Guillermo Francos cumple a pie juntillas el refrán del hábito que hace al monje. Aunque todavía está lejos su eventual investidura como ministro del Interior, este abogado con más de 40 años de actividad pública y privada, hace equilibrio entre la verba explosiva de su futuro jefe, Javier Milei, y la tarea de dialogar con la política, “la casta”, según la nomenclatura libertaria. Fue nominado para ocupar la cartera política si el candidato de La Libertad Avanza triunfa en las elecciones, pero sabe que navega en un tiempo políticamente tormentoso. Y todo está por verse.
A horas del primer debate presidencial y a tres semanas de los comicios generales, Guillermo Francos visitó los estudios de Infobae, donde habló del origen de su relación con Milei, su pasado político al lado de Domingo Cavallo y Daniel Scioli -a quienes reconoció como amigos- y reveló un pasado común con una personalidad de alto perfil con quien el líder de La Libertad Avanza tuvo un durísimo encontronazo: el papa Francisco, cuando era en 1966 un joven cura jesuita llamado Jorge Bergoglio y él un alumno de cuarto año del Colegio del Salvador.
Recién llegado de Washington, donde hasta el 15 de setiembre fue el representante por Argentina en la conducción del Banco Interamericano de Desarrollo, Francos expone su mirada sobre el futuro, que sirve al mismo tiempo de coordenadas para su actuación como asesor político de Milei: “Muchos ven que después de la elección la coalición entre el PRO y el radicalismo va a romperse. Y con respecto a la coalición de gobierno, está de más decirlo. Lo de Alberto Fernández, Cristina Kirchner, Sergio Massa, Axel Kicillof y La Cámpora, si pierden la elección, eso también va a volar por los aires”.
A ese marco conjetural, el ex presidente del Banco Provincia también le agrega la hipótesis de una derrota. Pero así y todo destaca: “Si no gana, igual el poder parlamentario que va a tener Milei va a ser muy importante porque ninguno de los otros sectores va a tener mayoría para poder sancionar leyes. Milei va a ser el vértice de la balanza, el fiel de la balanza, y los que quieran acordar un futuro para la Argentina van a tener que sentarse en la mesa de La Libertad Avanza”.
En la charla de más de una hora, Francos habló del “plan motosierra”, de la dolarización, de las charlas con sindicalistas como Luis Barrionuevo y cuál se imagina que va a ser la dinámica de negociación para aprobar las profundas reformas que plantea el líder libertario. “Estamos en una etapa nueva de la política, no solo en la Argentina, sino en el mundo. La política se maneja hoy de una manera distinta, es nueva y todos tenemos que acostumbrarnos a que estamos expuestos de una manera diferente a la que estábamos antes. Todavía hay políticos que no entienden que esto cambió y creen que la política se maneja como se manejaba”, afirmó.
La entrevista a Guillermo Francos
–Le pido que nos cuente cómo y cuándo empezó a hablar con Javier Milei para integrar sus equipos políticos.
-A Javier Milei lo conozco hace muchos años, trabajamos juntos. Vi su capacidad, su inteligencia para hacer análisis económicos y estudios. En algún momento lo invité a participar en una fundación que se llamó “Acordar” con la idea de hacer propuestas y planes para un eventual gobierno de Scioli. El objetivo era acercarle gente e ideas desde fuera del peronismo, porque yo no soy peronista ni kirchnerista tampoco.
Era amigo de Scioli y entonces armamos una fundación y Milei era el líder del equipo de economistas. Obviamente no funcionó la propuesta de Scioli y seguimos trabajando juntos. Le dije a Javier en ese momento “seguí expresando tus ideas públicamente, hablá en los medios, en la radio, expresá las ideas de la libertad”, de esas ideas que él estaba muy convencido. En el camino él se fue expresando y fue creciendo en la opinión pública y la gente lo reconocía. Hace tres años, trabajando en el BID, en alguno de mis viajes a Buenos Aires, él me dijo “Guillermo, yo voy a ser presidente y quiero que usted integre mi equipo”.
–¿Cuándo fue eso?
-Tres o cuatro años, antes de ser diputado nacional. Y yo le dije “bueno, Javier, por supuesto que en tu camino te voy a ayudar y apoyarte de la manera que pueda”. Se fue acercando y fue electo diputado y cada vez iba creciendo más su posición política, hasta que me lo volvió a decir hace varios meses y empezamos a conversar más seriamente. Y le dije “mirá, dónde puedo ayudarte más es en la relación con la política, con los gobiernos provinciales, con el Congreso”.
Más allá de las diferencias que uno puede tener con varios, podemos comenzar una etapa de conversaciones para construir un camino desde un gobierno que vos podés tener si ganás con una minoría parlamentaria, buscando los consensos que hacen falta para las propuestas que vos vas a hacer.
Nos pusimos de acuerdo en eso y él, cuando le pareció oportuno, me preguntó si lo podía hacer público y dije tengo que avisarle a quien era mi superior en el BID por la Argentina, que era el ministro de Economía. Hablé con el ministro de Economía, con Sergio Massa, le dije “voy a dejar el banco, porque me voy a trabajar con Javier Milei”. Él lo entendió perfectamente, ya sabía que yo tenía relación con Milei y lo entendió perfectamente y fijamos una fecha, que fue el 15 de de septiembre, cuando yo dejaba mi posición en el BID, para venir a colaborar con Javier Milei en su campaña y eventualmente, si gana, en su gobierno.
–Dijo recién “no soy peronista y tampoco kirchnerista”. ¿Es Guatemala y Guatepeor?
-Se da la circunstancia que yo soy muy amigo de Daniel Scioli, amigo personal, porque hemos compartido tiempo en la Cámara de Diputados juntos. Hicimos campaña simultáneamente por distintos partidos y la verdad que me hice muy amigo de él y él me invitó cuando fue candidato a gobernador de la provincia, me ofreció ser presidente del Banco Provincia, porque decía que yo reunía las dos características la de ser político y la de estar trabajando en la actividad privada.
Le dije que sí porque me interesaba el desafío de un banco tan histórico como el Banco Provincia y entré dentro de lo que era un gobierno peronista de Daniel Scioli. Entré yo como un independiente en la presidencia de una institución tan importante como el Banco Provincia. Me fue muy bien en la gestión, teníamos un muy buen equipo, hicimos una gestión muy buena. Ahí la relación era del peronismo tradicional, más como era Daniel Scioli, que había ingresado con el menemismo, con lo que aparecía como el kirchnerismo, cristinismo después, pero yo nunca tuve relación con el kirchnerismo. Sí, la conozco a Cristina Kirchner, la conocí siendo diputado, la conocí después como presidente, pero nunca la traté demasiado y no participo de sus ideas, ni de sus propuestas ni de sus conflictos en absoluto.
Siempre aclaro, porque por ahí alguno dice “estuvo en este gobierno, estuvo en otro”, como han dicho varios. Participé de la actividad pública, pero como político fui del Partido Federal y Acción por la República.
Cuando me fui de la actividad política concreta sí me ofrecieron trabajar en el sector público, lo hice en el Banco Provincia y lo hice en este caso particular, cuando Gustavo Beliz me ofreció ser el representante argentino en el BID. Pero lo hice como argentino, como una función de actividad, de servicio, de servicio público que me gusta y me gusta hacerlo.
—Hay toda una genealogía en esos vínculos que remontan a Cavallo.
Sí, Cavallo es mi amigo. Yo digo muchas veces: “conozco a dos o tres personas muy inteligentes, una es Cavallo y otra es Milei”. Pero para mí Cavallo es un amigo, es una persona que conocí después de que él fue ministro de Economía en la gestión de Menem. No estuve con él en la gestión económica, pero sí admiré de Cavallo, no solamente su inteligencia, sino su valentía para enfrentar la situación que tenía la Argentina en muchos aspectos.
Primero con la reforma del Estado, con las empresas públicas y, particularmente, en su cuestionamiento a lo que él llamaba las “mafias enquistadas en el poder”, que era fundamentalmente, la lucha que hizo con Alfredo Yabrán. Ese fue el motivo por el que yo me ofrecí a ayudarlo a Cavallo cuando él sale del gobierno de Menem a expresar sus posiciones políticas, a defenderse de toda la catarata de denuncias que le hacían. Y trabajé con él con mucho convencimiento y armamos un partido político con él, que fue Acción por la República, y fuimos los dos electos diputados nacionales por ese partido.
–¿En esa lista habían muchos peronistas también, no?
-Había, sí, sí había.
–¿Había un Alberto Fernández en alguna de esas listas?
-Sí, en una lista de candidatos a concejales o legisladores de la ciudad. Exactamente.
–Por eso le hablaba de una genealogía que nos remonta a los 90.
-En la política argentina hay muchos puntos en común, siempre. Hay muchas relaciones y muchos contactos. Yo normalmente siempre he tenido buenas relaciones con la política, en general con todos. Siempre he marcado diferencias con los que han tenido conductas antiéticas, deshonestas. Pero en general siempre he tenido la vocación por tener relaciones que permitan construir.
La relación con el papa Francisco
–Leí que usted fue alumno del Papa Francisco. Cuénteme.
-Cuando lo conocí, para mí era el padre Bergoglio. Lo encontré al empezar 4° año en el colegio. Yo estudiaba en el Colegio del Salvador, que tenía formación jesuita. Cuando llego a 4° año, me lo encuentro en la puerta de la Brigada, como se llamaba en ese momento. Era un curita, un tipo joven con sotana; me presento -porque era el único que había llegado- mientras él estaba solo, parado en la puerta, esperando a los alumnos que llegábamos de 4° año.
–Perdón la indiscreción, ¿año?
-Año 1966, yo tenía 16 años. Me acerqué y le dije “¿Padre, usted es el prefecto de la brigada de cuarto año? ‘Sí, sí. Yo soy Jorge Bergoglio’, y le respondí, ‘yo soy Guillermo Francos’, y lo saludé. Ahí empezamos una relación. Por supuesto lo tuve todo ese año. Yo era buen alumno…
–¿Qué materia le daba él a usted en el Colegio del Salvador?
-Él era el encargado del año, o sea el prefecto, y aparte era profesor de Literatura y Psicología. Era brillante, una personalidad muy inteligente, de una enorme sensibilidad. Un tipo que veía, que analizaba a cada uno de nosotros y sabía perfectamente y se daba cuenta cómo era cada uno. Para mí fue extraordinario Bergoglio. Y después de eso, como yo seguí en El Salvador y estudié Derecho en El Salvador. Y él tuvo distintas etapas en su carrera: se ordenó sacerdote y al poco tiempo lo designaron provincial de los jesuitas en la Argentina. Históricamente fue el provincial más joven que hubo. Ya se lo veía a él como una personalidad muy importante dentro de la Orden Jesuita, no solamente en Argentina, sino internacionalmente.
Después se dio la circunstancia, lo fui viendo porque yo estaba en la Universidad de El Salvador, él era provincial, había relación. Él fue uno de los que impulsó el cambio de la conducción de la Iglesia a la conducción laica de la universidad. Y después lo traté otra vez cuando él fue arzobispo de Buenos Aires y yo era presidente del Banco de la Provincia, que estábamos a la vuelta. Por ahí lo iba a visitar varias veces y teníamos algunas conversaciones. Para mí una persona extraordinaria, extraordinaria, y con una sensibilidad. Y además lo que predicaba lo ejercía en su vida, esto que se ha comentado tantas veces: contrariamente a lo de muchos cardenales, él cuando iba al Vaticano viajaba en “economy”, que usaba el mismo par de zapatos cuando fue nominado y elegido como como Papa Francisco, esos zapatos abotinados negros, que me acuerdo, antiguos.
Es una personalidad que vive como predica, enorme sensibilidad, pero que en la Argentina él tiene una posición política y a veces la ha ejercido. Esto lo traigo a cuento de la confrontación que hubo con Javier, en la que no me quiero detener mucho, porque creo que son esas cosas que a veces se dicen sin pensar. Él para mí hizo un juicio equivocado, el Papa Francisco -ya no quiero decir Bergoglio, porque insisto, siento admiración- pero me parece que se le fue la mano en un comentario que hizo con Gustavo Sylvestre en un reportaje.
–¿Cuando habló de “Adolfito”?
-Exactamente. A mí eso me pareció mal, porque eso es juzgar a una persona sin motivos. Y eso generó la reacción de Javier.
–Pero hay una declaración de Javier Milei hace bastantes años que lo trata de “El maligno”, de socialista, de comunista. ¿Lo agrede mucho?
-No, no, pero eso es una hilación de acontecimientos. Siempre cuando uno dice una cosa, viene una respuesta y viene la otra. En realidad, la primera discusión fue un cruce tal vez ideológico, porque Milei tiene una posición con respecto al sentido que se le da al tema justicia social, como quitarle a uno para darle a otro y cómo eso perjudica a la economía.
Pero eso es un debate filosófico, en todo caso, sobre de qué manera se consigue ascenso social de los sectores más postergados. Me parece que eso se malinterpretó y a partir de eso hubo una serie de cruces. Y obviamente Javier es una persona muy vehemente y no tiene problemas en contestarle o decirle a cada uno lo que él piensa.
Equilibrio político
–¿Por qué cree que vale la pena estar en este equipo político de Javier Milei? ¿Qué detecta?
-El análisis que hace Javier de la realidad económica argentina tiene que ver mucho con lo que realmente pasa. La Argentina es un país de un gran potencial y que los distintos gobiernos -y no me refiero solamente a los gobiernos de la democracia, sino de los gobiernos anteriores- lo que han hecho es ir encorsetando las posibilidades de desarrollo económico en Argentina.
Yo no tengo duda que solamente el crecimiento económico es el que genera posibilidades para los sectores más postergados de la sociedad. No hay otra cosa, no es con subsidios, planes sociales que se solucionan los problemas de la sociedad.
Lo que vino a explicar Javier es cómo la Argentina se convirtió de ser un país grande y con un enorme potencial hacia el futuro, a fines del siglo 19 o a principios del siglo 20, y de golpe ¡pum!, se paró todo porque vinieron toda la etapa de regulaciones, de impedir. No digo que no haya habido partidos políticos que pretendieron incorporar o hacer ascender sectores sociales, pero equivocadamente. El cuestionamiento de Milei es ese y creo que tiene mucha razón.
Quiero ayudar porque me parece que Milei tiene una gran inteligencia, ve con claridad hacia dónde tiene que ir la Argentina y hay que ir encauzando eso para poder generar un cambio. Sino estamos siempre en lo mismo. Y lo que creo con toda franqueza es que la política argentina ha fracasado. He sido parte de la política argentina activa y también siento que hemos fracasado.
Si la sociedad en su conjunto expresa su rechazo a la política argentina en un voto, a una persona que aparece sin ninguna estructura, sin nada, expresa una idea y obtiene el 30% de los votos, algo ha pasado ahí, la gente está queriendo decir algo. Y si gana la elección la gente, la política tradicional va a tener que entender que el pueblo está diciendo algo con respecto a lo que ha sido ese trámite o ha sido la gestión de esa política hasta el presente en estos 40 años de democracia.
Eso no quiere decir que uno no admire valores de algunos de los dirigentes que han sucedido. Alfonsín para mí fue un fenómeno en sostener el inicio de la democracia en la Argentina, pero totalmente equivocado en sus ideas económicas. Pero lo respeto, porque él puso a la Argentina en el camino democrático y eso para mí es enorme. Después Menem, que fue otro personaje tan particular de nuestra historia política entró con una posición, pero tuvo la capacidad de virar y cambiar y darse cuenta a dónde debía ubicarse la Argentina en el mundo y cómo tenía que generarse crecimiento y desarrollo. Y ahí se generó esa unión que para mí fue muy positiva para la Argentina, que fue la unión con Cavallo, que tal vez fue del siglo pasado el economista que más ha colaborado en transformar la Argentina, más allá de cómo de lo que pasó después que tiene otra explicación. Yo respeto todo eso, pero creo que el sistema se agotó en su propuesta.
–¿Y de Néstor y Cristina Kirchner, cuál es la reflexión?
-De ellos tengo una opinión políticamente negativa. Habría que analizar todo el proceso histórico.
–Mencionó a Alfonsín, mencionó a Menem y después siguen ellos.
-Después vino ese período de crisis grave de la Argentina, en la que parecía que todo se destruía y apareció el “que se vayan todos”. Yo me acuerdo, porque en el 2000 me fui porque sentí que pasaba eso en la Argentina, que no había solución, ni había propuesta seria y que la política estaba totalmente desprestigiada.
En el 2001 vino la crisis del “que se vayan todos” y aparecieron Alfonsín y Duhalde, que eran lo viejo de la política, pero la gente miró hacia atrás y como que dijo “que estos tipos arreglen este lío que tenemos hoy”. Y ahí surgió ese acuerdo Alfonsín-Duhalde, que finalmente puso a Duhalde en el poder y continuó hacia la elección de Néstor Kirchner, que creo que fue una casualidad.
¿Qué pasó en ese período de dos o tres años? Cambiaron las circunstancias económicas globales, Kirchner se encontró con un país que había hecho un ajuste muy duro, pero con una situación internacional espectacular, donde los commodities cambiaron totalmente su valor y él se encontró con un ingreso de dólares totalmente contrario a lo que pasa ahora, pero se encontró con un ingreso tan grande que le permitió hacer un gobierno, en sus primeros cuatro años, y él obviamente era un hombre que se fijaba mucho en “la caja” y pudo hacer un gobierno razonable en esa primera etapa, pero destruyendo mucho de lo bueno que se había hecho en la etapa anterior.
Era razonable porque tenía ingresos y cuando se acabaron esos ingresos, porque cambió otra vez la situación internacional, llegó Cristina Kirchner y cometió el grave error de la resolución 125, que fue paralizar un sector productivo de la Argentina, que hubiera sido una herramienta enorme para superar el momento económico. De ahí en más, fuimos todo para atrás, todo fue peor. No tengo una opinión positiva del gobierno de Néstor y Cristina Kirchner, sino lo contrario.
–¿Cree, como dice Javier Milei, que Cristina Kirchner es “la jefa de la banda”, o es “chorra”? ¿Comparte esa mirada tan dura y tan crítica sobre ella?
-Yo lo planteo, tal vez en términos diferentes a los de Javier Milei. Él tiene su forma de expresarse y esa forma de expresarse ha generado que tuviera la repercusión política que tiene. El país tiene un Poder Judicial que debe ser independiente, que no debe manejarse con esto de poner una jueza que le es favorable y con tratar de conseguir un acuerdo para que esa jueza intervenga en sus causas en la Cámara. No, tiene que haber una Justicia independiente. Y cuando hay una Justicia independiente que actúa, sanciona, sentencia y dice “esto fue un delito y tiene que pagar por este delito”, yo creo en la justicia independiente. Y si jueces probos han dicho que acá hubo ilícitos, acá ha habido enriquecimiento, acá ha habido tal cosa, yo creo en la justicia independiente. No utilizaría esos términos, pero digo “que se haga justicia”, como tiene que ser.
–En otro reportaje planteó que estaba viendo que Javier Milei se estaba moderando. Y cuanto más próximo está el poder, más moderado se está poniendo…
El famoso “Teorema de Baglini” (NdR: refiere a la frase del fallecido diputado radical Raúl Baglini que indica que los políticos moderan sus posiciones políticas cuanto más cerca del poder están) . No lo dije así. La pregunta que me hicieron fue esa ¿se está moderando Javier Milei porque está acercándose al poder? Dije que él evita utilizar determinados términos, pero me parece que en cuanto a las ideas que él tiene, no es cuestión de moderar o no moderar.
Él tiene un convencimiento de que la Argentina tiene que ir en ese camino y lo va a sostener de cualquier manera. También tiene la inteligencia de saber que para ir a ese camino tiene que encontrarlo y tiene que buscar los acuerdos necesarios del sector político, porque él es un hombre que se sujeta a las reglas de la Constitución, es un dirigente que sabe que el Estado tiene los tres poderes y que él, como Ejecutivo, tiene que ir al Congreso, proponer cambios de leyes y el Congreso se lo tendrá que aprobar o no. Y si no se la aprueba, utilizará los mecanismos que sean necesarios para conseguirlo. Pero yo no tengo ninguna duda que que Milei se va a sujetar a las normas de la Constitución. No tengo ninguna duda de que va a haber Poder Judicial absolutamente independiente, que él no va a participar ni va a operar en la Justicia de una manera que no corresponda ni ni intervenir en las decisiones que tomen los jueces. No he conocido un dirigente que piense en dar libertad a la Justicia para que actúe de la forma que le parezca que tenga que actuar. Al punto de establecer que la Justicia con toda claridad maneje los fondos de la Justicia y el Presupuesto de la manera que corresponda. Tengo una confianza total.
Algunos se plantean que Milei tiene rasgos autoritarios, pero Javier no lo es. Él puede tener reacciones en un debate, en una confrontación y puede ser fuerte, vehemente, pero de ninguna manera es una persona que no comprenda cómo es el sistema institucional de la Argentina, el rol que juega uno de los Poderes y va a ser respetuoso de eso.
–¿No es autoritario para usted?
-No, para nada es autoritario y para nada hay que tener un temor de eso. Es una persona convencida de sus ideas y va a hacer lo posible por llevarlas adelante.
–Una pregunta conceptual ¿qué es la casta y por qué usted cree que no es de la casta?
-El concepto de casta que expresa Milei es un concepto que también está en la sociedad aunque no sea dicho con esa palabra, que la impuso Javier. Él se refiere a la casta como las personas que se han servido del Estado en beneficio propio. A veces como grupo, a veces individualmente. Y me parece que ese es un concepto que el común de la sociedad siente. La sociedad siente que los políticos se aprovechan de las posiciones de poder.
A la pregunta si yo me siento casta digo que no, yo no me siento casta. Mucha gente puede pensar que soy casta porque actué mucho tiempo en la política, pero yo no me siento casta porque en mi concepción, primero, no creo jamás haberme servido del poder, sino haber servido en el poder. Nunca en toda mi vida -en 40 y pico de años de vida pública y privada- nunca he tenido una denuncia de ningún tipo. Ocupé cargos de complejidad, difícil y nunca me han denunciado. Creo que puede hacerse política sin correr riesgo de tener denuncia si uno hace las cosas bien. También están los que hacen a veces denuncias falsas o armadas. A mí nunca me pasó y nunca nadie fue capaz de decir en todos los años que tuve, que habrá sido la mitad de mi vida activa, profesional, nunca me ha pasado nada de eso. No me siento casta en los términos que se dice casta.
Un sistema en crisis
–Planteó que si efectivamente gana Javier Milei va a haber una implosión del sistema político. Cuénteme un poco más de esto.
-Está a la vista y se expresa en las coaliciones oficialistas y opositoras prácticamente todos los días. Hay un problema interno en la coalición opositora entre el PRO y el radicalismo y se vio en declaraciones del gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, con respecto a Mauricio Macri y de Macri con respecto al radicalismo en las últimas 48 horas. Uno dice ¿esto es una coalición unida? Pareciera que no. Muchos ven que después de la elección esa coalición entre el PRO y el radicalismo va a romperse.
Y con respecto a la coalición de gobierno, está de más decirlo. Lo de Alberto Fernández, Cristina Kirchner, Sergio Massa, Axel Kicillof y La Cámpora, si pierden la elección, eso también va a volar por los aires y se armarán distintos grupos y habrá nuevos liderazgos.
Porque también el liderazgo de Cristina Kirchner de tantos años en el Justicialismo ya pasó, después de esta última jugada, más allá de que seguirá teniendo sus seguidores, pero como liderazgo del partido se ve que ella ya no lo tiene.
La sensación que tengo es que eso va a cambiar completamente la composición. No estoy hablando de poder armar una fuerza con sectores políticos. Advierto que va a quedar eso con falta de liderazgos, con muchos jugadores políticos que piensan en el futuro y en el bien de la Argentina. Esas son las personalidades con las que en el Congreso tendremos que analizar en conjunto el futuro y en el bien de la Argentina -si ganamos la elección, por supuesto- a partir de las ideas que plantea Javier Milei.
Y si no fuera así -supongamos que Milei no gana la elección- cosa que yo creo que no va a pasar, porque creo que Javier Milei va a ganar la elección- pero supongamos que no la gana, el poder parlamentario que va a tener Javier Milei va a ser muy importante porque ninguno de los otros sectores va a tener mayoría para poder sancionar leyes. Con lo cual Milei va a ser el vértice de la balanza, el fiel de la balanza. Los que quieran acordar un futuro para la Argentina van a tener que sentarse en la mesa de La Libertad Avanza para conversar y buscar acuerdo.
–¿Piensa acuerdos con un sector del PRO, con algunos sectores del peronismo, gobernadores, por ejemplo?
-Sí, totalmente, no veo que haya ninguna dificultad. Si compartimos una visión de la Argentina partiendo de un análisis de la realidad actual. ¿Cuando la Argentina tuvo 40% de pobres? Uno tiene que tomar conciencia de esa realidad. Esta situación que tenemos hoy es un desastre. Un desastre, es un desastre ético, porque no hay justificación para que estemos en esta situación. Es un desastre institucional, es un desastre de organización como sociedad, es un desastre de la educación, la salud, todo. ¿Por qué no comenzamos en conjunto a pensar cómo salir de esta depresión de la Argentina?
Eso se puede hacer con dirigentes del PRO, se puede hacer con dirigentes de Cambiemos en su conjunto, se puede hacer con dirigentes del Justicialismo que sean personas bien intencionadas, personas de bien, personas que quieran una Argentina mejor. Los que quieran seguir siendo casta -casta en este sentido que decíamos recién- que lo hagan.
–Usted ya empezó los diálogos políticos con dirigentes y referentes nacionales y provinciales. ¿Qué le piden, qué le preguntan, de qué hablan?
-La posibilidad de debatir y encontrar un camino que nos permita salir de esta situación. Ellos ven la posibilidad de sentarse y conversar. Esta sensación que se planteó muchas veces sobre que Javier era un tipo que no dialogaba, que no conversaba. A eso yo le digo que no es así. Javier es una persona convencida, pero obviamente él sabe que hay un gran sector de la política que no piensa exactamente así. El tema es cuál es el camino para convencerlos.
—¿Qué le dicen en el peronismo, la gente del PRO, cuáles son las preocupaciones que tienen los gobernadores eventualmente? ¿Qué les preocupa?
-Todos tienen la misma sensación de que estamos en un cambio de ciclo, que se terminó la política que se construyó en estos 40 años de democracia. Todos están con una enorme expectativa de saber cómo se organizará el futuro. Hablé con gente de todos los sectores, no voy a decir nombres. He hablado con gente de Cambiemos, que son diputados, senadores, con gente del peronismo y hasta con gente del kirchnerismo. Tengo muchos amigos en varios lugares y gente con la que he discutido. Me falta hablar con muchos, todavía no he tenido tiempo, pero siempre con disponibilidad para empezar un diálogo constructivo. En mí van a encontrar siempre eso. En el caso de que se dé el resultado, que supongo que se puede dar y que finalmente Milei me designe en una función política, van a encontrar en mí una persona con convicciones, pero dispuesta a conversar.
—El mapa político queda conformado de una manera completamente distinta. Cinco gobernadores radicales, cuatro o cinco del PRO, cinco peronistas puros y el resto provinciales.
-Sí, y los intendentes. El cuadro de los intendentes, sobre todo los intendentes de esta zona del conurbano bonaerense.
–¿Habló con intendentes del peronismo?
-Sí, con algunos sí. Con la preocupación que tienen todos.
–¿Le golpearon la puerta o llamó usted?
-Nos encontramos. A mí me llamaron y yo llamé. Cuando salió mi nombre a la opinión pública que participaría en este espacio, en la política entendieron “tenemos a alguien con quien hablar”. Porque lo de Javier Milei era una cosa totalmente nueva y para algunos era un poco difícil de comprender. Alguien que aparece y surge con ese volumen electoral sin estructura, sin organización tradicional de la política. Y es una cosa llamativa, porque estamos en una etapa nueva de la política, no solo en la Argentina, sino en el mundo. La política se maneja hoy de una manera distinta, no es la política que hice yo cuando empecé.
¿Por qué los chicos votan a Milei? Los chicos están cansados de lo que ven en la política y se comunican de una manera totalmente diferente. No importan los diarios tradicionales. Los medios tradicionales, importan cómo se conectan por las redes. Y Milei encontró la forma de expresarse y conectar con esa juventud con los mismos instrumentos que la juventud se conecta. Porque él, como era nuevo en la política, utilizó esos instrumentos, porque no tenía fondos, no tenía estructura, no tenía cargos, no tenía nada. ¿Cómo hacía? Se conectaba por los medios y por las redes. Esa política es nueva y todos tenemos que acostumbrarnos a que estamos expuestos de una manera diferente a la que estábamos antes. Y todavía hay políticos que no entienden que esto cambió y creen que la política se maneja como se manejaba. Yo tuve la posibilidad de ver esto de afuera, de estar un poco descontaminado del ambiente de la política y uno se da cuenta desde afuera como esto está cambiando en todo el mundo, cómo aparecen movimientos y también como desaparecen. Aparecen cosas porque la gente las plantea de una manera distinta.
–Pero no se me escape, por favor, Guillermo de los intendentes del peronismo ¿golpearon la puerta?
-Sí, con algunos del peronismo hablé. No lo pongamos como que alguien golpeó la puerta, porque no es así. Todos tenemos amigos en común, llamamos por teléfono, yo también llamé. Hay interés de conversar de ver cómo se imaginan ellos el futuro, cómo se imagina Milei el futuro, cómo se imaginan el relacionamiento.
–¿Cómo se imaginan ellos el futuro con un Milei presidente? ¿Tienen miedo?
-Una aclaración de entrada: todos entienden que tiene que haber un cambio. Ahí no hay duda, por más que siempre queda algún gobernador rezagado, algún intendente rezagado que no entiende porque se siente muy capanga de su distrito. Pero en general todos saben que tiene que haber un cambio, porque la Argentina tocó fondo. Las preguntas tienen que ver con cómo podemos conversar o hasta dónde podemos llegar o cuáles son los límites. O cómo van a venir los fondos, cómo se va a recaudar. Son todas estas cosas que desde una situación de crisis como la que vivimos hoy hay que reconstruir.
De Barrionuevo al referéndum
–¿Qué piensa del acuerdo de Milei con Barrionuevo? Porque eso es casta, casta.
-Tengo otra mirada. No digo que sea casta o no sea casta, no me preocupa en este momento. Barrionuevo es un dirigente gremial que ha tenido una participación muy activa en la política argentina, no solamente como dirigente gremial, sino como político. Ha sido candidato a gobernador, partícipe en el gobierno de Menem, muy amigo de Menem, muy promotor. Él siente que en lo que se presenta electoralmente, al final, lo encuentra a Milei como una posibilidad y se acerca a conversar.
¿Eso es malo o es bueno? Lo quiero ver desde el lado positivo y no voy a hacer un juicio de valor sobre Barrionuevo, porque eso se lo dejo a los que opinan el juicio que quieran. Barrionuevo, que es un tipo vivo, un tipo inteligente, dijo “por acá puede venir el futuro”, y se acercó a conversar. Pareciera ser que Barrionuevo se quedó impactado por la convicción y la fuerza que tenía Milei. A lo mejor le hizo acordar en algún aspecto a lo que sintió por Menem. Se le despertó esa decisión de convocar a una reunión, invitarlo, no lo veo como una cosa negativa, contrariamente lo que piensan los que dicen que es de la casta gremial. Yo no, veo como que se acerca un hombre que se convence o piensa que Milei puede traer soluciones a la Argentina que tenemos. Así como otros dirigentes gremiales.
–Gerardo Martínez, de la UOCRA, también se reunió.
-La realidad de la conversación con Gerardo Martínez fue analizar una propuesta que tiene Milei de llevar el tema del fondo de desempleo de los trabajadores de la construcción a una cosa más global, que abarque otras actividades, cambiándole alguna cosa o viendo mejor cómo se invierten los fondos. Milei lo que quiso hacer es entender con Gerardo Martínez cómo funcionaba ese sistema. qué veían ellos y comentarle qué veía él para ver si había una posibilidad de llevar eso hacia otros sectores. Y me parece bien, son conversaciones y discusiones que hay que tener sobre el futuro. Me causa un poco de gracia porque a Milei lo criticaban por no dialogar, por no hablar. De golpe habla con Martínez y habla con Barrionuevo y parece que está todo mal.
–Hay intenciones de hacer grandes reformas, en la coparticipación, reformas laborales, reforma del sistema financiero. ¿Cómo se hace todo eso si no se tiene las manos suficientes en el Congreso para que se apruebe?
-Convenciendo.
–Muchos de los que tienen que levantar la mano son gente que va a estar efectivamente perjudicada por esas reformas.
-Si nos olvidamos de los “políticos casta”, como dice Milei, y hablamos de los políticos del futuro, todos entienden que estamos en esta situación que hablábamos recién y que hay que buscar los instrumentos para salir de ahí. Javier propone una forma para salir de esta situación. No digo que todos levanten la mano para apoyarla, pero sí digo que podemos convencer a muchos de ellos para ir en ese camino. No sacará el 100. Sacará el 80, pero vamos a ir en ese camino, porque hay un gran convencimiento y además hay una cosa muy importante…
–Pero si no se lo aprueban es un problema para el futuro gobierno.
-Si un candidato como Milei, que no tiene estructura, que no tiene nada, que no tiene recursos, resulta que gana en primera vuelta o en segunda, gana la elección. ¿Qué va a decir el sistema político? ¿No va a pensar “Che, pará, a este flaco lo votaron sin que tenga nada, nosotros venimos de años de grandes estructuras, de representantes, partidos, diputados y este no tenía nada y la gente lo votó. ¿Qué pasó acá? ¿Por qué la gente lo votó?” La gente lo votó porque está esperando un cambio. Tenemos que discutir ese cambio y ver cómo podemos hacer para ir hacia allí, porque sino, en las otras elecciones, va a pasar lo mismo.
–Es consciente de que está en el mundo político la idea de que Javier Milei es un presidente de meses porque el peronismo, rechazándole todas sus propuestas, lo puede bloquear y le puede afectar la gobernabilidad.
-Yo escuché ese comentario en algunos lugares. Primero me parece un pensamiento de una enorme irresponsabilidad. En segundo lugar ¿qué pretendemos con eso? Si me dijeran que el gobierno de Milei es un gobierno dictatorial, como algunos sostienen, digo “bueno, ahí habrá otras instancias institucionales”. Pero eso no lo va a hacer, va a ser alguien que pretende hacer determinadas cosas y si no consigue el apoyo para hacerlas, intentará conseguir el apoyo. Si no lo consigue, utilizará los instrumentos que marca la Constitución, como dice él, consulta popular, lo que sea, para intentar convencer. Y si no convence tendrá que utilizar lo que tenga para ir en un camino más o menos parecido con los instrumentos legales que tenga.
-¿Qué significa “con lo que tenga”?
-Con las herramientas presupuestarias, ver cómo maneja el presupuesto, cómo disminuye, cómo hace para disminuir el déficit a cero, cómo, dónde corta, son todas cosas que tienen que analizarse. En esas conversaciones tendrán que analizar todo ¿qué es mejor, este camino o este camino? Construimos desde acá, construimos desde allá, Dejamos que la obra pública sea hecha a través del sistema de iniciativa privada o pretendemos seguir manejando desde el Estado, donde siempre hay situaciones que se convierten en corrupción, en irregulares. Todas estas propuestas, la famosa discusión de la dolarización del Banco Central. ¿Qué hacemos con eso? ¿Lo dejamos así como está, en este sistema, seguimos dándole a la maquinita?
–¿Entonces no cree que lo quiera “voltear” al peronismo?
-El peronismo es un partido político, no puede hacer eso. No digo que algún dirigente no esté pensando eso, puede ser que algún “pobrecito” esté pensando que ese es un camino. Pero el que piensa que ese es un camino no tiene idea de lo que nos costó a los argentinos conseguir un gobierno democrático, conseguir vivir en democracia durante 40 años.
–El kirchnerismo dice que si vienen reformas de este estilo “vamos a estar en la calle”. Hablaron incluso de toneladas de piedras otra vez.
-Que lo hagan, la gente después juzgará. Porque en definitiva la democracia es eso: qué es lo que expresa la gente con su voto.
–¿Se va a hacer un “plan motosierra”? ¿Qué es y a quién va a afectar?
-Es un símbolo. El sentido de la motosierra es la lucha contra el gasto público improductivo. Lo que ha pasado en estos últimos días con las designaciones de personal en distintos organismos públicos, gente de La Cámpora, gente del kirchnerismo. Han llenado los organismos públicos de personal de una manera escandalosa. El Estado tiene que achicarse, no puede ser que un ministerio tenga 20 secretarios.
–Sabe que si llegan a despedir a un empleado de La Cámpora va a haber un problema…
-Y habrá… pero que la gente juzgue. Cuando la gente emite su voto, hay que acatar el voto. Si no le aprueban las reformas y Milei cita a un referéndum ¿qué va a pasar? ¿y si la gente vota ese referéndum? ¿La política va a hacer oídos sordos a la opinión de la gente?
–Pero gobernar con referéndum…
-No creo que haya que gobernar con referéndum. Lo digo como última instancia, aunque no creo que tengamos que llegar a eso, pero si hay una traba y se hace una consulta, habrá que ver qué dice la gente. Pero la consulta ya está hecha previamente, porque la elección es el resultado de un estado de ánimo colectivo. Si Milei gana es el resultado de un estado de ánimo de la gente cansada con este sistema. Eso ya es casi un mandato de transformación.
–Qué piensa del caso “Chocolate”, del empleado de la Legislatura Julio Rigau, que tenía decenas de tarjetas de empleados.
-Un escándalo que no pasa solamente en la Legislatura de la provincia de Buenos Aires. Pasa en todas las Legislaturas, en todos los Concejos Deliberantes. Esto pasa y es parte del costo del Estado argentino. Y es parte de un sistema político que utiliza esas herramientas de manera absolutamente ilegítima y corrupta.
–Con el tema de la dolarización. Cada vez que aparece un dirigente de Milei dice una cosa, otro referente, dice otra, un analista financiero que está relacionado con Milei dice otra. ¿En qué quedamos?
-Este dirigente no va a decir nada de eso. Milei plantea la dolarización como un instrumento para parar la inflación. Hay muchos argumentos y sé que hay argumentos a favor y en contra. Él dijo “tengo cinco mecanismos distintos para avanzar en la dolarización”. Creo que él tiene claro este tema y que va a haber cómo lo ejecuta en función de cómo encuentra el Gobierno cuando se haga cargo.
Porque todas estas medidas que está tomando el ministro de Economía van a tener un impacto muy grave en el futuro. No hay una conciencia exacta de todo lo que está haciendo Massa de qué manera va a impactar en el gobierno futuro. No sé si lo está haciendo a propósito, si lo hace por campaña, si lo hace para perjudicar al gobierno, no lo tengo claro. Pero sí digo que todo esto va a tener un impacto muy complicado en el gobierno a futuro.
Lo que dice Milei es “tengo que ver cómo encuentro la situación del gobierno para ver qué camino de los distintos que tengo para la dolarización voy a tomar”. ¿Será coexistencia de dólar y peso? ¿Será dolarización directa? ¿Será ver en qué momento se hace la obligación? No lo puedo contestar porque no lo sé y no soy economista. Además, los economistas tienen muchos egos en sus posiciones.
Él tiene perfectamente claro que tiene que utilizar uno de estos caminos para terminar con el flagelo de la inflación, que nos está destruyendo como país, como sociedad y que está generando cada vez más pobres en la Argentina.