Paula Pareto, conocida popularmente como la Peque, es una reconocida judoca argentina y médica. A lo largo de su carrera, ganó tres medallas en el Campeonato Mundial de Judo entre 2014 y 2018; y participó en cuatro Juegos Olímpicos de Verano entre 2008 y 2016, obteniendo una medalla de bronce en Pekín 2008.
Fue diploma olímpico en Londres 2012, donde finalizó quinta; y ganó la medalla de oro en Río de Janeiro 2016. En los Juegos Panamericanos, obtuvo tres medallas entre los años 2007 y 2015. “Cuando arranqué, nunca pensé que podía pasar todo esto. Uno se lo puede imaginar, pero que pase es muy loco”, admitió.
Con esos logros tan anhelado marcó dos récords nacionales: se convirtió en la primera mujer argentina en ser campeona olímpica y la primera deportista argentina que ganó dos medallas olímpicas en disciplinas individuales.
En 2021, fue la primera argentina en portar la bandera olímpica en la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de Tokio, representando al continente americano. Ese mismo año, se retiró del deporte para dedicarse a su otra pasión: la medicina.
Recientemente, como parte de su nueva vida y de los proyectos que la impulsan a ampliar los horizontes, abrió junto a su familia un café de especialidad en San Fernando.
Su actualidad
Alejada de las competencias, pero siempre ligada al deporte desarrolla nuevos roles que la enorgullecen. Su profesión como médica se centra en los atletas de alto rendimiento y es entrenadora de judo, dejando su aporte a las nuevas generaciones.
Leo: —¿Sentís el reconocimiento de la gente?
Peque: —Sí, nunca lo busqué pero es increíble. Me saludan desde los camiones, los colectivos. Tal vez alguno quiere una foto, pero la gran mayoría me saluda y me dice: “Vamos Peque, vamos Argentina”. Argentina como una identificación. Muchos también me conocen por Masterchef y me dicen: “Conocí tu etapa deportiva por eso”. Y es así. La tele es así…
Leo: —¿Cómo recordás tus años de competencia?
Peque: —Cuando me acuerdo me vuelve toda la emoción del momento porque es algo que uno se lo puede imaginar, pero que pase es muy loco. Cuando gané la medalla de oro termina la lucha, me tiro arriba de la tribuna y fue genial.
Leo: —Con todos los logros que tenés, las medallas, los diplomas, ¿sentís que es injusto el reconocimiento que se le da al judo en relación al fútbol o a deportes más populares?
Peque: —Es la idiosincrasia argentina. Es con lo que nos criaron y fueron las reglas de base. Mi papá me cargaba porque yo empecé judo y tenis. Y él me decía: “¿No te gusta más el tenis? Mirá que es mejor. Porque me iba relativamente bien también en tenis. Yo entiendo que se refería a lo económico, pero me apoyó. Me decía: “Paula,hacé lo que quieras que va a estar bien igual”. Después me quedé con el judo que pobres mis viejos pusieron más plata que otra cosa. Pero yo nunca lo hice por una cuestión económica. Siempre fue por pasión. Hoy sigo en la parte técnica porque quiero que los chicos mejoren y es más pasional que otra cosa. Es estar.
Leo: —¿Lo hace más épico todo lo que se sufre antes de llegar?
Peque: —Creo que se disfruta más saber todo lo que pasaste para llegar a eso, todo el esfuerzo que pusiste vos, tu familia, tus padres, tu entorno, creo que lo hace valioso. Cuanto más te cuesta y más esfuerzo le pusiste atrás, más lo disfrutás. Es un hecho.
Doctora Pareto
En paralelo a su carrera deportiva, Paula también fue construyendo su futuro fuera del tatami. En 2014 se recibió de médica en la Universidad de Buenos Aires y comenzó a ejercer su profesión en el Hospital de San Isidro, donde completó su residencia en traumatología.
Leo: —¿Siempre quisiste ser médica?
Peque: —Cuando éramos chicas con una amiga decíamos que íbamos a estudiar ingeniería. Ninguna de las dos lo hizo (risas). Me acuerdo cuando empezamos a ver biología en el colegio, arrancamos con el cuerpo humano y sentí que me interesaba. Somos como una gran máquina que coordina una cosa con la otra. Me llamó la atención y dije: “Esto de la medicina puede andar”.
Leo: —¿Te sirvió saber de medicina para practicar un deporte de alto rendimiento?
Peque: —Mi entrenadora siempre me dice: “Yo te dejo con el tema de hasta dónde tirar y hasta dónde no porque sos médica. Yo no te digo nada”. Y es verdad que siempre estoy tirando de la cuerda. No te digo más de la cuenta, pero regulando. En el alto rendimiento siempre tenés lesiones. A cualquier deportista le puede pasar y tenés que estar muy atento a ese tire y afloje. Y siendo médica, para mí, tengo un plus en ese sentido.
Leo: —¿Te pasó?
Peque: —Sí, me pasó con la cervical. Sabía que en algún momento iba a llegar la cirugía porque seguí entrenando y seguí haciendo a pesar de tener una lesión de base. Entonces, los médicos especialistas a los que fui me dijeron: “No podés hacer más judo”. Con total sinceridad y totalmente bien el diagnóstico y el tratamiento.
Leo: —¿No podés hacer más judo te dijeron?
Peque: —Sí. El diagnóstico era una hernia cervical. Me dijeron: “Si vos seguís haciendo judo, donde tengas un golpe, torsiones y fuerza por demás en tu cuello, esto se va a agravar y vas a terminar operándote”.
Leo: —¿Qué dijiste?
Peque: —Este hombre está loco (risas). Esto fue antes de los Juegos Panamericanos de Guadalajara. Fue dos meses antes.
Leo: —¿Y qué hiciste?
Peque: —No volví más. No por el doctor sino porque yo siempre le digo a mis pacientes: “Si no me vas a hacer caso, ni vuelvas”.
Leo: —Claro. Ahora lo ves desde otro lugar.
Peque: —Le dije: “Gracias por su atención”. ¿Qué voy a volver a quejarme y decirle “me salió la hernia”? Me iba a decir: “Yo te dije”. Paré un mes. Hacía ejercicios de rehabilitación, kinesiología, masajes y bici fija, que era lo único que hacía como para tener algo de actividad.
Leo: —¿Te sentías tu abuela?
Peque: —Totalmente. Más de un médico me había dicho: “¡Tenés el cuello de un señor de 80 años!” (risas). Y yo decía: “Bueno, gracias”.
Leo: —Y hoy vos sos médica, con autoridad sobre tus pacientes, y les decís: “Si no me das bola, no vengas”.¿Te lo volviste a cruzar a este médico?
Peque: —Sí, sí. Lo vi unos años después
Leo: —En el hospital donde vos después trabajaste.
Peque: —Sí nos dijimos: “Hola, doctor. Hola doctora”. Y seguimos (risas).
Leo: —No se tocó el tema.
Peque: —No, no. En 2018 finalmente me operé. Era cierto, pero la decisión es de cada uno.
Una vida normal
Sin los podios, medallas y diplomas, la Peque sigue una rutina diaria que incluye ir todos los días a su trabajo y realizar actividad física para mantenerse en buen estado de salud. Movilizarse hacia esos lugares implica tomar el transporte público y que muchas veces la reconozcan por la calle. ¿Cómo reacciona?
Leo: —¿Por qué creés que la gente te tiene tanto cariño?
Peque: —Creo que lo que ven diferente al resto de los deportistas argentinos, es que yo me tomo el tren, el colectivo, como cualquier hijo de paisano, porque lo soy. Yo tengo auto, pero a mí me es más cómodo ir al centro en tren, colectivo o bici y mientras que pueda, lo voy a hacer…
Leo: —¿Les sorprende verte ahí? ¿Te piden fotos?Peque: —Me da vergüenza que me pidan una foto. Sí, es lo peor que me puede pasar en el tren.
Leo: —¿Y cómo lo manejás?Peque: —Muchos lo saben y no me piden las fotos. Después te escriben por Instagram y me dicen; “No te pedí foto porque sé que te da vergüenza”. Y decís: “Ay, pobre, me hubiese sacado”. Pero la verdad es que me da vergüenza. Es una realidad, pero también es una realidad que del otro lado se ponen contentos cuando te ven. Entonces decís: “¡Qué lindo!”.
Su opinión sobre la maternidad
Metódica y organizada, Paula contó cómo es el vínculo con sus sobrinas y cómo piensa que sería como madre con respecto al deporte.
Leo: —¿Le recomendarías a tu hija o hijo que sea judoca?
Peque: —No, los instaría a hacer algún deporte. Por decantación todos los hijos de quienes fueron deportistas terminan haciendo algo de deporte. Hoy yo tengo mi sobrina de 9 años que está haciendo judo porque ella quiso. De hecho, si yo hubiera tenido que elegir, le hubiera dicho que no. Pero cuando me dijo que ya lo estaba haciendo, no le dije: “No lo hagas más”. Le dije: “¡Qué bueno! ¿Algún otro deporte estás haciendo?”. Y me dijo: “Sí, tal y tal”. Y ahora ama al judo. Le encanta. Es bueno que prueben. A un hijo no lo llevaría, pero están rodeados de eso. Es medio imposible.
Leo: —¿Te gustaría ser madre?
Peque: —Por el momento no. Tal vez se dé más adelante, pero hoy no. Estoy con muchas cosas. Pienso que si querés tener un hijo, tenés que estar muy bien organizado para justamente darle las cosas que necesita.
Leo: —¿Sos muy aplicada, muy organizada?
Peque: —Me gusta hacer las cosas bien. A veces salen y a veces no. Pero de entrada yo siempre trato de tener todo en orden para que se cumplan los tiempos, los horarios, las agendas. Siempre digo hay un plan A y un plan B. En mi caso, por ejemplo, el tema de la cirugía no estaba en el plan A y sucedió.
Leo: —Si fueses mamá, ¿serías estricta o no?
Peque: —No sé, porque viste que hay un montón que dicen: “Vos que sos tan estricto, mirá lo que es tu hijo. Es un desastre”. Desastre en el sentido de que hace lo que quiere. Así que no lo sé. La verdad es que hoy te puedo comparar la situación con mis sobrinas, que a veces no sé por qué me quieren. Yo le digo: “Esto no. Mirá que no me rio” a la más chiquita, que tiene un año. Y ella se ríe, me mira, se van a hacer otra cosa y al rato vuelve: “Tía, tía”.
Leo: —¿Cuántas tenés?
Peque: —Dos. Una de 9 años y una de un año que son hijas de mi hermana. Me pasó también con mi sobrina más grande que no sé quién le dijo: “Digámosle a Paula que se meta a la pileta”. Y ella mira y le dice: “La tía no se mete a la pileta”. Pobre santa, ya sabe que me da frío el agua y que no me gusta mucho. Mi sobrina me ha metido en el sur al agua, pero bueno que se yo. El amor por la sobrina en ese momento lo pudo.
Leo: —El amor puede más.
Peque: —Casi me congelo, pero bueno, la felicidad lo valía.
Cuestionario Random
Leo: —¿Comida favorita?
Peque: —Asado de mi papá.
Leo: —Califíquese como chef del 1 al 10.
Peque: —8.
Leo: —¿Como médica?
Peque: —8.
Leo: —¿Como deportista?
Peque: —Bueno, me voy a poner un 9 (risas).
Leo: —¿Película favorita?
Peque: —Hércules de Disney.
Leo: —¿Una serie?
Peque: —Los Simpsons.
Leo: —¿El mejor deportista de la historia? Puede ser de cualquier disciplina.
Peque: —Manu Ginobili. Es buena gente y buen deportista.
Leo: —¿Arriba o abajo?
Peque: —Arriba. En todo siempre es mejor.
Leo: —¿Preferirías ser invisible o inmortal?
Peque: —Invisible porque podés meterte en cualquier lado. Podés ir en el tren y que nadie te vea, a veces quiero ser invisible (risas). Yo creo que inmortal te debés cansar en algún momento. No disfrutarías tanto la vida.
Leo: —¿Cuán romántica sos? Del 1 al 10.
Peque: —0,50 (risas).
Leo: —¿Nostálgica?
Peque: —Uff. Me puse más nostálgica de grande. Un 5 le pondría. Todo fue culpa de los juegos. Después de Río…
Leo: —¿Preferirías tener tres brazos o tres piernas?
Peque: —Tres brazos. Te viene bien una mano más para el judo.
Leo: —Complete la frase. Yo nunca…
Peque: —Me escapé del colegio.
Leo: —A veces…
Peque: —Paso con la bici con el semáforo en rojo.
Leo: —Cuando yo sea grande quiero ser…
Peque: —Empresaria.
Leo: —¿Todos los días hasta los 60 años o una vez por semana hasta los 90?
Peque: —Una hasta los 90. Soy conservadora. Prefiero la durabilidad.
Leo: —¿Preferirías ser infiel o que te sean infiel?
Peque: —Que me sean infiel porque si no me comería la culpa. Que se la coma el otro.
Leo: —¿Preferirías mentir o que te mientan?
Peque: —Que me mientan por lo mismo que la anterior. Duermo tranquila. Yo creo que todos nos la podemos mandar, pero si me das a elegir prefiero que sea el otro.
Leo: —Una palabra con la que te autodefinas.
Peque: —Perseverancia.