Sergio Lapegüe con María Laura Santillán: “El año que viene freno”

El miedo a aburrirse, la emoción a flor de piel, el peso de los años en el cuerpo. Confesiones de un hombre querible

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Sergio Lapegüe a solas con María Laura Santillán

“¿Sabés hace cuánto no camino por mi barrio?”. “¿Sabes en qué momento escribo una canción? En las tandas”.

Es difícil conseguir un rato con Sergio Lapegüe. Porque está todo el tiempo en el aire: a las 6 de la mañana nos despierta por la tele, al mediodía está otras dos horas en el noticiero, a la tarde conduce en la radio, y después… tiene que comer y dormir. ¿Cómo hace para ensayar con sus músicos, para salir a correr, para ir al médico? ¿Se puede vivir así? ¿Qué se gana y qué se pierde? Sergio debuta el próximo domingo a las 19 en el teatro Broadway con su banda de música y está contento. Pero además está a punto de tomar una decisión.

—”Necesito algo de vida…”, decís. ¿Te lo dicen los que te quieren también?

—Estoy cansado de verme a mí mismo. Esto me lo dice mi hijo Elvis: “Papá, estás cansando ya, todo el tiempo estás en la tele (se ríe). Y no es bueno para tu vida”. Viste que los pibes saben más que uno, ven la vida de otra forma. Ellos no se casan con algo y están 80 años con lo mismo. Están preocupados por mi salud, tanto mi hija Micaela como él y mi mujer, Bochi. Porque en estos últimos años he tenido algunos episodios de salud bastante complejos: “Pa, la gente ya no te quiere ver al mediodía, ya te ve todo el tiempo a la mañana, estás cuatro horas al aire”. Y bueno, pero el mediodía es el mediodía, es el sueño del pibe... Siempre termino haciendo lo que yo quiero, obviamente. Porque amo este trabajo.

 Sergio Lapegüe en los
Sergio Lapegüe en los estudios de Infobae

—¿No necesitás cargar nafta? Leer, ver lo que pasa afuera, ir al teatro…

—Sí, si, yo tengo el tanque vacío, el auto se está parando. Entonces necesito parar para cargar nafta. Para poder hacer eso que no he hecho durante mucho tiempo: disfrutar de la familia, de los amigos, tocar la guitarra, caminar por mi barrio... ¿Sabés hace cuánto que no camino por mi barrio? Yo salgo a las 4 de la mañana y vuelvo a las 9 de la noche, está siempre oscuro. Yo amo mi barrio, vivo en el mismo lugar de toda la vida, mis amigos de toda la vida son de ahí, los chicos con los que hago música son los de siempre. Es más, recién me acaban de llamar y me dicen: “Te paso a buscar a las 8 y media de la noche para ir a correr”.

—¿No hay tiempo para nada más hoy?

—Todo, todo, todo muy justo, muy encorsetado. La vida está encorsetada.

—¿Hace cuánto tiempo estás pensando en parar?

Hace dos o tres años que vengo con la idea de bajar un cambio. No parar definitivamente. Escribí un libro antes de tener covid, hablando de que es necesario parar. Pero no solamente hablando de mí, de todos. A cierta edad tenemos que cargar nafta como decís vos.

Sergio Lapegüe: "No quiero que haya otro Sergio Gendler en mi vida"

—Pero si no das el ejemplo....

Tengo que leer mi propio libro (se ríe). Estoy enfermo, siento la necesidad de hacer algo todo el tiempo. En los momentos de ocio no sé qué hacer, me pongo mal. Me bajoneo un domingo, cosa que antes no me pasaba. Soy un fanático de este laburo, de este medio. La decisión de bajar las horas es algo que estoy meditando hace bastante tiempo.

—¿Cómo era todo años atrás?

—Siempre tuve muchas cosas para hacer. Antes tenía más fuerza, era más joven. Dormía dos horas a la noche y cuando podía iba al gimnasio. Soy más grande, tengo muchos años encima y tengo miedo que el tiempo pase y no poder hacer lo que quiero hacer: viajar, disfrutar con mi mujer, con mis amigos... Hay amigos que ya se han ido. Esos golpes son fuertes: cuando murió Sergio Gendler me hizo pomada. Débora (Pérez Volpin), Marito Mazzone, amigos que han vivido con nosotros... El domingo voy a tocar en el teatro Broadway con la banda y vienen la mamá de Sergio y su mujer a ver mi show. Eso para mí es como tomar contacto con él (se emociona). ¿Cómo no está más? Se fue de un momento para el otro y uno dice: “¿Y si me toca a mí?”. A la mamá de Sergio la conocí después de que él murió, hablamos todas las semanas... es como mi mamá. No quiero que haya otro Sergio Gendler en mi vida, lo quiero disfrutar ahora. Por eso quiero parar un poco. Es una decisión que me cuesta pero ya está tomada.

—Tenés que acostumbrarte de a poco al ocio, hasta que lo disfrutes.

—Sí, todavía no disfruto el ocio, lo siento como una carga, como que estoy perdiendo tiempo. Me aburro mucho. Yo ya sé todo lo que hago el sábado, lo que hago el domingo... porque si no sé, me pongo mal. Esto de decir: no voy a laburar 10 horas, quiero trabajar 7, es un desafío. ¿Qué voy a hacer en esas tres horas?

—Marcelo Longobardi decidió que no quiere más la vida que lleva y se acaba de bajar de un éxito.

—Es buenísimo. Me acuerdo que una vez vos y yo le hicimos una nota, yo como productor tuyo. Tenía unos 30 años, era un éxito en televisión y en radio. Y le preguntaste: ¿por qué trabajas tanto? Porque quiero hacer plata, porque a los 40 no quiero trabajar más.

—Llegaron los 60 para él y te llegaran a vos ¿El número te hace ruido?

—¿60? Sí (se ríe). Me puse a pensar ahora.... ¿Cómo 60? Sí, están re cerca. Es tremendo. Yo los veo a mis suegros que están mal y tienen 75 años. Yo estoy a 18 años de eso. Se pasa rápido. No me hace ruido... Lo que me hace ruido es no llegar bien físicamente. El estrés está dañando al cuerpo. Me lo dicen todos los médicos: “Pará, bajá”. El otro día un médico me dijo: “Estás yendo en una moto a 200 km por hora en una curva y sin casco”.

—¿Por qué lo dijo?

—Por el estrés. Yo tengo colesterol alto, tengo triglicéridos, todo de estrés... Hago deporte, me cuido con la comida... Pre diabetes, se llama. También por el estrés. Y los problemas que tenemos los hombres con los años.

Sergio Lapegüe: "Lo que me hace ruido es no llegar bien fisicamente"

—¿Cuál es el miedo que posterga esta decisión que querés tomar, bajar un cambio ? ¿Dejar un éxito y que no vuelva a aparecer?

—El miedo es aburrirme. Porque yo confío en mí y de última puedo volver a hacer algo que tenga ganas, como un late night show (algún día lo pienso a hacer). Pero para eso tengo que bajar y pensar. Vos lo dijiste muy claro: “¿No necesitás pensar, leer un libro, ir al teatro, ir al cine?” Yo no tengo tiempo para eso. ¿Sabés en qué momento escribo una canción? En las tandas de la radio. O en un avión. No tengo tiempo de escribir, cuándo lo voy a hacer. El libro también lo escribí entre las pausas de la radio.

—El domingo se presentan con la banda en la calle Corrientes. ¿Te imaginaste alguna vez que ibas a tocar en el Teatro Broadway?

—Yo estudiaba Ciencias Económicas y estaba en la casa de una amiga, estudiando y ahí estaba su tía que leía la borra del café. Esto fue en 1989, 90. Me dijo: “Veo a una persona con un éxito impresionante, tu nombre en la calle más importante con luces brillantes... ¡Y con mucho éxito, famoso!”. ¿Cómo voy a ser famoso si estoy estudiando esto? ¡Solo si soy ministro de Economía! Es increíble el destino.

—Estás con Silvita, Bochi, desde hace mucho tiempo, ¿cuántos años?

—Desde 1989, éramos muy jóvenes: 23 y 19 años.

—Es una mujer que pasó momentos muy duros, pero siempre está de buen humor, es muy divertida.

—Sí, buen humor, divertida. Resiliencia. Es una persona que sufrió mucho y tiene fortaleza de madre, esa fortaleza que es todo. Le escribí un tema que se llama “Sin vos” y dice: “Sin vos no puedo estar, sin vos no puedo ver, sin vos mi mundo es al revés, sin vos no puedo respirar”. Ahora, cuando tuve covid, estaba solo en la habitación de la clínica y no podía respirar. Cuando la llaman a ella y le dicen que me van a intubar, ella pide verme. Vino, me agarró la mano y me dijo: “Vos vas a respirar, tus pulmones van a respirar...” (se emociona). Y al otro día empecé a respirar de a poco. La canción la escribí tres años antes de esto, es con la que cierro mi programa en La 100, todos los días. Es todo para mí ella, es lo máximo. Es adictiva Bochi. Se fue el fin de semana con sus amigas y yo no sabía qué hacer.

— ¿Todo lo que hacés es posible porque ella sostiene todo lo demás?

—Absolutamente. No podría hacer todo lo que hago. Necesito esa pata fuerte que dice soy la gerente de la familia. Quiero empezar a meterme en eso un poco más.

—¿Por qué decidiste contar con detalle tu internación en el momento extremo del covid?

—Hice dos posteos o tres y nada más. Mientras pude, lo hice. No podía dejar de ser periodista. Necesitaba mostrar cómo era esto que nadie te contaba, cómo era el covid. Un montón de cosas las hice porque pensé que me podía morir y quería dejar un mensaje, dejar algo. Le mandé mensajes a mis amigos, a mi familia. Todavía me sigo despertando y cuando veo el techo de mi casa, que se está despintando, no me importa: eso me demuestra que estoy vivo.

—Cuando las personas tienen un éxito sostenido suelen mudarse a un lugar más grande o a un barrio privado... Vos nunca te fuiste de Lomas de Zamora.

—No, nunca. Bochi nunca quiso salir de ahí, tampoco. Por el problema que tienen sus padres, necesita quedarse ahí. Mi mamá también está enferma, vive a la vuelta. Vivo en el mismo barrio, me gusta ese barrio, me gusta caminar por mi barrio. Mi banda es de mi barrio. El ensayo lo hago a 10 cuadras de mi casa, voy caminando con la guitarra. Me gusta. Está inseguro ahora, está complejo. Pero salgo a caminar y conozco a todos, me saludan todos. No soy el de la tele, soy el del barrio. A mis amigos del colegio los sigo viendo, también.

Sergio Lapegüe: "Mi mujer es todo para mí, ella es lo máximo"

—¿Cómo ves al país ahora?

—Lo veo mal, muy mal. Me da mucha tristeza y mucha preocupación. Me da tristeza que haya más interés en festejar una derrota que en buscarle una solución al problema económico que tenemos. Me da tristeza que la falta de trabajo no sea prioridad en la dirigencia argentina. Que la pobreza sea una forma de mantener votos cautivos. A los dirigentes les conviene que la gente sea más humilde y pobre, porque después le dan una platita, una heladerita, una cocinita, una bicicleta y se van a poner contentos. Me da miedo la inseguridad: todos los días en el noticiero mostrás cosas que son verdaderamente tremendas y vos no sabés cuándo vas a ser la próxima víctima. Porque no estoy exento, me voy todos los días a las 4 de la mañana de mi casa. Siempre miro para todos lados y digo: “¿En qué momento me toca?”. Antes vivíamos sin rejas, las puse hace 10 años, cuando empezó a complicarse mucho.

—¿Cómo es tu relación con tu hija Micaela? Dicen que sos pegote.

—Estoy tratando de romper el cordón umbilical. Pero no puedo. Me divierte mucho, somos muy iguales. Nos gusta el show, estar arriba de un escenario. Yo soy feliz con la banda, vuelo arriba del escenario. Soy otro, no el del noticiero.

—Tentador entonces, el domingo vamos a ir a ver a otro tipo...

—Es muy bueno eso que decis, porque la gente piensa que va a ver al del noticiero que agarró la guitarrita y listo. Pero la banda es tremenda. Es una big band.

—¿En la vida no le tenés miedo al ridículo nunca?

—No, ¿por qué? Yo siempre digo que si vos querés bailar y sos un patadura, bailá igual, ¿qué te importa lo que digan? Si te gusta cantar y desafinas, cantá igual. Que nada impida que puedas disfrutar lo que tenés ganas de hacer en el momento en que tenés ganas de hacerlo, para que después no te arrepientas de aquello que no hiciste.

—Sergio Lapegüe ahora tenés astróloga, psicólogo, reflexólogo, reiki, meditación... ¿Es una búsqueda intensa?

Medito 5 minutos antes de entrar al noticiero, a las 5 y media de la mañana, para lograr el equilibrio. Tengo que meditar más. Me encanta, ¿sabés como me baja? Mi camino ahora va a ser con pasos cortos, pero fuertes y seguros. Y con un destino claro. El año que viene freno, sin dudas. Por eso lo estoy analizando con mucha gente que me está ayudando. Yo estoy enfermo de trabajo. La depresión es exceso de pasado, la ansiedad es exceso de futuro. Bueno, yo tengo exceso de la necesidad de estar todo el día hablando, de trabajar, de estar. Bueno, ya está. Yo no quiero ser más famoso de lo que soy. Quiero disfrutar más de lo que soy.

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