Micaela Lapegüe, más conocida como Mica, es actriz y comediante. Es hija mayor del reconocido periodista Sergio Lapegüe y de Silvia Raquel Todaro, alias Bochi, quienes también tuvieron a Franco, su hermano.
Su carrera inició en las redes sociales con sus populares videos de #audiosajenos que teatralizaba audios virales, que rápidamente acumulaban una gran cantidad de reproducciones y likes. Desde sus inicios improvisados hasta la profesionalización de sus contenidos, los consejos de su padre y la colaboración de su madre fueron clave en el proceso.
Entre sus últimos proyectos figuran obras de teatro, el programa de stream Biri Biri y su experiencia en el reality LOL: Last One Laughing Argentina. Actualmente, trabaja codo a codo con su padre en “El Galpón”, un programa de entretenimiento donde protagoniza a Popi.
—¿Quién es Mica Lapegüe?
—Es una chica de 30 años con una familia hermosa, común y corriente, con sueños, trabajadora. Una chica común que tiene sueños y que quiere crecer.
—¿Quién es tu papá y quién es tu mamá?
—Mi papá es Sergio Lapegüe, mi mamá es Silvia Raquel Todaro, alias Bochi. Ahora es medio como influencer. Está en las redes. Son unos genios. Yo los admiro en todo sentido, son como mi modelo a seguir.
—¿Cuándo te diste cuenta de que tu papá era conocido?
—Creo que viví un poco con eso. Me muestran videos que mi mamá me grababa de chiquita mirando la televisión y diciendo: “Ahí está papá”. Es algo natural para mí de verlo en la tele. Obviamente, él después fue creciendo, porque en este momento que te digo, en el que yo era chiquita, él era movilero. Después cumplió su sueño de poder conducir su programa y fui viendo todo ese crecimiento. Una anécdota que cuenta siempre él es que yo estaba, no sé si en primaria o en secundaria, y a él lo pasan al horario nocturno, a las 23 horas, en el noticiero. Y yo le dije: “Pero un amigo te va a ver nada más”. A partir de ahí es que él empieza a decirle “amigo” al televidente, al que estaba atrás de la cámara…
—¿Cuándo sentiste que era famoso?
—Y me di cuenta cuando la gente lo reconocía en la calle, lo saludaban, le pedían fotos. También en el momento del “Prende y apaga”, mucha gente lo paraba y le decía: “Prende y apaga”. Y él me decía: “No me dicen mi nombre, me dicen ‘prende y apaga’”. Ese reconocimiento y el amor que él recibió siempre en la calle es cuando dije: “Sí, es un periodista conocido”.
—¿Qué heredaste de tu papá y qué de tu mamá?
—De mi papá heredé el carácter. Somos bastante parecidos, somos tranquilos, no queremos tener problemas con la gente, no nos gustan las peleas, somos jodones y heredé la parte física también. Más que nada el cuerpo. De mi mamá heredé su cara, somos muy parecidas, y el hecho de hacer cosas por el otro. En la personalidad, mi hermano es muy parecido a ella.
—¿Qué aprendiste de tus padres?
—Aprendí de mi papá a mantener la humildad. Él siempre me marcó eso. Siempre me decía: “Vos vas a un estudio de televisión y te maquillan”. Pero después te sacás el maquillaje y sos vos. No sos más que nadie. Somos todos iguales. Eso siempre me lo marcó y lo tengo recontra presente. Y de mi mamá aprendí todo. Crecí mucho con ella, hice todo con ella. Somos muy compañeras. Ahora yo me mudé. Estoy un poco más lejos de ellos, pero hasta el momento donde yo convivía con ellos, estaba todo el tiempo con mi mamá. Arranqué a hacer los videos de los audios ajenos, todos los hice con ella. Ella me graba, me ayuda con la creatividad, creamos juntas y la admiro un montón. Todos necesitamos una Bochi en nuestra vida.
“De mi papá heredé el carácter. Somos bastante parecidos, somos tranquilos, no queremos tener problemas con la gente, no nos gustan las peleas.”
A diferencia de lo que se cree popularmente, las profesiones heredadas o los espacios compartidos con la familia no siempre son un beneficio para los jóvenes que inician una carrera, cualquiera sea. Si bien Mica optó por la actuación y la comedia, se mueve dentro del mismo mundo de los medios de comunicación al cual su padre pertenece hace años por su trayectoria como periodista. Estas son algunas de las ventajas y las desventajas que encuentra en este camino.
—¿Cuándo decidiste que querías ser parte de los medios?
—Cuando terminé el colegio, una decisión bastante difícil para los 18 años, me empezaron a ocurrir cosas. Dije: “¿Qué puedo estudiar? Psicología, nutrición”, como que miraba para varios lados y nada me convencía. Hasta que dije: “¿Qué me veo haciendo?”. Yo me veía actuando, me veía en los medios. Y así fue que terminé el colegio y arranqué en serio a estudiar teatro. Después me anoté en la carrera de licenciatura en gestión de medios y entretenimientos. Después, hice algo de producción. Fui productora en el programa de “Prende y apaga”. Ahí en la práctica uno también va aprendiendo y te das cuenta si realmente te gusta.
—¿Cuál fue el consejo de tus padres cuando decidiste meterte de lleno en el mundo de los medios?
—Mi papá siempre me dijo: “Seguí tu sueño, siempre te voy a apoyar”. Mi mamá es más a tierra en esas cosas. Me iba muy bien en matemática y ella me decía: “Es un desperdicio. Podés estudiar una carrera que tenga que ver con los números”. Y sí, me iba bien, pero lo que quería hacer era otra cosa. Obviamente, me apoyó siempre en todo lo que decidí hacer, y también me apoyaron con la carrera que decidí estudiar.
— Te perjudicó o te facilitó algo ser “la hija de”?
—Uno nace ya siendo “hijo de”, y es algo que vas a llevar con vos toda la vida y yo lo llevo con orgullo, pero para mí es un proceso porque por ahí al principio sí pensaba: “Voy a ser prejuzgada”. Entonces en mi mente me puse el objetivo: “Me tengo que preparar, formarme bien con todas las clases de teatro, entrenamiento corporal, historia del arte, formarme, nutrirme y recién ahí arrancar a trabajar”. Pero sí sabía que iba a estar el prejuicio, de hecho siempre hay algún comentario como: “Está acomodada”. Pero también está en uno estar seguro del camino que va recorriendo y que uno se preparó, que está por buen camino y que tampoco llega por ser “hijo de”. Obviamente, tenés otros contactos pero después queda en vos el hecho de permanecer o no.
“Ser ‘hijo de’ obviamente te brinda otros contactos, pero después queda en vos el hecho de permanecer o no”
—¿Les consultás tus temas laborales a tus padres?
—Cuando me llega algún proyecto soy recontra de consultarlo. La decisión final la termino tomando yo, si quiero hacer el proyecto o no, pero sí me gusta siempre mandarles la propuesta. También es una forma de compartir lo lindo que me pasa. No soy de guardármelo y decirles: “Ya firmé tal cosa”. Ni bien me llega la propuesta se las mando a ellos, a los dos.
—Y en el caso de tu papá, ¿cuando le llega una propuesta,la comparte con la familia o lo cuenta a último momento?
— Mi papá consulta todo con mi mamá. Creo que necesita el ok de mi mamá, para terminar de tomar su decisión. Es como muy dependiente de ella, es gracioso eso. Sí él va con ella, después nos terminamos enterando mi hermano y yo. Pero primero es con mi mamá y le cuenta todo a ella y confía mucho en su palabra. Él siempre dice que él está donde está gracias a ella, a su apoyo, a las decisiones que lo ayudó a tomar. Es como su cable a tierra.
—¿Él es más dependiente?
—Es dependiente de mi mamá. Me acuerdo que una vez mi mamá se había ido con las amigas de vacaciones un fin de semana y él ya estaba: “Me aburro ¿Y ahora qué hago?”. Era como “Dale, tenés que tener tu vida también”. Ahora obviamente tiene su banda, sale a hacer planes con ellos, pero también es un proceso. Al principio durante la mayor parte, por lo menos del tiempo que yo conviví con ellos, él recontra era dependiente de ella.
—¿Qué cosas sentís que le dan más inseguridad a tu papá?
—Yo creo que si él está en el noticiero y mi mamá le manda un mensaje y le dice algo del momento, como “eso no lo digas” o “eso que dijiste no va”, eso a él no le gusta. También hay que saber aceptar las críticas y más las críticas de las personas que te quieren, porque si mi mamá viene y me hace una crítica, yo sé que lo hace porque me quiere y porque me quiere ver crecer y me quiere ver mejorar, no porque me quiere bajar la autoestima, pero a veces es difícil verlo. Por ahí en un impulso uno se enoja o se pone inseguro, después te calmás y ves que lo que te dijo es para que vos mejores y porque te quiere.
—¿Cómo es tu papá con vos como compañero de trabajo?
—Para mí es buenísimo. Es una experiencia hermosa. Es su sueño esto, su programa de entrevistas como si fuese un “Late show”. Está la barra de tragos, su banda, es un programa que está hecho con amigos, con gente muy querida de él. Ser parte de su sueño para mí es un placer y me encanta. También está buenísimo porque yo ya obviamente lo conozco, le conozco todos los gestos. Entonces, si en algún momento se cruza con algo yo voy y le digo: “Disfrutá de esto”. Y ahí lo bajo. Nos bajamos mutuamente y está buenísimo. Tenemos una re linda relación.
—¿Qué cosas te sacan a vos de tu rutina? ¿Y a tu papá?
—La falta de organización. Soy muy estructurada y organizada. Si grabo un día y el día anterior no sé bien, por ejemplo, los invitados o qué tengo que decir, me pongo un poco nerviosa. Necesito tener las cosas claras qué voy a hacer, como va a ser la organización. Y a mi papá lo puede llegar a sacar de quicio algún comentario que le hagan con respecto a su trabajo, algo que le genere inseguridad a él, creo.
—¿Tienen inseguridades?
—Todos tenemos nuestras inseguridades. Uno se puede mostrar seguro, yo en este momento me puedo mostrar segura, pero no sabés qué inseguridades tengo. Hay que ir trabajándola para poder estar más tranquilo y también entender que la inseguridad viene de la cabeza y la cabeza crea las inseguridades, no son reales.
“Trabajar con mi papá y ser parte de su sueño para mí es un placer y me encanta”
—¿Qué te da miedo?
—Me da miedo la soledad, la soledad eterna. Me da más miedo la soledad eterna que la muerte, porque la muerte es como que ya está. No te enteraste, supongo, no sé.
—¿Qué pensás que le da miedo a tus papás?
—Mi papá es una persona bastante miedosa en todo sentido, le da miedo todo. Pero yo creo que su principal miedo es que nos pase algo a mí o a mi hermano.
Uno de los momentos más duros que les tocó vivir como familia fue la internación de Sergio Lapegüe por COVID, durante la pandemia del 2020. Con cada noticia, la tensión iba creciendo porque su estado de salud era delicado a raíz de padecer asma. En medio de la incertidumbre, el aislamiento y la desesperación, Mica recordó que optó por enfocarse en ser positiva y esperar el mejor final. Y así fue.
—¿Qué fue lo más difícil de todo ese proceso?
—El momento en el que mi papá transitó el COVID fue difícil. Fue como vivir una pesadilla, 21 días de internación y más en el momento en el que iba empeorando. Después cuando empezó a ir mejorando de a poquito, ahí uno empieza a ver algo de esperanza, de luz. Pero era no saber qué iba a pasar. De hecho el médico de él después le dijo que estaba casi tocando el arpa. Estaba grave. La verdad que fue horrible.
— ¿Te dio miedo que se muera?
— Sí, en ese momento todo era miedo. Yo lo que hice fue dejar el celular. No me contaminaba de nada de eso y trataba de enfocarme en tirar buena energía porque también en ese momento veías todo el tiempo noticias, la gente te hablaba y ya no quería saber nada de nada. Todos los días me levantaba y decía: “Gracias por las buenas noticias que voy a recibir hoy”. Todos los días decía lo mismo y a la noche me acostaba y decía: “Gracias por las buenas noticias que voy a recibir mañana”. Trataba de enfocarme en algo bueno, de tener como esa esperanza. Pero sí, fue tremendo.
“Me da miedo la soledad, la soledad eterna. Me da más miedo la soledad eterna que la muerte, porque la muerte es como que ya está. No te enteraste.”
—¿Qué mensaje te gustaría dejarle a las próximas generaciones?
—Estaría bueno que todos tratemos de vivir un poco más el presente. Uno está todo el tiempo pensando en el futuro o en qué es lo próximo que vas a hacer y todo eso lleva a una ansiedad que no te permite disfrutar lo que estás haciendo hoy. Creo que si cada uno pone el foco en disfrutar lo que estás haciendo hoy, aquí y ahora, seríamos todos un poquito más felices.