En la vida de la periodista deportiva Sofi Martínez hay un antes y un después del Mundial, el acontecimiento más importante de su vida profesional. También hay un antes y un después de la nota que le hizo a Messi antes del último partido. Sofía trabaja en la Televisión Pública, en ESPN y en el programa Perros de la calle de Urbana Play. Un día antes de la final, Sofi le dio a Messi un mensaje de agradecimiento que le llegó al corazón, y que representó a muchos argentinos. Sofi Martinez viene de vivir el mes más intenso de su vida.
— Yo también lo siento como un antes y un después. Pero la interpretación viene, o el significado, con el tiempo.
— Los momentos de emoción quedaron grabados, dan vueltas por redes y se reviven a cada rato?
— Sí, totalmente. Me pasa como a todos los argentinos, que ver a la Selección argentina campeona del mundo fue un sueño de toda la vida. Tengo 29 y los recuerdos de Argentina campeón del 86 o del 78 son recuerdos que te los contó tu papá. Qué suerte tuvieron ustedes que vivieron el gol de Maradona en el 86, que lo cuentan como algo único e irrepetible. Yo me acuerdo de esa charla con papá. Es una especie de comunión entre todos los argentinos que se da en un momento mágico cuando el fútbol te regala ese momento. Me emociona y me parece que me va a seguir emocionando durante un tiempo largo.
— ¿Qué pasó con tu voz?
— Creo que como a todos los argentinos uno sigue cantando, por lo menos yo. Cada vez que puedo canto. Cada vez que se dan algunas situaciones, como el de la abuela, la, la, la, ya es cualquier cosa la, la, la, dame el agua, la, la, la. Todo el tiempo.
— Y “Muchachos”.
— “Muchachos” constantemente. Eso me ha sacado la voz lamentablemente. Situación colectiva con amigos, con familia es cuestión de que uno prenda la mecha y ahí arrancamos todos.
— Viste y contaste el Mundial bien de cerca.
— Ay, tremendo. Haber estado en la cancha en esos momentos lo vivía como una escenografía: no puedo creer que esto esté pasando, que realmente yo esté viviendo esto. Y además uno resignifica el Mundial. Yo desde chica lo viví en mi casa con mi familia dándole un abrazo a mi papá, un abrazo a mi hermano, a mi hermana, a mi mamá. Ahora fue vivirlo en la cancha. Y me emocionaba mucho defender los colores. Durante el partido no trabajaba en la transmisión, Me ponía la camiseta y era una hincha que iba a la tribuna y gritaba los goles, cantaba las canciones también como una loca. Hay once argentinos contra once de otro país, con los argentinos en la tribuna alentando. Cuando lo ves desde afuera decís ‘esto parece Los juegos del hambre” . Es un deporte, pero son los mejores once de mi país y todos nosotros que venimos de esta tierra a defender esta camiseta, esta bandera, no deja de ser un juego.
“ANTES DE ENTRAR A LA CANCHA SE ME PONÍAN LOS OJOS LLENOS DE LÁGRIMAS”
— ¿Lloraste mucho?
— Lloré. Me emocioné. Era una emoción constante. Antes de entrar a la cancha siempre se me ponían los ojos llenos de lágrimas. Porque no podía creer estar alentando a mi selección en ese lugar. Algo que soñé siempre.
— ¿Había situaciones puntuales que te hacían llorar más que otras?
— ¿Sabés la situación que a mí me emocionaba mucho? Ver a la Selección argentina festejando con la gente después del partido. La conexión que había entre esas miles de almas que uno sabe el esfuerzo que hicieron, que hicimos para ir hasta allá, y los jugadores disfrutándolo y festejando con ellos. Y Messi siendo parte de ese festejo junto a la gente, haciéndolos parte a ellos con su mirada, ese momento sí me emocionaba todo el tiempo.
— ¿Por qué para vos este equipo tuvo este rotundo éxito deportivo, emocional y afectivo?
— Una conexión o un feeling que a veces se da y a veces no en los grupos. En este caso sí, hay personas experimentadas, hay gente nueva, y ese grupo se pudo unir en perfecta armonía. Los chicos que tienen 20, 21 años tienen como ídolo máximo a Lionel Messi desde que son chiquitos, desde que soñaron con ser jugadores de fútbol. Sin embargo, dentro de la cancha, no le tenían ese miedo o ese respeto tan grande. Eso habla bien de los chicos y de su confianza y también de Messi como líder. De darles el lugar por completo y de permitirles ser ellos mismos. Todos esos condimentos hicieron una armonía completa para que después de una derrota dura se pueda reponer la confianza que el grupo tenía en sí mismo. Y el resultado de la Copa América que fue un espaldarazo que hizo a ese círculo virtuoso ponerse a funcionar.
— Da la impresión de que a pesar de ser de generaciones distintas se divierten mucho entre ellos.
— Sí. Y para mí eso tiene que ver con el liderazgo de los más grandes y con el respeto de los más chicos. Había tres generaciones. Estaban los más experimentados como Messi, Di María, Otamendi y estaban los pares de los Rodrigo de Paul que era un nexo importante. Y también los más chicos que llegaron para darle ese aire fresco, esas piernas, ese dinamismo a la Selección. Pensábamos que Argentina tenía una identidad, que llegaba a la Copa del Mundo en perfectas condiciones. Y Scaloni, parte fundamental del equipo, de la identidad y del triunfo, no tuvo problema en cambiar piezas claves de la que supuestamente era la identidad del equipo y reemplazarlas por jugadores que estaban en momentos espectaculares. Y el equipo no se resintió. No te digo que no había ego porque el ego es necesario, pero estaba bien puesto en cada uno de los jugadores.
“LO QUE PUEDE LOGRAR EL ‘TODOS JUNTOS’ TRASCIENDE AL FÚTBOL”.
— Generosidad de los jugadores más grandes y acople a lo que decidiera el técnico.
— Y un sentido de pertenencia y un objetivo común. El ‘todos juntos’. Yo creo que el todos juntos fue un mensaje que bajó en todo el equipo. Ese hashtag que ponían en las redes sociales. Y que contagió a todo un país, es un mensaje para mí hermoso y que trasciende el fútbol lo que puede lograr el ‘todos juntos’.
Sofía empezó a estudiar abogacía, pero se aburrió y decidió estudiar ciencias políticas. Tampoco le cerró y se dedicó al periodismo, hasta que se dio cuenta que el periodismo deportivo era su vocación .
— Sí, el periodismo deportivo llegó como casualidad. Empecé a trabajar con Guido Kaczka, trabajaba de 12 del mediodía a 8 de la noche y el periodismo se cursaba a la tarde y a la noche. A la mañana, solamente periodismo deportivo. Y de repente: cómo no me di cuenta antes que sí, que era periodismo deportivo. Porque yo de chica vivía con bermudas y camisetas de fútbol o de hockey. Todas mis fotos son así. Amaba el deporte. Fue como si te destaparan los ojos, como si los tuvieses vendados, y dije: ‘es por acá’.
“SIGO JUGANDO AL FÚTBOL, ES EL MOMENTO MÁS FELIZ DE MI VIDA”
— ¿Seguís jugando al fútbol?
— Sigo jugando al fútbol. Trato de hacerlo dos o tres veces por semana. A veces el trabajo me lo impide. Es como el cable a tierra con mis amigas. Creo que el fútbol sí, atravesó toda mi vida. Amo hacerlo, me parece que es el momento más feliz de la vida.
“ONCE TIPOS CONTRA ONCE TIPOS. ¿CUÁNDO ESTO PUEDE LLEGAR A CAMBIAR?”
— ¿Por qué el fútbol femenino no tiene la importancia que debería tener? ¿Por qué no es un deporte profesional en muchos clubes?
— Creo que es un proceso. Que es un camino irreversible pero que va a llevar su tiempo. Una vez cuando estaba en una cancha de fútbol alentando a mi equipo en la platea alta, miré el campo de juego y me di cuenta que eran once tipos contra once tipos. El deporte que yo más amaba en la vida. Estaba alentando a once hombres contra once hombres. A un equipo, pero eran veintidós hombres. Observándome a lo lejos, siendo mujer, fanatizada y completamente emborrachada por esta pasión que es de once tipos contra once tipos. ¿Cuándo esto puede llegar a cambiar? No te digo cambiar pero sí sumar y que haya once mujeres contra once mujeres y que genere la misma pasión. Desde ese momento en que pensé eso a hoy hay un cambio fenomenal. El otro día en la final del torneo argentino entre Boca y UAI Urquiza hubo 15.000 personas. Y eso me emociona.
“MUCHOS HOMBRES DICEN QUE EL FÚTBOL FEMENINO ES ABURRIDO”.
— Pero hay pocas inferiores donde las jugadoras puedan prepararse profesionalmente.
— Ese es el principal motivo por el cual el fútbol argentino todavía no puede tener la importancia que tiene en otros países. Veo muchos hombres que dicen que es aburrido. No, no es aburrido. O que las arqueras son malas. ¿Sabés lo que pasa? La mayoría de las jugadoras que están en Primera hoy hasta ayer jugaron solamente con sus primos, con sus hermanos o con sus padres. No tuvieron como tienen los hombres una escuelita desde los 3 años. Entonces cuando estén igual de preparadas, cuando la infraestructura sea la misma, ahí hablemos de niveles.
— ¿Por qué no hay voces que lo digan bien fuerte?
— Hay voces que ahora hablan mucho más fuerte, ahora salen por aire los partidos de fútbol femenino. Todavía falta un montón. El año que viene es el Mundial de Fútbol Femenino, me gustaría ver la repercusión que tiene. Si a la Selección le va bien, eso puede ayudar un montón. Las jugadoras argentinas están creciendo.
— ¿Dónde están las trabas para que no avance en un país tan futbolero?
— Las mentes que siguen pensando que solamente crece lo que hoy es negocio. Y para mí hay que ver más allá. No sé si es negocio hoy, estoy segura que lo va a ser mañana. Porque el fútbol y la pasión por la pelota es la misma. Si sos hincha de Boca, sos hincha de River, sos hincha de Racing, también hay un equipo femenino que va a defender los mismos colores. Y para mí tienen que generar en un tiempo la misma pasión.
— O sea los que tienen el poder no la están viendo.
— Sí, o miran para el costado porque tienen otros problemas y prefieren no darle importancia. Porque hoy es poner plata probablemente y no recibirla inmediatamente. Pero quien apueste, va a ganar.
— Son las mujeres las que tratan de imponer el fútbol femenino, no los varones.
— Y sí, las que remamos porque estamos convencidas. Hay algunos hombres que también nos dan la derecha. Hay algunos que ya están laburando en eso directamente. La Televisión Pública, TNT Sports en su momento. Todos aquellos que apuestan a transmitir los derechos, no solamente por una cuestión de política pública sino también porque les parece importante que la sociedad lo vea y crezca, van a tener sus frutos.
— ¿Quiénes te hicieron tan segura de vos misma?
— No soy tan segura eh. Preguntame otra vez y ya estoy tecleando. Lo que me da seguridad es creer en ciertas convicciones. Después en algunas cosas que estoy más insegura, lo vas a notar.
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“CUANDO LE DIJE A MESSI LO QUE LE DIJE, ESTABA CON LA VOZ QUEBRADA”
— No creo. La prueba más evidente fue cuando con muchísima emoción y con las palabras justas Sofi le hablaste a Messi y le dijiste lo que todos le hubiéramos querido decir. Lo dijiste tan bien que se quedó escuchando con mucha atención. De insegura no tenés nada Sofi Martínez.
— Cuando le dije a Messi lo que le dije, estaba con la voz quebrada. Para mí el Mundial era un desafío enorme, enorme, enorme. Para mí era una inseguridad muy grande saber si estaba preparada para esos grandes desafíos. Uno se puede tener confianza, puede decir me encantaría hacerlo, sueño con hacerlo. Pero cuando te dicen — ¿Soñás con hacerlo? Para mí también lo podés hacer. Andá. Y uno también un poco se pregunta, esto por lo que tanto luché, ¿estaré preparada para hacerlo de verdad o va a ser un fiasco?
“NO VOY A TENER OTRO MOMENTO MÁS MÁGICO QUE ESE EN MI VIDA”.
— ¿Escribiste antes lo que le dijiste a Messi?
— No. Eso que hablábamos de ver a Messi mirando a la gente, disfrutando ese momento, siendo pleno. Dije: esto no se puede terminar por un resultado. No puede pasar que una derrota en una final haga que él sea ganador o perdedor. La cantidad de Messis que hay, de chicos, de gente que tiene la camiseta de Messi, hay millones de Messis por todos lados. Messi es solo uno y es él capaz de generar todo eso. Me parecía muy injusto que él sienta que su historia en la Selección dependía de esa victoria o derrota. Entonces cuando llegué a esa zona mixta, sentí que era ahí. Que era antes de la final. Porque después de la final podía ser o un consuelo o algo lindo. No quería que sea eso. Quería que él fuera consciente de que no todo era el resultado, que había algo que ya estaba hecho, estaba marcado a fuego y era imposible de cambiar. Y ahí esperando que él salga del vestuario, es donde uno empieza a pensar y decir: le digo, qué le digo. Y pienso en las camisetas. Todo el mundo tiene su camiseta, eso es lo que a mí más me maravilla. No todo el mundo la tiene en realidad. Hay gente que no puede acceder a comprar una remera. Y no quería que un nene que no tenía la camiseta de Messi y estaba mirando esa nota, se sintiera afuera por no tenerla. Entonces dije: llegaste a los que tienen la camiseta, la original, la trucha, la inventada, la imaginaria. Todos se sienten Messi cuando van al patio de su casa y juegan a la pelota.
“QUÉ PODEROSO HABER SIDO UN PUENTE PARA DECIRLE ALGO DE PARTE DE TODO UN PAÍS”.
— Llegaste al corazón de Messi y a los corazones de los argentinos.
— ¿Sabés qué es lo que más me impacta? Cuando se me acerca alguien y se emociona. Me agradecen y se emocionan. Lo que genera Messi. Si a mí me llega la emoción porque le di un mensaje de parte de todos, qué poderoso haber sido un puente para decirle algo de parte de todo un país. Eso me emociona un montón. Cada uno lo lleva al abrazo con su vieja cuando gritó un gol de Messi, o cuando ganó un partido, a su propia intimidad, lo emociona y le agradece.
— Te van a preguntar por este mensaje hasta que seas vieja.
— (Risas) ¿Se los voy a contar a mis nietos decís?
— No va a haber otro Messi, no va a haber otro Mundial igual, no va a haber otra mística de este modo.
— No va a haber otra previa de una final así.
“MANTUVO LA ATENCIÓN EN ALGO QUE YO LE ESTABA DICIENDO DESDE EL ALMA, CON LOS OJOS LLENOS DE LÁGRIMAS”.
— El desafío es que recuerdes cada detalle para seguir contándolo.
— ¿Sabés que le decía a mi hermano el otro día? Creo que no voy a tener momento más mágico que ese en la vida. Porque la atención de Messi hizo el 95% del momento, lo más mágico fue la atención que él prestó. Como cuando yo le digo lo de las camisetas hace así, como diciendo ‘eso es verdad, eso es cierto, eso pasa’. Los jugadores, en general, miran para un lado, miran para otro, para abajo, para arriba, para los costados. Y él mantuvo la atención en algo que yo le estaba diciendo desde el alma, con los ojos llenos de lágrimas, con la voz entrecortada, con la respiración agitada. En la previa de una final del mundo, que lo terminó consagrando completamente. Yo creo que no va a haber momento más mágico que ese.
“NO VA A HABER NADA TAN IMPORTANTE PARA TODOS LOS ARGENTINOS. NI SIQUIERA EL PRÓXIMO MUNDIAL”.
— Tenés una responsabilidad grande después de semejante éxito, seguir creciendo. ¿Qué hay después del Mundial?
— Hay que sacarle la presión y entender que no hay nada como el Mundial. No va a haber nada tan mágico. No va a haber nada tan importante, tan grande para todos los argentinos. Ni siquiera el próximo Mundial. Uno sueña con que sí, con que se nos dé todo, pero siendo realistas es muy difícil que vuelva a suceder algo como esto. Creo que mi mayor desafío es seguir conectada con lo que para mí me acerca a sentirme plena. En el Mundial lo más lindo que me pasó fue sentirme plena. Haberlo disfrutado. Haber estado conectada con el momento, con lo que me pasaba a mí, con las emociones, con lo que les pasaba a los demás.
— ¿Cuántas horas tiene tu día hoy? Arrancabas a cualquier hora y terminabas también a cualquier hora.
— Sí. Allá nos dormíamos entre las 6 y las 8 de la mañana porque vivíamos con el horario argentino. Y nos levantábamos a las 10, 11 de la mañana. Dormíamos cuatro, cinco horas. La motivación de la Selección hacía todo. Era el motor. Y acá, Perros de la calle son cuatro horas por día. Después ESPN, Sport Center que también son varias horas, más o menos tres. En la Televisión Pública tengo participaciones en los programas del canal.
— Hay una anécdota curiosa cuando hiciste otra nota en Qatar. Un qatarí que no te conocía te regaló un teléfono carísimo. El momento es muy desconcertante, parece inverosímil.
— Muchísima gente me preguntó si era mentira, si estaba arreglado. Me pasó en vivo en Perros de la calle. Al rato la productora me manda un mensaje y me dice: che Sofi, ¿eso estaba armado? No, no estaba armado. Estábamos haciendo un móvil en vivo desde uno de los barrios de Qatar. Y había un Lamborghini súper lujoso con todas imágenes de los distintos equipos, selecciones y jugadores, era vistoso. Hasta que el dueño que estaba por ahí me abrió el auto. Entonces me subí para ver todos los botones, solamente reconocí las balizas. Un uruguayo me dice: prendelo. Y yo: mirá si lo voy a prender… Y el qatarí también me dice: prendelo, prendelo. Lo prendo. El uruguayo me dice aceleralo. Lo acelero. Había unos paquetes en el asiento del acompañante, agarré uno pero porque estaba al aire, había que generar contenido, divertirse. El qatarí me dice: ‘es para vos’. Yo en chiste dije que era un collar de perlas, pero la realidad es que me imaginaba algo más típico del lugar, un pañuelo. Abro el paquete y era un celular, el último modelo. El último.
— ¿Por qué te lo regaló?
— Le sobra. Para mí le sobra un poco (risas).
— ¿Porque le sobra y le pintó?
— Sí, quieren ser amenos, cordiales. Hacer amigos. Y la verdad que un celular más, un celular menos, a ellos no les mueve la aguja.
— ¿Él no sabía nada de vos ?
— No. De hecho mi compañero le dijo: yo también necesito un celular. Le dijo: no tengo un celular pero tengo un reloj, y le regaló un reloj.
— ¿El qatarí tiene el auto lleno de cosas para regalar?
— Sí, había un par de paquetes en el asiento del acompañante y ahí nos los entregó y dijo: vayamos a desayunar el sábado que hay más cosas. Y ahí le dio al camarógrafo dos perfumes, a mí un perfume, a Fede el productor otro perfume.
— Vos decís que a los señores qataríes les gusta hacer regalos.
— Sí, son amables y tienen mucha plata entonces una forma de ser amables puede ser regalar algo. De hecho después me regaló otro teléfono. Éste que tengo acá. Fuimos a comer la última noche. Ya había una especie de amistad entre nosotros. Entonces…
— Ustedes lo que querían eran regalos.
— No, él era amoroso (risas). Para un intercambio cultural rico (risas). Para llamarlo de alguna manera. La verdad que la pasábamos bien. Él nos llevó a un restaurante re lindo.
— ¿Saben algo de él?
— Sí. Trabajaba en el Banco Central de Qatar. Se fue a pasar fin de año a Tailandia. Tiene familia, tiene una hermana. No viene a Buenos Aires porque no le gusta viajar tanto en avión. Es más, le dijimos: vení a Argentina, es como tu casa. Éste teléfono me lo gané jugando al bowling, porque en un momento me dijo: ‘a mí me gusta jugar al bowling. Si alguno me gana jugando al bowling le regalo un iPhone 14 Pro Max, que es el último que salió’. Justo mis compañeros tenían que laburar, yo tenía un bache de recreo y le dije: ‘yo te juego’. Le gané por un punto, una locura, me quedé con el iPhone Pro Max y acá está.
— ¿Qué pasó con tu familia cuando volviste?
— Mi familia está en llamas. Imaginate. Está en llamas. Es muy gracioso. Nosotros tenemos un grupo donde están mis tíos, mis primos. Somos una familia súper unida. Antes de viajar nos juntamos todos, me despidieron. Yo creo que es un poco un logro colectivo. Mi familia funciona de ese modo. Porque la primera vez que hice aire en la Televisión Pública todos miraban el programa, todos me comentaban y eran fanáticos de ese programa. Cuando empecé en radio mis tíos me mandaban mensajes, cuando no había nadie que participara, ellos participaban. En esa despedida se los dije porque realmente lo siento, ‘esto es un logro de todos’. Que para mí el gran Mundial de la vida es tener la familia que tengo y que yo me estaba yendo también por el apoyo que siempre tuve de ellos. Ahora, cuando los volví a ver, estaban todos igual de felices que yo. En ese compartir la felicidad, hay algo que es superador hasta de lo lindo que te puede llegar a pasar en el Mundial.
— ¿Siguen festejando?
— Sí, siguen. Siguen. Es una locura. En Navidad, brindamos por Navidad y brindamos por Sofi y el Mundial.
— Falta hablar de tu encuentro con Diego Leuco. ¿Cómo fue que se conocieron?
— Nos conocimos en realidad hace mucho tiempo porque yo era productora de Guido Kaczka en Canal 13. Volví de los Juegos Olímpicos de Tokio y ahí él me dijo de salir. Me dijo de ir a tomar algo, fuimos y ahí medio que arrancó. Ya nos conocíamos informalmente.
— Y de golpe te invitó a salir.
— Y ahí fuimos a comer. Y ahí se armó.
— Cuánto hace ya, ¿un año?
— Sí, un poquito más de un año.
— Lo tenían escondido.
— Hay una cuestión de seguridad nuestra. Decir che, pará, ¿funciona? Yo estoy bien, vos estás bien. Cuando la cosa va creciendo y te das cuenta que es muy probable que siga creciendo, porque los dos lo entendemos en ese sentido, ahí ya hay otra seguridad.
— ¿La familia también está contenta?
— Mi familia está chocha, sí. Lo quieren un montón. Ya es parte. Nosotros somos una banda. Él por parte del padre son más, por parte de la madre son un poco menos, pero sí, se re adaptó.
— Cuando decís ‘una banda’, ¿cuántos son?
— Para fin de año seremos 30. Aparte unidos, no es para cualquiera. Viste que hay dos tipos de personas, los que son familieros y les encanta toda la movida, y los que no tanto. Pero él se adaptó súper bien.
— ¿Soñás con tener una entrevista a solas con Messi?
— Obvio, sí.
— ¿Vos crees que te la dará?
— Yo creo que la voy a luchar porque la quiero. Como cualquier periodista, ni siquiera deportivo, cualquier persona. Hubo muy buena energía. Eso yo lo noté desde el principio, era una de las grandes dudas que tenía, no solamente con Leo sino con todo el plantel argentino por el hecho de no estar hace muchos años cubriendo la Selección argentina. Hay muchos jugadores que ya conocen a los periodistas y suelen darles notas o frenan con ellos porque tienen cierta confianza. Si ves a un amigo o a un conocido, frenás. Yo no conocía a ninguno personalmente. Entonces el hecho de que él siendo el capitán, siendo Messi, me frene siempre, me preste atención cuando le hago una pregunta… él con eso conmigo también fue generoso y me permitió siempre hacerle algunas preguntas en esa zona mixta, para mí fue muchísimo.
— Tenés la nota asegurada con él. ¿Cuánto apostamos?
— No, no. Es difícil porque todo el mundo la quiere hacer, los periodistas más importantes de nuestro país, pero me encantaría hacerlo. La madre el otro día me mandó saludos. Habla de vez en cuando con Diego. Yo sé que de parte de la madre, sí. Pero, después hay que ver. Ojalá. Hay momentos que uno sabe que son irrepetibles. Y no tienen una lógica con lo que viene después. A veces son momentos mágicos que pasaron y que ahí quedaron.
— Quiero ver el momento en que le preguntes sobre el festejo de millones de argentinos en la calle. ¿Lo logramos?
— Ojalá. Mira, te cruzo los dedos. Ojalá, un sueño.
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