Los últimos dos años fueron muy dolorosos para Jesica Cirio. La separación de su marido, el jefe de gabinete de la Provincia de Buenos Aires Martin Insaurralde, la muerte de amigos muy queridos, además de cambios impensados en el programa de televisión en el que trabaja, La Peña de Morfi. Jésica es una mujer que trabaja mucho y desde muy chica. Trabaja, trabaja y trabaja. Estudió baile en la Escuela Nacional de Danzas y a los diez años ya participaba en el programa de televisión de Las Trillizas de Oro. Buscó su propio camino cuando a los 17 años decidió mudarse de la casa materna desde Lanús a Capital. Su constancia y su disciplina se parecen a la de una deportista de élite. Siempre hizo muchas cosas a la vez, pero este año es especial y emocionalmente intenso.
— Y además soy mamá. Que es una de las tareas que llevan más tiempo, ¿no? Nunca paré. Nunca paré. La tuve a Chloe un domingo que tenía La peña y falté ese domingo, el domingo siguiente y después volví. A los 15 días volví a trabajar.
— Este año es distinto, te separaste, después de 10 años.
— Después de 10 años, sí. Un año difícil, pero de aprendizaje. Las cosas a veces pasan para dejarte un mensaje, para evolucionar, para entender un montón de aspectos de tu vida. Y sí, por supuesto es triste, es angustiante, pero hay que tomarlo como parte de la vida y como parte de la evolución de uno.
“YA PASÓ EL DUELO. ME SEPARÉ EN NOVIEMBRE”
— ¿En qué parte del duelo estás?
— Ya pasó el duelo. Desde noviembre.
— Desde noviembre del año pasado.
— Sí, más o menos. Una siempre tiene esa cosa de extrañar la familia, las cosas normales. Pero siento que el duelo ya se terminó.
— ¿Este no es un año triste?
— Sí, es un año… Es que yo no sé si poner la palabra triste. Cuando uno se encuentra en un lugar donde necesita un cambio, necesita que la vida tome un camino diferente, no tiene que tomarlo como algo triste. Por supuesto es un momento donde uno tiene que entender el por qué, aceptar. Romper una familia es algo muy angustiante para cualquier persona, pero uno tiene que salir adelante y entender cómo se tiene que levantar. Creo en el entender y en la terapia, yo hago mucha terapia.
“ENTENDER QUE SE TERMINÓ ES DURO”
— ¿Qué es mucha?
— Una vez por semana tengo psicóloga. Y en mis peores etapas estuve con psiquiatra, no para medicarme, sino porque necesitaba también tener el apoyo de un hombre y no podía dormir bien. Me dio unas pastillas para dormir que tomé sólo un día porque no me podía levantar después, no estoy acostumbrada a tomar. Nunca tuve problemas de sueño. Y en la peor etapa sí los tuve, es romper una familia, ese sueño que es y fue el más hermoso del mundo. Poder reflexionar y entender que se terminó es duro. Y después seguí haciendo sesiones con él porque me gustaba.
— Psiquiatra y psicóloga.
— Sí. Está bueno tener contención y considero que uno siempre tiene que ir.
“HAY UN MONTÓN DE MOMENTOS DE LA VIDA DE MI HIJA QUE SIENTO QUE ME PIERDO”
— La impresión que da es que se abrió una puerta a cosas nuevas. Se te ve muy bien.
— Estoy bien. Es triste todo esto de tener división con Chloe. Tenerla un día sí, un día no, es bastante complejo porque yo a Chloe la amo. Y hay un montón de momentos de la vida de ella que siento que los pierdo, pero bueno, con ayuda, con mis terapeutas trato de ir sobrellevando todo esto. Es lo que nos pasa a todos ¿no? El concepto de familia, uno dice “la familia tiene que seguir hasta que seamos viejitos”, el romper esa idea en mi cabeza que siempre quise es triste.
— Chloe tiene solo 5 años. Las mamás queremos estar todos los días con los chicos.
— Todos los días.
— Debés sufrir
— Sí, mal. Eso creo que es lo más doloroso de todo.
— ¿Te encontrás pidiéndole “Martín, no me la dejás tener hoy que la extraño mucho”?
— Sí pasó. Sí, sí, pasa, es normal.
— Porque duele, duele mucho.
— Sí. Duele y es complicado. Ella muchas veces pide o con uno o con otro y está en la disposición de cada uno poder ceder a esas cuestiones.
— ¿Cedió o no cedió?
— Sí, cedió.
— Chloe está acá, en Infobae, vino con vos.
— Sí, está acá conmigo. Me dijo: mamá, te voy a extrañar, te quiero acompañar al trabajo. ¿Es en donde tiran papelitos? Porque viene a La peña y al final del programa tiran papelitos, le encanta. Le dije que no es donde tiran papelitos, pero quería venir igual.
— ¿Cuántos días no está con vos?
— Depende de la semana, depende también de los trabajos de cada uno. Cuatro días la tengo yo, tres él, pero van cambiando.
— Sos muy cautelosa con todo lo que decís de él. Por ejemplo: tardaste mucho en presentar al que fue tu marido.
— Con Martín fuimos amigos un montón de tiempo, casi 2 años de teléfono, de ir, de venir, entonces no me daba mucha seguridad la situación y era mi primera relación pública. Me daba miedo porque mis parejas anteriores no eran mediáticas.
— También cautelosa para contar la separación que te costaba atravesar.
— Pero me costó más por Chloe. Porque todo lleva un proceso y lleva un tiempo. Quizás salía a contarlo antes y después al otro día terminábamos hablando. Un proceso de tiempo que era necesario.
“HOY NO TENGO GANAS DE CONOCER A NADIE, SINCERAMENTE”
— De ahora en más, con una nena de 5 años tiene que pasar un montón de tiempo para que presentes a alguien?
— Ay, qué difícil. No lo sé, qué sé yo, la verdad es que hoy no tengo ganas de conocer a nadie sinceramente. Estoy bastante cerrada. Hoy estoy disfrutando mucho de Chloe. No tengo tiempo tampoco. Pero el día que me vuelva a enamorar lo voy a hacer público y se lo voy a contar a Chloe y va a ser normal, por qué no.
— ¿No tenés rollo con presentarle algún novio a tu hija?
— No sé de qué se trata porque es mi primera experiencia. Creo que cuando me suceda voy a ir viendo cómo es el proceso. Pero creo que no, que cuando esté realmente segura de que es la persona indicada y pase un tiempo prudente, si es que sucede.
“ME SEPARÉ Y MI INSTAGRAM ERA UNA EBULLICIÓN”
— ¿Si pasara ahora el hombre de tu vida?
— El hombre de mi vida. No, igual esperaría un poco. No hay nada más importante en mi vida que Chloe y por respeto a ella y por respeto a mí si no es alguien que…
— Que… wow!?
— Que… wow! o que proyecte algo. Después puede fallar también ¿no?
— ¿Apareció alguien interesante estos meses?
— No, nada. Propuestas mil. De salir, de todo. Sí obvio, pero es normal. Me separé y mi Instagram era una ebullición.
— Hay gente que estuvo esperando unos años para escribirte.
— (Risas) Sí. De todo apareció. Pero sinceramente en ese sentido estaba bastante bloqueada. Hasta yo me sorprendí de un montón de cosas.
— Te sorprendiste por los personajes que aparecieron? ¿Apareció gente del pasado?
— Por los personajes que aparecieron. Apareció de todo. Apareció de todo. Yo me siento bien, estoy bien, disfruto de mi trabajo, disfruto de mi hija, pero quizás tampoco apareció algo que realmente me interese demasiado, esa es la verdad.
— ¿Cómo te llevas con los rumores? Cuando dijeron que salías con un compañero de trabajo, te vieron en Ibiza con un compañero del streaming.
— A veces me da por decir, ¿por qué? ¿Por qué yo? O sea, nos separamos los dos. ¿A nadie le importa? ¿Por qué con quién salgo yo? Me molesta pero estoy acostumbrada.
— Siempre molesta.
— Siempre me molesta un poco. Más si es mentira, sí. Si tengo una relación o alguien lo voy a mostrar, no lo voy a ocultar. Pero son dos las personas que se separan. ¿Por qué siempre me buscan a mí?
— Porque quizás al público no le importa con quién está Martín Insaurralde.
— Puede ser. Es probable.
— Te fuiste de tu casa siendo muy joven. Ahora que sos madre te imaginás que pasaría si se fuera tu hija a los 16 años?
— Me muero. Tenía 17, sí. Era muy inquieta yo. Muy inquieta. Trabajo desde muy chiquita, desde los 10 años en televisión y pasé por un montón de laburos. A los 17 había hecho mi primera campaña de ropa interior, de la que sigo siendo imagen, y trabajaba a full, hacía teatro. Y el tema de vivir en Lanús era un drama. Yo a veces tenía un evento, salía de un programa de televisión a las 10 de la noche, me iba a comer con amigas en Capital, salíamos a tomar algo y a bailar. Y tenía que volver a las 3 de la mañana a zona Sur sola manejando. No me sentía segura.
“MI MAMÁ DESDE CHIQUITA ME DECÍA: VOS TENÉS QUE SER INDEPENDIENTE”
— ¿A tu mamá le pegó más que te fueras con un novio o que te fueras
a esa edad? ¿O las dos?
— Creo que las dos. Pero después lo entendió. Yo siempre fui muy independiente. Ella me formó así. Siempre desde chiquita me decía: vos tenés que ser independiente, tenés que trabajar, tenés que ser vos misma. Entonces bueno, logró eso (risas).
— Leí que te dijo que no dependieras nunca de un hombre.
— Sí, siempre me lo dijo. Ella siempre quiso que yo no esté atada a nada. Y me pareció muy sano su consejo. Creo que la libertad no tiene precio. Y eso me hizo tener mucho valor y mucha independencia, mucha personalidad. Y tomar mis propias decisiones, que eso es lo más importante. Cuando eso no sucede, no hay que estar más ahí.
“CUANDO NO SE DESEA MÁS, CHAU”
— La expresión de tu cara cuando dijiste que la libertad no tiene precio… se iluminó enormemente.
— Es que sí, es así. La libertad no tiene precio en el sentido de que realmente está bueno no depender de nadie. Que realmente una relación sea pura y por amor. Y cuando no se desea más bueno, chau.
— ¿Qué le vas a contar a tu hija cuando te pregunte sobre todo esto?
— Yo me fui en busca de mi propio camino. Yo sabía muy bien lo que quería y a dónde quería llegar, desde chiquita lo tuve claro. Si me seguía quedando ahí todo me iba a costar mucho más. Era muy inquieta, siempre iba buscando nuevas cosas para hacer.
— ¿Trabajás más o menos que cuando eras joven?
— Mucho menos. Pensá que entre los 18 y los 24 yo hacía teatro, no paraba. Hacía teatro, Bailando por un sueño, depende qué época, hacía eventos los fines de semana en el interior del país, campañas, no tenía vida. Realmente no tenía vida. Y yo quería salir también, quería divertirme porque era chica, quería vivir, no quería quemar etapas. Pero las terminás quemando aunque no quieras lamentablemente. No me arrepiento igual.
— ¿Por ejemplo?
— Estaban todos mis amigos divirtiéndose o de viaje y yo tenía que estar trabajando.
— La libertad es importante para vos. ¿Fantaseas con tener otro hijo?
— Me encantaría, sí. Creo que el deseo de ser madre lo cumplí pero si se da, me encantaría.
“ERA SIEMPRE YO, YO, YO. YO Y MI TRABAJO. NUNCA PONÍA POR DELANTE A LA PERSONA QUE TENÍA AL LADO”
— Esta vez te casaste. Tuviste una gran boda. ¿Fue una hazaña?
— Fue una hazaña. Mis parejas no duraban más de dos años. Era el límite. Creo que me faltaba madurar y siempre era yo, yo, yo, primero yo y mi trabajo y siempre elegía mis cosas. Nunca ponía por delante a la persona que tenía al lado. A mí siempre me gustó estar en pareja, estuve muy poco tiempo sola siempre.
— ¿Pero no negociabas nada?
— Nada negociaba. Nada, nada. La primera etapa de una relación siempre es maravillosa. Después va pasando. Cuando eso pasaba yo decía: ya está. Era yo, yo, yo. Entonces nada evolucionaba.
— ¿Volvés a hablar de esto en terapia?
— No, no vuelvo a hablar de mi pasado la verdad. Muy pocas veces.
“NECESITO CHARLAR CON MIS TERAPEUTAS, MUCHAS VECES DE DECISIONES LABORALES”
— Hay mucho prejuicio en cuidar la salud mental.
— Es que no tiene que haber prejuicios. Para mí es al revés, yo lo necesito. Necesito charlar con mis terapeutas. Hasta charlo muchas veces de decisiones laborales. Me gusta analizar, me gusta entender. Hoy para mí no es solo el proyecto, es si me va a hacer bien y si me voy a sentir cómoda. En esta etapa de mi vida con 38 años y con todo lo que trabajé, hoy decido estar donde me gusta.
“ANTES ENTRENAR ERA PARA TENER LA COLA ACÁ ARRIBA. EN ESO TAMBIÉN EVOLUCIONÉ”
— Toda tu tarea como profesora de gimnasia implica estar espléndida, eso también lleva tiempo.
— Eso lleva tiempo y en el estar espléndida también evolucioné. Porque antes era entrenar porque quería estar mejor, porque quería la cola acá arriba, porque quería mis abdominales marcados. Y hoy entendí que todo eso también es parte de mi salud mental, que es parte de mi salud física. No física estética sino de vivir una vida más saludable con la alimentación y con el entrenamiento. Creo que hasta en ese sentido fui evolucionando.
— ¿En qué cambió la rutina física?
— Yo quizás entrenaba un montón de horas por día.
— ¿Qué es un montón?
— Entrenaba a la mañana, hacía dos horas de entrenamiento de pesas. A la tarde hacía una hora de cinta, después hacía pilates y tenía dos horas de ensayo de baile. Eso era un desgaste innecesario, pero a mí me gustaba porque mi energía no paraba nunca. Pero hoy hasta eso trato de regularizarlo. Hoy entreno y fin. Y con la alimentación sí trato de cuidarme mucho, estoy muy estricta con eso.
— ¿Cuanto más le dedicás a la belleza?
— Ahora me estoy haciendo unos sueros multivitamínicos, me pongo por suero toda la suplementación que necesito, vitamina C que es anti aging, ese tipo de cosas.
— ¿Por qué por suero?
— Afuera se usa mucho, no podés tomar toda esa cantidad de medicación.
— ¿Qué es toda esa cantidad de medicación que metés en el cuerpo? ¿Intravenosa?
— Sí. Vitamina C por ejemplo. La vitamina C uno la puede ingerir, pero es menos cantidad. Estas son dosis más fuertes. Me alimento muy bien y me hago estudios todo el tiempo y no estaba necesitando ninguna otra. No sé si me pusieron D. Después de distintas cosas que me fueron sucediendo después de la pandemia, alergias, desmayos. Tuve tres desmayos, una especie de síncope B. Descubrí que era el poco consumo de magnesio y de sodio. Yo entrenaba un montón y comía casi sin sal, tomaba agua sin sodio, llegaba un momento que el cuerpo no aguantaba y me descompensaba.
— Tenés mucha disciplina. ¿Nunca te relajás?
— (Risas). Sí relajo, súper relajo. No es que no relajo con la alimentación, no es que soy una freak. Trato de cuidarme porque me pasó esto de que no podía respirar y descubrí que por problemas de intolerancias mías.
— ¿No es que te obsesionaste con la salud?
— No, para nada. Hay cosas que no me gusta dejar de comer como el trigo, odié porque amo las medialunas. Y cuando puedo me las como igual. Pero soy consciente que sé que quizás me voy a ahogar después, o me va a dar alergia, o voy a estar con tos.
“ME OPERÉ LAS LOLAS A LOS 16. TUVE SUERTE CON EL CIRUJANO Y TUVE UNA MAMÁ ATRÁS TAMBIÉN”
— No sos enemiga de las cirugías estéticas y tampoco les tenés miedo.
— No, cero, para nada. No les tengo miedo pero sí respeto. Pensá que yo me operé cuando tenía 16 años. Tuve la suerte de dar con la persona indicada a los 16 años, y hoy sigue siendo mi médico hasta el día de hoy, es Luis Ripetta que lo amo con todo mi ser. No, no les tengo miedo. Yo era chiquita y quería lolas porque era bailarina y era muy flaquita, tenía el complejo de que tenía mucha cola pero era chata de arriba. Mi mamá me lo permitió pero dijo: vamos a ver a varios cirujanos, no es que vas y te operás. Y tuve la suerte de conocer a Luis. Chiche Gelblung hacía un programa debatiendo si estaba bien que las Lolitas se operen o no. Yo había empezado a trabajar en televisión y la llevé a mi mamá a la charla para convencerla de que me dejara operarme a los 16. Algunos médicos estaban a favor y otros en contra, Luis fue uno de los médicos que dijo que no había ningún problema.
— Tuviste suerte.
— Tuve suerte, sí. Tuve suerte y tuve una mamá atrás también. Porque mi mamá me acompañó a ese programa y charló con el médico. El médico la invitó a que fuéramos a su clínica. Nos explicó todo y tomé la decisión a partir de una persona reconocida. Mi mamá era empleada municipal, para nosotros era muy costoso pagarlo y Ripetta le dio a mi mamá 180 millones de cuotas y le fue pagando. Al año ya había empezado a trabajar a full y cancelé todo.
“DESPUÉS DE LAS LOLAS MI CIRUJANO PLÁSTICO NO ME DEJÓ HACERME NADA”
— Ahora hay cada vez más información.
— Yo siempre fui muy consciente de dónde iba o en qué lugar me metía y tuve la suerte de encontrarlo y pedirle un consejo. Nunca me dejó hacerme nada. De hecho las veces que yo he ido más chiquitita, yo tenía veintipico… Luis me quiero hacer una lipo acá. Iba directamente ahí a la clínica. Me quiero sacar de acá. Me miraba, “andate Jésica”. No pero dale, escucha, me sacas un poquito de acá. “Andá, vos entrenás, vos hacés ejercicio, dale”. Me iba enojada.
— El cirujano plástico que insiste mucho con operarte es para sospechar?
— Es que la decisión siempre tiene que estar en uno. Creo que el análisis que uno tiene que hacer es hay ciertas cuestiones que se pueden lograr igual, solo que llevan más tiempo. El tema es que uno a veces prefiere…
— Tenías un cuerpazo e igual querías algo rápido?
— Sí, quizás en ese momento estaba un poquito más rellenita. Ni me acuerdo. Recuerdo que me sacó carpiendo. Él me operó la nariz también. Pero a mí no me molestan las cirugías, me parece lo más natural del mundo.
— ¿No te quedó miedo tampoco después de lo que le pasó a Silvina Luna?
— No es miedo, es respeto. Es ser consciente de lo que uno está haciendo y a dónde va. Si mi hija en un futuro toma la decisión de hacerse algún tratamiento estético o una cirugía estética yo no le negaría hacérselo. Simplemente la acompañaría y trataría de buscar un buen cirujano, un cirujano reconocido. Tener referencias de esa persona. Cuando yo era más chica era mega conocida y me venían canjes de todo tipo y color. Y de un montón de médicos. Y sin embargo yo a Luis siempre le pagué. Nunca hice nada por canje.
— Hay médicos que ofrecen canje por la cirugía. No te cobran.
— No está mal eso, yo no lo veo mal. El tema es que a veces las cosas baratas salen caras. Uno tiene que entender a dónde va.
— Empezaste a trabajar en La peña de Morfi hace siete años. Después de la muerte de Gerardo Rozín el programa cambió varias veces. Estuvo Jey Mammón y ahora Georgina. ¿Te tuviste que adaptar?
— Sí, me tuve que adaptar pero La peña para mí es un proyecto muy especial, estoy porque quiero. Deseo estar, me siento bien. El día que yo decidí aceptar estar fue por Gerardo. Tuve una regresión en mi vida porque volví a la matriz, a donde salí, al baile, al folclore. Es un lugar donde me sentí muy cómoda y donde hice uno de mis más grandes amigos que fue Gerardo y tiene un peso para mí el programa. Gerardo fue una escuela muy grande para mí en todo sentido. Y marcó un antes y un después en mi carrera.
“SABÉS TODAS LAS VECES QUE DIGO ‘DÓNDE ESTÁS GERARDO? DAME UNA SEÑAL”
— ¿Alguna vez te quedás pensando en que te diría hoy Gerardo? ¿Por dónde ir, qué hacer?
— Sabés todas las veces que digo dónde estás, por favor dame una señal de algo. Porque cuando pasaba algo yo lo llamaba, “qué te parece tal y tal cosa”. Y hoy me cuesta entender que no está. Pero me lo dijo, me lo dijo.
— ¿Te dijo qué?
— Él sí me lo dijo. Me lo voy a guardar para mí pero me lo dijo. Es que me dijo un montón de cosas. Es medio personal. Me dijo esto del stream. Me habló de las plataformas. “Tenés que hacer más cosas en las plataformas. Tenés que estar más presente”. Siempre me insistió en eso. Full plataforma, sin dejar la televisión, porque hoy conviven perfectamente. Mis últimas charlas fueron sobre eso.
— Pero no estás en plataformas ahora.
— Estuve hasta hace poco en un stream, ahora voy a volver. No estuve porque necesitaba estar un poco más conmigo misma. Pero sí, ahora estamos rearmando el programa.
— ¿Pudiste disfrutar La peña desde que Gerardo no está?
— Fue muy difícil. Me angustié mucho con la situación y si bien no se me veía la pasé muy mal. Fue un año muy difícil porque había perdido a otro amigo más, Daniel Comba y unos meses atrás había fallecido Juanqui, mi compañero de baile del Bailando, no tuve respiro. Y no podía parar porque había un programa al aire. Porque tenía responsabilidades, tenía que estar ahí. Todo eso lo fui procesando por dentro y me terminó explotando.
— Con las alergias, con los desmayos.
— Con todo.
— ¿Este año lo estás disfrutando o todavía no?
— Este año estoy entendiendo y procesando todos esos duelos que me marcaron mucho en mi vida. Trato de sentirme lo mejor posible.
— Este año también tuvo el sacudón de la salida de Jey.
— También tuvimos ese sacudón. No teníamos mucho para hacer con respecto a eso y fue muy triste. Pensá que La peña es un programa que viene de hace muchos años y hay más de cien personas trabajando ahí. Toda la responsabilidad yo sentía que estaba sobre mí y fue bastante difícil nuevamente sentir toda esa responsabilidad. Después de lo de Jey, no había un respiro. Nunca pude procesar nada. Y mi separación. Es un año en el que estoy tratando de entender por qué todo junto, porque fueron muchas cosas juntas. Pero no estoy mal, estoy bien.
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