Emiliano Pinsón con María Laura Santillán: “Hay una sola vida. ¿Vas a esperar que te coma el Parkinson o a pelear?”

La lucha valiente de Emiliano contra el mal de Parkinson. Los fuertes dolores, las cosas que se caen de las manos, la risa como remedio. Cómo fueron los meses más oscuros y la decisión de tomar antidepresivos. Cómo fue decir ‘te quiero” y “te necesito” a sus amigos. Lo que ahora decide y antes callaba. Por qué el Parkinson es cruel

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María Laura Santillán Con Emiliano Pinsón

Solemos vivir preocupados todos los días por distintas situaciones o circunstancias. Las sentimos graves, nos angustian, nos quitan el sueño. Sin embargo las peores noticias, las irrevocables, siempre nos sorprenden. Una enfermedad grave no avisa, aparece de golpe, de un día para el otro. A Emiliano Pinsón, un periodista deportivo destacado que trabajó y trabaja en las cadenas más exitosas, un día le dijeron que tenía mal de Parkinson y su vida cambió para siempre.

— Sí, fui a una consulta y me fui con Parkinson. Estrés pensé que era yo.

— Uno cree que es inmortal hasta ese momento, no es que antes pensó en la propia muerte.

— Jamás. Para mí era allá lejos. Ahora también está allá lejos, pero en ese momento fue un shock, no te lo puedo negar. Fue un cachetazo en frío. Esa primera vez fue tan fría que no me dolió tanto. La segunda vez me dolió más. Yo decía: voy a ser el mismo Emiliano. No, el Emiliano anterior no sos más.

Emiliano es periodista deportivo. Está de moda, dice, porque tiene mal de Parkinson y sorprende cómo lo cuenta. La naturalidad, la valentía, la pelea.

— El chico de la tapa soy.

— La vida cambió para siempre y vos estás bien.

— Es que estoy bien. Yo sigo siendo el mismo tipo feliz que era antes. Con Parkinson, somos dos ahora. Por supuesto la he pasado mal, no te digo que… Y después de esta nota probablemente me cueste dormir.

"Yo sigo siendo el mismo
"Yo sigo siendo el mismo tipo feliz que era antes. Con Parkinson, somos dos ahora", dijo el periodista deportivo Emiliano Pinsón (Gustavo Gavotti)

— ¿Por qué?

— Porque el Parkinson que tengo es rígido. Hay dos tipos de Parkinson, el del temblor y el rígido. A veces te entumecés, te quedas como tieso. Hoy estoy en un buen día, pero si hubiéramos hecho la nota hace dos días después me iba a costar caminar.

“EL PARKINSON ES CRUEL”

— Uno cuando se enferma lamentablemente se pregunta qué fue lo que hizo, algo mal.

— No lo podés prevenir. Ahora me dicen que empezó hace 10 años cuando dormía mal. Pero no toda la gente que duerme mal tiene que ir a consultar por si tiene Parkinson. El Parkinson es cruel. ¿Por qué es cruel? Porque un día te muestra muchas falencias y al otro día estás bárbaro. Un día no me puedo tocar la espalda cuando me ducho, pero al otro día sí. Si me decís “Emiliano apurate”, mi apurate en lugar de cinco minutos son quince. Me tengo que atar los cordones, me tengo que poner el pantalón. Es toda una movida, no es tan fácil. Hay días peores, hay días mejores.

— ¿Donde más se siente es en la vida cotidiana? En las pequeñas cosas?

— Eso es. Si te pones un saco, te pones los botones, para mí es un trabajo. Subirme el cierre de la campera es un trabajo. No sé si soy valiente, yo creo que no tenés muchas opciones. Vas para atrás o avanzás. Y hay que avanzar.

María Laura Santillán con Emiliano Pinsón

— Hay dos opciones. O te quedás en tu casa y te deprimís y seguís llorando tu desgracia…

— Que lo tenés que pasar. Pero no te podés quedar. Hay un momento, cuando caés realmente, en que llorás todo el día y no querés salir de tu casa. Yo iba a laburar y volvía a casa.

“LA DEPRESIÓN PARA MÍ ES UN LUGAR DE PASO”

— ¿Durante cuánto tiempo?

— Varios meses. No la pasás bien. Y te vas dando cuenta que te vas deteriorando. Yo iba al gimnasio tres veces por semana, jugaba al fútbol los sábados. Por mi Parkinson, cada Parkinson es diferente, a mí por ejemplo se me complican mucho las piernas, me duelen. Iba a jugar y ahora no lo hago. La depresión para mí es un lugar de paso. Lo vas a pasar. El camino te lleva por ahí. Ahora: o te quedás por ahí o salís.

— ¿Qué suponés que te hizo salir de ese tiempo de depresión en que tenías que asumir que padecés una enfermedad degenerativa?

— Mi vida. Yo tengo una vida feliz, tengo amigos que quiero mucho. Mis hijos, tengo tres hijos. Tengo tres hermanos. Nada, la vida misma. Laburo de lo que quiero hace 26 años. En el laburo me re bancaron. Mis colegas, gente del laburo me re bancó con solo decirme: che, si me necesitás…

"Cada Parkinson es diferente, a
"Cada Parkinson es diferente, a mí por ejemplo se me complican mucho las piernas, me duelen", contó Emiliano Pinsón en entrevista con María Laura Santillán (Gustavo Gavotti)

Emiliano cubrió Mundiales de fútbol, Olimpíadas, Copas América, lo conocemos todos. Trabajó en Fox Sports y trabaja ahora en ESPN.

— Sí, trabajo en radio, me contrataron con Parkinson. Se abrió una nueva radio que es de DirecTV, DSports. Tengo un programa propio y además estoy en otro a la mañana. Así que re contento.

— El mal de Parkinson no se cura. No es que un día no lo tenés más.

— No, yo tomo medicación todos los días de acá hasta el día que me vaya para que la enfermedad no crezca, no para curarme.

— ¿Cuánto retrasa el desarrollo de la enfermedad?

— No sé. No lo sabemos. Por ejemplo, ahora estoy pasando un buen momento. Si en algún momento empiezo a tener rigidez todos los días, llamo a mi neurólogo. Es casi artesanal la medicación, vas viendo mes a mes cómo te vas sintiendo.

“YO TOMO UN ANTIDEPRESIVO. NO TIENE NADA DE MALO, NO ES QUE ME ESTOY DROGANDO”

— ¿Además de retrasar el avance de la enfermedad, te mejoró la vida cotidiana la medicación?

— Yo tomo un antidepresivo que está buenísimo.

María Laura Santillán con Emiliano Pinsón

— Eso también es valiente, la gente no dice que toma antidepresivos.

— Un día dije: “porque yo tomo antidepresivos, acá más de uno debe tomar. Levanten la mano caraduras, vamos”. Pero no tiene nada de malo, no es que me estoy drogando, es algo que me hace bien. No estoy a favor de, pero a mí me hace bien. Yo tengo psicólogo, psiquiatra, tengo un equipo que labura conmigo, porque tenés no te la podés bancar solo. Kinesiólogo, fonoaudiólogo, estoy trabajando la motricidad fina que es la que más me cuesta. Yo antes decía: antidepresivo, psiquiatra, Borda. No había chances. El psiquiatra me dijo: vas a estar bien. Vas a volver a ser el que eras en los momentos buenos.

— ¿Cómo estabas?

— Estaba medio caído, estaba atravesando ese momento medio depre.

“CUANDO NO TENGO NINGUN DOLOR LO FESTEJO Y QUIERO HACER TODO. DOS DÍAS DESPUÉS NO PUEDO CAMINAR”

— Oscuro.

— Oscuro. Feo. Veía todo mal. A los 25 días más o menos me empecé a sentir bien. Me dio 75 miligramos, hay hasta de 200 de ese medicamento. Yo quiero volver a ser más o menos el de antes, le dije. Me di cuenta que había funcionado el antidepresivo porque empecé a putear. Ahí dije: volví a ser el que era, ahora insulto al motoquero que me pasó cerca (risas). Volví a sentirme como antes y eso está buenísimo. Por eso cuando hablo con mis amigos les digo: valoren el sentirse bien. Cuando no tengo ningún dolor lo festejo y quiero hacer todo. Dos días después no puedo caminar. Es así, vivo con eso.

— Qué pasó con el sexo, ¿puedo preguntar?

— Sí. Al principio muy mal. Muy mal, no sabía, desconocía esa palabra. Se fue de mi diccionario. Y un día volvió. De a poco. Volvió tranquilo, tampoco… Pero volví a tener deseos. Eso es. Cuando perdés el deseo no tenés ganas no solo de sexo, tampoco de viajar. Me decían: vamos a Michael Jordan. ¡Vamos! Vamos a ver a Dock Sud. ¡Vamos! Che, ¿vamos a tomar un café a la esquina? Dale!

"Cuando no tengo ningún dolor
"Cuando no tengo ningún dolor lo festejo y quiero hacer todo", aseguró Emiliano Pinsón (Gustavo Gavotti)

— Empezó a volver el deseo.

— A mí siempre me gustó viajar y entonces viajo, dentro de pocos días me voy con mi hija. Y ya armé un viaje para el año que viene también con mi hija y con mi ex mujer.

— ¿Vas a viajar con tu ex mujer?

— Sí, ya viajé con mi ex mujer. Con mis tres hijos. Ahora vamos a viajar ella, yo y mi hija.

— Qué moderno.

— Es que somos padres, nos llevamos bien. Ella me ayudó mucho este tiempo. Ha sido muy buena compañera. Ella también tuvo algunos temas de salud y yo estuve y estoy. Siempre he estado en los más de 10 años que estamos separados. Nos llevamos bien, nos reímos mucho.

— Pero cada uno con lo suyo.

— La conozco. Somos amigos. Somos ex matrimonio.

“DECIDO MUCHAS COSAS QUE ANTES ME CALLABA. ME SIENTO MEJOR TIPO, MÁS SANO”

— El plan es viajar, ése es tu proyecto.

— Sí, viajar. Después, todo lo demás, me importa muy poco. Porque esta enfermedad me llevó a sacarme mucho caretaje. Me saqué muchas mochilas. No te digo que hago lo que quiero porque no hago lo que quiero, pero decido muchas cosas que a lo mejor antes me callaba. Me siento mejor tipo. Me siento más sano aunque parezca mentira, aunque juegue con las palabras.

— “Me siento más sano, pero tengo Parkinson”. ¿Cuáles eran las mochilas que te impedían viajar?

— ¿Viste que a veces uno se siente culpable? Voy a viajar. Sí, me voy. Me voy a Estados Unidos. Después me voy a Europa. Yo trabajo para eso.

— Te pregunté por el sexo y hablaste de viajar. O sea que el sexo no es la prioridad.

— Hoy no. No es la prioridad. Hoy las relaciones se pueden dar o no. Antes quizás uno iba a relaciones ocasionales, ahora buscás otra cosa, algo más, que te complete.

“YO TENGO PARKINSON, LO DIJE, ME LO SAQUÉ DE ENCIMA”

— Cuando uno no se anima a contar lo que le pasa y lo esconde se va haciendo una bola muy grande y termina dándote vergüenza.

— Y sí. Por eso a mí me funcionó de esta manera. Yo tengo Parkinson, lo dije, me lo saqué de encima. Quien se quiere acercar se acerca y quien no se va, problema de él. Si además lo ocultás es una doble bola de dolor porque no sabés qué hacer, qué dirán. Mucha gente me escribió. Una señora de acá muy cerca me dijo: tengo un trabajo muy importante, estoy rodeada de hombres que quieren mi puesto y tengo Parkinson, pero no me animo a decirlo porque me van a… Yo la entendí. Le dije: te entiendo, pero en algún momento lo va a tener que decir. Pero por ella, no por los demás.

 "A mí me funcionó
"A mí me funcionó de esta manera. Yo tengo Parkinson, lo dije, me lo saqué de encima. Quien se quiere acercar se acerca y quien no se va, problema de él", expresó Emiliano Pinsón (Gustavo Gavotti)

— Hay prejuicios.

— Totalmente. Y hay mucha gente que no lo dice. Un joven de Neuquén me llamó y el padre al otro día me llamó y me agradeció: me diste fuerzas para salir de mi habitación. Para mí lograr eso…

“HAY UNA SOLA VIDA. ENTONCES, TE VAS A QUEDAR A ESPERAR QUE TE COMA LA ENFERMEDAD O SALÍS A PELEAR?”

— Tu mensaje es: dale, salí, levantate.

— Es que tenés una sola vida. Entonces, ¿qué vas a hacer? Te quedas a esperar que te coma la enfermedad o salís a pelear? Me parece que no tenés muchas opciones.

— ¿Qué dejaste de hacer?

— No juego al fútbol, lo extraño. Igual todavía no me hicieron el partido de despedida así que queda jugar un partido más (risas).

— ¿No vas a poder jugar más al fútbol?

— Hoy me duelen mucho las piernas y me cuesta. Pero voy a intentar hacerlo. Me gustaría volver a correr, o a trotar, la actividad física.

— La actividad física ahora está relacionada con la kinesiología.

— Con el estiramiento, todos los movimientos de jubilado.

"No juego al fútbol, lo
"No juego al fútbol, lo extraño. Igual todavía no me hicieron el partido de despedida así que queda jugar un partido más", contó Emiliano Pinsón (Gustavo Gavotti)

— Lo que más extrañas es la actividad física.

— Sí, totalmente, me gustaba. Era un momento mío. Iba con unos auriculares, escuchaba música, tranquilo.

— Pero además había endorfinas, placer. ¿Dónde están hoy?

— Hoy está mucho en el laburo porque valoro que me sigan bancando.

— Pero sos muy eficiente trabajando, ¿por qué sentís que te bancan?

— Porque siempre hay una mirada, que es lógica, yo también la entendí. El otro Emiliano que no tenía Parkinson hubiera tenido esa mirada con alguien que tiene una enfermedad quizás.

— El trabajo es el placer.

— Eso seguro porque es algo que elegí. Y los viajes, y las relaciones que crecieron sentimentalmente, las relaciones con amigos.

“SOMOS CINCUENTONES, NO HAY MUCHA DECONSTRUCCIÓN EN EL GRUPO. CUANDO DIJE ‘TE QUIERO’, ‘TE NECESITO’, LES COSTÓ”

— ¿Las de antes?

— Sí. Crecieron mucho. Somos todos cincuentones, no hay mucha deconstrucción en el grupo y cuando me animé a decirles “te quiero”, era un tema. Estamos hablando de cincuentones que no salieron del Conurba, yo me crié en zona Oeste, en Castelar. Entonces hay un par de muchachos que no se animan. Entonces cuando empecé “te quiero”, “te necesito”, abrazos, besos, les costó.

— ¿Cómo era la actitud?

— Rigidez. Y ahora ya hay muestras de cariño, les digo: ya van mejorando. Primero quedamos en que nos juntamos una vez por mes sí o sí, antes siempre había excusas. Y el otro día uno me hizo una apretadita de hombros. “Si viene eso de vos para mí es como que me besaras” (risas).

— Los varones de esa generación no se tocan entre sí. No se abrazan.

— No, ahora nos estamos tocando mucho. Nos abrazamos.(Risas)

“LES DEJÉ EL MUERTO Y DIJE: CHAU, HÁGANSE CARGO”

— ¿Cómo fue cuando les contaste?

— Yo los llamé diciéndoles que estaba muy mal: necesito que nos juntemos mañana. Yo lloraba por cualquier cosa, había un tema de No te va a gustar que era terrible, que me describía tal cual en ese momento. Iba al asado en el auto escuchándolo con lágrimas, mal, feo. Llegué con la cara hinchada, y les volqué todo lo que me estaba pasando. Se quedaron obviamente duros. Dije eso, comí un chorizo y me fui. Pero necesitaba decirlo. Me fui y después me mandaron unos mensajes que si me acuerdo me pongo a llorar, “a cualquier hora, donde quieras a cualquier hora”. Que me digan eso, fue fuertísimo. Pibes que conozco desde los 17 años. Nos quedamos dos horas comiendo en silencio, me dijeron. Les dejé el muerto y dije: chau, háganse cargo.

María Laura Santillán con Emiliano Pinsón

— (Risas).

— Y dijeron: hijo de puta, mirá lo que nos dejaste! Se los tenía que decir, lo necesitaba. El vuelco fue genial. Los necesito. Los quiero. Son mis amigos desde que tenemos 17, son 40 años de amistad. 35. Los tipos estaban… Los pibes estaban muertos. A partir de ahí vamos a un lugar y quizás ese día yo estoy mal y no puedo cortar la carne. Me cortan la carne, me atan los cordones si es necesario, me voy a poner la campera y viene uno. Eso es genial.

“TENGO PARKINSON, SE ME CAEN LAS COSAS, QUÉ VOY A HACER. ME PUEDO REÍR, PUEDO HACER CHISTES Y LLORAR”

— Vos te reís de lo que te pasa.

— Sí, tengo Parkinson, se me caen las cosas, qué voy a hacer. Me puedo reír, puedo hacer chistes y llorar, es parte de la vida y lo tomo así. Jamás dije: uh, ¿por qué? qué habré hecho? No, pasó. Lo tengo que tomar natural y creo que todos lo tenemos que tomar natural. No lo hago para conseguir algo, lo hago por mí ante todo. Yo no te vendo un libro. No sé si algún día lo haré. Hoy no digo: para quienes me escuchen acá está el stand de remeras y libros. No. Me llaman para dar charlas, voy. Por supuesto no voy a ir ad honorem, trabajo.

— Si estás de moda andá preparando las remeras.

— Para la segunda temporada (risas). Ahora hago un podcast que se llama “Primera persona”. Son entrevistas. Parkinson, Alzheimer, ELA, cáncer. Es una enfermedad, nos puede pasar. No la ves venir.

“MI DIOS ES MI FUERZA DE VOLUNTAD”

— El deterioro es inevitable, o sea que hay que pelear contra algo que en algún momento va a estar peor.

— Por supuesto depende de cómo fue tu vida previa y cómo es tu decisión todos los días, si no tomo la medicación o la tomo con vino, o me olvido y la tomo a cualquier hora, se me va a complicar mucho antes. No quiere decir que ahora me voy a salvar ni que tengo la cura, ojalá. Sino como es la forma de afrontar la vida. Yo no soy creyente pero en este tiempo me creo un poco más sabio. Si uno tiene un dios, me di cuenta que el dios soy yo. Mi Dios es mi fuerza de voluntad. Puede haber otro, lo que te haga bien a vos fantástico, a mí me hace bien creer que yo puedo hacerlo.

— Hablaste de los amigos antes de nombrar a los hijos o a la pareja.

— Lo de los hijos lo doy por sobreentendido. Tengo tres, Joaquín, Valentín y Victoria, 23, 21 y 16. Lo hablé en un primer momento. No me dieron mucha bolilla, hasta que un día los encaré: chicos, no tengan vergüenza de decir que tengo Parkinson, bánquenme así, yo camino más lento. Ahora lo comprenden y saben que me tienen que ayudar, no les da vergüenza, al principio quizás sí.

“REÍRSE ES UNO DE LOS MEJORES REMEDIOS”

— Hay gente que no se puede reír de lo que le pasa.

— Creo que es uno de los mejores remedios. Yo hice varios cambios. No miro los noticieros de la primera mañana, me hace muy mal.

— Un estudio dice que cuando te despertás, en los primeros minutos es mejor no intoxicarte con malas noticias. Escuchar música, hacer yoga, mirar el cielo.

— Y la otra es el celular en silencio, ni vibrar. Si me llamaste después cuando miro, lo leo. Esas dos cosas me funcionaron para tranquilizarme. No medito, me cuesta mucho. Me tendría que cuidar más en las comidas.

"La buena alimentación ayuda a
"La buena alimentación ayuda a transitar todo. Es buena salud. Y yo no estoy comiendo tan bien, la voy llevando como puedo", dijo Emiliano Pinsón (Gustavo Gavotti)

— ¿Por qué tendrías que cuidarte?

— Porque la buena alimentación ayuda a transitar todo. Es buena salud. Y yo no estoy comiendo tan bien, la voy llevando como puedo. La psicóloga me dice: no jugás al fútbol, no podés hacer cosas que te gustan, estás comiendo. Después en lo cognitivo, estoy bien, estoy como antes.

— ¿Lo cognitivo puede llegar a cambiar ?

— Puede que sí. Hay pacientes que empiezan a perder la memoria o empiezan a hablar mal antes de tiempo. No quiere decir que a mí me pase, no es que nos va a pasar a todos lo mismo. Hay rigidez facial, yo hago gimnasia facial.

— ¿Solo?

— Sí, cuando fui a un fonoaudiólogo me enseñaron, movimiento de cara, lengua. Vas haciendo una rutina, no siempre la misma. Tengo una profesión que por suerte me hace trabajar y eso genera que siga en movimiento. Tenés que tener movimiento, evitar estar estático. Por eso hay que salir, por eso hay que moverse. Gimnasia facial todas las mañanas, después con la fonoaudióloga también bra, bre, bri, bro. Trabajar la voz, eso también te ayuda. Prevenir. Terapia ocupacional que es todo lo de las manitos.

— O sea, un montón de tiempo.

— Sí, es tiempo. Hay que ocuparse. Tenés tus horarios. Tenés tu rutina.

— ¿Hacés ejercicios cognitivos también?

— Un montón. Tengo suerte de ser medianamente conocido entonces algún futbolero dice: vamos a darle una mano a Emiliano. Estoy laburando con una máquina que usan muchos tenistas y ejercita la reacción. Voy todas las semanas. La primera vez salí con una adrenalina full, a nosotros lo que nos falta es dopamina. El Parkinson es la ausencia de dopamina. Entonces yo tomo dopamina a diario para que se regenere.

— Para arrancar.

— Para arrancar. Y las demás pastillas que tomo se llaman agonistas, ayudan a darle vida útil a la dopamina. Después hay cosas más específicas.

— ¿Y esos ejercicios?

— Me re levantaron. Dije quiero esto, quiero…

— ¡Quiero más!

— ¡Quiero más! ¡Dame, dame!

— Comprátelo. Hagamos una vaquita.

— No, no. Una vaquita no, necesitamos varias vaquitas. Un campo.

“LA DOPAMINA VOS Y TODOS LA TIENEN TODOS LOS DÍAS. ¡APROVÉCHENLO!”

— Sirve para que no gane el Alzheimer, contra el paso del tiempo.

— Total. Hacía mucho que no tomaba dopamina a litros. Estaba explotado, dije uh! Yo le dije: acabás de encender un auto que hace un año y medio estaba estacionado. Le diste marcha y el tipo... Está buenísimo. Pero eso vos, o quienes están acá, lo tienen todos los días, aprovéchenlo! La dopamina la tienen todos.

"Estoy más sensible", confesó Emiliano
"Estoy más sensible", confesó Emiliano Pinsón durante el reportaje (Gustavo Gavotti)

— Claro, pero hay que salir a buscarla.

— Claro. Pero imaginate que yo no la tengo, tengo que salir a buscarla todos los días de cero.

— ¿Sabés que vas a terminar dando seminarios? Cobrá carísimo, te lo pido.

— ¿Podés manejarlo?

— Tenés una polenta fuera de lo común. Seguramente tu actividad física de tantos años, estar entrenado, mucha voluntad y disciplina.

— Sí, disciplina, no lo había pensado de esa manera. Yo salí de una familia de clase media, lo único que nos pidieron fue que hiciéramos una carrera terciaria o universitaria. Mi viejo odontólogo, mi mamá maestra diferencial, soy el mayor de cuatro hermanos varones. Y a mí me costó entrar a laburar. Entré a Radio La Red, la peleé. Iba al entrenamiento a cubrir a Racing, vivía en Castelar. Me tomaba La Costera a Temperley, el tren Roca de Temperley a Ezeiza y de ahí un bondi que me dejaba en el entrenamiento de Racing. Tenía que estar a las 8:30 de la mañana. Y lo hice. Cuando me dicen: Pinsón hace programas pavotes, porque hice programas de entretenimiento… sí flaco, pero yo me rompí, me fumé años en un entrenamiento. Fui un montón de veces a Ezeiza a ver a la Selección Argentina con lluvia, a ver los entrenamientos con largavista, me embarré.

“HAY MUCHAS COSAS QUE CREO QUE ME MEREZCO. QUE LA GENTE ME QUIERA”

— “Yo hice la colimba”, sería.

— Yo hice la colimba. Entonces hay muchas cosas que creo que me merezco. Que la gente te quiera. Porque la gente me quiere. Flaco, hiciste vos las cosas para que te quieran, diste o hiciste o en los programas, comunicaste de una manera y la gente, los colegas, te quieren. Habrá gente que no me banca, es lógico. Estaría mal si todos me quisieran. Pero algo hice yo positivo.

— Y por eso les voy a cobrar.

— Por eso les voy a cobrar, claro.

— (Risas). Algo hiciste y algo también estás cosechando al estar tan bien.

— Ojalá que sea así. Y si no es así, bueno.

— Lloremos después. Cualquier cosa lloramos, nos juntamos y lloramos.

— No hace mal llorar ¿eh? Ahora lloro constantemente. Películas tontas me matan.

— Estás más sensible.

— Estoy más sensible. Después tengo una frase muy de sobrecito de azúcar.

“LOCO, DALE PARA ADELANTE! VAMOS PINSON, NO TE CAIGAS! FORREST GUMP SOY.”

— Uh. ¡No!

— Sí, terrible. Que “es el amor sana”. Yo decía esto es de versero, cualquiera. Pero el amor sana. Increíblemente. Mis amigos, mis hijos, mis hermanos, mi ex mujer, toda mi familia. El cariño de colegas. De la gente que te dice: loco dale para adelante. La vez pasada venía un tipo sobre Callao y Marcelo T. Verde, paró el tipo. Frenó cerca del cordón, bajó. ¡Vamos Pinsón, no te caigas! Otro tipo corriendo por Castelar la vez pasada: dale eh! vamos Pinsón. Tuve cuatro o cinco, decís Forrest Gump soy. (Risas). Lo que me escribieron. Son cosas increíbles. No pensé que iba a ser así, pero está bueno saber que le puede hacer bien a la gente y que la gente me responde, para mí es increíble.

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