Estos últimos años Pamela atravesó mucho dolor y creció. Cambió. Sabe que hay cosas que no volvería a hacer en la tele y siente que hay otras que aprendió y que sí quiere mostrar. Tiene una larga historia en los medios. Fue modelo, trabajó como vedette en teatro de revistas, en comedias, en programas de televisión de humor, en realities, en programas eróticos. De a poco se fue acercando a la conducción y al abordaje de la actualidad. Desde el lunes próximo vuelve a la tele con Desayuno Americano todas las mañanas desde las 10 y 30.
— Hago un recorrido de mi carrera y digo: ahí aprendí un montón. Del primer Desayuno americano en 2011 al último, fue un crecimiento.
— Pasaron periodistas importantes por el programa.
— Sí, un equipazo. El equipo es clave para todo. Pamela a la tarde fue igual. Pasarme de Desayuno a Pamela a la tarde fue una apuesta del canal, esto que sale tan bien a la mañana lo necesitamos a la tarde. Pero a la tarde fue diferente.
— Era otro programa.
— La noticia estaba contada, recontra contada, vuelta a contar, y estaba en sanguchito entre Rial y Moria. Había un público que claramente quería más espectáculo, es hoy el público de Karina Mazzocco. Lo hice, me encantó, lo cerré con un moño y me rajé por un tiempo (risas).
“EN LOS ÚLTIMOS AÑOS TENGO MÁS CONCIENCIA DE LO QUE DIGO. DE LO QUE DECIMOS ALGO SE GENERA, ALGO SUCEDE”
— ¿No estabas del todo cómoda?
— No. A mí no me gusta. Empecé a tener en los últimos años más conciencia de lo que digo, de lo que dicen en mi espacio. No deja de ser tu espacio entonces de alguna manera o compartís, o permitís que se haga algo. Porque de lo que decimos, algo se genera, algo sucede. Hay gente a la que se puede lastimar, yo estaba muy consciente y no estaba cómoda. Claro que no estaba cómoda.
“YO CAMBIÉ UN MONTÓN. HOY TENGO MÁS ESCUCHA”
— ¿La actualidad más pura sí te queda cómoda?
— Depende. Para mí va a ser una sorpresa, estoy trabajando mucho cómo va a ser esta vuelta porque yo cambié un montón. En Desayuno americano tengo registros de sentirme incómoda escuchando a ciertos invitados, ciertas ideologías. Me molestaba y mi cara no lo puede disimular. A mí se me nota mucho cuando algo me cae pésimo. Hoy tengo más escucha, puedo y necesito que mi programa sea eso. Necesito que se pueda decir, por algo estamos tan divididos y tan convencidos cada uno con su bandera.
— ¿Tenés ganas de hablar de política?
— Se va a hacer porque es un año electoral.
“MI NATURALEZA ES DECIR LO QUE PIENSO. SI AMERITA, HAY QUE DECIR LO QUE UNO PIENSA”
— ¿No te vas a meter?
— No, yo no puedo. Mi naturaleza es decir lo que pienso. Me ha traído problemas, me ha traído dolores de cabeza. Las redes sociales son tremendas. Pero me parece que si amerita, hay que decir lo que uno piensa.
“CON MI HERMANO PERDIMOS LA BATALLA”
Pamela en los últimos años la pasó mal. Su marido estuvo internado y fue operado varias veces. Y murió Franco, su hermano, adicto a las drogas.
— Fueron años difíciles estos últimos.
— Muy. Muy. Con lo de Daniel, en mi casa se respiraba dolor. Te dabas cuenta que estaba conviviendo con ese dolor tan punzante en la espalda todo el tiempo. Fueron cuatro operaciones en dos años. La última fue la que le cambió la vida, volvió. Hoy hace mucha más actividad física que yo. Cada operación duró cuatro horas, no sabés qué va a pasar. Estaba en Mendoza cuando pasó lo de mi hermano. Mi hermano estuvo muchos años internado. Adicto. Tuvo muchos intentos de suicidio hasta que lo concretó. Fue muy shockeante, triste. Sinceramente siento que perdimos la batalla entonces no tengo un mensaje esperanzador. He sido muy crítica de ciertas posturas con las drogas porque lo hemos vivido como familiares.
PARA MÍ LA DROGA MATA Y NO HAY ‘ALGUNOS LO MANEJAN’
— Son muy pocos los que llegan a rehabilitarse.
— En ese velorio muchos amigos se acercaron para decirme que no había sido el único del grupo. Fueron muchos los que perdieron su vida de una manera, de otra. Sí. Para mí la droga mata y no hay “algunos lo manejan”. Hagan con su cuerpo lo que quieran, pero no lo digan ni siquiera públicamente porque no estamos preparados. Me parece que podés probar algo que después no podés manejar. Porque así son las adicciones. Después no tenés más tu voluntad.
— ¿Cuántos años estuvo luchando contra la droga?
— Muchísimos, desde muy chico probó. Mi papá y su mamá se enteraron después. No estaban atentos, no lo vieron, no se dieron cuenta, y era tarde.
— Su muerte fue durante la pandemia, en 2020.
— Fue tremendo. Y habíamos tenido la pérdida también de mi tío, hermano mellizo de mi papá, era como su mitad porque eran inseparables. Yo era muy compinche con él, hablábamos por teléfono todos los días. Mi tío favorito.
Pamela vive en Buenos Aires, pero cuando puede, se escapa con su marido y sus hijos a Mendoza. En Santiago del Estero vive parte de su familia.
— Mi mamá vive en Buenos Aires con mis hermanos. Mi papá y una hermana, Flor, viven en Santiago del Estero. Viajo mucho a Santiago cuando puedo. Disfruto. Es mi lugar en el mundo. Me conecto. No sé, vuelvo a mis raíces.
— ¿Podés ir seguido a Santiago?
— Sí, voy seguido.
— Es un tiempo tuyo, que te tomás vos.
— Sola. Sola (risas).
“MI HERMANA NUEVA TIENE 40. ES COMO SI NUNCA HUBIERAN PASADO ESOS AÑOS PERDIDOS”
— Ahora tenés una hermana nueva.
— Sí, mi hermana nueva. Siempre supe que existía Carolina. Nos llevamos cuatro años de diferencia, cumplió 40. Desde muy chiquita supe. Fue una relación extramatrimonial, tengo cuidado porque es una historia que no me corresponde. Le puede doler a alguien. Mi madre es tan amorosa que me enseñó que es mi hermana. Pero cuando yo era chiquita no era lo mismo.
— ¿No la podías conocer?
— No, y tenía intriga. Santiago es muy chico y mi papá me contaba. Él siempre supo, pero el papá que crió a Caro le pidió que nunca se enterara. La iba a criar, le daba su apellido, y su decisión fue que ella nunca se enterara que no era el padre. Cuando falleció su papá, mi papá la busca y hacen el ADN. Es igual a mi hermana Carina, pero con mis gestos, mi forma de hablar. Es impresionante la genética.
— De golpe tuvo una familia nueva.
— Divina. Me escribió en Instagram y yo le ponía manito, dedito, corazoncito, buena onda. Me escribió que estaba en Mendoza y ahí me empezó a latir el corazón. Ella tenía que hacer una exposición, fue hace cinco, seis años. Antes, en Santiago del Estero, en un boliche, un día de mucho calor, fui a lavarme la cara. Me levanté y en el espejo vi una chica que era igual a mi hermana y con mis movimientos. Me quedé pálida. Mi prima, Sole me dijo: es tu hermana. Siempre supe que existía. Sus hijos, con mis hijos, con los hijos de Carina, con los hijos de Cristian, es como si se conocieran de toda la vida. No necesitaron explicación, ellos son primos. Perfecto, listo, viajemos, estemos todos juntos. Como si nunca hubieran pasado esos años perdidos. Tuvimos suerte, podría haber sido cualquier cosa. Pero ella es divina.
— Podrían haber sentido celos.
— Y ella no bancarme. Pero no pasó.
— Nos falta el bebé. Nos falta Gianfranco, el hijo de tu hermano Franco.
— Gianfranco es mi ahijado. Es el hijo de Franco, nos enteramos después de su muerte. Él nunca supo que Yamila, la mamá de Gianfranco, estaba embarazada. Triste, te da impotencia, te vas a quedar toda la vida con la duda de qué hubiera pasado si… Lo hablé muchas veces en mi terapia, por eso no me largo en un mar de llanto. Trato de tener mucho cuidado por su mamá. Ponerle Gianfranco creo que también es todo un tema. Cumplió 2 años en enero.
— Hay una mirada linda posible. Tu hermano vive, trasciende, en otra persona.
— Si, continuó la vida. A esa abuela le da felicidad. Le da sonrisas. Pero la impotencia que da “qué hubiera pasado si”... Los que salen de la droga se aferran a la fe, a creer en Dios, a un hijo. El amor te cura. Y el amor de un hijo probablemente hubiera sido una herramienta para poder salir adelante. Tenés que estar bien por otra persona, ya no sos vos. Él siempre hablaba con Yami de tener un hijo y no se llegó a enterar. Entonces, guau.
— ¿No ves al bebé?
— Lo vi ahora cuando fui a Santiago del Estero. No lo veo mucho. Es muy bebé, mucho no entiende. Videollamada, hablamos, todavía no hay algo muy fluido.
Pamela tiene dos hijos. Felipe tiene 16 y Lola 10. Una preadolescente y un adolescente.
— Este verano es la primera vez en muchos años que no estoy poniendo protector solar o cuidando que no se ahoguen. Mi hijo salía con los amigos, iban a otros paradores, Lola haciéndose amigos, jugando en la playa. Es la primera vez que termino un libro, que me puedo poner a tomar sol. Siento que crecieron, y son chicos.
“LOS VEO POR EL CELULAR A TODOS. TODO EL TIEMPO”
— Felipe tiene que volver a la noche.
— Sí, no duermo. Veo serie, serie, serie, hasta que vuelve. Igualmente lo veo por el celular. Todo el tiempo, sí. La ubicación.
— ¿Lo tenés ahí?
— Sí, a toda la familia. A todos (risas). A todos.
— ¿Y si Felipe no quiere, qué haces?
— No, no sale. No, es chico todavía.
— Vos tenés que saber dónde está.
— Sí, me quedo tranquila. Sí.
— ¿Te fijás lo que hace cada uno? ¿Vas controlando?
— Sí. A todos. A Daniel, si estamos para comer a ver por dónde anda, faltan dos cuadras. Uso un montón la aplicación.
— ¿Y vos? Sabe tu familia dónde estás?
— Sí, estamos todos en la familia. Es por seguridad, me parece que está bien.
— ¿Es por seguridad?
— También (risas). Y por comodidad. No seamos mal pensados.
“FUI TAN TÓXICA. REVISABA HASTA LOS MENSAJES DIRECTOS DE TWITTER, DE INSTAGRAM”
— Puede ser muy tóxico saber dónde está la pareja las veinticuatro horas del día.
— Ay, fui tan tóxica María Laura que ahora me da fiaca. Ya no te reviso un teléfono ni de casualidad. Porque lo he hecho tanto tiempo. Revisar hasta los mensajes directos de Twitter, de Instagram. Qué pesada. Es horrible, es como tomarte el veneno y esperar que el otro se muera. Es horrible. Porque te hace mal vivir así.
— ¿Con el actual marido también?
— Sí (risas). Pero es horrible porque algo te va a molestar. Un emoji te molesta. Un besitos de alguien que no te la bancas mucho decís, dale! Entonces dije: no lo hago más. Tengo las claves de lo que te puedas imaginar y no lo hago ni loca.
— ¿Cómo fue la decisión? ¿Cómo pasaste de tóxica a no tóxica?
— En terapia. Hacerlo es como dejar de fumar, cuesta un montón al principio pero después es maravilloso. No, porque me hace mal. Te hace mal. Algo te va a molestar igual. Aunque no haya nada, algo vas a encontrar. El que busca encuentra es literal.
— ¿Y él no se quejaba?
— No sé si se quejaba. No me importaba, lo hacía igual.
““TODAVÍA TENGO TODAS LAS CLAVES Y HOY NO LO HAGO, NI LOCA”
— O sea que lo decidiste por vos, no porque él dijera algo.
— No, por mí. Todavía tengo todas las claves y hoy no lo hago, pero ni loca.
— ¿Mejoró la convivencia que no estuvieras tan pendiente?
— Sí. Es que la pasás pésimo. Una cosa es ser celosa, otra cosa es ser desconfiada. Motivos para desconfiar nunca tuve. Pero era celosa. Era inseguridad mía. Porque motivos nunca hubo, de parte de ninguno de los dos. Hablamos y nos contamos todo, no hay necesidad de ir a revisar.
— Hacés un culto de hablar. También de conocer terapias alternativas.
— Es una búsqueda espiritual, a ver qué me gusta, con qué me siento cómoda. Me da mucha curiosidad. Me puse a estudiar astrología. Hay un mapa evolutivo con nuestra carta natal que es una genialidad.
— ¿Cuánto de eso usas en relación a tu pareja?
— Un montón (risas). Cuando veo los tránsitos digo: “ay no, claro, si Saturno que está pasando. No, hoy no hablamos, hoy no le pregunto.” Ahora está sucediendo algo tremendo, está Mercurio retrógrado, que es el planeta de la comunicación. A veces no es que uno no sepa lo que quiere decir sino que lo dice torcido y el que escucha lo entiende mal, entonces estamos cruzados.
— ¿En algún momento parás? Porque él debe decir ‘basta’.
— Ah, no le digo todo esto. Solamente lo sé. Son herramientas para mí. Igual él se mata de la risa. Obviamente que no cree en nada. Después muchas veces me dice que tenía razón.
“A MI MARIDO LO ENTREVISTO. LE PREGUNTO, LE PREGUNTO, LE PREGUNTO”
— Siempre querés hablar ¿no?
— Sí. A él lo entrevisto. Le pregunto, le pregunto, le pregunto. Cuando lo conocí no hablaba prácticamente. Entonces ahora, ¿ves que se puede? Le hace bien hablar.
— ¿Qué suponés que cambió en él desde que te conoce?
— Está feliz. Ah (risas), se la re creía ella. Le cambió la cara. Vos no sabés la cara que tenía cuando entraba al canal antes…
— ¿Cómo era?
— Sí, una cara de traste. Enojado, vivía malhumorado. No tiene que ver con sus parejas anteriores, con las que me llevo bárbaro, hoy somos amigas. Lo conocí y me dijo “no voy a tener más hijos”. Ya estaba enamorada porque si me lo hubiera dicho al principio, capaz que la pienso. Después, cuando buscamos a Lola fue una decisión de él. Y lo segundo que me dijo: nunca voy a tener un perro (risas). Me costó más Tinto. Tinto es un pastor australiano que les regalaron a los chicos en diciembre y me quedé tan enamorada de ese nieto que lo tengo en Buenos Aires. Es grande, o sea, no es un perrito de departamento. Pero no importa, yo me ocupo, yo lo saco, yo soy una abuelaza.
“QUÉ ILUSA. QUÉ DIFÍCIL ES EMPRENDER EN ARGENTINA "
— Tinto como el vino, que es muy importante ahora para vos porque tenés tu emprendimiento. ¿Cuánto tiempo le dedicas al emprendimiento?
— Ay Dios mío, es un dolor de cabeza. Qué ilusa. Es mucha inversión. Tengo la bendición de moverme y venderlo porque soy conocida. Voy a los programas, llevo el vinito y lo promociono. Aun así no se llega a volver a comprar los insumos para la próxima cosecha. El primer año lo vendí, hice el doble. Este es el tercero y… Decí que tengo un socio, qué lindo que es tener un socio capitalista que pone la plata. El vino es exquisito. Confío, creo que va a seguir creciendo, pero qué difícil está este año! Te diría casi imposible. Qué difícil es emprender en Argentina. Qué difícil para los productores. Porque tampoco podés exigir que alguien te compre algo imposible de pagar. En general me gusta ver el vaso medio lleno, pienso que esto es una transición y que vamos a estar mejor. No hay indicio de que esto sea así, pero quiero tener esa mirada en el programa.
“EL VINO SE LLAMA ‘MI ESPÍRITU LIBRE’ PORQUE SERÁ MI LIBERTAD ECONÓMICA”
— Hay mucho disfrute con el vino.
— Sí, tiene que ver con el disfrute. Podría haber hecho una marca de ropa, de lo que sea. Me gusta el nombre, se llama Mi espíritu libre, porque también será en algún momento mi libertad económica. Quiero, el día de mañana, que no sea un emprendimiento sino una empresa. Vender y exportar y que vaya creciendo. Sé que es muy difícil.
— ¿Por qué no hice un labial?
— (Risas) Por qué no hice un rimmel.
— ¿Cuándo estás sola abrís un vino para vos o solamente social?
— No, lo abro. Me lo abro a las 19 horas, baja el sol y para mí es un horario perfecto para abrir un vinito.
— Hay un rito. A las 19. Más o menos alrededor de esa hora te abrís un vinito.
— SI. Más o menos a las 19 digo sí, estoy para un vinito. Puedo ver tele, puedo leer un libro. Generalmente lo hago.
— Es como una ceremonia de relax.
— Sí. De distenderme. A las siete está todo organizado. Ya volvieron los chicos de lo que sea, gimnasia artística, fútbol o lo que venga, ya están todos acomodados en casa. No tengo nada que me esté estresando.
— ¿Aprendiste de vinos? ¿Sos una catadora de esas que prueba y dice “éste tiene aroma de no sé qué”?
— Sí, sentís pomelo, sentís maderas. Sí, me gusta disfrutarlo. Mi sueño es el día de mañana tener mi bodega, mi lugar en Mendoza que para mí es esto. Me arraiga. Más allá de que tengo una hija con un mendocino, de mi casa en Mendoza. Eso es mío propio. Mi motivo para volver.
— Marcelo Tinelli llegó a América.
— Sí, está Tinelli. Me encanta. Estoy muy contenta. Muchos años que sí, que no. A mí me gusta, lo quiero, me gusta como persona más allá de que es un gran conductor. Cuando sos artista y tuviste la oportunidad de ser parte de alguno de los ciclos te das cuenta que es impresionante lo que él genera. Y en Desayuno americano, a mitad de año cuando viene Marcelo con su gran programa, ese material del Bailando. Es para mí también muy importante.
“TODO LO QUE DIGO PARECERÍA QUE ME LO HACEN DECIR”
— ¿Cómo ves el país?
— Estamos mal. Eso lo vemos todos y duele. Duele mucho. No es solo nuestro país, nos pegó a todos. Hay mucha pobreza, el dato de pobreza es cada vez más alto. Lo ves en la calle, ves indigentes, esa gente no tiene más posibilidades. Cómo pasaron de un día al otro a estar, de un momento a otro a hoy vivir en situación de calle? Creo que también es un tema cultural, todos nos tenemos que involucrar.
— Cada vez hay más gente durmiendo en la calle en las grandes ciudades.
— Eso duele. No puedo dejar de pensar en esos chicos o padres jóvenes. Ni hablar de la gente grande, que son los olvidados. Trato de tener cuidado con lo que digo porque algo que me viene pasando en los últimos trece años es que cada cosa que digo parecería que me la hacen decir. Es un horror tener que andar aclarando “es mi pensamiento, es lo que yo digo y lo que yo creo”.
“QUE CADA VEZ SON MÁS LAS PERSONAS QUE DUERMEN EN LA CALLE ES INNEGABLE”
— Porque decís que parecería que te lo hacen decir?
— “Porque el marido”, “porque ahora está no sé qué gobierno”. Mi desafío es tener que andar aclarando. Me duele, sí. A mí me ha pasado en el gobierno de Macri decían “ay, milita el ajuste”. Y si ahora te digo “yo estoy esperanzada”, van a decir “milita el ajuste”. Tengo esa mirada y la tengo de siempre, me gusta pensar que podemos salir adelante. Que cada vez son más las personas que duermen en la calle es innegable.
— ¿Qué te gustaría que se dijera del nuevo programa? ¿Qué te gustaría que se viera de vos?
— Voy a tratar de dar este cambio que tengo, que traspase y que se vea en la pantalla. Quiero que vean que se puede convivir en el diálogo de una persona que piensa totalmente opuesto a otra. Mi equipo va a ser formado así. Que cada uno tenga la posibilidad de dar su mirada. Sin agresión. Sin faltar el respeto. Lo he padecido en móviles o discusiones y espero esta vez poder manejarlo de otra manera.
— Para vos entonces es importante que estén presentes todas las voces en esta nueva etapa.
— Porque somos eso.
— Debería ser posible convivir.
— Para mí todos los partidos políticos se llevan bien entre ellos y es la sociedad la que se termina peleando. Los amigos, los vecinos, no pueden jugar ni un partido de fútbol porque hay división. Hay amigos que dejaron de hablar por el pensamiento político. El acuerdo, siempre está.
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