Increíblemente, el documento de Teté dice que tiene 73 años. Teté es la dueña de ese extraño halo de misterio que tienen las mujeres más lindas. Detrás de ese misterio hay una mujer que no es nada frágil, que siempre da pelea. Hay muchas maneras de describir a Teté Coustarot, por su trayectoria, por su elegancia innata, por su presencia. Elijo describirla como una mujer muy pero muy joven, porque está abierta y dispuesta a desafíos nuevos. Curiosa y osada, porque en cada trabajo nuevo encuentra una aventura. Una mujer feliz, que disfruta, que aprende. Me sorprende aún hoy su enorme capacidad de trabajo, para ella no hay domingos ni feriados. Teté es incansable.
– Es cierto. No sé si alguna vez me detuve a pensar que soy así. Pero soy así, hay algo de enorme agradecimiento siempre al trabajo.
– Los más jóvenes son así. Con el paso de los años los adultos vamos perdiendo las ilusiones. Todo es “fantástico” para vos, usas mucho esa palabra para hablar de lo que se te presenta.
– Siempre uno tiene algún maestro en la vida, alguien que te marca. Siendo muy chica conocí a China Zorrilla, ella decía: “qué felicidad, estoy disfrutando de este cafecito, mirá el sol que entra por la ventana, la rama de ese árbol”, todo era apasionante. Yo decía “quiero ser como ella”.
– Mucha gente se siente cansada con el paso de los años, y va dejando de hacer cosas. Si te llamo durante el fin de semana estás trabajando, o estás en la ruta, o por tomar un avión.
– Sí, porque me da energía al trabajo. Si no tengo nada para hacer, me quedo todo el día tirada, no me organizo. He pasado épocas sin trabajo y no tengo tiempo para nada, si estoy trabajando, tengo tiempo para todo, estoy organizada.
– Tenés además un montón de intereses. No es que te guste meterte en uno o dos temas específicos, te gustan muchos. Sos muy curiosa.
– Es que todo tiene una parte atractiva, toda persona es protagonista de una entrevista. Salgamos a la calle ahora a caminar, a la primera persona la sentamos acá y podemos hacer una entrevista increíble, todo es interesante. Tenemos ciertos clichés sobre cuales son las cosas importantes y lo que lo que es cotidiano nos parece que no lo es. Voy descubriendo cosas. Yo hice muchos años programas médicos como el de la Fundación Favaloro y sigo haciendo programas con temas de salud. Ahora estoy haciendo derivación de gente (risas). Tengo amigos que me dicen “me pasa esto, no sé qué hacer”, y yo conozco al especialista o la mejor guardia de hospital para ir.
– Otro tema que también te describe que es tu autonomía, tu independencia económica. ¿Cuántos años tenías cuando te pudiste empezar pagar todo?
“SIEMPRE PAGUÉ TODAS LAS CUENTAS. Y SIN QUEJARME”
– Empecé a los 17. Cuando me fui a La Plata, a la universidad a estudiar periodismo, mi papá nos mandaba dinero a mi hermana y a mí para que pagáramos un alquiler y para que almorzáramos en el comedor universitario. Yo tenía unas horas libres, me propusieron un trabajo y me di cuenta que trabajando podía tener por mes inclusive mucho más de lo que papá me mandaba. Había algo muy lindo que era la independencia económica.
– ¿Siempre pagaste todas las cuentas?
– Siempre pagué todas las cuentas y sin quejarme.
– Eso te hace dueña de tus decisiones.
– Me hace dueña totalmente de las decisiones. Mamá era maestra. ¿Te acordás que el auto de las maestras era el Citroën? Mi papá tenía un auto, pero ella se compró el auto. Es la autonomía total.
“SOLTERA PARA TODA LA VIDA”
– Tengo entendido que sos soltera. Nunca te casaste.
– Soltera para toda la vida. Siempre estoy en parejas largas y he tenido relaciones largas, pero en un comienzo no había ley de divorcio y la persona con la que estaba, el padre de mi hija, estaba separado. Cuando salió la ley de divorcio, ya no estábamos tan bien como para casarnos y me di cuenta que eso era muy práctico porque uno dejaba de estar con una persona y no había lío de separación de bienes.
– Te empezó a quedar cómodo.
– Se elimina un tema económico que en general hace que la gente se pelee y haga cosas horribles.
– Pero eso no te impide estar en pareja desde hace unos cuantos años.
– 20, casi 20 años con Carlos, que es una persona que también trabaja y tiene su independencia. Somos independientes, compartimos cosas, pero no es que yo le digo: “me quiero comprar tal cosa”, el famoso permiso.
– Cuando cambiás el auto no le tenés que preguntar a nadie.
– Nada, nada, pero me sale naturalmente. No es una postura, me sale. Tampoco quiero molestar.
“ESTOY TRABAJANDO CON LANATA, CON MICRÓFONOS OCULTOS, DIJE. Y ASÍ CONSEGUÍ SACAR LA PLATA DEL BANCO”
– Cuando vino la mala en 2001 tuviste que bancarte sola.
– Me quedé sin nada. Con la plata en el banco, en el corralito y sin trabajo, por supuesto. Durante tres días se podía sacar la plata de los bancos para comprar un bien. Únicamente la ley lo permitía si tenías un departamento para comprar. Y conseguí un departamento, pero los que me vendían el departamento cuando el dólar pegó un salto me dijeron: nosotros no hicimos ninguna operación con vos. Porque ya no les convenía. Me acuerdo que estaba en casa, sentada, y pensé: si estos son medio mafiosos conmigo entonces yo también. Los llamé y les dije: “lo que han hecho me parece muy mal, te quiero avisar que estoy trabajando con Lanata, cosa que no era cierta. Estamos haciendo una cantidad de notas con micrófonos ocultos así que tratá de no hacer ninguna operación en negro, no legal, porque a partir de ahora nunca vas a saber con quién te encontrás enfrente”. Bueno, Teté, no te pongas así… A las dos horas me llamaron: estuvimos reviendo todo y vamos a hacer la operación con vos. Así conseguí sacar la plata del banco. ¿Vos podés creerlo?
– Qué valiente.
– Es que me tenía que defender, era tal la injusticia que dije, ¿por qué? Estaba sola, no sabía qué hacer. Y pude con eso. Después ese departamento lo vendí y con plata que ahorraba fui comprando mejor, fui haciendo toda una cadena.
“ME IBA CAYENDO AL PISO, LLORANDO”
– ¿Cómo te ve tu hija Josefina? ¿Tan fuerte como sos?
– No sé si tan fuerte soy. Me parece que soy bastante segura. Tengo también mi parte vulnerable. Ella me conoce así, no conoce a otra madre. Se ríe mucho conmigo, con las reacciones que tengo. Ella también tiene su mundo.
– En 2001, con una hija, sin saber lo que podía pasar, ¿vivías con el miedo de quedarte sin nada?
– Me acuerdo de las noches de los cacerolazos, de la gente en la calle. Yo miraba por la ventana de mi casa y me iba cayendo al piso, llorando, porque se me aflojaron las piernas. Qué sensación de angustia tan enorme, de soledad, de desprotección que sentí.
“NO HABÍA TRABAJO. DIJE: SI ME QUEDO EN CASA SIN TRABAJAR ME VOY A VOLVER LOCA”
– ¿Cuándo fue que empezaste a ver una luz? Sin trabajo, con la plata en el corralito y uno que te quería estafar.
– No había trabajo porque no había nada y entonces dije: si me quedo en casa sin trabajar voy a me voy a volver loca. Hablé con dos personas, Mario Cella, y un socio que él tenía y les dije: hagamos un programa de radio sin cobrar, empecemos a movernos, a hacer algo, agarremos la Guía de la Industria y vamos a ver todas las empresas y a preguntarles si nos pueden apoyar. Hicimos eso. Los primeros meses con dificultades, después la máquina empezó a funcionar. Son cosas que se me ocurren. La guía de la industria la hacía Romay, ahí estaban todas las empresas, a alguien le iba a interesar. Pedíamos audiencia, íbamos a hablar: tenemos un programa en Radio del Plata de siete a nueve de la noche. Así empezamos otra vez.
– Tenés mucha fuerza y tenés las herramientas Teté.
“NUNCA HAY QUE CONSULTAR CON NADIE. MANDATE Y HACELO.”
– Creo que todos las tenemos, todos, absolutamente. Lo que pasa es que aparece el miedo siempre, o a lo mejor consultan con alguien. Nunca hay que consultar con nadie porque siempre te vas a encontrar con uno frustrado, o con uno dramático que te diga: no, no te metas , ¿qué vas a hacer? No, ni se te ocurra. Nunca hay que preguntarle a nadie.
– Mandate.
– Mandate y hacelo. No te creas que soy la Super Woman.
– Sí, un poco sí, lo sos. Resulta que desde hace 20 años estás en pareja con Carlos Gaziglia, un hombre encantador. Pero te tomaste un montón de años hasta decidir vivir con él.
– Sí, nos tomamos 15 años, lo que pasa es que él vivía con sus dos hijos adolescentes. Entonces yo dije: una convivencia con dos varones, fiestas, previas, entradas, salidas… Yo me levantaba temprano… Él también lo decidió, no es que fui yo, se fue dando. Y justo medio año antes de la pandemia los hijos se fueron a vivir solos. Un día dijimos: ¿qué pasa si empezamos a convivir? ¡Por suerte! Porque la pandemia nos agarró juntos. Estuvimos juntos todo ese tiempo que fue impresionante, que fue un delirio. ¿Cómo puede ser que hayamos estado encerrados? ¿Que ir a la farmacia o al supermercado fuera una gloria? Salir era sentirme libre. ¿Cómo puede ser?
– Te tomaste todo ese tiempo y salió increíblemente bien.
– Salió bien, cuesta también porque tenemos diferencias como todo el mundo.
– Cuando sos más grande es más difícil convivir.
– Pero sos más sabio también. Hay una época de la vida en la que la gente se ofende por todo. Que no me llamó, que no me miró, que no me escuchó. Y se la pasan refunfuñando la ofensa. Ahora, para ofenderme, tenés que venir y hacer algo muy a propósito, no existe esa posibilidad de perder el tiempo en la ofensa, porque la ofensa me angustia, me saca el aire, la energía, No duermo bien. También fui aprendiendo.
– Cuando uno tiene mucho que hacer se olvida de las ofensas, hay que hacer un esfuerzo para acordarse de lo que pasó.
– Yo no estoy bien cuando estoy enojada, no duermo, me despierto tres veces en la noche y me levanto, no sé qué hacer. Voy, vengo, es una locura. Mejor no.
– No se van a enojar ustedes dos.
– No, no. Nos comprendemos muchísimo. Nos conocemos muchísimo.
– Veo mucha gente, insisto, que ya no quiere negociar nada.
– Aparece la cruel realidad, porque antes por ahí era “si no le gusta, no lo hago”. Soy más franca para vivir y él también, por supuesto.
– Ponerse de acuerdo parece más complejo. Vos vas a contramano.
– Sí, es un hecho. Y es un éxito también.
– Sos un ícono de belleza argentina Teté y ahora te dejaste el pelo largo. El largo de tu pelo siempre fue en los hombros.
– Me encanta desafiar eso. Cuando tenés cierta edad no tenés que tener el pelo largo, ésa es una máxima que escribió no sé quién. Quiero descubrir quién la escribió y quién la empezó a repetir para que sea ya como una ley.
“UN POCO LARGO EL PELO, ME DICEN. ¿CÓMO ALGUIEN VA A DECIRTE CUÁL ES EL LARGO DE TU PELO?”
– Yo compré esa máxima. ¿Está mal?
– ¡Pero está re mal! ¿Cómo va alguien a decirte cuál es el largo de tu pelo? Cada tanto en Instagram me dicen: un poco largo el pelo te lo cortaste. A mí me parece muy curioso. Mi hija se rió a carcajadas. Me dice: ¿pero dónde está escrito? Mamá, dicen que no podés tener el pelo largo, pero vos lo hacés para desafiar. Lo hago porque en la pandemia me lo corté sola y era un monstruo. A mí me crece mucho el pelo y ahora me preguntan, ¿te ponés extensiones? Estoy bien con el pelo largo y no sé hasta cuándo va a seguir, pero estoy cómoda. Yo soy extremadamente alta, si me corto el pelo cortito hay un tema de proporciones, me queda una cabecita chiquitita y un metro 70 y pico de largo.
– ¿Cómo llevás el paso del tiempo que no se te nota? Más allá de la genética, ¿qué es lo que hacés o dejás de hacer? ¿No hay otra que entregarse?
– Primero, no me enojo, no peleo, porque es medio tonto. Y segundo, he tenido la enorme fortuna de no tener variaciones de peso y eso creo ha hecho que no haya mutado tanto. Soy flaca, le agradezco al cielo y a mi madre, pero el paso del tiempo está, eso es irremediable. Hay que hacer lo que uno pueda para sentirse bien. Y que no sea tema de charla, porque a veces veo gente que dice: ay, ya estoy grande o me siento vieja, como una queja.
– ¿Actividad física?
– No, no hago nada. Voy a tener que empezar porque necesito tener musculatura, ahora me doy cuenta. No me gusta. Tengo una alimentación normal, equilibrada, soy prolija en los horarios de comida, como de todo.
– Te he visto comer comida frita, muy feliz.
– Sí, por supuesto. La harina también es una gran amiga mía. Me chequeo, me hago los análisis, pero no hay una cosa específica que yo haga. Creo que es estar bien y tratar de hacer lo que me gusta, parece una pavada y una frase hecha, pero no es tan simple. Creo que eso te da vida en la cara, te da todo. Y después que venga lo que venga,14.000 arrugas, rollos y todo lo demás. ¿Qué le vamos a hacer? Tampoco vamos a sufrir.
– ¿Caminar?
– Caminar es lindo, si. Parecés mi médico. Va a haber que hacerlo. Yo te aviso cuando empiece.
“CUANDO ESTOY VENCIDA ME OBLIGÓ A SALIR A LA CALLE. ES EL MEJOR REMEDIO”
– Trabajás mucho, además de la radio y de la tele hacés presentaciones, viajes al interior. ¿Cómo lográs tener tanta energía para hacer tantas cosas?
– Siempre tuve energía. Lo que pasa es que tengo una forma de hablar pausada, tranquila y no parece. Y cuando estoy como vencida, me obligo a salir a la calle que para mí es el mejor remedio. Salgo, y siento otra vez que estoy conectada con la vida. Por eso cuando en la radio a veces me llaman esos oyentes que de solo escuchar la voz te das cuenta que están en un pozo, les digo: levantate y andá a dar una vuelta a la manzana, vas a ver como te cambia la cabeza enseguida.
– Cuando alguno de tus amigos está deprimido inmediatamente le das órdenes para levantarlo y sacarlo del bajón. Lo viví. Voy, te paso a buscar, te subís, vamos para allá.
– ¿Viste que hay mucha indecisión siempre?
– Es muy tuyo eso de promover: vamos, arriba, a salir, lo armamos ahora.
“HAY GENTE QUE NO SALE DE SU CASA DURANTE DÍAS. LA VIDA ESTÁ AFUERA”
– Pensá que hay gente que no sale de su casa durante unos días. Que está en su casa encerrada y que se deprime con lo que le pasa. La vida está afuera, nadie va a venir a tocarte la puerta. Si querés ser un poquito protagonista de algo, algo que te tenga que pasar, salí. Si cantás, andá a cantar a un coro. Dicen: no tengo plata. No, no es un tema de plata.
– Tenés un costado muy organizado y otro en el que vas viendo lo que aparece simultáneamente.
– Sí, tengo un orden. ¿En qué ves la parte en que “voy viendo”?
– En que estás atenta a lo que se presenta, abierta a lo que pueda pasar. Tenés una cabeza abierta.
– Me he dado cuenta que hay una palabra que trato de no usar, que es el no. ¿Vamos al cine? No, te dicen, no porque no puedo o porque vamos a hacer tal cosa. No. Tratá de eliminar el “no” de tu lenguaje, decir “sí”, probar una semana. No te digo que cambies tu vida, pero una semana decí “sí” a todo en vez de decir: ay, no, no sé, tengo fiaca. Realmente hay algo ahí que empieza a cambiar.
– ¿Esto lo descubriste sola?
–Si, sola, sola, sola. Porque me doy cuenta de las reacciones, lo que me va pasando. Yo hice terapia hace muchos años, me hizo mucho bien.
– En los últimos años tenés más claro qué es lo tóxico y qué no lo es, qué te hace mal de los demás.
– Tampoco me gusta la agresión. Cuando alguien me descalifica o descalifica o agrede a otro, le digo: pará un poquito, acá estoy sintiendo algo que me duele y me toco el pecho.
– ¿Todavía alguien se atreve a descalificarte?
– Sí, por supuesto que sí. Encontrás mucha gente de todo tipo. Pero siempre freno eso porque me doy cuenta que me hace mal, porque en el momento no reacciono y después digo ¿qué me pasó?
– Yo imaginaba que ante vos todos tienen un respeto reverencial. Sos indiscutida para mí.
– No, me encanta que tengas esa idea. ¿Sabes qué es lo que pasa conmigo? Tengo un tono de voz… parece que soy muy segura, que todo lo que digo…
– Sos muy segura.
– También, pero ayuda al tono de voz. Lo agradezco profundamente. Me encanta.
– Putear, ¿puteás?
– Putear, puteo también. Sí. Por ahí en el tránsito, cuando tenés uno que te toca bocina atrás, atrás y te hincha porque quiere pasar, llego al semáforo, bajo el vidrio y le digo sos muy joven, vas a tener una úlcera o un ataque al corazón porque estás muy mal, estás con mucha ansiedad.
– “Estás muy mal”, lo mataste al tipo.
– Él espera que lo putee. Trato de no, pero no soy tan perfecta. Sí, puteo también.
– Tu nieta hoy vive en Alemania, no la ves todo el tiempo.
– Se fue hace cuatro o cinco meses, pero ya la fui a ver una vez, estuve allá. A mí me gusta que sean libres. No trato de retener ni detener tampoco. Cuando la gente está bien, hay que alegrarse. Siempre te dicen: ay, porque mi hija o mi hijo… Le digo, está bien, está feliz, tenés que estar feliz vos también.
“LAS MUJERES PARECEMOS INTERESADAS CUANDO PREGUNTAMOS POR DINERO”
– Parece que tu próxima etapa tiene que ser dedicarte a transmitir todas estas enseñanzas de vida.
– Yo doy charlas cada tanto. Me contratan empresas para dar charlas de motivación. De explicar el cómo, porque todo el mundo habla del éxito, ¿pero cómo hacer? ¿Cómo es el camino? ¿Cómo llegar? Cómo comportarse? ¿De qué manera encarar las situaciones? El tema del dinero, que para las mujeres sigue siendo un tabú porque parecemos interesadas cuando preguntamos por dinero. Me encanta dar esas charlas porque se arman cosas divinas con la gente. Ahora hace un montón que no lo hago, pero lo hacía bastante antes de la pandemia.
– Tenés mucho para transmitir desde tu experiencia de trabajo, desde lo práctico hasta hasta lo íntimo, cómo llevarse con lo tóxico que está afuera. Llegaste a un lugar de sabiduría.
““ESTAR FELIZ ME PARECE DEMASIADO, YO QUIERO ESTAR EN UNA SITUACIÓN DE BIENESTAR”
– No sé si de sabiduría. Espero que me haga ser feliz, que me haga estar bien. Estar feliz me parece demasiado, yo quiero estar en una situación de bienestar.
– Me anoto en el curso.
– Entonces voy a empezar. Me llaman todo el tiempo de editoriales muy importantes para que escriba un libro, pero no tengo tiempo. Una cosa así tengo que hacerla a conciencia.
– Gracias Teté por este rato tan lindo.
– Me encanta y me encanta venir a Infobae y estar con toda la gente con la que estuve durante muchos años. Cuando empecé en C5, hacíamos con Adrián Puente el noticiero de la noche en la misma redacción que toda la gente de Infobae y siguen estando acá algunas caras que adoro.