Luciana Aymar es una exjugadora de hockey argentina que durante su carrera cosechó numerosos premios y reconocimientos. Fue declarada “Leyenda” por la Federación Internacional de esa disciplina y elegida como la “Mejor Jugadora del Mundo” en ocho ocasiones, cuatro de ellas consecutivas.
Integró la selección nacional entre 1998 y 2014; y fue capitana desde 2009. Con Las Leonas participó en cuatro Juegos Olímpicos, donde obtuvieron cuatro medallas: dos de plata en Sídney 2000 y en Londres 2012; y dos de bronce en Atenas 2004 y en Pekín 2008.
“Tenía conciencia de lo que era como jugadora, pero siempre sentía que me faltaba algo. Estaba segura adentro de un campo de juego si entrenaba más de lo habitual”, reconoció Aymar.
“Lucha”, como la conocen en el mundo deportivo, compitió en cuatro Campeonatos Mundiales. Con el equipo, se coronó bicampeona mundial en 2002 y 2010; mientras que en 2006 y 2014 recibió el bronce. Ganó también seis veces el Champions Trophy y obtuvo tres medallas de oro en Juegos Panamericanos.
Además de su carrera como deportista de alto rendimiento, incursionó en el modelaje, condujo un programa de televisión y colaboró, con varias producciones, sobre deporte femenino.
A nueve años de su retiro, contó cómo fueron sus inicios, las dificultades que debió atravesar para ser atleta y cómo es su nuevo rol como madre radicada en otro país.
“Mi prioridad siempre estaba puesta en el deporte, en los viajes y en el seleccionado. No me veía siendo madre en ese momento. Hoy lo veo a la distancia y tengo una admiración plena por las chicas que fueron madres y volvieron a jugar a los pocos meses. No sé cómo hicieron”, señaló.
La soledad del deporte
Luciana comparte su vida con su marido, quien también es un deportista de elite retirado. Se trata de Fernando González, extenista chileno considerado el mejor de su país durante los años 2000.
La comprensión que alcanzaron al haber experimentado el alto rendimiento, al entender que los deportistas aprecian cierta soledad, necesitan sus propios espacios y momentos de silencio, resultó fundamental para que pudieran funcionar como pareja, admitió Lucha.
Leo: —Después de la euforia, ¿hay un momento de paz? ¿Vos lograste esos espacios?
Luciana: —Sí, cuando jugaba tenía mis momentos que necesitaba estar sola, en paz. Necesitaba un momento de estar pensando en lo que iba a estar haciendo en la cancha, en cómo motivar al equipo, en la charla previa que iba a dar en la entrada en calor. Después me encantaba estar sola en mi departamento. Era mi momento sola con mis perros, una serie o una película...
Leo: —Y ahora, ¿lo seguís haciendo?
Luciana: —Lo trato de mantener. Más allá que tengo dos hijos, Félix que nació en Argentina y Lupe en Chile, que requieren mucho de mí y de Fer (su marido). Los dos tenemos muchas cosas, pero nos dedicamos nuestros momentos. Tenemos nuestras habitaciones. Obviamente, hay noches que dormimos juntos y Feli siempre duerme en el medio con los dos, y a veces, estamos los cuatro juntos, pero siempre tenemos una habitación a la que va uno o el otro, el que lo necesite.
Ganancias en el hockey
A diferencia de deportes como el fútbol, el tenis o el básquet, las jugadoras de hockey no gozan de los beneficios económicos que puedan obtener por el crecimiento de sus carreras o el diferencial de su talento. Es ahí en donde la pasión por el deporte y las necesidades económicas se cruzan en una pelea que no siempre tiene un final feliz.
Leo: —Fuiste ocho veces la mejor del mundo. Comparado con otros deportes, el hockey no da un rédito económico como otros deportes. ¿Qué te pasó a vos con eso?
Luciana: —Durante toda mi carrera deportiva hubo muchos momentos, sobre todo al principio, en los que dije: “Es un esfuerzo enorme el que estamos haciendo”. Lo pensaba en conjunto, pero también de forma individual porque al ser jugadora del interior tenía que estar todo el tiempo viajando durante la semana, viviendo en el CENARD, y no se redituaba económicamente.
Leo: —¿Qué se te pasaba por la cabeza en esos momentos?
Luciana: —Tuve muchos momentos en los que dije: “Basta. No puedo seguir”. Y eso que nuestra camada es muy conocida por lo que generó el hockey a nivel deporte. La mayoría son conocidas y tienen sus laburos, una trabaja en la tele, pero realmente si no tenés ese conocimiento público es difícil. Tenés que salir a trabajar y el tema es que te quedás, de un día para el otro, sin nada. Si no tenés la suerte de tener sponsors individuales, como les pasaba a algunas, tenés que ver qué vas a hacer de tu vida.
La maternidad
Inmersa en el rol de deportista, Lucha reconoce que no se le había despertado el instinto materno durante su periodo de máximo rendimiento. Si bien explicó que, en gran medida, fue por no encontrar a un compañero para compartir ese camino de responsabilidad, también admite que hasta el 2014 su mente estaba enfocada plenamente en la selección y en dar todo su potencial en la cancha.
Actualmente, es mamá de Félix (4 años) y Lupe (2 años). Su vida dio un giro inesperado con desafíos para los que la performance de deportista no la había preparado. Pero con la convicción de que, al igual que lo hizo en el hockey, está construyendo desde el amor.
Leo: —¿Qué es más difícil? Ser mamá o…
Luciana: —¡Ser mamá! (Risas).
Leo: —¿Jugar al hockey fue una pavada a comparación de ser mamá?
Luciana: —Jugar al hockey fue súper fácil. Cuando te dicen: “Mamá, mamá, mamá”. Llega un momento que decís por favor paren un poco.
Leo: —¿Sos más paciente?
Luciana: —En la cancha no tenía paciencia. Acá no te queda otra que tenerla.
Leo: —La maternidad te genera paciencia.
Luciana: —Muchas veces me pasa que se caen y les digo: “Levantate, levantate que vos podés”, dándoles seguridad. Y mis amigas me miran como diciendo: “¿Estás segura?”.
Leo: —Me gusta esta Lucha. Es la madre capitana (risas).
Luciana: —Convengamos que también me agarró grande la maternidad. No tengo 25 (risas).
Leo: —Tenés un hijo argentino y una hija chilena. ¡Qué lío cuando juegan Argentina y Chile!
Luciana: —Félix nació acá. Supuestamente iba a nacer en Chile, pero se adelantó. Siempre digo que por algo se habrá adelantado porque nació en Rosario. Fernando se quería matar y el papá de Fernando también. Igualmente, los dos tienen la doble nacionalidad así que van a elegir en un futuro. Pero me da risa porque tienen la camiseta de Argentina y Chile, pero se les hacen unos líos…
Cuestionario Random
Leo: —¿Pasta o Pizza?
Luciana: —Pizza
Leo: —¿Mejor película que viste?
Luciana: —Corazón valiente
Leo: —¿Preferís tener tres brazos o tres piernas?
Luciana: —Tres brazos, más oportunidades.
Leo: —¿Las películas de Rocky o las de Harry Potter?
Luciana: —Las de Rocky.
Leo: —¿Ser infiel o que te sean infiel?
Luciana: —Ay qué dura esa pregunta. No, ninguna.
Leo: —¿Preferís mentir o que te mientan?
Luciana: —No mentir.
Leo: —¿El mejor gol que hiciste en tu vida?
Luciana: —Contra China.
Leo: —¿El mejor deportista que viste en tu vida?
Luciana: —Diego Maradona y Lionel Messi.
Leo: —¿En qué otra actividad Luciana Aymar es crack?
Luciana: —En la parrilla. No sé si lo hago bien o mal, pero me gusta. Me siento buena, no sé si crack.
Leo: —¿Playa o montaña?
Luciana: —Playa.
Leo: —¿Arriba o abajo?
Luciana: —Abajo.
Leo: —Complete la frase: yo nunca…
Luciana: —Me tiraría en paracaídas.
Leo: —A veces…
Luciana: —Me gusta viajar sola para descansar.
Leo: —Cuando sea grande quiero ser…
Luciana: —Cantante (risas).
Leo: —¿A qué le tenés miedo?
Luciana: —A separarme de mis hijos.
Leo: —¿Le tenés más miedo a la muerte o al deterioro?
Luciana: —Al deterioro.
Leo: —¿Tener sexo todos los días hasta que cumplas 60 años o una vez por semana hasta que te mueras?
Luciana: —Una vez por semana.
Leo: —Definite en una palabra.
Luciana: —Atrevida. Pero en el buen sentido. Creo que el atreverse a hacer cosas diferentes en la vida en general, te lleva a cumplir sueños y objetivos. No es de insolente sino de animarse, de jugársela.
Con una personalidad perfeccionista y detallista, Luciana siempre entendió que no era todo cuestión de talento sino también de sacrificio, de entrenar y de esforzarse el doble para lograr sus metas.
Su destacada carrera en el deporte es un orgullo para Argentina y la posiciona de cara al mundo como uno de los baluartes de la selección nacional que, con el paso de los años, seguirá siendo una leyenda y una inspiración para futuras generaciones.