Luciano Pereyra con María Laura Santillán: “Voy a hacer terapia toda la vida”

Luciano íntimo. Muy creyente, dice que está atento a las señales de Dios. Vive con la emoción a flor de piel y se asume sensible. Quiénes son sus personas favoritas. Cómo es su relación con sus perros, la convivencia con su novia y el cordón umbilical con sus papás.

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María Laura Santillán Con Luciano Pereyra

Lo conocí cuando era muy chico, tenía 18 años, puro talento. Ahora es un ‘señor’ de 42, con un recorrido gigante, que batió todo tipo de récords con su música. De ventas, desde el primer disco en adelante con más de un millón de discos. De cantidad de público en sus conciertos y de reproducciones en las plataformas. Superó incluso el récord histórico de presentaciones en el Luna Park. Todas sus canciones son éxito.

— ¿Qué te debo por esta presentación tan linda? (risas)

— Ahora de grande olés igual que Nahuel Pennisi (risas).

— Somos fanáticos de la misma marca de perfumes. Los cantantes olemos a Nahuel Pennisi (risas). Él es muy fan de los perfumes, su sentido está más desarrollado, el olfato y esa marca de perfumes a él le encanta.

“MI PAPÁ PINTA CASAS. SE JUNTABAN EL ALBAÑIL, EL GASISTA, EL PLOMERO Y DESPUÉS DE COMER SE ARMABA LA GUITARREADA.”

— Tienen muchas cosas en común. Los dos desde chiquitos tocaban un instrumento, y los papás hacían música.

— En la casa de mis papás siempre había música. Yo también soy muy de los olores y en casa, el primer viernes de cada mes, mi papá se juntaba con la gente de la obra, mi papá pinta casas. Se juntaban por ahí el albañil, el gasista, el plomero, mi mamá hacía las empanadas y el mejor momento era cuando terminaban de comer porque se armaba la guitarreada. Ese olor a empanada con sus copas de vino, uno bajaba un bombo, el otro bajaba otra guitarra, limpiaban la mesa y era guitarreada. Y yo me crié así, con laburantes, con gente de trabajo que estaba haciendo música en una casa. Eso despertó todos mis sentidos. Tenía 4, 5 años y nunca me quería dormir porque estaba esperando ese momento. Esas personas eran las que yo veía arriba de los andamios, en las escaleras, tirados en el piso arreglando un caño, mi papá pintando.

"Yo me crié así, con
"Yo me crié así, con laburantes, con gente de trabajo que estaba haciendo música en una casa. Eso despertó todos mis sentidos", dijo Luciano Pereyra (Fotos Gustavo Gavotti)

— ¿Venían del interior de la Argentina?

— Sí. Mi papá es de Concordia, Entre Ríos. Y mi mamá de Santo Pipó, de la provincia de Misiones.

— Tuviste una guitarra antes de saber leer y escribir

— Sí. Era el objeto prohibido para tocar porque mi papá la tenía en el ropero siempre… Un día mi papá llegó más temprano del trabajo y me dijo ¿vos estuviste tocando la guitarra? Estaban todos mis dedos marcados. Y mi papá, que no quería cantar más, para ayudarme y apoyarme en este camino de la música, se empieza a motivar él también, empieza a armar su trío folclórico nuevamente. Se llamaban Los del regreso, tocaban en peñas, en festivales, me llevaban. Fue mi escuela musical además de que ya desde muy chico mi papá me mandó a un profesor de guitarra.

“EN UNA MANO TENÍA LA PELOTA Y EN OTRA LA GUITARRA”

— ¿Siempre supiste que querías ser músico?

— Sí, toda la vida. En una mano tenía la pelota y en otra la guitarra, pero la música para mí era, y lo es aún hoy, un entretenimiento directo al alma. No encuentro algo que me haga muy feliz en lo espiritual como una conexión con una guitarra, escuchar algo. Eso es fabuloso.

— ¿La relación con los viejos cambió?

— Cambió, gracias a Dios. Pero para bien. Porque a medida que va pasando el tiempo también ya con 42 años obviamente los entendés mucho más.

“MI INDEPENDENCIA LLEGÓ MUY JOVEN. A LOS 18 COSTABA CORTAR EL CORDÓN UMBILICAL.”

— ¿En algún momento chocaron?

— Sí claro, como cualquier familia. Pero no por cuestiones laborales sino porque mi independencia llegó muy joven. Yo a los 18 años ya estaba viviendo solo. Me fui de Luján y me vine a Buenos Aires a vivir. Entonces costaba cortar el cordón umbilical pero ya había una independencia desde chico.

"El deporte es fundamental. Y
"El deporte es fundamental. Y mis clases de canto tienen mucho que ver con lo físico. Para estirar a veces la cuerda vocal también tenés que estirar las caderas, estirar los músculos", explicó Luciano Pereyra

— ¿Cuándo los ves a tus viejos?

— Seguido, vivo en Luján.

— Mitad en Luján y mitad en Capital.

— Estoy mitad y mitad, sí, sí. Estoy tres días de la semana más o menos allá. Vivimos casi en barrios vecinos, muy cerca. En Luján estamos todos cerca. Yo vivo medio al revés, porque mi descanso es en la semana. Tampoco es tanto descanso porque en la semana tenemos nuestras giras de promoción, siempre hay algo que grabar, mis clases de foniatría, sigo entrenando, mis clases para ir al gimnasio, para ir a jugar al tenis.

— Fútbol, tenis, gimnasio.

— Sí, el deporte es fundamental. Y mis clases de canto tienen mucho que ver con lo físico. Para estirar a veces la cuerda vocal también tenés que estirar las caderas, estirar los músculos.

— ¿Quién es tu persona favorita en el mundo hoy Luciano?

— Uf. Mi persona favorita en el mundo hoy. Es un combo. Son un montón de personajes favoritos.

— Uno elige con quién quiere pasar más horas.

— Con mis perros.

“YO LOS AMO A TODOS, PERO MIS PERROS SON MIS PERROS.”

— No son personas, son perros.

— No, son personas. Son parte de la familia para mí. Y amo pasar el tiempo con ellos, por ese amor incondicional. Mi familia lo sabe, mi novia lo sabe. Yo los amo a todos pero mis perros son mis perros (risas).

"Mi novia es igual. Tenemos
"Mi novia es igual. Tenemos mucho amor por nuestros perros y la pasamos súper bien con ellos. Aprendo mucho de ellos", reveló Luciano Pererya en entrevista con María Laura Santillán.

— No nombraste ni a tu novia, ni a tu mamá ni a tu papá.

— Mi novia es igual. Tenemos mucho amor por nuestros perros y la pasamos súper bien con ellos. Aprendo mucho de ellos.

—Uno siempre intenta pasar la mayor parte del tiempo con…

— Los perros (risas) Pero pará pará pará, son los perros pero forman parte de ese combo en donde está la cena con los viejos, mi hermano con mis sobrinos y su esposa que vienen y compartimos. Mis amigos, y hacemos un asado y miramos un partido de fútbol. Pero en todo están los perros, siempre.

— Son como hijos?

— Sí, están ahí con nosotros siempre. Son lo más. Son lo más de lo más.

— Entre los 18 y los actuales 42 años viviste una vorágine de giras, de conciertos, cantaste con músicos importantísimos, recibiste premios y nominaciones internacionales. ¿En qué momento sentís que te la creíste?

— En el momento de la vorágine donde no te das cuenta dónde estás y no sabés frenar. Después, con el paso del tiempo, ponés un freno, mirás alrededor y agradecés todo esto que está pasando, es fruto del trabajo, de la dedicación, del esfuerzo. Creo que es normal a veces en medio de la vorágine en cualquier trabajo no saber poner un poquito el freno. También hay un “alrededor” que se sube a veces a una motoneta donde vos no estás subido y por ahí te subís también a eso.

— ¿Tenés identificados cuáles fueron esos momentos?

— No sé si están tan identificados, pero fueron de mucho viaje y de poco hogar. A mí me encanta irme de viaje. Me encanta aprender de los viajes, de las giras. Me encanta mi trabajo. Trabajé toda la vida para tener este trabajo. Pero es como cualquier trabajo, termino de trabajar y me encanta sacarme los zapatos, estar en mi casa, en mi sillón, mi familia, mis perros. Pisar el pasto. Mis árboles. Con eso soy muy feliz.

“LA VIDA SIEMPRE TE DA EL MOMENTO DE LA CACHETADA, LOS CABLES A TIERRA DE LAS PERSONAS QUE TENÉS AL LADO”

— ¿Estabas muy arriba, sin tocar la tierra?

— No, son momentos, no es que vivís ahí arriba. Porque la vida siempre te da el momento de la cachetada llámese pareja, llámese familia, llámese amigos, llámese la misma soledad en un trabajo que es muy solitario, y ahí te das cuenta. Están buenos los cables a tierra de las personas que tenés al lado.

"Hago terapia hace muchos años.
"Hago terapia hace muchos años. Un poquito más de 10", contó Luciano Pereyra

— ¿Te dicen “Luciano, bajate de ahí”?

— Sí claro. Dejá de volar que te vas a enredar con los cables. Claro, sí. Pero creo que es algo normal a veces. Sucede y no te das cuenta. Es como una escalera ¿no? Uno va subiendo a diferentes lugares, te podés tambalear un poquito, pero tenés una baranda de dónde agarrarte, tenés el sostén que es toda la gente que te quiere.

— Tenés que querer escuchar.

— Eso es un gran ejercicio para mí.

— ¿Hiciste terapia alguna vez?

— Hago terapia hace muchos años. Un poquito más de 10.

“VOY A HACER TERAPIA TODA LA VIDA”

— Podés hacerlo toda la vida.

— Sí, tranquilamente. De hecho lo voy a hacer toda la vida (risas).

— Es una decisión.

— Es una decisión, sí, hace bien. A mí me gusta ir al gimnasio, me gusta jugar al fútbol, son entrenamientos. Y creo que esa parte también hay que entrenarla.

— No me dan los horarios con todo lo que estás contando.

— Sí, dan, querer es poder. Están los horarios, es cuestión de organizarse un poquito, nada más.

“A VECES UNO NO SABE CÓMO EXPRESAR COSAS, LA TERAPIA AYUDA A DESTRABARLAS Y SOLTARLAS”

— ¿En qué sentís que te ayuda más la terapia?

— En cosas que a veces uno no sabe cómo expresar, destrabarlas y poder soltarlas. El resto es una cuestión cotidiana de un montón de problemas, de situaciones que uno tiene que saber enfrentar, si no sabés enfrentarlas pedís ayuda.

"Siempre Dios está, soy muy
"Siempre Dios está, soy muy creyente, no sé si ortodoxo sería la palabra, pero sí soy muy creyente", expresó Luciano Pereyra

— ¿Te seguís peleando con tus padres?

— A esta edad los entendés mucho más. No sé si la palabra es compasión pero ahora entiendo qué me dijo aquella vez y ahora entiendo por dónde va la cuestión. Yo aprendí mucho de ellos. Laburadores que hicieron su casa, yo los vi pegar ladrillo por ladrillo. Soñaban con una casa y la construyeron. Yo soñaba con mi profesión y me enseñaron a construir con dedicación, estudiando, me mandaron a un profesor de guitarra, a un profesor de música, de canto. Esa base me sirvió muchísimo, muchísimo.

— Luciano desde chico contás cómo tus padres te enseñaron la cultura del trabajo.

— Mi papá trabajaba en una fábrica, y mi mamá lo esperaba con los cimientos hechos y los ladrillos ya mojados y tuc, tuc, tuc, ladrillo por ladrillo eh.

— Es una metáfora de la vida. El ladrillo puede ser cualquier cosa, la construcción de tu carrera.

— Me enseñaron eso. Un ladrillo era dedicación, el otro ladrillo era amor, el otro ladrillo era ser perseverante, estoy construido de esos ladrillos creo yo.

— ¿Cómo es tu relación con Dios? Le escribiste una canción a Dios.

— Era el momento (risas). Después de tantas buenas que tiró obviamente…

— ¿“Sobreviviré”?

— Sí, es una canción que venía germinando hace mucho tiempo. Siempre Dios está, soy muy creyente, no sé si ortodoxo sería la palabra, pero sí soy muy creyente. La canción habla de que a veces uno está con una ansiedad sobre la espalda, que sale a pelear y no sabe con quién. Sale a correr detrás de algo, pero no sabe atrás de qué. En toda esa vorágine te sentís solo pero cuando te das cuenta y si sentís a Dios no estás solo. Entonces, si tenés a Dios también te tenés a vos.

“CUANDO ENCONTRÁS A DIOS, TE ENCONTRÁS A VOS MISMO. A MÍ ME PASÓ.”

— “Si tenés a Dios te tenés a vos”.

— A veces uno se aleja de uno mismo y cuando encontrás a Dios te encontrás a vos mismo. A mí me pasó eso.

"Todos los días sobrevivimos. A
"Todos los días sobrevivimos. A veces no nos damos cuenta pero el despertar, el milagro de abrir los ojos, ver, sentir, respirar, tenés a alguien a tu lado, tenés a tus perros, tu familia. Hay mucho por agradecer antes de arrancar un día", dijo Luciano Pereyra

— En 2010 atravesaste una enfermedad muy difícil, divertículos en el esófago, después se fue complicando y sufriste un montón de intervenciones quirúrgicas. Sobreviviste. Hay un antes y un después.

— También sobrevivimos a una pandemia. Y eso tampoco es poca cosa. Todos los días sobrevivimos. A veces no nos damos cuenta pero el despertar, el milagro de abrir los ojos, ver, sentir, respirar, tenés a alguien a tu lado, tenés a tus perros, tu familia. Hay mucho por agradecer antes de arrancar un día.

— El lugar común dice que cuando atravesamos una enfermedad grave, si sobrevivimos, cambia la vida, cambian las prioridades. Pero a veces el cambio dura solo un rato.

— Es como cuando andás en bicicleta y te caés. Te rompés una pierna, pero cuando volvés a subirte a la bicicleta disfrutás más del viaje. Yo siempre disfruté, pero creo que después de un momento así de difícil se intensificó la manera de disfrutar este lindo viaje, esta vida en bicicleta y con música.

— ¿Te sentís un sobreviviente ?

— Sí, claro. Sí. Totalmente. Otra oportunidad. Y no da para desaprovecharla. Para nada.

— ¿Te cambió la mirada de las cosas? ¿Algunas son menos importantes?

— Sí. Hay muchas cosas que ya no tienen sentido.

— ¿Por ejemplo?

— Estoy menos enojado con algunas situaciones. Ahora es: ‘tranquilo, relaja, fluye’. Ya los tiempos de Dios son perfectos.

“SOY TEAM SENSIBLE A PLENO”

— ¿Estás más o menos vulnerable con el paso de los años? A veces los años nos van endureciendo.

— No, no voy para ese lado. Creo que soy más el otro team.

María Laura Santillán Con Luciano Pereyra

— Sos el team sensible.

— Sí, el team sensible a pleno.

— ¿Sensible que se te llenan los ojos de lágrimas?

— Constantemente. Por cualquier cosa digo: ah! esto!

— ¿Por ejemplo?

— En esta época se empieza a poner verde todo el parque. Ese árbol que estaba sin hojas de repente puf, mirá.

— ¿Te emociona ese árbol?

— Sí, me emociona. Porque es el ciclo de la vida también. Porque las raíces abajo están regadas, pero ese árbol tuvo que pasar calores, fríos, sequías. Y otra vez vuelve a florecer.

— La naturaleza te emociona.

— Mucho. Me encanta la naturaleza. Me gusta mucho la vida al aire libre.

"Nunca me casé. Pero siempre
"Nunca me casé. Pero siempre digo que los tiempos de Dios son perfectos", dijo Luciano Pereyra

— ¿Los perros te emocionan con sus gestos?

— Todo el tiempo. Entienden todo sin hablar. Con la mirada expresan mucho. Parezco un poco… pero, los que amamos mucho a los perros me van a entender. Rocky ha subido al escenario conmigo. Estás en el escenario, Luna Park, y de repente en el medio del trabajo sube mi perro y me lleva un ratito a mi casa. Es como: ah, qué lindo, ¡estamos acá! Y por ahí me olvido que estoy trabajando, pero a la vez me hace disfrutar mi trabajo. Hay un plus.

“EN ALGÚN MOMENTO VENDRÁN LOS HIJOS, ESTAMOS PROBANDO.”

— Te gustan mucho los chicos y no tuviste hijos.

— En algún momento vendrán. Estamos probando y en algún momento tienen que llegar.

— Nunca te casaste.

— No, nunca me casé. Pero siempre digo que los tiempos de Dios son perfectos. Pero uno trabaja también para eso ¿no?

— Convivir, sí.

— Sí, estamos conviviendo.

— Casarse, no.

— No lo tenemos como prioridad ahora. Se charla, en un momento se da también. Dios no te dice: che, mirá que te voy a mandar una novia para que tengas… No, también está ahí ¿no?

María Laura Santillán Con Luciano Pereyra

— No sabía que eras tan religioso. Estás muy atento a las señales.

— Llegan. Aprendí, en esta vorágine de… celular, vamos para acá, para allá… Frená, mirá para arriba que hay un cielo, hay un sol. Por ahí está nublado, por ahí una nube dibujó algo, no sé. Mirá si sale una canción.

“PARA MÍ Y PARA MI NOVIA LA PALABRA ES UN HERMOSO CONTRATO QUE TENEMOS”

— ¿Es necesario casarse para tener hijos, para vos?

— No, y el compromiso va más allá creo yo de una alianza, de un papel. Para mí y para mi novia también la palabra es un hermoso contrato que tenemos.

— ¿Es la persona?

— Sí, lo es.

— Estás muy enganchado ¿no?

— Lo estamos. Los dos, sí.

— Pero yo estoy con vos ahora.

— Sí, pero te transmito lo que a ella también le pasa (risas). Porque esto es de a dos, por eso se llama pareja.

María Laura Santillán Con Luciano Pereyra

— Están muy enganchados, como nunca me parece.

— Sí, la pasamos muy bien. Disfrutamos mucho de lo que nos toca vivir juntos y está buenísimo.

— ¿Es mejor no compartir la misma profesión? Ella es profesora de inglés.

— Sí, cada uno con sus trabajos, eso es un lindo equilibrio.

— ¿Vas a misa?

— Sí claro.

— ¿Sí, todos los domingos?

— No, no, todos los domingos no. Cuando podemos vamos juntos.

— ¿En Luján?

— No. Donde se pueda. Uno puede hacer su propia misa un ratito. Un día de semana frenaste, uy, gracias, entrás un ratito a la casa.

— En el schedule cargadísimo que tenés dentro de poco te vas a recorrer el mundo. ¿Cómo cuidás la salud después de todo lo que atravesaste? ¿En qué momento?

— Es que hay momentos para todo. No se trabaja cuando es momento de chequeos, de controles. O algo no se hace porque tengo mis horitas de tenis, mi horita de entrenamiento. Y acá vamos a acomodar las horitas de trabajo.

— (Risas) Es un señor muy mayor Luciano Pereyra.

— Póngale (risas). Igual soy un despelote, uno propone y Dios dispone ¿no? Siempre pobre Dios en el medio teniendo tantos problemas para arreglar. Pero trato de ser organizado, después vas acomodando los melones en la carreta según el camino.

"No se puede tener todo
"No se puede tener todo controlado, eso es un estrés. Eso sí lo aprendí", expresó Luciano Pereyra

— Parecés muy adulto desde chico. ¿Naciste adulto? Vos dirás.

— (Risas). No, no, también soy niño, me gusta jugar y mucho. Juego mucho.

“NO SE PUEDE TENER TODO CONTROLADO. ES UN ESTRÉS. ESO SÍ LO APRENDÍ.”

— Me refiero a las responsabilidades, a tanta organización, a tener todo controlado.

— Sí, pero no se puede tener todo controlado, eso es un estrés. Eso sí lo aprendí.

— Impresiona que estás exactamente igual físicamente. Con esta carrera monumental y el paso de los años.

— También acá hay canitas y todo.

— ¿La barbita es parte del look?

— No. Me afeito un poco, nada más. Con la maquinita. Cuando veo que ya empieza a picar un poco.

— Sos un cantante internacional, el look alguien lo piensa.

— Sí, pero también voy al baño a hacer mis necesidades (risas). Después de ir al baño me afeito un poco y ya. Pero bueno, sí, para el cantante internacional eso es trabajo.

— ¿No sos acaso un cantante internacional?

— Soy un cantante. Después, poder tener la posibilidad de cantar en otros países y llevar la bandera de mi país a otros lugares está buenísimo. ¿Eso te hace internacional? Bueno, lindo rótulo.

— Se viene una canción con Luis Fonsi que va a sonar en toda América.

— Si Dios quiere. Se llama “Siesta de verano”. La conexión con mi Luján siempre está en estas canciones porque de todos los olores, el olor a la siesta de verano es uno de los más ricos para mí, como el de la lluvia, como el del pasto recién cortado, como el del café de la mañana. La siesta de verano es Luján, olor a tierra, a las calles de tierra, el ruidito del ventilador. Las siestas de verano para mí son las mejores.

"Tener la posibilidad de cantar
"Tener la posibilidad de cantar en otros países y llevar la bandera de mi país a otros lugares está buenísimo", dijo Luciano Pereyra

— ¿Qué dijo Luis Fonsi cuando la escuchó?

— Le gustó mucho, por eso aceptó hacer esta canción y esta colaboración. Nos conocemos hace muchos años. Cantamos en un Luna Park cuando él me invitó pero nunca pudimos grabar y se dio ahora. Luis Fonsi es un gran cantante internacional, un gran intérprete, un gran tipo, un gran baladista, y un honor para mí.

— ¿Hablaste con él de Luján?

— Sí. Hablamos mucho de eso, él es boricua, sus siestas de verano con olorcito a mar, playa, salitre. Cada uno tiene sus siestitas de verano y hablamos de cómo las disfrutaba.

“FUE UN REGALO DE LA VIDA HABER TENIDO A UN ABUELO COMO HORACIO GUARANÍ. LO EXTRAÑO”

— ¿Qué diría ahora Horacio Guarany si escuchara “Siesta de verano”? Horacio Guarany era todo para vos.

— Aún hoy lo es. Y en su ausencia me sigue enseñando. Porque me han quedado muchos momentos compartidos muy lindos. Haber tenido a un ícono de nuestra música que no solamente me apadrinó sino que también fue como un abuelo. Yo era muy chico cuando mis abuelos fallecieron. Y de repente tener el regalo de la vida de un abuelo como Horacio Guarany, y además compartiendo el mismo trabajo. Él entendía todo lo que me pasaba. Para mí era maravilloso terminar una gira, agarrar la bicicleta, irme a la casa de él en bici y contarle lo que me había pasado que él ya había vivido cuarenta veces más.

— Te quedaron entonces enseñanzas, frases. ¿Aparecen?

— Sí, todo el tiempo. De repente estamos en un encuentro o hablamos de él, ponemos música y de repente aparece un tema de él en la playlist en ese mismo momento.

— ¿Te emociona?

— Sí, mucho. Mucho porque es una persona que extraño. Me gustaría contarle qué me está pasando hoy.

— Tuvo mucha presencia en tu vida.

— Muchísima. Porque yo lo escuchaba de chico. Mi papá le pintó la casa. Y después nos hicimos amigos. Él primero se hizo amigo de mi papá. Que me haya presentado después en ese momento EMI Music. Forjamos una linda relación de amistad con el tiempo. Un sabio como pocos. Un hombre de mucho mundo, de mucha música de la vida. Él y su familia, su mujer, su hijo con quien todavía tenemos una linda relación.

“ENTENDÍ QUE NO HACE FALTA HABLAR A VECES. HAY MUCHO PARA ESCUCHAR EN LOS SILENCIOS.”

— ¿Cuando lo pensás sentís alegría o melancolía? ¿Te entristece?

— Un poco de extrañitis. Se extraña. Pero lo recuerdo con una gran sonrisa como siempre él pidió que lo recuerde. Yo le tocaba el timbre de la casa y me estaba esperando con el matecito y charlábamos. O armábamos una picadita y charlábamos. Había literatura, poesía, filosofía, y silencios. Había momentos en que no hablábamos y compartíamos un mate, ahí entendí que no hace falta hablar a veces. Si no hablás, escuchás un grillito, los pájaros, el viento. Hay mucho para escuchar en los silencios también.

"Arrancamos con los conciertos el
"Arrancamos con los conciertos el 13 y 14 de octubre en el Movistar Arena", dijo Luciano Pereyra (Fotos Gustavo Gavotti)

— ¿Qué días te presentás en Buenos Aires?

— Arrancamos con los conciertos el 13 y 14 de octubre en el Movistar Arena. 10 y 11 de noviembre. Después vamos a Uruguay, Santiago de Chile. Vamos a estar en Paraguay y en Perú. Hacemos Rosario, Mendoza. Y terminamos esta parte de la gira el 15 de diciembre en el estadio Kempes de Córdoba.

— Voy.

— A cuál.

— Al que vos digas.

— Al que vos quieras. Estás más que invitada. Es una alegría re linda, re linda volver a verte.

— Y decime dónde compro el perfume.

— Yo te lo regalo.

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