El director de Poliarquía, Eduardo Fidanza, analizó las causas y consecuencias de la impactante victoria de Javier Milei en las elecciones primarias del domingo pasado y resaltó que el ascenso del líder libertario se produjo tras “un fracaso histórico del peronismo” y una oposición de Juntos por el Cambio “que no estuvo a la altura” de una crisis económica y política que golpea a los argentinos desde hace más de una década.
El sociólogo y agudo analista político había anticipado en la entrevista que concedió a Infobae en noviembre del año pasado que Milei se había consolidado como “el fenómeno más importante desde el punto de vista de la oferta electoral” porque había logrado, entre otras cosas, captar a sectores bajos y medios altos, y le había arrebatado el liderazgo y representación política de los jóvenes a la propia Cristina Kirchner. Para él, el líder libertario estaba “en pie de igualdad con las otras dos coaliciones (...) para determinar quién será el próximo presidente o presidenta”.
Diez meses después, y con el resultado puesto de las PASO, en la que el líder libertario le ganó a los candidatos que presentaron los dos polos de la grieta, Unión por la Patria y Juntos por el Cambio, Fidanza volvió a los estudios de Infobae y compartió su mirada sobre las razones del triunfo de La Libertad Avanza, las consecuencias del resultado, los posibles escenarios para la elección general del 22 de octubre y, también, los riesgos que detecta si finalmente Milei llega a la Presidencia.
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Más allá de los grandes números de la votación del domingo pasado, de la alta política o las zancadillas entre aliados y rivales electorales, el director de Poliarquía destacó un detalle sugestivo, que mezcla el análisis y la intuición: “En esta elección, los padres les preguntaron a sus hijos a quién iban a votar. Como cuando los más jóvenes asisten a los más grandes en cuestiones de la computación. Creo que los han asistido en orientarles el voto. Milei empieza con los jóvenes, pero después sigue con los padres de esos jóvenes. De ahí que es una fuerza electoral y política muy significativa, porque atraviesa la familia, atraviesa los estratos sociales , uno puede decir que es un fenómeno generalizado”.
De todos modos, Fidanza resaltó que el ascenso súbito del candidato de La Libertad Avanza estuvo facilitado por “un fracaso histórico del peronismo” debido a que no cumplió con el objetivo primordial de recuperar los ingresos y mejorar la calidad de vida, sobre todo, de los más sectores más postergados. Y también por el fallido gobierno de Juntos por el Cambio, cuya dirigencia no logró captar las señales de desinterés de parte de sus antiguos votantes: “No estuvieron a la altura y se quedaron en la interna”, resaltó.
Al respecto, el reconocido sociólogo y miembro de número de la Academia Nacional de Periodismo aseguró que “Cristina ve a Sergio Massa de la misma manera que Macri ve a Patricia Bullrich. Ambos candidatos son figuras que -después de Alberto Fernández- de ninguna manera van a aceptar un gobierno tutelado”. Y subrayó una suerte de doble juego que viene haciendo Macri: “Les está diciendo a sus seguidores “sí, la opción es Patricia pero también la opción es Milei”. Si Patricia Bullrich no entiende lo que yo llamaría una “deslealtad”, las dificultades para octubre pueden ser insalvables”.
Por último, el director de Poliarquía no dudó en señalar también los riesgos y peligros que asoman en torno al líder libertario, que repudia las posiciones políticas moderadas y que después de ganar, lejos de girar al centro, endureció todavía más su discurso. “Podemos ir a lo que muchos temen, que es a un episodio de ingobernabilidad en la Argentina”, alertó Fidanza y agregó: “Si Milei llevara adelante este estilo, podemos darnos cuenta de que la grieta era un juego de niños”.
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La entrevista a Eduardo Fidanza
-Quiero que compartamos un poco el análisis sobre el resultado de las PASO. Empezamos con la pregunta inevitable. ¿Qué pasó el 13 de agosto?
-Lo que pasó no es una sorpresa, se veía venir. En términos generales lo podemos comparar con lo que ya pasó en otros países, que es el surgimiento de una figura política en el contexto de un fracaso de la política convencional y diría más: un fracaso de la promesa de la democracia, que no consiste solo en instituciones que llamamos “instituciones democráticas”. Son las instituciones más el bienestar social y económico.
En la medida en que la democracia no pudo asegurar el bienestar, no le podemos pedir a la gente que aprecie en abstracto las instituciones. Lo que enfrentan las familias todos los días es una rutina entre valores como el ánimo de progresar, de mejorar su calidad de vida y esto la democracia no lo cumplió. Muchos defensores de las instituciones tampoco entendieron que las instituciones no se defienden en abstracto, sino que se defienden con una visión que articula bienestar y valores democráticos.
-En la última columna habló del “voto de los estafados”. ¿El domingo aparecieron los estafados?
-Sí, por supuesto que aparecieron los estafados.
-¿Qué significa este concepto del voto de los estafados?
-Hay una sensación de que uno confió en un sistema que no cumplió. Vamos a evocar una estafa: el ciudadano le entregó bienes a ese sistema y ese sistema no hizo con esos bienes lo que dijo que iba a hacer. Hay un fenómeno que es un poco más que aquel “que se vayan todos”, que fue la respuesta a una explosión. Esto es la respuesta a un sentimiento que no es de ayer, ni tiene que ver con un estallido específico, fue algo que con el tiempo se fue desarrollando.
Y no olvidemos algo: los últimos ocho años de la política argentina fueron ocho años en los que cuatro años gobernó el no peronismo, cuatro años gobernó el peronismo y tenemos que abarcar esos ocho o diez años para ver que la gente constató que dos modelos que constituyeron lo que se llama “la grieta”, que decían sostener valores y programas distintos, no lo lograron. Y no lo lograron en conjunto. El fenómeno Milei tiene que ver con una oferta de este gobierno que termina en un fracaso, más una oposición no peronista que no estuvo a la altura. Ni el gobierno ni la oposición de Juntos por el Cambio vio venir este fenómeno. Prefirieron mantenerse en la lógica de sus internas, de sus enfrentamientos y este es el resultado.
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-¿La dimensión del voto de Milei es económica y material o tiene que ver con otros valores?
-Por una parte es la cuestión material, pero iría más allá. Es la cuestión económica, es la inflación, es el fracaso de los servicios estatales. En este voto a Milei hay todo eso: está la economía y está el fracaso del Estado en proveer bienestar. Pero también hay una cosa importante que no se ha dicho, que es que en el sentido común de los argentinos empezaron a entrar las ideas “liberales”, que son muy sencillas, como por ejemplo que si a los trabajadores les aumentan el valor de su salario en contextos inflacionarios la gente empieza a decir “no me sirve que me aumenten el salario porque mañana se va a licuar”.
Esa crítica al populismo económico entró en la sociedad. Hay un primer fracaso respecto al modelo económico que podemos llamar “populista”. También hay un fracaso vinculado a los servicios que tienen que garantizar la seguridad de las personas frente al delito. El problema de la seguridad es un fracaso colosal del Estado en la preservación de la seguridad física, que además es una promesa de la democracia, no es solamente la libertad, es el cuidado del cuerpo y de los bienes. Ese es un fracaso.
Sumaría otra dimensión, que es más valorativa y tiene que ver en este contexto de fracaso, que son los privilegios de las élites. Ahí está el descubrimiento de Milei que es decir “esta clase política es una casta”. Dentro del sistema de castas, los que no están en las castas son los más pobres, son los que no alcanzan determinado nivel, etcétera. Existe la casta y existe un pueblo descastado. Este rechazo a los privilegios, este cuestionamiento de las clases privilegiadas, también está en este cóctel que explica el voto a Milei.
-Cuando se ve el mapa que quedó después de las PASO, el voto de Milei atraviesa clases sociales, políticas, edades. Atraviesa cualquier límite o diferenciación.
-Hago un matiz. Aunque ya no tenemos mesas masculinas y femeninas para confirmarlo, Milei ha recibido, seguramente, muchos más votos masculinos que femeninos. Y ha recibido relativamente más votos en el interior del país, si restamos la provincia de Buenos Aires y la Capital Federal. Es un fenómeno del interior del país, que viene desde el interior...
-Es aluvional.
-Claro y, efectivamente, atravesó las clases sociales y hay algo muy importante, que ya lo veníamos viendo: erosionó las bases peronistas en los sectores populares. Los jóvenes abandonaron al peronismo, abandonaron al kirchnerismo. En muchas elecciones se dijo “los jóvenes están desinteresados en la política”, y se decía que a la hora de votar, ellos les preguntaban a sus padres a quién van a votar, para orientarse. Mi intuición es que en esta elección, los padres les preguntaron a sus hijos a quién iban a votar. Algo así como cuando los más jóvenes asisten a los más grandes en cuestiones de la computación. Creo que los han asistido en orientarles el voto.
Hemos visto el fenómeno de que Milei empieza con los jóvenes, pero después sigue con los padres de esos jóvenes. De ahí que es una fuerza electoral y política muy significativa, porque atraviesa la familia, atraviesa los estratos sociales y si bien tiene una preponderancia geográfica y de género -en este caso en el interior y en las mujeres- uno puede decir que es un fenómeno generalizado.
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-Cuando se vuelve la vista al mapa, ve qué provincias como Formosa, donde Insfrán ganó por el 70% y en las PASO ganó Milei, surge una duda: ¿El peronismo se jugó en esta elección o miró para otro lado?
-Esto ocurre en un contexto de falta de liderazgos organizadores. Nosotros desembocamos en esta situación después que los liderazgos que ordenaron la política argentina en las últimas dos décadas entran en declinación. Cristina Kirchner y Mauricio Macri tienen capacidad de influencia y tienen presencia mediática, pero no tienen capacidad de organización, de que sus adeptos y sus seguidores acaten. Es una política donde todos se les atreven a todos.
Ante esa falta de fuertes liderazgos, cada uno de los gobernadores e intendentes refluyen a sus propios intereses. Lo que hemos visto, primero, es un nivel de desdoblamiento enorme. Ese desdoblamiento significaba que intendentes y gobernadores peronistas y no peronistas desconfiaban de que sus coaliciones tuvieran un buen resultado electoral -no se equivocaron- y entonces no sorprende esto. En el NOA y en el NEA, a pesar de que las encuestas tienen dificultades para acertar, se veía la ola Milei. Y esa ola Milei ocurrió.
-Hablaba de Cristina Kirchner y de Mauricio Macri. Le pido que haga un zoom sobre cada uno de ellos. Cristina casi ausente y Macri muy presente y direccionando a JxC.
-Antes de hablar de sus especificidades, quisiera hablar de sus puntos en común. En primer lugar, como todos los líderes políticos que son muy influyentes, ninguno de los dos se quiere retirar. Los dos quieren seguir ocupando el centro de la escena. Tienen un problema que, creo, va a ser insuperable, que es lograr capacidad electoral. No están compitiendo y no tienen capacidad electoral, pero tienen capacidad de influencia. Los dos se dan cuenta que si determinadas figuras de sus espacios ganaran las elecciones, ellos tendrían prácticamente que retirarse o que jubilarse.
Creo que Cristina ve a Sergio Massa de la misma manera que Macri ve a Patricia Bullrich. Son figuras que -después de Alberto Fernández- de ninguna manera van a aceptar un gobierno tutelado. Para mí, Massa no tiene chance -por toda la situación económica- pero si Patricia Bullrich tuviera chances, me pregunto si hoy Macri es verdaderamente leal a la candidata de su espacio. ¿Por qué? Porque en el fondo, para los intereses de Macri -que son como los de Cristina intereses mezquinos- pareciera que tal vez le convendría más un Milei que una Patricia Bullrich, que ha declarado que si ella es presidenta no se va a dejar tutelar.
Este es el tema común de estos dos líderes políticos en declinación. Y agregaría que Macri ha dado un paso adelante que Cristina, porque él se ha garantizado que la ciudad de Buenos Aires siga en sus manos. Lo ha hecho de manera legítima a través de una elección, pero Cristina todavía no logró en ese paralelismo lo que ella desea, que es que Kicillof gane la provincia de Buenos Aires. Lo veo a Macri un paso adelante en su proyecto de seguir prevaleciendo políticamente. Está claro que una semana antes de las elecciones Macri demostró su simpatía con Javier Milei. No se definió por ninguno de los candidatos de la interna, y con posterioridad, el domingo, siguió en la misma línea. La pregunta es: si los votos que obtuvo Patricia Bullrich provienen del macrismo, que es así, Macri les está diciendo a sus seguidores “sí, la opción es Patricia pero también la opción es Milei”. Si Patricia Bullrich no entiende lo que yo llamaría una “deslealtad” de Mauricio Macri, las dificultades para octubre pueden ser insalvables.
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-Por la dinámica que están tomando los acontecimientos ¿Hay posibilidad de que Milei no sea efectivamente el ganador, en primera vuelta o en segunda vuelta?
-Podría ocurrir que no lo fuera, pero atención, porque obtuvo casi el doble de los votos que Patricia Bullrich, y casi 10 puntos más que Sergio Massa, que es una figura -y esto lo dije antes de las elecciones- de quien no se puede esperar con estos indicadores económicos que pueda ser el presidente. Debilidad en cantidad de votos de Patricia, más este problema que es Macri. Y debilidad en el candidato oficialista, lo cual le abre una puerta muy importante a Javier Milei. La pregunta es ¿quién es Javier Milei y cuáles pueden ser las consecuencias de un gobierno de Javier Milei?
-Hablemos de eso.
-Hay entusiasmo entre los que lo votaron y mucha preocupación entre los que no lo votaron y también entre las élites empresarias, sindicales, eclesiásticas. ¿Por qué? Porque Milei no garantiza tres factores importantes: Primero, creo que no garantiza su equilibrio psicológico. Lo vemos a Milei absolutamente intolerante a cualquier crítica que se haga y, cada vez que se le hace una crítica, la atribuye a una conspiración. Eso es, claramente, un rasgo de un perfil psicológico, no equilibrado. Segundo, hay muchas dudas de que Milei tenga los 2.000 o 3.000 funcionarios que se necesitan para administrar este país. Además, que tenga las alianzas políticas, territoriales, la cantidad suficiente de legisladores, que no lo va a tener. La tercera duda es que si con un programa tan agresivo y de supuestas reformas tan radicalizadas, él va a poder garantizar la gobernabilidad de la Argentina. Así como hay que ver el equilibrio entre democracia y bienestar, hay que ver el equilibrio entre progreso y gobernabilidad.
Vamos a suponer que las propuestas de Javier Milei son progresistas. Si además de progresistas, no son realistas y no toman en cuenta que en la política, como en el ajedrez, uno mueve las piezas, pero el otro también mueve. Podemos ir a lo que muchos temen, que es a un episodio de ingobernabilidad en la Argentina. Y agregaría que el estilo de Milei es un estilo muy agresivo, muy agresivo. Entonces uno se tiene que preguntar: ¿Milei va a gobernar y aplicar programas? ¿Los va a discutir como se discute en política -porque la democracia es un diálogo- o los va a querer imponer? Acabamos de ver en tres días la cuestión del Conicet, que desde el punto de vista de las reformas que quiere hacer Milei, no es importante, pero sí es importante como provocación. ¿Cuánto va a haber de aplicación de programas y de búsqueda de consenso, y cuánto va a haber de provocación si Javier Milei llega a la Presidencia?
A mí me preocupa mucho, porque no veo rasgos en él que tengan que ver con la democracia. Que por más que haya grieta, se necesitan consensos básicos para desarrollar políticas. Si Milei va a un enfrentamiento, se va a encontrar con una Argentina democrática, pero también corporativa, que no va a querer permitirle ese tipo de avance.
-¿No le ve capacidad de moderación, ni capacidad para girar al centro?
-Acaba de declarar que para él no corre el llamado “teorema de Baglini” (NdR: que establece que cuanto más cerca del poder está un político más tiende a moderar sus propuestas y a correrse al centro ideológico). Y acaba de decir algo muy preocupante -porque son las imágenes o la retórica de que pueden anticipar los hechos- “me van a tener que sacar muerto de la Casa de Gobierno”. Acaba de evocar una tragedia política.
No muestra ningún interés por moderarse y creo -y este es otro tema- que los que lo han votado no terminan de saber la naturaleza de Milei. Lo venía escribiendo antes: la propuesta de Milei no es una propuesta económica. Él habla de economía. La propuesta de Milei es una especie de revolución cultural, cuya base, cuyo fundamento, es que los precios del mercado sean el factor regulador de la vida social y no lo sean las instituciones. Por eso el interés en desplazar al Estado, por eso la crítica sin ninguna limitación del Estado, sin ningún reconocimiento, y ponernos a interactuar socialmente con los precios del mercado. Por eso en la retórica de Milei uno tiene la impresión de que todo se compra y todo se vende.
Ahora no habla de los órganos, pero habló de los órganos. Ahora modera un poco lo de las armas, pero un poco. Tengo el temor de que en la sociedad que nos propone Milei se compre y se venda el amor, se compren y se vendan las armas, se compra y se venda el talento. Hay que ver si la sociedad argentina, que está basada en un sentimiento comunitario, que proviene de la tradición de sus principales partidos políticos, pero también de la tradición de la Iglesia Católica, si esa sociedad que aprecia la comunidad, va a aceptar este ultraliberalismo que para mí es ajeno a nuestra cultura.
-Tierra del Fuego es otro ejemplo de una victoria de Javier Milei en el kilómetro cero de la patria subsidiada. ¿Votan en contra de sus propios intereses los votantes de Milei?
-Vota con este sentimiento de hastío y de rechazo profundo a las clases dirigentes, empezando por la clase política. Y vota a un personaje que hay que reconocerle que es carismático. Cuando encontramos el fenómeno del carisma, encontramos el atractivo de una persona para una masa de votantes, de individuos, de la sociedad. Eso explica que a sus eventuales aliados les fue mal y a él le fue bien porque es él. Todos los personajes carismáticos de la historia son fenómenos absolutamente personales. Es más, si no fueran absolutamente personales, no serían carismáticos. El carisma político es una evolución, una secularización del carisma religioso. No hubo dos Moisés, hubo uno. No hubo dos Cristos, hubo uno. No hubo dos Marías, hubo una.
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-No hubo dos Perón.
-Claro. No hubo dos Perón, hubo uno. No hubo dos Alfonsín, hubo uno. Ese es el fenómeno Milei, pero atención, porque el carisma, por un lado es tan atractivo y por otro lado es tan excluyente. El carisma se entrelaza con la idea del Salvador. Y vuelvo: ¿la salvación se dialoga o la salvación se aplica, se lleva adelante? Ahí hay un problema, donde podemos tal vez, si Milei llevara adelante este estilo, darnos cuenta que la grieta era un juego de niños, que la grieta era una disonancia perniciosa, pero dentro de las reglas del sistema.
Acá no se nos está proponiendo grietas, se nos está proponiendo motosierras, se nos está proponiendo incendio, destrucción, etcétera. En la grieta, lo que la clase dirigente mostraba eran desacuerdos, pero hasta los desacuerdos eran parte de un intercambio. Nadie decía “voy a ir con un tanque y aplastar a mi adversario”, ni siquiera desde el punto de vista retórico, pero acá se está diciendo eso. Es una fase superior a la grieta, pero la grieta explica los Milei. ¿Y ahora qué hacemos?
-Hay 13 millones de votantes que no se expresaron, que no fueron a votar, votaron en blanco o quedaron vacantes por todos los precandidatos que quedaron en el camino. ¿Qué piensa de ese electorado disponible?
-Hay dos grupos que podemos diferenciar. Unos son los que votaron en blanco, que presentan casi 5%. El voto en blanco fue casi más alto que el voto a Schiaretti y a la izquierda. En principio, es un voto de rechazo, pero es un grupo al cual los candidatos van a ir. Después hay otro: participó prácticamente el 70% del padrón, y es uno de los niveles de participación más bajas. Pero uno debe estimar -y a veces en el análisis, eso se olvida- que históricamente el 20% del padrón no concurre a votar por razones no políticas, sino técnicas.
Entonces, tenemos que ver la distancia entre 70% que participó y el 80% que es un muy buen nivel de participación. Podemos establecer una hipótesis: ¿va a ir a votar el 80? Difícil, porque la tendencia es declinante. Podría ser una elección del 75% de participación, y si fuera así, tenemos otro 5% que si va a votar, no sabemos qué va a votar. Eso se va a dirimir en los 60 días que quedan de acá las elecciones. Hay un tercer grupo, más pequeño, que son los votantes de los partidos que no pasaron el corte. El 5% de voto en blanco, el 5% de los que pueden ir a votar y no votaron y un par de puntos de los que no pasaron el corte.
-¿Y esos tres grupos no pueden cambiar el mapa?
-Podría cambiarlo si algún candidato fuera muy convincente. Uno tiende a pensar que el que tiene la ventaja, como es obvio, es el que más votos obtuvo. Y no hay indicios como para creer que las minorías que no participan vayan a votar distinto a las mayorías que participaron. No hay evidencia de que esos grupos, por más que hoy sean el foco de los candidatos, puedan cambiar. Veo esta dificultad para el votante de Patricia Bullrich y de Javier Milei, pero me parece que es más probable que si se incorpora gente a votar, no va a ser para votar al Gobierno en estas condiciones.
-¿Puede beneficiarse más Patricia Bullrich?
-Sí, puede beneficiarse Patricia Bullrich o Javier Milei.
-Más votos para Milei.
-Claro. No olvidemos que llegamos a esta elección después de un fracaso histórico del peronismo en no cumplir su misión de redistribuir el ingreso. El peronismo es como un árbol que va perdiendo las hojas. Y esas hojas buena parte se fueron a Milei, pero uno puede pensar ¿hasta cuándo puede seguir perdiendo hojas? Massa tiene otro problema: no está claro que el casi 6% que votó a Juan Grabois lo vaya a votar a él en la general.
-¿Por qué cree que esos votos están en duda?
-En la escena del domingo a la noche, Grabois hizo una encendida defensa de Cristina Kirchner y le entregó después su programa, que es su pliego de condiciones, a Sergio Massa. Para muchos votantes de Grabois, Sergio Massa es la contradicción a los valores del kirchnerismo, por eso Cristina, previsora, dejó una puerta abierta para sus seguidores más férreos y más fuertes.
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