“Despierto y vivo”. Así es como Paco Ignacio Taibo II recibió a Infobae en el Fondo de Cultura Económica (FCE) Rosario Castellanos, una de las múltiples librerías en México y Latinoamérica que están a su cargo como director del fondo editorial público más importante de su país.
Aunque se queja de haberse desvelado, un cigarro y un refresco le ayudan a mantenerse despierto para contarnos, en principio, sobre la participación del fondo mexicano en la Feria Internacional del Libro (FIL) de La Habana y los nuevos proyectos que tiene con las librerías del FCE en Latinoamérica.
Paco Ignacio Taibo II en La Feria Internacional del Libro de la Habana
¿Cómo se siente con esta invitación?
Ojalá fuera solo yo, porque iría de nuevo. He ido a la feria de La Habana 15 veces a lo largo de mi vida: porque se publicaban libros míos, hubo presentaciones, pero las suspensiones por covid en los últimos años y la crisis cubana afectó gravemente al libro. La intervención del Fondo era muy importante y nosotros les dijimos: oigan, le echamos una mano, pero ¿quién lleva 20 mil libros entre los que vamos a llevar de regalo a universidades, escuelas de enseñanza superior, bibliotecas?, entre los que llevamos de regalo y los que llevamos a la venta. ¿Quién los lleva?, porque si metemos costo de transporte es inviable.
Nosotros estamos bien castigados, nuestros márgenes de ganancia son muy chiquitos, estamos de acuerdo. Vamos solidariamente con márgenes de ganancia y nos va a ir bien. Hay libros en México que no salían a la venta y que podemos enviar a La Habana, donde hay necesidad de esos mismos libros.
Ahí la Secretaría de Cultura se ha visto bien, la Secretaría del Gobierno mexicano negoció el conjunto del paquete de transporte, gracias al apoyo de la Marina y los libros llegaron masivamente. Llevan mes y medio en La Habana, en las instalaciones de la feria, la Secretaría de Cultura aportó también una lista grande de actividades musicales, teatrales para darle presencia a México, no al Fondo de Cultura.
México es el país invitado, cumplimos nuestra parte y nuestra parte es tener tres stands grandes y el problema de llevar ofertas muy fuertes, de tal manera que un público cubano que fue castigado económicamente no quedará derrotado por los precios. Decidimos cosas como “Los vientos del pueblo” se van a vender al mismo precios en pesos mexicanos y pesos cubanos, entonces, el precio que tiene de portada va a ser el mismo, pero en pesos cubanos.
La colección popular la llevamos con 30% de descuento, sacamos de bodegas materiales de economía, historia y filosofía con el 50% y 60% de descuento. Te diré en un mes si funcionó o no funcionó, si los precios que bajamos brutalmente en nuestra oferta eran accesibles para un gran público cubano habido de la lectura.
¿Cuál sería el objetivo de esta librería en Cuba?
Se va a inaugurar (una sede) luego luego, y con lo que nos sobre de la feria creamos esta nueva librería Tuxpan. Ya está el lugar, bien bonito, y vamos a vender al precio que lo llevamos a ver cuánto dura o cuándo hay que empezar a ver qué libros funcionan, a qué precio, habiendo un apoyo notable; de veras, tengo que levantarme el sombrero ante la Secretaría de Relaciones Exteriores, el embajador en Cuba, el agregado cultural, todos los lados que se han tomado el Fondo como una tarea.
En una librería nueva tengo que meter el gasto de libreros y decoración, hay que meterle algo, pero si el gobierno local no hecha una mano es muy difícil tratar una subsidiaria, una librería nueva.
¿Cómo podría saber si el gobierno cubano no accede o no quiere por los problemas que ha tenido, como la marcha del año pasado que encerraron a bastantes personas, precisamente por este decreto 349 en la que no hay una libertad de expresión? ¿Cómo ayudaría el FCE para defender esa libertad si apoyan una feria del gobierno cubano represor?
Nosotros y nuestra participación en la feria de La Habana está dirigida, absolutamente, a los lectores. No hay censura en los libros que tenemos en nuestro catálogo. La única censura que hay es la inexistencia, de algún libro que no haya ejemplares y, si alguna otra editorial está interesada nosotros les transportamos los libros. Le dijimos al gobierno cubano: tiene que resolver el problema de poderles pagar en divisas, porque van a vender en pesos cubanos o se lo resolvemos, entonces vamos a ver qué pasa.
Nos encontramos con problemas serios. No había pintura en La Habana, tuvimos que mandarla en el barco con los libros, pintura blanca. Las carencias de la crisis cubana vuelven para los cubanos. Muy difícil, nada fácil, pero tampoco podemos meter al Fondo de Cultura Económica para que represente una pérdida fuerte, entonces hay que estar jugando a estas alturas.
Va a ser completo
Yo diría que sí. Hasta lo que van llegando los reportes de prensa, en redes, de la red de nuestro programa de televisión “Desde el Fondo” o artículos de prensa como “La Jiribilla”, que es el gran órgano de discusión de los jóvenes intelectuales cubanos, hay mucho interés por ver qué pasa.
Espero que cubramos ese interés, porque de repente llevo 40 libros de novelistas mexicanos que hacen ciencia ficción, de cada uno. ¿Va a ser eso de sobra? Si el primer día se acabaron me voy a tener que tirar por la ventana, porque los novelistas están ahí y son parte de la delegación, y vamos a llevar autores de lo que el público cubano nos insinúa: de novela histórica, ciencia ficción, policiaco, historia y sociología, infantil, etc.
¿Sabes qué? Cuando te pones a especular pierdes siempre, a veces pierdes bien porque a veces sale mucho mejor de lo que pensaste. Hablamos dentro de un mes y honestamente les cuento que pasó.
En América Latina hay unos grandes negocios para el Fondo, pero grandes victorias en lo cultural y en lo social. En Chile estamos a punto de lanzar “Vientos del pueblo” en la edición chilena, junto con el gobierno chileno, cosas como esa a mí me ponen de muy buen humor.
La transición del FCE en Latinoamérica
¿Cómo ha sido el trabajo del FCE en Latinoamérica?
Encontramos el FCE, desde el 2019, con una red latinoamericana que estaba en el papel, pero era un desastre. Estaban todas las filiales quebradas, perdían dinero. En algunas había situaciones extrañas: fraudes, situaciones raras. La directora de la filial le vendía a su marido, pero no le cobraba, a una distribuidora.
Teníamos unas oficinas en San Diego que le rentaban, a una iglesia presbiteriana, una parte del espacio. Igual, una filial en Brasil que, esa era divina, estaba cerrada, no vendía libros.
Había fracasado el proyecto de vender libros allá, pero nos costaba todos los meses mil, tres mil dólares para pagarle a una que la cuidaba y a un abogado que veía nuestros intereses, pero quién sabe para qué.
En Venezuela teníamos una filial, pero cuando fui había huellas de vampiro en el techo y mierda de vampiro, cerrada y vandalizada.
Argentina había un Fondo de Cultura padrísima, pero tenía otras oficinas fuera, quién sabe para qué, y tenía un almacén fuera, quién sabe para qué.
El centro cultural padrísimo, pero no funcionaba porque los permisos al Gobierno de Buenos Aires no los habían obtenido.
El Fondo era el producto de una serie de acciones en gobiernos anteriores muy centradas en Relaciones Públicas: y ahora inauguramos, y ahora la Embajada tiene espacio para hacer actos protocolarios, y tenía un desastre.
Entonces empezamos a recuperar una a una de las maneras más extrañas porque había situaciones de cambio de directos, cambiamos todos los directores de todas las filiales y todo. Desde luego cambiamos a la jefa internacionales y empezamos a racionar las áreas: esa bodega ¿qué está haciendo aquí?, ¿por qué tenemos miles de libros estancados?, ¿Por qué se mandaron historias mínimas de Guanajuato a la sucursal chilena? Porque se hacían muchas cosas para cubrir cuota de apariencia. La sucursal chilena los tenía tirados, embodegados.
Racionalizar, conforme íbamos produciendo editorial diferente, más popular, íbamos limpiando el Fondo. El resultado: tres años no es malo. Todas las filiales, menos una, están en tránsito de ser rentables. Se cerró la de Brasil, la iglesia que estaba en Estados Unidos se fue. Perdón, pero no es el lugar.
La de Venezuela no podíamos sacar el dinero de los libros que vendíamos, entonces se la cedimos a librerías del Sur, del gobierno venezolano e hicimos una política de intercambio, de tal manera que ellos vendan nuestros libros que teníamos ahí, se limpió y se adecuó. Quedó bien bonita esa librería en Caracas.
Se las prestamos, ellos venden nuestros libros y con nuestro dinero creamos una cuenta de compensación. O sea que recibimos libros venezolanos y derechos de autor, traducción, como un esquema que vamos a operar en algunos lugares donde hay dificultades financieras para traspasar dinero.
Entonces va bien la recuperación. Vuelven los números negro, estan produciendo cosas interesantes, se ha reactivado notablemente y ya pasó la etapa de crecimiento.
En Colombia pasamos a tener de una librería a cinco este mes. En Cali y tres en Bogotá, en barrios diferentes. En Argentina recuperamos el Fondo Cultural completo, ya hay actividades regulares, ya hay presentaciones de libros, etc.
En Chile nació la librería de Valparaíso apoyada, estimulada por el nuevo gobierno y nuestra intervención. Viene ahora, de rápida sucesión, la librería nueva que vamos a tener en la Habana. Muy posiblemente, en muy poco tiempo, una pequeña librería en Paraguay, aunque nos estamos decidiendo de un lugar maravilloso, pero creo que es insostenible, en Tegucigalpa y una pequeña librería nuestra en Montevideo.
A fin de año tendremos consolidada la red internacional, lo cual nos permite mejorar la calidad de nuestra distribución.
Estamos tropezando con los problemas y hay que llamar la atención a quien haya que llamárselo sobre los costos aduaneros entre el libro de América Latina, a los ivas (impuestos) que de repente aparece, el ejemplo en el caso chileno. Entonces queremos una reunión del problema de la Huaca del pacífico para que retiren los costos aduaneros internos, que el libro no sea castigado.
Si se produce en Ecuador y se distribuye en México, si se produce en México y se distribuye en Chile que no sea castigado por el exceso de impuestos. Yo sé que van a decir que no es exceso, yo sé que van a decir los neoliberales que por qué si a los zapatos les ponen impuesto ¿por qué los libros no? Pues les vamos a contestar lo que hemos contestado a todo el mundo ¿Cuántos zapatos has leído últimamente? Pedimos una situación de privilegio que en nuestra sociedad el libro construye esa civilización.
Yo calculo que a fin de año tendremos una estabilidad grande de la estructura latinoamericana y el enorme crecimiento que habíamos visto.
En estos tres años ¿Cuál es el proceso más difícil que ha enfrentado el FCE?
Las paredes con las que tropezamos tenía una estructura que no cumplía el funcionamiento, afortunadamente el gobierno mexicano, la Secretaría de Relaciones Exteriores (SER) de México y sobre todo la de América Latina entraron en etapa de colaboración previa: les echábamos la mano, prestábamos autores y en algunos casos tenemos que sacar a un autor de su país porque va a ser detenido de un momento a otro y afortunadamente lo sacamos a tiempo y hoy goza de exilio político en México.
Pasó lo mismo con César Montes que fue secuestrado en México semi - ilegalmente y que ha sido juzgado en Guatemala, otro de nuestros autores. Ha habido de todo tipo de conflictos y trabas, pero el libro camina y bien.
El haberle bajado radicalmente los precios empiezan a sentirse, no solo aquí en México, en toda América Latina.
Además de brindar nuevas colecciones
Va bien. Tierra Adentro va bien; la colección popular, va bien; y sostenemos las viejas colecciones del Fondo que nutren a la academia y a la enseñanza de media y superior, que de alguna manera es un poco de llevar un proyecto cultural en la lectura.
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