Se formó en Caracas y permaneció allí hasta los 17 años. Luego de la separación de sus padres, formó parte de una familia ensamblada en la que compartió momentos inolvidables junto a sus once hermanos. Como en su infancia quedó la cuenta pendiente de pasar alguna Navidad con todos ellos, se ilusiona con invitarlos a todos si en el futuro llegara a casarse. El año pasado celebró los 40, y se atrevió a realizar una boda consigo mismo para festejar con su círculo íntimo. “El último tiempo ha sido muy bonito. Muy importante. Y sentía que tenía que agradecerle a la vida”, cuenta Alejandro Nones sobre el evento que organizó en Isla Blanca, México.
Ciudadano del mundo, el artista internacional llevaba más de dos décadas sin visitar el país. Y durante su ausencia, Argentina atravesó una serie de cambios que lo sorprendieron. La inflación y la emisión monetaria fue uno de ellos. La cantidad de billetes que se requieren para pagar una cena ordinaria en un restaurante, por ejemplo, fue uno de los episodios al que todavía no se pudo acostumbrar. “Parece una película de mafiosos”, dice con cierta incredulidad.
En esta ocasión, el protagonista de Quién mató a Sara arribó a Buenos Aires por el estreno de Pacto de sangre, una serie que mantiene al espectador atrapado hasta el último instante. Con orgullo y felicidad afirma: “la calidad de la historia, junto con la magnífica fotografía, las interpretaciones y la realización”. “Es maravillosa”, subraya en diálogo con Infobae, y recuerda que es “el proyecto perfecto para explicar la nueva plataforma que se llama ViX, donde se la puede ver”. La ficción retrata la vida de cuatro amigos que organizan una segunda despedida de solteros para uno de los protagonistas, pero una muerte terrible e inesperada cambia completamente sus días.
La era de la digitalización es una puerta que los actores tienen hacia el mundo, dado que sus obras pueden ser vistas desde Hungría, Nueva Zelanda o Malta, por citar algunos ejemplos. “Eso me pasó con Quién mató a Sara, porque estaba disponible en 190 países. Me llevó a lugares insospechados y me abrió el universo. Creo que la pandemia también vino a terminar de cambiar el chip de cada individuo para permitirse ver un contenido de otros lugares y en otros idiomas”, analiza.
En una charla distendida y sin filtros, Alejandro Nones subraya que recorrió el planeta “con la misión de contar historias”. Sus anécdotas curiosas en los destinos más exóticos, sus amistades con Mauro Icardi, Wanda Nara y Valeria Mazza; y el sueño de trabajar con Ricardo Darín o Leonardo Sbaraglia son algunos de los temas entre en los recuerdos más profundos de la estrella que atraviesa fronteras.
-¿Cómo fue que decidiste emigrar de Venezuela con 17 años?
-Me fui a Cuba a estudiar música (percusión). A la Escuela Nacional de Arte de La Habana. Como la Escuela de Actuación estaba junto a la de percusión, y mis amigos, junto a las guapas estaban ahí, poco a poco me fui conectando con ellos. Siempre estuve enamorado de las artes, pero sobre todo del cine.
-¿En tu familia apoyaban tu vocación artística?
-Sí. A mi papá era el que más le costaba verlo, pero nunca tuve una negativa. Siempre me apoyaron. Y hoy en día, mi papá es la persona que más sabe de mi carrera. Es mi aliado número uno. Cada vez que tengo un casting o una audición, en inglés o en español, él me ayuda con las lecturas de los guiones, porque tengo un déficit de atención. Como me cuesta concentrarme, recurro a él para desarrollar los personajes. Como es psicólogo, a veces le pregunto cosas para encontrar el carácter de los personajes.
-¿Cuál fue tu próximo destino después de tus días en Cuba?
-Viajé por varios países modelando hasta llegar a México, donde hice una campaña para una marca de ropa y empecé a trabajar para una agencia. Luego decidí enfocarme en la actuación y hacer una gira por los países donde había trabajado para juntar dinero para estudiar. Así, un día hice una audición para hacer un personaje chico de una película y me quedé con el protagónico. Y ahí cambiaron las cosas. Después de la película, me llamaron de Televisa para trabajar y en la primera reunión, cuando les dije que estaba ahorrando para estudiar, me becaron en su escuela. Así se fue dando todo.
-Y después llegaste a Los Ángeles, Estados Unidos...
-Sí, hice una telenovela que se llamó “Teresa” y fue muy exitosa. Son esos momentos de la vida en los que tienes que tomar decisiones y yo había pedido un crédito para una casa increíble. Una noche estaba analizando mi vida y dije: “Esto no es lo que quiero. Yo quiero ser actor. No quiero trabajar para pagar una casa”. Mis sueños eran más grandes que tener una casa. Así, a los cuatro días me fui a Nueva York a estudiar actuación. No me compré la casa, y a los tres días llamé a Televisa para decirles que todo seguía igual, aunque viviera en Nueva York. Fue tan fácil como tener que tomarme un vuelo cuando tenía que trabajar. Y así decidí gastarme ese dinero de mi exclusividad…
-¿Los Ángeles es el lugar al que uno aspira llegar como actor o con las plataformas y la globalización ya no es tan así?
-Es algo muy personal. Depende de cada individuo. De lo que quiere, de sus inquietudes y sus necesidades. Tenemos un Ricardo Darín que le da igual, y podría hacerlo totalmente. Si hay alguien que podría tener la posibilidad de estar ahí, es Darín. Y a lo mejor no es sus prioridad. A mí sí me mueve contar historias ahí y en el mundo entero. No es mi sueño estar ahí, mi sueño es poder contar historias donde sea. Sin límites, ni fronteras.
-¿De qué depende que elijas o aceptes un proyecto?
-Dos cosas. Antes era que me conectara con el personaje y con la historia. Tenía que sentir que había algo interesante que contar. Que iba a representar un reto para mí. No me gusta sentirme cómodo como actor. Me excita la idea de que sea complicado, que me cueste y tenga que trabajar mucho para encontrarlo. Eso me encanta. Y también que tenga sentido con mi carrera. Con lo que quiero. Con que me lleve a otro lugar para lograr mis sueños.
-¿Volviste a Venezuela?
-Sí, claro. La última vez fue hace un año.
-¿Y con qué país te encontraste?
-Creo que no soy la persona más objetiva para poder hablar de eso, porque cuando voy a Venezuela el corazón se me sale de alegría por estar con mis amigos y la familia. Mi casa es como un templo en el que crecí y viví tantas cosas lindas con mis hermanitos.
-¿Sigue siendo tu hogar? ¿Es tu lugar en el mundo?
-No lo sé. Seguramente no. Mi corazón sí está ahí, pero también hay una parte de mí que entiende que mi necesidad va más allá de estar en un lugar. Tengo una personalidad inquieta y curiosa, que le gusta recibir cosas nuevas. Me gusta conocer gente de todas partes del mundo y nutrirme de eso.
-¿Tus familiares y amigos siguen en Venezuela?
-No, mis hermanos están por el mundo. Mi madre va a Venezuela y mi papá no vive en allí. De todos modos, tengo tíos, primos y algunos de mis mejores amigos que siguen en Venezuela.
-Teniendo en cuenta el punto de vista social y político, ¿qué análisis podés hacer de todo lo que pasó en Venezuela desde que te fuiste?
-Ha sido un proceso. A la distancia, al no poder vivir el día a día, se hace muy difícil poder juzgar lo que sucede. Siento un poco de culpa por no estar ahí viviendo y creo que es un tema delicado. Lo que sí puedo decir con toda sinceridad, es que muchas cosas me duelen; sobre todo cuando se trata de humanidad, que va más allá de cualquier postura política.
-¿Cómo ves a la Argentina?
-No lo sé, tengo muy pocos días y no he tenido la oportunidad de tener una interacción de vida para poder entender un poco lo que sucede. Siento que todo el mundo está súper clavado en la cuestión política. Eso que llaman “La Grieta”, la cuestión del dólar y los billetes. El otro día le tomé una foto a una pareja que estaba cenando al lado mío, y cuando pagaron había una cantidad de billetes que parecía una película de mafiosos.
-Habiendo tenido la experiencia de viajar y de vivir en distintos lugares del mundo, ¿en todos lados la gente tiene a la política y a la economía como tema tan fundamental en sus vidas como acá?
-Depende del lugar. Por supuesto que es algo que nos concierne, nos preocupa y nos importa. Pero evidentemente, cuando hay un constante movimiento que genera incertidumbre es inevitable. Creo que de alguna u otra manera es algo que se vive mucho en Latinoamérica. Cuando vivía en Estados Unidos, notaba que pasaba en los momentos de elecciones, porque no se vive con esa intensidad eterna.
-¿Y en Cuba? Ahí también la situación política es muy compleja....
-Sí, viví dos años en Cuba. Todo tiene que ver con la manera en que cada uno quiere ver las cosas. El tiempo que estuve en Cuba lo decidí vivir desde una perspectiva muy positiva. Fue un momento importantísimo en mi vida, porque tuve una vida como adulto, sin ser tan adulto. Tener que ir a comprar tus cosas, hacer la comida... Estaba en La Habana jugando a ser adulto. Vivía solo y conocí gente de todas partes del mundo; porque en la escuela tenía amigos daneses, japoneses, argentinos, uruguayos…
-¿Cómo es tu vínculo con Argentina?
-La primera vez que visité Argentina, fue con mi familia. Fuimos a esquiar a Bariloche. Ahí conocimos La Patagonia y luego crucé por un lago hacia Chile para seguir un viaje de dos meses por Sudamérica. Mis primeros recuerdos en la calle son de cuando Argentina ganó en el ‘86. Eso de alguna manera me marcó y como Venezuela siempre fue del béisbol, la gente tiene que apoyar a otro equipo en el Mundial. En esa época, la gran mayoría iba por Brasil, pero yo quería que ganara Argentina. Siempre estuve muy conectado con el fútbol. Y lo primero que hice cuando vine, fue ir a la cancha de Boca. Soy bostero de corazón.
-¿Cómo te hiciste amigo de Valeria Mazza?
-Resulta que tengo unos buenos amigos en España que hacen un festival que se llama Starlight. Es un festival donde hay conciertos todas las noches alrededor de unas piedras, rocas y montañas impresionantes. Tiene una acústica increíble. Tocan los mejores artistas mundiales. Y Valeria y Alejandro son muy amigos de Sandra e Ignacio, que son los que hacen este evento. Como me ha tocado coincidir con ellos en la misma casa de Ignacio y de Sandra, que es como un Big Brother, nos hicimos amigos.
-¿Y la amistad con Mauro Icardi de dónde surge?
-(Risas) A Mauro lo conocí en París. Soy buen amigo de Keylor Navas, que era el arquero del Real Madrid y ahora está en el Paris Saint Germain. Cuando fui a París, Keylor me invitó a su casa y ahí conocí a Mauro y a otros jugadores. Él es un personaje, es como un niño grande. Un tipazo. Conectamos súper bien. Es un gran tipo, lo quiero mucho.
-¿La conociste a Wanda?
-Sí, la conocí. Es divina.
-¿Quiénes son mejores anfitriones, los Gravier-Mazza o los Icardi-Nara?
-(Risas). Son dos parejas divinas. A Alejandro lo conocen en todo el mundo, y Mauro es tan tranquilo, que es feliz prendiendo el fuego para hacer un asado. No le importa nada más. Es extremadamente sencillo.
-¿Cómo anda la situación sentimental?
-Siempre estoy abierto al amor. Me gusta.
-¿Estamos solteros?
-Estoy soltero, sí.
-¿Se responden los mensajes en Instagram?
-Sí, respondo muchísimo los mensajes en Instagram.
-¿Puede aparecer alguna argentina en tu vida? ¿Qué pasa si viene Valeria y te dice que tiene una amiga para presentarte?
-Me encantaría que Valeria me dijera eso.
-¿Hay argentinos con los que te gustaría trabajar?
-Un montón. Hay mucho talento acá. La creatividad argentina es impresionante. Leo Sbaraglia es un monstruo, no sé cómo lo hace. Me gusta mucho la dirección y los directores argentinos son unos genios. Tuve la posibilidad de hacer una obra de teatro de un texto argentino que se llama La clase. Me gusta mucho cómo escriben y dirigen. Al igual que Darín. El cine argentino es un referente para Latinoamérica. Cuando vivía en Cuba, iba mucho al cine y recuerdo muy buenas películas como Nueve reinas o El hijo de la novia, que es posiblemente de las que más me han marcado en la vida.
-Habrá que organizar un proyecto con Leo Sbaraglia y con Darín...
-Me encantaría. Voy a estar esperando la llamada.
-Viniste en un momento de cambios en Argentina...
-Sí, ojalá que el futuro sea mejor. Los argentinos se lo merecen. Si hay un país que ha vivido muchísimos procesos a lo largo de la historia es Argentina. No solamente esta última etapa política. Han pasado muchas cosas, y espero que eso le haya servido para encaminarse a una nueva y mejor Argentina. Le deseo siempre lo mejor a este país.
-Ojalá nos visites pronto nuevamente.
-Me muero de ganas, no pueden volver a pasar 20 años. Tengo mucha conexión acá. Muchos amigos importantes de mi vida.
Agradecimientos: Boutique Apartments BA, Gorriti 5641