A Dario Barassi lo definen estar casado con Luly, su amor de toda la vida, y el nacimiento de Emilia, su hijita de dos años. Su mundo más privado es su sostén y su razón de vivir. Es actor, abogado y conductor de televisión. En 2021 se consagró al frente de “100 argentinos dicen”, es un fenómeno en rating y logró que uno de los principales canales de aire subiera su audiencia.
— No te la creas. ¿O sí?
— Esperá que estoy nervioso, el arranque fue muy arriba. No, no sé si es tanto. Un conductor consagrado… llevo un año conduciendo. Fue un gran salto. Innegable.
— Estás entre los nuevos conductores que lideran
— A mí, humildad me falta un montón, me lo decís y me quiero sentar más derecho. Me pareció mucho pero sí, me tiene sorprendido para bien lo que está pasando con el personaje Barassi conductor, con el público, me doy cuenta en la calle, me doy cuenta en el número. Momentáneamente estoy haciendo una ficción, no puedo hacer el programa y tengo reemplazos y siento la demanda del público, del canal, de la productora. Estamos haciendo bien las cosas, me hago cargo. Pero es un año. Oficio no tengo. Para demostrar todavía tengo mucho. Es un formato angelado para mí, hubo un match perfecto. No sé si el logro es 100% mío. Vamos de a poco.
— En tu generación hay dos nuevos animadores líderes: Jey Mammón y vos.
— No, no, no. Yo arriba (risas). Cuando venga Jey, Jey arriba, pero ahora que estoy yo nombrame a mí primero para quedar bien.
— Darío Tadeo Pacheco Barassi. ¿Por qué tu nombre artístico es Dario Barassi y no es Darío Pacheco?
— Porque en el momento que empecé a trabajar en tele como notero de un magazine con Leo Montero y Vero Lozano, mi hermano y yo habíamos armado un estudio jurídico: Pacheco Barassi y Asociados. El pedido de mi hermano fue que siguiéramos trabajando juntos y que yo no usara el apellido que nos identificaba de manera pública. Me anoté como Darío Barassi sin pensar que se iba a instalar Barassi. Fue por eso, mi familia negando esta carrera que arrancaba (risas). Mi familia Pacheco son todos sanjuaninos odiados de que nunca usé el apellido diciéndo “¿por qué nos negas?”. Me encantan los dos apellidos, siempre fui Pacheco Barassi.
SI ME HABLÁS MAL ME CONVIERTO EN UN SER DESPRECIABLE
— ¿Estás siempre de buen humor?
— Soy un tipo empático. Por lo general tengo buen humor. Y soy bastante conciliador, no me gusta la confrontación. Pretendo evitarla cada vez que pueda. Ahora, hay determinados temas que me desquician. Y salto mal. Los malos modos me desquician. Me hablás mal y me descompone, y se me desfigura la cara. Toda esa cosa de gordo congelado simpático queda totalmente de lado y me convierto en un ser despreciable. De vez en cuando sí, pasa, soy humano digamos.
— ¿Hay gente que no te cae bien y no sabés por qué como nos pasa a todos entonces?
— Barassi es una versión exacerbada de lo que es Darío en la vida. Fue todo un proceso de construcción de ese personaje y separarlo de quién soy. Imagínate que si yo con mi mujer, con mis amigos, con la chica que trabaja en mi casa estoy todo el día arriba es una insostenible, soy insoportable. Como cualquier ser humano tengo cuestiones de piel. Si con alguien no tengo química, lo voy a remar, no voy a ser confrontativo. Pretendo excluirlo de mi círculo. Soy sincero, para nada careta. Soy recontra frontal. Entendí que la vida está buena para pasarla bien, estar cómodo. Soy muy defensor de la plenitud y todo lo que vaya en contra de estar pleno me ocupo de excluirlo.
— Sos abogado, ¿para qué te sirve hoy ser abogado?
— Soy de una familia que priorizó siempre la educación, para mí tener un título universitario siempre está bueno. Me da un bagaje cultural distinto al de una persona que no cursó la carrera.
— Conozco los Códigos Penal y Comercial.
— Sí, es un laburo donde hay contratos permanentemente. Si bien tengo un abogado que es mi mano derecha y que me acompaña en todo, a la hora de tener un contrato lo leo.
SE ME CAÍA EL PELO, ME TITILABA UN OJO, ESTABA NERVIOSO
— ¿Tenés abogado propio?¿Qué más tenés?
— Si. Tengo representante, Javi. Tengo contadora, Tere. Tengo a mi abogado, Gato. Y mi mujer (risas). Ese es mi equipo. Y la gorda, la enana, mi hija. Ese es el equipo con el que voy a correr todas. El año pasado fue un año bisagra en mi carrera y me di cuenta que el tiempo que usaba en leer un contrato no iba a buscar a mi hija al colegio. Entonces entendí que estaba bueno tercerizar un poco. Soy muy de querer controlar todo y no, no estaba pudiendo. Se me caía el pelo, se me salía un ojo, estaba nervioso.
— ¿Se me salía un ojo? (risas)
— Sí, me titila un ojo. Cuando me pongo nervioso hay uno que empieza tac, tac, tac.
—¿Hay un Barassi comediante y otro influencer?
— Es un universo en el cual funciono muy bien, hay un código que me representa y me es cómodo, pero tampoco soy un gran editor, soy un gran generador de contenidos. No me definiría como un instagramer. No lo soy. Apelo a lo mismo que en la tele, el ingenio en el momento.
— ¿Lo que posteás lo grabás vos?
— Cinco minutos, pongo el celular, pongo rec, vomito todo lo que me pasa, es medio terapéutico y lo subo. Le pongo un filtro para salir más bronceado. Hago una cosa medio borrosa en la papada, no mucho.
EL AUTO Y EL BAÑO PARA MÍ SON TEMPLOS
—Cuando te conocí, pasabas mucho tiempo en el baño grabando historias para Instagram. Ahora, grabas fuera del baño. Hablemoslo.
— (Risas) Me acuerdo tu cara en esa nota diciendo a quién estoy entrevistando, quién es este ser humano.
— En el baño.
— En el baño. Ay, qué vergüenza. Me da vergüenza. Pero bueno, superado, acá estamos de vuelta juntos (risas). Yo tengo un problema con la intimidad, mi personaje es muy público, entonces yo valoro radicalmente los momentos en los cuales estoy sólo. ¿Dónde estoy solo? En el auto y en el baño. Son para mí templos. Genero contenido, lloro, pongo música y me obligo a llorar, repaso cosas en mi cabeza.
— ¿Para qué lloras?
— Lo hablé en terapia. Es compensatorio. Necesito compensar la adrenalina de estar al palo. Me subo al auto, me voy manejando desde el canal y bueno, si cae una lágrima cae. Bajo el vidrio, me meto una película en mi cabeza, agradezco un premio. Necesito terapia (risas).
SOY ANSIOSO, SOY ACELERADO, SOY EJECUTIVO
— ¿Siempre hablás muy rápido?
— Sí, soy un poco acelerado. Soy ansioso, soy acelerado, soy ejecutivo, soy resolutivo. La calma y la paciencia no radican en mi genética para nada.
—Compartiste en Instagram episodios con animales que se meten en tu casa. Tuvimos los sapos, tuvimos los carpinchos.
— Tuvimos todo. Está más resuelto mi vínculo con el carpincho animal, ya es más amigable. Conexión. Y Emilia se anima a tocarlo. Y sapos ahora. Transitando este universo, no entiendo por qué hay sapos en mi inodoro. Salen, me enfrentan a las dos de la mañana. Yo necesitando dormir porque el otro día grabo a las 7 A.M.
— ¿Te asusta o te da asco?
— No, no es asco. Me desafía. Lo miro y le hablo: ‘qué querés’. Empecé a buscar qué significa que aparezcan sapos en tu casa. Yo amo estar en el baño, de verdad te lo digo. Pongo llave. O sea, me quedo encerrado.
— ¿Cuánto tiempo pasás en el baño?
— No sé. Por ahí subimos a acostarnos a las 11:30, yo hasta la 1 me puedo quedar en el baño. Sentado, parado, voy, vengo, hablo.
— Hablo con el sapo.
— Sí, charlo con el sapo. Resuelvo. Le escribo al plomero que me contesta ‘no es hora’.
— Pueden aparecer lagartijas un día de estos.
— No entremos ahí porque no puedo vivir. Hay un solo baño de la casa donde todavía no apareció ninguno y voy a ese momentáneamente. Va a aparecer ahí también. Mañana vienen el plomero y el albañil. No se fumiga. Ya intenté 700 canjes de fumigadores " Te hago 70 posteos hermano pero sacame los sapos”. Me dicen que no es un animal fumigable. Hay una lógica: se pueden fumigar insectos entonces si pierde su fuente de alimento por ahí el sapo se va.
CONVIVO CON DEMASIADA COMODIDAD CON LA INCOMODIDAD DE SER GORDO
— En el programa de TV y en tus posteos hablás de tu cuerpo. ¿Por qué?
— Sí, sí. Es lo que tengo más a mano para el humor. Es mi herramienta más directa. Hago humor con mi gordura. Siempre fui gordo, nací con 6,100 kilos, o sea que convivo con demasiada comodidad con la incomodidad de ser gordo. Que bien la frase que dije ¿no?
— No la podría repetir.
— Me sentí brillante (risas).
— Sí, está bueno. ¿De título, querés?
— Me aburre que el título sea de gordura.
— Dije que hablás de tu cuerpo, no de la gordura. Solito fuiste al tema.
— Solo. Hablo de las dos, es que tengo un cuerpo gordo, es un solo tema. Es mono tema. Es un tema que me agota, que no lo puedo controlar. Es la batalla que perdí o que momentáneamente perdí y me enoja.
— ¿Hay una batalla? Parece que lo vivís con alegría.
— Sí, hay una batalla. Es que no me es un limitante. Trabajo de lo que quiero, me case con la mujer que quise, vivo donde quiero, soy el padre que quiero, soy el amigo que quiero con este cuerpo, no me limita. Pero me condiciona un poco cuando estoy tirando a Emilia para arriba y la gorda me dice vamos al escondite de Elsa y estoy disfrazado con un disfraz que me queda apretado y me tengo que meter debajo de una mesa en la que no entro, me enoja.
— ¿Sufriste un episodio de discriminación en el laburo por ejemplo?
— No. Cuando alguien me quiere criticar o bardear o ponderar es “qué gordo copado” o “qué gordo boludo”. Eso es una realidad. Pero no me impacta en lo más mínimo. No tuve por suerte el bullying típico, no me pasó en el colegio. De chico me reí de eso. Soy habilidoso con el cuerpo que tengo, también es una realidad. Jugaba bien a algunos deportes. No me fue un limitante por suerte.
— Pertenecés a un club, como todos pertenecemos a alguno.
— Sí, pero estoy a punto de matarte con un botonazo María Laura y no quiero que mueras.
— (Risas) ¿Está muy apretado tu saco?
— Y eso que estoy metiendo panza. ¿Cuánto dura la nota? (Risas) No sé hasta cuándo voy a poder respirar corto.
— Te reís de todo, te reís hasta de tu papá muerto. “Le mando un saludo a mi papá muerto”. ¿Cómo llegamos a eso?
— Hice lo que pude. Todos, mis hermanos, mi vieja, hicimos lo que pudimos. Justo tocás dos temas que yo expongo bastante pero con los que conviví de muy pendejo. Mi viejo se murió cuando yo tenía 5 años, la vida de esos tres pibes y de esa madre está marcada desde muy temprano por este hecho trágico.
— ¿Todos se ríen de eso? ¿Tus hermanos también?
— Sí, sí. Con el del medio, Fernando, nos reímos todo el tiempo del tema. El más grande es un poco más serio. Mi vieja dice: “Si tu padre viera esto se caería muerto”. Y le digo no mamá, ya pasó eso. Mi vieja se volvió a casar y ese segundo marido también murió entonces: “Me estás sirviendo el chiste en bandeja, mamá”. Es un código de humor que ya está permitido, sí. Creo que a mi vieja le puede molestar un poco pero tiene bastante humor.
— ¿No te dice nada?
— No, no, me puede retar: “Darío Tadeo no hagas esos chistes”. “Bueno mamá”. No más que eso.
— Tu hermano que también se llama Tadeo. ¿Por San Judas Tadeo?
— Los tres somos Tadeo. Por San Judas Tadeo, promesa de mi madre que si nacíamos sanos, lindos, inteligentes nos ponía Tadeo. Pobre vieja. Está grande.
— ¿Cómo que está grande? No le va a gustar cuando lo vea. Pensalo.
— Qué joven es mi madre. Edita la otra parte (risas).
— ¿Por qué les contestaste a los que decían que te tomaste muchas vacaciones? ¿Hay que contestar todo lo que se dice de uno?
— No, sentí la necesidad de contestar, me pareció un poco injusto. Me tomé dos semanas de vacaciones y volví. Lo que pasa es que también empecé en paralelo con una ficción que estoy grabando en otro lugar. ¿Por qué contesté? Es raro, yo nunca me engancho. Es rarísimo. A mí me podes bardear y no reacciono, pero acá era “descuidás el programa, este pibe que hizo un año de programa y ahora se va de vacaciones dos meses”. Y me parecía injusto. No lo hago nunca. Nunca contestaría. A mí se me critica muchísimo porque soy muy neutral y nunca manifiesto opiniones respecto de temas polémicos. O porque le pongo anteojos a mi hija. Porque soy muy cursi en el vínculo con mi mujer. Porque ahora parezco que soy un holgazán que no labura. Todas esas. No entro en ninguna, bueno, en esta del laburo entré. Esta me hirió.
— ¿Vago te decían?
— Claro. Y si hay algo que no soy… hoy arranqué a las 6.15 de la mañana y voy a terminar a las 10 de la noche laburando. O sea, trabajo un montón. Dije che, pará hermano, basta de bardearme porque no soy ningún vago.
YO SOY UN TIPO PLANTADO. ES DIFÍCIL LLEVARME PUESTO
— ¿Tuviste que ver con la elección de los reemplazantes del programa?
— Mi propuesta fue: ¿hay posibilidades de parar dos meses así yo hago el otro laburo que tenía pre acordado y después vuelvo? Tuve reuniones con el canal, con la productora, me contaron su visión, la entendí, sé que hicieron un casting, sugerí un par de nombres, algunos de los que sugerí quedaron, otros que sugerí no quedaron.
— ¿A Fede Bal lo sugeriste?
— Divino Fede, está muy bien en el programa…No voy a decir a quién sugerí y a quién no pero... (Risas). Estoy contentísimo con lo que están haciendo. No siento para nada que me estén cuidando el programa. Se los dije a cada uno por WhatsApp: “Aprovechá tu oportunidad, mostraste un rato conduciendo un programa que está buenísimo, divertite, que sea pantalla para vos, ahora es tuyo esta semana”.
— Además de dar clases como influencer tenés que dar clases de autoestima, tenés la autoestima muy bien puesta, ¿no?
— Sí, sí. Construcción. Construcción total. No siempre he sido tan seguro. Un poco sí pero me fui terminando de armar. Yo soy un tipo plantado. Es difícil llevarme puesto. No confronto pero tampoco soy un tipo fácil de correr. Tengo muy claro qué quiero, quién soy, hacia dónde voy. Es difícil que yo me pierda en ese planteo. Lo tengo armado, construido.
ESTOY ENAMORADO DESDE EL DÍA UNO
— ¿Y tu mujer al ser psicóloga ayudó a eso?
— Creo que el único espacio donde no es psicóloga es en nuestra casa y lo agradezco un montón porque como paciente soy complejo. Mi mujer básicamente es inteligente, es sabia, creo que los psicólogos en general son inteligentes. Es una gran compañera. Es un público sumamente exigente. Es un cable a tierra permanente. Cuando todo el mundo dice A ella dice Z y a mí eso me viene bárbaro porque es lo que necesito escuchar. “Genio, genio, genio”, llego a mi casa y me baja a tierra y lo agradezco un montón. Es fundamental. Porque si bien estoy plantado, esta cosa del ego y del aplauso y qué gordo crack, por momentos puedo trastabillar un poco. Crecimos juntos, la conozco desde que tenemos 13 años. Nos vinimos a estudiar a Buenos Aires a los 18 y me puse de novio a los 21, 22, no sé.
— Hubo un break en el medio, ¿no?
— Hubo un break. Acá te pones picante, ¿es un programa de chimentos esto? Ella estaba de novia con un sanjuanino abogado que hacía teatro off. Fachero yo. Y de repente pasó que empecé en la tele, me convertí en un notero y me mandaban a todos los eventos y hacía personajes en el piso. Y empezó la construcción de Barassi. Fuimos a un evento, yo sentía que había estado maravilloso, que había conquistado la industria y ella me miró y me dijo “no te reconocí durante toda la noche”, o sea “no sos el pibe con el que yo estoy de novia”. Hicimos terapia de pareja siendo dos pendejos como para acomodarlo porque ganas de estar juntos sobraban, pero yo tenía muy claro que era por acá a pesar de su mirada y ella calculo que en su momento tenía muy claro que no podía de un momento a otro switchear que mi vida iba a ser otra y adaptarse. Pasó casi un año y después nos reencontramos y lo hablamos.
— ¿Cortaron?
— Sí, sí, fue un corte trágico. Me acuerdo que después de una sesión salimos y fue “no es el momento”. Por ahí somos la pareja, pero no es el momento. Yo también tenía que terminar de entender qué me pasaba porque en ese momento lo sufría un poco. Que me llamen a las tres de la mañana para ir a cubrir a una que había ganado Gran hermano cuando al otro día tenía que ir a Tribunales a las 7 AM. Era compleja para mí también la vida. Estaba un poco desorientado. Pero sabía que lo tenía que hacer, estaba convencido.
— ¿Y el reencuentro cómo fue?
— Divino, en un balcón en mi departamento. No, no es que nos encontramos en el balcón. Fuimos a comer…Yo aprendí a manejar muy de grande, a los 30. En San Juan las distancias son muy cortas. Me compré un auto y ella me vio por la calle manejando y me mandó un mensaje.
— Ah, ella te escribió.
— Ella me escribió. Era un tema entre los dos porque nos gustaba viajar y siempre tenía que manejar ella. “Te acabo de ver manejando, ¿puede ser?” Una cosa así. Le dije que “sí, te quiero mostrar, no sabes cómo estoy manejando, aparte manejo bárbaro”. Manejo pésimo. Pésimo. De verdad, soy un desastre. Estoy enamorado desde el día uno.
— Seguías enamorado.
— Toda la vida. Desde que la conozco. La mujer de mi vida es desde que la conozco. ¿Por qué le costó tanto darse cuenta? Le costó más a ella. Para mí era una obviedad. Fuimos a comer. Química intacta. Volvimos a casa, le mostré mi departamento sólo, yo estaba orgulloso con mi departamento y los muebles y una pared roja que había que me encantaba. Un gusto finísimo toda la vida (risas). Y me acuerdo de esa charla en el balcón y que le dije “mirá, este año salvo por tu ausencia todo fue conquista, todo fue logro. Tengo clarísimo quién quiero ser. Tengo clarísimo hacia dónde voy. Feliz de que seas vos la persona para acompañarme en ese camino. Toda la vida. Pero yo voy por acá”.
SOY MUY AMBICIOSO. VOY POR TODO
— ¿Eso fue en el balcón?
— Eso fue en el balcón. “No puedo pensar que seas un obstáculo para eso. Sii lo vas a ser entonces no tenemos que estar juntos, porque mi vida es acá”. Creo que se quedó en casa esa noche, lo pensó y estaba para acompañarme y predispuesta. Era una obviedad que teníamos que estar. Ella dijo “voy a intentarlo’'. Pero yo sabía. Soy muy ambicioso, ni loco estoy en mi techo. Yo voy por todo. Ahora con ficción para algo de Latinoamérica, España, para donde sea.
— ¿Para vos era ella desde siempre y para siempre?
— Sí, sí. No tengo dudas. Hoy por hoy no tengo dudas al respecto, confío plenamente. Aparte ya está, formé una familia. Es una gran compañera, la amo. Me gusta. Me vio desnudo y sigue acá.
— (Risas). La mimás mucho públicamente y dejás claro lo importante que es tu mujer para vos.
— Sí, sí. Es que lo es. Me gusta que se sepa que Barassi es quien es un poco porque está ella al lado, agradecimiento.
— ¿Qué es lo que no pondrías nunca en redes?
— Ahora los ojos de mi hija, para mí son su intimidad y trato de preservarla al máximo. La muestro un montón con esos anteojos. Necesito mostrarle al mundo que es una pendeja brillante. Con 2 años habla, canta, me desafía, me plantea, es hermosa. Es lo mejor que hice en el mundo. Pero me dice “por qué me piden fotos, por qué todo el mundo sabe mi nombre”. Me hace esas preguntas. Entonces, hasta que no termine de entender claramente dónde estamos parados y saber si ella está ok con eso, prefiero así. Hay algo de la intimidad y de la verdad de mi vida que obviamente no pongo en redes. Necesito creer eso.
— Te vi en calzoncillos (risas).
— Sí, pero eso a mí no me expone, todo lo que es físico y vinculado con el humor. La intimidad de mi familia yo no la muestro en redes, lo que me permita tener esos momentos de verdad 100%. Cuando lo pones en redes es un poco de verdad pero la versión más Barassi. Tengo un laburo hecho en terapia de separar Barassi de Darío ...
— Hablás de vos en tercera persona.
— Hablo en tercera persona. Me gusta creer que es un personaje. Me ordena. Estoy elongando la pierna porque me empezó a tirar, espero que no te moleste.
SOY DRAMÁTICO
— Tuviste un pequeño problema en un pie, me dijeron. Lo vivís muy mal?
— Estoy a dos de terminar en una guardia para que me amputen la pierna si hace falta, por una ampollita que me salió y que me duele. Soy dramático.
— ¿Te asumís dramático para todo? ¿Siempre con mucha intensidad?
— Desde que llegó Emilia a mi vida me normalicé un poco. Pero antes podía ir una vez por mes al Instituto Cardiológico a hacerme chequeítos “me duele acá”. Tres de la mañana bata, pantuflas, en el auto, solo: “siento que me va a pasar algo”. Me veía y me decían “gordo es muscular, andate’'. Desde que nació Emilia estoy más cansado, más en eje y ahora ella es la vedette de mi vida. Yo pasé a un segundo plano y a mis mambos ya no les doy tanta entidad..
— ¿Sos un actor que conduce?
— Soy un actor que conduce. Pero reconozco que me demoré bastante en animarme a probar la conducción porque cuando empezás a conducir, lo haces bien y listo: es conductor, no llaman para actuar. No quería que eso me pasara. Pero lo disfruto mucho más de lo que pensaba. Me siento cómodo, fluyo. Me divierte. Lo disfruto. Veo que genera respuesta en el público. Yo creo que teatralizo todos mis laburos, incluso el de abogado también lo teatralizaba, escribía unos escritos que eran un drama. “Dale gordo, más concreto, es un juicio de sucesión, para con el drama!” Siempre hago eso. Y también antes de empezar a hacer el programa me preparo y lo vivo como si fuera una función. Ahora volví a la ficción y es mi vocación. Por momentos me da miedo ser mejor conductor que actor, mambos secundarios.
SOY INTENSO. SOY INTENSO. SOY INTENSO
— ¿Hay momentos en que tu mujer te dice “basta, pará, bajá, estás hablando muy rápido”?
— Diecisiete veces por día más o menos (risas) pobre gorda. El “pará” de mi mujer es el “después escucho”. Yo mando mucho audio. Diecisiete audios de dos minutos cincuenta, dos minutos diez.
— No se dejan audios. Está mal. Le hacen mal al ser humano.
— Los dejo y me pone “después escucho” y ese después escucho es como… Y después yo repito, repito, repito todo y voy repasando. Lo que te dije en el primero, o sea, “de verdad quiero que quede claro que entonces a tal hora vos buscas a Emilia. Me parece que lo del sábado no es el plan que a mí más me gusta, tratemos de ver si entonces tu vieja puede”. Infumable.
— ¿Cómo compensás?
— Bueno, soy divino también (Risas). Por eso tanto posteo, “gorda sos la número uno”. Cuando le mando muchos audios subo un posteíto para compensar. Soy así, soy intenso. Soy intenso. Soy intenso. Amo con intensidad, trabajo con intensidad, planeo, organizo. Soy intenso. Soy así.
— En un presente con tanta cosa, ¿proyectás lo que va a venir o vivís el hoy a full?
— No, no, vivo el hoy con intensidad pero con el mismo grado de intensidad planifico. O sea, ya estoy planificando cuáles son mis próximas vacaciones, cuál es el próximo viaje. Tengo ficción ahora, tengo ficción a fin de año y tengo ficción a principios del 2023. Y me gusta. Tengo una agenda con todas las acciones que tengo que hacer en redes sociales. Cuándo esto, cuándo esto, este posteo por dónde va.
— ¿Hay tiempo para todo?
— No sé, duermo poco. Soy así, me gusta el control, me gusta la planificación. Soy intenso. Me estaré quitando un par de años de vida, me moriré un poco antes que otros por vivir así. Todo el mundo me dice “descansa un poco más, relaja”, no sé relajar. Yo aún relajado soy intenso para relajarme. La pileta, la burbuja, más burbuja. Todo tiene que ser intenso. Me bajé un par de aplicaciones para meditar, estoy probando unas gotitas canábicas que me calman un poco. Tengo que aflojar, pero me cuesta.
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