Moria tiene 75 años, pero es una mujer sin edad. Autónoma desde muy chica, visionaria, feminista de la primera hora, defensora de las minorías, adelantada y provocadora siempre. Hoy vive uno de sus mejores momentos, súper enamorada.
Elegí a esta mujer icónica para la primera entrevista de mi ciclo en Infobae, que se verá dos veces por semana en todas las plataformas del medio. No hace falta explicar por qué, ¿verdad?
“Sí, estoy ‘engalmarinada’”, dice haciendo referencia a su noviazgo con el Pato Galmarini. “Yo te diría que lo que me pasa es épico porque no se parece a nada. Si te lo tuviera que explicar sería difícil, porque es algo que siento. Siempre pude explicar cosas, pero me costaba porque estaba muy enamorada de mí misma, entonces había una parte mía que no cedía, pero ahora estoy viviendo un romance... no sé, un crush, un flechazo”.
Y cuenta detalles de los inicios de su relación: “Fue hace siete meses, un poquito antes clandestinamente, dos o tres meses clandestinos”.
Casi conviven: “Me quedo los fines de semana y algunas veces los días de semana, depende. El acceso a él no fue la llave, fue el cepillo de dientes”. Reveló también detalles de la vida en común. “Provoco el caos en la casa de otro, que se acostumbre a mi caos, que es un caos organizado porque yo tengo tanta cosa, un vestidor que no puedo ni entrar... Pero me voy tipo Gran Hermano con una maletita”.
Casi instalada en lo del histórico dirigente peronista en San Isidro, aunque también sigue viviendo en su casa en Parque Leloir, revela una insólita anécdota de cuando se conocieron. “A mí él me cita un día, cuando yo estaba haciendo Incorrectas, y me dice: ‘Moria, para mí sos un personaje increíble y me gustaría que formaras parte de mezclar el deporte y la cultura’. Y me preguntó dónde me podía ver para tomar un café, nos vimos a la vuelta del canal, y él me propone una reunión pero no me sabe explicar muy bien, hace sarasa peronista”, cierra entre risas.
“La cuestión es que yo le prometí que iba a ir a una nueva reunión y no fui porque se me complicó. Entonces me empieza a mandar por Whatsapp cosas todo blanco y negro: Perón, Evita, la marcha... ¡Era el canal Volver! Me daba risa, yo le mandaba emoticones de boquitas, y me empiezo a enganchar. En ese momento conozco a Poidomani (Héctor, artista plástico), se da un enamoramiento, me caso en Florencia, y al día siguiente me separé porque vino la pandemia. Y Galma empieza otra vez a mandar cosas”.
-Ahora sos una mujer enamorada a los 75
-Sí, a los 75 yo y él a los 79. Y lo que ha hecho esta pareja, creo, es que ha revitalizado el concepto de la temporalidad. Es una pareja vigorosa. Ni él parece que tuviera 79 años -que cumple el 20 de diciembre- ni yo que acabo de cumplir 75. Ninguno da la edad... porque tenemos, no sé, tenemos una piel...
La conversación se hace más íntima y cuenta por primera vez un blooper increíble que vivió en la primera cita: “Un día divino me dice: ‘¿Me invitás a ir a tu casa a tomar sol?’, y le digo: ‘Dale, venite’. Tomamos un café abajo del gazebo y yo veía que todo el tiempo había un trapo, una cosa negra tirada en el piso. Y le pregunto: ‘¿Y esto negro qué es?’. ‘Uy, es mi calzoncillo’. ¡¡Se le había caído!! Había estado en la pileta, se puso el pantalón y se ve que le quedó enganchado. Yo dije: ‘filmen esto porque después van a pensar que soy loca o estoy mintiendo’. Que en una primera cita a un tipo se le caiga el calzón es muy loco”.
-Venís a ser la suegrastra de Massa.
-Ah sí, sí, divinos. Son una familia encantadora. La verdad que he sido recibida con un amor, una incondicionalidad maravillosa. Nos vemos seguido, ayer estuve cenando con Sergio y con Malena.
-¿Se ríe Massa, se divierte con esto que pasa entre ustedes?
-Sí, nos divertimos con las cosas cotidianas, Sergio tiene mucho humor, Malena también. Es una familia poderosamente ensamblada, cómo se ayudan y sostienen, porque están todos en el poder, están en la política y en el deporte, y siempre son muy, muy unidos. No pensé que eran tan unidos, tan familia.
Moria dice que la pareja cayó muy bien en la gente. “Somos muy carismáticos y tiene que ver con tener un contemporáneo al lado mío”, reflexiona. Asegura que este es un amor “que no se parece a nada, es mucho más apasionado que todo, es mucho más vigoroso que todo, y muy diferente a todo. Podés estar, no sé, por reloj, tres horas mirándote”.
Sorprende cuando cuenta cómo son esos momentos en los que solo se miran: “Es rarísimo. Nos quedamos como descubriéndonos. Claro, tanta vida... Y a medida que vamos hablando yo voy descubriendo vida de él, y él la mía. Ya conozco a toda su familia, y a todos sus yernos, y a todos sus nietos, que tiene dos administraciones, tiene cinco hijos, once nietos”.
Muy relajada, también confiesa cómo fue el primer beso. “Se lo di yo, un día que estaba en casa, él me agarró de la mano y yo ahí le di el beso. Él siempre muy respetuoso, ya demasiado. En un momento le dije ‘faltame el respeto porque ya es too much’”.
Sofía Gala dijo ‘se aman’, ¿se aman?, le pregunté. “Es una nueva forma para mí de sentimientos, no estaba acostumbrada a mirarme con un tipo tres horas”, dice, como una adolescente.
Ante el nombre de Mario Castiglione, alfonsinista en contraposición a Galmarini que es peronista, y la posibilidad de un punto en común, responde: “A mí me gustan los hombres que leen. Me gusta la persona informada, la persona leída, la que lea de economía, política, filosofía. Me gusta la gente que tiene humor. Y me gusta la gente que tiene cabeza, me gusta la gente inteligente. Mario Castiglione me conquistó por su inteligencia y después me combatió por mi inteligencia (risas). O sea, era una competencia”.
Moria define lo que la apasiona: “Muero por la filosofía”. Y cuenta que está leyendo “libros feministas” como La promesa de la felicidad de Sara Ahmed, junto a otro libro de Nadya Tolokonnikova, Pussy Riot: De la alegría subversiva a la acción directa.
-Hablando de tu feminismo, ¿qué sentiste cuando el presidente le echó la culpa a su mujer, Fabiola por al famosa reunión en Olivos?
-No sentí nada, yo me despego totalmente de lo que dice el Presidente, la Vicepresidenta, de Macri... Porque este es un país en el que todo el tiempo se pelean. El Martin Fierro decía ‘si se pelean los de adentro, los devoran los de afuera’. Acá se pelean los de adentro y los devoran los de adentro, y la verdad que no sentí nada. No me interesa nada.
Y dice más: “Esta es una nueva era para proyectarse y seguir cada vez más adelante en nuestras cabezas, no elegir que un Estado que gobierne o piense en manipularte o depender de un Estado. Yo siempre dependí de mí, entonces lo que diga el presidente, quien sea, De la Rúa, Menem, todos los que tuvimos, no forma parte de lo mío. A mí no me da nada el Estado. Yo nunca recibí un peso del Estado. Yo tendría que tener una jubilación de la punta madre que lo parió, tengo una jubilación de mierda. Entonces, yo me auto gestiono. A mí no me interesa lo que diga ningún presidente de ninguna cosa, yo sigo firme como un caballo para adelante sea quien esté, estén los milicos, esté Menem, esté el presidente que sea yo siempre trabajo, me hago lo mío, nunca nadie me dio ningún sobre, no depende de nadie, depende de mí”.
Habla además sobre la cuarentena estricta que se vivió el año pasado. “Fue la mejor época de mi vida, porque no tuve responsabilidades ni tuve que trabajar ni hacer nada. Por primera vez en mi vida, desde los 12 años”. Sobre el aumento de la pobreza a raíz de la pandemia dice: “Yo pago todos mis impuestos, no me siento culpable de la pobreza de nadie. De acuerdo a lo que pago, no tendría que haber ni un chico en la calle”.
Por último, se anima a meterse con la actualidad de la televisión. “Siento que la tele te devalúa, no me dan ganas de hacer. Estoy harta de ver comida, de gente que cocina y harta de ver nutricionistas que te dicen cómo tenés que adelgazar. Ves cuántos muertos hay de covid, después pasa a un programa de entretenimientos, es una coctelera. No me resulta entretenida. Amo la tele, pero en este momento estoy en otra”.
Afirma que no tuvo ganas de votar en 2019, pero que ahora sí. Que a los argentinos nos va mal porque somos jodidos, que estigmatizamos, que no nos gusta que al otro le vaya bien. Nunca tuvo ganas de irse a vivir afuera “Este país es maravilloso, hay que disfrutarlo”.
”Flexibilización y adaptación siempre, porque sino vas a vivir amargada”, ese es su lema. “Ser camaleónica es mi personalidad”. Y es así tal cual ella lo dice: Esta mujer que trabajó y trabaja siempre, que vive un amor apasionado, que lee y que se piensa, seguirá sorprendiéndonos con su desfachatez hasta, por lo menos, cuando cumpla 100 años.
SEGUIR LEYENDO: