Tan solo una de cada diez mil personas en el mundo tiene el don del oído absoluto. El talento es más frecuente en quienes dedican su vida a la música. Mozart fue el gran exponente de la música clásica que se diferenció por gozar de una audición superior. Más cerca en el tiempo, Freddie Mercury también era capaz de identificar cada nota musical. En la Argentina, el caso más resonante es el de Charly García.
“El oído absoluto es la habilidad de poder nombrar una nota musical cuando la escuchás, independientemente de cualquier tono de referencia. Entonces es como si vieras un color y pudieras nombrarlo. Pero primero hay que aprender cuáles son los nombres de las notas que corresponden a la frecuencia auditiva. Para ello se requiere formación musical”, explicó Keith Schneider, científico de la Universidad de Delaware, en diálogo con Infobae.
Schneider se abocó, en un momento de su carrera, al estudio del oído absoluto, aunque su especialidad se centra en la visión. Hizo un estudio que echó luz sobre por qué alguien logra desarrollar un talento tan selecto, identificó cuáles son las áreas del cerebro que se activan para comprender qué nota musical representa cada sonido.
“Nuestro estudio examinó solo la corteza auditiva, que encontramos que es más grande en personas con oído absoluto y que también tiene una sintonización de frecuencia más amplia. Cada parte de la corteza auditiva respondió a una gama más amplia de frecuencias. Especulamos que esto permite que una mayor parte de la corteza participe en la ‘codificación de conjunto’. Es decir, una mayor parte de la corteza trabaja en conjunto como una red para codificar los sonidos, en lugar de que partes individuales lo hagan de forma independiente”.
-¿Entonces se puede decir que es una condición más genética que de aprendizaje?
-Es difícil responder esa pregunta porque es un área de investigación aún activa, pero es probable que algunas personas tengan una disposición genética para poder incorporar el oído absoluto. No está claro hasta qué punto todos podrían aprender la habilidad. Hay algunas investigaciones recientes que sugieren que los adultos pueden aprender el oído absoluto con el entrenamiento adecuado, mientras que anteriormente se creía que era un talento desarrollado en la juventud, antes de un período crítico.
Schneider ya había desarrollado un modelo en su laboratorio para medir distintos parámetros en vóxeles individuales, que serían píxeles de volumen, en el sistema visual del cerebro. Entonces, pensó en trasladarlo al sistema auditivo, con la idea de estimar la frecuencia de sintonización y el ancho de banda (rango de frecuencias) para cada vóxel.
El científico trabajó a la par con Larissa McKetton, que también es cantante y música de jazz semiprofesional. Llevaron adelante el estudio en Toronto, cuya comunidad musical Larissa conocía a la perfección. Ella logró reclutar a 20 participantes con oído absoluto para compararlos con otros 20 músicos sin ese talento, y le agregaron otro grupo de control con otras 20 personas que no tenían vínculo con la música.
En esa investigación determinaron no solo las obvias diferencias entre los tres grupos, sino que vieron que incluso entre las personas con oído absoluto la precisión del talento varía. Algunos músicos pueden definir con mayor precisión la frecuencia exacta de una nota. Por ejemplo, a algunos les molestan las ligeras diferencias en la afinación de las notas, porque están acostumbrados a un sonido específico. “A otras personas con oído absoluto esto no les afecta. No está claro si pueden notar la diferencia y simplemente no les importa, o si son capaces de adaptarse a la diferencia, o si no pueden detectarla. Pero parece haber una variedad de maneras en que se manifiesta el oído absoluto, o tal vez cómo las personas con el don lo afrontan”, explicó Schneider.
-¿Es posible que haya gente que viva con oído absoluto sin saberlo?
-Sí y no. Una persona necesitaría aprender los nombres de las notas musicales para ser clasificado como de oído absoluto. Es posible, por ejemplo, que alguien pueda identificar notas individuales, pero no sepa sus nombres. Si alguien pudiera identificar consistentemente una nota única entre otras notas, entonces podría tener la capacidad de tener oído absoluto, si tan solo aprendiera el nombre de esa nota.
Unos ocho años atrás, poco después de realizar el estudio, Schneider le comentó a su hijo Felix -por entonces de 11 años- las implicancias del oído absoluto, sus ventajas a la hora de interpretar música. Félix ya tocaba la trompeta y le dijo que creía que podía llegar a tener ese don, le dijo que le resultaba sencillo identificar cada nota. Su padre lo testeó y descubrió que su hijo, por casualidad, gozaba del talento tan selecto -que apenas tiene el 0,01% de la población mundial- que él había estado estudiando.
Vivir con oído absoluto
-Felix no sabía que existía tal cosa (o que era inusual) y dijo que pensaba que la tenía -recuerda Keith, su padre-. Entonces lo probé, pero se equivocó en todas las notas. Luego se dio cuenta de que lo estaba testeando con notas de piano, pero él tocaba la trompeta, que está afinada un paso más bajo (”si bemol” versus “do”). Una vez que hice esa corrección, acertó todas las respuestas. Así supimos que tenía oído absoluto.
Hoy Felix tiene 19 años. Asiste a la Escuela de Música Eastman en Rochester, Nueva York, una de las mejores del mundo, donde se forma como trompetista de jazz. Si bien entre la población general el oído absoluto es ínfimo, del 0,01%, en el conservatorio neoyorquino la incidencia es muy superior: alrededor del 25% de sus compañeros gozan del don.
“Mi papá me testeó informalmente después de que yo le dijera que quizás tenía ese talento. Tocó varias notas diferentes en la computadora y yo logré nombrarlas”, dijo Felix en diálogo con Infobae. “El oído absoluto no afectó mi elección posterior. Yo ya sabía que quería dedicarme a la música sin saber que existía ese don”.
-¿Qué ventajas encontrás a la hora de interpretar música?
-La ventaja principal es que puedo identificar y reflejar notas más fácilmente, nombrarlas en un acorde. Aunque mi oído absoluto no es lo suficientemente preciso como para poder girar perfectamente a una determinada frecuencia. lo más importante es estar en sintonía con el líder de la sección. También puedo decir en qué octava está la nota y qué armónicos tiene.
-Hablando musicalmente, ¿hay algo en lo que el oído absoluto te perjudique?
-Sí, hay algunas desventajas. Me es más difícil transponer una melodía a otra tonalidad. Si tocara una trompeta en “do” en lugar de la “si bemol” normal, me sería más difícil transponer que a las personas que tienen un oído promedio. Lo mismo para cantar también. Cualquier cosa que implique transposición, es más difícil.
-¿En tu vida diaria también puede ser una molestia? ¿Estás todo el tiempo vinculando sonidos a con notas musicales o lográs “desconectarte”?
-No, en mi vida diaria no representa un problema en absoluto. Los errores de sintonía que escucho no me molestan. Simplemente me adapto a ellos.
-¿Cuáles son tus sueños en la música?
-En este momento soy un trompetista de jazz de segundo año en la Escuela de Música Eastman. Me imagino una carrera como músico profesional, como músico de sesión, miembro de una banda y luego líder de una banda.
-¿El oído absoluto creés que te allana ese camino?
-Puede ser una ventaja, pero es importante remarcar que podés ser un buen músico tengas o no oído absoluto. Hay muchas otras habilidades musicales que son mucho, muchísimo más importantes.