Gerónimo Benavides, más conocido como Momo, es un streamer y creador de contenido popular en la comunidad de juegos en línea, especialmente en Twitch. Ganó una importante cantidad de seguidores a partir de su estilo de transmisiones entretenidas y su participación activa con la audiencia.
Tiene 34 años y desde muy joven se involucró en el mundo del streaming y comenzó desde allí a experimentar cómo comunicar y, sobre todo, qué contarle a su audiencia.
Es estudiante de abogacía que se define como una persona ordenada que busca la tranquilidad, aunque admite que cada vez tiene más compromisos laborales que lo apasionan. ¿Su sueño? Producir su propia serie o película una vez que termine la carrera.
El streaming
Provenientes del rubro de los videojuegos, desde 2005 las transmisiones en YouTube y, posteriormente en Twitch, abrieron la puerta a una nueva forma de comunicación, de interacción y la posibilidad de crear nuevas comunidades virtuales.
El streaming es un mundo que hoy exploran muchos, incluidos los medios tradicionales y los periodistas, pero el formato funciona desde hace años y cada vez incrementa más su caudal de adeptos. Entre esos pioneros estuvieron Martín Pérez Disalvo, más conocido por su seudónimo Coscu, streamer y youtuber argentino; y el mismo Momo.
A diferencia de los que se cree popularmente, la base del streaming es prueba y error; y no existe una fórmula mágica sino que el foco está puesto en la capacidad de atraer con creatividad, ingenio e intuición al público que se identifique con ese mensaje.
Si bien el consumo de canales de straeming acapara en su mayoría a los sub 30, cada vez surgen nuevas variedades para cada tipo de público. Una especie de contenido a la carta, dependiendo los gustos.
Pollo: — ¿Crees que a un grupo de ustedes los subestimaron un montón de personas que, tal vez, hoy los invitas al streaming y se tiran de cabeza?
Momo: — Está demostrado. Esto es una realidad. Lo que sucede es que hubo un error de concepción. Cuando nosotros empezamos, esa gente creía que nosotros nos moríamos por estar donde estaban ellos.
Pollo: —¿Estamos hablando de la tele?
Momo: — Estamos hablando de la tele. Nosotros vimos que el streaming era el futuro hace 10 años, obviamente durante muchos años nos bancamos un montón de cosas. Martín (Coscu) es más rencoroso con la tele que yo. Yo no porque creo que hay batallas que hay que ir al choque y otras veces hay que persuadir, convencer, demostrarles con hechos y con palabras de que nosotros hacemos algo mejor y que no necesitamos una palanca, una producción detrás, arrancamos de cero. Esa gente que pensaba que nosotros moríamos por ir a la tele y después se empezaron a dar cuenta que no. A mi hace 5 años que me dijeron: “¿No querés tener tu programa en la tele? Esto es lo que te podemos pagar”. Ya desde el vamos no me gustaba el formato y me decían: “Vos serías panelistas”, cuando yo no quería serlo.
Pollo: —¿Por qué no querías ser panelista?
Momo: — No me gustaba el formato. “Yo quiero hacer esto”, dije y presenté mi idea. “Ah vos querés tener un programa”, me respondieron. Es que si no me das algo que yo puedo hacer solo… Económicamente lo que me ofrecían eran dos días de lo que gano en un mes. “No puede ser”, me decían. Agradecí la oferta y me siguieron llamando varios años. Después hubo varios que ningunearon, yo sabía que hablaban por atrás, me enteraba por un lado y por el otro. Nosotros éramos los boluditos, los tontitos que con la camarita. Pero seguíamos así, caminando derechito. Cuando explota todo esto, llamaron a los tontitos. “Che cuál es la fórmula”, nos preguntaban. Y nosotros decíamos: “No, no hay ninguna fórmula”. Y la fórmula la estamos escribiendo. Nosotros no agarramos un camino andado, llegamos a una bifurcación y dijimos: “No es ni esta ni está, hay que hacer un camino”. Haremos camino y el que quiera venir que venga y el que no, no; y tan mal no nos fue. No hay que ningunear a nadie, las vueltas de la vida son terribles. Hay que tratar bien a todo el mundo y respetar a todos.
Dinero
En el imaginario de los consumidores de este tipo de contenido, hay dos visiones muy radicales con respecto a la generación de ingresos. Gerónimo cuenta la verdad detrás de las populares transmisiones y qué tiene de novedoso este formato que sigue en alza.
Pollo: — Hay quienes creen que no se gana un mango y hay quienes creen que son millonarios, ¿hay guita en el streaming?
Momo: — En el streaming no es que hay plata. El tema está en que es una herramienta. El otro día Martín (Coscu) dio los números de lo que gana él por Twitch y no es nada con respecto a lo que nosotros facturamos. Twitch no es el ingreso. Lo que sucede es que es una gran herramienta porque te permite después hacer el contenido para YouTube, te permite mostrar una marca porque si a vos te ven 8 mil, 10 mil o 15 mil pibes, que hoy es muy difícil tener ese número, lo que hace es que te contacte una marca. Yo, por ejemplo, tengo a Speed, los pibes me bancan porque querían tener un perfil distinto y esto lo logro por años de stream y porque ven mi contenido.
Pollo: — ¿O sea que los ingresos vienen por las marcas no es que las plataformas le pagan a quienes hacen el contenido?
Momo: — Pagan una miseria. Con lo que paga Twitch no llegás ni a pagarle a los pibes que trabajan con vos. No le pagás ni un cuarto de sueldo al editor.
Pollo: — ¿Qué te pasa con el nuevo mundo y con la gente que se va sumando? cuando vos y Coscu fueron los primeros en incursionar…
Momo: — No es quitarle valor a otros stremers. Yo creo que hay creadores de contenido espectaculares, el tema está en que 12 años de stream de Coscu, 10 míos, mucho ya lo hemos hecho y también es muy difícil tenés que transformarte, se te tienen que ocurrir ideas… Pareciera que está todo inventado.
Pollo: — Más allá de los años, ¿cuál crees que es tu diferencial?
Momo: — Primero que muchas veces para marcas con las que he trabajado yo soy el creativo. Hay cosas que no se saben por contrato. Yo he trabajado con marcas que venían y me decían: “Tenemos este producto, no sabemos que hacer”. Y yo les decía: “Ok, dejame pensar el formato”. Yo ahí tengo que armar la idea, el guion y la producción; y encima jugármela a que funcione. Tengo eso y que hago un contenido que no hace nadie, pero porque me gusta a mí. Es lo que a mí me gusta. Pude llegar a una etapa de mi vida en la que hago lo que me gusta. Hay libertad de consumo, hay 23 millones de canales y de contenidos, estás a un clic, es todo gratuito, por lo menos en mi canal.
Pollo: — ¿Qué tipo de contenido es el que te gusta?
Momo: — Empecé a hacer cosas de historia, de viajes, blogs, stream tours, era una apuesta que hice de lo que a mí me gustaba. El primer stream tour, a 10 días de arrancar, se bajaron las marcas que me habían ofrecido cubrirme los gastos del viaje; y me la banqué yo porque estaba seguro de que iba a funcionar. Terminé el primero, fue un boom espectacular, la rompí, porque así como cuento todas las que me salen mal, cuando me sale una bien, los laureles son míos. La banqué de mi bolsillo y al otro año aparecieron. “¿Sabés que pasa capo? Eso que yo te cobré uno, ahora vale 10″, les dije. Es que si se hubieran subido al barco cuando recién arrancaba valía uno, ahora yo sé lo que vale, mostré lo que vale y mostré que lo miran. “Yo sé que vos pensaste que no iba a funcionar porque pensaste que los pibes son boludos. Que yo me iba a meter en Auschwitz y me iban a ver mil personas porque no les interesa la historia, que me iba a meter en el Coliseo en Roma y que me iban a ver 500 personas; y te metí 17 mil un lunes a las 7 de la mañana de Argentina y en la otra te metí 20 mil personas consumiendo historia”, les dije. Yo para hacer el stream estudiaba como para la facultad.
Familia
Oriundo de Tolosa, localidad del partido de La Plata, Momo reconoce que “piensa mucho en el futuro”, “planea su vida” y no olvida su origen humilde. “Mi objetivo siempre fue primero acomodar a mi familia, después ocuparme de mi, pero también pienso ¿qué pasa si esto se termina? Tengo un plan b, c y d para no quedarme sin ingresos”, admitió.
“Yo vivía en un barrio y en una realidad en la cual te instalaban en la cabeza de que naces pobre y morís pobre. Naces para hacer un laburo y de eso vas a tener que vivir toda tu vida y que los lujos son 10 días de vacaciones en San Clemente. Yo lo hice muchos años eso y tenía el chip de ‘nunca voy a salir de acá’”, admitió.
Ese es el mensaje que Gerónimo suele compartir en sus redes sociales y en su interacción con los chicos que no tienen posibilidades y que creen que sus vidas tienen un destino asegurado.
“Yo no tenía las posibilidades de otros pibes, me costaba todo el doble. No soy ningún iluminado, no tuve privilegios, de hecho tuve todas las que pude tener en contra las tuve y salí, lo logré y pude. Hay muchas limitaciones que nos ponemos a nosotros mismos”, explicó.
El viaje a Europa
Al recordar su infancia, Momo relató una emotiva anécdota de un diálogo que tuvo con su madre cuando él tenía 14 años y soñaba con un futuro que hoy es su realidad.
“Como mi casa no estaba terminada mis viejos dormían en un garaje que tenía piso de cascote. Un día yo la fui a ver a mi vieja que estaba durmiendo la siesta, me acosté a ver la tele con ella y no sé por qué le dije: ‘Ma, cuando yo tenga plata de voy a llevar a Europa’. No me lo olvido más”, contó.
“Mi vieja en ese momento debe haber dicho: ‘Qué lindo lo que dice, pero qué difícil. Estamos pensando en llegar a fin de mes y este pibe me está planteando eso’. Ella siempre tuvo eso de decirme: ‘Vos lo vas a lograr, vos vas a poder’. Y en 2017 hice el viaje con mi vieja y la llevé a Europa. Fue un logro personal muy zarpado”, expresó.
En números
El streamer se atrevió al cuestionario del Pollo y reveló sus intimidades en relación al sexo, el dinero y las emociones. ¿Qué dijo?
Pollo: —¿Hace cuántos días que no tenés sexo?
Momo: — Cero. Hace 10 horas. Es mi pasión (risas).
Pollo: —¿Cuánto es lo máximo que dejaste de propina?
Momo: — 20 lucas acá y una muy alta en europeos en España. Yo fui mozo y siempre te dan el uniforme, pero no te dan zapatillas. Y vi que tenía todas las zapatillas agujereadas y le di 40, 50 euros. El chabón no entendía nada.
Pollo: —¿Cuánto te costó lo más caro que te compraste?
Momo: — 270 mil dólares. Mi departamento.
Pollo: —¿Cuántas veces lloraste en los últimos 30 días?
Momo: — Una o dos. No recuerdo.
Pollo: —¿De felicidad o de tristeza?
Momo: — De emoción hablando de mi vieja por una situación, pero de emoción no era nada triste.
El juego del millón
El Pollo invitó a Momo a comprar todo lo que desee entregándole la valija llena de dinero. El único requisito es que el dinero no puede ser guardado o donado sino que tiene que gastarse por completo. Puede ser en una sola compra junto o por separado.
Pollo: —¿Qué te comprarías con un millón de dólares?
Momo: — Con 100, compro tres autos clásicos. Soy fan del Torino. Un toro. Tengo uno negro de concesionaria, pintura original, año ‘73, retapizado y motor hecho a nuevo.
Pollo: —¿Qué otros dos autos clásicos?
Momo: —Un Chevrolet SS color naranja, original; y después un Impala que yo sé que estaríamos en precio, pero nos iríamos un poco en invertirle un poquito en la restauración. Tiene una explicación igual por qué esto. Es una inversión para mí, no es un gusto. Veo un negocio, no es para usarlo. Se arranca los fines de semana y el día de mañana sube el precio, tiene muy bajo costo de mantenimiento, no pagas impuestos, ya está municipalizado por patentes no pagás más…
Pollo: —¿Qué más compramos?
Momo: — Con 200 mil, compro dos terrenos en dos barrios privados con proyección. Buenos terrenos, con vista a la laguna. Podría ser Canning, Hudson. Me gusta Hudson porque es cerca de La Plata.
Pollo: — Te quedan todavía 700 mil dólares, ¿en qué más gastarías?
Momo: — Otros 200 mil para las construcciones de las casas en esos terrenos. Me importa el alquiler, no me interesa el valor de venta. En otro momento de la vida, para no decir hace un año y pico, hubiera puesto 200 mil dólares en Bitcoin. Ahora está en su récord histórico. Compro 3 y espero unos años, que va a subir.
Pollo: — Quedan 300 lucas.
Momo: — No sé cuánto sale la producción de eso, pero yo estoy seguro que lo haría. A mi manera, lo haría. Con 100 mil produciría una serie para mí. La termino y si se vende, se vende y sino la pongo en mi canal de YouTube gratis. Sería mucha guita, pero para mí podría tener un buen retorno.
Pollo: — Es una buena apuesta. Te quedan los últimos 200 mil dólares para gastar.
Momo: — 100 para un viaje durante 5 meses a los lugares que me faltan. Me falta mucho, pero me gustaría Egipto, Grecia, Japón, Hawaii, Noruega, Finlandia y Rusia. Los últimos 100 mil me daría el gusto de comprarme alguna cosita de colección de la Segunda Guerra.