Tiene un modo muy especial de conducir su programa de televisión: conduce a cara de perro, sin poses, sin sobreactuaciones. Ese estilo esconde una costado de su personalidad que no suele mostrar, Ángel es afectuoso, considerado, leal y buen amigo de sus angelitas. Después de muchos años de liderar las mañanas de El Trece acaba de debutar con LAM en el horario central de América, a las 8 de la noche.
— Había mucha expectativa en la previa todos estos meses que no estuvimos en pantalla. Un programa que estuvo muy instalado desde que arrancó. Toda una construcción que fuimos haciendo con un equipo muy grande. Cumplimos con la expectativa y recién empezamos, bueno, falta, falta. Estamos recién mostrando las primeras garras.
— ¿Imaginabas que en el horario más caliente de la tele, podía haber un programa de chismes?
— Mira, me pasó de todo con este programa. Cosas impensadas, un día el canal nos mandó a las 9:30 de la mañana. Un día era de una hora y media. Otro día, de dos horas. Un día sacamos a El Zorro del aire. Fueron pasando cosas raras todo el tiempo. Es un programa donde la base es el chimento, el espectáculo, las figuras, pero que después se fue abriendo un montón. Nos cayeron los bolsos de López, después la pandemia, casos de actualidad que nos llevaron puestos. Fuimos probando muchas cosas y funcionaron.
— Temas políticos también.
— Temas políticos hicimos mucho. A mí me gusta mucho la entrevista y creo que me di casi todos los gustos en esta primera etapa de LAM y me los seguiré dando ahora.
— ¿Fuiste empoderando a tus angelitas? Crecieron profesionalmente al lado tuyo.
— Sí. Cuando me propusieron hacer el programa dije: tienen que ser todas mujeres. No fue, como muchos piensan, porque el conductor no quiere competencia. Yo me llevo bárbaro. Bárbaro. Me parece muy interesante el mundo femenino, que tiene 925.000 mundos dentro de cada una, y me gusta ver esas capas. Hasta acá van más de 75, las tengo contadas. Algunas vinieron por un día, otras vinieron meses. Cada una que fue elegida fue elegida por algo particular, por la personalidad. No tienen que ser todas escandalosas ni tienen que ser periodistas, ni tampoco polémicas. Está esa fantasía, que todas son polémicas.
— ¿Por qué conducís tan serio, a cara de perro?
— Porque es mi personalidad. Yo no tengo personaje, vos me conoces y soy serio. Siempre fui muy medido. Hasta que se me suelta la cadena y ahí se me va toda la mesura. Yo soy más o menos así, como me ven siempre en pantalla. Por eso la gente me cree, que es lo más importante para nosotros los periodistas, ¿no? La credibilidad. Arrancar por ahí. Después hay mucho trabajo para construir eso.
— Tu modo es muy tranquilo, casi displicente.
— Es muy mío. Y también soy así en la vida, cuando me enojo no ando gritando por los pasillos, cuando me peleo con alguien no me peleo a los gritos ni insulto a nadie. Es mi forma de ser.
— Trabajaste en muchísimos lugares y con un montón de gente. ¿Con quiénes no volverías a trabajar?
— Eh...
— Ah, ¿es una lista larga?
— No, no, estaba pensando. Nadie me la hizo parir. Nadie me hizo sufrir. La verdad es que tuve buenos compañeros. Los conflictos que tuve con compañeros fueron cuando terminaron esos programas y no en el transcurso.
— ¿Y con quiénes querrías seguir trabajando o volver a trabajar en el futuro?
— Me gustaría volver a trabajar con Tinelli porque la pasé genial. Estuve casi 20 años ahí. Crecimos juntos. Somos muchos de la misma generación. Con Daniel Hadad trabajé mucho tiempo en Canal 9 y acá en Infobae y la pasé genial. Con Moria es un placer trabajar. Con Pampita nos llevamos a las patadas pero los últimos años nos entendimos y la pasamos muy bien. Con los colegas trabajaría con todos, no tengo conflicto. A Mariana Fabbiani la adoro, volvería a trabajar.
— ¿Por qué te fuiste del Trece Ángel?
— Del Trece me fui por varios motivos. En principio por el descuido que tenía el programa. Era el programa que le ganaba a la competencia, el único del canal, las mañanas del Trece estaban muertas y en los últimos tiempos me parece que el programa no merecía un cambio de horario, falta de atención, de promoción. Yo siento que lo di todo y me parece que las condiciones no estaban dadas para seguir. Y me fui en los mejores términos y lo hablé con Suar, y lo hablé con Codevilla en ese momento y...
— ¿Tenés bronca?
— Sí, hay cosas que me enojaron. Pero porque se portaron mal, fue el canal como grupo una vez que terminó el programa.
— ¿Qué fue lo peor?
— Tratar de cortarte las posibilidades de trabajar en otro lado.
— ¿En otro canal de aire?
- Es muy común, es parte de la competencia. Pero siento que como persona, como periodista, como empleado, no me lo merecía. Porque yo di todo para el canal. Mira, cuando anunciamos el fin de LAM todos los canales nos llamaron para trabajar.
“LOS PERIODISTAS DEL ESPECTÁCULO NOS ODIAMOS TODOS”
— ¿Son una cofradía los periodistas del espectáculo? ¿Trabajan corporativamente?
— No, nos odiamos todos.
— ¿Se odian?
— Como en todos los rubros. Hay competencia. Hay amistades, después hay amistades que se rompen y temporalmente algunos se vuelven enemigos. Pero yo no tengo conflicto personal con nadie. Me cae mejor uno, me cae peor el otro.
“CUANDO ME TRAICIONAN CIERRO LA PUERTA”
— ¿Qué es lo que no perdonás?
— La traición. Perdonar por ahí es una palabra fuerte, pero cuando me traicionan ya está, cierro la puerta.
— ¿Estás ahora hablando de una colega, de una empresa, en todos los sentidos?
— En todos los sentidos porque yo soy muy leal con mis amigos, con mis empleadores, con mis compañeros, y cuando siento que me traicionan, no hago una guerra ni nada, se me cae esa persona, se me cae lo que yo pensaba de esa persona y se cortó la confianza.
— ¿Y te corrés?
— Y me corro. Y no confío más.
— Se te ve cierta frialdad para tomar decisiones. ¿Sos tan frío? ¿Racional?
— Racional me gusta más que frío. Pero sí, sí, sí, pienso las cosas, aunque algunas me salen espontáneamente.
— ¿Sabés que a algunos personajes públicos al ser amigos tuyos no los quieren tus competidores?
— Pasa también. Pasa el Boca-River y esas cuestiones raras, yo no odio a los amigos de mis enemigos por decirlo de alguna manera.
— ¿Hay “bandos” en el periodismo del espectáculo?
— Sí, sí, vos trabajas en tal lado, vos sos amigo de tal. Yo trabajé en todos los canales y todos los equipos, siempre algún amigo me quedó en algún programa. A mí me pasaba mucho con el Bailando, me decían “vos trabajas con Tinelli, todo lo que ves de Tinelli te parece maravilloso”. Y no, yo siempre fui muy crítico, si ven archivos hay críticas al programa, a Marcelo, y hasta en el aire entramos en conflicto.
— ¿Qué es lo que no contarías nunca en tu programa?
— Los temas de salud jamás. Jamás. Me acuerdo de Jorge Guinzburg, al que todos queríamos mucho. O de Juan Castro, lo cuidaron menos. En esos temas yo no me meto. Obviamente los embarazos espero que la señorita o señora me confirme si se puede decir o no. Espero siempre los tres meses. Me he comido un montón de primicias esperando pero me quedo tranquilo.
— Respeto a la vida más privadísima, ¿no?
— La farándula, el mundo del espectáculo, las figuras van por dos caminos, hay todo un zoológico de gente que juega a esto y que le encanta aunque diga que no, aunque se peleen con el cronista que los va a buscar a la puerta de la radio, aunque insulten en sus programas o en sus redes, A los que les gusta la fama. Y hay un 80% de la gente del mundo del espectáculo que no entra. Hay un montón de actores a los que nunca les vas a preguntar por su vida privada primero porque son más interesantes por su trabajo. Vos podés hacerle una entrevista a Pinti, a Gasalla, a Darín, a Oscar Martínez, Mercedes Morán, Verónica Llinás, y podes hablar una hora de su trabajo y no necesitas meterte en sí se peleó con tal, sí se acostó con el otro. Me parece que se puede trabajar con esos dos zoológicos de distintas maneras.
— Cuando tuve cáncer de mama me escribiste, no fue para saber algo de mi y contarlo, sino para saber cómo estaba, para ayudar y acompañar. No es lo habitual, otros querían contar, tuve guardias con fotos horribles y uno no quiere fotos cuando está recibiendo quimioterapia.
— Me entero de situaciones de salud y le escribo a la persona a veces sin conocerla, en este caso obviamente te veía, te conocía del canal, no teníamos una relación por ahí tan cercana, pero dije “le voy a escribir. Me enteré y le voy a escribir.” Me pasa naturalmente con gente que por ahí sigo, que veo en la tele o escucho en la radio y se genera una empatía. Ahí voy más como público que como colega porque si fuera como colega te pregunto che, ¿puedo contar esto? Necesito tal dato. Pero no, esas cosas me gustan y me surgen y no las cuento y me las olvido.
— ¿Te pasa entonces que elegís no contar cosas y las cuenta otro?
— Sí, todos los días. Romances es lo que más pasa. O quizás alguna pelea que te enteras y digo no, no la cuento.
— ¿Romances prohibidos?
— Romances prohibidos hay millones que quedan en el olvido. Hay muchos que no trascienden. La mayoría no trascienden. Conocemos historias que nunca se contaron o que se cuentan en los asados, en las reuniones, y ahí quedan.
— ¿Por qué crees que prendió el Wandagate? ¿Crees que va a seguir, que esta historia recién empieza?
— Wanda es una chica interesante y que maneja muy bien su marca. Hay poca gente que maneja bien su vida personal para avanzar en el medio, ser estrella, ser figura.
— Construirse.
— Construirse una imagen pública que genera tensión. La número uno de esto es Susana, lejos. Detrás de eso hay, que es lo que no hay ahora quizás, toneladas de trabajo, porque Susana es una mujer que trabajó mucho en su vida. Manejó muy bien su marketing, supo ubicarse en el lugar de estrella total y número uno, merecido. Y después vienen Pampita y Wanda.
— Entonces ¿Wanda va por más?
— Sí, Wanda va por todo siempre. La conocí en su inicio entonces sé que va a ir por todo. Wanda era una chica mediática más del montón y en un segundo se destacó. Estaba en un Bailando, conoció a un jugador, se fue a vivir a Italia, hizo toda su vida, se separó, lo hizo mediático mejor que nadie porque la historia de Maxi López la conocemos por ella y por su abogada que también es bastante mediática, después vino la novela Icardi, vino la novela China y vendrá otra dentro de dos años, cuando necesite ella. Wanda cada tanto da un zarpazo mediático.
— ¿Por qué nombraste a Pampita?
— Porque también manejó muy bien su marketing. Ella tiene un carisma especial, gusta a las mujeres como Wanda. Y Pampita se destacó y supo construir su lugar de figura sin tanto trabajo. Ahora me debe estar odiando. Susana, Moria, Carmen, las de esa generación hacían tele, teatro, cine, casi no dormían trabajando en su época más fuerte. Hoy sos famoso más fácilmente con las redes sociales.
—Todo lo que pasa después de la muerte de Ricardo Fort sigue llamando la atención. Sus hijos, su herencia, los cuidadores de los chicos.
— Sí, son esos casos que pasan una vez en un millón, que surgen cada tanto y él era muy atractivo. Tenía muchas contradicciones. El sufrió mucho con su sexualidad, con el rechazo de su familia, con fingir una vida que no tenía. Después pudo cortar con eso y hacer su vida como quería, y cuando estaba empezando a ser consagrado por los medios y por la gente se enfermó y pasó lo que pasó.
— En Twitter te definís políticamente, opinás.
— Sí, no tengo problema en opinar porque lo hago libremente, sin ningún sponsor detrás. Es lo que pienso, a alguna gente le gustará, a otra no, pero no me importa porque lo hago honestamente.
— ¿Cómo haces para mantener siempre un clima divertido en LAM?
— Es que todo lo que pasa es cierto. Yo esto lo tengo de la escuela de Showmatch, lo que pasaba era cierto. No había nada prefabricado. Me ha pasado un montón de veces estar dando devoluciones y que alguien enloquezca y me diga de todo y tener que reaccionar en vivo a un insulto. Una vez un participante nos tiró un botellazo. pasaban cosas fuertes. Me parece que lo más genuino es que lo que pase sea real también en LAM. Cuando discuten, discuten de verdad.
— ¿Te celan las angelitas?
— Sí. Porque soy el que distribuyo. Pero trato de ser equitativo, hay días que habla más una, hay días que habla más la otra. Vamos 1.500 programas, ya tuvieron tiempo de hablar todas. Sobre todo las dos sobrevivientes.
— Yanina Latorre y Andrea Taboada.
— Son las que están desde el día uno. Tanto a Mariana como a Cinthia Fernández se les complicaba por el horario de sus hijos. No podían ver a sus hijos y volver a las 11 de la noche. Mi idea era que estén las originales y agregar alguna más. Tuvimos que traer a la doctora Rosenfeld y a Nazarena Vélez que también me parece súper angelita.
— Ese filón de tener a la abogada de los famosos…
— Y sí. Muchas veces vamos a hablar de sus clientes también. Pampita, Jelinek, Wanda, Salazar. No siempre va a escuchar cosas que le gusten de sus clientes, entonces me parece que ahí va a haber cruces.
— ¿Vas contando de a poquito lo que sabés?
— Voy trabajando los temas, sí, de a poco. Los voy novelando en capítulos y cuando veo que el tema no rinde lo suelto. Y es así el mundo del espectáculo en general y el de las noticias también.
— Llevaste a Dalma Maradona de invitada anoche.
— Yo le tengo mucho cariño, nos conocimos hace mucho tiempo y pegamos onda. Me da mucha ternura como ama a su padre y como lo defiende públicamente. Gianina es más aguerrida, más de ir al choque. Dalma como hija mayor sufrió otras cosas. Tiene una historia muy interesante. Desde el día uno la estoy invitando a que sea angelita, no de este año. Desde que empezamos LAM. Y ello no se anima al rol de panelista porque dice que no tiene qué contar o de qué opinar. Le dije “te pasó de todo en la vida, tenés la mayor expertise mediática aunque no hayas querido”. Todavía no se animó.
— ¿Qué te gusta hacer cuando no estás trabajando?
— A mí me gusta estar con mi familia, me gusta estar con mis amigos, me gusta estar mucho en mi casa, me encanta porque estoy todo el día afuera.
— ¿Con el teléfono y tomando mate?
— Con el teléfono estoy todo el día. Te miento si te digo que no. Mate me encanta, a toda hora. Tele a toda hora, o radio. Una de las dos está prendida. El silencio es para dormir. Me levanto viendo tele o radio y me acuesto viendo tele o radio. Series o tele, las noticias.
— O sea, nada.
— Haciendo nada. ¿Y qué hace la gente en su casa? No hace nada.
— ¿Cocinar?
— No, olvidate. Cocina no. Pero si a mi casa vienen todos mis amigos todo el tiempo, viene mi familia también.
— ¿Amigos de dónde?
— Tengo muchos. La mayoría de mis amigos-amigos no son del medio.
— ¿Cómo lograste que no se hable de tu vida en los medios? Cerraste la puerta de una manera ejemplar.
— Es que no la cerré, no la abrí nunca directamente. No es algo pensado ni pautado ni acordado con nadie. Tiene que ver con mi carácter, los que me conocen de chico, mi familia y mis amigos, saben que siempre fui reservado, no fui extrovertido ni de andar contando cosas. ¿Para qué?
— Nada es nada
— Me parece que no suma nada, a mí por lo menos. A otra gente le gusta, lo disfruta. Creo que cuando tenemos un grado de exposición alta los que más sufren siempre son nuestros familiares.
— ¿Hay un pedido de protección de los que te rodean?
— No, cero, no hay ni pedido ni acuerdo ni nada. Han hablado y yo he dejado que hablen porque no me voy a ofender ni me voy a hacer la mosquita muerta y decir no, uy, cómo hablan de mi vida privada. Es parte del juego.
— ¿Siempre fuiste tan seguro de vos mismo Ángel Alberto De Brito?
— María Laura. Sí, siempre fui seguro. Tuve claro de chico lo que quería hacer. La primera vez que fui a un estudio de televisión no me asustó la cámara. La primera vez que me tocó trabajar en la radio y hablar en el micrófono, no tartamudeé. Siempre supe que quería estudiar periodismo, fui, terminé la secundaria y estudié periodismo. Nunca supe qué destino me esperaba ni en qué rubro iba a terminar o que iba a trabajar en televisión.
— ¿Te estás apendejando con la ropa?
— ¿Vos decís? Bueno, es mi ropa en realidad. Nos volvemos viejos y nos apendejamos.
— Claro (risas). Empezaste a usar remeritas, zapatillas. Antes eras más formal.
— Viste que hay cosas que tenés que pactar con la tele. Tinelli no quería que usemos zapatillas en el jurado. Se ponía loco cuando nos veía en zapatillas.
— Porque es más grande que vos.
— Y él se hacía el pendejo y andaba en zapatillas y remera.
— ¿Y ustedes no?
— Claro, y nosotros no. En los noticieros tampoco te podías antes vestir de cualquier manera. Había un código. Y cuando empecé LAM se dio un poco lo del formalismo, hice un mix entre la imagen formal mía como vos decís de cara de piedra y la distensión. Y funcionó. Después voy por la bermuda y…(risas) A mí me parece que la libertad es lo más genuino. Cuando trabajé con Canosa nos vistieron a todos de negro, parecíamos una funeraria.
— ¿Sos el mejor jefe entonces? Libertad total?
— Eso lo tienen que decir los otros. Pero sí, a mí me gusta trabajar en libertad. Qué mejor. Ya hay bastantes presiones, opiniones, pedidos de afuera. Para qué en el grupo armar más quilombos de los que ya vienen solos.
— Dejaste todo, la radio, el jurado, ¿Tinelli?
— Dejé la radio. Dejé el jurado. Me han llamado por suerte en el verano para trabajar mucho en otros jurados y no hice nada durante dos meses y medio. Y acá estamos en este nuevo año solo para LAM.
“EL ENCIERRO NOS ARRUINÓ LA CABEZA A TODOS”
— ¿La pandemia cambió tus prioridades entonces?
— La pandemia sí, creo que nos golpeó a todos la cabeza. Fue muy duro el encierro. Me parece que el encierro nos arruinó la cabeza a todos. Y después la decepción. Eso fue tremendo. La decepción de las autoridades, hablo del gobierno puntualmente.
— ¿Estás hablando de la fiesta de Olivos, del vacunatorio VIP?
— Sí, todo. Fueron mazazos. Todos los argentinos apoyamos al gobierno en el cuidado en pandemia. Estábamos encerrados como si estuviéramos en la guerra prácticamente. Y nos decepcionó ver que se nos estaban riendo en la cara.
— ¿Algo te impactó más?
— El vacunatorio me impactó más que quizás la fiesta de Olivos que no me sorprendió. Entiendo la indignación, pero robar vacunas en un momento donde no había… Murió un montón de gente, muchos perdieron familiares, amigos, parejas, hijos, padres. Eso sí me parece que es imperdonable para todos los que estuvieron involucrados.
“CADA VACUNA QUE SE ROBARON ERA PARA UN MUERTO DE LOS QUE TUVIMOS”
— ¿Más fuerte aún que que el gobierno decidiera no comprar la vacuna Pfizer y que se demorara la llegada de las vacunación?
— Yo creo que fue más fuerte. Porque cada vacuna que se robaron era para un muerto de los que tuvimos. La gente se salvó con las vacunas de morir. Cada vez hay menos muertes porque estamos todos prácticamente vacunados. La politización de la vacuna fue para mí también reprobable, esto de que si te vacunaste afuera del país sos un traidor a la patria, si te dabas la Pfizer eras una porquería, pero lo entiendo en la lógica de la grieta que armaron todos estos años. Pero lo de robar vacunas es inaudito. Y en esas cantidades y de esa forma y tan impunemente, y que el ministro se vaya a tomar una cerveza a Madrid como si nada. Estamos bastante acostumbrados a la impunidad.
— ¿Los argentinos son muy mansos?
— Siempre lo pienso, no sé qué nos pasa que aceptamos tantas cosas. En otros países reaccionan por cosas mínimas, inclusive a veces de manera exagerada o muy violenta, y acá soportamos, soportamos, soportamos hasta que un día explota todo por el aire en el momento menos pensado. Somos jóvenes y nos tocó vivirlo varias veces. Y creo que nos va a seguir tocando.
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