Es la hermana mayor. Tan sonriente y simpática como todos los Xipolitakis. A pesar de atravesar semanas de miedo, de incertidumbre y de tristeza, a pesar de sentir mucha vergüenza, Stefy sonríe. Hizo un clic durante la pandemia que la llevó a dejar su lugar de comodidad y a perseguir su sueño de ser cantante. Hoy la música es su norte y su sanación.
— Sí. Venimos de mamá y papá sonrientes y felices.
— Fuiste vedette, modelo, actriz, pero sos cantante.
— Sí, soy cantante. Estoy tratando de entrar en las ligas profesionales para dejar de ser amateur, estoy empezando. En la pandemia mi cabeza hizo un giro muy grande, porque cuando era muy chica sabía que la música era para mí porque nací con canciones. La familia de mi mamá son todos músicos. Yo agarraba a mis primos en la casa de mi abuela, todos griegos, un montón de gente, familia numerosa, y los hacía cantar y bailar Chiquititas, los organizaba a todos. Me ponía en el centro y cantaba, bailaba y coordinaba todo.
““QUEDÉ EN EL CASTING DE ‘CHIQUITITAS’ PERO MIS PAPÁS NO ME AUTORIZARON, ERA EL SUEÑO DE MI VIDA”
— Pero no te dedicaste todos estos años a la música.
— No, porque no me dejaban. Cuando empecé a escaparme de chica para hacer mi sueño real, iba a los castings de actuación y baile. Quedé en Chiquititas pero no me firmaron los contratos, no tenía autorización de mis papás porque pensaron que se me iba a pasar. Y era el sueño de mi vida. Yo hacía paralelamente el colegio español y el colegio griego y en el griego sí hacía comedia musical. Cantaba y bailaba desde chica.
— ¿Tus papás no te dejaban hacerlo frente al público?
— Claro, desarrollarlo profesionalmente, por temores. Los temores, papás que te quieren cuidar y proteger y te tienen en una cajita de cristal como me tuvieron toda la vida a mí y a mis hermanos. Estoy agradecida por eso, quería tener la protección pero hacer mi sueño real, por eso me escapaba. Entré en la tevé jugando, hice temporada de teatro 10 años. Yo hacía siempre las partes de comedia musical en las temporadas, las de vedette las hacía mi hermana. Desde el lugarcito que tenía trataba de aprovechar al máximo lo que me gustaba.
— ¿Qué te pasó en la pandemia?
— Sentí que la muerte nos podía llegar a todos, a cualquiera, y dije ‘no hice mi sueño real todavía’. ¿Qué estoy esperando? Un trabajo te va llevando al otro, al otro, al otro, y vas facturando con eso. Había que empezar de cero en un mundo nuevo. Si no lo hago ahora no lo hago nunca más, dije, es el momento justo. Me puedo morir sin hacerlo real.
— ¿El miedo a morir por Covid?
— Sí, tuve familiares que se murieron, y personas allegadas que se murieron. Mis papás eran de riesgo. Hice clic en mi cabeza. Y perdí muchas cosas, pero gané muchas otras cosas más. Ahora estoy de cero bancando todos mis proyectos con los ahorros que pude llegar a obtener durante todo este camino y con mucho esfuerzo y mucha dedicación. En la pandemia dije: yo quiero hacer todos los días esto, hacer música, estar en estudios, hacer mis propios videoclips, seleccionar mi equipo. Es donde me siento feliz, donde me siento cómoda.
Stefy estudió en la Universidad de Palermo, Relaciones Públicas y Organización de Eventos. Se recibió, pero de eso nunca trabajó.
— Yo a los 15 años jugaba con las Barbies. A los 17 años mi viejo dijo: ‘a la Universidad, qué vas a estudiar, no podés seguir haciendo esto, hacé en paralelo todo lo que sea artístico’. Entonces dije, en la colectividad griega siempre ayudo a organizar eventos, para recaudar plata y que la cole siga viva, me salía muy fácil. No me costaba y seguía con lo mío que era estudiar, estudiar y estudiar canto desde chiquita.
— Para cumplir con tu papá.
— Nunca trabajé de eso. No es difícil para mí hablar y relacionarme. Mis viejos me obligaron a estudiar, así como también inglés. Cuando es pibe no quiere saber nada, pero me sirvió mucho para lo que hago ahora, organizar grupos, hacer un videoclip o hacer música es hacer un evento. Sueño cómo se va a realizar paso por paso y lo realizo. Me ocupo de mis cosas.
— Son muy diferentes tu hermana y vos. ¿Cómo es la relación? ¿Cómo se llevan?
— Es muy linda la familia que me tocó. Si volviera otra vez a este mundo sería la familia que siempre quiero tener, mi mamá y mi papá son mis pilares, mi orgullo. Estoy muy orgullosa de ellos y de todo lo que me dan, si soy así es por lo que me inculcaron. Mis hermanos siempre están. Estamos todos para todos.
“ME CUESTA HABLAR DE ESTO POR VERGÜENZA, POR MIEDO”
— Se cumple un mes de la muerte de Silvina Luna por estas horas. Conocemos cada vez más damnificados de Aníbal Lotocki. Sos una de las personas que lo llevó a la Justicia. Todos viven con miedo ahora.
— Es un tema que me liquidó ese, me liquidó la cabeza. Es como que ves a dónde vas. Eso fue lo que me sacó la alegría y lo que me alejó un poco de lo que soy yo, de mi felicidad. Lo estoy tratando de compensar con presentaciones que me están saliendo, con eventos relacionados con relación a la música. Todo lo que tenga que ver con la música y mi familia me sube. Pero eso me dio una trompada en la cabeza. Porque fue algo que no elegí. Dios me puso en un lugar, uno no sabe por qué le toca esto, pero lo tengo que pasar y me tengo que de alguna u otra forma amigar con todo lo que me está pasando. Me cuesta hablar de esto por vergüenza, por miedo, porque tenés que estar muy fuerte y porque a la vez hay un montón de personas que dependen de lo que uno puede decir, hay que poder ayudarlos. Si vos me decís: ¿querés estar hoy acá hablando de este tema? Ya me quiero levantar y me quiero ir.
“YO FUI POR OTRA COSA Y DE REPENTE ME ENCONTRÉ CON UNA BOMBA EN MI CUERPO”
— Muchos no se animan a hablar de lo que están atravesando después de pasar por el quirófano de Lotocki. Sabemos que después de la muerte de Silvina, algunos se empezaron a conectar con ustedes y de a poco a contar que les está pasando.
— Sí. Es que a mí me da mucha vergüenza hablar de esto. Toda la Argentina y los países limítrofes saben mi condición y mi situación. Yo nunca elegí que esto se sepa. Tuve que aprender a expresarlo para ayudar al otro. Lo poco que te estoy contando ahora me llevó mucho psicólogo, psiquiatra y abogados. Porque yo empecé calladita mi alma, sola, descubriendo qué era lo que pasaba con mi cuerpo. Yo fui por otra cosa y de repente me encontré con una bomba en mi cuerpo, ahí empezó todo.
“ESTUVE BAJO TIERRA ESTOS ÚLTIMOS DÍAS, ESTAS ÚLTIMAS SEMANAS”
— Vergüenza no te puede dar, vos no hiciste nada malo.
— Yo soy muy reservada. Reservo mucho mis cositas. Y hay cosas que uno no elige que se sepan, pero por ahí tiene la obligación moral. Todas las cosas que estoy haciendo son porque puedo apoyarme y respaldarme en Fernando Burlando, en Cantón que es mi otro abogado. Tratamos de darle lo mejor a las personas que se están enterando de todo esto. Armamos grupos para facilitarles doctores. Y Fernando Burlando se ofreció ad honorem seguir los casos en la Justicia de todos los que no denunciaron y ahora quieren denunciar, de los que les pasó lo mismo que nos pasó a nosotras, que no elegimos esto. Nadie nos dijo en un consultorio: ‘te voy a poner tal cosa’. Mi dentista entró a sacarse las bolsitas de los ojos con esta misma persona y terminó sin panza y con cola. O sea, no elegimos, alguien eligió por mí. Alguien me sacó el derecho de tener salud. Salud física y salud mental. La mental te la aniquila. Yo estuve bajo tierra en estos últimos días, estas últimas semanas.
— ¿Después de la muerte de Silvina?
— Y, yo tenía mucha ilusión de que iba a estar todo bien y que podíamos. No se pudo.
“ÉRAMOS CUATRO, AHORA SOMOS TRES. NO TE PODÉS ESCAPAR DE ESTO”
— Años atrás te presentaste a denunciar a Lotocki en la justicia junto a Silvina, Pamela Sosa y Gabriela Trenchi.
— Éramos cuatro. Ahora somos tres. Entonces no te podés escapar de esto. Trato con un círculo muy íntimo y muy privado de apoyarme, para que mi cabeza no decaiga. Porque la cabeza te puede sanar o te puede hundir más todavía. Trato de amigarme con los dolores que tengo y con lo que me está pasando actualmente con todo esto para hacerlos parte mía y poder seguir. Apoyarme en lo que me hace feliz, que es la música. Es muy importante, por eso te lo repito, para mí la música me sana. Es un lugar en donde yo puedo ser yo. No me deja caer. Y me deja volar y ser libre. Y mi familia y mis amigos. Entonces la única nota que estoy dando es con vos, no estoy hablando con nadie.
— Entiendo que hablás de dolor psíquico y de dolor físico.
— Es un combo. Y hay cosas que prefiero guardarlas para mí. Yo me estoy exponiendo casi obligatoriamente por algo moral, para poder ayudar al otro. Si quiere denunciar, tiene un medio a través de Fernando Burlando. Y tiene doctores a disposición. Si cuando empecé con todo esto alguien me hubiera podido dar esta mano, estaría mucho más tranquila. Cuando me pasó, sola fui a buscar una biopsia, para que alguien me dijera qué es lo que tengo. Si era mi grasita sola.
— ¿Tenías síntomas?
— Yo no paraba de tener dolores. Empezaron tres meses después de hacerme una transferencia de grasita porque estaba muy flaca. Todas las temporadas de verano en que había trabajado eran aniquilantes, a la mañana me hacía cargo de un móvil en Mar del Plata, tenía que estar divina y con las últimas noticias. Después al mediodía había eventos, fotos. A la tarde dos funciones de teatro y a la noche dos funciones más. El cuerpo cuatro meses así no te acompaña tanto, sin dormir, sin comer. Y tenía que seguir la temporada en Buenos Aires. Estaba hecha un palito y me decían: estás re raquítica, ¿te volviste anoréxica? ¿Qué pasó? Entonces caí en este lugar pensando que era serio porque muchas compañeras mías se atendían ahí, inclusive mi hermana. Ese también es mi gran dolor. Pero hay que ser fuerte para llevar todo adelante.
“CADA SEIS MESES ME TENGO QUE HACER CONTROLES PARA SABER SI NO SE DESARROLLÓ NADA GRAVE QUE NO TENGA RETORNO”
— ¿Cada cuantos meses tenés que hacerte controles?
— Cada seis meses me tengo que hacer controles para saber si está todo bien, si no se desarrolló nada grave que no tenga retorno. Obviamente hay cosas que están pasando en mi cuerpo que voy a tener para siempre. Hay que amigarse con la situación y llevarla adelante y que la cabeza no deje…
“QUÉ VERGÜENZA. ¿CÓMO MIRO A LA GENTE A LA CARA? YO QUERIA QUE ME RECONOCIERAN POR LA MÚSICA”
— No podés sentir vergüenza.
— Sí, siento vergüenza. El otro día saqué a pasear media cuadra a mi perrita y las señoras venían y me abrazaban llorando, como velándome, ya saben todos lo que me pasa. Qué vergüenza. ¿Cómo miro a la gente a la cara? Yo quería que me reconocieran por la música, por mi arte, lo que hago y lo que hice siempre toda mi vida, que fue romperme para dar lo mejor de mí. Y de repente la vida me puso también… soy todo, soy esto y soy eso. Pero me da vergüenza que la gente sepa que pasé por un lugar sólo porque me veía flaquita y me iban a poner mi grasita. ¿Por qué le tengo que decir al vecino o a toda la Argentina qué me quise poner? Encima qué grasa. El tipo me dijo: ‘tenés grasa, te puedo sacar grasa por acá y te la paso para acá, para la cola”. Llamé a mi mejor amigo que es médico: ‘me quiere poner mi grasa que no sé dónde encontró con plasma rico en plaqueta que es mi propia sangre filtrada. Me dijo que si me pone solamente plasma rico en plaquetas me va a durar tres meses, pero que si lo junta con mi grasa me dura nueve meses, ¿esto está bien? Sí, es re sano, es de tu cuerpo. Quedate tranquila, te aconsejo que si te vas a hacer algo, que dure nueve meses. Si te sacas un poquito.’ Qué hijo de puta.
“IMAGINATE SI VAS A CONSULTAR A UN MÉDICO Y DE REPENTE SABÉS QUE TE PUSO VENENO EN TU CUERPO”
— Stefy, la gente te abraza porque le provoca cariño tu situación.
— Me da vergüenza. Me da mucha vergüenza.
— No hay nada de qué avergonzarse. Le podría haber pasado a cualquiera. Es un estafador.
— Me sacó la salud. Te estafa la salud. Pero te da vergüenza, cómo que no. Imaginate si vas a consultar a una persona, a un médico y de repente sabés te puso veneno en tu cuerpo.
“HAY QUE METER A UN TIPO EN CANA PORQUE ARRUINA VIDAS. ES SERIAL LO QUE HACE. ODIA A LA SOCIEDAD”
— Me preocupan más las personas que no se animan a consultar a un médico. Que estuvieron en manos de Lotocki y no se lo cuentan a nadie.
— Yo hace años que vengo con todo esto callada. Hay mucha gente. Hay mucha con miedo también, porque el miedo paraliza. A mí me tuvo paralizada una semana. Cuando me vi comprometida a nivel psíquico, cuando empecé a dudar de ir a un show porque todo lo que me estaba pasando me estaba absorbiendo mi linda energía, dije: no, pará, pará, pará, tengo que aflojar un poco esto. Vamos a conectar con mis lindos momentos. Lo que me está pasando con la música. Con mis amigos. Con mi familia. Con mi perra. Y salí para adelante, dije ‘vamos carajo’. Vamos. Es un pasito más, hay que pasarlo. Hay que meter a un tipo en cana porque arruina vidas. Es serial lo que hace. Es en serie lo que hizo. Odia a la sociedad. Es una persona que se encargó de enfermar a todo el mundo. No le encuentro otra explicación.
— El próximo paso sería conseguir la condena firme.
— En la Cámara de Casación.
— No le encontrás explicación a lo que le hizo a tanta gente.
— Empecé a ver un montón de casos, me escribían, armamos un grupo. Gente que tiene una enfermedad que está muy desarrollada. Vos decís, Dios mío, por qué? ¿Con qué derecho? Si no lo pidieron, ¿por qué? Por qué. Nosotros tenemos un plástico dentro del cuerpo. Es un polímero. Un polímero industrial.
“ME TUVE QUE EMPEZAR A QUERER CON LAS CONSECUENCIAS DE TODO ESTO”
— ¿Aprendiste que te guste tu cuerpo? ¿A quererlo mucho?
— No es que no me gustaba, yo siempre quiero cosas originales, diferentes, pero no es que digo: ay que feo. Siempre estuve conforme conmigo, con lo que me tocó. Por ahí me tiro rayas en el pelo porque quiero ser más original, lo que está en tendencia a mí me gusta un montón. Fui porque me sentía flaquita. Me veía flaquita y me lo decían. Estaba trabajando en una temporada de revista haciendo comedia musical y todas son zarpadas, diosas, divinas, unos cuerpos, unas bombas. Yo nunca voy al gimnasio. Tengo que empezar a fortalecer mi abdomen para cantar bien, no por mi cuerpo. Me quiero así como soy. Sí me tuve que empezar a querer con las consecuencias de todo esto. Cuando me hicieron las dos biopsias, por ejemplo, en la primera se rompió la aguja de lo duro que era para sacar. En la segunda salió. Cuando supe qué era lo que tenía no me quería bañar tocándome la parte de atrás.
— ¿Sirve operarse y sacarlo del cuerpo?
— Depende de los casos. Si está cerca del hueso te quedás sin poder caminar, hasta te podés quedar cuadripléjica en una silla de ruedas. Depende si el producto te llegó a los tendones, al hueso, si ya estás muy comprometido. Es bueno hacerlo si el doctor piensa que puede sacar aunque sea la mayor parte del producto. Hay gente que lo tiene superficialmente y lo puede hacer. En Colombia, investigamos, hay un doctor que saca todo este producto. Pero depende dónde esté puesto.
“SABÉS POR MIEDO TODOS LOS ESTUDIOS QUE NO ME QUERÍA HACER?”
— ¿Qué suponés que les pasa a los que saben que tienen este material y aún no se presentaron a la Justicia?
— Es miedo. Claro que es miedo. ¿Sabés por miedo todos los estudios que no me quería hacer? Cada seis meses no me estaba haciendo los estudios.
— ¿Los postergabas?
— Por miedo. Tenía miedo que me den mal los resultados, claro. Entiendo a todos. Cada uno tiene sus tiempos y no se puede obligar a nadie a hacer nada. Solamente nosotras nos pusimos esto al hombro y tratamos de llevarlo adelante y lo único que queremos todos es justicia. Porque ya no son cuatro personas, hay millones de personas. Es literal. De Norte a Sur, de Este a Oeste. En Argentina hay un montón, y en países limítrofes hay un montón. Nos escriben todos. Hizo un daño muy grande. Muy grande.
— La resiliencia es la capacidad que tiene uno de sobreponerse a estos momentos duros que la vida te trae. Algunos fortuitos como este, cruzarte con un estafador, un delincuente.
— Estoy pasando por toda esa etapa. Es difícil el hecho de que todo el mundo sabe el proceso, es mucho más fácil hacerlo en privado y con tu gente. Que todo el mundo sepa todo esto es un montón para mí, yo trato de que se sepan cosas muy puntuales de mi vida. No me gusta exponer toda mi intimidad. Entonces para mí esto fue muy fuerte. Muy fuerte. Pero estoy en ese proceso y me estoy ayudando mucho con la música, mis amigos, mi familia y mi perra. Esos son mis pilares.
— ¿A dónde te gustaría llegar con la música?
— A toda la Argentina y al mundo. Cuando era chiquitita cerraba los ojos y soñaba con un estadio lleno de gente cantando mis canciones. Eso me da mucha alegría. Hoy me están pasando esas dos cosas encontradas, alegría inmensa y total porque me están llamando de lugares que tenía como metas. El AGS, que se hace el 13, 14, 15 y 16 de este mes en un predio en Costa Salguero, el Argentina Game Show. Van los gamers, streamers, cantantes. Ahí me siento muy cómoda. No importa la edad que tenga, yo me siento mucho más identificada con la nueva generación que con los míos de antes, porque antes no te ayudaban. Yo siempre ayudé, yo siempre estuve para el otro, a quien quiere una mano yo se la doy. Los pibes ahora son así. Es otra ola, no tienen nada que ver con los antes. Antes no sentía que pertenecía a un lugar. Siento que pertenezco a un lugar y que te hacen el lugar también. Tenía muchas ganas de estar en este evento y cuando recibí el llamado me puse a llorar de la alegría. Era lo que necesitaba, llorar de alegría. En estos días tengo los dos contrapuntos, en el mismo momento. Un momento muy alegre y al mismo tiempo un momento muy triste. Tengo esas dos cosas juntas hoy.
— Además te diste cuenta que estás en la frecuencia de los más jóvenes, de los más chiquitos.
— Yo me siento re joven, claro María Laura (risas). ¿Cuánto es chiquito?
— ¿Veinti?
— Ah muy bien, veinti está bien. 20, 19, 18. Sí, 23, 25.
— Vamos a buscar un novio más chico.
— (risas). Hay uno que está bueno (risas). Hay dos ahí que están buenos. No me sigas hablando porque te tiro tres. No, mentira. Me gustan porque son divertidos. Pero no me los comí eh. No encaré (risas). No, no. Los vi y dije: ah, mirá que interesante.
— Es un lugar de comodidad.
— Yo me siento feliz. Sentí que encontré donde pertenecía. Antes no sentía que pertenecía a un lugar porque era re distinta, parezco salida de un cuento de hadas. Faltaba que la cabeza hiciera el clic: voy a dejar de ahorrar y voy a poner todos mis ahorros, voy a invertir mucho y no voy a recibir nada. Todas las empresas que abren, las chiquititas, las grandes, las medianas, todos siempre tienen una inversión al principio y después…
— ¿Correr un riesgo?
— Y sí. Y eso me mantiene muy feliz. Muy contenta. Muy enfocada. Acá es donde siempre quise estar.
“MI FUTURO HOY ES DIA A DIA. YO NO SÉ QUÉ PUEDE PASAR HOY A LA NOCHE. SE TE PUEDE DISPARAR ALGO EN UN RATO”
— ¿Podés hoy planificar el futuro?
— Mi futuro hoy es día a día. Mi futuro, con todo lo que está pasando, es hoy. Yo no sé qué puede pasar hoy a la noche. Esto puede ser muy corto o lo podés llevar largo. Se te puede disparar algo en un rato o lo podés mantener hasta donde Dios quiera.
— Vivimos el hoy entonces, el tiempo presente. ¿No planificamos?
— Sí. Tengo toda mi vida planificada pero necesito vivir el hoy. No tengo una agenda. Tengo proyectos a corto plazo, a mediano y largo. Y más o menos tengo casi todo en mi cabeza. El largo son los estadios a nivel mundial con una pareja estable al lado. Yo siempre quiero tener a alguien estable al lado. Soy así. Mis papás son así. Mis papás desde que eran novios están juntos. Siempre son novios, eternos novios. Y yo soy de esas.
— ¿Una pareja para toda la vida?
— Oh, qué locura. Sí, eso me haría muy feliz. Y voy por eso. Yo la lucho todos los días eh. No es que lo sueño y me quedo en mi sueño. No, me rompo toda. Pero se están viendo los resultados. Ya tuve mi primer festival musical. Me encantaría hacer un Lollapalooza, estamos en eso. Solo tengo como objetivo rodearme de hermosa gente. Obviamente en paralelo tener en la cabeza todo lo de la salud, pero que sea una ocupación, no una preocupación. Tenemos que estar muy enfocados en otra cosa para estar vivos y poder ayudar a otro que la está pasando peor. ¿Entonces dónde me apoyo? En todas las cosas que me dan alegría.
— Espero que la próxima vez que nos veamos me cuentes que ya no sentís vergüenza y hablemos de todos los lugares donde estuviste cantando.
— Gracias por todo. ¿Te puedo dar un abrazo?