Facundo Calvo es hijo del reconocido actor Carlos Calvo, fallecido en diciembre del 2020, y de Carina Gallucci, también actriz; y hermano de Abril Calvo, la hija menor que tuvo la pareja.
Aunque mantiene un perfil bajo en los medios, desde muy joven siguió el legado de sus padres en la actuación. Carlín fue uno de los artistas más destacados en los 80 y 90, querido por el público y considerado uno de los “galanes” de la televisión de esa época.
Facundo participó de importantes proyectos como la obra teatral “La Lección de Anatomía” y las series “100 días para enamorarse”, “Días de gallos”, “Pequeñas Victorias” y “El encargado”.
También trabajó junto a Nicolás Cabré, Carlos Portaluppi, Mercedes Funes y Sol Loureiro en la obra “Me duele una mujer”; y actualmente integra el elenco de “Convivencia obligada”, que se presenta en el teatro Multiescena, junto a Luciano Heredia, Fede Barón, Julieta Presutto y Enzo Aguilar.
— ¿Cómo es ser el hijo de Carlín y de Carina?
— Criarme toda mi vida con actores hizo que yo también elija este camino, estar todos los veranos con mi papá en Mar del Plata viéndolo en el escenario, y con mucho amor también, influyó.
— Para los que no pudieron conocer a tu papá, ¿quién es Carlín Calvo?
— Carlín Calvo es un ícono de los 90, un ícono de Argentina, la verdad. Justamente tuvo su boom en los 90 con “Amigos son los amigos”, pero creo que es una persona muy querida. Al día de hoy me escribe gente por Instagram, por redes, diciéndome que es fanática de mi viejo, que lo adora. Es un capo cómico, también, se podría decir.
— ¿Y cómo te llevás con esa gente que te escribe o que te dice esas cosas lindas de él?
— Es muy lindo saber que era tan querido, a veces no sé qué responder porque es como mucho. Lo veo en las miradas cuando me lo dicen o cuando me escriben también. Lo más lindo es que al día de hoy todavía siga teniendo ese impacto.
— ¿Cuándo decidiste ser actor?
— A los 15, 16 años empecé a estudiar en distintas escuelas, en el teatro Payró, cursos, siempre me gustó, siempre era de estar ahí atrás acompañándolo. Creo que eso fue lo que me a mí me hizo que eligiera este camino, pero a esa edad de la adolescencia fue cuando decidí “esto es lo que quiero hacer”.
— ¿Cómo le contaste a ellos que querías ser actor y qué te dijeron?
— Me apoyaron desde siempre. Al principio querían que estudiara también, por eso terminé el colegio y empecé psicología. Duré dos largos y arduos meses que terminaron medio rápido, pero porque me di cuenta de que lo mío era la actuación. Pero desde que se los dije, me apoyaron.
“Al día de hoy me escribe gente por Instagram, por redes, diciéndome que es fanática de mi viejo, que lo adora”
— Hablaste de que ibas con tu papá a los teatros, ¿cómo fue tu infancia?
— Fue linda. Todos los veranos, más que nada, con mis primos, con mis abuelos, estábamos ahí con todas las obras de verano que iba haciendo mi viejo, viendo a la gente, viendo el detrás de escena. Creo que es lo que más disfruté de esa época y lo que más recuerdo con cariño.
— Esos detrás de escena que vivías con tu papá, hoy ¿cambiaron mucho o siguen siendo lo mismo?
— El teatro sigue teniendo el mismo aura, en las obras que estuve es como que hay una similitud, es bastante parecida, se mantiene. Para mí hay como una mística.
— A la hora de elegir la carrera de actor ¿tuviste algún miedo o prejuicio de decir “soy el hijo de Carlín Calvo”?
—Obvio que hay un peso, como una presión en algún punto de querer cumplir las expectativas. Mi papá fue Carlín y tengo que estar a la talla. Está eso, pero trato de hacer mi camino y de no compararme, porque soy una persona distinta.
— ¿Y cómo es hacer tu camino? ¿Cuesta?
— Sí, cuesta hacer el camino porque está siempre la comparación y el no querer ser sólo conocido como “el hijo de”. Yo creo que es, por lo menos de mi lado, estudiando, preparándome y, de a poquito, tratar de no agarrarme de eso para crecer, sino que los trabajos vayan hablando por mí e ir creciendo con obras, con programas, con lo que vaya teniendo y hacer mi camino.
“Mi papá fue Carlín y tengo que estar a la talla, obvio que hay un peso, como una presión, en algún punto , de cumplir con las expectativas”
— ¿Cuál fue tu primer trabajo? ¿Cómo llegó la primera oferta?
— MI primer trabajo fue “100 días para enamorarse” que fue una experiencia única, haber arrancado con un programa que le fue tan bien, una novela tan divertida. Hice casting gracias a mi representante que me consiguió una prueba con Sebastián Ortega y quedé como uno de los compañeros del colegio, un papel chiquito en el que hacía del nerd del grupo. Pero de ahí me llevé muchos amigos y también eso fue una experiencia, la verdad no podría haber pedido algo mejor.
— Cuando hacés un casting, al ser “el hijo de”,¿sentís que contás con ventajas?
— Siento que hay ventaja y desventaja. Creo que hay ventaja de que ya abre una puertita si querés, obviamente ser el hijo de Carlín algunos contactos me abrió, pero a veces creo que es como una presión y quizás juega en contra en alguna situación.
— ¿Te jugó más a favor o en contra?
— Me jugó más a favor porque creo que él es muy querido, eso hace que la gente quiera ayudarme, dar una oportunidad.
— ¿Que recordás de la enfermedad de tu papá?
— Papá tuvo dos ACV. En el primero yo no había nacido, estaba en la panza, y el otro yo tenía 10 años.
— ¿A los 10 años eras consciente de que tu papá tuvo un ACV? ¿Cómo trascurriste la enfermedad?
— Sí, sí, era consciente porque tenía 10 años y yo estaba con él en Mar del Plata cuando pasó. A mí,al principio, me dijeron “se descompensó y va a pasar la noche en el hospital, despreocupate”, y al otro día vino mi vieja desde Buenos Aires y me di cuenta. Para mí fue muy fuerte porque el primer ACV a él lo había dejado mal en la mano y la pierna, tenía problemas motrices, pero el segundo,le afectó la cabeza y la parte cognitiva; y desde ahí ya no fue el mismo, ya tenía que estar acompañado por enfermeras, y cambió totalmente la relación.
“Papá tuvo dos ACV. En el primero yo no había nacido, estaba en la panza, y el otro yo tenía 10 años”
— A partir de ese día en el teatro, ¿Carlín fue otra persona?
— Sí. Es más, desde ahí yo no lo vi por tres meses, creo, estuvo primero en terapia intensiva y después estuvo en el Fleni, en Escobar, rehabilitándose. Desde ahí no fue lo mismo, porque si bien mejoró bastante y podía hablar con él, comunicarme, me quería decir “¿cómo te fue en el colegio?” y me decía “¿cómo te fue en el club?”, se le mezclaban algunas cosas.
— Por lo que contás hasta los 10 años tuviste a papá sano, entero, tenés registro de esa época, ¿te acordás cómo era?
— Sí, me acuerdo. Hasta mis 10 años, mi papá era normal, compartía un montón de cosas, después, es como que pasé a ser el padre en algún punto, le podía pedir algún consejo o algo, pero no era la misma relación. Yo igual agradezco que haya pasado eso porque lo seguí teniendo al lado mío y a su manera, después de eso que fue en 2010, creo, hasta el 2016 o 2017, estuvo bien, dentro de lo que se podía, y yo eso lo aprecio mucho.
— ¿Cómo le cambió la vida a la familia el convivir con una persona que se recuperaba de un ACV?
— Te cambia la vida completamente. A mi mamá, más que nada, que fue en la que recayó todo. Tuvo que hacerse cargo de todo. Siempre se lo voy a agradecer. Más que nada al principio fue como “¿para dónde voy? ¿qué hacemos con Carlín que tiene que estar asistido por enfermeras? ¿lo dejamos en un lugar, alquilamos una casa?”. Todos esos problemas te cambian completamente la vida,porque era el papá de la familia, era el eje y se desacomodó todo, pero estuvimos, dentro de lo que se pudo, bastante bien.
— Y en ese cambio abrupto, angustioso, ¿qué cosas aprendió la familia?
— Yo creo que lo que aprendimos es a bancar lo bueno y lo malo. Hubo momentos en esos años que estaba triste y con bronca y otros como aceptando y tratando de disfrutar a mi papá lo más que podía, tratar de no estar resentido con lo que pasó. Tratar de no decir: “¿por qué me pasó esto?” sino mirarlo desde otro lado: “Listo, es lo que pasó y vamos a tratar de hacer lo mejor posible de la situación”.
— ¿Qué fue lo más difícil que sentís que tuvieron que afrontar?
— Lo más complicado para mí, por lo menos, fue la situación de sentir que tenía que ser el hombre de la casa y también estar toda la adolescencia sin mi papá. Creo que eso fue lo más duro. Después mi vieja era de hacerse cargo de todo y que nosotros estemos bien, hacerse cargo de él…
— ¿Cómo fue tu adolescencia paralelamente?
— Sacando eso, dentro de todo fue una adolescencia normal, feliz, con mis amigos, iba a Pinamar los veranos a veces, pero dentro de todo fue bastante normal, sacando algunas situaciones y cosas, pero bien.
— Y cuando decías “soy el hijo de Carlitos Calvo”, ¿qué te decían?
— Por suerte, la gente de mi edad no me trataba distinto, porque no lo tenían tanto. Me decían: “¿Tu papá es Carlín Calvo, pero quién es?”, y yo les respondía: “Bueno, preguntale a tu papá”. Me conocían más los profesores, los padres que sabían quién era mi viejo, mis compañeros no tanto porque no lo habían visto tanto a él.
“Lo más complicado para mí fue la situación de sentir que tenía que ser el hombre de la casa y estar toda la adolescencia sin mi papá”
— ¿Y cómo se manejó tu madre, especialmente,con la parte económica? ¿Cómo hizo con el tema de la plata?
— Por suerte un par de negocios, rentas y cosas hicieron que por ahora estemos bien y nos hayamos mantenido bien en ese tiempo. Con eso se pudo.
— ¿De qué se trata la obra en la que estás trabajando actualmente?
— “Convivencia obligada” es una comedia muy divertida. Somos unos jóvenes a los que nos alquilaron un departamento para vivir solos, pero cuando llegamos vemos que el que nos alquiló nos estafó y hasta que se solucione este problema acordamos vivir todos juntos. Es muy divertida. Esta obra fue mi debut teatral en 2019 y ahora la volví a hacer, así que estoy muy contento.
— ¿Con quién vivís? ¿te mantenés con el teatro?
— Yo ahora sigo viviendo con mi mamá y mi hermana, y también sí, me mantengo con el teatro. Estuve en una obra anterior en “Me duele una mujer”, mucho tiempo, que ahí estuve también como dos años. Son laburos que salen, después por un tiempo no, pero tratando de remarla de ese lado.
— ¿Cómo es la vida de un actor tan jovencito?
— Hay que remarla, como todos, tratar de meter castings, publicidad y actuar. Hay que tratar de que vaya saliendo algo y saber que este trabajo es así,que un año tenés tres, cuatro trabajos y otro quizás no tenés nada, sabés que es así, a seguir peleándola y remando.
— A los 17 años tal vez querías pedirle un consejo a tu papá y tu papá no te lo podía dar. ¿Cómo vivías eso y qué consejo te habría gustado pedirle?
— Yo creo que el consejo que le pediría en estos momentos es, justamente, si estoy por el camino correcto. Por ejemplo, el día que quizás sentí que no actué tan bien, hubiese necesitado un “tranquilo que es por acá”; él con su experiencia supongo que habrá tenido funciones buenas y no tan buenas. Eso un consejo de “tranquilo, estas cosas pasan, seguí confiando en vos y seguí metiéndole”.
— ¿A tu mamá le pedís consejos?
— Sí. Mi mamá me dice que confíe en mí, que está en mí. Ella me ayuda siempre con todos los castings, cuando tengo un casting lo hablo con ella porque me dirige, actúa conmigo y si no estoy con ella medio que me desoriento. Le digo: “Mamá, necesito que hoy estés que tengo que grabar” y siempre me ayuda. Ella por su experiencia, porque ella también era actriz, me pasan cosas que a ella le pasaron y me dice: “Tranquilo, no pasa nada, son cosas de tu cabeza”. Después cuando las ves más adelante con el tiempo decís “esto era una boludez y uno se preocupaba por esas cosas”.
— ¿Qué cosas te preocupan más?
— Me preocupa que lo que mandé para el casting haya salido bien, que si no lo hice muy enojado, muy serio… O mandar mensajes para pedir castings, cosa que uno se preocupa de quedar bien, quedar mal, y no es tan grave, hay que mandarse, confiar, que en diez, veinte años decís: “¿Esto me preocupaba?”. Hay que jugársela más.
— ¿Qué heredaste de tu papá y qué heredaste de tu mamá?
— De mi papá creo que heredé la parte más humorística, los gestos más que nada. Yo no me veía muy parecido a él físicamente, pero lo vi en “Amigos son los amigos” y ahí los registré. Para mí,en “Amigos”, hace de él básicamente, y fue la primera vez que me vi parecido, que hacía los mismos gestos y no es que lo imitaba, me salían solos, de verlo, los genes, lo que sea. Y soy sensible como mi mamá, podría decir.
— ¿Cómo era tu papá?
— Él era divertido, amoroso, muy amoroso. Creo que eso es muy lindo. En nuestra familia, siempre hubo mucho afecto, también la confianza de que cada uno pueda hacer lo que tenga ganas, y siempre apoyándonos entre los cuatro, mi hermana también.
— Cuando tuviste que ejercer el rol de papá,¿qué cosas sentís que debiste resignar o te costaron más?
— Cuando más tenía que hacer de padre era cuando le tenía que explicar las cosas yo a él, tampoco era tan grave, pero, por ejemplo, viendo la tele o series me preguntaba “¿y acá qué pasó?” y le contaba. O quizás tenía que ayudarlo para ir al baño a veces. Era duro, más a los once, doce años.A veces tenía algún quilombo en la escuela o estaba triste por cosas y le quería decir: “Pa, me pasó esto” y no podía hacerlo. Eso es lo que más, personalmente, me pasaba en ese momento.
— Y cuando salías a la calle con papá, ¿cómo era la mirada de la sociedad? ¿qué pasó con los amigos de papá transcurriendo esa enfermedad?
— La gente y los amigos fueron de las cosas que le hicieron muy bien. Javier Faroni estuvo siempre presente. Siempre hacía una cena, una vez por mes, con todos los amigos, estaban Diego Pérez, Marcelo de Bellis, varios actores estuvieron presentes.
Creo que lo que más le hacía bien a mi papá era el amor de la gente. Ya después del segundo ACV hizo “Leonas”, una temporada con Carmen y Nazarena, él aparecía al final y decía “es una lucha”. Eso hacía papá, pero el aplauso que recibíaa él le hacía muy bien. Ese fue el momento que mejor estuvo, ese verano en Mar del Plata, porquepara él era un mimo al alma y la gente se emocionaba también al verlo ahí y él lo disfrutaba mucho.
— ¿Cuál fue la lucha más grande de tu papá?
— Creo que la lucha más grande fue la enfermedad.
— ¿Pudiste aprender algo positivo de esta enfermedad? ¿y qué pasó cuando tu papá murió?
— A mí me hizo madurar más rápido, porque no me quedaba otra opción que madurar y ayudar a mi mamá, y acompañarla porque Abril era chiquita todavía. Mi hermana tenía 4 años cuando pasa el segundo ACV, así que básicamente no tuvo mucha relación con él, más allá después del segundo ACV.
Yo creo que cuando fallece fue una paz para él y para nosotros, porque ya desde el 2017, 2018 ya no era él, ya no estaba. Fue como una muerte anunciada, ya se veía venir y creo que fue eso, fue paz porque ya no era vida para él ni para nosotros.
— Murió tu papá y contás que llegó la paz, ¿cuánto tardaste en reiniciarte, resetearte o estabas automatizado?
— Yo creo que estaba automatizado, pero porque lo había bloqueado. Por un tiempo lo tuve internalizado, ya estaba automatizado, hasta que un año después de que se muera, lo pude ver en terapia, algunas cosas sí me afectaban y había cosas que trabajar, pero a partir de ahí, al año, ya me pude encaminar. Me empezaron a salir más trabajos, me empecé a meter más de lleno en la actuación.
— ¿Qué cosas te afectaban?
— El último tiempo yo estaba en un estado de “es la vida, hay que aceptarla”, como que no lo había llorado tanto, me faltaba hacer el duelo en serio. Yo sentía que él ya venía mal hacía tiempo, entonces por más de que murió en 2020, ya estaba bastante mal hacía un par de años atrás, ya me venía preparando para esto, pero creo que era como un mecanismo de defensa. Después pude darme cuenta de que sí, que me pesaba, pude hacer el duelo y eso fue como un alivio más adelante.
— ¿A qué personas te gustaría agradecer?
— Le quisiera agradecer a mi mamá, a mi familia, a mis abuelos, mis tíos, a mi padrino también, Hugo del Castro, que siempre estuvo, Javier Faroni, toda la gente que siempre estuvo y nos acompañaron. Eso hizo que todo haya sido un poco más fácil.
— Si pudieras recordar un día o una foto o un momento con tu papá, ¿qué es lo primero que se te viene a la cabeza?
— Cuando fuimos al mundial del 2010 de Sudáfrica, discutimos un día y él me dijo: “Hacélo que quieras, pero a mí no me decís malas palabras”. Y un día estábamos discutiendo y me enojé, entonces con toda mi furia le dije:“pelotudo”, así con un miedo, pero se rio y me dijo: “Andá a cagar”. Yo tenía un miedo terrible, como me dijo “a mí nunca me puteés”, lo puteé y se cagó de risa y se alivió todo. Ese momento lo recuerdo siempre con mucho cariño.
— ¿Y un día para olvidar? ¿el peor día o el más doloroso?
— Y creo que el día más doloroso fue el funeral, fue un día fuerte ese.
— ¿Cómo manejaste vos el tema de las críticas y los medios con la enfermedad de tu papá?
— Nunca le di mucha pelota, ni siquiera me afectó tanto porque no siento que hayan hablado tan mal. Nunca hablaron, nunca lo atacaron fuerte ni con mucha maldad y si pasaba algo así trataba de no darle importancia.
— ¿Y cómo te manejás vos, hoy, como actor, con las redes, con las críticas, con el prejuicio de ser “el hijo de”?
— Por ahora con las redes estoy tratando de ser más activo. Soy más perfil bajo y no me sale naturalmente, pero le quiero meter más. Sé que está la comparación, yo tengo que saber que va a pasar eso porque es inevitable. “¿El hijo es actor? ¿actuará como el padre?” es imposible que no pase eso.
— Cuando te llaman de los medios y vos ya sabés que te van a preguntar de tu papá, ¿qué sentís?
— Yo sé que me van a preguntar y es inevitable. A mí no me gusta ir a los medios cuando me dicen: ”Vení, queremos hablar con vos”. Sé que quieren hablar sólo de mi viejo y no quiero ir con las manos vacías por ser “el hijo de”. Eso me pasa, si yo estoy con teatro o con algún programa, ahí voy contento,y sé que me van a preguntar también. No me molesta. Es mi papá.
“Aprendimos a bancar lo bueno y lo malo, hubo momentos en que estaba triste y con bronca; y otros los viví con aceptación, tratando de disfrutar a mi papá”
— Si viene un productor y te pregunta ¿qué querés hacer?¿qué obra es tu sueño o cuál es tu gran desafío en lo laboral?
— A mí me gustaría hacer, en teatro, alguna comedia. Me gustaría una sitcom como Friends o The office, versión argentina, algo de ese estilo, siento que eso sería un sueño muy lindo para hacer.
— ¿Cómo es Facundo en el amor?
— Ahora estoy de novio con Roxana, estamos hace dos años, muy feliz desde que nos conocimos. Estamos muy contentos.
— ¿Pensás en la paternidad, en la familia?
— No pensé en la paternidad, todavía no, por ahora no está en mis planes, quizás más adelante sí, pero por ahora todo el tema paternidad, casamiento, formar familia no…
— ¿Qué cosas te faltan hoy y qué cosas te dan miedo?
— Me falta consolidarme como actor, pero estoy creciendo y a veces uno con la ansiedad de querer todo ya… Pero estoy en un proceso y creo que estoy por buen camino.
— ¿Qué mensaje te gustaría dejarle a los jóvenes actores?
— Creo que si sos un actor joven tenés que tratar de que en los momentos en los que no hay trabajo, saber que es así, saber que va a haber momentos duros, porque la carrera nuestra es así, pero lo más importante para mí es luchar contra tu cabeza porque es tu peor enemigo. Si vos estás sin trabajo y pensás: “Es porque soy malo, porque no sirvo, nunca voy a conseguir nada”, es peor. Lo más difícil es mantener la cabeza serena pero hay que luchar, ganarte a vos mismo mentalmente. Eso es lo más importante. No dejar que la cabeza te venza.