Georgina Barbarossa con María Laura Santillán: “Nunca mentí con la edad. Sí miento con el peso”

Está sin filtro. Dice que no quiere enamorarse ni sufrir más. Que no quiere que digan “me la apreté a Georgina”, como si fuese un prócer. Vive haciendo dieta, asegura que todos queremos estar más flacos y repite que es gorda de alma. Reconoce que cuando se enoja dice cosas horribles. Dice que los políticos por poder y dinero se convierten en monstruos

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María Laura Santillán Con Georgina Barbarossa

Este es un gran momento de Georgina Barbarossa, está a punto de ser abuela y a cargo de dos programas muy exitosos. Desde hace 40 años que es actriz, no uno, ni dos, ni veinte, cuarenta. Trabajó en teatro, comedias musicales, espectáculos infantiles, programas de humor, telenovelas, cine, radio. Recorrió todos los colores de la actuación. También de la conducción de televisión, desde 1996. Hoy, a los 68 y con toda su experiencia, conduce dos programas importantes de Telefé, la señal de más rating.

— ¿Imaginabas que iba a llegar este momento de éxito en la tele?

— Lo pedí, lo pedí, lo pedí muchísimo. Lo plasmé, lo plasmé, lo plasmé. Quería hacer el programa de la mañana. Se ve que lo pedí mucho porque ahora me salieron un montón de cosas.

— ¿A quién le pediste?

— A Dios. Programo cosas lindas. Creo que si pensás las cosas lindas fuerte, las cosas lindas se cumplen. Creo que en realidad me lo mandó mi vieja, porque después de que se murió mamá me empezaron a salir una cantidad de trabajos increíbles. Empecé a trabajar en MasterChef, después me llamaron para hacer mi programa y ahora que hubo un problema en el canal me llamaron para reemplazar a Jey y ahí estoy.

— Te hiciste imprescindible Barbarossa.

— No, nadie es imprescindible.

— ¿Te hiciste necesaria?

— Puede ser. Útil. Sos útil.

— Útil a los 68. Sos una conductora importante en tiempos en que se habla del desecho de la gente más grande.

— Es una locura. Yo dije: qué bueno que apuesten al delirio, a la locura. Porque no siento que pasó tanto tiempo desde que dejé de conducir a la mañana Movete en los 90. Qué ganas. El tiempo va pasando y yo no tomo mucha conciencia del tiempo, siempre siento que tengo 27 años. Después ves que tenés un colgajo acá, qué sé yo, que la piel se te separa. Me quedo siempre con esa energía. Por eso agradezco tanto a Telefé, a Paramount y a todos los que se les ocurrió llamarme, porque con muchísima gente de mi edad es : “no, está vieja”. Te descalifican.

— ¿El paso de los años cambia la conducción de un programa?

— Sí. Igual me mando mocos y meto la pata, porque ahora hay que cuidarse mucho de lo que uno dice. Porque no podés decir el gordo, el flaco, el coso.

“TODOS QUEREMOS ESTAR MÁS FLACOS, TE QUERÉS VER MÁS LINDO. NO ME JODAN, ES ASÍ.”

— Vos decís “gordo” todo el tiempo.

— Pero yo sigo diciendo gorda, porque es cariñoso mi gordo. Ya saben. Pero no podés decir que uno quiere estar más flaco, que traté de ponerme una faja que me prestaron para el Martín Fierro entendés. Todos queremos estar más flacos y te querés ver más lindo, no me jodan, es así. Más allá de que ahora cambió el paradigma y hay un montón de cosas que uno no puede decir.

"Yo sigo diciendo gorda, porque es cariñoso mi gordo", dijo Georgina Barbarossa (Gustavo Gavotti)
"Yo sigo diciendo gorda, porque es cariñoso mi gordo", dijo Georgina Barbarossa (Gustavo Gavotti)

— ¿Pero sobre uno mismo tampoco se puede decir?

— Yo dije que a mí me pasa. Me fascina el hecho de ser mujer porque tengo hijos, pero para todo lo demás me parece incomodísimo. Un señor puede ir con barba al Martín Fierro y sin afeitarse, vos y yo no podemos ir con bigote porque queda horrible. Decís: qué bigotuda Georgina, qué horror. El señor va con panza y todos dicen: qué divino el señor con panza. Vos no podés estar con panza y pelada.

“TRABAJARÍA TODO EL DIA PORQUE SOY ADICTA AL TRABAJO”

— ¿Qué no volverías a hacer?

— Trabajaría todo el día porque soy adicta al trabajo. Trabajé hasta en el Circo de Moscú. Me encanta. Solamente trabajé por necesidad con una persona, fue sumamente desagradable trabajar con Porcel. De poder hacerlo no lo volvería a hacer nunca más. Pero ya está, se murió, caducó, y cada uno lo dice cuando puede. Porque si lo hubiese dicho cuando Vasco, mi marido, vivía lo mataba. Cuando me llamó mi representante y me dijo que había quedado en MasterChef yo no sabía si agradecerle o insultarla. A Iliana Calabró se le cayó la tortilla y yo no estoy todo el día cocinando en mi casa. Siempre estoy haciendo dieta. Me gusta cocinar de vez en cuando.

“YA SE QUE NO SE PUEDE DECIR ‘SOY GORDA DE ALMA’. PERO SÍ, SOY GORDA DE ALMA”

— Saliste subcampeona mujer, algo hacías bien.

— Pero estudié como una bestia entendés. Porque me gusta cocinar. Soy gorda de alma. Ya sé que no se puede decir “soy gorda de alma”. Sí, soy gorda de alma. Me encanta comer.

— ¿Hacés mucha actividad física?

— Tres veces por semana. Pero porque viene Lucas a buscarme por el estudio.

— ¿Por salud?

— Por salud, para verme mejor y para fortificar los cuádriceps. Para prevenir. No tengo miedo de morirme porque todos nos vamos a morir.

— ¿De qué tenés miedo?

— De sufrir, de enfermarme. Entonces hago medicina preventiva. Hago todo lo que se te pueda ocurrir para vivir bien. Y aparte soy de capricornio.

— ¿Y entonces?

— Capricornio la tenacidad, el trabajo, la obligación. Menos mal que tengo ascendente libra que me hace toda esta locura.

— Crees en todo.

— Estoy enamorada de Chopra.

"Creo en la energía de la gente. Creo en la gente que tiene buena onda", reveló Georgina Barbarossa (Gustavo Gavotti)
"Creo en la energía de la gente. Creo en la gente que tiene buena onda", reveló Georgina Barbarossa (Gustavo Gavotti)

— ¿Piedras, cristales?

— Piedras sí, tengo en la cartera. Creo en la energía de la gente. Creo en la gente que tiene buena onda. ¿Vos no sentís si agarras una piedra que tiene vida? No estoy abrazada a las tostadas como Graciela Alfano. O Nacha Guevara.

— ¿Nacha está abrazada?

— No. Pero sí me abrazo a los árboles. ¿Te abrazaste alguna vez a un árbol?

— ¿Qué sentís?

— Vida. Paz. Sentís cómo el árbol se mueve, respira. Es genial abrazarte a un árbol. En serio te digo. Sentís que la vida pasa por otro lado.

— ¿Por dónde andás abrazando los árboles?

— En Córdoba. O donde vaya. Si estoy en contacto con la naturaleza, que me fascina, es lo que más me gusta en la vida. Abrazate.

— ¿Cómo es cada uno de tus días?

— Pongo el despertador a las 6. Suena la radio, escucho música, prendo la tele, voy por casa viendo distintos canales y escuchando distintas radios. Me baño, me lavo la cabeza. Me voy al canal. Desayuno en el canal unas claras con palta.

— ¿Después del canal qué hay?

— Después del canal hay tres veces por semana hacer gimnasia, tenés que ir a la peluquería, te tenés que depilar, hacer las manos. Trato de ir a ver a mi sobrino nieto, voy a comprar ropa para mi nieta. Reuniones de producción, estoy hablando permanentemente y hablando con mi empleada de la casa que tengo en Córdoba.

Georgina Barbarossa dijo que le encanta ir a hacer compras al supermercado (Gustavo Gavotti)
Georgina Barbarossa dijo que le encanta ir a hacer compras al supermercado (Gustavo Gavotti)

— ¿Las compras las haces vos en el súper?

— Sí, voy al supermercado. Me encanta.

— ¿Y online?

— No, no es lo mismo. Porque yo necesito ver lo que compro. Saco a pasear a López, mi perro. No hago cosas online. Veo los programas, el noticiero mucho, información de actualidad para ver los temas del día.

— ¿Te desmayás cuando llegas a la noche a la cama?

— No, me tengo que tomar algo. Llego cansada pero no me puedo dormir, cosa que detesto. Tejo.

— ¿No te podés dormir porque la cabeza sigue en marcha?

— Sí, tengo que hacer tal cosa, tal otra. Siempre tengo, tengo, tengo. Entonces medito para relajar. Pero hago todo lo que no hay que hacer porque tengo la tele prendida. Me pongo YouTube, me pongo la meditación, me lo pongo a Chopra. Leo.

“LO LLAMÉ A JEY Y LE DIJE: TE VOY A CUIDAR EL RANCHO”

— Cuando decidiste aceptar hacer el programa Morfi, ¿fue por obligación, porque Telefé te lo pidió en una emergencia? ¿O te encantaba el programa y lo querías conducir?

— El programa me encantaba. Pensé que iba a ser un problema menor. Pensé que se iba a solucionar. Lo llamé a Jey y le dije: che, te voy a cuidar el rancho. Le avisé. Porque es lo que corresponde cuando te llaman para reemplazar a alguien. Pensé que iba a ser algo momentáneo. Después, desgraciadamente es un tema muy heavy metal. Y cuando me dijeron de quedarme dije que sí, porque me divierto. Tengo que estudiar un montón. Es muy largo, pero se me hace cortísimo porque van cantidad de bandas. Hay una mesa de humor que me divierte muchísimo y los mano a mano con los artistas o periodistas me encantan.

— ¿Qué de todo lo que hacés te gusta más? ¿Cuál es tu momento? Los reportajes, la actualidad, los chismes y de hablar de espectáculos?

— Hago catarsis. Encontré eso ahora. Cuento todo. Hoy llevé la faja que me apretaba muchísimo. O si no si se fue la chica que trabaja en mi casa. O si se me rompió la heladera. O si hay que purgar el termotanque. Viste que todos los días te pasan cosas, ¿no? Hoy fue muy gracioso porque el técnico de la heladera hablaba conmigo por WhatsApp, nunca llegué a mi casa todavía.

"Con la actualidad estaba muy peleada al principio en el programa porque sufría muchísimo", confesó Georgina Barbarossa (Gustavo Gavotti)
"Con la actualidad estaba muy peleada al principio en el programa porque sufría muchísimo", confesó Georgina Barbarossa (Gustavo Gavotti)

— Lo divertido es el desahogo y contarle al público lo que está pasando?

— Con ese desahogo hago catarsis. Me encanta hacer entrevistas, conocer el alma de la gente. Con la actualidad estaba muy peleada al principio en el programa porque sufría muchísimo. No es que ahora no sufra, pero me siento útil. Siento que la gente se apoya en nosotros, si no hay cosas que no se pueden visibilizar. La justicia de este país es una risa.

“DETESTO LA POLÍTICA”

— ¿Por qué nunca hablas de política?

— Porque detesto la política. Detesto la política. La mayoría de las veces no les creo. Creo que vamos involucionando. Este país era uno de los que tenía el mayor índice de cultura. Vamos para atrás, a nadie le preocupa la educación, la cantidad de gente pobre que hay durmiendo en la calle, la cantidad de chicos pobres. Al señor que echaron de la calle Ayacucho y Marcelo T. de Alvear porque dormía en un sillón con el perrito, cómo lo echas de ahí? ¿Por qué lo echan? ¿Entendés? Si viviera en la esquina de mi casa a mí no me molestaría. ¿Por qué hay tanta gente durmiendo en la calle?

“¿CÓMO LOS POLÍTICOS POR EL PODER Y EL DINERO SE CONVIERTEN EN MONSTRUOS?”

— ¿Tu bronca es con la política?

— Obvio. Porque no era este el país. Yo tengo 68 años y viví en un país rico. Porque vinieron nuestros abuelos y se rompieron el alma. Mi abuelo llegó a ser un hombre muy rico, pero fue gracias a este país. Cómo los políticos por el poder y el dinero se convierten en monstruos, me parece espantoso. Me ofrecieron trabajar muchas veces en política y dije: no. Primero porque yo soy una idealista, Alicia Moreau de Justo, no sé…

María Laura Santillán con Georgina Barbarossa

— ¿Eso es lo que habría para rescatar, Alicia Moreau de Justo?

— Alfonsín. Y no veo líderes que diga guau.

“YO SOY ARGENTINA, NO PUEDO VIVIR EN ESPAÑA.”

— ¿Deliberadamente decidiste no hablar de política?

— Es que no me interesa. Porque digo: me apoyo en éste. ¿Y éste? No, se manda unos mocazos. ¿Y esta? No, está re loca. No, es una desilusión. Y me duele mi Argentina. Cuando pasó la tragedia de mi marido mi hermana me ofreció ir a vivir a España. No me iba a ir hasta que no hubiera un juicio a los asesinos de Vasco, no iba a parar. Pero además yo soy argentina, no puedo vivir en España. Me gustaría ir a trabajar sí, con Almodóvar, ir y volver. Yo necesito vivir en este país. En este país pude educar a mis hijos, pude comprarme mi casa, pude comprar una casa a cada uno de mis hijos. A este país le debo mucho. Amo a la Argentina, pero me duele. Me duele la cantidad de pobreza y de analfabetismo que hay.

María Laura Santillán con Georgina Barbarossa

— Nunca se te cruzó la idea de irte del país.

— No. Mi hermana vive en Sevilla hace más de 30 años, van a ser 35. Y mi hermana es argenta total y sus amigos son los argentinos que viven en Sevilla. Mi hermana extraña todos los días del Señor. Y las dos hijas mayores son re argentinas. No puedo. Tengo mis afectos, mis amigos. La familia que quedó acá.

— Tus hijos.

— Y la hija de Vasco. Sus hijos que son grandes, su mamá. Y la hermana de Vasco. Y yo estoy sin chongo así que…

CAMA ADENTRO JAMÁS. NO TENGO GANAS DE ATENDER A NADIE.

— No hay un señor.

— No hay. Si aparece todo bien, pero no estoy desesperada. No tengo tiempo.

— Quizás no tenés ganas.

— Cama adentro jamás. Con el único señor que duermo es con López que es mi perro.

— ¿Por qué cama adentro jamás?

— No, no, porque no. Estoy comodísima en mi casa. tengo una tranquilidad impresionante. No tengo ganas de atender a nadie. Sí a Lucía, mi sobrina que vive conmigo, ella vivía en Córdoba. Novio no, y si tengo, que sea cama afuera.

“SALEN CON VOS COMO SI FUESES UN PRÓCER: ME LA APRETÉ A GEORGINA. Y DESPUÉS CHAU”

— ¿Un rato tampoco?

— No, porque después me enamoro. ¿Vos decís un chonguito? No, me enamoro. Porque si me entrego no es para un touch and go. Estoy bien sola, me llevo bien conmigo. Además tengo tantas cosas para hacer, los libros, el tejido, el teléfono, la tablet, viste, y es como que…

María Laura Santillán con Georgina Barbarossa

— ¿Está todo el espacio ocupado?

— Está todo ocupado. Y además del otro lado está López durmiendo con sus veinticinco kilos. No tengo ganas de sufrir. Por ahí salen con vos como si fueses un prócer, “me la apreté a Georgina”, y después chau, se van.

— ¿Pasó?

— Me dio esa sensación, sí. Entonces no es que me da igual. Si me dan ganas, por ahí te preparo la comida. Pero no voy a prepararte la comida todos los días. Los sábados me quedo todo el día estudiando lo de La peña de Morfi, con las pantuflas y el camisón. Salgo con pantuflas y camisón a pasear al perro, me pongo un tapado encima, no me importa nada. O al kiosco. No me importa nada (risas).

— Llegar a casa es ponerse pijama.

— Claro. Y tengo pocos pijamas que sean lindos, todos los demás son una especie de monstruosidad comodísima.

— Con un novio y con ese pijama en el que una está cómoda y quizás es feo…

— No, no puedo. Te tenés que arreglar y poner un pijama con un encaje negro y te morís de frío. Si yo no me pongo la camiseta o el buzo viejo… No, una fiaca bárbara. Decís ¿estoy bien depilada, tengo bien el pelo?

— Georgina sos llorona, emotiva. ¿Vas a aguantar todo lo que te pasa con la llegada de tu nieta Julia? ¿O vas a ser una abuela de esas…?

— ¿Insoportables? No, tengo que portarme bien porque si no no me la van a dar.

— ¿Vas a disimular?

— Disimulo todo. Disimulo y Juan me dice: mamá, contás todo. Y sí, te pedí permiso si podía contar. “Pero no para que cuentes cómo se va a llamar y todo”.

— Georgina, todo el país sabe que se va a llamar Julia. Tenés que disimular un poco más.

— Sí. A mi nuera y a mi hijo no les causa nada de gracia. Pero estoy feliz. Solamente cuento eso. No puedo sacar fotos en Instagram. No puedo hacer nada.

"Tengo unas ganas de, ay, de darle besos, de tenerla a upa y de olerla y de besarla", dijo Georgina Barbarossa sobre su nieta en camino (Gustavo Gavotti)
"Tengo unas ganas de, ay, de darle besos, de tenerla a upa y de olerla y de besarla", dijo Georgina Barbarossa sobre su nieta en camino (Gustavo Gavotti)

— ¿Cómo harás para no estar en la casa de ellos instalada?

— No. Tampoco desubicada y que digan “no entras más”. No. Me corto los dedos para no llamar por teléfono 23 veces por día. El tiempo te da revancha. Cuando estén cansados, con las ojeras por acá, cuando no puedan más y quieran dormir aunque sea una siesta me van a decir: vieja, ¿podés venir? Va a ser brutal. Vos esperá. Tengo que tener paciencia. Tengo unas ganas de, ay, de darle besos, de tenerla a upa y de olerla y de besarla.

— ¿Te encontrás haciendo planes a futuro con ella? Un viaje, por ejemplo.

— Sí, sí, todo. Ya planeé. Ya organicé cosas. Digo ¿le van a poner aritos? Si no le pongo de… (Risas). Le rompo los quinotos a mi nuera, le digo: te la voy a devolver con aros puestos, peinada, maquillada. Yo tengo un vestidor que es como un camarín, así que al tener una nieta mujer supongo que eso va a ser una fiesta. Supongo, no sé.

— Dijiste que lo que más te gusta en tu programa de televisión es contar todo lo que te pasa y que te vas a reprimir para no hablar de tu nieta? ¿Te reprimís con tus hijos?

— Sí, me reprimo muchísimo con los chicos para no ser pesada. Porque soy una madre sobreprotectora. Entonces tengo que reprimir. Vasco me criticaba muchísimo, vos siempre protegiendo a los chicos. Y tenía razón. Entonces de lo que haría Vasco a lo que haría yo hago la mitad. Y con el teléfono me ato los dedos. Me encanta cuando me dicen vieja qué onda, porque por ahí hace dos días que desaparecí del WhatsApp “¿Y cómo estás?” (risas). Pero estoy todo el tiempo mirando a ver si me escriben.

“EL ENOJO LO LARGO. DIGO COSAS HORRIBLES.”

— ¿Cuando te enojás, lo reprimís o lo largás?

— No, lo largo. Un horror. Digo cosas horribles. Trato de ser políticamente correcta. Pero cuando me enojo digo cosas que después…la palabra hiere mucho.

— ¿En el trabajo también?

— Sí, a veces me he enojado. Decía: pero chicos, cómo hago, matan a esta mujer y yo después querés que te diga comprate vasos de Vidrianex. Me mata.

— Te hubiera gustaría hacer menos temas policiales

— Sí, porque obviamente me lastiman. Pero también hay mucha gente que si no no puede hablar. ¿Qué justicia hay para esa gente que si no lo va a contar a la televisión? Te indigna. Porque hay que modificar el Código Procesal Penal y tiene que haber jueces idóneos. O que les importe, o que tengan algo en su corazón. No entiendo cómo los violadores están sueltos si sabemos que no se van a curar nunca. ¿Cómo ese juez firma? ¿Y no pensás que te puede ir a matar y violar a tu hija? ¿Con qué criterio? Sabés que esos violadores van a salir y matar después. ¿Con qué criterio el juez Axel López largó al asesino de mi marido por buena conducta? ¿Entonces vos creés en la justicia de este país? No, me indigna y me gustaría que tengan un poco más de criterio. Es como que a ellos no les pasa nada. ¿Y la pobre gente que no tiene ni voz ni voto cómo hace?

Georgina Babarossa dijo que nunca imaginó que fuera a convertirse en sostén de familia (Gustavo Gavotti)
Georgina Babarossa dijo que nunca imaginó que fuera a convertirse en sostén de familia (Gustavo Gavotti)

— ¿Cuando eras más joven y soñabas con el futuro imaginabas que ibas a ser sostén de tu familia?

— No. Yo imaginaba que iba a ser una artista muy famosa, muy famosa y tendría un marido con corbata y con un ramo de flores que me estaba viendo en primera fila. Y me salió bastante bien porque siempre me llevaba jazmines o florcitas Vasco. Que iba a pasar todo lo que pasó y que iba a tener que… No.

— Que criar sola a tus hijos. Que sostener a tu madre. Que sostener también un poco la estructura que dejó Vasco. Que pagar todas las cuentas.

— Que pagar todas las cuentas. No, eso nunca me lo imaginé.

“ME TENDRÍA QUE OPERAR LA PAPADA, PERO ALGUNA ACTRIZ TIENE QUE ENVEJECER”

— No tuviste nunca rollo con las cirugías estéticas. Están quienes no se harían nunca nada y los que todo lo contrario, que no paran.

— Aparece cada monstruo que no se puede creer. Pero yo siempre dije: no me voy a operar, me voy a morir con mis arrugas. Hasta que enviudé y fue enviudar y empecé a operarme a lo pavote, de diván lo mío. Yo lo hablaba mucho con mi psiquiatra en ese momento, a Vasco lo habían acuchillado, entonces me auto acuchillaba. Era muy demencial lo que me sucedía. Y me puse, me lipoaspiré y después me saqué.

— ¿Te pusiste y te sacaste gomas?

— Sí. Me puse, me saqué. Me lipoaspiré. Me hice una dermolipectomía, y nunca en mi vida tuve panza. Una locura.

— ¿Todo eso duele?

— Duele muchísimo. Pero ahora me da como miedito. Me miro, me tendría que operar la papada, me parece un monstruo de papada. Pero después: digo alguna actriz tiene que envejecer.

“NUNCA MENTÍ CON LA EDAD, SÍ MIENTO CON EL PESO.”

Georgina Barbarossa manifestó estar feliz y agradecida "a Dios, a la vida, al canal que me da trabajo, a los productores que me llaman para hacer teatro" (Gustavo Gavotti)
Georgina Barbarossa manifestó estar feliz y agradecida "a Dios, a la vida, al canal que me da trabajo, a los productores que me llaman para hacer teatro" (Gustavo Gavotti)

— ¿Ésa vas a ser vos?

— Eso me parece bastante coherente. Pero después, cuando me miro en el espejo, digo ¿y si me opero la papada? Hay una cosa ambigua (risas). Entonces me pongo inyecciones, viste que te levantan un poco. Ahora viene el Martín Fierro. Levantás el brazo y decís uy, el colgajo, “haceme un vestido con mangas” (risas). Es el paso del tiempo. El paso del tiempo no me molesta. Nunca mentí con la edad. Sí miento en el peso.

“ESTÁS MÁS BAJITA Y PENSÁS QUE ES UN ERROR. ¡¿CÓMO QUE ME ENCOGÍ?!”

— (Risas). Decís menos.

— Digo menos. Digo que peso menos. Y ahora, cuando te vas a hacer la densitometría ósea, estás más bajita y pensás que es un error. Ay, es un horror. Es una cosa espantosa. Si envejecés con salud está todo bien. Pero ir y que te digan que te encogiste? ¡¿Cómo que me encogí?!

— Estás en tu mejor momento Georgi.

— Yo estoy feliz, agradezco a Dios, a la vida, al canal que me da trabajo, a los productores que me llaman para hacer teatro. A mis alumnos, no estoy dando clases de teatro ahora porque no tengo tiempo, a mis amigos, a mi familia. Me siento muy querida. Me siento muy feliz.

“O ME PASAN COSAS INCREÍBLES O ME PASAN COSAS MONSTRUOSAS. SIEMPRE MUCHO.”

— Lo bueno es que tu mejor momento es largo. Y crece.

— Sí, fue una cosa increíble. A mí siempre me pasa mucho todo. O me pasan cosas increíbles o me pasan cosas monstruosas. No tengo un hijo, tengo dos por ejemplo. ¿Hay antecedentes de mellizos, gemelos en tu familia? No. Tengo gemelos. Me pasan esas cosas.

— No tenés un programa en Telefé.

— No tengo un programa, tengo dos (risas). Es re loco.

— Quiero que quede registro de tu mejor momento.

— Estoy muy feliz.

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