A Pablo Granados lo conocemos todos. Videomatch, La peluquería de Don Mateo, No hay dos sin tres, Peligro sin codificar. Lo presentan como humorista y actor, pero para mí es básicamente un músico, un músico muy divertido. Es el papá de Migue y de Mary y se autodefine “padre de talentos”. Desde hace años vive en el campo, entre perros, caballos, liebres y sapos. Hoy elige no estar en la tele, publica y comparte contenidos en sus redes que se reproducen y se viralizan. Pablo está por todos lados.
— ¿Extrañás la tele?
— No. ¿Está mal? (Risas). Primer titular, “No extraño la tele”.
— No, no está mal.
— No la extraño. Pero no porque me haya hecho algo malo. No la extraño porque encontré una libertad y un lugar, una zona de confort que es hermosa, nada más. Siempre me consideré creador de contenido, no actor, ni artista, ni cómico, sino creador de contenido. Esto que pasa con los celulares que cada vez te graban mejor y se escucha increíble, me cayó como anillo al dedo.
— ¿Te cayó como anillo al dedo por la calidad de vida o por la economía?
— Las dos cosas. Yo también dirigí muchos actores, y hay que tener actitud, es tremendo dirigir actores. Me cansé un poco.
— ¿Los egos?
— Siempre tuve elenquitos, nichitos con elencos. Y cuando llega el momento de grabarse solo es muy distinto a esa presión de trabajar con mucha gente, con técnica, con luces. Acá, ahora, lo solucionas en forma artesanal.
— ¿Cómo se forma el equipo hoy que prepara tus contenidos?
— El equipo se forma por Pablo, Pablo y Pablo. Cami, mi novia, también me ayuda a veces. Yo a ella. Pero normalmente solo.
— ¿Comercialización? Marketing?
— Solo.
— Ya no trabajás con actores, pero tenés “números artísticos” con los integrantes de su familia: tu mamá Delia, tu hijo Migue, tu hija Mery, tu novia Camila, tu nieta Bebi, tu hermano/amigo Pachu Peña…
— La abuela de Camila.
— O sea que vivís de tu familia, podemos decir.
— Siempre los exprimí, sí. La verdad que siempre me rodeé de gente talentosa.
— ¿Y funciona con ellos?
— Sí, funciona. La posibilidad de estar en redes es que no tenés esa exigencia de hacer algo diario. Acá nadie te dice: che, ¿qué hay hoy a las ocho de la noche? ¿Qué vas a hacer? Si no lo querés hacer, no lo hacés. El mayor logro es que no tenés a nadie diciéndote: ¿y, lo tenés hecho?
“NO TENGO DISCIPLINA. MI DISCIPLINA ES LA LIBERTAD”
— ¿Cómo no perder la disciplina? ¿No tener horario o día límite para publicar no te desorganiza?
— Es que yo no tengo disciplina para esto. O sea, mi disciplina es la libertad. Si quiero subir algo todos los días lo subo y si quiero subir una cosa cada quince días la subo cada quince días.
— Grabás videos muy divertidos con tu nieta. ¿Le pedís permiso? ¿Hablás con los padres? ¿Cómo se manejan?
— Los padres sí, siempre tienen que autorizar. “Voy a subir algo. ¿Puedo? Te lo mando. ¿Me dejas subirlo?” Ahora ella aprendió dos o tres caritas y te das cuenta por la mueca que sabe que estoy grabando. Pero lo tiene muy natural. Es muy payasa también.
— La gran influencer y creadora de la saga familiar es Delia, mamá de Pablo, abuela de Migue y Mary y bisabuela de Bebi. Una influencer que tiene miles de seguidores y es muy histriónica.
— 87 mil tiene, una cosa así. Ayer grabamos y no perdió la cancha. Muy bien. Es la histriónica de la familia. Ella lloraba por la libreta con mis notas cuando yo era chiquito y ahora me estoy dando cuenta que actuaba. “¡Cómo me traes esas notas!” Ahora me estoy dando cuenta. Mi papá era hombre de televisión, de medios, pero no era actor. Ella fue ‘la mujer de’. Cuando él murió empezó a llenar sus espacios y se recibió de actriz en el teatro El Círculo de Rosario. Pero me engañó muchos años de mi vida.
— Rompamos un mito, no es que todo el día te estás riendo con Pachu Peña ¿no?
— No, cero. Seguro cuando grabamos. También nos podemos cagar de risa de ciertas cosas. Pero también podemos pasar cinco horas uno al lado del otro sin hablar, manejando por el país. Pero es fácil hacerlo reír. Nos conocemos los dos. Cuando tenemos que hacer algo juntos hablamos de ciertas cosas que vamos a decir, pero no nos contamos todo y nos guardamos algo para que el otro se sorprenda.
— ¿Cuántos años llevan juntos?
— Desde el 91. 22. No, 32.
— Es un montón ¿no?
— Sí, es un montón. Fue hermoso cuando lo conocí y empecé a grabar con él allá. ¿Y sabés qué es lo que más me gustó? Le dije: ‘nos encontramos mañana a las 10′ y el tipo estaba a las 9:55. Maravilloso (risas) Yo soy así. Sabés qué, para mí eso es más importante que el talento.
— ¿La puntualidad?
— Sí. Y ahí arrancamos. Dije: este tipo me encanta. Y así seguimos. Tiene una cara de piedra. No se reía tanto en esa época.
— Ése es el costado profesional. ¿Y lo fraternal?
— El otro día vino a mi cumpleaños y nos cagamos mucho de risa. Mucho, de verdad, mucho de risa. Es gritón, viste, le grita a la gente. Toma de punto a alguno. Nos hizo reír mucho. Estuvo buenísimo. Los últimos años lo disfruté mucho. Lo disfruté más como familiar que como socio.
— ¿Es familia?
— Sí, lejos.
— En algún momento dijiste públicamente que no querías salir más con mujeres famosas. ¿Es verdad?
— Es verdad. Sí, pero no dije no quiero salir más con talentosas. Ella, Camila, es muy talentosa. Entonces me dediqué a hacerla famosa (risas).
— ¿Qué pasaba cuando estabas con una mujer muy famosa?
— Tiene que ver con la exposición, que enseguida se meten y opinan y se hacen noticias. Es preferible estar con una famosa y que te vaya mal y no que te vaya bien. Porque si te va bien, sos noticia. Después me di cuenta. Ahora son ellas las que se arrepienten y dicen: no salgo más con un famoso después de salir conmigo (risas).
— ¿Cuánto tiempo hace que estás de novio?
— Y hace dos o tres años. Sí, tres o cuatro.
— ¿Dos o tres? ¿Tres o cuatro?
— Deben ser cuatro.
— No le va a gustar leer un número indefinido. Se viene el planteo.
— Ella sabe cómo soy.
— ¿En qué sentido?
— ¿Dónde estoy? ¿En Intrusos ahora? ¿LAM? (risas). Ella sabe que yo puedo decir dos o tres años pero que en realidad sé el tiempo.
— Publicás material diverso. Hay videos con trabajo de investigación.
— La mayoría de las cosas las escribo. A veces escribo cosas largas, son las que menos se ven y las que más me gusta hacer. Por ejemplo, el tema de los humedales que se están incendiando.
— Hiciste contra los antivacunas.
— Exactamente, sí. O para las fechas patrias. Me gusta mucho la historia, me meto en la vida de San Martín o de Belgrano. Después lo ven, parece poco, 250 mil visualizaciones. Es mucho. De repente hacés un desfile, lo sacás en media hora y clavás un palo, cómo puede ser. Con el otro estuve leyendo sobre San Martín, editando toda la noche.
“LOS PERROS ME TOMARON LA CASA”
— Los integrantes más importantes de tu vida y de tus videos son los perros, también personajes.
— Ay, los perros, sí. Mis perros tienen una cuenta que tiene 50 mil o 60 mil seguidores. Son increíbles. Duermen arriba de la cama. Me tomaron la casa. Yo no tenía perros. Me gustaron siempre, pero no vivía en mi casa de campo y no podía tenerlos en la ciudad. De repente me encontré viviendo allá y Camila abrió la puerta a los perros y empezaron a entrar perros, y los amamos y están ahí. De verdad nos tomaron la casa los perros. Y cada vez hay más. Hay días que vas y hay nueve perros ahí. Cuatro son míos.
— ¿Cuántos son?
— Se pasan la voz que se ve que hay alimento de canje, de algo se enteraron (risas), no sé. Te juro que empiezan a aparecer. Vino uno de una escuela rural, ahora el perro se llama Escuelita. Explícame cómo, Escuelita. Duerme arriba de la cama. También tengo uno de un vecino, solo le falta el documento nuestro. Vive ahí adentro. Hay una que se llama Luna, blanca y negra que trabaja con los caballos y viene todas las noches a dormir a casa.
— Sumemos.
— Los cuatro míos. Tres más que son fijos, pero que no son míos y dos más que van apareciendo. Nueve perros.
— Son personajes, pasan cosas, miran, hacen, mueven.
— Sí. Y hay uno que ya actúa. Lo ponés, prendés la cámara y el tipo respeta el lugar. Cuando ve que apagaste se va y descansa. Es increíble. La prendés de nuevo y vuelve.
— Hay uno al que hacés saltar?
— No salta porque se lo enseñé. Son cazadores. Ayer vino con una liebre uno. Obviamente la hicimos al horno. No, mentira (risas).
“YO TAMBIEN COMPRABA PERROS. TAMBIÉN IBA A PESCAR. Y COMÍA CARNE CUATRO VECES POR SEMANA”
— Mensajes, además de humor. Adoptar perros, cuidar los humedales, el medioambiente.
— Sabés qué creo, que la desconstrucción no tiene solo que ver con el feminismo, sino con un montón de cosas que hay que cambiar en el mundo. Yo también compraba perros. Una vez compré un weimaraner, un beagle. También iba a pescar. No digo que no haya que ir a pescar. Y comía carne cuatro veces por semana y ahora como una. Si vas leyendo y viendo cómo se comporta el planeta alrededor tuyo empezás a entender que hay que cambiar.
— ¿No vas a pescar más? ¿Un hombre de río como vos?
— ¿Sabés que no? De hecho ese lugar en el que vivo lo elegí porque había río. Una locura. Yo me crié pescando, mi tío me enseñó a pescar. Tengo cañas en casa. Me da cosa. Cuando los sacás, los ponés en un balde, y se terminan muriendo… Ahora no puedo hacerlo. No puedo hacerlo. Una locura.
— No entiendo si algunos de tus posteos son en chiste o son en serio. ¿Ésa es la idea? ¿Que no quede claro? Por ejemplo: el tema de los hongos que forman un círculo en el campo, el porqué.
— Hablemos de esto. Me gusta mezclar esas cosas. Existe en los campos un fenómeno que se llama círculo de hadas. ¿Qué es? Es un gran círculo donde el pasto crece de una manera diferente, en círculo perfecto y que cuando llueve mucho se llena de hongos. Ni adentro ni afuera.
— Estás hablando en serio.
— Estoy hablando en serio. Ese círculo se llama círculo de hadas ¿ok, hasta ahí vamos? .
— ¿Está escrito esto que estás diciendo?
— Está escrito, lo podés buscar en cualquier lado. El círculo puede ser chiquito, va creciendo, al otro año está más grande y llega un momento que puede ser grande como este lugar. Pero sigue siendo un círculo perfecto y el pasto es más oscuro en ese lugar. En realidad el verdadero hongo está en el medio. Y eso es lo que forma ese círculo. Los otros hongos obviamente los ponen los gnomos y las hadas (risas). No, mentira. Me gusta meterme en ese tema porque sé que hay muchos volados y muchos locos como Cande Molfese que el otro día me contó que había visto hadas y que ella tenía uno en … Uy, lo que fumaste… dentro de una maceta (risas). Me puse a leer y dicen, los que están en toda esa onda, que el círculo de hadas se forma porque a la noche ellas salen y bailan ahí, porque están muy felices de que tengas el jardín de esa manera y que tengas esa relación con la naturaleza.
— No estamos hablando de biólogos y hombres de ciencia que están describiendo esto.
— Lo del círculo de hadas sí.
— Vos lo viste y lo comprobaste.
— Existe en los campos. No porque haya hadas se llama así. Salvo que te fumes un churro y las veas (risas).
— Cuando lo publicaste, cuando hablaste de eso, ¿era real o lo armaste? Yo imaginaba que pusiste los hongos.
— No, era real. Pueden ser distintos hongos, hay hongos chiquitos como los que comés. Obviamente no los probemos. Una vez mi vieja nos intoxicó a todos porque pensó que eran hongos comestibles y terminamos todos muertos. El otro día crecieron unos que son así de grandes, parecen hojaldre. La gente te escribe y te pone: se comen, hacelos milanesa en rodajas. O, no comas eso. Y te vuelven loco.
— Entraste entonces en el mundo de los que están metidos en estos temas. ¿Hasta dónde llegás?
— Una vez estaba tocando el piano… Ay, voy a decir algo que… me voy a quemar pero lo voy a contar. Es maravilloso. Para que vean lo que hace la prensa. Escuchá. Estaba tocando el piano e hice caer algo atrás. Un amigo lo hizo caer con un hilo. Andá a ver cuántos links tiene, que cuentan que en casa hay fantasmas. Hoy después de dos o tres años lo cuento porque tuvo más de un millón de reproducciones y notas por todos lados. Me llamaron de radios paranormales, de programas paranormales para que lo cuente. Yo dije que no sabía qué era, o que era un murciélago que pasó. ¿Sabés la cantidad de notas que hicieron? Todo porque tiramos una vela atrás. Maravilloso.
— No saliste a desmentir que eran fantasmas.
— Jamás. Lo estoy contando ahora por primera vez. Me van a putear cuando lo vean. Infobae debe haber hecho alguna nota también, voy a buscarla (risas).
— Mucha gente cree que el fenómeno sucedió, que había un fantasma.
— Sí, hay gente que cree en eso y que piensa que pudo haber sido. Y la monada también. Está bueno crear esas cosas.
— Si hablamos de humor y de ambigüedad, tu hijo Migue entrevistó a una vidente que hablaba con su mamá, que murió hace tiempo.
— Él llamó a una médium de verdad para La cruda y conversó con ella, siempre tuvo esa idea. Me decía ¿está mal que vaya a hablar con una médium? Me lo preguntaba de verdad. Quería contactarse con la madre. Entonces aprovechó para sacarse todas las dudas y preguntarle un montón de cosas. A los diez minutos no le empezó a creer nada de lo que decía la médium, me parece. Y ahí empezó a tirar humor, fue lo mejor de la nota (risas).
— ¿Cuántos se creen lo que está pasando, el fantasma, las hadas, la médium o lo que sea? ¿Cuántos están en esa frecuencia?
— Tampoco podés ir en contra de todo eso. Hay gente que cree en Dios, en las religiones, y nadie puede probar un montón de cosas. ¿Entendés lo que quiero decir?
“UN CREATIVO NECESITA TIEMPO AL PEDO”
— ¿Cómo encontrás la nafta para tener ideas? ¿Qué ves? ¿Qué lees?
— Primero es el tiempo al pedo, la valoración del tiempo al pedo. Un creativo necesita tiempo para hacer cosas. Un pintor necesita tiempo para pintar un cuadro. Si tiene laburo en el banco, no puede pintar cuadros. Lo mismo para el músico, tiene que hacer una canción y si ocupa el tiempo no puede hacerla.
— Ocio creativo.
— Yo salgo a dar vueltas en bicicleta, muchas cosas se me ocurren andando en bicicleta.
— Nunca a caballo.
— No, no ando a caballo ahora. No puedo por un tema de la columna y de la cintura que me duele. Pero siempre en bici.
— ¿Es la edad decís?
— Sí, sin dudas. Y aparte juego al fútbol. 57 tengo.
— Cada tanto posteás una tropilla de caballos atravesando el campo al galope.
— ¿Viste que hermoso? Hay un horario donde todos los caballos salen a pastorear. Corren porque están saliendo de un corral, entonces están excitados. Es hermoso porque sabés que hay un horario en que van a pasar, justo cuando cae el sol. Levantan la tierra, y la tierra se mezcla con el sol y los caballos y los perros corriendo. Es una hermosura ese espectáculo. Pasa todos los días.
— Eso no es tiempo al cohete. Es fuerte.
— Es muy emocionante. No tiene nada que ver con el humor. Es otra de las cosas buenas de tener tu propia plataforma, que podés mostrar un montón de cosas, porque es tuya. Así como en un canal tienen un noticiero a las 12, a las 2 una novela, a la noche tal chimento y después viene el humor… acá podés hacer una canción, mostrar los caballos, mostrar lo que sentís y lo que sos.
— El campo, la naturaleza cada vez más.
— Sí. Me lleva a mi infancia. Yo me crié en Funes, cerca de Rosario, y este lugar es sin ninguna duda conexión directa con mi infancia. Los olores. Los sonidos. Pero ahora hay humo, antes allá no había humo. El humo de la quemazón de los pastos. Pero sí, sin ninguna duda me conecta con mi niñez que es la etapa más linda de mi vida.
— ¿Pasás más tiempo solo que antes?
— Sí, estoy más parco. Estoy más “no, no tengo ganas”. No voy a ningún lado. Te invitan a programas buenísimos y no, no tengo ganas. Como que te rompe los huevos todo. Y por ahí son cosas buenísimas. Ir todos los días, no. Porque puedo hacer el laburo desde casa ¿no?
— ¿A qué atribuimos este cambio?
— Primero, la raíz con mi infancia y con el lugar donde crecí. Segundo, la poca necesidad del aplauso. No tengo “el hambre”, esa cosa ¿entendés?
— ¿Nunca lo tuviste?
— Hice. Pero no por hambre, lo hice como un laburo más y estaba bueno. Si me decís: te doy una cámara y anda con Pachu a grabar, yo prefiero eso y no meterme en calle Corrientes un viernes a la noche a hacer teatro. Prefiero quedarme en el campo grabando.
— Debió ser un sacrificio entonces estar tantos años en prime time, ser noticia, trabajar en programas tan exitosos.
— No fue un sacrificio. Estuvo buenísimo. A esa edad era distinto. También estuvo bueno hacerlo durante muchos años con un jefe en un programa número uno y no ser uno el responsable total de eso.
— Con un Tinelli, decís.
— Claro. Yo era responsable de su segmento o de su contenido. Pero era distinta la exposición, era más del otro. Eso me encantaba. Tenías tu nichito ahí, tu nota. Aparecían otros laburos gracias a eso. La gente te saludaba y le gustaba. Pero no eras la estrella. Y eso estaba buenísimo.
— En perspectiva se ve que hiciste tu camino buscando no estresarte.
— Sí, igual esas eran épocas al mango. Pero podrían haber sido peor. Es verdad lo que decís. Sobre todo con lo personal y la intimidad.
— Hablemos de tus hijos. Son tan talentosos, no estás exagerando. Migue Granados y Mery Granados. Cantan increíble.
— Los dos cantan increíble. El otro no se dedica a cantar, pero cuando abre la boca es increíble. Y ella es una bestia. No la veo nunca, la secuestró Abel Pintos y se la llevó. Hace como dos años que la tiene de gira. Pero seguimos con su proyecto, soy su productor.
— Y le escribís canciones. Nada te hace más feliz.
— Y le escribo las canciones. Que eso no. Extraño mucho eso.
— ¿Qué extrañas?
— El ensayo, ir a grabar. El meterse en un estudio, llamar músicos. Que te manden los arreglos. Decir: “cambiá algo. No, ponelo. Ahora sí, vamos. Qué hacemos, ¿vamos a meter un bajo a Miami? Vamos”. Te vas a Miami, te metes en un estudio y grabás con algún músico groso. Todo eso es increíble.
— ¿Los tres tocando y cantando juntos?
— Estaba pensando hoy eso, de hecho en ESPN en el programa de Migue hicimos un par de canciones. Creo que no hay nada más lindo que eso. Tocar un tema de Charly con un cuarteto de cuerdas con María y Miguel, qué más puedo pedir después de eso.
— ¿Les decís lo feliz que te hace así quieren volver a hacerlo?
— (Risas) Está garantizado que todos los fines de año el último programa va a ser ese. Está garantizado. En ese programa me emocioné mucho en el ensayo. Después Miguel me preguntó ¿cuándo fue la última vez que lloraste? Y le dije, hace diez minutos en el ensayo. Igual, lo que hubiesen elegido, no importa. No soy el padre que como el médico dice: vos vas a ser médico, vas a trabajar conmigo en la clínica. Migue dice que si yo hubiese sido carnicero, él hubiese sido carnicero (risas). Muy loco que lo diga así, pero es una bestia. Los dos son. María canta de muy chiquita y siempre cantó bien. Y Miguel grababa cosas con un amigo a los 18 años y una vez lo senté y le dije: loco, diez cosas como esta son un programa.
— ¿Con tu nieta cómo es el vínculo?
— Vuela. Uf. No tiene venas, tiene una fibra óptica que le pasa por el cuerpo. Ya me di cuenta que hay chicos que no te contestan lo que les preguntás si no les interesa. Siento que hay que relacionarse desde otro lado. Antes nuestros abuelos nos preguntaban algo y vos le contestabas porque era tu abuelo. Ahora hay que ser muy inteligente con las preguntas para que te contesten, sobre todo con Bebi porque vuela, es increíble. Y ahora viene otro.
“PIENSO EN LA MUERTE, ANTES NO SE ME PASABA POR LA CABEZA”
— ¿Te pega el paso del tiempo?
— Me pega, primero pienso más en la muerte, cosa que no hacía. Yo disfruto mucho la vida. Me da miedo a veces contarlo, porque tengo miedo. Disfruto mucho de la vida. Viajo, estoy con mi familia, produje a Mery, tengo unos perros maravillosos. Son cosas también sencillas, pero para mí es oro. Y tengo buena suerte, no he tenido accidentes. Hay cosas que pueden pasar, que mi vieja se caiga. Y sí, tiene 87 años, se puede caer. Pero no viví cosas tremendas. Entonces me da miedo que eso se desestabilice. Tengo miedo. ¿Por qué? Porque tengo 57. Sigo jugando al fútbol y a veces digo “la voy a quedar en la cancha” porque corro, creo que tengo 22. Mis hijos me dicen no vayas más a jugar al fútbol.
— ¿Qué pensás de la muerte? ¿Por qué se te aparece? ¿Cuándo?
— No sé por qué se me aparece, supongo que porque es lógico. Cuando me duermo. Nunca me duele la cabeza, nunca. Y la semana pasada hubo dos o tres días que, sí, no sé. ¿Qué pasó, qué comí? ¿Mucha grasa, mucho jamón crudo? Después se me pasó. Pienso en eso. O en lo que puede producirle a mi familia eso. Pero antes no se me pasaba por la cabeza.
— Era hora quizás, no somos inmortales.
— No, claro. Estoy en un momento tan lindo desde hace un tiempo que espero que no digan: che ya está, entonces ya vivió demasiado (risas). Me hace acordar al video de Marixa Balli en que decía: la gente tiene envidia, a mí me va bien dice y lo tengo que reconocer. No puedo disimularlo creo que dice. Ese es el otro extremo. (Risas).
— Sos saludable, se la ve bien a tu mamá. Dicen que hay que mirar a los padres para ver el futuro.
— Sí, se la ve bien. Tiene altibajos. Ayer estuvimos tocando el piano con ella una hora. Lloraba de emoción. Tocamos boleros y tangos. Se paró en un momento y nos abrazó porque no podía creerlo. Se emociona porque disfruta mucho esos momentos. A eso me refiero con los momentos lindos. Eso no podía vivirlo así antes, entonces cuando alguien te llama y te dice che, ¿venís al programa de la mañana? Y yo digo: estoy acá con los perros y son 150 kilómetros.
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