Pablo Tamagnini es un cantante cordobés que desde muy chico tuvo vocación por la música. Comenzó a tomar clases de canto y guitarra; y a los 15 años formó un grupo de rock en el cual dio sus primeros pasos como músico.
En 2003 se presentó a un casting e ingresó como participante del programa Operación Triunfo, un reality show que descubría nuevos talentos. En la competencia se alzó con el segundo puesto, que le brindó la posibilidad de grabar su primer disco que lleva su nombre.
Dos años más tarde editó un nuevo material “Custodio de este amor”, cuyo tema principal fue la cortina musical de una exitosa telenovela que llevaba el mismo nombre. En 2011 publicó su último disco como solista “Hoy”.
Actualmente, integra el trío musical La Konga junto a Nelson Aguirre y Diego Granadé. Con un ritmo bautizado como “cuarteto romántico” combinan bailes y coreografías, y convierten cada show en un espectáculo único.
Entre los single más destacados de la banda se encuentra El mismo aire, en colaboración con su hija Mara Tamagnini; y Ya no vuelvas. Recientemente, Pablo también presentó Fama de Diabla con David Bisbal y Emanero; que ya cuenta con más de 2 millones de reproducciones en YouTube.
“Cuando lo empecé a cantar dije: ‘Este es para Bisbal’. Tenía ese gusto medio flamenco que era para él, pero no tenía comunicación ni nada. Un español cantando cuartero era lo más loco que le podíamos presentar a la gente”, reconoció.
Una gran familia
Pablo es un artista que, por su profesión, debe pasar muchos días, semanas y hasta meses de gira recorriendo la Argentina y el mundo. Con una agenda llena de shows, responsabilidades y una carrera en ascenso, se apoya en sus seres queridos para mantener los pies sobre la tierra.
Su primera experiencia como papá la tuvo de muy joven y con el paso de los años su familia fue creciendo en número. Tal es así que hoy tiene seis hijos que tienen entre 2 y 21 años. ¿Cómo hace para compaginar su vida personal con la profesional?
Pollo: —¿Hace cuántos años estás con Macarena, tu mujer?
Pablo: —Hace 18 años, casi 19 años. Fuimos y volvimos un montón de veces porque es parte del crecimiento de una pareja. No creo que todo el mundo esté todo el tiempo feliz, pero sí es la persona que me centra. Además de Renato, mi mejor amigo, ella es una de las personas que me baja a tierra. Me dice: “Todo bien con las luces, pero tenés que comprar pañales mañana”. Ese es el equilibrio que hoy siento en mi vida que antes cuando era más chico no tenía esa compañía.
Pollo: —¿Cuántos hijos tienen?
Pablo: —Con Maca tenemos cuatro hijos de 12, 8, 5 y 2 años.
Pollo: —¿Y tenés más hijos?
Pablo: —Sí, tengo una de 21, que es Mara, con otra pareja; y en medio de los dos que tengo con Maca tengo uno más Gio, que tiene 7 años.
Pollo: —¿O sea que son seis hijos y tres mamás?
Pablo: —Sí, la familia así enorme que me tocó hoy son seis hijos y tres mamás. Y está todo bien. Ahí aparece Maca con su capacidad de amalgamar las cosas. No tiene problema con la mamá de Mara ni con la mamá de Gio. Mis hijos pasan la Navidad todos juntos y esa ha sido mi meta durante mucho tiempo, que ha sido difícil, al principio fue una tormenta que era difícil de encarar y hoy somos una familia muy feliz.
Pollo: —Antes de Maca, ¿te consideras una persona que fuiste mujeriego?
Pablo: —Le tenemos que preguntar a Maca, pero creo que sí. Ella me equilibró, me centró. Yo soy una persona que hace 25 años que trabaja de noche con todo lo que eso significa y trae. Hay cosas que podés esquivar y hay cosas en las que sos más débil. Por ejemplo, no ando escabinado todos los días ni nada, pero si me podían otras cosas. Y me mandé cagadas, pedí perdón, arrepentido porque yo también, siendo empático, hubiera sufrido un montón.
Pollo: —Y ahora, ¿cómo es cuando vas a un show?
Pablo: —Tranqui, re tranqui. Hoy tengo mucho más claro que tengo todo, que tengo el trabajo que amo, que lo he soñado toda mi vida y por lo que luché toda mi vida. Tengo mi techo, que lo mantengo con mi trabajo, y mis hijos sanos, tengo todo.
En números
El cantante se sometió a las preguntas sobre sexo, dinero e intimidad de la ruleta de Casino Resort. El único requisito era contestar solo con números.
Pollo: —¿Hace cuántos días no tenés sexo?
Pablo: —Cero.
Pollo: —¿Pero si hoy viajaron y vinieron para Buenos Aires para hacer notas?
Pablo: —Bueno, pero se puede.
Pollo: —¿En el avión?
Pablo: —Se puede, no te voy a detalles (risas).
Pollo: —¿Pero fue hoy?
Pablo: —Sí.
Pollo: —¡Qué actividad! ¿Pero si están hace 18 años?
Pablo: —Hacía 11 días que no nos veíamos. Estaba de gira (risas).
Pollo: —¿Cuánto te costó lo más caro que te compraste?
Pablo: —Lo más caro que compré en mi vida es mi casa, que no la pagamos toda de una. La fuimos pagando. Hoy no sé cuánto vale, es medio raro hacer cuentas, pero al día de hoy es lo más caro que pagué en mi vida, mi techo.
Pollo: —¿Cuántas veces lloraste en los últimos 30 días?
Pablo: —Soy una persona con muchas emociones y las vivo a todas muy intensamente. Así que creo que si lloré fue hace dos o tres días.
Pollo: —¿Cuántos boxers tenés?
Pablo: —Cuando fuimos a tocar ahora a Miami, me compré un pack que estaba en oferta. De la marca con la K y me traje como 15, pero debo tener con los viejos, con los que tenían agujeros que los tiramos, renové el stock. Hay algunos que me los tuvieron que tirar porque te enamoras. Viste que hay calzones que vos decís: “Este no lo puedo tirar porque con este gané el partido de…” o el que usas para el gimnasio, el que está más presentable, que el elástico está bien, pero para abajo no hay nada. Está todo cansado (risas).
Messi
Conocer al astro del fútbol y tocar en un show para él es uno de los momentos que marcaron un antes y un después en la vida de Pablo. Pero ese encuentro no sólo quedó grabado a fuego en su memoria sino también en su piel.
Es que, luego de ganar la Copa del Mundo en Qatar 2022, Messi realizó un festejo privado con los jugadores y sus familias en Rosario. A esta celebración fueron convocadas algunas bandas argentinas que los jugadores escuchaban a menudo durante los entrenamientos, en los vestuarios y en los viajes que realizaron esa temporada.
La Konga fue una de las que integró esa lista para presentarse ante ese público de lujo. “Yo estaba en República Dominicana en vacaciones con mi familia. Me llaman y me dicen que estaba la chance de poder tocar para ellos. Cuando me dijeron que era para Leo casi me vuelvo nadando”, reconoce.
Pero luego de la presentación, nadie quiso interrumpir a los jugadores de la Selección y mucho menos a Messi así que se retiraron sin fotos del lugar. Hasta que sucedió lo impensado.
Pollo: —¿Cómo fue llegar a Rosario? ¿Qué pasó?
Pablo: — Hicimos el show y yo le canté toda la noche a él (risas). Fue un momento épico ver a Leo cantando los temas, bailando con Anto y festejando con su familia, con su gente más íntima. Fue lo más loco que me pasó en ese año más loco, que también como banda nos pasó de todo. Nosotros éramos parte de eso. Pero ese había sido el único contacto. Yo lo miraba, le hacía caritas, todo, pero él estaba en otra, festejando. Pero dije bueno, lo ví. Lo vi cerca. Nos fuimos medios decepcionados de que una vez que terminamos, nos fuimos y no tuvimos ni la foto, ni contacto, nada. Pero entendíamos que era así el protocolo. Como sabíamos que no se podía usar celular ni lo llevé yo. Me voy a fumar afuera y vienen y nos dicen que Lio se quería sacar una foto con nosotros.
Pollo: —¿Y cuándo lo vieron qué pasó?
Pablo: — Vimos a Fideo, después a Anto y lo vi llegar. Yo no lo quería molestar porque todo el mundo se pone intenso con las fotos y lo volvieron loco. Entonces, dije me quedo atrás, lo dejo tranqui porque a mí no me gustaría eso. Un poco de empatía. Hasta que en un momento se me para enfrente y le digo: “Yo cumplo los años el mismo día que vos con eso estoy feliz Leo”. Un tonto yo.
Pollo: —¿Pudiste hablar?
Pablo: —Le pidieron más fotos y como que se lo llevaron, hasta que en un momento me hace señas y me dice: “Vamos a sacarnos una foto”. Y ahí sacamos la foto y aparece alguien que le pidió una firma y le dije: “Fírmame a mí también”. Y me firmó en el brazo con un fibrón común que se borraba y yo recién terminaba de hacer un show y estaba todo transpirado. Los 300 kilómetros del viaje de Rosario a Córdoba fui soplando la firma para que no se borrara y hablando con la tatuadora para ir a verla apenas llegaba. Llegué a las 9 a Córdoba, a las 9.20 de la mañana ya tenía el tatuaje así tal cual lo había firmado.
El juego del millón
El Pollo le entregó a Pablo un maletín con un millón de dólares con la condición de que lo gaste en lo que quiera. La única condición es que tiene que agotarlo todo y no se puede donar. Un momento ideal para dar rienda suelta a los sueños sin preocuparse por el dinero. ¿Qué eligió?
Pollo: —¿Con qué arrancas?
Pablo: —Y tengo seis hijos. Son seis casas. Si le quiero dejar algo a los pibes… Yo tengo casa propia gracias a Dios. Sería un gran regalo de papá. No sé si alcanza, pero sino un espacio para que puedan armar sus casas. Unos lotes.
Pollo: —Con 300 mil creo que estamos muy bien.
Pablo: —Sí, ahí en Carlos Paz. Para que ellos hagan lo que quieran.
Pollo: —Quedan 700 mil dólares, ¿qué otra cosa te gustaría?
Pablo: —Un Porsche. Un GT3RS V12. No sé cuánto sale esa cosa. Nunca averigüé porque no me lo voy a comprar nunca. Es imposible. Para que me alcance voy a ir con un Porsche hibrido que sale unos 100 mil. Igual, a mi me venís con un Gol cuadrado modelo ‘98 y lo disfruto porque soy fierrero y me gustan los autos. Un Fiat Uno SCR con leva y me divierte igual.
Pollo: —Te quedaron 600 mil dólares.
Pablo: —¿Plazo fijo? (risas). Creo que viajaría. Llevaría a mis viejos a conocer su parte del mundo que quieran conocer. A mi viejo capaz que le guste Egipto y a mi mamá Italia. Quiero llevarlos a cada uno a donde quieran. Destinaría unos 100 mil para los dos.
Pollo: —Te queda un montón de plata todavía: 500 mil dólares.
Pablo: —Me sigue alcanzando para el Porsche (risas). No, me compro dos grúas para levantar autos. Me gustaría tener una jubilación. ¿Cuándo deje de cantar con qué vivo? Pondría grúas Tamagnini.
Pollo: —¿Te pondrías un negocio? “Te levanta como Tamagnini” (risas).
Pablo: —Podría ser el slogan (risas). Ahí serían 200 mil.
Pollo: —Lo que hiciste durar esta plata es terrible. ¿Qué más comprarías con los 300 que quedan?
Pablo: —Con esta guita me caso. Yo estoy juntado y qué casamiento se haría solo con la mitad de eso. Con 100 mil creo que ya está. Contratamos a La Konga… Yo creo que el amor no lo define un papel ni una firma, nosotros con Maca hace 20 años que estamos juntos sin ningún papel de por medio. Pero si la ilusión de ella sigue en pie y dice: “Me quiero casar. Estaría buenísimo hacer una fiesta, invitar a mi tío del Sur”. Lo hacemos.
Pollo: —Quedan los últimos 200 mil para gastar.
Pablo: —Me voy con mi hermano mayor a ver qué podemos hacer por el mundo. Seguimos el Rally Dakar y 100 lucas el Fórmula 1. Hoteles, todo incluido, gorrito del equipo, boxes, todo (risas).