El diputado nacional Ricardo López Murphy no duda y responde cuando se le pregunta qué haría si fuera presidente. “Si me tocara estar en el sillón de Rivadavia...”, afirma, pero sabe que la voluntad y el deseo no alcanzan. Por eso plantea que, más allá de las candidaturas, su prioridad es transmitir la necesidad de reconocer la magnitud del problema que enfrenta la Argentina y de acordar un programa de reformas económicas, sociales e institucionales de la misma envergadura que la crisis para poner en marcha en 2023.
Aunque aclara que no hay riesgos para que Alberto Fernández cumpla con su mandato -”la continuidad es un activo valioso que tiene la democracia”- señala que la Vicepresidenta es la “responsable” de la actualidad: “Fue su mal diseño el que nos trajo hasta acá. La conducción de Cristina Kirchner ha sido una catástrofe”.
Habla de “fracasos de una dimensión colosal” y, por eso, prevé una derrota del peronismo en 2023: “No vuelven más”, arriesga.
En más de una hora de entrevista con Infobae, el dirigente de Republicanos Unidos habla de economía, de la interna de Juntos por el Cambio de sus diferencias con los liberatorios de Javier Milei, explica el contenido de su propuesta y resume: “En el marco de la legalidad, vamos a volver a la prosperidad y el desarrollo y lo vamos a hacer en unión y libertad”.
En las últimas entrevistas públicas usted planteó que existen riesgos de gobernabilidad para el futuro gobierno. ¿A qué se refiere?
En Argentina se requiere de poner en un marcha un programa amplio, ambicioso y de reformas profundas. No es un programa financiero, es mucho más que eso. Pero lo que estoy planteando requiere, como condición, un triunfo arrollador, sin un triunfo arrollador el problema de gobernabilidad en la Argentina va a ser dominante. El país tiene un déficit de gobernabilidad muy grande que se expresa con el avance del crimen organizado, de la delincuencia, un desorden en las calles formidables, pero también en la incapacidad del gobierno y de la oposición, por la paridad de fuerzas y por la dificultad de hablar de problemas objetivos, que generan dificultad para gobernar.
En el Gobierno confían en que la situación va ir mejorando, no tienen esa hipótesis de un agravamiento creciente de la crisis...
La situación va a ser muy crítica en noviembre y diciembre del año que viene, veo un deterioro creciente. Esa es mi hipótesis de trabajo porque veo subiendo la tasa de interés, la política fiscal descontrolada, la monetaria, la de ingresos. Hay tensiones y errores crecientes y faltan dólares. Es un escenario muy complicado y por eso va a haber que tomar medidas de ordenamiento de la economía argentina y de la sociedad muy grandes que van a necesitar mayorías muy claras. Esas mayorías tienen que surgir de un triunfo arrollador. Luego de obtenido ese triunfo uno puede reforzar esa coalición de gobierno, pero tiene que reforzarla a partir de la fortaleza y no para suplir debilidades. Si además fragmentamos la fuerza va a ser una catástrofe.
Las encuestas ahora le dan muy bajo al Gobierno....
Creo que hoy la opinión opositora es mucho mayor que el 41% que tuvo la oposición en 2019, pero el tema acá es pensar en que de acá al 2023 hay que ir a buscar un mandato, un claro respaldo y hacerlo con una narrativa extraordinariamente optimista, como la que yo tengo sobre las posibilidad de prosperidad y de recuperación de la Argentina. Al país vamos a tener que arreglarlo de una manera ejemplar y tener varios períodos de gobierno donde la confianza va a estar siempre en duda… “¿Volverá la gente que ha degradado al extremo que la ha degradado?”. Yo creo que no vuelven más.
¿Seguro que el peronismo no vuelve más? Mire que muchos pensaron lo mismo en 2015...
Sí, lo creo. Y esa idea de que no vuelven más nos va a dar la autonomía y la confianza en nosotros mismos. Uno de los grandes errores que ha cometido la Argentina es apelar al ahorro extranjero y pensar que las cosas se pueden hacer sin esfuerzo propio. Yo no creo eso, sino que el país tiene que aumentar dramáticamente la tasa de inversión, de creación de empleo y el ahorro doméstico y eso es crucial para el desarrollo.
No hay posibilidad de que cambien y puedan recuperarse
Si fueran inteligentes tendrían que hacerlo, porque la oportunidad está ahí. Nunca vi una oportunidad como esta, pero en todos los temas reaccionan al revés. Hay una oportunidad excepcional para el agro, la agroindustria y en lo único que sueñan es en ponerle más impuestos. Cuando lo que ocurre es que si uno pone más impuestos contrae la oferta, eso nadie lo discute. Esta gente lee las señales al revés. Cuando hay alta temperatura te llenan de gamulanes y pulóveres y cuando hay temperaturas 10 bajo cero pretenden que salga desnudo a la calle. Cuba era cinco veces República Dominicana y hoy es cinco séptimos. Venezuela también, pero ellos admiran a Chávez y a Castro, admiran las catástrofes y nos quieren hacer salir con frío sin ropa y en calor con gamulán. No decodifican la realidad.
Usted habla de un triunfo arrollador pero eso implica que el peronismo tenga una derrota arrolladora también.
Creo que la va a tener
¿Por qué?
Porque el deterioro de la vida social que tenemos en este momento y las encuestas revelan una caída brutal de imagen no es nada hoy con respecto a lo que va a ser en 12 meses.
¿Por qué hay tanta seguridad y no se puede haber una una recuperación o una reacción del oficialismo que reordene la política y la economía?
No hay margen. Asistimos a un fracaso no menor, no es un fracaso ligero. Es un fracaso que los ha llevado a enfrentamientos internos, a una caída como nunca se ha visto en las encuestas y no tienen un candidato. Si uno busca entre los candidatos, no sé, a lo mejor Scioli porque no está. Pero no hay entre ellos gente que se pueda candidatear. Son impresentables a la opinión pública.
Cristina Kirchner tomó distancia del Gobierno, se viene diferenciando en el discurso y en la acción ¿Cuál es su mirada sobre este fenómeno?
Cristina es la gran responsable de esta crisis pavorosa que estamos viviendo, de esta catástrofe. No puede escaparse porque es quien diseñó este gobierno. La que propuso este esquema fue ella. Que los otros hayan sido ineptos era esperable, por las vacilaciones, por la confusión de los problemas que tenemos, por la mala lectura de la situación internacional. Pero la que ejerció el poder fue Cristina Kirchner. Después de este desaguisado no creo que haya una segunda oportunidad. Aunque no creo en los segundos tiempos, en esta oportunidad es bien notorio que no va a haber segundo tiempo.
¿Cree usted que la Vicepresidenta asume esa responsabilidad?
Ella podría decir “me equivoqué, nunca pensé que iba a cometer este error tan grande que he cometido y esto me pone fuera de la vigencia de la vida pública. Es difícil poder explicar cómo cometí un desaguisado tan grande como el que cometí”, pero no lo va a hacer.
¿La raíz de estos problemas de gobernabilidad es económica o política?
El desorden tiene una raíz institucional que es un mal diseño electoral y de mala transferencia de recursos. Además, hay un desorden en la visión del mundo y donde queremos ir. Es caótica nuestra política exterior: un día decimos una cosa y al otro día decimos todo lo contrario. Eso vuelve caótica la relación con nuestros vecinos. En las mejores circunstancias que hayamos tenido históricamente estamos en crisis, nunca hemos tenido circunstancias más favorables y tenemos una crisis de los mil demonios.
¿Y lo económico qué lugar tiene en este escenario?
Tenemos problemas económicos de mal manejo. Un país que tiene la segunda reserva de gas del mundo trae gas por barcos y por caño. Eso si uno lo explica es muy difícil de entender. A parlamentarios de Europa o América del Norte es muy difícil de explicarle que falta arena en el Sahara. Esto ocurre por la incapacidad de este gobierno pero también porque estamos aislados de los mercados de crédito y de inversión, vivimos una crisis formidable de credibilidad y eso corregirlo va a requerir de que tengamos gobiernos de la fortaleza de la generación del 80, capaces de imponer el orden, orientar la política y estabilizar. Entre 1890 y 1945 tuvimos menos inflación que Estados Unidos y más crecimiento. Hubo algún momento en que la sociedad argentina supo tener un orden básico, que requiere de gobernabilidad y capacidad de reformar instituciones que funcionan muy mal como el ahorro para la vejez, los planes sociales, el mercado laboral: tenemos más gente en negro que en blanco. Indicadores del fracaso en la educación de una dimensión colosal.
El diagnóstico es claro del fracaso y del deterioro de las condiciones en la Argentina ¿cuál es la solución o cómo se encaran esos problemas?
Se necesita un programa equivalente a la dimensión del fracaso. Un programa de una envergadura extraordinaria, no sólo en lo económico, sino en lo institucional, en la salud, en la defensa, en la seguridad. No es un programa financiero el que se necesita, que lógicamente lo necesitamos, pero no sólo eso. Si tuviéramos una visión financiera del problema sería descocado.
Como ex ministro le ha tocado que al tomar una decisión, los afectados pueden oponer una resistencia que provoque la caída del plan, del ministro o incluso de un gobierno entero...
Ahí está la virtud de una coalición amplia y la virtud de un triunfo arrollador. Con una coalición muy amplia, con un programa preciso, reglas de juego clara, se resuelve ese problema. Todos esos gobiernos que comentas, desde el comienzo de le democracia hubo, desde Alfonsín, que fracasa en las primeras iniciativas porque no tenía mayorías en el Senado. Después de 40 años de deterioro, nosotros debemos tener una coalición capaz de hacer las reformas que Argentina está necesitando y están demoradas.
Hagamos un ejercicio que estás sentado en el sillón de Rivadavia en el año 2023, que les dice a los sindicalistas y a los piqueteros. Ya sabe de antemano la respuesta y la reacción...
Acá no gobiernan los piqueteros ni los sindicalistas. Acá gobierna el Estado de Derecho y enfrentarán un gobierno que está dispuesto a actuar. Con su consentimiento o su resistencia.
¿Sólo con voluntad, no hay un riesgo de inestabilidad y conflictos?
Ninguno. Si la mayoría obtenida en las elecciones es contundente, ninguno. Sino, hemos perdido el Estado y nos convertimos en un Estado fallido. Si un Gobierno democrático, con mayorías abrumadoras, es desafiado en el monopolio de la fuerza, no existe más como tal. En 2023 tiene que haber la claridad que todo el mundo va a aceptar, por inteligencia o porque no va a tener más remedio, las reglas que pone el Estado de Derecho.
¿Y esas reglas cuáles deberían ser?
Las que corresponden a un país moderno, respetuoso de la legalidad, que no tolera que haya áreas liberadas ni sectores que se comporten mafiosamente ni que quieran alterar las libertades que establece nuestra Constitución. No va a haber más desafíos al poder. Eso se acabó, porque sino Argentina deja de ser viable. No va a haber desafíos ni del crimen organizado ni de barcos pescando en nuestra zonas exclusivas, ni aviones volando en nuestros cielos impunemente, ni de gente apoderándose de tierras o de fábricas o interrumpiendo el normal tránsito de las personas. Eso no ocurre en los demás países y no debe seguir ocurriendo en la Argentina. Si me tocara estar en el sillón de Rivadavia, no creo que necesite volver a usar bigotes para que todo el mundo entienda.
Algunos podría caracterizar el gobierno como represivo..
Va a ser un gobierno electo, con una mayoría, espero, abrumadora que quiere salir de este desorden, esta decadencia, este estancamiento y de esta frustración nacional tan aguda que tenemos.
¿Cuál es su mirada sobre la gestión de la economía?
Quiero marcar con claridad la magnitud de la reforma que hay que impulsar, pero primero busco que todo el mundo sea consciente del deterioro en el que está la Argentina, con el riesgo país que tenemos y una incapacidad para aprovechar un inmenso potencial. ¿Por qué hay que generar un régimen especial para los petroleros y para la producción gasífera? Después va a ser para el litio, para el trigo, para el maíz. No pueden pensar el problema en un marco general, siempre es el dedo: a vos te doy esto y a vos te doy aquello. Es una cosa caótica que no lo hace ningún país del mundo. Nunca hubo una oportunidad para vender trigo como ésta, porque tiene un precio extravagante y el gobierno sueña con ponerle impuesto para reducir la oferta de trigo… es todo al revés.
En el Gobierno dicen que tienen que tomar esas medidas para cuidar la mesa de los argentinos…
De todos los países que nos rodean ¿quién tiene un régimen cambiario como el nuestro? ¿O un caos en las calles como el que tenemos nosotros? Se vive con un desorden fenomenal, al mismo tiempo que se dan las mejores condiciones que nunca tuvo la Argentina. Nunca tuvimos parámetros más favorables que estos y estamos en una crisis pavorosa. Eso da la idea del mal diseño, de la catástrofe que ha sido la conducción de Cristina Kirchner.
¿Ahora esas condiciones favorables externas, con una corrección, no permitirían salir de esta crisis económica?
En Venezuela tenían condiciones tan favorables como las nuestras y ese país ha sido capaz de hacer caer el PBI per cápita 90%. Hay un software e ideas que han sido catastróficas. En Cuba, en Venezuela y en Nicaragua o en Corea del Norte. El régimen político chino que uno puede admitir fue capaz de acumular inversiones a un ritmo extremo como nunca ningún país lo había hecho, pensar que ese régimen político es un modelo, es una atrocidad. China tiene el régimen más represivo de la historia y es el que admira Cristina Kirchner. Cuando no admira eso, admira a Putin, que invade los países vecinos. Acá hay que localizar bien el problema. Tenemos una conducción política del Estado, de la fuerza política que ha sido catastrófica en sus decisiones e intenta, increíblemente, escapar de sus responsabilidades. Este es un problema, pero no es el único, ni el más importante.
¿Y cuál es el segundo o los problemas más importantes que tiene la Argentina?
Que falta un diseño inteligente. Un diseño inteligente permitiría ir a una explosión de la producción de gas, de los derivados del gas, de la química, la petroquímica, los fertilizantes. Con esos fertilizantes duplicaríamos las cosechas, con las cosechas duplicadas crecerían 20 millones de toneladas, veo un potencial descomunal, como lo era en el segundo tercio del siglo XIX. Ahí se juntó la lucidez de Alberdi para el diseño de las instituciones y esa visión de que había que ocupar el desierto, con la lucidez de Sarmiento, que descubrió la potencialidad del capital humano, un siglo antes que los premios Nobel. Con un gobierno que puso la prioridad en el desarrollo de Argentina. Argentina se volvió en 30 o 40 años uno de los primeros países del mundo.
Entonces la clave para la recuperación sería sólo un liderazgo y un diseño inteligente…
No. También tuvimos suerte. El invención del tren, del barco a vapor, los barcos frigoríficos ayudaron. Ahora tenemos lo que sería el equivalente al tren y al barco frigorífico, al vapor, pero lo que falta es un diseño y un liderazgo lúcido. Eso -no se lo tome de una manera arrogante- en el último esfuerzo de mi vida, estoy tratando de transmitir. Que se entienda la necesidad de un rediseño institucional y que use la potencialidad de Argentina para que Ezeiza vuelva a ser un lugar de reencuentro y esperanza y no un lugar de congoja y despedida.
Planes sociales, sindicalistas
¿Cómo impulsaría una discusión de sobre los convenios colectivos de trabajo y planes sociales?
Hay que hacer una transformación muy profunda. Nosotros creemos que el pan hay que ganarlo con el sudor de la frente. La idea de vivir a costa de otro no figura en nuestra agenda, salvo como un remedio temporario al infortunio. El plan de vida de vivir de los otros o de la beneficencia o de la limosna estatal no está en mi agenda, ni en la de Republicanos Unidos ni en la de la Confederación de Partidos.
Parece una idea casi bíblica…
Sí, absolutamente. Y esto es por tres razones: una razón que hace a la economía y a movilizar los recursos de los que dispone el país; también por una razón ciudadana, ya que quien es vasallo o es cliente del poder y de las organizaciones que lucran con la miseria y la pobreza no es un votante independiente; y tercero porque hace a la moral y la autoestima personal y de la familia. Hijos criados bajo la idea de que se vive dependiendo de la ayuda de otros no tienen las motivaciones y la energía para salir adelante que se crea en otro contexto moral.
¿Y sobre el problema del trabajo y la reforma de los convenios colectivos de trabajo?
Sindicatos hay en todo el mundo y acá los habrá como hay acá y en todo el mundo. Seguramente trataremos de que prevalezca la negociación a nivel de empresas y que las pymes no sean ahogadas por negociaciones en las que no pueden participar. A largo plazo tendrá que haber una prevalencia de la negociación en el lugar de trabajo sobre la negociación general. Serán modificaciones razonables…
Lo razonable es para la cabeza de Ricardo López Murphy.. No sé si es tan razonable para Moyano o para Baradel...
Si están dispuestos a tomar las fábricas o no dar clases durante años no estoy de acuerdo. Si alguien decide tomar o bloquear las puertas de una fábrica o tomar rehenes o usar la prepotencia para imponer su punto de vista o decide dejar sin clases a los alumnos de la república por un tiempo que haga inviable su educación, ambas cosas son inaceptables. Inaceptables a nuestro orden constitucional y jurídico de las naciones progresistas de la Tierra. No hay ninguna nación en el mundo donde ocurran estos episodios. No se puede bloquear el funcionamiento de las instituciones del Estado, eso es un Estado fallido. Lo que estoy proponiendo es recomponer el funcionamiento del Estado y el orden público básico de un Estado de Derecho. Por eso digo que se necesita una gran coalición, porque sino el país va a entrar en un Estado de cuasi anarquía y eso no es tolerable.
¿Y sobre el fenómeno Javier Milei?
Nosotros tenemos buena relación con José Luis Espert y Carolina Píparo, que están en Diputados. Yo no tengo una pretensión alocada. Sólo pretendo volver a las reglas constitucionales con los contrapesos y balances de nuestra Constitución, con las ideas liberales, con la libertad de prensa, el respeto al federalismo. Nuestra visión no es muy distinta de la que llevado adelante Lacalle, no pensamos muy distinto. El crecimiento de Uruguay en relación al de Argentina en los últimos 30 años ha sido estremecedor. Acá algo está fallando y yo pienso que tenemos que reestructurar las cosas de una manera que sea parecida a los países que ejercen la democracia liberal. Con pluralismo, con respeto de las personas, con la iniciativa privada, con la certeza de los derechos de propiedad, del pago de nuestras obligaciones, es decir, rescatando Nicolás Avellaneda. El plan integral está frente a nosotros. Esta vez no hay lugar para medias tintas. Hay que llevarlo adelante con la firmeza de los que hicieron una Argentina vigorosa.
De la interna a la seguridad
¿Cómo pueden hacer las otras fuerzas opositoras para no terminar sumido en la interna del PRO?
Con la claridad conceptual con la que estoy hablando. Acá hay un programa para volver a hacer funcionar la Argentina de una manera normal, previsible, con mucho optimismo, con la capacidad de volver a crecer y de volver a tener un auge de la inversión de la magnitud que necesitamos para generar pleno empleo, para sacar a la gente de vivir de la limosna, para terminar con el sobre empleo público. El programa de empleo, desarrollo y modernización, integral, no estoy pensando en una cuestión financiera, sino en cómo movilizar nuestros recursos y aprovechar que hemos sido los capaces de tener premios Nobel en ciencias y los unicornios más destacados de América Latina y se nos va toda la gente. Esa es la crisis que tiene la Argentina es que se les fugan sus cerebros, sus innovadores y sus emprendedores. La idea que yo tengo es que vuelvan, y eso luce como un acto de Mandrake, pero es volver a ganar la gobernabilidad: que uno no va estar gobernado por gángster y prepotentes, sino por un sistema que está establecido en la Constitución.
¿Quiénes son esos gángster y prepotentes?
Prefiero no hablar con nombre propio. Gangsterismo es que se intente con éxito ejercer y quebrar el monopolio de la fuerza del Estado de Derecho.
¿Y eso pasa ahora?
Creo que muy a menudo pasa. Se ve cuando cientos de aviones tiran paquetes de droga en nuestra Mesopotamia, en nuestras provincias. Parece que no sabemos qué vamos a hacer. Vienen 700 barcos a pescar a nuestra área exclusiva y no sabemos qué vamos a hacer. Tenemos nuestras Fuerzas Armadas desinvertidas en más de 60 mil millones de dólares y no sabemos qué vamos a hacer, ni se preocupan por la defensa nacional, luego de la terrible experiencia de lo que acaba de ocurrir en Ucrania.
¿Por qué no hay una preocupación sobre esos temas?
Los riesgos existen desde que el hombre es hombre -por eso todos los países tienen sus sistemas de defensa, de seguridad, de inteligencia- pero Argentina cree que puede prescindir de esos instrumentos. Mucha dirigencia cree que Argentina va a tener suerte y yo estoy harto de creer que vamos a tener suerte y nos va para el demonio. Voy a prevenir que haya un riesgo más peligroso todavía, haciendo lo que tenemos que hacer. Hay que recomponer nuestro sistema de defensa, terminar con la indefensión. Hacer cosas importantes y el país va a volver a una situación de normalidad.
¿Qué es la normalidad?
La normalidad es un Estado que crece, que les da seguridad a sus habitantes, que está en condiciones de abatir la delincuencia, que está en condiciones de no sentir que ha perdido el control de una ciudad como Rosario, a manos del crimen organizado, esa sensación la tienen los argentinos. La Corte fue el otro día, con todos los jueces federales, a clamar por el orden público. ¿Qué más necesitamos escuchar?
¿Y por qué cree usted que no se escucha?
Por esos temores, de qué dirá este que nadie sabe qué rol cumple en la Constitución, qué dirá este otro, qué dirán las barras bravas del fútbol. Yo he escuchado a alguien que me ha dicho: usted sabe que las barras bravas son las terminales del narcotráfico de la política y son los grupos. ¡Pero lo único que falta es que al país lo van a gobernar las barras bravas! ¡Hemos perdido la cabeza! Ahora barras bravas que nos quieran dominar, sean de origen sindical, de fútbol o político, en mi visión se acabó, quiero que les quede claro que el que avisa no es traidor, porque lo más importante es persuadir y si uno logra persuadir uno evita percutir y creo que los importante es persuadir.
¿Percutir?
Es una expresión para decir que la guerra es una falla de la defensa, si uno gasta lo suficiente en Defensa no hay guerra porque el otro lo piensa tanto que no se atreve a hacerlo. En economía y en defensa, en seguridad y en salud, lo más barato es prevenir.
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