Gustavo Fernández es un tenista argentino que compite profesionalmente en silla de ruedas. Fue campeón del Torneo de Roland Garros en 2016 y 2019, además del Abierto de Australia en 2017 y 2019; y del Campeonato de Wimbledon en 2019.
En los Juegos Paralímpicos de Río de Janeiro 2016, fue elegido abanderado de la delegación argentina en la ceremonia de inauguración. En julio de 2017, alcanzó el primer puesto en el ranking mundial individual donde permaneció hasta 2018. En 2019 volvió a lograrlo y se mantiene hace una década en el top ten.
“Mis ambiciones son altas, siempre lo han sido así que por más que esté en el tercer lugar no tengo menos de presión”, reconoció Gustavo y explicó que al estar primer puesto un deportista se convierte en “la vara con la que todos se van a medir”, mientras que los puestos siguientes se transforman en los retadores que “van a ir a buscar” al que está en la cima.
Gusti, como se lo conoce en el ámbito deportivo, es hijo de Gustavo Ismael Fernández y hermano de Juan Manuel Fernández, ambos reconocidos exjugadores de básquet. Su vida siempre estuvo ligada al deporte y a los valores que inculca. “Soy un tipo apasionado que le gusta lo que hace”, admitió.
Tenis en silla de ruedas
Con un año y medio, sufrió un infarto medular que lo dejó paralítico de la cintura para abajo. Juega al tenis desde los 6 años y a los 12 comenzó su carrera cuando se inscribió en la Asociación Argentina de Tenis para ser jugador junior.
Leo: —En un momento Djokovic se subió a una silla de ruedas y después de jugar dijo que tenía aún más admiración por quienes juegan al tenis en silla de ruedas. Él tuvo la interpretación de lo que es jugar con los pies y sin los pies, ¿lo pudiste ver a él? ¿charlaste esto con alguien sobre este tipo de comparaciones?
Gustavo: —Hay dos realidades muy absolutas. Jugar al tenis de parado es difícil. Sentarse en una silla y jugar al tenis en ella por ahí suena antipático porque justo es mi trabajo y lo hago bien, pero la realidad es que es muy difícil. Uno lo que ve en la tele, la realidad es que los deportes sonprofesionales por algo y los que lo hacen tienen un talento especial para el deporte. La diferencia de jugar con pies y sin los pies en el tenis es mucha. En los traslados, en los acomodos, hay un concepto que es ponerse atrás de la pelota para que el tiro te salga bien, que en la silla es muy complejo moverse. Uno a medida que lo va practicando, le va agarrando la mano, pero cuando se sube una persona que no está acostumbrada, decís: ¿Cómo hago para moverme?
Leo: —En este caso Djokovic tuvo la oportunidad de probar cómo lo haría en silla de ruedas, ¿te preguntaste vos alguna vez cómo hubieras sido jugando sin la silla?
Gustavo: —Sí, en algún momento se me vino a la mente cómo hubiese sido yo deportivamente sin la discapacidad. Me imagino no tan alto como mi hermano, que mide 1,95, pero por ahí con un par de centímetros más que mi viejo, que mide 1,80. Yo pienso que hubiera quedado ahí en el medio (risas).
Leo: —Tu papá fue profesional de básquet en la liga nacional, ganó cinco títulos. Tu hermano es profesional jugó en selección argentina, Italia… todos deportistas.
Gustavo: —Sí, todos deportistas. Es difícil reproducirlo. Me van a criticar por eso, pero creo que jugar al tenis de parado es mucho más fácil. Si aprendí a jugar al tenis en silla de ruedas, creo que hubiera sabido jugar al tenis de parado también. Después si hubiera llegado a ser profesional o no, no sé. Es muy probable que me hubiera dedicado al básquet porque me fascina también. Pero el tenis también es mi pasión. El amor por el tenis se me fue desarrollando a medida que fue pasando la vida, el amor por el básquet lo tuve desde siempre.
Leo: —Termina siendo una casualidad que el tenis es algo que podías hacer en solitario y que no necesitabas contar con otros por lo menos cinco deportistas para jugar un tres contra tres en básquet y que también estén en la misma condición. Eso te fue llevando al tenis, ¿no?
Gustavo: —Jugué al básquet pero armar un equipo es muchomás complejo, pero el tenis yo podía jugar siempre aunque estuviera solo. Cambia mucho el concepto. El circuito de tenis en silla de ruedas está mucho más profesionalmente armado que el de básquet. A mí también me sedujo muchoeso. El contexto del tenis y realmente poder hacerlo al nivel profesional que yo deseaba. Eso me terminó de enamorar.
Lesión e hipocondría
Como le ocurre a muchos deportistas, una lesión lo dejó fuera de las canchas durante un tiempo ante las numerosas responsabilidades de la agenda deportiva. Su recuperación se fue complicando a partir de otros inconvenientes que afectaron no sólo su salud física sino también la mental. Lejos de ocultar todas esas dificultades que atravesó, Gustavo contó su experiencia para ayudar a otros en el proceso.
Leo: —Recientemente tuviste una lesión, una pubalgia, que algo más propio tal vez de un jugador de fútbol, ¿Como lo viviste?
Gustavo: —No escuché muchos compañeros que haya tenido pubalgia, en general nosotros las lesiones más comunes vienen de los hombros o son lumbares, de codo, de muñeca… Yo la verdad que la pasé muy mal con la pubalgia. Es algo que me va a acompañar. Todos tenemos claro los que vivimos del deporte, que el deporte de alto rendimiento está lejos de ser salud y que uno lleva el cuerpo tan al límite que pasan estas cosas. Yo en el afán de poder sostener lo que me limita la discapacidad, que es la movilidad absoluta de la cintura para abajo, se ve que hice movimientos que me han generado ese tipo de lesiones.
Leo: —¿Te afectó mentalmente esta lesión?
Gustavo: —Sí. El año pasado fue un año bravo. En abril, dicho mal y pronto, casi me muero por una hemorragia que tuve postquirúrgica después de una operación de amígdalas. De hecho estuve un mes y medio fuera de las canchas por eso. Volví muy a los sopetones para no perderme el Roland Garros. Por eso me agarró pubalgia porque no pude hacer la pretemporada que hago yo.
Leo: —¿Te apuraste para jugar el Roland Garros?
Gustavo: —Claro. Fui con tres semanas de tenis. Tenía que recuperar entre 2 y 3 litros de sangre que había perdido en la hemorragia y 10 kilos. Venía hace un mes y medio sin jugar. Eran un montón de cosas. Lo que me pasó con eso es que teniendo 29 años, comiendo bien, me cuido y de repente de un día para el otro me di cuenta de la fragilidad de la vida. De una cuestión como una operación de amígdalas, que no es una operación jodida, casi no la cuento. Entonces me quedó esa sensación de fragilidad y me desarrolló un trastorno que fue creciendo a lo largo del año, sumado a los dolores que yo sentí siempre, llegué al colapso a fin de año con la pubalgia encima, con todo el peso del calendario que no te da margen…
Leo: —¿Qué es lo te pasó? ¿Te replanteaste cosas de tu vida?
Gustavo: —A mí lo que me pasó fue el miedo a morir y se me fue para el famoso hipocondríaco. El trastorno de ansiedad por la salud. No lo vi venir. Nunca trabaje con psicólogo. Sí trabajo mucho mentalmente y creí que lo tenía más controlado. Yo pensaba que la pubalgia era cáncer de colon. Empecé a perder la asociación real de las cosas en relación a lo que me estaba pasando y los dolores los tuve siempre. Empecé con trastorno de ansiedad, ataques de pánico y todo. Realmente estoy en pleno trabajo. Estos dos meses fueron complicados y yo no tengo problema de hablarlo honestamente porque sé que pasa mucho, pero no es nada agradable. De hecho, diciembre fue un mes terrible en el que la pasé mal y estoy en trabajo para poder estar bien. Creo que estoy mejor y ya con ganas de volver a encarar la vida de vuelta.
Leo: —¿Te hace bien hablarlo?
Gustavo: —No me molesta. Yo sé que hay mucho tabú al respecto. Lo hablo porque no me gusta andar escondiéndome en ese sentido. Se me fue de control una situación que tenía controlada, por eso llegué a esa situación y salí a buscar ayuda. No me siento cómodo no siendo sincero. Son temas muy sensibles y cuando no lo vivís desde adentro no lo interpretas de la manera que es. Yo me di cuenta que sintiéndome acompañado, hablándolo con gente que le han pasado cosas similares, me hizo muy bien. No tengo problema de contarlo y entender que estoy en un proceso de recuperación. Creo que me ha ido bastante bien en enero y la idea es tratar de estar en pleno en breve.
Leo: —Imagino que estás con psicólogo, pero ¿quién más ayuda en ese proceso?
Gustavo: —Sí, psicólogo y mi mamá, mi papa, mi mujer y mi hermano han sido claves. Son una estructura. Yo creo que las situaciones estas son enseñanzas y que hay que conceptualizarlo así. Esta situación me vino a enseñar algo y ellos lo venían viendo y pensé que lo tenía controlado. Pero lo que me di cuenta que tengo una fortuna de la gente que tengo alrededor. Una familia que me apoyó en todo momento que estuvo ahí a disposición y mi equipo laboral realmente el apoyo que he tenido de parte de ellos es increíble y estoy sumamente agradecido. Ese entorno, esa ayuda, te da mucho para aprender de la situación.
La economía del deportista
Las ganancias generadas pueden variar enormemente entre una disciplina y otra; e incluso dentro de la misma disciplina al ser practicada por distintos colectivos. Fernández contó cómo está la situación en Argentina respecto al tenis en silla de ruedas y cómo es en relación a deportistas de otros países que también compiten en los torneos mundiales.
Leo: —¿Se puede vivir de lo que compiten en tu actividad y en general?
Gustavo: —En nuestro circuito se está logrando cada vez un poco más de desarrollo. El parámetro es que si yo hoy me retiro o me lesiono y no puedo jugar más, tengo que salir a trabajar, incluso habiendo hecho la carrera que hice. Siendo número uno y número tres, estando en el top ten más de diez años, con mucho currículum, habiendo ganado muchas cosas, porque gané más de 50 y pico de torneos, 5 Grand Slam…
Leo: —Te pasa algo mañana, tenés que salir a laburar no estás salvado económicamente.
Gustavo: —No, salvado económicamente no. Me fue bien. Hoy puedo tener mi equipo, mi desarrollo. Yo lo he invertido mucho para estirar mi carrera porque es algo que me gusta y para mi esa siempre era la prioridad. Pero la realidad es que no estoy ni cerca de estar salvado. No sé cómo es en otros países. Con sponsors en números que yo no creo que accedo acá capaz que sí están mejor. Seguramente sí, pero no sé. Primer mundistas todos deben estar mejor. Yo por los apoyos que tengo he logrado que la rueda ruede bien, pero de ahí a la situación de ellos es otra cosa.
Leo: —¿A nivel deporte paraolímpico en general depende de cada país de cuánto le aporten al deporte?
Gustavo: —El tenis en silla de ruedas en general tiene una buena base, está bastante profesionalizado y se está bien. Por eso yo no me quejo, pero el parámetro es que si dejo de jugar mañana tengo que salir a laburar.
Leo: —¿Y de qué trabajarías?
Gustavo: —Me gustaría seguir ligado al deporte. Tal vez como entrenador. Me encantaría formar parte de un proceso deportivo, pero más del punto de vista del deporte en equipo de fútbol, de básquet… como manager, como consejero o no sé. Pero estar cerca de eso.
Cuestionario Random
Leo: —¿Película favorita?
Gustavo: —Una película que me emociona mucho cuando la veo es Cuestión de tiempo.
Leo: —¿Preferirías ver una de Rocky o de Harry Potter?
Gustavo: —Harry Potter. Me encanta. Con mi mujer en el casamiento intercambiamos gorros, para que te des una idea.
Leo: —¿En qué otra actividad Gusti Fernández es crac?
Gustavo: —En los juegos de mesa. Se me da muy bien.
Leo: —¿Playa o montaña?
Gustavo: —Montaña.
Leo: —¿Preferirías ser invisible o inmortal?
Gustavo: —Invisible porque en algún momento me cansaría de vivir siento inmortal. O sea tener la posibilidad de ser invisible cuando quiera, no ser invisible siempre.
Leo: —¿Preferiría tener un oído más o un ojo más?
Gustavo: —Un ojo más. De oído estoy bastante bien (risas)
Leo: —¿Preferiría tener sexo una o dos veces por semana hasta los 60 años o una vez por semana hasta los 90 o hasta el día que te mueras?
Gustavo: —Una vez por semana hasta el día que me muera. Pensar que en algún momento se acabe sería terrible.
Leo: —¿Sol o sombra?
Gustavo: —Yo soy más del sol. Como tenista ya me acostumbré.
Leo: —¿Preferirías ser infiel o que te sean infiel a vos?
Gustavo: —Prefiero que me sean infiel y no arruinar lo que tengo por culpa mía. Es parte de la vida no tiene nada de malo.
Leo: —En esa línea, ¿preferís que te mientan y no mentir vos?
Gustavo: —Yo me siento más tranquilo diciendo la verdad. Yo no puedo controlar lo que hace el otro.
Leo: —Si tuvieras que conocer un ídolo deportivo, ¿a quién te gustaría conocer?
Gustavo: —MJ. Jordán. Es el deportista que más admiro, con quien más comulgo, el que más me gusta escuchar. Tiene una carrera épica. Es cool. Tiene todo.
Leo: —¿A qué tenistas admiras?
Gustavo: —Shingo Kunieda, es un tenista japones. Competimos, él se retiró el año pasado. Es el máximo ganador de todo. Llevó el juego a otro nivel. Realmente, puso la vara en otra galaxia y nosotros tenemos que ir a buscarla.
Leo: —Si tuvieras que armar un jugador de tenis con las mejores cualidades del Big 3, ¿qué elegirías de Roger Federer, de Novak Djokovic y de Rafael Nadal?
Gustavo: —De Federer probablemente la elegancia. Daba placer verlo. Le daba algo más al tenis que era el arte que es hermoso. De Nadal me quedo con la capacidad mental de resiliencia para sobreponerse a situaciones y de lucha, ese espíritu combativo creo que es sin duda su gran talento. Y la agresividad que tiene, la capacidad de competición. De Djokovic la consistencia, la exigencia y la capacidad de expandir el límite y siempre lograr sostenerlo la mayor cantidad de tiempo, que es lo que lo ha hecho probablementeel mejor de la historia. La capacidad que tuvo toda la vida de llegar al límite, de mantenerse ahí y de decir: “Si me querés ganar es acá”.
Leo: —Una sola palabra con la que te definas.
Gustavo: —Familiero. Digo familiero cuando hablo de mis amigos, mi familia, mi equipo, todo. Un ser social. Trabajador también podría haber sido.