Se conocieron en televisión hace siete años, se casaron hace cuatro y se eligen todos los días. En una nueva edición de Casino Resort, el Pollo Álvarez recibió a la cocinera e influencer Tefi Russo para una versión especial del habitual ciclo de entrevistas de Infobae. Hablaron del trabajo y de la pareja, entre divertidos pases de facturas y miradas llenas de complicidad.
“¿Estás enamorada?”. La pregunta que el Pollo pudo haber realizado en tantas entrevistas, esta vez tenía otro condimento. “Muy enamorada”, respondió la influencer entre risas, captando enseguida el juego. Y desde ese pie, fueron remontando su romance a dos voces y a mil carcajadas.
“Cuando te conocí en un programa de tele, era la primera vez en mucho tiempo que estaba soltera”, admitió Russo. “Siempre fui de relaciones largas, pero estaba en una etapa en la que quería chonguear, y tenía 12 en el radar”, agregó con una sonrisa. Y ante la sorpresa de su marido, precisó la exactitud de la cifra: “Los tengo contados porque con mis amigas les llamamos los 12 apóstoles”.
Este era el panorama entonces cuando Tefi fue a Con amigos así, el programa de televisión donde conoció en persona al Pollo. Hasta ese momento, solo tenía referencias a partir de los comentarios de terceros, lo que abrió la puerta a un divertido intercambio entre ellos.
Álvarez: —¿Las referencias eran buenas o malas?
Russo: —Picaflor.
Álvarez: —O sea, mala...
Russo: —No es malo ser picaflor soltero, está perfecto. Yo quería eso que vos estabas viviendo. Hay etapas para todo.
Álvarez: —¿Estaba adentro de los 12, ahora 13?
Russo: —Automáticamente se fueron todos los demás. Chau 12 apóstoles.
Sin embargo, la cocinera admitió que el conductor no le gustó tanto de entrada. Que eso ocurrió cuando empezaron a salir, se fueron conociendo y compartiendo momentos y risas. En ese camino conoció su departamento de soltero, con todo lo que implica un departamento de soltero. “Pensé que te estabas mudando. Tenía que pasar por encima de las cajas”, rememoró.
Pero la cantidad de cosas en el piso no era el único inconveniente de la morada Álvarez. “Hacía mucho frío, no había mucho para digerir, había una mesa con una cantidad de papeles que no sabía si estabas desarrollando la cura de algo grosso... pero me quedé”, contó Tefi con complicidad. Y remató con una picardía: “No te acogía, no era muy acogedora... la casa”, entre risas.
Dejando atrás los dobles sentidos, el Pollo le preguntó a su esposa cuál es el promedio por semana en el que una pareja debiera tener sexo. “Nunca tuvimos relaciones todos los días”, dijo ella buscando complicidad. “No entiendo la gente que dice que tiene sexo todos los días”, consintió él, dando por sentado algo que en realidad no lo estaba. “Yo tuve sexo todos los días. Varias veces por día, ¿vos no?”, planteó Tefi, sorprendida por la respuesta negativa de su marido. “¿Ni a los 20?”, insistió.
Pero lo que encontró del otro lado del otro lado encontró un gesto de intranquilidad. “Ahora estoy preocupado porque bajamos, eso se fue”, señaló el Pollo. Pero más allá de la broma, Tefi enumeró los motivos en la baja de la frecuencia. “Por tiempo, por rutina, por cansancio, por hormonas, por la vida misma”. Y cerraron mostrándose orgullosos de su actividad sexual “Igual, hacemos re bien las cosas que hacemos”, dijeron chocando las palmas.
En otro segmento del programa, la invitada debió contestar sobre alguna fantasía que le diera vergüenza concretar. “Para mí hay muchas fantasías que está bueno cumplirlas y otras que es muy hermoso conservarlas como fantasías”, respondió la cocinera. Y otra vez, los ejemplos se mostraron como escenas de la vida conyugal.
“Hace siete años que te vengo diciendo que quiero jugar a los desconocidos”, protestó ella, y contó en qué consistía su fantasía. “Vamos a un bar, nos vestimos distinto a lo que nos vestimos habitualmente. Un traguito, te acercás y nos ponemos a hablar como si fuéramos dos personas que nos llamamos distinto, que nos dedicamos a otra cosa”. El Pollo pareció convencido y se comprometió al aire: “Para tu cumple”, soltó para provocar una nueva carcajada a dúo.
Pero además de como novia, esposa y compañera, Tefi habló también como cocinera. Y desmenuzó todo lo que encierra el ritual de los aromas, los sabores y las mesas largas. “La comida es nostalgia, recuerdos, un punto de unión, placer, cariño, hogar”, enumeró. Y todas esas sensaciones la conectaron directamente con una foto de su infancia. “Es un momento en lo de mi abuela, muy campechana ella. No tenía nada en la heladera, pero me hacía el mejor desayuno, el mejor arroz con pollo. La comida te hace viajar no solo a un lugar, también a otro tiempo. Y en la simpleza de la comida que te hace de tu mamá, o tu papá; en el recuerdo de lo que te hacía tu abuela está lo más lindo”, resumió.
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