Fernando Galmarini con María Laura Santillán: “Ya no somos pibes, pero con Moria la pasamos recontra fenómeno”

¿A los ochenta, cómo es la vida junto a Moria Casán? El teatro, la cancha, los viajes, por qué con Moria no puede sentarse a mirar la luna. Massa, Malena y la familia ampliada. ¿Por qué no hablan de política en familia? Su paso por Montoneros? Está arrepentido? El peronismo como religión

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María Laura Santillán con Pato Galmarini

Después de un largo desempeño en política y muy cerca de cumplir ochenta años, a Fernando Galmarini ahora los más jóvenes lo conocen como el novio, pareja, marido de Moria Casán. Pero el suegro de Sergio Massa y papá de Malena Galmarini fue Secretario de Deportes del gobierno de Carlos Menem, ministro de Gobierno de Duhalde, senador, diputado y uno de los armadores del Frente Renovador.

— Yo pasé a degüello. Renací con Moria. Lo que pasa es que Moria es impresionante. Yo la conocía por supuesto como la conocen todos, pero menos que muchos. Cuando salís con Moria a tomar un café no tomas el café. Cuando vas a comer cuesta comer. Es un enorme personaje de la vida argentina Moria.

— ¿Qué significa “pasé a degüello”?

— Lo que hice, te diría semi a propósito, es revisar durante un tiempo largo mi vida en la militancia política, que fue muy larga. Tenía que recomponerme y saber quién era. Mis hijos eran grandes, ya no son pibes.

— ¿Por qué no seguiste en cargos públicos? ¿seguís militando?

— Sigo militando. Estoy bien como estoy. Mi vida en la militancia fue de muy pibe. Terminé muy ligado a Menem, muy ligado a Duhalde, fui diputado, fui senador. Y ni la diputación ni la senaduría me conmovieron. Es mucho más interesante ser secretario de Deportes o ministro, estar todos los días construyendo, inventando. Tuve que repensar qué había sido de mi vida. La realidad me hizo empezar de muy chico.

(Gustavo Gavotti)
(Gustavo Gavotti)

— Kirchnerista no sos.

— Soy peronista desde muy chico, y no fui ni kirchnerista, tampoco menemista, fui muy amigo y lo quiero mucho a Menem, lo respeto mucho a Néstor, fui diputado con Cristina. Pero todos los ismos me parecen una cosa que pasa y lo que queda es el único ismo, que es el peronismo. Es lo que le dio sentido a todo lo que vino después. Porque el peronismo fue el inicio de un ciclo histórico importante para la Argentina, no solamente para los peronistas. Y después vino el cafierismo, vino el menemismo, vino el kirchnerismo, el actual kirchnerismo, vino el camporismo. Todo esto fue pasando y queda el peronismo.

— Y ahora ¿qué ves?

— Veo mucho peronismo. Fuimos a recordar el renunciamiento de Evita. Yo dije bueno, van a ir diez, quince, cincuenta. Eran quinientos. Y muchas chicas y muchos pibes jóvenes.

ALGUNOS NO MERECEN LLAMARSE PERONISTAS. PERO SI LA GENTE LOS ACEPTA TAL VEZ EL EQUIVOCADO SEA YO.

— ¿No sentís vergüenza a veces de algunos dirigentes peronistas que hoy tienen poder?

— Vergüenza no, pero sí, creo que algunos no merecen ni siquiera llamarse peronistas. Pero si la gente lo acepta es porque el equivocado tal vez sea yo. Pero sí, me pasa esto. Nos pasa a todos. Somos insaciables los peronistas. No hay nada que nos conforme absolutamente.

— Si hay que elegir entre los tres dirigentes más importantes del gobierno te quedas con Massa.

— Sí, lo conozco desde hace… 25 años. Desde que se pusieron de novios con Malena, lo conozco mucho. Es un tipo muy inteligente. Muy talentoso. Y sobre todo con mucha militancia. Camina, lee mucho, se instruye mucho, habla mucho. Creo que sería Sergio un muy buen presidente. Después habrá que ver si la gente lo vota, si no lo vota.

María Laura Santillán con Pato Galmarini
A MASSA LE HUBIERA DICHO: AGARRÁ PORQUE SINO TE MATAN

— Tuvo que decidir si aceptaba el Ministerio de Economía con una crisis gravísima, sin reservas, con una inflación desatada. ¿Si te hubiera consultado qué le hubieras dicho? “Agarrá pibe” o…?

— Sí, agarrá. Porque si no te matan. Sergio está en este momento en un lugar importante. No por algo Alberto, Cristina y él han decidido tomar esta decisión, lo han puesto al frente del Ministerio de Economía y de otras áreas. No es casualidad.

— ¿Qué significa “sino te matan”?

— En el peronismo si en determinado momento no tomas la decisión de lo que la gente está esperando que vos seas… olvidate. Si después no te va bien, también te pegan.

— O sea que para vos había que aceptar.

— Había que agarrar. Lo mismo que cuando se hizo el Frente de Todos. No había ninguna otra posibilidad.

NO ES FÁCIL LLEVARSE POR DELANTE A SERGIO, O DECIRLE LO QUE TIENE QUE HACER.

— Son explícitas las contradicciones económicas dentro del Frente de Todos y él tiene que tomar decisiones económicas.

— Las va a tomar. Las toma él. No es fácil Sergio. No es fácil. No es fácil llevárselo por delante o decirle qué es lo que tiene que hacer o que cambie el rumbo. Sergio en esto también es, te diría, inflexible. Y está muy bien cuando tenés que conducir. Lo que tiene Sergio es que no para. Y Malena tampoco. Es una parejita importante. A mí me dicen che, qué fenómeno es Massa. Digo: es un fenómeno pero está acompañado de una mina muy metedora, muy militante. Y esto también debe sumar.

(Gustavo Gavotti)
(Gustavo Gavotti)

— ¿Se junta toda la familia los fines de semana? La familia ampliada, porque a veces está también tu ex mujer.

— Marcela también. Marcela Durrieu que fue diputada nacional. La madre de Malena, de Martin y Sebastián. Tengo otras dos hijas que son Bernardita y Socorro que son de mi primer matrimonio.

— ¿Hablan de política?

— Poco. Siempre hay algún colado, alguna colada. Nunca somos exactamente nosotros. Y hay que tener cuidado. Yo prefiero hablar con Sergio solo y con Malena sola. Cuando somos tres ya es una multitud.

— ¿Por qué hay que tener cuidado? ¿Qué puede pasar? ¿Se pueden pelear?

— Y, sí. Porque no todo es fácil. Le digo: che, por qué hiciste esto. Y a veces te contesta bien y a veces… Debe estar cansado también. Malena lo mismo. Por separado yo me junto mucho con los cinco, me llevo fenómeno. Nos llevamos todos muy bien. Pero con uno le bajamos la caña a los cuatro que no están, podemos hablar mucho más sueltos. Mis dos hijas mayores son psicólogas, eso también me ha hecho bien.

MIS HIJAS MAYORES NO SON PERONISTAS, PERO BANCAN TODO.

— ¿Fernando, hay algún gorila en la familia, algún antiperonista?

— No. Gorila, gorila no porque terminamos a las trompadas. Pero sí. Las dos mayores no son peronistas. Ahora: bancan todo. Tienen que bancar todo. Conocen nuestra historia. Ellas estuvieron muy ligadas a todo lo que nos pasó. Lo que hemos sido, lo que hemos dejado de hacer. Es una familia con muchas aristas, pero somos todos piolas para no meter lío.

(Gustavo Gavotti)
(Gustavo Gavotti)

— ¿Qué sería “muchas aristas”, a que te referís?

— El haber militado, mi primera militancia fue cuando yo era pibe.

— Estuviste en Tendencia peronista.

— La tendencia. Yo soy un enamorado del deporte. Me encanta el fútbol. Y mi viejo me llevó mucho en el primer y segundo gobierno de Perón. Eso terminó en el 55. Cuando a Perón lo echan, el peronismo deportivo se terminó, como se terminaron los Torneos Evita. Y creo que esto fue lo que me acercó mucho al peronismo. El deporte, el Luna Park, el ciclismo, el fútbol.

— Después, por aquellos años, Montoneros.

— Sí. Después, yo te diría que en el año 1958, 59, conocí a un personaje al que quiero mucho que fue Carlos Mugica. Carlos en ese entonces no se había ordenado sacerdote, jugaba mucho al fútbol y nos encontrábamos en los mismos equipos, así que nos hicimos amigos. Aprendí mucho de él y él me redondeó muchas ideas. En el 65, 66, él me insistió para que fuera al norte santafesino a ver cómo había quedado después de los hacheros y para mí fue la llegada a una nueva etapa de mi vida militante. Ahí conocí a mucha gente, a muchos amigos, y comenzó el tema de los grupos armados y yo me encajé en uno de esos. ¿Vos me decís cómo hice? Tampoco hoy te lo podría describir. Pero terminamos en un grupo que se llamó Descamisados, año 67, 68. Y después ese grupo se juntó con Montoneros, una organización más conocida, más grandota. Yo me siento más descamisado que montonero, para ponerles nombres a las estructuras armadas de entonces.

(Gustavo Gavotti)
(Gustavo Gavotti)
TENÍAMOS UN NOMBRE QUE NO ERA NUESTRO NOMBRE. UNA CASA QUE NO ERA NUESTRA CASA.

— ¿Tuviste entrenamiento militar?

— Sí. Yo al lado de muchos compañeros y muchas compañeras era el Cisco Kid, porque hacía deportes, jugaba al fútbol, qué sé yo, me rebuscaba. En el 72 tuvimos un problema muy serio y me tuve que clandestinizar, ahí me pusieron “Pato”. Yo en esta etapa me llamaba Lucas. Todos teníamos algún nombre que no era nuestro nombre. Nuestras casas no eran nuestras casas. Era complejo el tema. Terminé viviendo por Lomas de Zamora y de Lucas pasé a ser el Pato Lucas y después Pato. Hace de esto 50 años.

— ¿Cuánto tiempo duró esa relación con Montoneros?

— Cuando Perón tiene el problema en la Plaza con las organizaciones armadas nosotros habíamos armado la Juventud Peronista Lealtad y nos quedamos ahí. Empezó para mí y para muchos otra etapa. Conocí el movimiento obrero.

— ¿De la etapa anterior te arrepentís de algo?

— No. En cada barrio, en cada distrito, en cada lugar había varios agrupamientos. A mí me tocó encontrarme con muchos que hoy ya no están, que están desaparecidos. Nosotros nos quedamos con Perón.

María Laura Santillán con Pato Galmarini
ESTO YO NO ME ANIMABA A CONTARLO PÚBLICAMENTE. HABÍA QUE TENER CUIDADO.

— Estás escribiendo un libro

— Sí. Con Felipe Pigna y Martin Pigna.

— ¿Se puede contar todo?

— Todo. Sí. Algunas cosas no valen la pena, pero sí. Esto yo no lo podía contar María Laura.

— ¿Por qué?

— Durante muchos años no me animaba a contarlo públicamente, ahora te lo cuento a vos y a todos los que te siguen. Porque no era conveniente. Había que tener cuidado. Fue muy dura esa etapa. Uno la cuenta ahora ya desligado de esos tiempos, pero fue duro.

— Terminó muy mal.

— Terminó mal.

— No tenés nada de qué arrepentirte, dijiste.

— No. Si hoy tuviese que repensar todo tal vez lo haría mejor, pero yo era uno más.

NO ESTOY ARREPENTIDO.

— Me refiero a las responsabilidades.

— Yo no estoy arrepentido. No me siento arrepentido. Creo que era lo que había que hacer en ese momento. Tampoco estoy arrepentido de haberme ido. Sí me cuesta todavía recordar a muchos amigos que hoy no están y que quise mucho. Más allá de los líos que tuvimos.

(Gustavo Gavotti)
(Gustavo Gavotti)

— Estuviste metido en ningún lío? ¿En algún operativo? ¿En algún episodio dramático?

— No, por suerte no. Por suerte no. Fueron equivocaciones creo que como nos decía Perón aquel día en Plaza de Mayo, éramos imberbes. No entendíamos el rumbo del mundo, el rumbo de la Argentina y el rumbo de América Latina. Muchos países fueron duramente castigados por las dictaduras militares. Y Perón nos dijo che, tengan cuidado con esto.

— Estás describiendo una época. ¿Cuando lo ves en perspectiva te sentís un hijo de la época?

— Sí. Era muy difícil sustraerse. No todos han estado en esto. Pero era difícil sustraerse de lo que pasaba en la Argentina. Una enorme mayoría de argentinos quería la vuelta de Perón. Sobre todo los que habían vivido los primeros nueve años de los gobiernos peronistas. En la cancha de Boca gritaban “puto y ladrón, queremos a Perón”. Fui entendiendo que era la descripción de un momento de la Argentina que los argentinos no podían olvidar.

— Moria dice que te escucha, que le encanta que le cuentes estas historias.

— ¿Sabés qué tiene Moria? Tiene una cabeza tan abierta … Ella dice que nos juntamos yo hablando de esto y ella hablando de sus cosas. La primera vez que la vi después de 30 años, fue tomando un café a la vuelta de donde ella trabajaba, en el canal América. La invité a que fuera a una reunión del deporte y la cultura con Jorge Coscia. Le dije: vení Moria porque vos sos un llamador. Si venís nos das una mano. Me dijo sí, voy a ir. Y después me cagó, no fue. A partir de ahí seguimos escribiéndonos. Yo contándole mi historia y ella la suya.

— Por WhatsApp.

— Por WhatsApp, sí. Escribiendo. Su madre era peronista. Y su padre fue antiperonista, era militar.

María Laura Santillán con Pato Galmarini
DOS AÑOS. OJALÁ ESTEMOS MUCHO TIEMPO CON MORIA.

— ¿Cuándo fue el primer encuentro después de ese plantazo?

— No mucho después, dos o tres meses más.

— ¿Hace más de un año y medio?

— Más, sí. Éramos clandestinos también. Hasta que nos descubrieron. La invité a almorzar un día de invierno que hizo un calor impresionante en Tigre. Estábamos ahí comiendo y nos sacaron una foto.

— Pero cuándo empezó todo era verano o invierno?

— Era verano. Verano de hace dos años.

— “Vamos a cumplir dos años”.

— Dos años. Qué bárbaro. Sí, dos años.

— Ya son una pareja establecida.

— Ya estamos, sí. Y ojalá que estemos mucho tiempo. Sí, porque me he encontrado con una mina bárbara.

MORIA NO TIENE GEOGRAFÍAS. ES UN FENÓMENO.

— Se divierten mucho?

— Ella es muy divertida. La paso fenómeno. Además me gusta Moria por el cariño que le tiene la gente, entre muchas otras cosas. Porque podemos ir al lugar que se te ocurra, más bacán y la pasamos bien. Y cuando hemos ido a lugares de gente humilde también. Moria no tiene geografías. Traspasa todo. Es un fenómeno. El día que salió ella en la tapa de la revista yo ni sabía, me empezaron a llamar mis hijos “¿qué es esto?” Yo venía de lo de Moria por Camino del Buen Ayre.

(Gustavo Gavotti)
(Gustavo Gavotti)

— Qué es esto, dijeron.

— Tampoco me dejo llevar. Yo decido, si les gusta bien y si no lo charlamos. Los cinco en 20 minutos de auto me llamaron.

— ¿Cuánto tardaste en presentarles a Moria a tus hijos?

— Poco. Un mes. El Día del Padre. Sebastián, uno de mis hijos, hizo un asado en su casa y me dijo “vení con Moria”.

— ¿Y cómo fue esa primera vez?

— Espectacular. Los cinco hijos, once nietos. Fenómeno.

— ¿Los conquistó a todos?

— Sí. Es una mina muy querible. Muy querible. Sí, estamos felices. Creo que ella la pasa fenómeno y mis hijos también la pasan fenómeno. La pasamos todos bien.

YA NO SOMOS PIBES, PERO LA PASAMOS RECONTRA FENÓMENO

— Hay una frase que ella dice del amor a los 80: “somos la nueva longevidad”.

— Sí. Inventa todos los días. Estoy por cumplir 80 y ella cumplió hace unos días 76. Ya no somos pibes. Pero la pasamos recontra fenómeno.

— ¿Qué le regalaste para el cumpleaños?

(Gustavo Gavotti)
(Gustavo Gavotti)

— Un perfume. Fuimos a la farmacia de la esquina de casa, me dijo: quiero esto. Costaba 14.000 dólares (risas). Le dije: comprá uno más barato (risas). En ese momento llegó el dueño de la farmacia y le regaló otro perfume.

— Difícil regalarle a Moria.

— ¿Qué le regalás? Entrás al cuarto donde guarda la pilcha, el vestidor y mide… una cuadra, no sabe lo que tiene. Pero los perfumes le gustan mucho.

— Hace muy poco Moria hizo un posteo desde tu casa, ella cocinaba milanesas de soja y vos mirabas fútbol.

— Sí, pero lo hace para afuera porque cocina mal. Le digo “Negra no cocines nunca más”. El café con leche le sale mal. Se le pasa (risas).

— Una circunstancia en la que nunca estuvo.

— Nunca estuvo. Yo he ido por supuesto a verla al teatro. Y ella me acompañó al fútbol. Ha ido a la cancha de Boca. A la cancha de Tigre donde juega Martin, un hijo mío. Fue un despelote en la cancha de Boca. ¿Sabés qué me gritaban? La primera vez que fuimos a la cancha, Boca ganó 8 a 1, un resultado desusado. La hinchada de Boca cantaba “tráela a Moria la puta que te parió”. Y después la llevé a Tigre y también. Yo he descubierto a alguien que no imaginaba a los 80 María Laura, ya no somos pibes.

— ¿Qué planifican? Las próximas vacaciones, por ejemplo?

— Sí. Cuando ella se fue a Mérida con la obra Julio César, fui de colado. Y después estuvimos en España, estuvimos dos días en Lisboa. Y hace una semana estuvimos en Córdoba.

CON MORIA NO PODÉS SENTARTE A MIRAR LA LUNA

— O sea que a los 80 se viaja. Se sale. Se pasea.

— Con Moria no podés sentarte y mirar la luna porque no te deja. Tiene mucha energía, además de una enorme fortaleza.

— ¿Cambió mucho tu vida diaria?

— No, porque tampoco creo que haya que cambiar las cosas. Hay que acomodarse y seguir haciendo lo de uno y lo de ella. Sino, no sirven tampoco las parejas. Me gusta mucho estar con Moria. Me gusta también estar solo. Me gusta con mis amigos ir a jugar al tenis, ir a jugar al fútbol. Ir a la cancha. Eso me sigue gustando y lo hago. Y a ella labura, tiene dos obras ahora

(Gustavo Gavotti)
(Gustavo Gavotti)

— Ella tituló ese posteo “retrato de una mujer sometida”.

— Mentira, quién la va a someter. Ni una dictadura militar la para (risas).

— ¿Está cada uno taza taza en su casa o viven juntos?

— Estamos, sí, juntos también, pero ella tiene su casa, yo tengo la mía. No es fácil juntarse con Moria porque labura mucho. Pero estamos juntos también, sí.

— ¿Cuándo la ves con todo lo que trabaja?

— Lunes y martes no tiene ni Brujas ni Julio César. Pero también inventa alguna cosa, siempre le sale algo. A veces la voy a buscar al teatro. Vamos a comer por ahí. Yo no me metería en la vida de ella y ella no dejaría tampoco que yo me meta en su vida o que le trate de corregir cosas que ya a esta altura son incorregibles.

— ¿Es una sorpresa de la vida?

— Sí, para mí sí. Porque no era mi mundo. Yo desconocía todo esto. Y mi mundo era otra cosa, era el peronismo. Es el deporte.

(Gustavo Gavotti)
(Gustavo Gavotti)

— ¿Qué es lo que más le gusta de vos?

— Preguntale (risas).

— Le gusta mucho lo que armaste a tu alrededor con tus hijos y con tu ex mujer.

— Sí. Ella ha estado mucho con Marcela, Marcela Durrieu. Y se llevan bien, muy bien. Es difícil que Moria se lleve mal con alguien.

— ¿Están siguiendo los últimos acontecimientos? ¿El juicio a Cristina y su furia con la Justicia?

— Quiero mucho al peronismo, y todo lo que es peronismo a mí me huele mejor que el anti peronismo.

(Gustavo Gavotti)
(Gustavo Gavotti)

— Estás hablando casi como si fuera una religión. Una creencia.

— ¿Vos sabés qué decía Antonio Cafiero? Que para él, el peronismo era algo cuasi religioso. He visto en muchas casas, sobre todo en las más humildes, en la cocina o en algún lugarcito en el comedor, velitas debajo de un retrato de Perón, debajo de Evita y ahora debajo del papa Francisco.

— O sea que digan lo que digan, muestre lo que muestre incluso la Justicia, hay una religión que sostiene el amor a Cristina?

— La gente le tiene mucho cariño a Cristina, no todo el mundo obviamente.

— Dentro del peronismo tampoco la quiere todo el mundo.

— No. Pero los únicos que obtuvieron la totalidad del cariño fueron Juan Perón y Evita. Ya es parte de la cultura popular.

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