadolescencia, en un momento dejé de ir a jugar al futbol, medio que dejé de relacionarme con mis amigos. Tendría 13, 14 años y uno de mis rituales era que cada vez que me tocaban yo tenía que tocarme, limpiarme la zona con mi saliva, cosas que por ahí yo me río hoy, pero me acuerdo de que mis amigos me decían: “¿Qué haces? ¿Te limpiás?, si no estoy contaminado”.

Después me acuerdo de que, esto era normal antes de la pandemia, pero después ya todos tenían una obsesión con esto. Si alguien se sonaba la nariz cerca mío yo tenía que lavarme la zona que estaba cerca de esa persona por miedo a que me contagie alguna enfermedad, y así te puedo decir muchos más. No solamente es miedo a que te pase algo a vos, sino miedo irracional de que le pase algo a una persona que vos querés. Por ejemplo, si vos dejás el vaso en la cocina con agua, tu mamá se va a morir, entonces, vas y tirás el vaso con agua. Pero así como yo te lo digo podés estar 10 horas haciendo rituales, imaginate si tu día tiene 8, 10, 12 horas, si vos le das espacio, el toc te puede quitar tu día completo.

“Cuando tenés toc es tu mente la que te hace bullying, no otra persona”

Franco: "El toc te quita muchas horas de tu día haciendo rituales". (Maximiliano Luna)
Franco: "El toc te quita muchas horas de tu día haciendo rituales". (Maximiliano Luna)

— ¿Qué es lo máximo que hiciste por el toc, por seguir una rutina?

— Una de las peores cosas o de las cosas que recuerdo con menos cariño del toc, lamentablemente, fue una vez que yo tenía que hacer un ritual afuera de casa, pero no sabía en qué momento salir porque era chico y no tenía permiso para salir de casa. Por la parte de atrás de mi casa, que justo ese día estaba abierta, salí y me fui a la vuelta porque yo tenía que hacer el ritual ahí para que se me vaya el malestar. Me quedé ahí y lo que pasa con el toc es que necesitás hacer el ritual perfectamente. Me acuerdo de que era en un lugar específico, pero no me recuerdo qué era lo que tenía que hacer, sinceramente.

No me acuerdo si fueron 10 minutos, o si fueron 30, hasta que veo un coche policía y yo no había terminado de hacer el ritual. No le doy bola al coche, hasta que veo que un oficial se me acerca. “Hola, ¿usted es Franco Casella?”, me dice. Y yo le digo: “No”, porque estaba muy mal con el toc, yo quería que el oficial se fuera para terminar de hacer el ritual, y me dice: “Allá en el coche está tu mamá, está desesperada, te está buscando por todos lados”. Cuando me asomo estaba mi vieja completamente desconsolada. Yo nunca la vi llorando tanto, la vi a veces triste, lagrimear por H o por B, pero ese día estaba llorando como un nenito, y creo que ni siquiera terminé de hacer el ritual ese día. En ese instante mamá me abrazó, decidió no retarme ni fajarme, solamente decirme: “¿Qué te pasa, qué te pasó?” y fueron un par de años más para diagnosticarme, porque es muy difícil para uno decir lo que le pasa, más si tenés 14 años no podés decir: “Me está pasando esto. Es raro. No quiero que me pase”. Pero el problema es que después llegó la adolescencia, me tocó adaptarme a mis compañeros, y la verdad es que me costó mucho.

Mis peores dos años fueron el 2008 y el 2020, porque la pandemia me destruyó psicológicamente, no pude ir a trabajar por seis meses.

Aunque el 2008 creo que fue el año más negro, porque fue el año en el que peor estaba con el toc, entonces mi prioridad era hacer los rituales para que no me pase nada malo a mí ni a mi familia. Sin embargo, en ese momento, no le pude decir a mi vieja: “Ma, mirá que yo estoy haciendo un ritual para que ustedes estén bien, para que ustedes no se mueran, para que el perro esté bien, para que papá esté bien, para que vos estés bien”, porque era ilógico también.

—¿Qué te gustaría decirle a la gente que padece estos trastornos?

— Si ustedes tienen conductas o comportamientos que no entienden por qué, que consideran raras, porque son realmente obsesivas y compulsivas para algo que no tiene un razonamiento lógico o que no ayuda en nada, probablemente estén frente a síntomas de trastorno obsesivo compulsivo o quizás de un trastorno de ansiedad que no estén diagnosticando. Así que hoy, sentado en esta silla, mirándolo de este lado, mi recomendación es que lo hablen, porque nada es raro, nada es raro en esta vida, todo lo que te puede estar pasando quizás le pasó a otra persona.

— ¿Cómo se lo contaste a tus padres?

— Cuando me diagnosticaron toc y lo hablé en familia mi hermano entendió, pero mis viejos se quedaron mirando como diciendo “ahora entendemos por qué te encerrabas en el cuarto mucho tiempo, por qué te quedabas 30 minutos, 20 minutos parado en un lugar sin hacer nada”.

“Cuando sufría toc mi prioridad era hacer rituales para que no me pase nada a mi familia”

"Cuando tengan un problema háblenlo, no sientan miedo y piensen que es raro lo que les pasa", aconsejó Franco. (Maximiliano Luna)
"Cuando tengan un problema háblenlo, no sientan miedo y piensen que es raro lo que les pasa", aconsejó Franco. (Maximiliano Luna)

— Hablando de tus padres, ¿cómo viviste su separación?

—Yo me acuerdo en 2013, en una fiesta, no me acuerdo si era Navidad o Año Nuevo, yo ya un poco más crecido diciéndole a mi viejo: “Che, yo no sé bien qué pasa con ustedes”, porque se veía una frialdad hacía tiempo, no peleaban, no discutían en absoluto, se notaba que por ahí la relación no era la misma que cuando éramos chiquitos nosotros. Estuve mal en no decirle a mi mamá también, no recuerdo si se lo dije, pero sí le dije a mi viejo: “Miren que nosotros, por lo menos yo, quiero la felicidad de los dos, no la felicidad sólo tuya, la felicidad sólo de mamá, quiero la felicidad de los dos, dejen de actuar o que sus vidas dejen de manejarse por la felicidad de nosotros porque así no está bueno, los dos quiero que sean felices, no uno sólo”.

Mis viejos son de esos que decidieron no separarse para no afectar a los hijos. Un mensaje a los padres: “No hagan eso, traten de priorizar el bienestar de ustedes y el de su hijo. Si una relación no da para más y uno no está siendo feliz, te va a terminar afectando, seas padre o madre, hay que intentar decirle a los chicos de la mejor manera posible “te seguimos amando los dos por igual, pero nosotros ya no estamos bien’”. Hay que buscar la forma, porque tarde o temprano esto se patea para más adelante y es para peor. A mí personalmente no me afectó porque yo ya lo venía viendo, y al poco tiempo se separaron.

Mi vieja no volvió a formar pareja, pero porque es una decisión propia de ella, y mi viejo se separa de mamá y ya al poco tiempo conoce a Carolina Wyler y hace ya unos diez años que están juntos.

Franco: "Mi papá ya cumplió todos sus sueños". (@francocasella10)
Franco: "Mi papá ya cumplió todos sus sueños". (@francocasella10)

— ¿Qué heredaste de tu padre y de tu madre?

— De mi vieja que es muy alegre por más que por dentro esté triste, por más que por dentro esté nerviosa, ella siempre está predispuesta y alegre, siempre. Después, heredé la nariz también, por suerte, y el pelo de mi vieja.

De mi viejo, lo lamento por mi vieja si se enoja o no, pero creo que el 95 % de las cosas. Heredé de él que cuando me meto algo en la cabeza, es lograrlo o morir en el intento, y no es que tampoco me voy a recuperar las Malvinas, es que yo quiero ser productor de tele o muero en el intento, así con mi carrera; yo soy biólogo, y dije es recibirme o morir en el intento y bueno, me recibí y ejercí un año. Creo que esa enseñanza fue incluso más importante que la de mi adolescencia, el hecho de que a los 18,19 años, tenés que decidir qué vas a hacer el resto de tu vida, es una cuestión de la enseñanza que está mal. Soy calentón también como papá, pero él con los años lo ha sabido pulir muchísimo. Hoy es un tipo re tranquilo, pero por ahí de más joven, si algo no le salía, se notaba su frustración y su enojo. Yo entiendo que si él puede llegar a escuchar esto va a decir: “Uh, pero eso ya está, ya quedó Franquito”. Pero hay que verlo eso, hay que abrazarlo y agradecer que hoy sos otro tipo. También heredé los gustos por la música, somos los dos hinchas de River Plate, los gustos por lo que hacemos, por los medios, a los dos nos gusta vivir de lo que hablamos, de lo que decimos.

— Dijiste que vos y tu papá son iguales, tienen un objetivo y van por todo, ¿cuál es el objetivo pendiente de Beto?

Yo creo que si lo sentás acá y le preguntás lo mismo, conociéndolo, te va a decir: “Ya los cumplí todos”. Tuvo hijos, se casó, se enamoró, tuvo un nieto hace no muchos años, ya es abuelo. Habiendo nacido en Villa Luzuriaga, siendo un pibe con mentalidad de pibe, que tenía que salir a vender escobas para hacerse el mango y tener su propia plata, pienso en el pibito que soñaba ponerse un traje y conducir un programa de televisión; él siempre lo dice: “Yo no soñaba con hacer un programa de tele o hacer radio o que la gente me conozca, yo cuando firmé la primera nota dije: ‘Ya estoy hecho’”. Creo que después del décimo año de Bendita y, manteniéndose tanto tiempo en radios líderes, le preguntás hoy: “¿Qué sueño te falta cumplir”, ni siquiera te va a decir conocer Ámsterdam. Pregúntenle, vayan los noteros a preguntarle: “Beto, tu hijo dice que ya cumpliste todos tus sueños ¿es verdad?”, les va a decir que sí, van a ver.

“De mi viejo heredé el 95% de las cosas. Cuando me meto algo en la cabeza, es lograrlo o morir en el intento”

— ¿Ser el hijo de Beto Casella, en el laburo, te abrió más puertas de las que te cerró?

— Ser, obviamente, el hijo de alguien conocido, de alguien que ya está trabajando ahí es como el hijo de un empresario, si el empresario tiene lugar para los hijos en su empresa los va a poner. En este caso mi viejo no es el empresario ni es el dueño, es alguien importante en una empresa y ese alguien importante por ahí tiene la ventaja de decir: “Che, mi pibe está buscando laburo, tiene muchas ganas, aprende, le pone todo”, y al ser importante en la empresa no le van a decir: “Bueno, dejanos pensar”, le van a decir: “Traelo, lo ponemos a prueba y si nos sirve lo dejamos”.

Creo que hay un poco de eso y un poco del individualismo, o sea si yo no hiciera bien mi trabajo en el canal, seguramente me hubieran llamado la atención muchas veces y nunca lo hicieron, pero porque no es que no me van a decir nada por ser el hijo de Casella. Si yo estoy haciendo mal las cosas pongo el riesgo el producto final que es Bendita.

Bendita lleva 19 temporadas ininterrumpidas en televisión.
Bendita lleva 19 temporadas ininterrumpidas en televisión.

— ¿Qué mensaje o legado te gustaría dejar a las próximas generaciones?

— Concienticen más sobre el toc y cualquier otro problema que tengan, háblenlo. Es muy difícil a un pibe, a una piba, apagarle el teléfono o sacárselo porque al instante van a ir a buscar una computadora, van a ir a buscar otro celular. La vida completa no está en el celular ni en la compu, porque obviamente el mismo mundo nos está empujando a eso, tratemos de pelearle un poquitito a eso, y cuando tengan un problema háblenlo, no sientan miedo a que es raro lo que les pasa. Cuando tengan un problema tengan siempre a mano dos o tres personas a las que puedan contarles sus problemas más íntimos, es como tener una caja de ahorro en cero, o sea el capital humano es mucho más importante que cualquier tipo de capital que puedas tener en tu banco.

Así que el mensaje final: tengan siempre 2, 3, 4 personas a las cuales contarles sus problemas más íntimos, no desaprovechen eso porque es una gema, que son los amigos, las amigas o la familia. Es lo más importante.

Mirá la entrevista completa:

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