Alejandro Lerner empezó su carrera profesional cuando era chico, apenas un adolescente. Ahora, a los 60 y pico, ha escrito una gran cantidad de canciones que son himnos. No es una canción, ni dos, ni tres, ni cuatro, muchas de sus canciones son himnos que conocemos todos. Y sigue escribiendo y produciendo música y canciones excepcionales.
—Qué linda presentación. Yo creo que lo tendríamos que dejar ahí (risas)
—Nos levantamos y no vamos decis?
—Y nos vamos a tomar un café y charlamos de cosas de nuestra vida, porque nos conocemos desde hace muchísimo tiempo. Y eso no se olvida jamás
—Por eso recuerdo que eras chiquito cuando empezaste a cantar profesionalmente, a escribir y a tocar en la banda de Sandra Mihanovich
—Empecé a los 16 años a trabajar. Habré empezado a estudiar piano a los 8, a los 12 tenía mis primeras bandas. Canté en Villa Gesell en un restaurante con un amiguito mío del edificio donde yo vivía en Palermo. Villa Gesell era como mi segundo hogar, un lugar que amo y que tengo recontra atesorado. Últimamente me conecté con uno de los guardavidas de esa época, que se acuerda de todo.
—Los años de la infancia y de la adolescencia son ...sólidos.
—Es identidad. Lo fundacional.
—Sos un grande, un artista que graba y compone para los músicos más importantes. No es fácil llegar a ese lugar.
—Tiene que ver con los sueños, a dónde uno apuntó en su imaginación. Cuando empecé mi carrera trabajaba con Sandra, ella cantaba mis canciones y yo tenía una intuición porque las canciones tenían muy buena respuesta. “La verdadera historia de Superman”, ¿te acordás?, “Cuatro estrofas”, “Mil veces lloro”, “La balanza del bien y el mal”. Después cuando llega el rock, empiezo a tocar en todas las bandas de rock. Con la dictadura el rock se corta. En Sandra encontré a una hermana del alma, la amo profundamente. Ella ha sido y será la voz de mis canciones.
Alejandro Lerner tardó en casarse, tardó en encontrar a ‘esa mujer’. Un día la vio y dijo “es acá”.
—Sí, nos miramos varias veces antes de que ella diga “es acá”, porque daba un poco de miedito el Lerner cuarentón.
—Casi cincuentón eh…
—No,…un poquito, en el medio.
—¿Eras fóbico?
—No era fóbico, pero no había tenido hijos, no había formalizado nunca. Los dos nos mirábamos como diciendo “¿es?”. Y es, fue y será. Casi 20 años después tenemos dos hijos increíbles. Una de las vocaciones desconocidas por mí más profundas es la paternidad. Me dio un lugar más allá de mi vocación de artista, de compositor, cantante, productor, pianista…Me dio otra identidad mucho más profunda. Ver el crecimiento de mis hijos, verme a mí en mis hijos. Ver pasar la vida a través del amor es algo increíble.
—¿Es verdad que te casaste en ojotas?
—Creo que sí. Nos casamos solos en una ciudad que se llama San Bernardino, en los Estados Unidos.Veníamos de la playa, yo con unas mallas espantosas que uso siempre. Nos recibió una jueza hawaiana o filipina, y nos casamos. Era una forma de acelerar el proceso de vivir juntos en Estados Unidos.
“EL ENCIERRO EN FAMILIA GENERO UNA UNIÓN MUY FUERTE”
—¿Cómo y dónde pasaste el encierro y la cuarentena estricta de la pandemia?
—Fue una mezcla de neurosis y magia. …Porque para toda la humanidad ha sido muy neurotizante estar encerrado con un bicho que está dando vueltas, que en cualquier momento te ataca, y por otro lado, el encierro en familia generó una unión muy fuerte, de valoración. Hubo dos etapas, un año en la Argentina y nueve meses en Estados Unidos, pero la escuela la manteníamos en Argentina. Había cinco horas de diferencia, los chicos se despertaban cinco horas antes para hacer su escuela virtual.
—¿Qué aprendiste a hacer y que volviste a hacer en tu casa?
—Compramos todos los aparatitos que nos podían ayudar, el robot que limpia el piso, otro que te limpia el vidrio...Nos quedábamos embobados mirando cómo el aparato limpiaba. Aprendí a hacer todo lo que Marcela necesitaba que yo hiciera: limpiar, ordenar, ayudar a la disciplina de los chicos. Ha sido domesticarse de una manera feliz, de valorar. Mi mujer se levantaba a las cuatro de la mañana para despertar a los chicos, mi hijo hacía gimnasia en el departamento, corría de un lado a otro, el vecino de abajo me quería matar.
— ¿Cuánto te repartís acá y cuánto en Estados Unidos?
—Depende de mis actividades. Si tengo que grabar un disco o tengo una gira. Por ser residentes americanos no podemos estar más de seis meses fuera del país. Ahora estoy acá hasta marzo
—¿Trabajando o de vacaciones?
—Después de dos años de estar parado, lo único que no quiero son vacaciones. Estuvimos parados todos, algunos con un poco más de espalda, otros no
—La pasaron muy mal los músicos en pandemia
Es difícil hablar de tu rubro cuando sabés que toda la humanidad sufrió, pero no puedo dejar de pensar lo que yo puedo ofrecer de trabajo.
—Por lo tanto, a laburar sin parar?
—A laburar. Estamos lanzando “Puro sentimiento”, una canción que compuse hace mucho tiempo para Santana. Este es el primer sencillo de lo que va a ser mi nuevo trabajo.
—No es la primera vez que trabajas con Carlos Santana y son amigos
—Sí, me mandó flores después de que grabamos, hablamos por teléfono. Es una leyenda viva. Yo trabajé en su disco y él me invitó de gira .La idea es una gira: Santana con su banda, Lerner con su banda y juntarnos a cantar
—Viniste con un “séquito”? Es un grupo de gente que asiste a la estrella?
—Yo lo llamo compañeros de trabajo, no es séquito. Tengo una sensibilidad socialista todavía.
“NO ME IMPORTA SER POLÍTICAMENTE CORRECTO”
—Pulseras, collar, chaleco, te volviste coqueto?
—Para trabajar, sí. Si me ves en casa, soy una de las personas menos coquetas. No me importa nada, si pega, si no pega. Aprendí a divertirme con la imagen. Vos me conociste de entrecasa muy divertido, pero para los medios muy tímido. Creo que con el paso de las décadas estoy un poco más desfachatado, me chupa un poquito más huevo las cosas, y en otras soy más responsable.
—¿Qué es lo que no te importa nada?
—No me importa ser políticamente correcto. A veces veo reportajes míos viejos y cuando me escucho me siento identificado. Y eso que cambié muchos terapeutas y medicaciones…(risas)
—Hijo de terapeuta, ibas a ir a terapia siempre….
—De cajón. Te voy a contar un secreto. Mi primer terapeuta se quedaba dormido mientras yo hablaba. Entonces yo me quedaba callado y después le gritaba el nombre y se despertaba. (risas) Creo que la culpa era de él. Yo no le pago para que se quede dormido. Le dije: “Vieja, no puedo seguir con este tipo, no le interesa nada lo que me pasa”. Si yo voy porque siento que preciso atención y el tipo se duerme...Después tuve varios terapeutas, gente con la que uno trabaja, que ayudan a descifrar las cosas que yo pueda boicotear inconscientemente antes que sucedan.
—Pero saliste normalito…
—Anormalmente normal. Después de tanto rock and roll, subidas y bajadas, hubo una vocación en mí que tiene que ver más con lo profundo que con lo externo. Y eso me salvó muchísimo, el amor también, el sentimiento del amor, lo que uno siente que le pasa a su corazón.
—Todas tus canciones me hacen llorar…
—Perdoname…tendrías que escuchar a otro cantante (risas) Si yo te canto con el corazón abierto, a vos te va a pasar algo, si yo te canto para vender discos pero no siento lo que estoy cantando, no es lo mismo
—Tus canciones impactan emocionalmente
—Hay veces que me doy cuenta que lo que está pasando me supera. Vos podés estar en el piano y cantar y la gente mira el reloj, hablar por teléfono, porque no trascendiste lo que estás proyectando. Otras veces sentís que cambia la temperatura del lugar, no por uno, sino por lo que se genera. Si no está la emoción, me tengo que tomar vacaciones.
—El lado frívolo de la estrella, ¿cuál es?
—Por ejemplo, cuando hice Soñando por Cantar, pedía un chocolate todos los días porque era un laburo tan ajeno hacer de jurado, que necesitaba morder un chocolate. Es como el dulce de leche, es la prueba de que Dios existe.
—Pero no es ninguna cosa estrambótica, como flores o agua mineral francesa...
—¿A vos te parece? Ninguno de esos grandes artistas te va a hacer perder el tiempo con el agua mineral francesa… Santana es un chamán y es hermoso convivir con él,. Manzanero era como mi papá, no sé si hubo otras personas con las que yo conviví tan amorosamente.
—El coronavirus también se llevó a Armando Manzanero.
—Estaba entero y se lo llevó. Un tipo de tanta vitalidad, humor, un amor, una generosidad que ha sido para mí fundamental. Yo vengo del rock, pero hice de todo. Conocí primero a la Negra Sosa y después a Manzanero en el 84, esos fueron los rockeros. Y dije “chapeau”.
—Y de los nuevos, ¿quiénes te gustan?
—Bruno Mars, uno de los puntos más altos del siglo XXI. De los argentinos me encanta Nicki Nicole, tiene magia y carisma, es distinta, no es una artista industrializada. Si sobrevive a la industrialización, quizás tenga mucho futuro.
—¿Cómo sos cuando te enojas?
—Me salta la térmica. El egoísmo, la mediocridad, la soberbia, llega un momento en que si estoy cansado, puede salir mi enojo y es feo. No me enojo mucho porque trato de entender al otro. Pero cuando vienen con los botines punta, llega un momento que me canso
—Pero no te imagino rompiendo nada o gritando…
—Tiene que ser muy extremo, una coyuntura en la que yo también estoy bajo presión o angustia. El lanzamiento de una canción, el miedo a que no funcione, o la exigencia de que tiene que ser mejor que antes, esas fantasías están presentes
—Los músicos tienen que aggiornarse permanentemente con la tecnología?
—Cuando vino la pandemia, empecé a hacer streaming gratuitos. Trasmitía Youtube, Facebook, Instagram, entonces miraba una cámara, la otra, se me cagaba un teléfono y lo tenía que volver a programar…Entonces me metí a hacer cursos de streaming. Mi estudio se transformó en un estudio de streaming. Tomé clases de ingeniería de grabación, de jazz. Sigo siempre con algo que me estimule y la tecnología cada vez va más rápido, sigo muy activo.
—No es fácil,entonces, no es solo inspiración.
—Fácil no es, sin disciplina y sin constancia no se consigue
Alejandro es asmático y cantante, difícil, casi imposible, Un oximoron.
—Hoy a la mañana tuve un partido de paddle, pero no me agito. Cantando ya no me sucede más. Sobre todo pasaba si habia humo, se me cerraban los bronquios, era muy tóxico
“ENVEJEZCO Y REJUVENEZCO”
-La canción que estás presentando con Santana,”Puro sentimiento” es para bailar. ¿Vos bailás?
—Si, estuve en Bailando por un Sueño, una sola vez bailé. Un día y después renuncie. Cuando me vi a mí mismo en ese universo, me di cuenta que no era para mí y que me iba a costar carísimo. Me divertí muchísimo ese día , me saqué un 8.
- Te chuparon las medias?
-Me gustó que me chupen las medias y creo que bailé bien.(risas) Pero la diversión no valía la pena, había mucho sacrificio y un nivel de exposición...era mucho.
—¿Por qué no envejeciste?
—Creo en la edad del alma y del ánimo, y eso es lo que cuido. Y aparte envejezco y rejuvenezco. Cuando veo que el reloj me está marcando el ritmo, adelgazo, me pongo las pilas. Soy papá y los chicos con esa inocente crueldad te preguntan cuántos años tenés y hacen la suma de cuánto me queda para estar con ellos y mi compromiso es estar lo más posible con ellos.
—¿Cuándo te vuelvo a ver?
—Cuando vos quieras.
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