El precandidato a presidente por el Frente de Izquierda, Gabriel Solano, afirmó que Cristina Kirchner y Mauricio Macri son responsable de la crisis que atraviesa la Argentina y también de que “más de la mitad de los pibes sean pobres”. Además, embistió con dureza contra Javier Milei, a quien acusó de ser “una mala persona”, por haber planteado “la comercialización de órganos y la venta de niños”.
El dirigente trotskista participó de La entrevista informal, el ciclo de Infobae que conectó a los jóvenes -con sus problemáticas, inquietudes y sueños- con los políticos que participarán del proceso electoral, que tendrá en las PASO del 13 de agosto próximo su primera escala. En las últimas horas, su imagen estuvo presente en televisión y las redes debido a su presencia en Jujuy para participar de las manifestaciones contra el gobierno de Gerardo Morales por la reforma de la Constitución.
Solano, que es legislador en la Ciudad de Buenos Aires, encabezó una nutrida columna de manifestaciones del Frente de Izquierda que participó de las manifestaciones que terminaron con incidentes, enfrentamientos con la Policía local y varios detenidos. En un mensaje dirigido a Cristina Kirchner, advirtió: “Morales es un represor, pero el PJ jujeño, con La Cámpora incluida, son empleados de Morales y le votaron la reforma reaccionaria”.
Volviendo a La entrevista informal, Solano es parte del único frente político que rechaza el sistema capitalista y la propiedad privada de los medios de producción. Desde ese marco conceptual cuestiona la existencia de la Legislatura, afirma que “está mal que un diputado de la ciudad gane 800 mil pesos por mes” y admite que su intención no es representar a todos, sino a los trabajadores.
En la charla, también dejó varias frases picantes: “Si con una protesta no jodés a nadie, no te van a dar pelota”, “Nadie puede ser condenado por consumir drogas, hay que despenalizar todo”, “Legalizaría la marihuana, pero no la cocaína ni el paco”, “No soy un hippie con OSDE. Tampoco soy hippie; me gusta más el metal”, fueron sólo algunas.
“Cristina y Macri son dos políticos capitalistas, responsables de la gran crisis del país. Gobernaron todo ellos y los juzgo como responsables de lo que vive Argentina. Ambos son responsables de que más de la mitad de los pibes sean pobres, así que no quiero saber nada con ninguno”, afirmó, en uno de los pasajes clave del encuentro.
En la décima edición de La entrevista informal participaron Muriel Nicolás, 23 años, programadora; Virginia Santeusanio, 22 años, estudiante; Imanol Lostra Kolb, 21 años, estudiante, Micaela Maidana, 23 años, periodista y estudiante; Alan Scheinbaum, 23 años, estudiante y activista de Amnistía Internacional; Victoria Selem Basualdo, 20 años, estudiante; Camila Navas, 26 años, profesora; y Emanuel Caracciolo, 26 años, emprendedor.
La entrevista informal
-Lucía: ¿Cómo te sentís habiendo perdido la izquierda ese lugar que tenía de ser rebelde y que hoy lo rebelde sea lo liberal?
-No, yo no me siento así. O sea, las encuestas pueden marcar algo, pero si vos me decís si soy más rebelde o no que Milei, no tengo la menor duda. Me siento realmente parte de una fuerza que se rebela frente a lo que existe. Distinta es la pregunta si me decís ¿por qué el electorado pareciera preferirlo? Y digo pareciera porque todavía lo que marcan las encuestas tiene que ser confirmado por la realidad. Hay elecciones provinciales que todavía no lo están confirmando, todavía puedo abrir un signo de interrogación sobre si es así o no.
Para mí, la izquierda es la fuerza que se rebela frente a este sistema. No ésta derecha completamente reaccionaria, te diría que hasta fascistoide. Así que, en lo personal, no siento que hayamos perdido ese lugar, para nada y menos que nos lo pueda ganar este tipo de personajes.
-¿Y cómo te sentís sabiendo que, en su primera elección, Milei logró quitarle en Buenos Aires ese lugar de tercera fuerza a la izquierda y que ahora, encima, compite quizás por el primer o segundo lugar en las próximas elecciones?
-A ver, lo que yo siento es lo siguiente, no es que no me preocupa el tema, quiero que se me entienda bien. Que, por ejemplo, cualquier pibe o piba de este país vote a un fascista me parece nefasto. Así que en lo que a mí concierne voy a hacer todo lo posible para que no ocurra. Me tomo muy en serio el tema, no es que lo quiero minimizar, de ninguna manera. Lo tomo en serio y lo que veo es que primero hay explicar por qué pasa, y segundo, cómo lo vamos a enfrentar.
En tanto explicación, si lo puedo resumir fácilmente, veo dos problemas. Por un lado, como hoy existe en Argentina un gobierno que para mucha gente es de izquierda -yo pienso que no, que para nada es de izquierda, pero pareciera que sí, por cómo habla, por algunos de sus componentes- y toma algunas medidas de intervención del Estado, que son realmente ineficaces, como mínimo.
Viene un tipo que dice todo lo contrario, que no hay que intervenir, nada, y como de una manera pendular, crece por derecha. Ahora ¿cuál es la solidez de esto? Vamos a verlo. ¿Cuál es la consistencia en el tiempo? Lo tenemos que ver. Voy a hacer todo lo posible para que nadie lo vote y refutar todas las ideas que él plantea, sobre dolarización, escuelas chárter, todos esos temas los queremos tocar y refutar.
-Virginia: Soy estudiante y también soy hija del dueño de una fábrica. Se dice mucho en la izquierda que “el patrón es el enemigo y que el empleado no”. Mi consulta es, como hija del dueño de una fábrica, ¿mi papá es el enemigo para vos?
-No conozco a tu viejo, no opino en lo personal ni quiero hacer una respuesta personal de esto, quiero decir otra cosa. La sociedad capitalista se basa en la explotación de los trabajadores. Cuando digo “explotación” no estoy usando un término moral, sino un término que describe que la acumulación de ese valor creado por el trabajador, mayormente, se lo lleva el patrón bajo la forma de beneficio. Y es evidente que esto es así y así funciona la sociedad capitalista.
Nosotros queremos una sociedad no basada en la explotación del trabajo, no basada en la propiedad privada de los medios de producción, que así es como funciona esta sociedad. Y si ves bien en la Argentina por el discurso dominante -sea de Cambiemos, incluso del Frente de Todos y ni que hablar de Milei- pareciera que el gran problema que tiene la Argentina es que el laburante tiene muchos derechos.
Todo el mundo pide una reforma laboral. Todo el mundo pide una reforma previsional. Dicen que ahí estaría el problema, el alto costo laboral, la industria del juicio, son las cosas que se dicen. Yo opino todo lo contrario: que en la Argentina los salarios son bajísimos, que los derechos están cercenados y que la mitad de los laburantes están precarizados. Nosotros ponemos el acento justamente en esa denuncia.
No hago un juzgamiento moral de cada persona, porque estamos hablando de miles y miles de personas. Puede haber personas de diverso tipo. Pero el tema es juzgar una sociedad basada en la propiedad privada de los medios de producción y en la explotación del trabajador y en la acumulación privada de beneficios. Con eso no estoy de acuerdo.
-Mi papá se levanta a las 5 de la mañana y vuelve a su casa a las 7 de la tarde todos los días. Es un trabajador y además es dueño. Por qué no considerarlo también un trabajador y considerarlo solo dueño y capitalista.
-Si vos me pedís una definición más científica del término, un patrón sería trabajador si aparte de tener la propiedad privada de la fábrica, en este caso, está en una línea de producción trabajando. Pero no es el tiempo de esa tarea lo que lo convierte en trabajador o no, sino el lugar que ocupa frente a los medios de producción.
Un patrón puede estar todo el día en la fábrica, quizás estar desde las 7 de la mañana hasta las 9 de la noche, y el trabajador estar menos tiempo, pero eso no lo convierte en trabajador, porque él está en la fábrica en función de dirigir la fábrica, que es propietario. Es otra relación que tiene frente al medio de producción.
-Emanuel: ¿Qué opinás de la idea de quitarles el poder del manejo de los planes sociales a las organizaciones piqueteras?
-Un gran error. No lo haría de ninguna manera. Las organizaciones sociales juegan un papel fundamental y soy muy crítico y rechazo en forma enfática la propuesta de Cristina Kirchner de traspasárselos a los intendentes. ¿Y saben por qué? Porque los intendentes son gran parte del problema del Conurbano bonaerense. Son la mafia, junto con la Bonaerense y los fiscales que manejan todo el delito organizado de los narcos, los desarmaderos y todo, y lo digo claramente y me hago cargo de lo que digo.
Pasarle a Fernando Espinoza, por ejemplo, en el caso de La Matanza, el manejo de los planes sociales para debilitar a las organizaciones sociales sería criminal. Y lo que vale para La Matanza lo hago extensivo al conjunto del Conurbano bonaerense. Nadie vive con un plan social, todo el mundo labura. Y para llegar a fin de mes se complementa el laburo no registrado, súper explotado, con un plan social, con un comedor, y así se compone la economía familiar de millones y millones y millones de personas en Argentina. Es un nivel de degradación muy grande.
-¿Y cómo hacemos para revertir esa situación y que una persona no tenga que depender de un plan social, de una ayuda, para llegar a fin de mes, sino que su sueldo le alcance y no tenga la necesidad de que nada le venga de arriba?
-Lo que tiene que haber es inversión y creación de trabajo genuino, que es lo que no hay en Argentina. Hay un discurso que creo que es completamente falaz, pero aparte malintencionado, que quiere presentar que hay pobreza porque hay planes sociales. Y en realidad creo que es a la inversa, hay planes sociales porque hay pobreza, sino no habría planes sociales.
Piensen que Macri, que dijo que iba a terminar con la pobreza en no sé qué tiempo récord y duplicó los planes sociales. ¿Por qué Macri duplicó los planes sociales? Porque duplicó la pobreza. ¿Por qué este gobierno duplicó los planes que había duplicado Macri? Es un crecimiento exponencial, porque duplicó la pobreza también este gobierno. Por lo tanto, el crecimiento de los planes sociales es el resultado del crecimiento de la pobreza. Y lo que hay que hacer es que tiene que haber inversión, trabajo realmente productivo, cosas que nadie hace porque si ustedes revisan las cuentas públicas del INDEC, no las del Partido Obrero o del Frente de Izquierda, van a ver que la tasa de inversión en la Argentina es de las más bajas de la historia. No llega al 20% del PBI.
La salida tiene que ser crear laburo. ¿Pero cómo creás laburo con una fuga de capitales de 50.000 millones de dólares bajo el gobierno de Alberto Fernández en los primeros tres años, cuando no había sequía sino cosecha récord? Es imposible.
-Imanol: ¿Ser de izquierda es ser mejor persona?
-No. A ver, no puedo decir eso. Sería una jactancia si yo, siendo de izquierda, dijera que soy mejor persona que alguien que no lo es. No, no, lo que sí pienso es que una persona que realmente es de izquierda y lucha por una sociedad sin explotación, sin opresión, sin discriminación, tiene que ser una persona “buena”, llamémosla así.
-¿Una mejor persona que una persona que, por ejemplo, es de derecha?
-Sí, lo que pasa es que después la vida no es blanco y negro. Uno ya se da cuenta que la vida no es blanco y negro. Conozco gente de izquierda que no sé si la podría calificar individualmente como una buena persona. Y conozco, porque la vida te hace conocer gente también de derecha, que capaz que en lo personal no tengo que objetarle nada. Ahora, en general, uno tiende a pensar que alguien de izquierda y mala persona es una contradicción. Porque si uno no vive coherentemente en su vida personal con lo que plantea como necesidad social, hay una contradicción, y esa incoherencia no es buena. Pero yo no afirmaría que la izquierda es mejor que la derecha, porque en los casos individuales hay de todo tipo y color.
-¿Tal vez entonces si, ponele, Milei te invita una cerveza te tomarías una cervecita con Milei?
-No. Me la pago yo, tranquilo. No, no, no, a Milei lo considero una mala persona. Porque todo tiene un límite en la vida. O sea, del mismo modo que yo te hice una respuesta bastante plástica, no queriendo ser categórico en una respuesta que vos me dijiste, también soy categórico, alguien no puede decir semejante barbaridad y ser una buena persona. No creo que un nazi pueda ser una buena persona y no creo que una persona como Milei, que pregona las ideas que pregona, pueda ser una buena persona. Alguien que plantea el comercio de órganos, la venta de niños.
-Micaela: ¿Para vos, Milei es un nazi?
-No diría un nazi pero sí un facho. Un fascista.
-¿Y cuál es tu definición de facho, fascista?
-La definición de fascista es una definición de alguien que quiere, a través de movilizar a sectores sociales descontentos, atacar muy fuertemente a los trabajadores y a sectores oprimidos. En el caso de Milei, considero que es un fascista que no tiene condiciones para un movimiento fascista. Vos fijate que él quiso armar un movimiento antipiquetero. Hasta pegó afiches y abrió una cuenta de Twitter, aunque nadie le dio mucha pelota. Pero delató con eso la primera movida fascista que yo recuerde en los últimos tiempos: querer movilizar a un sector de la población contra otro sector de la población. Porque él no es que dijo, por ejemplo, “que se aplique el artículo 194 del Código Penal”, o “que la Policía reprima” -que yo no estaría de acuerdo- él dijo que la población salga contra los otros. Eso es una política de tipo fascista.
-¿Y para vos, los votantes o la gente que empatiza con Milei también es fascista?
-Debe haber de todo. Mayormente creo que no.
-Muriel: Dijiste que la movida de Milei contra los piqueteros puso en oposición a dos grupos de la población. Trabajo en el centro y muchas veces las manifestaciones me complican un montón llegar. ¿Qué pensás sobre la posibilidad de que esas manifestaciones también opongan a dos grupos de la población, los que están manifestándose y los que intentan llegar a trabajar?
-No quiero reducir -porque para mí sería un error- la problemática social a un asunto de tránsito. Aunque uno pueda verse perjudicado, porque si vos tenés que llegar a un lugar y llegás más tarde o tenés que tomarte otro tipo de transporte que no te tomás habitualmente te ves perjudicado en lo personal. Si digo ¿quién tiene la culpa de esto, el que está reclamando o el Gobierno que hace tal política?
Llamaría a todos los que se ven perjudicados a reclamarle al Gobierno que no soluciona el tema que lo solucione. Y no, como se dice habitualmente, “matar al mensajero”. Después te dicen “en Argentina pasan cosas terribles, hay cortes de calle, andá a hacerlo a Francia”. ¿Vieron lo que pasa en Francia?
No veo ningún lugar del mundo donde la protesta se haga en un lugar donde no entorpezca algo. En su momento el gobierno de Menem quería hacer una especie de protestódromo. Querían mandar al Autódromo de Buenos Aires, que queda ahí en Villa Lugano, a que se haga una marcha. Era un chiste. Es decir, si no jodés a nadie, no te van a dar pelota.
-Y para cambiar un poco de tema te quiero preguntar algo un poco más personal.
-Dale.
-Quiero saber si alguna vez fumaste porro.
-Sí, de pibe.
-¿Cómo fue esa experiencia?
-En realidad no tengo mucho recuerdo. Normal. Yo fumaba mucho tabaco, mucho, mucho, hasta que dejé hace como 15 años. Más que marihuana fue mucho tabaco, y tenía muchos amigos que fumaban, y siguen fumando marihuana, pero a mí mucho no me atraía, porque me quedaba medio... me bajaba.
-¿A qué edad fue la primera vez que fumaste?
-No sé, 17.
-¿Solo o con amigos?
-No, con amigos.
-¿Y otras drogas probaste?
-No. No, no, no. Sí, lo que te decía, lo cual es una horrenda droga, el tabaco.
-¿Antidepresivos o ansiolíticos alguna vez tuviste que recurrir?
-No. No, milito mucho (risas). Ando a las corridas. No, no, por suerte no. Por suerte no.
-Alan: Retomando lo que decías antes una pregunta sobre un tema que al menos en mi opinión toca un montón a los y las jóvenes y tiene en justamente que ver sobre el abordaje en general de la política de drogas en Argentina. ¿Qué está fallando, qué está haciéndose bien, qué no? De drogas en general, sean legales, sean ilegales.
-Se está haciendo todo mal. Para mí, todo mal. Primero el narcotráfico es un gran negocio. Un gran negocio que ofrece una tasa de beneficio mayor a fabricar un tornillo. Y es un negocio que de ahí vive mucha gente. Y en el narcotráfico está metida la Policía, están metidos los jueces, están metidos los fiscales y algo que yo lo estoy repitiendo medio como loro pero me doy cuenta que mucho eco no estoy logrando, que es que el otro día se reunió la Cámara Nacional Electoral y advirtió públicamente sobre el financiamiento narco de las campañas electorales.
No nosotros, sino la Cámara Nacional Electoral, advierte que los narcos financian a los políticos. Si a vos te financió un narco, después sos empleado del narco ¿se entiende? Pasás a ser empleado del que te pagó la campaña. Nosotros somos partidarios básicamente de varias cosas. La primera es que hay que despenalizar todo. No puede perseguirse con el Código Penal a un adicto, eso es ridículo. El tema de las adicciones problemáticas es un problema de salud pública, no un problema de la justicia penal. Somos partidarios de despenalizar. Despenalizar significa que nadie puede ser condenado por consumir. Distinto es por vender.
En relación al problema de lo que se llama “la legalización”, que no es lo mismo que la despenalización, la legalización es que pasa a ser legal el negocio, es decir la producción, la distribución, la venta, y ahí soy mucho más cuidadoso. Me parece que, por ejemplo, en relación a la marihuana, que hablábamos antes, su legalización sería lógica. Pero no lo haría con otro tipo de drogas, con la cocaína, con el paco y compañía, no lo haría de ninguna manera.
-¿Creés que la salud mental se toma en serio en Argentina?
-No, para nada y es un tema que lo estudié bastante, y aparte integro la Comisión de Salud de la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires y tengo un proyecto sobre salud mental. Y me parece que está todo mal. Todo muy mal. Hay una crítica y una gran presión de sectores de laboratorios y corporaciones psiquiátricas, por llamarlo de algún modo, que bastardean mucho dos leyes que se aprobaron, una ley nacional de salud mental y una ley local de salud mental, que se la malinterpreta, para mí maliciosamente. Dicen que no se puede internar a la gente sin su consentimiento, cosa que no es cierta, la ley es clara que sí, bajo determinadas condiciones, velando por los derechos de las personas que se internan.
Si ustedes van al Hospital Borda o al Hospital Moyano -voy muchísimas veces, sobre todo por ser legislador y parte de la Comisión de Salud- y me doy cuenta que hay gente que está ahí porque es pobre, no porque está enferma. También porque está enferma, pero si no fuese pobre, no estaría encerrada hace capaz 30 años en ese lugar, o más. Es una especie de cárcel de pobres.
La ley estableció una serie de dispositivos intermedios que nunca se llevaron adelante ni se dio el presupuesto para eso. Ahora, la salud mental es algo más global que no hay un enfoque que lo incorpore. Por las crisis sociales aparecen los consumos problemáticos de drogas, el problema de las depresiones, nada de eso tiene solución. Nada de eso se trata y deberían aplicarse estas leyes que se aprobaron oportunamente con el presupuesto que corresponde. Y me parece que las obras sociales también deberían atender el tema, cosa que no se atiende. El hospital público no lo atiende. Así que es un tema que al menos en lo que a mí concierne le doy máxima importancia.
-Victoria: Sos una persona que está hace tanto tiempo militando en la izquierda pero también trabaja en la Legislatura porteña y en diversos entes estatales ¿cómo te parece que podés balancear principios tan intransigentes de izquierda con ser parte, al fin y al cabo, de la maquinaria política?
-Todo se puede, pero depende. Soy legislador por segundo mandato, entonces vos me decís ¿estoy a favor de la Legislatura como institución? No. ¿Entonces qué hago yo? Si yo estuviese en la Legislatura, sentado ahí en un despacho nada más yendo a una Comisión, sería un burócrata del Estado. Pero yo me he recorrido todos los hospitales de la Ciudad, los 33 hospitales que tiene la Ciudad de Buenos Aires, los 44 CeSAC, que son una especie de salitas más grandes, y me he reunido, hice asambleas, impulsamos marchamos para que la Legislatura porteña apruebe eso, todavía no lo logramos.
Pero no he actuado como un dirigente, como un militante de izquierda, como un legislador que no se mueve de ahí. La mitad de mi tarea es en la calle. Y eso que no falté a ninguna sesión, soy medio Sarmiento. Voy por no sé cuántos años y nunca falté, no porque las sesiones sean muy interesantes, son un embole bárbaro, no las vean.
Por ejemplo, hubo sesión en la Legislatura y estuvimos cinco horas aprobando llamar a la calle Pirulo Mengulo, el Día del Médico, cosas intrascendentes que no le importan a nadie y no le cambian la vida a nadie. Y los temas importantes, salud mental, enfermería, la urbanización, que el asbesto, que el subte tiene asbesto, nada de eso se trata.
-Imanol: ¿Hay amigos en la política?
-Sí, tengo un montón de amigos. Tengo compañeros que hace 30 años que milito con ellos. No soy amigo de todos, pero de muchos sí soy amigo. Aparte es una amistad que a mí me gusta, porque uno puede ser amigo pero aparte compartís objetivos. Uno puede ser amigo de alguien por diversos temas. Mis amigos hoy la mayoría son militantes que conozco hace mucho tiempo. Comparto cosas como con cualquier amigo pero también comparto un objetivo, un ideal. Para mí eso a la amistad la hace más fuerte.
-¿Y cómo es tu relación, por ejemplo, con Myriam Bregman, con Nicolás Del Caño?
-Ellos no son militantes de mi partido, son de otro partido, con lo cual no tengo una relación tan estrecha.
-Pero son de la izquierda.
-Sí, son de la izquierda. Me llevo bien. Tengo más relación con Myriam Bregman que con Del Caño porque ella fue legisladora conmigo durante tres años, con lo cual compartíamos una cosa más cercana. Del Caño militó en Mendoza, entonces no lo conozco tanto. Lo puedo ver en una marcha, eventualmente en un estudio de televisión, pero no tengo una relación más cercana. Con Bregman en cambio, estuvimos creo que tres o cuatro años juntos en la Legislatura y después fuimos candidatos muchas veces juntos acá, entonces hacíamos actividades. Me llevo bien.
-Micaela: Quiero preguntarte si alguna vez tuviste miedo de muerte en alguna marcha o por participar de la política.
-No sé si de muerte, pero miedo sí. El miedo es un factor de defensa mínimo. Si no tenés miedo nunca, también tenés que preguntarte si no tenés un problema de salud mental. Hay situaciones que es normal tener miedo. Pero yo me acuerdo de las jornadas posteriores al 2001, cuando ya había asumido Duhalde la Presidencia, todo el período del 2002, estaba duro, estaba duro. Las situaciones eran difíciles.
-Cambiando un poco de tema, ¿tenés obra social?
-Sí.
-¿Cuál?
-Tengo Medicus que es la obra social que nos dan en la Legislatura. Como legislador, todos los trabajadores de la Legislatura, incluidos los legisladores, les dan Medicus y tengo Medicus. Antes tenía otra, antes tenía DOSUBA, que es la de la UBA, porque mi compañera es docente de la UBA y yo tenía por ella DOSUBA.
-¿Y cómo te llevás con el estereotipo del “hippie con OSDE” que milita en el Frente de Izquierda, en el Polo Obrero?
-Sería hippie con… ¿Cómo se llama?
-Hippie con Medicus.
-Con Medicus. Y no pago una prepaga. No podría pagarla con mis ingresos.
-¿Con el ingreso de legislador no podés?
-No tengo ingreso de legislador. Déjenme aclarárselo. Tenemos un proyecto que presentamos siempre en el Frente de Izquierda, los cuatro partidos, en el cual un legislador, diputado, lo que sea, tiene que tener un salario equivalente al de un docente. Obviamente, ese proyecto jamás lo quieren no aprobar, ni siquiera poner a consideración.
Nosotros decidimos algo que es lo único que podíamos decidir, que es aplicarlo de manera unilateral. Porque si no somos unos vivos bárbaros. Como sabemos que los tipos no lo quieren aprobar lo presentamos y nos quedamos con la guita igual. A mí me parece un fenómeno de corrupción institucionalizada que un legislador gane 800.000 pesos, está mal.
Nosotros no tenemos el salario del legislador, donamos la mayor parte de nuestros ingresos. En mi caso frente a un escribano público para que no queden dudas al respecto. No sé cuánto vale Medicus, sinceramente no lo sé. Porque yo no lo pago, es la obra social que tenemos nosotros. Cuando deje de ser legislador dejo de tener Medicus y pasaré a tener de vuelta DOSUBA.
Por suerte, he sido bastante sano y tengo que ir poco al médico. Pero bueno, tengo dos hijos chicos que los pibes chicos se enferman más que en general la gente de mi edad, tengo que ir a la clínica, al hospital. Pero no soy un hippie con OSDE. Tampoco soy hippie. Me gusta más el metal.
-Muriel: ¿Alguna vez te fuiste a las trompadas con alguien en contexto de protesta o no?
-Alguna vez sí.
-¿En contexto de protesta?
-Sí, a veces que me agredieron me defendí. Pero no me jacto de eso. No, no es mi estilo. Me parece que uno tiene derecho a defenderse si te agreden pero han sido hechos absolutamente ocasionales. Te digo lo siguiente, en la calle, en general, hay gente que me critica, yo estoy a favor de que la gente me critique, no tengo ningún problema. Tampoco pido que me respeten, criticame con respeto. Tampoco voy a cuestionar cómo me respetan. Que digan lo que quieran. Ahora, si me agredís, si me querés pegar me voy a defender. Nada más. Pero han sido momentos muy, muy excepcionales por suerte ¿no?
-Emanuel: ¿Cristina o Macri, quién es peor?
-No, dame una… No, no puedo elegir eso.
-¿Si tenés que elegir uno no podrías?
-No, no puedo elegirlo porque son dos políticos capitalistas, para mi gusto, responsables de la gran crisis del país, han gobernado todos ellos y yo los juzgo como responsables de lo que vive Argentina. Son ambos responsables de que más de la mitad de los pibes sean pobres. Así que no quiero saber nada con ninguno. Son disyuntivas que no me gustan. No te juzgo a vos, entiendo tu pregunta, pero no, ninguno.
-Alan: Te quiero hacer una pregunta primero personal y en base a eso conexión a nivel político. En primer lugar ¿cuál es tu fe?
-¿Mi fe? No, soy ateo.
-Ateo.
-Profundamente ateo.
-¿Qué opinas del vínculo en este momento entre la política y la fe en general?¿Cómo eso se ve plasmado en la ejecución de ciertas medidas, léase ESI, léase aborto, léase un montón de cosas que están hoy en la agenda pública, y que el tema religión los atraviesa de manera trasversal?
-Soy ateo, profundamente ateo. Fui a un colegio secundario católico, con lo cual me hice más ateo todavía.
-¿Por qué?
-Porque la Iglesia me parece nefasta. Aparte fui a un colegio católico muy anticomunista. Me hice ateo y comunista (risas). Y me di cuenta que la religión siempre delata un problema de las sociedades, de las personas en particular, pero de las sociedades en general de carencias. De cosas que no pueden explicar. Y que las personas tienen que emanciparse de la religión para poder ser realmente libres. Y en esa misma medida yo soy partidario de la profunda separación de la Iglesia con el Estado. Y que sobre todo la educación y la religión deben separarse.
Fui a un colegio confesional porque no había educación pública en mi barrio. Y eso pasa muchísimo. Tenés que en la Argentina hay una educación pública, laica y gratuita, siempre se decía, pero cada vez es menos pública, porque se va más a la privada, y la privada está mayormente manejada por la Iglesia. Entonces vos tenés una educación que no es ni pública ni laica. Y una educación que no es laica no es científica.
-Pero hay muchos servicios a la comunidad que hoy están dados por la Iglesia.
-Y está mal. Está mal.
-En lo efectivo sucede.
-Pero el Estado le da plata a la Iglesia para que la Iglesia lo haga, entonces el Estado terceriza la asistencia social en la Iglesia. Por lo tanto, refuerza a la Iglesia con un presupuesto del Estado. ¿Por qué un obispo cobra como un juez de primera instancia? ¿Eso lo sabían? ¿Y saben de dónde viene que un obispo cobra como un juez? ¿Quién firmó ese decreto? Videla. La relación entre la Iglesia y el Estado que tenemos en la actualidad viene de la dictadura militar. ¿Por qué? Porque la Iglesia apoyaba a la dictadura.
La Iglesia tiene clínicas privadas, no pagan impuestos. Lo cual es un costo para el fisco por ingresos que deja de recibir. Separar completamente la Iglesia y el Estado. Y que todo lo que quiere hacer la Iglesia que lo haga, a ver, hay muchas Iglesias que protestan por este tema porque la Iglesia Católica tiene un privilegio frente a otras Iglesias ¿se entiende? Porque otras Iglesias no tienen financiamiento público. Entonces hay que separar.
-Micaela: Gabriel, por lo que decís y por las ideas que tiene la izquierda, entiendo que representan y defienden los intereses de los trabajadores. Ahora, en Argentina no solamente existen los trabajadores, sino que hay muchas clases sociales. Existen, por ejemplo, ejemplos como el de mi compañera, que son dueños. O existen también dueños rurales. ¿Como candidato a presidente cómo representás también a estos sectores?
-Es buena tu pregunta y bastante aguda. No creo que podamos representar a todos los intereses sociales igual. Quiero ser claro, porque a todos por igual es muy difícil. En una sociedad dividida en clases hay intereses antagónicos. El que dice que va a representar a todos, está mintiendo de acuerdo a mi comprensión de la sociedad y su funcionamiento.
Si tomo lo que pasó en el Hotel Llao-Llao, donde se juntaron los principales empresarios del país y convocaron a los candidatos de los partidos capitalistas a que rindan examen. A mí me da un poquito de vergüenza. Porque iban todos en fila como si fueran pibes de 12 años que tienen que dar el examen en el Nacional Buenos Aires a ver si entran. Estaba ahí Larreta, el otro, Bullrich, Milei. Y rinden, exponen, frente a los ricos del país. Te pusimos 8. Te pusimos 7.
¿Qué quieren estos empresarios? Reforma laboral. Eliminar las indemnizaciones, las vacaciones, el aguinaldo, despedir sin pagar un mango. Si los defiendo a ellos ¿defiendo al laburante que tiene ese derecho? ¿Cómo hago para conciliar intereses que son contrapuestos? Yo lo estoy llevando a un extremo. Después hay intereses que sí se pueden conciliar. La categoría trabajador abarca a muchísimos sectores sociales que incluyen profesionales, que incluyen periodistas, sectores de la cultura. No solo me refiero al obrero fabril. Y después hay sectores medios, más tradicionales, que también se han ido precarizando.
Si bien no puedo decir que un gobierno nuestro atendería o representaría a todos los intereses sociales, porque no es así, sí te puedo asegurar que representaría a la mayoría. En cambio para mí estos gobiernos representan una minoría. Porque la democracia es trucha esta que tenemos ahora.
¿Ustedes tienen incidencia sobre el tipo de cambio? ¿Tienen incidencia sobre la tasa de interés? ¿Tienen incidencia sobre el comercio exterior? ¿Tienen incidencia sobre el plan de obras públicas? ¿Tienen incidencia sobre la política energética y sobre el uso de los recursos? No, porque eso se decide en otro lado. Al 95% de los funcionarios del Estado no los elige nadie, como mínimo.
¿Quién elige al personal diplomático, el presidente del Banco Central, los jueces, las fuerzas de seguridad, las fuerzas de inteligencia, los ministros, los viceministros? El Estado, ante la población, la democracia es votar cada dos años. Y encima después viene Menem y te dice “si yo te decía lo que iba a hacer no me votaba nadie, así que te mentí”. Y tampoco está el derecho a la revocatoria. Entonces yo no concibo que esto sea una sociedad democrática. Me parece una sociedad que al revés, para la población el Estado es una entidad que no controlan.
-Virginia: Te quería preguntar qué crees que hay después de la muerte.
-Nada. Nada. Me gustaría... No es que me gustaría creer, me gustaría que haya algo, por ejemplo, volver a vivir, y entonces puedo hacer otra cosa en otra vida. Pero estoy convencido que no hay nada, es así, hay que bancársela. Por eso hay que vivir intensamente.
Mejor vivir intensamente sabiendo que después no hay nada y no no vivir intensamente, esperando que lo intenso va a ser lo otro que no existe.
-Me parece muy lindo.
-Es así, tenemos una sola vida, aprovechémosla.
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Producción Periodística: Lara Lukaszewicz, Rocío Klipphan y Agustina Mauderli
Postproducción: Lihueel Althabe, Cecilia Arizaga y Javier Golpe
Dirección de cámaras: Samuel Cejas
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