Isha Escribano con María Laura Santillán: “Te mandan a un psiquiatra que te enderece o a un cura que te exorcise”

Por qué dice que su vida fue un doble salto a la libertad. El proceso, el recorrido y las herramientas para asumir su identidad de género y hacer la transición. Cuando lo que no puede expresarse corroe por dentro, como un ácido. “No era feliz ni lo había sido. Qué peor tragedia podía sucederme?”

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María Laura Santillán Con Isha Escribano

“Después de todo no era feliz ni lo había sido. Qué peor tragedia podía sucederme?” La historia de Isha Escribano nos interpela. Nos interpela porque nos muestra lo difícil que es asumir la identidad elegida, vivir de un modo diferente de lo esperado, aún en el siglo XXI. Nos interpela porque sucede incluso en una gran ciudad como Buenos Aires, cosmopolita y “progre”, porque fue difícil también habiendo nacido en una familia acomodada. Cuán largo es el proceso, cuán desgarrador. ¿Acaso no muestra la miseria humana el tiempo en que Isha y otras personas tardaron en salir de su encierro? ¿O la certeza de que hay más que están sufriendo en silencio? Fue recién a los 50 años, después de infinidad de días y de noches, de un recorrido profundo y doloroso, cuando pudo asumir su identidad de género y empezó la transición. “Cuando mi cuerpo y mi alma consumaron su amor y se casaron, toda esa mierda a la que han llamado incongruencia o disforia de género, con el consecuente suplicio que conlleva, se disipó para no volver jamás”. Isha es médica, se especializó en psicoterapias. Es música: compone, es guitarrista y canta, lleva editados 8 discos. Fue periodista durante muchos años. “Cuando quise darme cuenta, le estaba enseñando al mundo sin tapujos ni rodeos cada detalle de lo que ni yo misma había podido ni ver ni aceptar durante toda una vida”. Isha es también instructora de yoga y de meditación. Es divulgadora y consultora de temas de diversidad e inclusión. Isha sostiene que no somos el sexo ni somos el oficio o la tarea que realizamos, que no somos el rol que ocupamos. Que somos mucho más que eso. Lo plantea cada vez con más alegría y con una voz más fuerte.

— Estás enfocada en divulgar lo que te pasó, lo que te pasa, lo que aprendiste. Quizás todos vamos mutando y lo que haces es explicar que es así, que hay que mutar.

— Que todo cambia. Pero hay algo que no cambia, nuestra esencia.

Isha Escribano con María Laura Santillán (Fotos: Franco Fafasuli)
Isha Escribano con María Laura Santillán (Fotos: Franco Fafasuli)

— ¿Cuál es esa esencia, cómo hace uno para encontrarla?

— Es una hermosa pregunta y esa pregunta es la que te va a llevar a ese lugar. Los textos que vienen de la Antigua India hablan de que tenemos diferentes dimensiones de nuestra existencia. Muchas veces nos identificamos con las cosas que cambian. Soy un cuerpo o tengo un cuerpo? Tengo un cuerpo, el cuerpo cambia. Tengo una respiración. Tengo mente. Tengo intelecto. Tengo memoria. Nuestra esencia no cambia, esa es nuestra verdadera naturaleza. Es de lo que estamos hechas todas las personas: paz, amor, alegría, entusiasmo, contentamiento. Por eso siempre queremos regresar a ese lugar.

Isha acaba de publicar el libro “Solo es vida si es verdad” Cómo transformar el miedo en amor y el amor en acción, donde mezcla lo que vivió con lo que aprendió. Cuenta allí su propia e íntima historia y comparte también las herramientas que encontró a lo largo de la vida. El libro es profundo, pero también genera angustia

—-Atravesaste momentos muy dolorosos. Vivir en un cuerpo que quizás es ajeno, en un género que es ajeno.

— El concepto género per sé es violento porque en el momento que nacés de acuerdo a tu biología se te asigna un género que generalmente es binario. Hombre o mujer, se te dice cómo tenés que sentir, cómo tenés que caminar, se te encorseta como a un bonsái en una macetita. No es más bonito cuanto más se nos recorta. Y no se trata de encajar, se trata de florecer. El género es uno de los grandes encorsetamientos del ser humano. No diría que estoy en un cuerpo equivocado, diría que no me identifico con el género que me fue asignado al nacer. Lo pondría en esas palabras.

“TE MANDAN A UN PSIQUIATRA QUE TE ENDERECE O A UN CURA QUE TE EXORCISE”

— Desde chiquita.

— Sí.

María Laura Santillán con Isha Escribano

— Costó ponerlo en palabras.

— Por supuesto. Y no te olvides que en esa época no había internet, no se hablaba de un montón de cuestiones. Para los grandes manuales como el de la Asociación Americana de Psiquiatría que es la biblia de la salud mental, las identidades de sexo o de genero, gay, lesbiana, intersexual, intersexo, queer, trans, estaban consideradas dentro de las enfermedades mentales. No se hablaba de todo eso. A quién le podés contar que sos como verdaderamente sos a esa edad? Te mandan a un psiquiatra que te enderece o a un cura que te exorcice.

“COMO QUIEN PONE ALGO DENTRO DE UN FRASCO Y LO CIERRA PARA PODER SOBREVIVIR”

— Ni siquiera se podía poner en palabras ante uno mismo? ¿Cómo era?

— La vivencia que tengo es como quien pone algo debajo de una alfombra o algo dentro de un frasco y lo cierra a rosca para poder sobrevivir. Un amigo publicó un libro que se llama Un elefante en el living, a veces tenemos un elefante en el living y no lo vemos porque si lo ves, te tenés que hacer cargo de algo muy grande. Por eso me encanta una frase de Lao Tsé que dice que en situaciones tan fuertes a veces es mejor esperar que el agua se aclare, que el barro se asiente, hasta que la acción correcta surja por sí misma.

“MI VIDA FUE UN DOBLE SALTO A LA LIBERTAD”

— Así parece todo muy orgánico, pero se te hacía muy difícil vivir.

— Sí. Es muy difícil vivir de una forma que no es verdad, con lo que sos o con una identidad. Ya la vida per sé es compleja para cualquier persona. Siento que mi vida fue un doble salto hacia la libertad. Uno fue indagar todo lo que pude para ponerle fin al sufrimiento. Por otro lado, poder abrazar, vivir, expresar mi género. Eso me llevó muchísimos años, si yo no hubiese tenido un recorrido que me ayudó a tener un empoderamiento personal, hoy no podría estar aquí.

— El recorrido, ese tiempo tan largo del que pudiste salir, hoy puede iluminar a gente esté viviendo momentos de dolor, oscuros.

— Así es. Entiendo que eso es una parte muy importante de mi vida por lo que eso implica hoy. Esta entrevista calculo que en 10 años va a ser casi obsoleta. No solamente calculo, sino que es un deseo.

— Hoy es un símbolo tu historia

— Totalmente, me hago cargo. Siento que puede ser inspiradora mi historia para cualquier persona, porque en definitiva nunca es tarde. El alma no sabe nada de calendarios ni de fechas de vencimientos ni de plazos.

“ANIMARSE A IR POR LO QUE SIENTO, POR LO QUE SOY, POR LO QUE CREO, TIENE UN COSTO.”

— ¿Crees que con el paso del tiempo quienes tengan que transicionar no van a perder, como sucede, a la familia, no van a perder amigos, no van a ser incomprendidos?

— Muchas personas hacen transiciones, de género, de trabajo, de lugares donde viven, de partidos políticos, hay gente que cambia de religiones, todo está en constante cambio, animarse a ir por lo que siento, por lo que soy, por lo que creo, tiene un costo. La pregunta es ¿estás dispuesta como persona a correr ese riesgo? Ahora, también te puedo decir, como fue en mi caso, que un día el riesgo de quedarme atrapada por siempre dentro del brote se hizo mucho más doloroso que el riesgo de florecer.

María Laura Santillán con Isha Escribano

— ¿Es inevitable, en algún momento florece? Encontraste herramientas: la meditación, la respiración, el yoga, pero hay gente que no tiene ese acceso.

— No siempre se tiene acceso a eso, pero cuando hay un deseo genuino en tu corazón lo que vos buscás te está buscando a ti. La vida tiene mucho de confiar. Tiene una parte muy importante de hacer, de sostener, de ocuparse, pero hay un aspecto muy grande en confiar. Entonces no importa cuán doloroso sea este momento, recordá que todo pasa, que nada es para siempre, y si tenés un deseo en tu corazón de algo seguí indagando, seguí buscando, seguí poniendo tu intención hacia ese lugar porque eso va a venir.

— ¿Qué pasa con la gente que querés durante ese camino? Que quizás no entiende lo que está sucediendo?

— Yo creo que el amor es desapego. También entender que el mundo entero puede ser tu familia. Y eventualmente, como dice Atahualpa Yupanqui en la Milonga de los hermanos, “nos perdemos por el mundo y nos volvemos a encontrar”. Tal vez nos volvamos a encontrar, tal vez no. El amor es desapego, en cuanto abrimos las manos y soltamos lo que ya no es hoy le damos oportunidad a que la vida nos sorprenda con otro tipo de vínculos y otro tipo de personas maravillosas.

— ¿Y con las personas que no quieren aprender, que son un montón? Con los que siguen calificando, levantando el dedo. ¿Cómo se hace con ellos?

— Tal vez yo esté en ese lugar ahora incluso (risas). No lo sé. Todas las personas alguna vez estuvimos en lugares de más oscuridad, de más luz. Yo no soy la que me las sé todas ni mucho menos. Tarde o temprano, la vida te va enviando mensajes y no hay persona que no termine despertando de una u otra forma. Si no fijate María Laura la cantidad de gente que a raíz de accidentes, de enfermedades, de quiebres económicos, de muertes de seres queridos, hace un click. Nunca sabés cuándo una persona va a florecer.

— Pensaba en los que tuviste alrededor y ya no están cerca, tu familia, tus amigos.

— Tal vez esas personas o esos ojos me vean a mí como vos estás diciendo, tal vez esas personas sean las que aman, las que aceptan, las que abrazan, y sea yo la persona que está cerrada.

— Dejaste de ver a parte de tu familia, debe ser durísimo.

— Es durísimo si te aferras a algo. Sufrís porque estás aferrándote a que algo debería ser.

“¿QUIÉN QUIERE RELACIONARSE CON GENTE QUE TE CUESTIONA COMO SOS?”

— ¿No extrañas? ¿No se extraña a los que no ves más, te diste amor y viviste muchos años?

— Puede que extrañe, pero también entiendo que cuando hay vínculos, y ahora hablo en general, cuando hay vínculos que tienen ciertas toxicidades… Quién quiere relacionarse con gente que te cuestiona como sos? Por lo que sea: por tu género, o porque sos vegana como es mi caso. O porque no soy una persona que está a favor de fumigar los campos con glifosato. Porque creo mucho en la medicina ayurveda y otro tipo de medicinas. No soy muy amante como médica de estar medicando a todo el mundo a mansalva. Porque no permití que la ciencia me transforme en una máquina expendedora de medicamentos.

“LA MAYOR PARTE DE LOS HOMBRES ESTÁN MUERTOS DE MIEDO”

— En el libro contás situaciones incómodas, como cuando te insistían que comieras carne en los asados.

— El asado está muy relacionado con el género masculino. Una persona que es varón, tiene una cuchilla en la mano, está en una parrilla, degolló un cordero, parece un símbolo de masculinidad, una bravuconada. Pero detrás de esos actos no hay más que terror, pánico. La mayor parte de los hombres en la sociedad están muertos de miedo. Y el miedo es la contracara del amor. En todos los conciertos que di cantando mantras, o en los talleres de yoga/meditación, nunca hay más de un 20, 25% de hombres. Y la mitad o más son gays.

— ¿Por qué?

— Todas las personas tenemos cualidades masculinas y femeninas. Pero hay ciertas cosas que se consideran como que vas a mariconear. Hay hombres que hacen pilates. Hay hombres que hacen yoga. Pero socialmente es mucho más aceptado que un hombre vaya a ver un partido de rugby o de fútbol a la popular y que grite, que vaya a una clase de yoga y se conecte con aspectos si se quiere más femeninos.

“SE LE QUIERE IMPONER A LA PERSONA HETERO: “TENÉS QUE ACEPTAR A LAS PERSONAS TRANS”

— ¿No es antigua esa descripción? ¿No es de otra época? Sigue sucediendo?

— Sí y no. Sí creo que la verdad es multidimensional y creo que en un mismo instante conviven un montón de realidades. Creo que es antiguo y al mismo tiempo súper contemporáneo. Las dos cosas a la vez. Te voy a poner un ejemplo. Cuando hablamos de inclusión y de diversidad en empresas, muchas veces tengo la vivencia o la sensación de que se le quiere imponer a la persona heteronormativa, me refiero al hombre cis género, heterosexual, blanco, educado, con un buen pasar económico, que es la clase dominante, “tenés que aceptar las personas gay”, “tenés que aceptar a las personas trans”. La pregunta es, ¿y vos te aceptas a vos? Cuando yo pregunto en todos estos años de talleres y cursos: levante la mano quién se acepta y se ama tal cual es, nunca suele pasar del 15%. Entonces cuando hablamos de inclusión y diversidad yo empezaría por ¿vos te amas y te aceptas como sos?

“HAY QUE DAR BATALLA, PERO NO DESDE UN LUGAR DE ODIO”

— Estás siendo muy piadosa con la gente que persigue, humilla, o le pone barreras a los diferentes.

— Ninguna persona que está feliz, que está contenta, va a hacer algo malo por sus semejantes. Yo no estoy diciendo que no haya que dar una batalla si se quiere, derogar leyes, hacer cumplir las leyes, etcétera. Pero no desde un lugar de odio, de lo contrario seguimos perpetuando uno de los rasgos fundamentales de la sociedad heteropatriarcal que es la violencia. Miremos lo que le hemos hecho a la madre tierra. No hay una especie que haya hecho tanto daño al resto animal, al resto de las plantas, al resto del planeta y al resto de los semejantes. Tener compasión y no odio por esas personas a las que te estás refiriendo, pero eso no quiere decir que yo tenga una actitud de sumisión o que me quede de brazos cruzados.

— Estamos aprendiendo todo de nuevo. Un lenguaje. Un nuevo modo de ponerle nombre a las cosas, a las personas. Decís en el libro: “durante años fracasé en el intento de encajar”. ¿Qué es lo que hacías contra tu naturaleza?

— ¿Qué cosas hacía en pos de encajar? Montón de cosas. Desde lo que pensás, cómo sentís, cómo te vestís, lo que estudias. Invito a la gente a que piense: cuántas cosas hago en mi vida hoy en pos de encajar para ganar aprecio, para ganar afecto. Y acá hay un punto importante, ¿qué pasa cuando te quedas afuera de una manada? ¿Cuándo sos rechazada? Y de ahí la importancia de visibilizar. Lo que no se ve no existe, lo que no existe se margina, lo que se margina queda en soledad y lo que queda en soledad muere. Entonces, muchas veces hacemos cosas para que nos acepten, nos abracen y tengamos sensación de pertenencia. Pero uno de los cambios de paradigma más grandes es que empezamos a darnos cuenta que la sensación de pertenencia no pasa por si tenés un iPhone, o cierto jean, pasa por un lugar mucho más profundo, pasa por nuestra esencia. Somos lo mismo. Somos uno.

— Hiciste un camino hacia lo espiritual.

— Eso me salvó la vida. El contacto con ese aspecto de nuestra existencia, que no cambia, y que es la fuente de todo lo que estamos buscando ahí afuera. Eso me salvó la vida.

“LO QUE NO SE PUEDE EXPRESAR TE CORROE, COMO UN ÁCIDO POR DENTRO”

— Recordás en el libro una frase que te dijo un médico, un profesor “todo lo que no fluye se infecta”.

— Fue el doctor Pérez Acebo cuando yo cursaba la Unidad Docente Hospitalaria en el Hospital Pirovano. Es cierto, todo lo que no fluye se infecta en el cuerpo. Los oídos, la vesícula, donde fuese. Pero también una emoción, algo que no se dice. Por ejemplo en nuestra época; “de eso en esta casa no se habla”. El quinto chakra, vishuddha chakra, es el de la expresión, el centro energético de yo tengo derecho a decir mi verdad, a expresarme y tengo derecho a escuchar la verdad. ¿Qué pasa cuando algo no fluye, no sale? ¿Qué pasa cuando un río no fluye? El agua se estanca. Y si se estanca qué pasa? Se pudre. Emociones, pensamientos, una identidad de género sexual, lo que sea que no se puede expresar, te corroe como un ácido por dentro.

María Laura Santillán con Isha Escribano

— Explica muchas enfermedades. Vos te enfermaste.

— A los 15 años me dieron la extremaunción, el padre Cruz. Cuando me vi las patitas al mes y medio de la enfermedad, cuando me bañé en la bañadera por primera vez, eran dos palitos. Creo que pesaba 45. Tenía un absceso en la cadera. No me morí de casualidad. Una infección, a raíz de un cortecito. Por qué una criatura de 15 años con toda la potencia de la edad va a enfermarse de esa manera? ¿Por qué una bacteria va a infectarte, casi carcomerte una articulación de la cadera? Algo estaba pasando. Un estrés muy grande. Me encantaría, entre otras cosas, que este libro sea un estímulo para que nadie muera con la canción dentro de sí.

“NADIE, BAJO ESTE VASTO CIELO, ES UN ERROR DE LA CREACIÓN”

— Me impresiona que haya un sufrimiento íntimo en tantas personas que no conocemos, un sufrimiento que no puede salir. Sos para ellos, el símbolo de resiliencia,

— A esa gente, que estas palabras le sirvan como un bote, como una escalera, como una lámpara, como una flor en un pedregal. Y que sepan que se puede salir de la oscuridad. Que se puede salir de un lugar de sufrimiento. Cada vez más. Eso requiere disciplina, sí. Nada que tenga valor se consigue de la noche a la mañana. Pero es posible. Hemos aprendido de todo en nuestras vidas pero no sabemos cómo, a dónde recurrir. Por eso cuando fue la pandemia y me puse a guiar meditaciones en Instagram, la gente me decía que nunca había meditado. Me paran por la calle y me dicen: me salvaste en la pandemia. Hay salida. La salida es hacia adentro. Todas las técnicas que te lleven a un lugar de silencio, de que se calle la mente y vayas cada vez más a tu corazón, eso es espiritualidad. Es el espíritu de quién soy. La ciencia estudia eso. La espiritualidad estudia esto, quién soy.

— ¿Son éstos los mejores años de tu vida?

— Este es el mejor instante de mi vida. Sí, claro que sí. Sin dudas. Porque destiné y malgasté mucho tiempo, mucha energía y muchos recursos en ser alguien normal entre comillas. Y gracias a dios fracasé en esa empresa. En una sociedad tan religiosa donde ha habido muchos años de un matrimonio oscuro pero muy efectivo entre Iglesia y Estado, nadie bajo este vasto cielo es un error de la creación. Que cada persona pueda amarse como un ser único, que pueda abrazar su individualidad sin olvidar que somos parte de una totalidad.

— El matrimonio entre la Iglesia y el Estado sigue...

— Sigue ese matrimonio. No tengo nada con las religiones ni los credos, pero creo que hay una autopista para las religiones y una muy distinta para el Estado. Creo en los Estados laicos con sociedades espirituales. Y una de las causas de la corrupción es la falta de espiritualidad.

— ¿Isha, te gustaría casarte, enamorarte?

— Estoy enamorada. “En amor”.

— Pregunto si te gustaría tener una pareja.

— Sí, me encantaría. Y no descartaría casarme. Claro que sí. Sería muy lindo constituir un hogar con alguien. Alguien con quien compartir la vida, atravesar tormentas, atravesar momentos lindos.

— Estás muy acostumbrada a vivir sola.

— Sí. Tal vez sea el momento. Por qué no. Me imaginaba, cuando dijiste una pareja… la sensación de que volvés a un hogar. Que hay un punto de donde saliste y un punto a donde volvés. Yo nunca tuve eso en mi vida. Hace muchos años en la Patagonia escribí un poema que se llama “El andariego” y siempre tuve esa vivencia de ser extranjera hasta en mi patria. Mi hogar fue el camino. Y a veces me dan ganas de tener la sensación de un punto de reposo, de remanso, un punto fijo. Todavía no alcancé eso en mi vida. Tal vez, no es que lo esté deseando, pero ahora que lo traés puede ser muy hermoso.

— No tuviste un hogar, dijiste.

— Esa sensación tuve. El libro lo abro con eso, es una frase que no es mía: “tu hogar no es donde naciste, el hogar es donde todos tus intentos de escapar cesan”. Sí, me gustaría tener eso. En algún punto el mundo es mi casa porque a donde he ido he tenido casa, gente que me quiere o que me quiso, que me abraza, que me abrazó. A donde sea que fui. Sabés que he vivido por un montón de lugares. Pero para no escapar a la pregunta la respuesta es sí, me gustaría.

— En el libro hablás de tu gran amor. Uno más importante que otros.

— Sí, hay cosas que escribí en la intimidad…otra cosa es escribirla acá en vivo con vos. Tuve una pareja con la que viví en Boston. Tuve muchas parejas interpretando otro género. Yo sabía que había algo interno en mí que no sabía bien qué era, que no sabía cómo iba a desencadenar, y tuve que dejar ir no solamente a un gran amor sino muchos amores. En el fondo sabía que había un camino distinto para mí. Fui fiel y escuché eso, sentía que no estaba preparada para todo lo que otras personas esperaban de mí. Entonces tuve que dejar ir.

“QUE UN ESTADO EJERZA CONTROL SOBRE LAS IDENTIDADES SEXUALES Y DE GÉNERO, DEBERÍA SER UNA DE LAS GRANDES VIOLACIONES A LOS DERECHOS HUMANOS”

— ¿Hay sociedades más fáciles para vivir que la sociedad argentina? ¿Hay lugares más relajados en el mundo?

— Sí, hay lugares más relajados, pero eso no quiere decir que sean necesariamente más felices para vivir. Yo no pensaba quedarme acá en Argentina mucho tiempo, llevo cuatro meses y acá me encuentro con un amor, una calidez humana… Es uno de los grandes recursos que tiene la Argentina, el amor, la devoción y la calidez. E incluso eso de “gauchada”, esa palabra, esa cosa de ayudar. Hay sociedades que sí que son más abiertas, viví en Suecia, en Alemania, en Estados Unidos en algunos lugares. Pero como dice mi mamá: nada es redondito, nada es perfecto. Todo tiene sus luces y sus sombras. Pero yendo a la pregunta de si hay lugares más felices para el colectivo LGBTIQ, por supuesto que sí. De hecho ahora no quisiera ni saber qué pasa si voy a Qatar, o si una persona gay se besa con alguien en la calle. Es muy repudiable que un Estado venga a ejercer un control externo sobre las identidades sexuales y de género de las personas. Creo que uno de los cambios más importantes de este siglo es que se acaban las entidades externas controlando las libertades individuales. Y eso debería estar considerado como una de las grandes violaciones a los derechos de los seres humanos.

— Escribiste que estabas destinada a un banquete de hombres blancos, ricos y poderosos por el lugar donde naciste, por los privilegios que había a tu alrededor. Tenías a mano cultura y educación.

— Sí. Un tío de Pergamino que quiero mucho me dijo una vez: vos estabas en un ascensor en el piso 9, tenías que apretar el de arriba que era el penthouse y ya estabas. Pero apretaste el -5 y anduviste por un camino espinoso, solitario. ¿Y eso me lo dijo sabés cuándo? Cinco años antes de mi transición de género. A veces nos quedamos fascinadas o atrapadas con los espejitos de colores de este mundo. Hay un montón de cosas que son hermosas y el mundo está para que lo disfrutemos, pero yo no fui por el papelito dorado, que era el envoltorio. Preferí poner mi tiempo, mis recursos y lo que me dio la vida en ir a por el verdadero regalo que es lo que está adentro.

— Tuviste muchas oportunidades y decidiste: igual voy, lo atravieso, hago un camino.

— He conocido gente maravillosa, gente fascinante, gente interesantísima. Fue una bendición haber nacido en ese lugar. Vos sos periodista, yo me acuerdo caminando con mi papá por la redacción de La Nación e íbamos de una galaxia a otra. Deportes, caricaturistas, Economía. Era fascinante. ¿Vos sabés cómo te abre la cabeza eso? Si en un entorno de privilegio, de gran pasar económico, de grandes diplomas, de grandes despachos, de grandes palmadas con loas y elogios y gente que se ha transformado casi en una deidad viviente, no encontras en esos ojos la paz, no encontras en ese rostro una sonrisa y si tomás debida nota de eso y tenés una pausa decís: ¿qué es lo que estoy buscando? ¿A qué vine yo al mundo? Y en India escuche que el día que nos morimos nos van a preguntar dos cosas: cuánto amor diste y cuánto autoconocimiento obtuviste. Todo eso no necesariamente conducía ni a una paz ni a una felicidad duradera, sentí que hubiera estado malgastando mi vida. Tomé el camino que pensé que me iba a conducir al lugar que estaba buscando. Y ese lugar era el lugar de regreso a casa.

— Hace tres meses, en agosto, fui a ver ópera. Se acerca una señora, me reconoce, me saluda, me sonríe y me dice: soy la mamá de Isha Escribano.

— ¿En serio?¿Ella te dijo así?

— Ella a mí. Quería que lo supieras. Yo no la conocía. Yo no te conocía. Y así se presentó.

— Que hermosa. Mi mamá es una de las personas más maravillosas que conocí en esta vida. La amo con mi alma. Me ha dado un montón de cosas que no tienen precio. Y es de las personas más graciosas, más inteligentes y ocurrentes y más generosas que he conocido. Y cosas muy similares puedo decir de mi papá también, a quien también amo con mi corazón.

— Para mí fue muy revelador porque se presentó como si te conociera y como si fuera yo tu amiga.

— Tal vez lo sos (risas). Precioso, gracias por contármelo.

“DISFRUTO TODO: IMAGINATE UNA MUJER A QUIEN SE LE HA NEGADO SU FEMINEIDAD”

— Te veo desfilando, representando marcas. ¿Qué es lo más divertido de todo, subirte a los tacos, ponerse escotes? ¿Qué es lo más divertido de este juego?

— ¿Qué disfruto? Todo. Imaginate una mujer a quien se le ha negado su feminidad o se le ha prohibido serlo. Cómo puedo disfrutar eso cada instante. Durante años fui a lugares a comprar ropa con total vergüenza, con culpa, con auto humillación, y después tirar valijas y valijas.

— ¿Para que no vieran la ropa?

— Para que no la vieran o porque yo me rechazaba a mí. Y un día la marca de medias Mora, hace un modelo de medias con mi nombre y desfilo para ellas. O María Cher, que es sumamente generosa, me viste para estas entrevistas. O Evangelina Bomparola o Natalia Antolín. Gente con la que me divierto, con la que aprendo de arte. Gente que está trayendo belleza al mundo. Entonces lo disfruto, me divierto. Y jugar es parte de la vida. A veces nos olvidamos que vivir es jugar también.

— Yo creo que lo que más te gusta es ponerte tacos.

— Me encantan. Acá vine en zapatillas y me puse los tacos para la nota.

— Los tacos son el estereotipo y vos te divertís.

— Me encanta. Es otro mensaje para la gente: vestite, jugá, divertite, explorá. El mundo está para que lo disfrutemos. Juguemos. ¿Te divierte ponerte tal cosa? Ponete. ¿Por qué no? Una pregunta que me gusta es: according to who. Según quién. Me lo vuelvo a decir a mí: ¿según quién? ¿Quién dijo? Podemos preguntarnos eso. Quién dijo que sí, quién dijo que no.

— Este libro, tu libro, tiene muchas páginas, tiene mucho trabajo. ¿Cuánto tiempo te llevó?

— Dos años de trabajo intenso, el 70% del tiempo lo dediqué al libro. Y el año previo estuve balbuceando, bosquejando. Así que son dos años y medio te diría. Mucho trabajo. Con todo lo que implica para mí abrir puertitas del pasado. Puertas que estaban cerradas. Fue una recontra movida interna muy grande.

— Contás muchas cosas de tu historia, pero a la vez vas contando cosas de ahora, de hoy. Como para darnos descanso.

— Cuento cosas que acá me da vergüenza contarte mano a mano ahora.

— Muchas gracias por este rato.

— Un placer. Gracias a vos por interesarte por mi historia. Por contarme esa historia bellísima de mi mamá.

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