Patricia Bullrich, a solas con María Laura Santillán: “Berni, no amenaces, si te vas, te vas”

La presidenta del PRO cuenta su historia política: la JP, la cárcel, el exilio. Sus opiniones sobre la inseguridad en la provincia de Buenos Aires y Sergio Berni. Puntos de encuentro y diferencias con Milei. ¿Cuál será su próximo paso político?

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Patricia Bullrich con María Laura Santillan en los estudios de Infobae

Patricia Bullrich es hiperactiva, es audaz, es valiente. Se juega, avanza, va, le salga bien o le salga mal. Es sincera y directa hasta lo brutal. Le pregunté, cuando empezó este reportaje, si la representaba mi descripción.

— Totalmente.

Empezó a militar a los 15 años, lleva 50 años de estar en política. El mito dice que Patricia militó en Montoneros, pero ella asume que estuvo en la Juventud Peronista, la JP. Del peronismo se fue en el 96.

— La JP era una cosa distinta del peronismo. No nos sentíamos peronistas ortodoxos. Conocí el peronismo político más ortodoxo cuando volvió la democracia en el 83. Tuve años de exilio difícil.

Le propongo ir para atrás, a sus 19 años, cuando cayó presa.

Sí, en el 75. Estuve ocho meses presa. Había una figura que le permitía al Estado ponerte preso, había un estado de excepción. Estuve en Devoto. Después... las cosas de la vida, fui secretaria de Política Criminal y manejé las cárceles.

— Volviste.

— Volví, sí. Me acuerdo que el día que volví había presos que conocían esa historia. Me gritaban: “Pato, Patri, vos que conoces esto vení, ayudanos. Vos sabes cómo se vive acá” (risas). Era gracioso.

— Hay algo muy loco que pasa con vos: gente muy distinta se te acerca y se siente identificada, un preso o un policía.

— Sí, sí, me pasa mucho eso.

— ¿Se aprende algo estando ocho meses en la cárcel por temas políticos?

— Sí, sí. Estuve primero dos meses en Coordinación Federal que era un lugar complicado, escuchaba a la noche que se llevaban a la gente a torturar. Tenía que ser fuerte para defenderte de todo lo que pasaba, todas las noches escuchabas los gritos. Era feo.

— Y después Devoto.

— Sí, aprendes un montón.

— ¿Vos sabías tirar, había tenido instrucción militar?

— No, no, no. De chica aprendí a tirar en el campo. Viste que antes se cazaba. Ahora no se caza más, ha cambiado mucho esa cultura de salir a cazar pajaritos o palomitas. Cuando yo era chica era normal. O liebres.

— No tuviste instrucción con la JP o Montoneros...

— No, porque yo estaba en una Unidad Básica del Mercado del Abasto. Tenía trabajo más de barrio. Hacíamos un trabajo de base. En ese momento éramos re famosos. Ser de la JP era lo más cool del mundo. Después en la medida en que las cosas se pusieron duras la gente se fue alejando. Pasaban a la clandestinidad y nosotros seguíamos en el local. Y de golpe te tiroteaban en el local, entonces la gente se asustaba.

— ¿No pasaste a la clandestinidad como otros de tus compañeros?

— No. Fue una cosa muy rara esa. Pasaron todos a la clandestinidad los que estaban en la organización Montoneros pero nosotros al otro día seguíamos yendo a tomar mate a la Unidad Básica, a hacer las cosas que hacíamos todos los días.

— No se distinguía en ese momento, ¿no? Les disparaban a todos.

— Claro. En nuestro barrio teníamos una característica especial, había un local de la Juventud Peronista a dos cuadras del Mercado de Abasto, y a cuatro cuadras de ahí había un local del Comando de Organización que era como la ultraderecha del peronismo. Muy nacionalistas, muy de López Rega. Entonces cada dos por tres nos agarraban vamos a cadenazos.

— No es una metáfora.

— No, no, de verdad. Ellos eran cadeneros, nosotros no tanto.

Está claro que Patricia y sus compañeros eran temerarios. No tenían mucha idea de la fortaleza del enemigo.

— Sí, sí, nos mandábamos bien fuerte y éramos temerarios. Éramos muy audaces.

— Vos sos temeraria.

— Sí.

— O sea, ante la dificultad el temerario avanza.

— Y sí. Avanzás.

— ¿Pudiste reflexionar, sacaste algunas conclusiones?

— Un montón, un montón. La distancia te ayuda mucho, muchísimo. Lo primero que entendí es que nosotros pedíamos reglas que nunca habíamos cumplido. Por ejemplo, la regla del Estado de derecho. Cuando nos empezamos a enterar, porque el principio no se sabía qué pasaba. Nosotros habíamos sido muy irrespetuosos de la democracia, no le dábamos valor. No la considerábamos. Pensábamos que era como un instrumento burgués. Y después cuando vos lo necesitas pedís las reglas de la democracia, ¿no?

— Ahora, ¿si la democracia era un instrumento burgués lo que querían era el socialismo en ese momento?

— Nosotros éramos de un socialismo nacional, de los movimientos nacionalistas que en ese momento tenían auge en el mundo. Otros eran más católicos. Venían del nacionalismo católico. Éramos socialistas. Pero así tipo marxistas muy tradicionales, no; era un socialismo...con características peronistas que el peronismo nunca aceptó. Ni yanquis ni marxistas, nos cantaban. Todo el tiempo, ni yanquis ni marxistas. Nosotros éramos como infiltrados. Y la verdad es que éramos como un cuerpo extraño en el peronismo. Éramos un cuerpo extraño, esa es la verdad.

Lamenta que muchos todavía reivindiquen los 70 sin hacer autocrítica, “no se puede cambiar el país de un día para el otro”, dice. Pero en 1989, muchos años después, llevó adelante una acción política que otra vez la describe temeraria. Fue cuando protestó activamente por la presencia de un buque inglés que iba a Malvinas y se detuvo en Montevideo a abastecerse. Literalmente se colgó del barco, para subir la bandera argentina .

— Venía un buque inglés a las Malvinas y cruzamos a Uruguay por el paso terrestre, y llegamos al puerto. Cuando vimos el barco... no sabés lo que era el barco. Nosotros éramos como liliputienses, enanitos. Era enorme. Nos decían había que tener cuidado porque el barco era de un calado muy profundo, venía cruzando todo el Atlántico, e iba a una zona compleja como son las Malvinas, con mucho movimiento de agua. Y vos veías y decías que si te caes ahí... Y eran unas escaleras como de sogas. Nos hacíamos los que estábamos de visita en el puerto, todos así medio como distraídos. Y de golpe, a la voz de aura, tratamos de subir. Salieron los marinos ingleses, no sacaron pero del forro así (Risas). Pero trepamos bastante.

— Treparon por las sogas.

— Llegamos bastante arriba. Llegamos bastante arriba. No pudimos llegar arriba.

— Ahí no tenías 15 o 19...

— Teníamos unas banderas, qué sé yo, unas banderas argentinas y logramos dejar alguna. Cuando llegamos a la Argentina, Menem preguntó quiénes era esa chica, quiénes son esos que subieron al barco en las Malvinas. Y Menem nos recibió y nos felicitó. Nos felicitó por la acción que habíamos hecho.

Patricia pudo haber sido Leona, jugó al hockey toda su vida y era buena, la eligieron para la selección de hockey

— Vos habías jugado al hockey, en ese tiempo era un deporte medio cheto.

— Cuando yo jugaba era re cheto. Yo lo dejé por eso. En el 74 me eligieron para la selección que se iba a Alemania, éramos las primeras Leonas. Todavía no se llamaban Las Leonas pero íbamos al primer Campeonato Mundial que la Argentina jugaba. Y bueno, y yo estaba militando en la JP. Y entonces no fui. No fui. Y ahí me decidí, ahí ya agarré el rumbo y no lo dejé más.

— A la política.

— Sí. Podría haber sido Leona muchos años más. Creo que cortar algo de un día para el otro es medio fuerte porque era como que de golpe dejaba todo. Los palos, los uniformes, iba todos los domingos a las ocho de la mañana, mi viejo me llevaba. Hasta que me eligieron para ir a un mundial. Y de golpe dejarlo de un día para el otro...

— Te pasó muchas veces eso. De golpe dejar todo de un día para el otro. Y cortar así como de cuajo, ¿no?

— Sí. Y bueno, por ahí es la mejor manera de cortar algo ¿no? (Risas)

Imposible no hablar de inseguridad con la Bullrich, tema obligado. Opinión obligada.

—Esta semana en el conurbano bonaerense hubo tres asesinatos tremendos en solo 13 horas. Un chico de 17 años, Lucas, y dos personas jóvenes también. De Lanús, de Tres de Febrero, de Quilmes. ¿Quién tiene la culpa? ¿Quién es responsable ?

— Hubo una gran descoordinación, una política nacional totalmente fuera de foco como la que tuvo primero Frederic. Una política de la provincia de Buenos Aires donde todas las fuerzas federales que nosotros habíamos mandado, las sacaron a todas. Un Aníbal Fernández que asumió el Ministerio de Seguridad con la idea de ser vocero presidencial y no ministro de Seguridad. Entonces de golpe lo que pasa y lo que te dice la gente, y lo que te dicen los policías en todos lados, es que están desamparados. No saben qué hacer, para dónde ir, cómo moverse. Cuando no ven que el poder político está firme apoyándolos se retraen. A mí me lo dicen todos los días, todos los días me lo dicen.

— Hay rumores de descontento entre las fuerzas policiales.

— Si, Eso lo escuché. Nunca es bueno un paro policial. La sociedad necesita protección. Igual también es importante saber que a las fuerzas de seguridad les tenés que dar un bienestar. Se tienen que sentir seguras. Fíjate que frase que te digo. Las fuerzas de seguridad no se sienten seguras. Si la inseguridad, la incertidumbre, entra en un miembro de una fuerza de seguridad y eso se ve en el trabajo que después hacen.

— ¿Y en qué no se sienten seguras?

— Y no se sienten seguros si tienen que actuar o no tienen que actuar.

— ¿Acaso no es el poder político el que tiene que manejar a la policía?

— Sí, pero fíjate, si el poder político cambia totalmente la filosofía, siempre piensa que el primer responsable es el policía, nunca le da la razón sino que siempre lo pone en el lugar del acusado y los jueces, muchos jueces se lavan las manos y los mandan presos cuando accionan, entonces la reacción del policía es ‘la acción me genera a mí una condena’.

— Escuché a Diego Kravetz, el ministro de Seguridad y jefe de gobierno de Lanús, que dijo que le parece que Sergio Berni es un buen ministro.

Es que Berni es un tipo de acción.. Berni es un tipo que tiene conceptos claros. Lo que pasa es que él está en el lugar equivocado, porque nadie de su fuerza política cree en eso. Nadie cree en que tienen que ser imputables los menores de 14 años. Nadie cree que hay que ser más firmes. Nadie cree que a la policía hay que protegerla frente a los delincuentes. Nadie cree que los delincuentes son delincuentes sino que son todas víctimas sociales. Liberaron a los presos. Entonces alguien que tiene una mirada más estricta, más firme de lo que hay que hacer para proteger a la sociedad es como sapo de otro pozo.

—Kicillof dijo que la culpa la tenía la Justicia que soltaba a los delincuentes. Es cierto, algunos de estos tres asesinatos fueron cometidos por gente que cometió otros delitos y salió. ¿No influyen los vientos garantistas en la Justicia?

— Echarles la culpa a los jueces es la fácil. El juez después te va a decir: “Decime qué herramienta legal tengo para dejar presa a una persona que robó una bicicleta”. Nosotros hicimos un cambio del Código Penal que todavía no se votó. Kicillof le puede decir a sus diputados que lo voten, que empieza a cambiar estas cosas.

— Berni viene diciendo que se va.

— Bueno, dicen que renunció al Frente de Todos.

— Que se va después de las elecciones.

— Bueno, pero del Frente de Todos no sé qué queda porque están todos medio peleados. Tenés que ser como te decía antes, si tomás una decisión, la tomaste. No amenaces. Te vas, te vas. No se puede amenazar.

Fotos: Nicolás Stulberg
Fotos: Nicolás Stulberg

— ¿Ni dudar?

— Ni dudar. Si vos realmente te sentís incómodo en un lugar, sentís que no es tu lugar, andate. No digas que te vas a ir, andate, chau.

— O te quedás o te vas.

— O te quedás o te vas. Si.

En la campaña electoral sorprende Javier Milei, entre otras cosas, porque dice que le gustaría trabajar con Patricia Bullrich y estar en el mismo espacio. ¿Son diferentes?

— ¿Cuáles son las diferencias más evidentes?

— Bueno, a ver, en primer lugar en este momento estamos en una competencia electoral. Yo estoy Juntos por el Cambio, soy la presidenta del PRO.

— ¿Lo hace para crecer entonces?

— No, no, no. Defiendo mi lista y él está tratando, y va a llegar seguramente a ser diputado de la Nación. Pero hay líneas de encuentro, la libertad es una línea de encuentro. La representación de los jóvenes, que han hecho un cambio muy importante en la Argentina. Hace veinte años veías que los jóvenes eran muy kirchneristas, hoy ves que los jóvenes son liberales, libertarios, amantes de la libertad, distintas categorías. Él ha logrado una representación ahí y yo creo que nosotros también le hemos dado mucha importancia a la libertad y ahí hay una línea de encuentro con Javier Milei. No es buena la violencia verbal. Me parece que eso es un tema que tiene que trabajar, quizás es su primera vez.

— ¿No es parte del lenguaje que él busca? De mostrarse espontáneo, frontal.

— Sí, hay una parte que sí. Tiene un modo violento, me parece que es algo que la experiencia política en el Congreso se lo va a....

— ¿Se va a sosegar?

— Me parece. La vida te sosiega, ¿no?

— Ahora, también tiene otras cuestiones polémicas. Él es anti derechos, está en contra del aborto, por ejemplo.

— A ver, a mí me parece que ahí hay cosas que cruzan a toda la sociedad y que yo creo que hay que tratar de poder sacarlas de las caracterizaciones que uno hace de las personas. Porque vos encontrás en Argentina gente que se dice de izquierda que es pro aborto, gente que se dice de izquierda que es anti aborto, por ejemplo el que era diputado socialista, Contigiani. El que era anti aborto y que también era socialista era Hermes Binner.

— Yo preguntaba las diferencias con vos. En relación a eso, por ejemplo.

— Yo siento que son temas que... A mí cada vez me gusta menos debatir de esos temas, cada vez los siento... temas que separan a la sociedad, que nos separan. En el PRO fue muy brutal ese debate, que al final no llegó a nada y al final se termina votando un año después.

— Puede haber sido positivo para la sociedad porque estamos hablando de los derechos de las mujeres, de los derechos sobre su propio cuerpo.

— Puede ser que sí. Ese momento fue negativo.

— ¿Cómo hubieras votado?

— Yo hubiera votado a favor, más por tradición que por sentimiento.

Cortar de cuajo. Mandarse. Avanzar. Ir por más.

— ¿Cuál será su próximo paso audaz?

— Falta poco.

— ¿Falta poco?

— Sí, sí, falta poco.

Patricia Bullrich irá por más después del 14 de noviembre, de eso no hay duda. Va por mucho esta vez: quiere ser presidenta.

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