Nito Artaza y Miguel Ángel Cherutti: el respaldo inicial de Sandro, el secreto del éxito juntos y cómo fue hacer teatro con Milei

Comparten sus caminos desde hace 30 años y hoy se confiesan en Infobae. Hablan del buen presente, los momentos en que se detestan y cómo ven el futuro. La anécdota teatral con el actual presidente

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Entrevista a Nito Artaza y Miguel Ángel Cherutti por Tatiana Schapiro

“Acá estoy: feliz, con mi marido”, dice Miguel Ángel Cherutti, abriendo el juego. “Matrimonio igualitario -acota Nito Artaza, a mitad de camino entre la aclaración y la picardía-. Y de tanto tiempo…”. “Sí, hubo una separación de siete años”, retoma la palabra su compinche teatral desde hace tres décadas. Y así se irá armando el diálogo con Infobae, con la naturalidad con la que ambos transitan el escenario en cada función: dejando una reflexión junto a una broma, ensayando una opinión matizada con un chiste. Y siempre, pero siempre, cómplices. Da la impresión de que nadie entiende mejor a Artaza que Miguel Ángel. Y viceversa.

En este verano cruzaron el charco para presentarse en la sala del Casino Nogaró, en Punta del Este, que ya supo recibirlos en temporadas anteriores. El título de una obra que los tiene entusiasmados –”Nos está yendo bárbaro”, dicen, casi a la par- prescinde de la clásica fórmula del juego de palabras o el doble sentido, para optar por la contundencia: Lo mejor de Nito y Cherutti. Simple, claro y conciso para un show que llevaron a la Costa Atlántica primero, y a la cartelera porteña después.

“Salió algo espectacular, muy divertido. Hay musicales, chistes, imitaciones: pasa del Papa a Alfonsín, Cristina, Alberto y Milei. También Pepe Mujica. Y mi preferido: Carlos Menem”, cuenta Artaza. “Es lo mejor que hemos hecho, de verdad. Y es una especie de festejo de los 30 años: en Los bellos y las bestias, nuestra primera obra, arrancó todo”, rememora Cherutti.

Miguel Ángel Cherutti y Nito
Miguel Ángel Cherutti y Nito Artaza

-¿Cómo y cuándo nació la dupla?

Cherutti: -Contalo vos.

Nito: -Bueno, en el 93, él estaba trabajando con Sandro en el Neptuno de Mar del Plata, con un gran éxito, imagínate: era el complemento del show, hacía unos 20 minutos ahí, en el espectáculo, con Roberto Sánchez. Y yo trataba de convencerlo. Siempre venía por abajo: “Miguel, tenemos que hacer algo juntos. Vos cantás y yo hago imitaciones”; “Sí, negrito, después vemos”. Ni bola me dio al principio. Pero después de tanto insistir, en el segundo año nos pusimos de acuerdo. Y en ese espectáculo, Sandro y Aldo Aresi, su mánager, ponían unos pesitos.

Cherutti: -Había una inversión de parte del Gitano.

-¿Sandro era productor?

Nito: -Claro, también.

Cherutti: -Roberto era una persona que, al margen de que nos quería mucho, a mí me aconsejaba, para bien. Él tenía una presencia en el escenario… Era tremendo. Entonces, cada vez que íbamos a comer con él, siempre un consejo. Así que fue parte de nuestro éxito.

Nito: -Esas cenas que terminaban a las 11… de la mañana. Se prendía otra gente en la cena, no terminaban más.

-¿Cómo era hacer de Sandro adelante de Sandro?

Cherutti: -En la primera función, yo no lo imité. Ese día me dice: “¿Por qué no me imitaste?”; “Por respeto a vos, Roberto”; “¡¿Qué respeto?! Mañana ensayamos ‘Rosa, Rosa’ y la hacemos juntos”. A partir de ahí finalizábamos mi show cantando a dúo. Solamente un grande te da esa oportunidad.

-Sandro te abrió las puertas. Pero a lo largo de tantos años ustedes también abrieron muchas puertas.

Nito: -Hemos hecho tantos espectáculos juntos, y por separado, porque él también produjo lo suyo y yo produje lo mío, que entonces hemos tenido a Eleonora Cassano de coreógrafa, a Reina Reech, a Flavio Mendoza, que hacía acrobacias y todas cosas de esas. (El director) Daniel Fernández. Y por supuesto, trajimos a Moria.

Cherutti: -Isabel Sarli, (Graciela) Alfano, La Borges.

Nito: -Sí, Graciela Borges estuvo con nosotros.

-¿Hay alguien con quien digan: “Yo con esta persona no vuelvo a trabajar”?

Nito: -Eh… ¡Con Cherutti! (Risas). No, no. Sinceramente, no. Nunca tuvimos ese tipo de problemas.

Cherutti: -Al contrario: nosotros le dábamos un lugar privilegiado a cada una de las figuras. Siempre hacemos un pasito atrás, digamos, para que esa persona trascienda y se luzca mucho.

Nito Artaza y Miguel Ángel
Nito Artaza y Miguel Ángel Cherutti junto a Tatiana Schapiro

-¿Cuál fue el mayor divismo que les pidieron?

Nito: -Bueno, sí, eso sí… A veces teníamos a Gracielita (Alfano), que era muy exigente. Con Moria no, porque es muy segura de sí misma: ella sabía que estaba su cartel.

-¿Qué exigía Alfano?

Nito: -Exigente en cuánto a lo que hacía en el cuadro, porque quería estar bien.

Cherutti: -Había mucha inseguridad, en algunas cosas.

Nito: -Pero no inseguridad de ella, sino de lo que pasaba arriba del escenario. Y es lógico porque era la primera vez que hacía revista y entonces era muy exigente. También en la imagen de la marquesina. Pero nosotros le dábamos un lugar no solamente a las estrellas, también a la mujer: tenía que cantar, bailar, actuar. Ya habíamos cambiado la cuestión de género, que hoy está tan vigente, y que cambió para bien.

Cherutti: -En el guion de cada sketch nosotros aportábamos la impronta de la experiencia, y nunca había un golpe bajo, ni burdo, a ninguna de las bailarinas, vedettes o destaques. Hasta en la ropa teníamos cuidado porque tratábamos de que el espectáculo fuera apto para todo público.

Nito: -Y siempre hemos tenido generosidad con los otros humoristas: Listorti, Waldo, Fredy Villarreal.

Cherutti: -Mario Sánchez.

Nito: -Que para nosotros es un maestro. Juan Acosta. Roberto Peña también, que generalmente trabajaba con nosotros. Bueno, tantos que han pasado desde chicos y los disfrutábamos también nosotros. Era como un legado. ¡Ah! Martín Bossi. ¿Te acordas? Hizo dos espectáculos, y bueno. Ahora quizás algunos son estrellas.

Cherutti: -Uno no se va a jactar en decir: “Che, lo hicimos nosotros…”. Uno los convocaba porque veía que ya había condiciones, como cuando lo llamé a Diego Reinhold.

-Recién hablaban de cómo la industria cambió respecto a las mujeres. Bienvenido sea. Pero si miran para atrás, ¿sienten que en algún momento la pifiaron?

Nito: -No. Pero en nuestra generación ya no se cosificaba.

Cherutti: -En los 90 ya era otra cosa.

Nito: -Siempre poníamos una chica linda.

Cherutti: -Pero con ropa insinuante. Nunca un desnudo.

Nito: -Hacían algo arriba del escenario y el chiste no era sobre mostrar el cuerpo, sino que tenían una participación divertida. Eso ya lo veníamos cambiando.

Cherutti: -Quizás pasaba antes, más en los 70 y los 80. Ahora, eso no significa que nosotros no utilizáramos un doble sentido, pero muy sutil: no era una cosa provocativa, no había malas palabras, no había un objeto de tocar a la mujer. ¿Me explico? Todas esas cosas. Cambiaron muchas cosas de la industria, que tienen que ver con el lugar de las mujeres y también con el trato en general. En algún momento estaba bastante instalado que se podía tratar mal a la gente.

Nito: -Voy a decir algo que duele: sigue siendo así. El hombre sigue teniendo una posición dominante en la producción, acá y donde mires, en el mundo. Pero eso está cambiando: que la mujer también sea protagonista. Pero en el espectáculo, lo que nosotros no permitimos es ese intercambio. Como productor, a mí me pasaba que a veces me jugaba mi casa porque hacíamos producciones que tenían 40 personas, y había que pagar cargas sociales, costos de producción, casas en Mar del Plata. Entonces, estábamos muy tensionados. Y yo me arrepiento de, a veces, haberle gritado a muchas personas, mujeres y hombres. Pedí disculpas por haberme enojado, porque me la jugaba, estaba muy nervioso.

Cherutti: -También están los nervios por un debut, por un estreno que es importante en el que vos sabés que estás poniendo toda la carne al asador, como dice Nito, y querés que salga todo bien.

-¿Perdieron mucha plata?

Nito: -Y… en algún espectáculo perdí mucha plata cuando se nos enfermó el querido Cacho Castaña. Cacho paraba 20 días, entonces la gente preguntaba: “¿Está o no está Cacho?”. Y yo llamaba a distintos artistas para que vinieran a reemplazarlo. Pero el espectáculo empezó a caerse y no hubo manera de remontarlo.

-¿Derraparon mucho? ¿Tuvieron una juventud descontrolada?

Cherutti: -Y… a veces te descontrolás, pero en este ambiente, me paraban. Me decían: “Mirá, Miguelito, esto no es como vos pensás”. Pero es el momento, por hacer un rating tan importante y estar con los monstruos de esos días, con esos grandes.

-¿Y qué te ponía los pies en la tierra?

Cherutti: -Nada. Yo volaba la época de los boliches.

-¿Sentís que estuviste en riesgo en algún momento?

Cherutti: -No, no, no. En eso siempre estuve bien aconsejado porque siempre había alguien, que era del mismo ambiente, que me decía: “Vení, vení…. No, acá no. Vamos para este lado, acá no te metas”. Pero hay un pequeño mareo, obviamente. Quien dice que no, miente.

Nito: -Cuando yo era muy joven jugaba al fútbol, y jugaba bien, en mi pueblo, en Bella Vista (Corrientes). Entonces tenía a los técnicos, o a mis compañeros, que me decían: “Vos estás medio mareadito”, porque había metido un gol. Eso me sirvió. Aprendí con el fútbol que al éxito hay que tomarlo con tranquilidad, lo mismo que al fracaso. Y tuve suerte con mis parejas: enseguida se daban cuenta cuando estaba loco y me mandaban al psicólogo. Entonces, siempre tuve los pies en la tierra.

-¿Eras un buen novio en ese momento?

Nito: -Un desastre. Llegaba tarde. O no llegaba. Nunca fui muy prolijo en ese sentido. En el horario.

-A la impuntualidad de Nito ya la conocemos. Es un clásico.

Cherutti: -Si este fuese un matrimonio yo vendría a la mujer: soporté todo, ¿viste? Aguanté todo, todo... Yo estaba por parir y él no llegaba a ver al bebé.

-¿Cuál fue el momento en el que Nito te hizo sufrir más?

Cherutti: -Estábamos de gira por la provincia de Buenos Aires y nos presentamos en Bolívar, un día de semana. La función arrancaba a las 21 y Nito todavía era senador. Yo llegué temprano: capricorniano, perfeccionista en todo sonido. Y me avisan: “Mirá, Miguel, está atrasado, pero dice que llega perfecto. Cualquier cosa arrancás vos 10, 15 minutos”; “Okey”. 21:00. 21:15… 21:20… La gente empezó a hacer así. Arranca la función: 21:30… 21:40… 21:45. 22:00. Una hora arriba del escenario, solo, hasta que me hacen la seña que está por allá. Y este guacho, por el pasillo: “¡Bienvenidos! ¡El aplauso para Miguelito! Qué grande. Una hora solo”. Al otro día, la garganta no me daba más. Corticoide, urgente.

Nito: -Perdón, perdón...

Cherutti: -No me daba la voz. Estaba destrozado de los nervios. Y aparte, nadie me daba señales de si estaba con vida…

Nito: -Íbamos con Daniel Gauna, mi amigo, y me dice: “Me marca en rojo la camioneta. Es la tapa del distribuidor”. “Seguí adelante que vamos a llegar”. Me faltaban pocos kilómetros. Pero no llegamos… Nos quedamos. Salía humo de la camioneta. “¡¿Qué hacemos?!”. Estaba lloviznando. Agarré. Yo tenía un casco, un sable, que hago todo un número, y mi bolso. Empecé a hacer dedo. Para un camión y yo salgo corriendo con el sable... ¡Arrancó! Y de golpe pasa una familia de Bolívar. Venían con los chicos, todo. “Este no es Nito -me dicen-. Lo vimos en Mar del Plata”. “Mire, tengo que llegar a Bolívar”. “¡Vamos, vamos, suba!”. Y me llevaron. Y llegué. Me cambié en la calle.

-¿Y al revés? ¿El momento en el que Miguel más te hizo sufrir?

Nito: -Una vez nos peleamos. Había gente en el camarín que venía por la política, porque yo estaba en el corralito y me venían a ver. Vino (Mauricio) Macri en ese momento, y vino gente de izquierda, gente de derecha, vino gente de todo. Entonces él decía que había cosas raras. Yo me enojé ahí. Claro, para él, eso era nuevo. Yo lo entiendo. Si no me entendían mi familia y mis hijos, que yo tenía una pasión por la política, imagínate él...

Cherutti: -Yo no sabía que tenía vocación política. El negocio se iba a la mierda. Venían periodistas de medios políticos. Yo decía: “¿Qué pasa acá?”.

Nito: -Ojo, a veces nos pasa igual ahora. Por eso, cuando hago espectáculo, hago espectáculo; y cuando hago política, hago política. La base de todo esto, de nuestro espectáculo, es que arriba y abajo del escenario nos llevamos bien. Yo me divierto. Nos reímos.

Cherutti: -Nos llevamos muy bien porque no hay egos, esto de decir: “Yo primero”. No, no. Compartimos, nos divertimos.

-¿Cómo viene la temporada? Porque es un momento muy difícil para los argentinos.

Cherutti: -Lo que notamos es que mucha gente está ingresando a Punta. Y tenemos fe de que va a ir bien. Sabemos que hay una dificultad, y es obvio decirlo, por lo que pasó en las últimas semanas. Yo no sé qué está pasando en Mar del Plata, qué está pasando en la Costa.

Nito: -Yo creo que van a ser vacaciones más cortas. Vos te vas a la playa, te vas un ratito al casino, ¿y después qué hacés? Te vas al teatro. Por eso nosotros tenemos éxito.

-Y aparte, necesitamos un ratito de descomprimir, reírnos y sacarnos esta mala onda de encima.

Nito: -Llenar el alma de alegría. Hacer reír es la mejor profesión del mundo.

-Sé que hoy estás a full con la obra y estás en modo espectáculo, pero tenés tu político adentro: ¿qué te pasa al ver a la Argentina así?

Nito: -En primer lugar, lo que hay que respetar es la democracia, siempre. Y la gente eligió esto. Yo no comparto las ideas liberales del actual gobierno, pero hay que ver. Para eso está la oposición, el Congreso: para debatir y aportar ideas. Yo creo que la Argentina necesita, más que nunca, no soberbia sino un pacto entre argentinos, entre los grandes por el poder real, que es el que pone la plata para las campañas, el poder formal, que son los que elegimos, y después el poder sindical, el poder del trabajo, el poder social. Hace falta un pacto para hacer un diagnóstico e ir para adelante. No hay que seguir insistiendo sobre divisiones.

-Salgamos de la política. ¿En qué estado civil los encuentro? Porque me van cambiando con cada entrevista que vamos teniendo…

Cherutti: -Yo estoy divorciado. Y estoy bien, estoy solo. Obviamente, acompañado de mis hijos.

-¿Estás para conocer a alguien ahora, en Punta del Este?

Cherutti: -No, no estoy. Estoy más para estar con amigos. Por el momento estoy bien así.

-¿Y vos en qué andas, Nito?

Nito: -Si yo supiera… ¡Ni yo sé! Mirá, Borges decía que el momento más trascendente que tiene el ser humano es cuando descubre quién es. Y yo todavía estoy en esa búsqueda.

-¿Estás con Cecilia Milone? Te veo con la alianza.

Nito: -Nosotros tuvimos una discusión. Ya lo dije. Pero con nosotros... Te voy a decir algo: nunca, por lo menos yo, me animo a afirmarlo. Tenés que ver la película, no la foto, porque hemos tenido tantos años de idas y vueltas… Y ahora, no sé qué va a ocurrir. Sinceramente: ni yo sé qué va a ocurrir porque, con Cecilia, somos un poco impredecibles los dos. Pero hay mucho amor.

-Y un vínculo muy fuerte.

Nito: -Un vínculo muy fuerte.

-¿La vas a invitar unos días?

Nito: -Yo le dije si quería venir, pero a ella no le gusta. Ella es muy argentina: no le gusta otro país. Ella ama a Mar del Plata, por ejemplo.

-¿Miguel, vos lo podés ayudar en el reconquistar a Cecilia? Vaya a saber uno qué se mandó este hombre…

Cherutti: -¿Viste que uno no se puede meter en la vida privada de un amigo?

-Nito se metió en la tuya recién: hacía caras, cuando hablabas vos…

Cherutti: -Él siempre me aconsejó bien. Eso tengo que decirlo. Me decía: “Miguel, lo pasado, pasado; mirá para adelante, qué es lo más importante. Tus hijos, tus amigos”. A Cecilia la conozco mucho, hemos trabajado juntos. Pero yo respeto lo que dice él: hay pausas en la vida que, a veces, por ahí son buenas.

Nito: -Perdón. ¿Vos sabés que la discusión que hemos tenido, que yo…?

Cherutti: -Pero me estaba preguntando a mí…

Nito: -No, no, olvidate, porque si no, vas a meter la pata. Nunca tuvo que ver, jamás, ni por discusiones, ni por una infidelidad, como habían puesto por ahí.

-¿No tuvo que ver con una tercera, que apareció por ahí?

Nito: -Absolutamente jamás. Jamás. Eso fue una canallada que hicieron, porque era una chica que trabajó con nosotros hace tiempo, y ahora está trabajando con Cecilia. Y la queremos: trabajó con nosotros cinco años. Y aparte nunca discutimos por eso con Cecilia, jamás. Son cuestiones existenciales, que para ella son más importantes. Es de la vida. Yo le digo a mis hijos: hay que hacer un curso para ser marido, en serio. Y para ser esposa también. Hay que hacer un curso del matrimonio. Aparte del amor que siente, una mujer debería saber qué le gusta al hombre; no sé, el fútbol. Y el marido, lo mismo.

-En la obra también imitás a Milei.

Nito: —Sí, apareció Milei. Lo conocí porque fui su primer productor en el teatro. Vino a mi casa y me pidió que lo produzca y lo dirija. Hicimos un espectáculo con Claudio Rico.

Cherutti: -¿Y sabés qué opina de estar en el escenario ahora, siendo imitado ya como presidente?

Nito: -No, no. Pero era lindo lo que hacía en el espectáculo. Y Karina (Milei) me pidió actuar también. Era muy divertido.

Cherutti: -El espectáculo terminaba con una piñata.

Nito: -¡Ah! Le pegaba a la piñata del Banco Central. Yo le hacía entrar a dos enfermeros y lo llevaban con un chaleco de fuerza. Y la gente deliraba. Nos pusimos de acuerdo para hacer el espectáculo en el verano, pero después nos peleamos a los gritos en un programa, hablando de política y economía, y ahí se terminó todo. Pero como actor era muy divertido. Y lo iban a ver muchos jóvenes. La verdad que a la Argentina no podés entenderla, como dicen los chicos. Pero a mí eso me parece saludable. Yo tengo discusiones con mi hijo Leandro, que es economista, y coincide más con las ideas de Milei. Le mandó un mensaje Milei a él, estando en mi casa: “Tu papá es un burro, pero vos sos el único…”. Esa es la democracia: yo hago discusiones políticas con mis hijos. Y eso es lo que tienen que entender los jóvenes: a respetar y no descalificar, y no tener la soberbia de pensar que uno solamente tiene la razón, ¿no?

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