Anabel Sánchez tiene 18 años y sueña con ser modelo. De familia muy humilde, empezó de cero a buscar su lugar en el mundo. Vive en San Francisco Solano, su casa está en una calle de tierra y lejos de la gran ciudad. Un día, hace menos de un mes, decidió presentarse a un concurso de la revista Vogue y grabó un video en inglés donde caminaba como la mejor modelo de pasarela. El video fue compartido por muchísimas personas que pedían que contrataran a Anabel. Hoy, a menos de un mes, Anabel es parte del staff de modelos de Multitalent y va a participar en Bailando por un sueño.
— Yo estaba ahí en mi patio de mi casa, pero en mi mente estaba la pasarela de Milán con Bella Hadid delante de mí. A veces es lindo soñar.
— Ese video fue furor y se hizo viral, lo reprodujeron figuras importantes. ¿Cuántas personas lo vieron?
— En TikTok tuvo más de 2 millones y en Twitter tuvo 10 millones. Cuando lo vi dije: esto se me está saliendo de las manos, ¿qué está pasando? Cuando vi que María Becerra lo twitteó dije no puedo más. Al principio me largué a llorar. No quería entrar a las redes, pensé que era todo un chiste, una broma. Entré y no, todo lo contrario, muy lindo. Eran comentarios súper positivos como “vamos Argentina, vamos al Obelisco y rompemos todo”.
— La morocha argentina, decían.
— Es tratar de ir aceptándome un poco. De a poquito.
— ¿Cuándo te diste cuenta que te gustaba la idea de ser modelo?
— Desde chiquitita le pedía a mamá que me sacara fotos. Me colgaba, me sentaba, jugaba y mi mamá con la camarita me sacaba.
— ¿De dónde sacabas la ropa para posar?
— Mi mamá me compraba en la feria de Solano. Tenía cuatro añitos y estaba eligiendo la ropa, a ella no le quedaba otra porque lloraba, pataleaba. Después cuando tuve celular de a poquito en Internet iba averiguando lo que sentía que me iba a nutrir.
— Te gusta el diseño y además sabés coser.
— Sí. Al principio fue todo a mano. Era estar horas y horas sentada y coser a mano, no tenía la posibilidad de las máquinas de coser. Iba vendiendo esa ropita, le aclaraba a la gente, esto está cosido a mano, no sé si te va a durar mucho.
— ¿Los moldes de dónde los sacabas?
— Todo por Internet, todo a mano. Quería trabajar mientras estudiaba, mientras terminaba la secundaria. Quería empezar a tener un ingreso para comprar mi máquina de coser.
— ¿Te la pudiste comprar?
— Sí, sí. Con el apoyo de mi familia todos pudimos poner un poquito y se logró.
— ¿Cómo es tu familia?
— Mamá, tres hermanos y dos abuelos y mi tío. Y mi familia materna. Estamos súper unidos. Pero esto se empezó a dar hace dos años recién. Nos estamos conociendo, estábamos muy aislados.
— ¿Por qué estaban aislados?
— Por mi papá, él no dejaba que estuviéramos juntos. Cuando una persona es manipuladora te aleja de todo. A veces no nos dejaba salir ni al patio.
— Qué pasó con tu papá.
— Mi hermana un día se sentó y dijo: me está pasando esto, que él abusaba de ella. Fue juntar las fuerzas y sacarlo, ése fue el límite. Ya veníamos arrastrando todo este maltrato, nos pegaba, amenazas, pasar hambre, no tener esa posibilidad de salir adelante. Por suerte lo pudimos sacar de nuestras vidas. Tuvimos mucho apoyo también de los vecinos, juntos lo paramos y nunca más.
“MI PAPÁ ME HIZO SENTIR QUE LLORAR ES PARA DÉBILES”
— Lo contás tomando una distancia de lo que pasó.
— Sí, me cuesta. Me cuesta un montón. Mi papá me hizo sentir que llorar es para débiles. Era reprimir todo. En cámara siempre me muestro muy neutra, no sé, es la vergüenza que queda de ese trauma. Me cuesta mucho llorar, expresarlo, y lo reprimo tanto. Son temas que aún me cuesta sanar, hablarlos.
— ¿Qué fue lo más duro de todo ese tiempo en que vivieron con tu papá?
— A pesar del maltrato obviamente lo amaba y una parte de mí, esa niña, lo sigue amando un montón. Vos decís, es tu papá, ¿por qué te hace estas cosas? Estábamos sufriendo, no era una vida linda. Eso es lo que más me duele y me cuesta aceptar.
“¿QUIÉN NOS IBA A CREER LO QUE ESTÁBAMOS PASANDO AHÍ ADENTRO?”
— Lo más doloroso es el abuso a tu hermana.
— Sí, fue lo más fuerte porque es mi hermana. Yo a veces veo las fotos, la veo a ella abrazándolo a él y digo, ¿a esa edad estaba pasando eso? Mirá lo que ella tenía que aguantar. Por eso mi hermana es mi mayor inspiración siempre. Y también mi mamá. Porque la sociedad le echa la culpa a mi mamá. “Por qué no te diste cuenta antes?” Era miedo, porque afuera era otra persona mi papá. Por eso por mucho tiempo estuvimos calladas, quién nos iba a creer lo que estábamos pasando ahí adentro.
— ¿Durante cuánto tiempo tu hermana fue abusada?
— Ocho años. Es saber que literalmente toda su infancia hasta la adolescencia estuvo sufriendo eso. No decía nada, era ese miedo. Él la amenazaba. Enfrente de nosotros le pegaba, para nosotros era normal, siempre sufrimos eso.
— La costumbre era aguantar.
— Era sobrevivir, porque no queríamos que mis hermanitos pasaran lo mismo. A ellos no los toques. Cuando lo pudimos sacar sufrimos un montón. Y seguimos sufriendo, porque él se los quiere llevar. Hay que ponerse fuertes y enfrentarse a esa persona que nos está dañando. Hace poco volvió y en las redes nos amenaza. Comenta todos los videos dejándonos mal paradas. Hay que seguir y no hacerle caso. Creo mucho en eso de que el universo sabe la verdad de las cosas.
— Anabel luchás contra un montón de dificultades. En Solano, en un barrio humilde, con calles de tierra. ¿De qué vive tu familia ahora?
— Ahora mi mamá cuida chicos. Todo lo que venga, esas changas, sirven un montón. También estuve trabajando en una carnicería de mi barrio y todo lo que llegaba era para nosotros, para mis hermanitos, para comer y sobrevivir.
“MI HERMANA ME DIJO: PAPÁ ME TOCA DESDE LOS 6 AÑOS. FUIMOS A LA COMISARÍA A HACER LA DENUNCIA”
— ¿Cómo lograron sacar a tu papá de tu casa?
— Fue por todo el apoyo familiar y de los vecinos. Estábamos solas con mi hermana, es un momento que no voy a olvidar nunca. Ella me dijo: papá me toca desde los 6 años y quebramos en llanto las dos porque yo lo venía sospechando. Una vez había visto que él la estaba espiando por la puerta del baño, por el agujerito donde está la llave, por la cerradura. Él me vio, nos hicimos los dos los boludos. Seguí con mi vida pero pensaba: acá está pasando algo malo. Le prestaba atención a él, esa mirada ya no era de un padre hacia una hija. ¿Qué está pasando? Analizaba cómo él la trataba, por qué la agarraba a escondidas. Cuando me contó eso exploté. Fuimos a la comisaría a hacer la denuncia y cuando estábamos llegando entré a Instagram vi la cara de papá por todos lados, al toque los vecinos y amigos lo empezaron a escrachar.
— Cuando tu hermana se animó a hablar se empezó a resolver todo rápidamente.
— Fue todo muy rápido por suerte.
— ¿Cómo te las ingeniás con todas estas carencias para estudiar diseño de indumentaria, fotografía, inglés?
— Todo es aprovechando el Internet, el celular y buscar por mi cuenta propia. También una vecina me ayudaba con la costura.
— ¿Cómo compraste el celular?
— Para comprar el celular tuve que vender mis patines. Mi mayor tesoro. La fotografía me encanta un montón.
— Patinabas en el club de Solano
— Sí, me encantaba patinar y me sigue encantando.
“ERA RECHAZADA EN TODOS LADOS. ¿QUIÉN SOS VOS?”
— ¿Estaba lejos la posibilidad de ser modelo?
— Sí. Mi sueño era ser deportista olímpica, dejar a la Argentina bien alto en el deporte. Y modelaje, fotografía, es un sueño la moda. Era rechazada en todos lados. ¿Quién sos vos? ¿Cuántas personas te siguen? ¿Qué trabajos profesionales hiciste? Entonces me iba.
— No tenías currículum para presentar.
— Claro, no tenía esa base profesional. Era todo por cuenta propia. Trabajitos que se iban dando de a poquito. Estaba ahí como un sueño nomás.
“ME PREGUNTABAN, DE QUÉ ZONA SOS? NO, NO QUEREMOS PERSONAS DE ESOS LADOS”
— ¿Cuánto influyeron las dificultades económicas?
— El traslado, que los lugares me queden a dos horas, a cuatro horas. Me preguntaban, ¿de qué zona sos? Porque ellos me tenían que pagar viáticos. “No, no queremos personas de esos lados”. O “nunca asististe a ninguna clase”.
— ¿Por qué vivías en el Conurbano?
— Claro. Y bueno, también muchas veces por mi apariencia física. Por no tener cierta altura que se busca.
— ¿Qué se busca?
— Bah, no sé, capaz o es mi inseguridad. Siempre tiene que ser alta, muy hegemónica. Rasgos súper delicados.
— ¿Vos crees que no tenés rasgos delicados?
— No, para nada. Ahora eso está cambiando.
“YO NUNCA ME VI BONITA”
— Si tuvieras que describirte físicamente, cómo te ves?
— Yo nunca me vi bonita. Hasta el día de hoy no me veo, para nada (risas).
— Sos muy linda.
— No. Para nada. Me veo al espejo y digo ay no, qué desastre.
— Los ojos, la sonrisa. Elegí algo, vamos.
— No sé si puedo elegir algo. Mi mayor inseguridad es por el tema de mi nariz (risas). Sí, en serio.
“EN MI CASA DORMÍA EN EL PISO”
— Sufrís mucho por los granitos de la cara, por el acné.
— Sí, en mi casa dormía en el piso y por más que lavara las sábanas al ponerlas en el piso otra vez se ensuciaban. También es por la mala alimentación.
— ¿El colchón donde dormías en tu casa está en el piso?
— Sí, así era como dormía. No tuve oportunidad de ir al dermatólogo, pero en el hospital me dijeron que los granitos eran por el polvo, por la tierra, por mala alimentación, por el estrés que estaba pasando en ese momento.
“ME ENCANTA QUE LA GENTE ME VEA SEGURA, PERO ES UNA ACTUACIÓN”
— Me dejaste pensando en la demanda de belleza hegemónica. En Argentina hubo modelos muy importantes que no siguieron los cánones ortodoxos. Mariana Arias. Carolina Peleritti, por ejemplo.
— Eso es algo que tengo que seguir trabajando, mi inseguridad, mi amor propio. Me encanta que la gente me vea segura, pero es una actuación. No me creo linda pero hay que actuar que soy la más diva allá, hacerle creer eso a la gente, porque si no chau.
— ¿Actúas también en la vida real?
— En la vida real. En todos lados. Es como actuación sin perder mi esencia, sin dejar de ser yo misma.
— ¿Te hacés la segura?
— Y en realidad por dentro me estoy derrumbando. Si yo me quedo llorando en casa por mi colchón en la tierra, no voy a hacer nada. No queda otra, limpiarse la cara, maquillarse y salir, sonreír al mundo, decir “me estoy comiendo al mundo” cuando capaz nada que ver.
“PASÉ HAMBRE. PASAMOS HAMBRE”
— ¿Cuál es o fue la peor de las adversidades?
— El hambre. Pasé hambre. Pasamos hambre. Por suerte ya no. Obviamente trabajamos siempre para que mis hermanitos no pasen eso. Pero si tuviera que poner todo eso en una palabra, siempre elijo la palabra caos. De toda esa oscuridad pude encontrar la luz y transformarla.
— ¿Estás preparada para todo el trabajo que viene?
— Sí, estoy muy preparada. Estuve mucho tiempo en casa practicando, visualizando. Voy a trabajar por esto. No hay plan B. No hay plan C ni nada. Es plan A y listo.
— ¿Sabés bailar?
— Sí, me encanta, desde chiquitita, viene de la mano del patín. En casa te ponés música, practicás los ritmos, y a bailar. Cuando tenía tiempo libre subía videos bailando música de todos los ritmos.
— ¿Cómo fue el encuentro con Valeria Mazza? Te invitó a la Universidad de Palermo.
— Uh, eso fue increíble. Es algo que también está guardado en el corazón. Siempre muy agradecida. Llegué a la Universidad de mis sueños también. Siempre quise saber cómo era por dentro, ya espero meterme a estudiar. Me dijeron: tenemos una sorpresa para vos. Escuché unos tacos, unos pasos que sonaban fuerte. Llegó ella, su presencia, tenía vergüenza que ella me viera. Es divina, tiene una elegancia. Y la presencia. Sus palabras no las voy a olvidar nunca, me motivó muchísimo eso de créetela, vos te la tenés que creer, me dijo. Me habló mucho del amor propio, de que me guste cómo me veo en el espejo. “En el mundo de la moda vas a tener siempre una cámara enfrente tuyo, fotos, es tu imagen”. Cuando estoy frente a la cámara, al posar sale algo de mí que es increíble. Quisiera que estuviera siempre presente, pero sale solamente cuando estoy posando.
“CUANDO QUISE EMPEZAR A ESTUDIAR MODA MI PAPA ME DIJO “ESO ES DE PUTA”
— Cuando querías hacer un posteo, ¿cómo lo pensabas? ¿Cómo lo armabas?
— En mi hermana encontraba algo, una pizca de inspiración. Hace poco subí unas fotos en blanco y negro con el pelo tapando la cara, en un tiempo siempre se cubría la cara. Estaba encerrada en la pieza, para que no entrara la luz, porque le daba miedo lo que iba a pasar cuando ella hablara. Hace poco subí esas fotos y escribí también una poesía con un vestido ajustado, un rodete, con un labial rojo bien marcado. ¿Por qué? Porque yo cuando quise empezar a estudiar moda mi papá me dijo, perdón por la palabra, “eso es de puta. Eso es de trola ¿Qué querés hacer? ¿Por qué te maquillas así?” Jugué a sacar un pezón también porque siento que puede representar el trabajo de prostituta. Mi hermana me estuvo ayudando con las luces, el flash, a tener las sábanas blancas. Y siempre cuando subía una foto, le preguntaba ¿qué foto puede ir primero? ¿Vos qué decís que ponga? Ella era todo.
— De dónde creés que salió tu creatividad?
— Eso viene mucho de la oscuridad que pasamos. Era todo muy gris ¿no?
— Mucha gente vive en la oscuridad. Pero vos pudiste sacarlo afuera.
— Claro. Todo está siendo muy gris, muy oscuro, entonces empezaba a imaginar. Yo de chiquita imaginaba muchísimo, todo sueño en color, a pesar de que la vida en realidad no era así. Me gustaba meterme en ese mundo de las princesas, los castillos, los unicornios, creo que de ahí salió esa creatividad.
— ¿Dónde te gustaría vivir?¿En qué barrio?
— A mí me encanta la ciudad. La ciudad es mi sueño. Palermo, es un lugar muy cómodo, está justo en el medio y me encanta. Me encanta escuchar las bocinas, el grito de la gente que está peleando, encuentro inspiración en ese ruido. La gente está cansada de vivir en la ciudad. Y yo quiero vivir en la ciudad.
— ¿Sola o con tu familia?
— A mí me gustaría vivir sola. Si puede ser mi familia obvio, me encantaría, pero ellos son más del campo. A ellos les encanta esa tranquilidad, silencio total, en eso somos distintos. Me gustaría terminar el lugar donde estamos viviendo actualmente, que esté todo bien lindo, de que mis hermanos tengan su propia pieza. Porque nosotras, con mi hermana, toda nuestra vida, hasta el día de hoy, dormimos en el comedor. Tiramos el colchón, esa es nuestra pieza. Que ellos tengan ahí su casita terminada, su espacio y yo vivir en la ciudad. Hay algo en mí que solo nace cuando estoy en la ciudad. Siempre pongo la canción de la ciudad de la furia, ese rock, ese fuego.
— ¡Cuánto pasó en menos de un mes!
— Sí, va a ser un mes. Hubo un cambio en mi vida, ir acá, allá, ya estoy en el mundo que tanto soñaba. Fuera del mundo de la moda en mi vida está todo tranquilo, estoy dándome el tiempo para seguir haciendo la ropa que yo hacía antes, vender. Sueño con tener mi propia marca de ropa. Eso me encantaría.
“REALMENTE ESTÁ PASANDO ESTO? YO NO LO MEREZCO”
— Gracias por este rato, Anabel..
— Usted me bancó llorando. Estoy muy agradecida. Me quebré un montón. Encima quiero seguir llorando.
— ¿Por qué vas a llorar ahora?
— Y, porque ¿realmente está pasando todo eso? Me pregunto siempre.
— Está pasando, sí.
— Sí, por eso, llego a casa y le pregunto a mi mamá, ma, ¿está pasando esto de que soy bienvenida en este mundo? Sí, me dice (risas). Ella se lo toma todo muy normal. Me dice sí, está pasando, es tu sueño. Yo no merezco esto, a veces digo. Pero hay que trabajar en sentirse merecedor, ¿no? También trabajar en dejarse querer, amar. Porque ahora hay mucho amor de la gente. Hay mucho amor y yo no sé si me merezco esto.
Seguir leyendo: