Quizás ustedes se olvidaron, pero Grego Rosselló estuvo en Casi Ángeles y en otras series populares de la televisión. Pocos años después la popularidad le llegó de la mano del stand up. Es comediante, actor, creador de contenido, productor y licenciado en historia de la Universidad di Tella. Hoy, ese chico de 13 años que hacía casting, estudiaba actuación y quería estar en la tele, es un tipo con mucho talento y mucho éxito en streaming, en Twitch, en Youtube. Grego no le teme a hablar de sus fracasos, sus errores, sus miedos o sus talones de Aquiles. Por estas horas, se prepara con todo para una pelea de box en el Luna Park.
— Muchos no te vieron actuar.
— La época de Cris Morena en 5.º año de colegio para mí fue otra vida, fue una época de fracasos. Es feo, pero es la verdad. Estuve todo el año en el taller de Cris Morena, aprendí un montón y lo agradezco. No lo digo con ningún resentimiento, pero la realidad es que quería actuar y en un año hice dos capítulos. No actué mucho, volvía en el 60 llorando, te juro. Lo bueno de esa época fue ver que era resiliente, que me la bancaba y que mis viejos me tomaran un poco en serio. Yo iba al colegio en Quilmes, un colegio bastante cheto. Volvía a las 6 de la tarde a mi casa, me subía al 60 para ir al taller en Vicente López y volvía a las 12 de la noche. Mis viejos me decían: no vayas más, no se va a dar. No se dio pero se dio más adelante. Era la demostración de que a mí me gustaba eso.
— ¿Vos querías ser actor?
— Sí. Creo que quería estar frente a una cámara como estoy ahora.
— Estudiaste periodismo y actuación.
– Sí, hice licenciatura en Historia, es cierto. Minor en periodismo, en Di Tella. Y también actuación en el IUNA. ¿Viste que es medio eterno? Hice tres años. Soy licenciado en Historia, pero no lo cuento mucho porque siento que vienen una serie de preguntas después y no estoy a la altura. Me gusta la idea de estar formado.
“EMPECÉ A HACER CASTINGS A LOS 13 AÑOS. A LOS 18 TENIA 5 DE EXPERIENCIA LABORAL FALLIDA.”
— ¿Por qué estudiaste historia?
— No sé la respuesta, me gustaba la materia. En el colegio ya había arrancado este universo con Cris Morena y tenía que definir un poco mi futuro. Yo empecé a hacer castings a los 13 años. A los 18 tenía cinco años de experiencia laboral fallida. Entonces había un miedo a decir: me dedico solo a lo del IUNA. Hice una mezcolanza de carreras sin mucha salida laboral, por lo menos la clásica y la obvia. Hay salida laboral siendo historiador, pero no es la de hacerte millonario.
— Había que estudiar algo.
— Ahí está la respuesta y la banco. Siento que lo replicaría con mis hijos. Mis viejos decían: tenés que hacer algo, lo que quieras hacer, metele.
– Hubo una etapa a la que vos llamás fracasada como actor y después otra etapa, exitosa, como standapero.
– Arranca a los 19. Mi hermano, que vivía en Estados Unidos, me mostró el stand up, me encantó. Me dijo: tenés que hacer esto. Ahí empecé a estudiar y a encontrar un mundo autogestivo. Presentarse en un bar para 20 personas, pero que se reían. Y que te contraten después para ese bar, después un festival, después un teatro.
— Llenaste el Gran Rex.
— En 2016, 2017. Hice Gran Rex los dos años con el pico de los videos en Instagram. Encontré lo que me gusta, me gusta hablar pavadas en el escenario, lo hago medianamente bien, pero no tengo público. Y ahí entró Instagram en mi vida con los videos.
— Otra etapa empezó cuando trabajaste en ESPN. No sé cómo llegaste al deporte.
— Yo tampoco. Convocaban a gente de redes sociales. Conduje un programa con un equipazo en el que estaban Migue Granados, Nati Jota, Flor Vigna, Cella, Juan Marconi, Muni. Con 23, 24 años, estaba conduciendo un programa para toda Latinoamérica, un flash. Aprendí mucho.
“VOY A SER SINCERO: ME FLETARON. VISTE QUE NADIE DICE EN LA TELE CUANDO LO ECHAN?”
— ¿Por qué terminó?
— ESPN. Voy a ser sincero. Me fletaron. ¿Viste que nadie dice en la tele cuando lo echan? ¿Qué pasó? Terminó. Terminó el programa. Me puse muy triste. Yo no soy de llorar. Lloré. Me acuerdo del último día porque para mí era el fin de una especie de secundaria, cuatro años juntos donde aprendí a hacer todo. Viajé a las finales de la Champions, conocí a Messi… Tenía miedo de que me costara volver a encontrar un laburo, si te metés mucho en la tele, te alejás de las redes un poco, no te da el tiempo para las dos. Entonces fue un volver a empezar.
— Entrevistaste figuras importantes, ¿te queda cómodo estar acá sentado y ser entrevistado?
— No estoy acostumbrado. Me gana la ansiedad de pensar qué me vas a preguntar o si estoy respondiendo bien para vos.
“ME DESASUSTÉ. ESTUVE MUY ASUSTADO. HAY UN CORSET DE MIEDO A UNA CANCELACIÓN.”
— ¿Tenés miedo de decir una pavada?
— Sí, a veces tengo miedo de decir una pavada porque normalmente estoy del otro lado. Cuando le erran digo: esto va a ser un clip, pero no quiero ser ese clip.
— Hoy es tema lo que se puede decir y lo que no se puede decir. ¿A veces decís cosas incorrectas?
— ¿Sabés que menos? Me desasusté, estuve muy asustado, muy. Y creo que ese susto me alejó un poco de la gente. Hubo un corset de miedo a una cancelación constante. A partir de la cuestión feminista que tenía que pasar, fue necesaria en un momento. Creo que como todo movimiento tocó algunos picos y hoy se equilibró un poco. Si hacías un chiste que podía ser medianamente machista, eras el más machista de todos. Y hoy se entendió que uno puede hacer un chiste, o que fui criado en una familia machista en Recoleta y que me estoy deconstruyendo. Algunas cosas ya no me hacen reír, si algo me hace reír lo cuento y me voy a hacer cargo de lo que pase después.
— ¿Te cuidás hoy?
— No, siento que no.
“ME DI CUENTA QUE SER YO NO ERA SER NI NINGÚN MACHISTA NI NINGÚN BOLUDO.”
— Si te equivocás, ¿pedís disculpas?
— Obvio, recontra recontra. Estoy al aire todos los días dos horas con Red Flag y después en Fernet con Grego y volví a sentir que la gente me volvía a bancar en el momento en que volví a ser yo. Me di cuenta que ser yo no era ser ningún machista, ni ningún boludo. Si te formás, si tenés un interés en todo sentido, porque estamos hablando solo de feminismo y a uno lo pueden cancelar por decir cualquier idiotez, andá tranquilo. Si uno está formado no quiere decir boludeces, tiene una responsabilidad frente al micrófono. Yo quiero hacer reír y tener la tranquilidad de que no voy a decir ninguna boludez. Y si la digo, como decís vos, pediré perdón, aprenderé y seguiré.
“ESTUVE TAN ANULADO. GREGO ERA UN PELOTUDO”
— ¿Lo que dicen los odiadores, los haters, te impacta?
— Yo creo que sí, obvio, pero menos. En un momento, estuve tan anulado que Grego era un pelotudo, Grego era un pelotudo, 2018, 2019. Todo es moda. A mí me da risa. Veo un artista que la pega o un twittero o un tiktoker y todos lo aman, es un capo, es un genio. Yo ya sé que en tres meses van a decir todos que es un boludo. Y no es un boludo el pibe, ni en pedo. Hay algo de Coliseo romano, de “vamos a ponerte ahí y vamos a tirarte abajo”. Cuando alguien encuentra cierto tipo de masividad “éste es un pesado, éste es un gil”.
— A vos te tocó ese momento.
— Me tocó ser uno de los primeros y no entender que era un ciclo natural, que no era conmigo.
“DE REPENTE YO ERA EL TIPO MENOS GRACIOSO DE LA ARGENTINA”
— ¿Qué decían de vos?
— De repente para mucha gente que había dicho que yo era gracioso yo era el tipo menos gracioso de Argentina. No estoy diciendo que yo sea Francella, tampoco digo Seinfeld, pero considero que lo que hago está bueno.
— En ese momento fueron muchos los que dijeron eso?
“TUVE NAVIDADES MUY TRISTES”
— Sí, lo ves en Twitter, en los mensajes, en que bajó un poco la convocatoria para mi shows y de repente, no estaba de moda que te caiga bien.
— ¿Amarga eso, no?
— Sí, tuve navidades muy tristes.
— ¿Más de una?
— Sí, fue un tiempo largo. Igual hacerse cargo de que sos parte de la culpa también está bien. Yo estaba haciendo un contenido que era una bosta, seguía haciendo videos que a mí no me gustaban y que no le gustaban a nadie. Si estás en el ojo de la tormenta y lo que hacés es una poronga, y bueno, te van a dar. Entonces lo que hice fue: me están marcando por algo que ni a mí me gusta, dejemos de hacerlo. Empecé con un ciclo de entrevistas, con Fernet con Grego, empecé de cero.
— Ahí viene la 4.ª etapa.
— Sentí que volví a ser un poco más yo. Y eso va a hacer que algunos te quieran y otros te odien, pero es más sincero por lo menos. Hubo unos años que pasaron estas cosas, un poco me ayudó la terapia, hice todo lo que había que hacer, toqué todos los botones. No sé si fue depresión, era ansiedad. A mí me gusta mucho mi laburo, por más que me dijeran que era un boludo. A mí me pegaba la idea de no laburar más de esto, eso me sacaba, me quitaba el sueño mucho más que escuchar que me dijeran que era un boludo.
— La decisión de correrse del lugar es tomar riesgos. Como cuando pasaste a Twitch, por ejemplo.
— Era para los pibes eso, yo estaba grande para Twitch. Pasé a Twitch con 30 años.
— ¿Eras un viejo?
— Era el viejo de Twitch. Sí, el que no sabía qué quería decir “buenardo”. Después empezó a entrar más gente de mi edad, te sentís un poco más acompañado.
— ¿Vos entraste por tus hermanos menores, verdad?
— Sí, exacto. En pandemia ellos me aconsejaron, unos genios. Pasé de hacer videos para 200, 300 mil personas, un palo, en Instagram a prender para 60 personas en Twitch. En la segunda temporada arranqué con un montón de cámaras, aros de luz a romperla. Prendimos y había 100 personas y dije: quizás no es por acá.
— ¿Cuántas hay ahora?
— Tuvimos capítulos en España con Coscu y Momo con 30.000. Con el Duko tuvimos 25.000. Hoy en Fernet con Grego nos ven 15.000 personas, en Luzu, en red Flag hay 40.000. Una locura.
— También tomaste riesgo económico.
— Sí, obvio pero yo no soy tan loco de la guita tampoco, no voy a lloriquear. Tuve un momento en la pandemia en que no tenía shows, no estaba en tele y no había marcas, ganaba 0 $ por mes. Pero también hubo una época en la que gané bien. Entonces había un colchoncito. No tomo las decisiones por la guita tampoco.
“ME VOY A CAGAR A PIÑAS EN EL LUNA PARK. MI VIEJA DICE QUE ES UNA LOCURA”
— ¿Por qué tomás las decisiones?
— A mí me importa la plata. Me gusta ser el jefe comercial de Fernet con Grego y de los shows y de todo. Tengo un equipo hermoso que me acompaña, pero las decisiones las tomo para hacer algo que me guste. Ahora me voy a cagar a piñas en diciembre en el Luna Park y mi vieja me dice que es una locura. Mi psicóloga me dice que es una locura. Tengo un show en el Maipo el 30, pero a fin de año hay una velada como la que se hizo en Europa, que se llama Párense de manos. Juntan a siete streamers que van a boxear. Y yo hago la pelea de fondo contra Robert Galati.
— Una pelea pública de boxeo. ¿Sabés boxear?
— Estoy aprendiendo. Me tatué unos guantes de boxeo.
— ¿Cuál es la idea de boxear con otro comediante?
— Muchos nos dicen, ¿por qué no hacen reír?
— Yo pensé que la pelea pública era como el trap, uno y otro, no con piñas.
— Esto es a las piñas.
“QUIÉN NO QUISO SER ROCKY?”
— ¿Me explicás cómo llegaron a eso?
— Tiene que ver con vivir muchas vidas. ¿Quién no vio Rocky y no quiso ser Rocky?
— Le vas a pegar a un colega.
– Sí, pero en una disciplina dentro de un deporte que para mí desestigmatiza la violencia, el boxeo. No son 12 giles pegándole a un chabón en la calle porque sale de un boliche, son dos personas con una protección, unos guantes, decidiendo subirse a un ring. Cambié los hábitos, dejé de salir de noche, empecé a entrenar doble turno, a comer bien. Hice un cambio de vida y me lo estoy tomando como si fuera un profesional porque vamos a pelear en parámetros profesionales.
— ¿No es peligroso?
— Mi vieja está re preocupada. Tengo una piña, ¿viste? Yo a partir de eso todo lo que hago lo hago en torno a la pelea, en el contenido en mi show de stand up estoy hablando de la pelea, es mi fin, es entretener a la gente y esta es otra forma más.
— Hubo un momento en que vos dijiste: no quiero que nadie me diga lo que tengo que decir, quiero poder decir lo que quiero. En la tele hay un guión o un productor, hay reglas.
— Pasé por todas las etapas. Pasé por la etapa en que me molestaba muchísimo que por cucaracha me estuvieran diciendo qué decir, lo viví en tele. Tenía un programa donde me decían: ahora remata Grego. Como si fuera tan fácil.
— ¿Un remate que se te tenía que ocurrir en ese instante?
— Es imposible, nadie puede hacer eso. Nadie. Y mirá que justamente si algo puedo decir que hago bien es improvisar. Pero no funciona de esa manera. No estamos hablando de cosas y me gritás algo. Después pasé a la libertad total, estoy en Twitch o en YouTube y digo lo que digo. Tengo mi equipo, muchas veces me apoyo en la gente que está afuera, porque si no es un ego enorme pensar que la sé toda. No la sé toda ni cerca. Y a veces desde afuera se ven mucho más claro cosas que por ahí no estoy viendo. No estoy en un lugar donde tenga que decir algo que no me guste, eso sí me ha pasado. “Hay que defender a Morla, ponele”. No quiero defender a Morla. La típica en la tele, para que haya conflicto, defenderlo.
— ¿Entonces te quedás en el stream a morir?
— Sí, pero yo creo en los contenidos. Esto que hacemos acá sale por Infobae, podría salir por la tele tranquilamente. ¿Qué cambia? Nada. Tu contenido no cambia. Muchas veces se habla de las plataformas en lugar de hablar de los contenidos. ¿Quieren criticar? Critiquemos contenido.
“FUI BASTANTE TÓXICO”
— Estuviste de novio con una figura. ¿Estar con una famosa se podría repetir o te quedó una fobia?
— Me la crucé hace poco. No hablábamos hace como siete años y estuvo re bueno.
—¿Por qué no le ponemos nombre?
— A Stephanie no tengo problema en nombrarla, creo que ella tampoco va a tener drama. No habíamos terminado bien, la verdad. Había sido un vínculo… Fui bastante tóxico. Creo que fuimos bastante tóxicos. Por ahí ella dice que fui solo yo. La verdad es que hoy me da igual pero no porque no me arrepiento, porque no me apenan cosas que hayan pasado, sino porque considero que crecí a partir de eso, traté de no repetirlo en otros vínculos que tuve después. Hoy tenemos buena onda, el otro día le conté que la volví a seguir en Instagram y le dije que la iba a silenciar. Porque todo bien, yo tengo buena onda con Guido, su pareja, pero la familia feliz en Disney todo el tiempo… Yo tengo algunos domingos medio depresivos en casa, ¿viste? No sé si quiero ver a mi ex novia con la familia feliz en Disney. Estoy jodiendo, pero un poco es verdad. Se cagaba de risa: ahora me voy de vuelta a Disney así que silenciame una semanita de vuelta. Ella me tiró buena onda con la pelea, tampoco lo entendía. Me dijo que me vio entrenado. ¿Viste que te gusta cuando una ex pareja te dice que estás bien?
“NO QUIERO VER A MI EX NOVIA CON LA FAMILIA FELIZ EN DISNEY”
— Una ex pareja que te importó.
— Que me importó. Crecimos mucho juntos también en todo sentido, en lo laboral, en lo humano. Imaginate que pasaron siete años y vos me lo preguntás.
— Dijiste alguna vez que eras tóxico.
— Alguna vez sí, pero ya me curé. Fui un poco celoso, era todo nuevo para mí. Era nuevo ser conocido, estar con una chica tan linda. Fantasmas, miedos boludos que uno tiene a los 23, 24 años. Tengo 32, pasó mucho tiempo. Después no se dio con una famosa. No es que tenga algo en contra. No me da bola la famosa. Tampoco busco eso ¿eh? Tampoco me importa... Me gusta la gente hegemónica. Pero no es lo que salgo a buscar. Tampoco tuve mil novias. Estoy buscando igual.
— ¿Te querés poner de novio?
— Me gustaría, obvio. Nadie me cree igual.
— Porque salís.
— Mucho, porque salgo mucho, porque tengo un personaje en redes un poco más fiestero, pero ese mismo personaje hace un tiempo era pollerudo y también creían eso. Me gusta la vida nocturna. Me divierte. Estoy un poco más cansado, estoy más grande. No es lo mismo. No puedo hacer la de salir y hacer el programa al día siguiente.
— Salir es tomar alcohol.
— Para mí sí, en grandes cantidades, sí. Ahora no, salgo sin tomar, esto lo generó la pelea. Sabía que teniendo una motivación de esa talla podía cambiar algunas cosas que necesitaba cambiar.
— ¿Se puede salir sin tomar alcohol?
— Más aburrido, pero se puede. Tomo dos fernet en vez de nueve.
— Eso no es sin alcohol.
— Entonces salgo tomando muy poquito. Pensá que uno empieza a tomar a las 10 de la noche y te vas a las 6, a uno por hora.
— ¿No volcás?
— No. Jamás. Jamás. Nunca en mi vida. Ni estoy haciendo un papelón. Soy una figura pública. No hago papelones. No me cabe. Me divierto nada más.
— ¿Qué es lo más divertido de todo? ¿Socializar, bailar, charlar?
— Mis amigos. Me divierto. Ya sé que estoy grandulón.
— ¿Por qué decís eso a cada rato?
— Porque la gente a mi edad deja de salir. Yo soy defensor de la gente que tiene 30 para arriba y le divierte salir.
— ¿A los 30 ya dejan de salir como si hubiera un mandato?
— Yo creo que es un mandato. Traté de no tener mucho mandato. Vengo de una familia que tenía todo para ser mandataria y no lo fue. Mi vieja fue Jesús María, mi papá el Champagnat, una clase media alta, religiosa.
— ¿Tradicional?
—Tradicional. Y sin embargo mi hermana es asistente social, uno de mis hermanos es profesor de tenis, otro se está dedicando a la música, yo soy esto. Mi vieja es psicóloga, mi papá contador y no fuimos abogados los hijos.
— ¿Tenés un montón de terapia encima, no?
— Ocho o nueve años ya. Siempre. Todas las semanas. Ahora sin terapia
— ¿Desde hace cuánto?
— Un mes y medio. No es nada. Para mí es un montón. Estoy tratando ahora de bancármela un poquito solo.
— Me dio muchísima ternura saber que cuando estuviste deprimido y ansioso, cuando pocos te iban a ver, quisiste volver a vivir en la casa familiar con tus hermanos y tus viejos.
— En la pandemia. Sí, encima estábamos encerrados y dije: ¿por qué no a los 30 años volver a vivir con mis papás? Y estuvo re bueno. Mi hermano Simón, que ahora tiene 14, tenía 11 y no se acordaba que yo había vivido con él porque cuando me fui él tenía cinco. No tenía recuerdos. Fue volver a dormir en el mismo cuarto con él, que me llamaran a comer, que me lavaran la ropa. Fue fantástico.
— Estaba todo resuelto.
— Estaba todo resuelto. Después te acordás por qué te fuiste. Empiezan las discusiones. “Es mi techo, son mis reglas”, ¿no? Chau, me voy a mi techo y a mis reglas.
— “Esto no es un hotel”.
— Esto no es un hotel. Pero ahí pasaron muchas cosas. Vivir con mis hermanos, escuchar las tendencias. Muchos pibes me piden consejo y les digo que es muy importante escuchar a la gente que está abajo de edad y a los que están arriba. ¿Por qué digo esto? Porque históricamente el pendejo no sabía nada. Hoy te marcan la tendencia tu hijo, tu sobrino. Si tenés un emprendimiento él va a entender mucho más dónde están tus consumidores que vos. Y mirar para arriba también, porque ahora hay una peli que no comparto en absoluto, que los más grandes son todos boludos. Mi tío no sabe poner YouTube. No, tu tío sabe un montón de cosas que vos no tenés ni idea. Vos simplemente sabés apretar bien un botón, que tampoco es una locura. Es juntar lo mejor de los dos mundos. Tenés mucha más chance de generar un éxito, de hacer algo bueno.
— El contenido vintage también garpa.
— Obvio, lo que es bueno, es bueno en cualquier lado. Yo me canso de decirlo. Hacé algo bueno y va a garpar en cualquier lado, con sus reglas. Yo sé que no podría durar tres horas en Telefe porque no se puede y en YouTube sí. Entonces hagámoslo ahí.
— ¿Escribís guiones o apuntes?
— Sí, para stand up. Escribo ahora la obra que hicimos con los chicos de Red Flag, se reían los chicos de verme escribiendo. El excel de Fernet con Grego es el mismo de hace cuatro años. No está bien. Funcionó el formato, es muy probable que lo termine este año. Ya pasaron cuatro años, quiero darle una vuelta de tuerca y hacer otro formato.
— Hay un tiempo en el que se te mueve todo y te vas.
— Es que para mí la clave es cuando yo me aburro, trato de aburrirme antes que se aburra el público. ¿Viste que la gente espera que bajen las reproducciones? No, bájate antes.
— ¿Por qué no producís contenido para otros?
— Es algo que tengo ganas. Quiero correr el ego mío enorme que tengo, leonino, y me parece que sería un buen productor.
— Poner energía en el éxito de otra persona.
— Y.. hay que ir más a terapia todavía. Me gusta estar frente a cámara y me hago cargo de lo que me gusta y creo que no está mal, creo.
— El primer tema estético de los varones sigue siendo la caída del pelo.¿Es verdad que te hiciste tratamientos capilares?
— Funciona el trasplante. Parece un chivo, pero funciona. Esto que tengo acá no es el flequillo de Johnny Bravo, pero me tiene orgulloso. Lo saqué de acá, me puse adelante. Duele un poquito, pero no es grave.
— ¿Qué te pasaba?
— No me gustaba, avejenta. Aparte, fue todo en la misma época. Estaba sin laburo, me estaba volviendo más viejo, no me gustaba cómo estaba físicamente, me había separado, estaba encerrado en mi casa y dije: éste es el fin. Y empecé a ocuparme un poco de mí. Desde eso, a entrenar, a volver a formarme, a estudiar teatro.
— Es un cliché pero dicen que cuando una mujer está en crisis va a la peluquería y se cambia el corte de pelo.
— Me ocupé del envase un poco. Que en este laburo importa. El que diga que no importa miente.
— ¿No te dio vergüenza contar públicamente lo del trasplante de pelo?
— Hay una cosa medio patriarcal de que el hombre no puede hacerse nada. Y me pareció una buena oportunidad para hacer una bajada piola. Y voy a ser brutalmente sincero: valía como 3.000, 4.000 dólares y me los quería ahorrar. Así que lo conté mitad de buen tipo, mitad rata. Flaco, ¿lo querés gratis? Lo tenés que contar.
“NO ME TOMO VACACIONES. SIETE DÍAS EN EL AÑO SON MIS VACACIONES”
— ¿Sos adicto al trabajo?
— Y un poco sí. No me tomo vacaciones. Voy a visitar a mi sobrinos a Estados Unidos cuatro o cinco días, vuelvo en Año Nuevo, me tomo otros cuatro días y esos siete días en el año son mis vacaciones. Teniendo en cuenta que yo laburo fines de semana, feriados… Viajé mucho el año pasado, le hice una entrevista a Paredes en la casa, a varios jugadores de la selección, conozco muchas partes del mundo siempre trabajando. No es que hacemos una nota y estamos diez días, hacemos tres notas en cuatro días y vuelvo tomando ibuprofeno porque me paso de rosca siempre.
— ¿Por qué no te quedás y relajás un rato?
— No me sale. Estoy paseando en la Fontana de Trevi y estoy ansioso.
— Eso dificulta un poco la vida en pareja. Vos decís: me gustaría tener una pareja. Cuando a la pareja le digas que no hay vacaciones…
— Chau. ¿Salen corriendo, no? Pero soy medio pollerudo. Quizás de novio sí me iría de vacaciones. Siempre es por una responsabilidad, una obligación. El reportaje fue una sesión de terapia al final. Posta soy adicto al trabajo. Me gusta mucho. Así como me gusta salir. ¿Sabés que lo bueno es salir? Que es de noche, de día podés laburar.
— ¿Siempre estás así, como acelerado?
— Estoy acelerado. Puede ser, si, no me gusta, pero es verdad.
— ¿Por qué? No está mal estar como estás. Pregunto si siempre estás con este ritmo.
— Sí, creo que sí.
— Ahora la pelea en el Luna Park es lo que rige tu vida.
— Mi vida, me voy de acá a boxear, a comer pollo y huevo porque tengo que crecer. El entrenamiento de alto rendimiento, que mi personalidad no sé si era lo que más necesitaba, te hace sentir que estás en una frustración constante, porque el ideal es imposible con la vida que llevo. El ideal sería que yo hiciera doble turno de entrenamiento todos los días, comiera lo que tengo que comer, me “suplementara” como me tengo que suplementar para subir de peso y ganar la pelea a fin de año, que es lo que quiero. A eso, con todos mis laburos, obviamente no llego.
— La frustración siempre viene bien, te ubica junto al común de los mortales.
— ¿Vos decís? Mi frase este año fue la de mi vieja: lo ideal es enemigo de lo bueno. Estoy un poco en esa. Bastante bien vamos. El Maipo es el 30, los invito, puede no llenarse, eso se tiene que decir. Este año hicimos mucho Picadilly, el año pasado el Nacional, se llenó Neuquén. Por ahí no van 600 personas, por ahí hay 400, no pasa nada, es un lujo 400 personas viéndome. En otro momento hubiera sido ira, enojo. Hoy estoy más tranquilo, voy y lo disfruto. Hubo un montón de cosas que me sacaron de golpe, así lo sentí y hoy me las volvieron a dar. Entonces las disfruto un montón.