Yanina Latorre, a solas con María Laura Santillán: “Nunca perdonás del todo”

Después de la historia entre Wanda, Mauro Icardi y la China Suárez, con su estilo disruptivo Yanina habla de la infidelidad, de la humillación pública, y del perdón

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Yanina Latorre, a solas con María Laura Santillán

A Yanina Latorre o la adoran o no la quieren. No hay grises. La idolatran, la siguen, tiene un montón de seguidores en sus redes sociales... O no la quieren ni un poco...

A sus 52 años, Yanina es influencer. Opina, cuenta, aconseja, propone, sugiere, muestra. Todo desde su cuenta de Instagram. Trabaja en la tele y en la radio y en la última semana, además, tuvo información de primera mano acerca del affaire entre Wanda, Mauro Icardi y la China Suárez.

Es contadora pública, licenciada en administración de empresas, traductora pública, estudió arte. ¿Que pasó en esa cabeza loca para que decidiera dedicarse a los chimentos del espectáculo?

Yanina tiene un modo propio para contar historias.

“Si le caés medianamente bien a todo el mundo, mmmm... O te tienen que amar o te tienen que odiar, siempre. Tenés que generar. Si no generás nada, para mí, sos mediocre”, dispara hablando de sí misma, de su estilo disruptivo que atrae a todas las miradas, a favor y en contra.

—¿Eso te lo dice tu mamá?

—Sí, ella es mi fan número 1. Mira todo: quién me defiende, quién me critica. Y después me pasa el parte diario de todas las cosas, es como mi Google. Sabe todo, sabe más que yo, es una gran fuente. A veces estoy al aire y me tira data. Sabe todo, leyó todo, vio todo. Mamá sabe todo.

Dora, su mamá, es parte de sus historias diarias. Tiene 81 años. Yanina es muy, pero muy apegada a su mamá.

—Sí, soy muy mamera, no me imagino la vida sin mi mamá. Me levanto, desayuno, salgo a la calle y ni bien me subo al auto, con el manos libres, de Pilar al canal, que es una hora y media, voy todo el camino hablando con mi mamá. Termina el programa, subo al auto y prendo de nuevo: “¿Cómo estuve?”. Todo el día hablo con mi mamá por teléfono. Mínimo 10, 12 veces por día. Está muy orgullosa de mí. Cuando empecé, le daba miedo. Yo era una señora casada, con dos niños, de Belgrano, colegio inglés. Y la gente, cuando estás en la tele, te mira, te critica. Pero ahora ya no. Le gusta mi trabajo

—¿Te dice: “Te pasaste, hablaste de más, se te soltó la cadena”?

—No, nunca. Ese es Diego (Latorre). Para ella siempre es poco lo que dije. Porque ella iría más fuerte

—¿Es muy zarpada?

—Muy zarpada. Y yo soy igual a ella. Somos una familia de zarpados. De ser zarpada en la vida privada, terminé trabajando en la tele.

Yanina lleva 28 casada con Diego Latorre. El que sí la reta. O mejor dicho, intenta retarla. Sin suerte.

—Al principio le daba bola y ahora no. Me convertí en un ser que hace lo que se le canta. Siempre fui muy educada, siempre hice lo que quisieron mi mamá y mi papá. Fui al colegio, era buena alumna, me tenía que recibir de 800 carreras. Todos los mandatos y los hice, los disfruté. Y un día, como a los 40, dije: voy a hacer lo que tenga ganas. Y ahí empecé a hacer lo que realmente tenía ganas. Al principio le daba bola a Diego cuando me retaba. Y ahora no: lo bloqueo en WhatsApp. Cuando no me gusta lo que me dice, lo bloqueo. Atrevido (risas).

—¿O sea que nadie te dice nada?

—No, es difícil decirme algo. Y tengo un carácter muy particular. Si yo estoy convencida de lo que dije e hice, ya está. Yo digo algo, bueno o malo, las balas vienen a mí. Mi marido es muy políticamente correcto, muy educado, no le gusta el qué dirán. A él le molesta la mirada del otro, la respuesta del otro. A mí, te juro por Dios, que no. Me da gracia que me puteen. Me divierte ver el perfil de la persona que me putea, ver la foto y le contesto desde su foto. Me divierte. ¡Qué mal tenés que estar para estar en tu casa, siguiendo a un famoso y putearlo!. ¿En eso gastás tu energía? Salí a la calle, hacé un deporte, trabajá... ¡Hay tanto para hacer!

Con su estilo disruptivo Yanina habla de la infidelidad, de la humillación pública, y del perdón

La tele llegó tarde en el tema Wanda-Mauro-China: nos enteramos de esta historia por su Instagram. Tuvo al país en vilo siguiendo sus posteos y sus likes, pero la única que tenía información en la tele era Yanina Latorre. El resto eran opinadores.

—Sí, todos levantaron mi data, fue hermosa la semana pasada. Yo creo que Wanda confió en mí porque soy del palo: la botinera con la botinera se entienden. A mí me buscan los famosos para contarme. Yo no soy cartonera de data. Eso que hace la panelista común, que va llamando al famoso y le tira de la lengua...me siento indigna. Yo no me prostituyo por una noticia, me creo mucho más que eso. Cuando me llega algo, empiezo a averiguar y a chequear. Por eso yo creo que soy la 1,no ando en el chiquitaje. Con Wanda tengo un gran vínculo y también soy amiga de su abogada Ana Rosenfeld. Y no la traicioné, la cuidé. De hecho, no conté todo lo que hablé con ella. No soy su amiga, yo considero que mis amigos son los de toda la vida. Pero tengo un gran vínculo.

Una buena comunicadora como Wanda, buscó a otra buena comunicadora como Yanina.

—Lo hice como una novelita interesante, la cuidé, la protegí, no la traicioné, no mostré cosas que me contó. Yo cuido mucho a las fuentes. Cuando te prometo y te digo que no voy a contar, no lo hago. Después, a todo le pongo mi sal y pimienta.

Team Wanda o Team China. La gente defiende a una o a la otra. Mauro Icardi parece ser el invitado y no el protagonista, extrañamente. Mundo machista que a él no lo señala y si señala a una mujer.

—Me parece que el malo de la película es Mauro Icardi. El tema delicado es que no podés salir con el marido de una conocida. Está bien, el que te tiene que cuidar es tu marido. Pero, ¿qué necesidad tenés de ir a empomarte al marido de alguien con quien hablas por teléfono y sos muy amiga de la hermana? Hay un código de joven y cabeza abierta de la China que yo no comparto. Eso no me gusta, yo soy re tradicional.

"Me parece que el malo de la película es Mauro Icardi", explica Yanina
"Me parece que el malo de la película es Mauro Icardi", explica Yanina

—¿Wanda es muy inteligente?¿Qué es lo que hace bien?

—Ella inventó un personaje sin tener un talento. No baila, no canta, no es locuaz. Pero tiene algo que a la gente le atrae. Es fresca, divertida, su vida fue un mini reality que fue generando desde el calzoncillo de Maradona. Un día se casó con un jugador de fútbol, Maxi López, y fue como Cenicienta: una chica humilde a la que el padre hizo trabajar, que le sacaba plata y la explotaba. Un casamiento divino y se fue a vivir a Europa. Después sufrió, lloró, le metieron los cuernos y se reivindicó. Agarró otro más joven, más lindo, más millonario y siguió. Yo creo que las mujeres la aman: esta semana que yo fui wandóloga, la gente en la calle me decía que Wanda es una genia, que la aman. Yo no sabía que la querían tanto. No sé qué nivel de inteligencia tiene, pero tiene que ser muy viva para llegar a tener 60 millones de euros.

Mucha gente siguió esta historia. Gente que se divirtió, curioseo, quiso saber más, espió, opinó, comento, se indignó. Una historia que hoy parece tener un final.

-A mí no me gustó el final. La manera de reconciliarse y tan rápido. Hay pocas mujeres que son cornudas y que nadie lo sabe y que se lo avisan al mundo. Yo no lo haría, yo preferiría que no se sepa. A mí me pasó y se supo, pero no porque yo quise. Sino porque lo contaron y me extorsionaron. Yo nunca en la vida me hubiera sentado a contarle a nadie. Pero Wanda le contó al mundo que era cornuda, una locura. Fue tan maravilloso y tan fascinante el relato que ella armó que creo que no le sumó haberse amigado tan rápido y haber escrito eso medio cursi. Ahora está haciendo historias dándose besos en la boca. Parece una nena compitiendo con la ex amante.

La historia de Wanda, nos está mostrando un cambio de época: la comunicación que ahora es por las redes o que la solemnidad que pasó definitivamente a ser demodé. La historia de Wanda nos deja mucha data.

—Yo no lo hubiera contado. Wanda se retroalimenta con esto. Tiene más seguidores, su empresa de cosméticos va a subir... Ella está para hacer una película de su vida.

Yanina Latorre: "Me convertí en un ser que hace lo que se le canta"
Yanina Latorre: "Me convertí en un ser que hace lo que se le canta"

Yanina hace a cada rato referencia a su conflicto matrimonial, conflicto que también se hizo público. Pero explica las diferencias.

—Yo no le encontré nada ni leí nada. A mí me tiene que cuidar Diego. Yo creo que fue hasta más pequeño, pero se hizo largo, de tres o cuatro meses, porque hubo alguien que tuvo necesidad de contarle al mundo que había estado una vez con Diego Latorre y venderlo. Y a partir de ahí, empezar a pedir guita y extorsionar. Yo soy mucho más grande que Wanda, y una cuando va creciendo es menos utópica. Hay cosas que perdoné a los 50 que no hubiera perdonado a los 30 o a los 50. No es lo mismo mi camino recorrido con Diego, que por ahí si hubiera estado 5 o 10 años casada con él. Cuando ponés en la balanza, que también ahí entiendo a Wanda, ves que es buen padre, sos buen tipo, laburador... Hay un montón de cosas. Yo prefiero que alguna vez me hayan mentido con un polvo a que sea un tipo golpeador, avaro, maltratador o mal padre. Porque perfecto no es nadie. Vos vas eligiendo con lo que te vas quedando. Yo creo que el hombre ideal no existe. Ni yo debo ser ideal.

—Hay puntos en común en las infidelidades, ¿no? El sentirse humillado y el perdonar, también.

Nunca perdonás del todo, siempre está ahí. Es difícil. Por la edad que tengo, me costó menos que a Wanda. Ella es muy joven. Yo nunca escribí nada ni publiqué nada. Salí a dar la cara y a contar lo que me pasó porque yo trabajo de hablar de la vida del otro. Entonces, si yo quiero ser honesta, lo tenía que hacer. Las mujeres me decían cornuda y a Diego no le decían nada. Todavía me lo siguen diciendo. Yo fui víctima, no le hice nada a nadie, jamás. Nunca critiqué a Natacha (Jaitt), que lo podría haber hecho por todo lo que nos hizo. Me quedé siempre muda, nunca twitteé, ni instagrameé. Todo lo dejé para adentro, nadie sabe lo que pasó adentro de mi casa en esos meses largos que duró todo. Muy largos.

—Me impresiona que digas que uno no termina de perdonar

—No, no terminás de perdonar nunca. Siempre va a estar ahí. Yo creo que perdoné. No es que estoy todo el día y lo reprocho. Pero te duele. A veces me pasa que estoy en la tele y cuando el periodista no tiene recursos para discutir y vos le ganás la discusión, me saltan con el “cornuda”. Es tan bajo caer en eso. Ahí es donde agarraría y lo mataría a Diego. Ahí me da bronca.

"Wanda parece una nena compitiendo con la ex amante"

—Con la cuarentena estricta te enojaste mucho con Alberto Fernández, porque no llegaban las vacunas, porque no se podía viajar, porque no podías ver a tu mamá...

—Siempre estuve enojada con el kirchnerismo.

—En algún momento te habías sacado una foto con Alberto.

—Sí, porque lo conozco y me cae bien como persona. Yo lo conocí cuando trabajaba con Lanata, y en ese momento él estaba peleado con la gente del gobierno. Y yo me divertía con él: es ariano como yo, va fuerte en Twitter. Me divertía como personaje y tenía buen vínculo con él. Siempre tuve el teléfono, alguna vez hablé, pero con buena onda, siempre simpático. Cuando asumió, lo felicité. Y el año pasado, le dieron la identidad de género a una chica trans y nos invitaron a un montón de periodistas, entre ellas yo, a la ceremonia. Estuve con él y nos sacamos una foto. Yo separo: con Alberto como tipo, me tomo vino y es un encanto. Pero como presidente, un desastre.

—Estuviste muy enojada

—Estoy siempre enojada y en Miami me agarró ese enojo por lo injusto de no dejarte volver. Y no hablo de mí: yo gracias a Dios me puedo quedar, lo puedo pagar. Vi gente que no tenía nada, tirada en aeropuertos. Me parece una bajeza que un país te quiera hacer pagar un peaje porque vivís de una manera diferente y no hacés lo que ellos quieren. Hay una gran parte del gobierno que tienen un gran autoritarismo, cuando hablás de Máximo y todos ellos, pretenden manejarte, que no gastes dólares afuera. Cuando estás en Twitter, el que es kirchnerista, te dice: ‘Y vos que ganaste la plata en Argentina te la gastás afuera’. La plata es mía y me la gasto. Ellos cerraron las puertas y no dejaron volver a la gente, es anticonstitucional. No podés no dejar entrar a los ciudadanos al país.

—Con la foto del cumpleaños de Fabiola Yañez, ¿qué te pasó?

—Que se burlan de nosotros, fue como el vacunatorio VIP. Hay una doble moral, ellos pregonan algo, nos amenazan, nos obligan, no podemos salir a la calle, que hay que vacunarse, el barbijo, que hay que hacer una cuarentena, que no podés viajar... Y de repente vos ves que en la casa de él, la mujer de él, que me parece una impresentable, con todas las amigas, sin barbijo, sin ventanas abiertas, comiendo torta, champagne, en una casa que no es de ellos, es la casa que nosotros pagamos para que el presidente viva, burlándose de nosotros, ella con cara de nada... Ella, como primera dama, me parece una chica que no tiene empatía. el mundo se estaba muriendo de COVID y ella mostraba las flores que le mandaban. La gente se está cagando de hambre y de COVID, no muestres las fotos.

—¿Vos lo habías votado a Alberto?

—Nooo, no voté nunca a un kirchnerista ni lo votaría. No coincido en nada. Voto a la contra: en su momento lo voté a Mauricio Macri, que también me equivoqué. No lo volvería a votar. Este año me va a costar más.

María Laura Santillan y Yanina Latorre en los estudios de Infobae
María Laura Santillan y Yanina Latorre en los estudios de Infobae

—¿Te define la palabra “panelista”?

—No. Yanina. Ya soy Yanina. No me molesta, eh. Pero creo que soy más que una panelista. Comunicadora, como me dijiste vos, me gusta. Soy una gran relatora de cuentos.

—¿Pediste disculpas alguna vez?

—Sí. Cuando lastimé a alguien. El otro día, a Jimena Barón le molestó algo que yo dije, que fue un chiste, pero yo entiendo que en mi humor ácido, y le escribí. Cuando me equivoco, me equivoco. Igual, es difícil que yo pida disculpas.

—¿La comunicación ahora es por Instagram?

Seeeeeee, creo que sí. Hay muchas plataformas para gente joven, pero no entiendo nada. Para mí, es Instagram. Soy la reina del Instagram, me siento una influencer vieja. No le tengo miedo a la palabra “vieja” ni a ser grande. Tengo 52, voy a cumplir 53, estoy pasada, pero le pongo onda. No soporto a las mujeres de nuestra edad que se hacen las pendejas. La edad la tenemos, la vivimos, la disfruto y se la cuento al mundo. No me gusta bajarme años.

—¿El sexting es infidelidad?

—Para mí, no. Yo creo que todas estas plataformas ayudaron a que el pajero se potencie. Es como cuando te comprabas la Playboy y la mirabas. ¿Te puedo contar una anécdota medio guarra? En España, había unas líneas hot que vos llamabas y te masturbabas. Es lo mismo que el sexting. Estábamos con Diego y éramos jóvenes, teníamos 26 años. Vemos eso por la tele un día y dijimos: “¿Llamamos?”. Llama él y él creyó que era un menú: “Hola, sí, llamaba para masturbarme” (risas). Es el sexting de hoy. No es infidelidad, es una fantasía. Dejá que siga teniéndolas. Igual, la infidelidad es lo que cada pareja firma en el contrato. Para mí, el dolor es que el tipo se enamore, que establezca un vínculo, que haya algo más de: “Me gusta tu culo”.

—Después del cenicero de Susana y Roviralta, creo que no hubo algo tan interesante sobre este rubro. ¿Vos qué pensás?

—Puede ser. Eso fue hermoso. Estaba el país en vilo, uno prendía la tele y quería ver lo que largaban. Por eso lo de Wanda fue muy corto, se equivocó Wandita, nos tendría que haber dado un mes de este reality. Si se iba a arreglar de todos modos

—Algún día mostrá un poco más el lado bueno que tenés.

—En mi Instagram soy yo y después soy combativa. Pero me parece bien, yo estuve siempre muy reprimida. Entonces ahora tengo que pelear todo lo que no peleé nunca.

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